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Colombia cuenta con una política de desarrollo para biocombustibles que incluye
criterios sostenibles, desarrollo agroindustrial e independencia energética.
Recientemente, comenzó la producción de biodiesel a base de palma y bioetanol de
caña de azúcar. El año 2001 incluyó una Ley que norma el uso del bioetanol y los
incentivos económicos para su producción, comercialización y consumo. El 2003,
la resolución 180687 incluyó una mezcla de etanol (10%) y gasolina para el uso en
automóviles. En 2004, se desarrollo una nueva ley sobre el uso de biocombustibles
y cuatro años más tarde el gobierno creó una Comisión Intersectorial para la gestión
de biocombustibles, la cual aprobó los “Lineamientos de Política para Promover la
Producción Sostenible de Biocombustibles en Colombia”. Un año mas tarde, 2009,
el gobierno estableció que desde el 2012, vehículos con motores de 2000 cm3
fabricados, ensamblados, importados, distribuidos y comercializados en Colombia,
deben estar dispuestos para que sus motores puedan funcionar con combustible
flexible (FFVs). Desde 2010, la mezcla con bioetanol fue 8% y 7% de biodiésel. Sin
embargo, a fines del 2010, las fuertes lluvias en Colombia por fenómeno «La Niña»
y la disminución de la producción de caña de azúcar, obligó al gobierno a reducir la
mezcla a 0% en biocombustibles.
Debido a los estudios de ACV que han sido desarrollado en los últimos años,
mostrando diferentes resultados, es necesario evaluar los impactos ambientales en la
evaluación general de ciclo de vida de este producto, y determinar la intensidad de
los combustibles fósiles para la producción de etanol, la huella de carbono del
bioetanol de yuca y otros impactos de acuerdo a las condiciones colombianas.
Con respecto a la evaluación del impacto del ciclo de vida, los datos primarios y
secundarios se introdujeron en el software Simapro v7.22 para evaluar los impactos
ambientales utilizando un método CML 2000 para eutrofización, acidificación,
oxidación fotoquímica, toxicidad humana, agotamiento de la capa de ozono y
agotamiento abiótico. En cambio, el método IPCC2007 GWP100a se utilizó para el
calentamiento global. Dentro de ello, se tuvieron en cuenta las siguientes
consideraciones:
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Los resultados obtenidos del análisis de energía muestran que la eficiencia de
conversión de energía del combustible de etanol fue de 1,34, esto significa que es
posible obtener 1,34 unidades de energía por cada unidad de energía necesaria para
obtener bioetanol de yuca en las condiciones de Colombia. Estos resultados están de
acuerdo con otros autores, ya que, en un estudio realizado sobre el balance energético
neto del etanol a partir de yuca basado en los datos de una planta piloto, concluyeron
que el balance energético es positivo.
Finalmente, se concluye en este trabajo que el etanol proveniente de yuca será una
alternativa para la producción de biocombustibles en Colombia. Los cultivos de yuca
para este fin no compiten con la seguridad alimentaria y crean empleos para la mano
de obra no calificada. La huella de carbono del etanol de yuca es menor que la de
los combustibles fósiles, siendo un 20% menor y la eficiencia de conversión de
energía obtenida significa que es posible obtener 1,34 unidades de energía por cada
unidad de energía necesaria para obtener el bioetanol de yuca.
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investigaciones realizadas en universidades y centros de investigación. A su vez, una
de las limitaciones presentadas puede ser el cambio climático presentado en
Colombia, es decir, las fuertes lluvias mencionadas anteriormente, dado que el
gobierno debió reducir el porcentaje de mezcla de biocombustibles al 0%, lo cual no
favorecería la producción de este biocombustible si no se permite su uso constante.
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Dado lo anterior, surge otra alternativa de proceso que podría ser estudiada para la
producción de biocombustible a partir de yuca.
Si bien Colombia presenta una Ley que norma el uso del bioetanol y los incentivos
económicos para su producción, comercialización y consumo, además de una
Comisión Intersectorial para la gestión de biocombustibles, en Chile existe un marco
regulatorio acerca de los biocombustibles, a saber:
Decreto N°11/2008 por el Ministerio de Economía, el cual define las
especificaciones de calidad para biodiesel y bioetanol, autoriza las mezclas de
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2% y 5% con petróleo diesel y gasolina, y anuncia el registro de personas e
instituciones en la SEC.
Circular N°30/2007, SII. Indica que los biocombustibles no son afectos al
impuesto específico según Ley 18.502/1986.
Ley Nº 20.339/2009 modifica el DFL Nº1/1979 del Ministerio de Minería,
incorpora los biocombustibles como combustibles líquidos y otorga facultades a
la SEC para su fiscalización.
Resolución Exenta Nº 746, SEC. Norma técnica para análisis y/o ensayos para
bioetanol y biodiesel.
La tendencia mundial en el manejo de los combustibles, en especial los
biocombustibles como el etanol ha llevado a explorar nuevas metodologías de
proceso para optimizar su producción; por ejemplo, el proceso para producir etanol
a partir de material lignocelulósico esta mejorando, con lo que se aumentaría la
eficiencia y disminuirían los costos. Estas mejoras se podrían lograr principalmente
a los avances desarrollados tras años de estudio de las enzimas que participan en el
proceso, las que además de tener un menor precio, lograrían una conversión más
eficiente de la materia prima lignocelulósica a bioetanol.
Para finalizar, es importante mencionar que uno de los desafíos para Chile es lograr
la producción de biocombustibles que sean amigables con el medio ambiente, a
precios competitivos y que permitan diversificar la matriz energética incorporando
energías renovables.