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E L M O M E N T O C RÍ T I C O Q U E E S T Á E N EL F O N D O D E T O D A L E CT UR A . DI S C U SI ÓN
E N T O RN O DE A L G UN O S L I B R O S R EC I E N T E S D E C R Í T I CA LI T E R AR I A AR G EN T I N A
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1. FUNDAMENTACIÓN Y OBJETIVOS
1.1 FUNDAMENTACIÓN
En el capítulo titulado “La imagen crítica” de Lo que vemos, lo que nos mira,
respecto del concepto de imagen dialéctica de Benjamin, Didi- Huberman escribe que con
esa figura Benjamin plantea el entrelazamiento de la forma producida y la forma
comprendida, es decir, aclara, “’leída´ (no descifrada como tal sino retrabajada en la
escritura, una forma comprendida en una escritura en sí misma “’figurativa´” […]:
La marca histórica de las imágenes no indica solamente que pertenecen a una época
determinada, indica sobre todo que solo llegan a la legibilidad (Lesbarkeit) en una época
determinada. Y el hecho de llegar “a la legibilidad" representa ciertamente un punto
crítico determinado […] en el movimiento que las anima. Cada presente es determinado
por las imágenes que son sincrónicas con él; cada Ahora es el Ahora de una
cognoscibilidad determinada […] No hay que decir que el pasado aclara el presente o el
presente aclara el pasado. Una imagen, al contrario, es aquello en que el Antaño se
encuentra con el Ahora en un relámpago para una constelación. [...] La imagen que se lee
—me refiero a la imagen en el Ahora de Ia cognoscibilidad— lleva en el más alto grado la
marca del momento crítico, peligroso […] que está en el fondo de toda lectura (122).
El curso que proponemos parte de pensar en la línea que Didi- Huberman sugiere
en el párrafo citado, una serie de libros de crítica literaria argentina publicados
recientemente. El objetivo principal es el de poner en discusión esa tensión que Didi-
Huberman plantea entre la forma producida y la forma comprendida para abordar el
trabajo de escritura de la tesis doctoral como espacio en el que retrabajar las formas
“leídas” en las lecturas criticas y en los corpus de cada tesista como escrituras figurativas.
Se partirá para ello de dos dimensiones particulares que observamos como marca del
Ahora en las escrituras críticas seleccionadas. Una dimensión que llamaremos lógica
figural y otra que llamaremos lógica sensible.
Lo que vemos, lo que nos mira comienza presentando las particularidades de la
radicalidad con la que los artistas del minimalismo norteamericano de los años sesenta
pretendieron fabricar objetos sin contenido, “puros y simples volúmenes”, paralepípedos
“privados de toda imaginería, voluntariamente reducidos a una especie de aridez
geométrica. Volúmenes que dedicidamente no indicaban más que a sí mismos” (28). Pero
cuando el autor indaga en esos volúmenes dice: “Un cubo es un objeto que libera
imágenes por la razón misma de que en el inicio no imita nada, es en sí mismo su propia
razón figural”. Su extrema manejabilidad, su extrema forma pura, digamos, lo condena —
escribe Didi-Huberman— “a todos los juegos y por lo tanto a todas las paradojas” (56). Si
la crítica de formas puras, la que parece cerrada al yo del crítico, a su subjetividad, para
decir únicamente la verdad formal del texto que lee, es vista como la posibilidad infinita
de seguir diciendo; si toda forma cerrada invita finalmente a la exégesis infinita, eso que
llamamos la lógica de la sensibilidad parece, al revés, buscar una verdad de la lectura, de
la experiencia de la lectura, más que una verdad propia del texto escrito y del gesto
hermenéutico como posibilidad de verdad. “Una lógica sensible”es el título del prólogo de
La edad de la lectura de Juan Ritvo, escrito por Alberto Giordano para su edición de 1992
en Beatriz Viterbo. Lo que Giordano señala allí es que en la lectura de Ritvo, la reflexión
no es ni exégesis, ni práctica, ni expresión del sentido ni su producción. “La imagen que
estos ensayos proponen de la lectura es la de un encuentro, discreto pero vertiginoso […],
un encuentro en el que la subjetividad del lector naufraga cuando se enrarece la identidad
de lo escrito por la aparición inquietante, rigurosamente incierta, de un nuevo sentido”. La
lógica según la cual las paradojas se producen en la escritura de Ritvo, es la que Giordano
dice que Ritvo, a propósito del pensamiento de los románticos alemanes, llama “una
lógica de la sensibilidad”, “lógica que corresponde a un saber, no de los fundamentos, sino
de los hallazgos, de los intervalos, no de lo continuo, de los confines, no del justo medio”.
Un ejercicio de las interferencias, de “conexiones múltiples” (8).
Lo figural, entonces, vinculado con el concepto de forma geométrica y ligado a la
producción de regularidades e irregularidades, líneas, simetrías y asimetrías. Lo figural,
pensado también como producción y huella de figuras imaginarias o constituidas como
mitos: el fantasma, las sirenas pero también el yo, el autor, la voz, la poesía. Así,
pensamos, lo figural se encuentra y se distancia de la lógica de la sensibilidad y permite
leer dimensiones diferentes, intensidades diferentes de la escritura y del ensayo.
El concepto de lógica en el que pensamos para estudiar las escrituras críticas, más
allá del que le atribuye Giordano al modo de leer de Ritvo y éste a los románticos
alemanes, proviene de la distinción propuesta por Alain Badiou entre la lógica y la
ontología, que para Badiou es la matemática. Según Badiou, lo que puede decirse del ser
en tanto que ser, del ser desprovisto de cualquier otra cualidad o predicado que no sea el
único hecho de hallarse expuesto al pensamiento como ente, se dice, “o más bien se
escribe, como matemática pura” (Breve tratado 160). La matemática se diferencia de la
lógica porque, con ella, el ser se piensa de manera puramente genérica, el ser se halla
sustraído de todo vínculo (163). La lógica, en cambio, es una teoría formal de las
relaciones. Cuando algo aparece: un cuerpo singular, entra en relación diferenciante con
una infinidad de otros cuerpos y ese ponerse en relación, sucede según las reglas de la
lógica (Segundo manifiesto: 39). “Debido al hecho de que el aparecer es una
constricción que afecta al ser, es preciso que la ciencia del aparecer sea a su vez una
componente de la ciencia del ser” (Breve tratado 165). La lógica, es para Badiou, la
ciencia del aparecer como dimensión intrínseca del ser. De tal modo que habría un
reclamo del ser al aparecer, de la matemática (o de la ontología, de la abstracción pura del
ser y de la verdad) a la lógica en la que se
dan las relaciones y con la que el ser entraría en una situación, en un mundo. De modo
que aun la lógica más formal, cerrada sobre sí misma; la lógica figural,
tendría por objeto exponer el ser ahí de las cosas y de lo verdadero. Si un paso todavía
más allá puede darse y los objetos singulares se piensan en su
aparecer, pero además, se sostiene que a la aparición no la preexiste el ser porque las
verdades no preexisten a su devenir mundano (Badiou, Segundo manifiesto 33), lo que
aparece es para Badiou lo verdaderamente consistente (lo que da lugar a que se
enumeren las cualidades de algo, y lo que hace posible su contraste con otra cosa). Hay
un pasaje del Breve tratado de ontología transitoria, en el que una torsión sobre el
estatuto del ser y el aparecer se vuelve central para terminar de dirimir la cuestión:
Badiou escribe que para Platón (y esto viene de un filósofo que se quiere platónico pero
también materialista) la apariencia parece ser equívoca, móvil, huidiza, impensable y
que es la idealidad, incluida la matemática, la que es estable, unívoca, expuesta al
pensamiento. Pero enseguida toma posición y explica: nosotros, los modernos
“podemos mantener […] la evidencia contraria”:
Es el mundo inmediato, el mundo de las apariencias el que se da siempre como algo
sólido, vinculado, consistente. Es un mundo de relación y de cohesión, en el que tenemos
nuestras referencias y nuestras costumbres, un mundo en que el ser se halla, en suma,
cautivo del ser que está ahí. Y es más bien el ser en sí mismo […] lo que es anárquico,
neutro, inconsistente, desvinculado, indiferente a lo significante, carente de toda relación
con lo que no sea él mismo (Breve tratado 164).
El seminario se plantea así como una lectura de la construcción de la escritura crítica
pensada a partir del concepto de lógica en las dos dimensiones propuestas. La lógica
figural y la lógica de la sensibilidad, aunque será inevitable por momentos detenernos en
los objetos leídos por los críticos, nos ocuparemos aquí centralmente de las voces de los
críticos y de las que son propias de los corpus que los críticos leen en cada caso. Se
propone para ello, la lectura de cuatro libros publicados recientemente por la editorial
Nube Negra: El fantasma de un nombre. Poesía, imaginario, vida de Jorge Monteleone. La
enumeración. Narradores, poetas, diaristas y autobiógrafos de Nora Avaro. Roland
Barthes. Los fantasmas del crítico, Alberto Giordano (ed.). La edad de la lectura y otros
ensayos de Juan Ritvo.
1.2 OBJETIVOS
Didi-Huberman, Georges. Lo que vemos, lo que nos mira. Buenos Aires: Manantial, 2010.
Bibliografía
BADIOU, Alain. Manifiesto por la filosofía. Buenos Aires: Nueva visión, 1990.
BADIOU, Alain. Breve tratado de ontología transitoria. Barcelona: Gedisa., 2002.
BADIOU, Alain. Lógicas de los mundos. El ser y el acontecimiento 2. Buenos Aires:
Manantial, 2008.
BADIOU, Alain. Segundo manifiesto por la filosofía. Buenos Aires: Manantial, 2010.
BARTHES Roland. Análisis estructural del relato. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo,
1970.
BARTHES, Roland. La preparación de la novela. Buenos Aires: Siglo XXI, 2005.
DELEUZE Gilles. Lógica del sentido. Barcelona: Paidós, 2005.
HAMON, Philippe. Introducción al análisis de lo descriptivo. Buenos Aires: Edicial, 1991.
KANDINSKY, Vasili. Punto y línea sobre el plano. Barcelona: Labor, 1995.
TODOROV, Tzvetan (comp.).Teoría de la literatura de los formalistas rusos. Buenos Aires,
Signos, 1970. 55-70
2. Lógica de la sensibilidad
Didi-Huberman, Georges. Lo que vemos, lo que nos mira. Buenos Aires: Manantial, 2010.
Giordano, Alberto (ed.). Los fantasmas del crítico. Rosario: Nube Negra, 2016.
Ritvo, Juan. La edad de la lectura y otros ensayos. Rosario: Nube Negra, 2017.
Bibliografía