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“UN MACHO MUY DÓCIL”

3 personajes:

1. Fausto: Hombre machista


2. Cantinero: Compadre de Fausto.
3. Mara: Esposa de Fausto.

Único acto

Ambientación: Una cantina


Introducción: El cantinero se encuentra limpiando
las mesas de la cantina que aún se encuentra
cerrada, cuando llega Fausto muy animado.

Fausto (Hablando alto y muy animado): Hola compadre ¿Cómo me le va? Sírvame una
copa que tengo la garganta seca.

Cantinero (Haciendo cara de pocos amigos): Compadre son las 11 de la mañana, la


cantina está cerrada ¿no ve que estoy limpiando?

Fausto (burlándose de su compadre): Compadre parece una vieja limpiando mesas,


contrate una mujer que limpie, los hombres no estamos para trapear.

Cantinero (sonriendo con desgano): Déjese de hablar estupideces compadre, que en el


pueblo se dice que usted hasta tiende las camas cuando la comadre se pone fuerte.

Fausto (poniendo cara de impresionado): ¿Quién dijo eso? Yo soy un macho compadre, yo
no hago cosas de viejas, eso de limpiar y oficios es para ellas, para eso las trajo Dios al
mundo, pues ¡para servirnos!

Cantinero (desaprobando con la cabeza): Usted finge haberse quedado en el pasado


compadre, ahora con eso del feminismo y la igualdad, la mujer limpia si quiere, sino, pone
al marido, como lo ponen a usted.

Fausto (molesto): Mire compadre, mejor sírvame un trago y deje de estar repitiendo los
chismes del pueblo, en mi casa mando yo, y si mi mujer no le gusta, se aguanta, cuando una
mujer se casa, sabe que tiene que obedecer al marido, Sino que se quede vistiendo santos.

Cantinero (riendo ya con más ganas): Como habla estupideces compadre, seguro que
viene a gastarse el dinero del mandado, yo no quiero problemas con la comadre Mara, así
que mejor vaya a hacer su mandado y no venga a gastarse la plata aquí.

Fausto (subiendo el tono de voz): ¿Y quién le dijo a usted que Mara puede decirme que
hacer con el dinero? Usted si se nota que su mujer lo trae con la cuerda bien corta
compadre, lo compadezco.
Cantinero (burlándose): Si compadre, como le digo pues, mi mujer me trae bien sometido,
al menos no me pega, eso hay que agradecerlo.

Fausto: Sírvame el trago pues ¿Va a pasar toda la mañana diciendo sandeces en vez de
servirme?

Cantinero: Bueno compadre, pero no me hago responsable, si la comadre se molesta, usted


se echa la culpa.

El cantinero sirve el trago y cuando ya lo acerca a Fausto entra una mujer gritando su
nombre.

Mara (Gritando y en tono amenazante) ¡Fausto! ¿Me puedes decir qué demonios haces tú
en la cantina?

Fausto (petrificado y con los ojos muy abiertos por el asombro, aún de espaldas contesta
en voz muy baja) Amor ¿Qué haces aquí?

Mara (sin dejar de hablar fuerte y muy molesta): Eso pregunto yo, ¿Qué haces tú aquí? Yo
te mande a comprar la comida para los cochinos, y en la casa hay una ruma de platos que
lavar y hay que limpiar el patio, ¡Qué bello! Y el señor perdiendo el tiempo.

Fausto (tratando de recuperar la dignidad): Bueno amor, pero tú no haces nada, podías
lavar los platos al menos.

Mara (indignada): ¡¿Qué?! ¿Qué dijiste Fausto? Y usted compadre de alcahueta

Cantinero (excusándose): No comadre a mí no me meta, yo estaba limpiando la cantina y


el llego solo aquí.

Mara: Te pregunte ¿Qué dijiste fausto?

Fausto (asustado): Nada mi amor.

Mara (Tomando su cartera y comenzando a golpear a Fausto) Párate de ahí y vamos a la


casa, sinvergüenza, ya vas a ver cuando lleguemos, ¡muévete! Fausto se levanta tratando
de cubrirse de los golpes de Mara y el cantinero riendo los ve alejarse.

Cantinero (Gritando para que Fausto lo escuche y riendo a la vez): Así es compadre, no
se deje que usted es el que manda ¡es un macho!

FIN
AMOR CIBERNÉTICO
Descripción: Matías está emocionado por conocer a la chica que conoció en el chat, ¿será
ella su amor verdadero?
Personajes: Matías, Julio, Tía Dora
PRIMER ACTO
En un pequeño apartamento de estudiantes, Matías y su amigo Julio miran con una sonrisa
hacia la laptop del primero.
Julio: Debo admitirlo, Matías. Esa tal Gatita45 está como quiere, ¡mira nada más que
cuerpo! Lástima que no se le vea la cara.
Matías: Es para mantener el misterio, yo tampoco le he enviado fotos de mi cara.
Julio: Pues si así es de cuerpo, debe ser guapísima.
Matías: Ahora soy yo quien tiene que admitir Julio, que tu idea de crearme una cuenta en
esta página de citas fue brillante. ¡Creo que encontré a la chica perfecta!
Julio: Y estás a punto de conocerla, ¿a qué hora quedaste con ella?
Matías: A las 4 de la tarde, en el Café Rojo. Debo marcharme ya.
Julio: ¡Ojo de tigre! No te olvides de enseñarme fotos cuando regreses.
Matías coge su chaqueta y sale de escena.
SEGUNDO ACTO
Matías llega al café donde quedó de verse con su cita, se sienta en la terraza y mira su
teléfono ansioso. Entra en escena una mujer madura y gorda, vestida de un modo poco
adecuado para su edad y se sorprende al verlo.
Tía Dora: ¿Matías?
Matías (sorprendido): ¿Tía Dora? ¿Qué hace usted aquí?
Tía Dora: La pregunta es que haces tú aquí, ¿no deberías estar en la universidad?
Matías: Yo… yo, es que también tengo una cita.
Tía Dora: ¿Con quién?
Matías (nervioso): Una chica que conocí por Internet.
Tía Dora: Ajá, ¿y quién es esa chica?
Matías; Tía, por favor, no se meta. Ella llegará en cualquier momento.
Tía Dora: ¡Voy a tener que decirle esto a tus padres! Y para colmo mi cita que tampoco
llega. Chico de Fuego… ya decía yo que con semejante nombre, muy confiable no iba a
ser.
Matías se pone pálido.
Matías: Tía, usted… ¿usted es Gatita45?
Tía Dora: ¡¿Cómo lo sabes?! ¡¿Me estabas jugando una broma?!
Matías: ¡Tía, déjeme explicarle!
Tía Dora: ¡Desgraciado! ¡Aprovecharse de esta manera de una dama!
Matías:: ¡Pero tía, si usted me mandaba fotos sensuales sin que yo se las pidiera! Y para
colmo, ni eran suyas.
Tía Dora: ¡Ahora verás, mocoso!
Le pega con su bolso y Matías trata de defenderse, antes de salir corriendo de escena.
TERCER ACTO
Matías vuelve a entrar en su apartamento, donde Julio lo espera tomando una cerveza. Lo
ve ir directamente hacia la computadora, desconectarla y llevarla al bote de basura.
Julio: ¡Hey, hey! Alto ahí, amigo. ¿Qué pasó? ¿Te dejaron plantado o qué?
Matías: No. Ella estaba ahí. Gatita45 fue muy puntual.
Julio: ¿Entonces? ¡Ya sé! No me digas que se decepcionó al verte.
Matías termina de tirar la computadora y le arrebata la cerveza para darle un largo trago.
Matías: ¡Ya lo decidí! A partir de ahora, nada de citas por Internet. Prefiero seguir
buscando el amor a la antigua.
Julio: Pero bueno, ¿tú me vas a contar que pasó o qué?
Matías: Después te digo… pero que sepas que esta es la última vez que hago caso de una de
tus “brillantes ideas”.

FIN
HOUYI Y LOS DIEZ SOLES
Descripción: Basado en una leyenda China, Houyi es un valiente encargo que un día,
recibe una misión muy importante para ayudar al emperador.
Personajes: Houyi, Dijun, Emperador
PRIMER ACTO
El emperador de China, envuelto en una larga túnica de seda, camina preocupado por su
salón real. Entonces se asoma a la ventana, llamando al dios del cielo oriental.
Emperador: Dijun, mi señor, guardián del cielo de China, por favor, preséntate ante mí pues
hay algo que debo pedirte.
Al instante, se asoma a la ventana un sujeto con una máscara oriental, muy misterioso y que
porta también una túnica de diversos colores.
Dijun: ¿Me has llamado?
Emperador: Sí, mi señor. Por favor, hay algo que aflige mucho a mi pueblo y necesito de su
ayuda.
Dijun: Habla.
Emperador: Como usted sabe, le estamos muy agradecidos por el regalo de los diez soles
que ha colocado en el cielo. Pero mi gente no puede soportar tanto calor. La luz ciega sus
ojos y su piel se siente tan ardiente, que no pueden salir de sus casas.
Dijun: ¿Qué esperas que haga?
Emperador: ¿Habrá alguna forma de ayudar a los míos?
Dijun: Ahora que lo pienso, hay una. Me encargaré de inmediato.
Dijun sale de escena.
SEGUNDO ACTO
Ahora, el dios Dijun se encuentra dentro de su palacio celestial con un joven que porta un
carcaj con su arco y flechas.
Dijun: Houyi, te he llamado por una razón muy importante. Los humanos necesitan de
nuestra ayuda.
Houyi: ¿Los humanos? ¿No están contentos con los regalos que les diste?
Dijun: No, al parecer me equivoqué al colocar diez soles en el cielo, pues su calor les hace
demasiado daño. Solo quería que tuvieran luz suficiente.
Houyi: ¿Y yo qué puedo hacer?
Dijun: Eres el dios de la arquería y sé que nadie tiene mejor puntería que tú, al usar tu arco.
Por eso quiero que derrumbes nueve de los diez soles que he creado, para disminuir su
sufrimiento.
Houyi (preocupado): Pero Dijun, tú sabes bien que eso es imposible.
Dijun: ¿Por qué va a ser imposible? Eres un dios. Basta con que pongas todo de tu parte
para lograrlo.
Houyi: Lo intentaré… pero espero que esto sea lo correcto, Dijun. Los humanos no
merecen sufrir por nuestras decisiones.
TERCER ACTO
En la escenografía se ve un hermoso cielo lleno de lunes, frente al cual cuelgan diez esferas
que parecen estar en llamas. Houyi entra en escena y toma su arco y flechas.
Houyi: Espero que esto funcioné.
Uno por uno, va derribando los soles en escena hasta que únicamente queda uno. Houyi se
pasa la mano por la frente, exhausto y en ese instante, entra Dijun en escena.
Dijun: ¡Bravo, Houyi! ¡Bravo! Sabía que lo lograrías.
Houyi: ¿Estás seguro de que esto será suficiente para ayudar a los humanos? ¿Qué tal si
ahora se mueren de frío?
Dijun: Imposible, esa estrella a la que le perdonaste la vida tiene la fuerza suficiente para
calentar a los hombres y alumbrar su camino sin cegarlos. Créeme, Houyi. Acabamos de
hacer lo correcto.
Houyi: Ojalá que el emperador se quedé satisfecho con nuestro trabajo.
Dijun: Estoy seguro de que así será.
FIN
LA SOMBRA DEL AMOR

Descripción: Tras ser abandonada en el altar por su novio Alejandro, Marisa se entera de
algo que pondrá a prueba todo su resentimiento.
Personajes: Marisa, Alejandro, Inés, Invitados, Cura
PRIMER ACTO
En su apartamento, Marisa prepara café cuando alguien llama a la puerta. Ella acude a abrir
y ve a una mujer madura con un semblante angustiado.
Marisa (sorprendida): Inés, ¿qué haces aquí?
Inés: Es Alejandro, Marisa, Quiere verte.
Marisa: Creí que se había marchado del país.
Inés (suspirando): Ay hija, no, todo fue una mentira. Él ha estado aquí, siempre cerca de ti.
Necesita verte ahora.
Marisa (enojada): ¿Qué es lo que quiere? Ya bastante tuve con el daño que me ha hecho,
¡ha pasado un año, Inés! ¡Un año!
Inés: Entiendo que estés tan molesta, Marisa. Pero esto es importante, mi hijo se está
muriendo.
Marisa (preocupada): ¿Qué tiene?
Inés (a punto de llorar): Está desahuciado, hace tiempo le diagnosticaron cáncer y se
encuentra en etapa terminal.
Marisa se cubre la boca espantada.
Inés: No voy a rogarte. Pero si cambias de opinión, sabes donde encontrarnos.
Inés se marcha y Marisa cierra la puerta. Se sienta en su sofá, melancólica.
Marisa: Hace un año, Alejandro… hace un año, iba a ser el fía más feliz de mi vida. Hasta
que me abandonaste…
SEGUNDO ACTO
En una capilla elegantemente decorada, Marisa se encuentra vestida de novia frente al altar.
Se ve desesperada. Los invitados murmuran mientras el cura trata de tranquilizarla.
Cura: Tal vez sería mejor cancelar la ceremonia, hija.
Marisa: ¡No, padre! ¡Él llegará! Estoy segura de que algo debe habérsele atravesado.
Inés entra en ese momento, con un largo vestido.
Marisa: ¡Inés! ¡Gracias a Dios! ¿Dónde está Alejandro?
Inés: Él no vendrá, Marisa.
Marisa: ¿Pero qué dices?
Inés: Diles a todos que se vayan. Mi hijo no se va a casar contigo.
Marisa se echa a llorar y se derrumba delante de todos los invitados.
TERCER ACTO
En un apartamento oscuro, Alejandro se encuentra postrado en la cama. Está pálido,
delgado y sin cabello. Inés abre la puerta de su habitación lentamente.
Inés: Alguien ha venido a verte.
Marisa entra con timidez.
Alejandro: Marisa… viniste. Temía no volver a verte nunca.
Marisa se sienta al lado de su cama, conteniendo las lágrimas.
Marisa: ¿Por qué nunca me dijiste nada, Alejandro?
Alejandro: No quería que me vieras así. Me enteré de mi enfermedad el día antes de nuestra
boda y pensé que sería injusto que te casaras con alguien sin futuro. Yo quería que te
enamorarás de un hombre sano, que pudiera hacerte feliz por el resto de tu vida.
Marisa: ¡No tenías derecho a decidir por mí! ¡Yo te amaba, Alejandro!
Se pone a llorar.
Marisa: ¡Habríamos podido superar esto juntos!
Alejandro: No Marisa, yo ya no tengo remedio. Lo único que deseo en este momento es que
me perdones, para poder estar en paz… ¿serías capaz de hacerlo, Marisa?
Marisa, sollozando, asiente con la cabeza.
Marisa: Hace mucho que te perdone, Alejandro, Nunca podría odiarte de verdad.
Alejandro: No sabes cuanto tiempo llevo deseando escuchar eso.
Se toman de la mano y Alejandro cierra los ojos.
Marisa: ¿Alejandro? ¡Alejandro!
Marisa llora desconsolada mientras Inés entra a despedirse de su hijo.
FIN
EL RETRATO
Descripción: En esta obra de teatro, Maribel regresa a casa de su padre solo para encontrar
un misterioso retrato, que esconde una verdad aterradora.
Personajes: Maribel, Héctor, Julia, Lázaro
PRIMER ACTO
Maribel y su pareja, Héctor, entran en un estudio repleto de pinturas. A ella se la ve
melancólica y desanimada.
Héctor: Así que… este es el estudio de tu padre.
Maribel: Le encantaba pintar. Y después de que se casó con Julia, decidió que el ático de la
mansión era el mejor lugar para inspirarse.
Héctor: Tu papá sí que tenía talento, Maribel. Es una lástima…
Maribel (suspira): Aún no lo entiendo, Héctor. ¿Por qué lo hizo? Tenía todo para ser feliz.
Héctor: Cuando uno decide acabar con su vida de esa manera, las explicaciones salen
sobrando. Tal vez estaba pasando por un momento difícil. Después de todo, su esposa
también murió hace poco tiempo.
Ambos miran un retrato que muestra el rostro de una bella mujer.
Héctor: ¿Es ella?
Maribel: Es Julia, era guapa, ¿verdad? Papá la quería mucho. Cuantas desgracias… de
haber sabido que ambos morirían tan pronto, quizá no me habría alejado tanto en todo este
tiempo.
Héctor: No vale la pena lamentarse por eso ahora, amor. Verás que saldremos adelante.
Vamos a descansar.
Ambos salen de escena dejando el cuadro en medio del escenario.
SEGUNDO ACTO
Maribel se encuentra limpiando el estudio de su papá cuando se escucha un susurro.
Maribel: ¿Héctor?
Todo permanece en silencio y de pronto, alguien vuelve a susurrar.
Maribel: ¿Quién está ahí?
Un sollozo de mujer se escucha entonces y en el centro del escenario, el retrato comienza a
derramar gotas oscuras de pintura. Es como si la mujer pintada estuviera llorando.
Maribel: No… ¿qué es esto? ¡Imposible!
Una luz roja ilumina el escenario y entonces, dos personas entran en escena como si no
vieran a Maribel. Son Julia y Lázaro, el padre de Maribel. Están peleando y gritándose.
Julia: ¡No, Lázaro! ¡Basta, por favor!
Lázaro: ¡Eres una mujerzuela! ¡¿Desde cuándo estás engañándome?!
Julia: ¡Yo no te engaño, Lázaro! ¡Son tus celos enfermizos los que te hacen ver cosas que
no son!
Lázaro: ¡Te voy a matar, maldita ramera!
Julia: ¡No, Lázaro! ¡Lázaro!
Lázaro la empuja por una ventana que se encuentra en uno de los costados del escenario y
el cuerpo de Julia cae en medio de un estrépito.
Maribel: ¡Noooo!
Lázaro se derrumba en el suelo, sollozando: ¡¿Qué hice, Dios mío?! ¡¿Qué hice?!
Maribel, temblando, sale del estudio. El cuadro continúa derramando lágrimas.
TERCER ACTO
Héctor y Maribel vuelven a entrar en el estudio, hablando con apuro.
Héctor: Mi amor, fue todo una alucinación. Estás muy estresada por todo lo que ha pasado
últimamente.
Maribel: Yo sé lo que vi, Héctor. Mi papá mató a su esposa… Dios, ahora no puedo dejar
de sentir como si su pintura me observara.
Héctor: ¿Qué vas a hacer?
Maribel saca un cerillo, lo enciende y quema el óleo. Mientras la pintura se derrite, el
escenario vuelve a iluminarse con una luz roja y de fondo, se escucha el llanto de una mujer
mezclado con una risa macabra.
Héctor abraza a Maribel mientras ambos se miran con espanto.
Maribel: ¡Es ella!
Héctor: No mires, Maribel. No mires.
FIN
UNA CHICA DIFERENTE
Descripción: Rodrigo promete llevar a Mariela, la chica nerd de la clase, al baile si le
ayuda con sus notas. ¿Surgirá el amor entre ambos?
Personajes: Rodrigo, Marisol, Rubén, Estudiantes
PRIMER ACTO
Rodrigo y Rubén, su mejor amigo, se encuentran en el salón de clases mirando el examen
del primero.
Rubén: Ahora sí estás en problemas, Rodrigo. Mira que reprobar así el examen de
matemáticas, ya ni yo que soy el más burro de los dos. O era.
Rodrigo: Esto no puede ser, ¡me van a echar del equipo de fútbol!
Rubén: Hay una forma en la que puedes librar el último parcial, amigo. Pero… te va a
costar. (Señala a una chica de lentes y muy mal arreglada, que se encuentra leyendo en la
parte trasera del aula).
Rodrigo suspira y se acerca a ella.
Rodrigo: Hola, Marisol.
Marisol lo ve con sospecha.
Marisol: ¿Hola?
Rodrigo: Oye, me preguntaba si tú podrías darme unas tutorías de matemáticas. Es que de
veras las necesito. Salí muy mal en el examen y si repruebo el semestre, no podré seguir
jugando en el equipo de fútbol.
Marisol: Sí, ya lo sé. No es por nada pero tus calificaciones son pésimas.
Rodrigo: Entonces… ¿me ayudas?
Marisol finge pensarlo.
Marisol: Vale.
Rodrigo: ¡Estupendo! Nos vemos en la biblioteca después de clases.
Rodrigo regresa con su amigo y chocan los cinco.
SEGUNDO ACTO
Rodrigo y Marisol se encuentran en la biblioteca estudiando.
Marisol: Pues bueno, yo creo que ya lo entendiste.
Rodrigo: Al final no era tan difícil, es que el profe no explica tan bien como tú. Eres muy
inteligente.
Marisol (apenada): Gracias.
Rodrigo: ¡Me has salvado la vida, Marisol! Ahora sí que te debo un favor.
Marisol: De hecho, sí quería pedirte una cosa.
Rodrigo: ¡Pues tú dirás!
Marisol: Ya sabes que el baile escolar es este viernes.
Rodrigo: Ajá…
Marisol: Bueno, quería pedirte si me acompañabas.
Rodrigo (escandalizado): ¿Cómo? ¿Tú y yo?
Marisol (molesta): ¿Qué tiene de malo?
Rodrigo: ¡Nada! Nada… es que… es que pensé que no te gustaban esas cosas.
Marisol: Nunca antes he ido a un baile, no me invitan. Pero este año quiero salir más. Y ya
que te ayudé, tú puedes ayudarme también, ¿no?
Rodrigo (suspirando): Vale… pero, salimos temprano, ¿eh? Paso por ti a las siete.
TERCER ACTO
Rodrigo se encuentra en el baile, esperando a que llegue Marisol. Algunos estudiantes
bailan al fondo al ritmo de una música animada. Él suspira y mira su reloj.
Rodrigo: Capaz que no llega… al menos así me ahorraría el papelón de esta noche.
Una chica guapísima entra en ese momento, lleva un vestido largo que estiliza su figura y
va impecablemente peinada y maquillada. Rodrigo se queda viéndola.
Rodrigo: Caray, que chica tan más bonita… ¿de quién será acompañante? Hay algunos que
tienen suerte.
Marisol: ¿Rodrigo?
Rodrigo: ¿Q-qué? ¿Nos conocemos?
Marisol: Soy yo, Marisol.
Rodrigo (sorprendido): ¿Marisol? ¿Eres tú? Pero… pero… ¿qué te hiciste? ¡Estás diferente!
¡Te ves muy guapa!
Marisol (sonríe): Quise arreglarme un poco para la ocasión. ¿Te gusta?
Rodrigo: Claro.
Marisol: Entonces vamos a bailar, ¿no?
Rodrigo: ¡Vamos!
Se toman de la mano y van a bailar junto con los demás, mirándose con una sonrisa.

FIN
EL CREYENTE

Descripción: Tras una racha de mala suerte, Diego se cuestiona su fe. Una conversación
con viejo amigo le hará ver que siempre se puede tener esperanza.
Personajes: Diego, Malena, Dios
PRIMER ACTO
En un rincón de su dormitorio, Diego ve como Malena, su pareja, hace las maletas para irse
de la casa. Él es un hombre joven, que luce deprimido y cansado.
Diego: Supongo que no hay nada que pueda hacer para que te quedes.
Malena (suspirando): No quiero darle más vueltas a esto, Diego. Te lo dije, tú y yo no
tenemos futuro… es mejor dejarlo hasta aquí.
Diego (enojado): Pero con él sí que tienes un futuro, ¿no?
Malena: Mira, no compliquemos más las cosas. Siento haberte lastimado… pero hace
tiempo te dije que debías organizar tu vida, dejar de tenerte tanta lástima. No eres el
hombre optimista que conocí.
Diego: Ese hombre ya desapareció. ¿Cómo ser optimista cuando todo me va tan mal?
Malena: Ese es tu problema, jamás dejas de autocompadecerte. Me voy, Diego. (Toma su
maleta). Suerte con tu vida.
Malena sale de escena y Diego grita, frustrado.
Diego: ¡Pues lárgate! (Golpea la pared y mira hacia el techo). ¡¿Por qué me haces esto,
Dios?!
SEGUNDO ACTO
De nuevo en su habitación, Diego bebe una botella de licor, agachado en un rincón. Se ve
desalineado y con la barba de días.
Diego: Mi vida es una basura… mi novia me deja… mi negocio se va a la quiebra… mis
amigos se alejan de mí. Todo empezó a derrumbarse desde que mi mamá murió. Ya me
convencí de que Dios no existe, él no permitiría que sucediera esto.
Dios (voz fuera de escena): Te equivocas, Diego. Eres tú el que ha elegido todo esto.
Diego (sobresaltado): ¡¿Quién dijo eso?!
Entra en escena un hombre vestido de blanco y se sienta frente a él.
Dios: Hace tiempo que no hablamos tú y yo, ¿eh?
Diego: ¿Dios?
Dios: En persona, aunque no creas más en mí.
Diego: Definitivamente estoy borracho. (Suspira). Como sea, claro que deje de creer en ti.
Mira lo que has hecho con mi vida, ¿por qué permites que me pasen tantas cosas malas?
Dios: Pero si lo tienes todo para ser feliz. Eres tú, con tu mala actitud hacia el mundo, el
que ha elegido inconscientemente permanecer en las sombras. Yo no interfiero en la vida
de nadie como creen todos, les doy la libertad siempre de elegir. Si elijen ser infelices, no
puedo hacer nada al respecto.
Diego: ¿Y qué se supone que haga? ¡Yo no quiero estar más así!
Dios: Entonces no tienes que hacerlo, Diego. Busca en tu corazón y me encontraras dentro
de ti. Puedo darte la fuerza para salir adelante si quieres, pero no puedo levantarte cuando
tú mismo te niegas a hacerlo.
TERCER ACTO
El dormitorio de Diego ahora luce iluminado y diferente. Él se ha afeitado, se ha bañado y
se ve de mejor humor.
Diego: Es hora de darle mi mejor cara al mundo. Se acabó todo el sufrimiento, hoy elijo ser
feliz.
Diego se mira al espejo una última vez y sonríe, mirando hacia el cielo.
Diego: Gracias por devolverme la fe, amigo mío.

FIN
EL ACCIDENTE
Descripción: Ofelia es una chica a la que le gusta vivir al límite, sin escuchar los consejos
de sus padres. Pronto pagará las consecuencias por su egoísmo.
Personajes: Ofelia, Papá, Mamá, Hernán, Jóvenes, Doctor, Enfermera
PRIMER ACTO
Ofelia, una joven muy atractiva, se encuentra discutiendo acaloradamente con sus padres,
quienes tratan de hacerla entrar en razón.
Ofelia: ¡Yo quiero ir a esa fiesta! ¿Por qué tienen que ser tan injustos?
Mamá: Hija, comprende que esto es por tu bien. La última vez que te dejamos salir bebiste
demasiado, casi chocas el auto.
Ofelia: ¡Ay, mamá! Solo pasó una vez, ya supérenlo.
Papá: ¡No es no, Ofelia! Te vas a quedar esta noche en casa y es mi última palabra.
Ofelia se deja caer en el sofá, enfurruñada, y sus padres salen de escena.
Ofelia: Pues no me importa, yo voy a esa fiesta aunque me castiguen después.
Ofelia sale por una ventana muy sigilosamente.
SEGUNDO ACTO
Ya en la fiesta, Ofelia se encuentra bebiendo una copa y hablando con Hernán, uno de sus
compañeros de clase. En el fondo del escenario, algunos adolescentes bailan al ritmo de una
música estridente. Pero ellos se ven fastidiados.
Ofelia: ¡Qué horror! ¿Para esto me escapé de mi casa? Esta música da asco.
Hernán: Lo sé, esta fiesta es más aburrida que la obra de teatro que hacen en la escuela
todos los años. Pero conozco de otro lugar que tiene mejor ambiente que este, ¿vamos?
Ofelia (riendo): ¡Vámonos lejos de estos perdedores!
Los dos salen de escena tambaléandose.
TERCER ACTO
En el carro de Hernán, él y Ofelia escuchan música a todo volumen, mientras él maneja el
volante con movimientos bruscos.
Ofelia: ¡Oye, cuidado! ¿No te parece que vamos muy rápido?
Hernán: ¡Descuida, si yo sé lo que hago!
Ofelia: No Hernán, baja un poco la velocidad, por favor.
Hernán: Ay, que miedosa me saliste. ¡Me urge llegar a la fiesta!
Ofelia: ¡Cuidado, Hernán! ¡Cuidado!
Una luz ilumina el coche de Hernán en el escenario. Se escucha el sonido de un choque
violento y a continuación, Ofelia y Hernán saltan en sus asientos, antes de quedar
inconscientes.
CUARTO ACTO
En una cama de hospital, Ofelia yace malherida y cubierta de vendas. Está conectada a
varios aparatos mientras una enfermera la revisa.
Ofelia: Enfermera, por favor… llame a mis padres… necesito decirles que lo siento.
Enfermera: Tranquila, señorita. No se esfuerce.
Ofelia: No… es inútil. Por favor… por favor, solo dígales que lo lamento. Y que los amo…
mucho…
La chica cierra los ojos y una de las máquinas lanza un sonido penetrante, indicando que
acaba de morir. La enfermera, consternada, se acerca a la puerta para llamar a un doctor,
quien entra para confirmar el fallecimiento de la muchacha.
Doctor: Anote la hora del deceso, 3:47 de la mañana. Pobre chica.
Enfermera: Debemos informar a sus padres de esto inmediatamente. Van a sentirse
destrozados cuando sepan que su hija no sobrevivió, pero querrán organizarle sus funerales
de inmediato.
Doctor: Me temo que eso no será posible.
Enfermera: ¿Por qué?
El doctor suspira con tristeza y mira a la enfermera.
Doctor: Porque sus padres, eran quienes venían en el otro auto con el que chocaron. Y ellos
también acaban de morir.

FIN
LA ZORRA Y LA CIGÜEÑA

Descripción: Tras jugarle una broma pesada a su vecina la cigüeña, la zorra aprenderá una
gran lección.
Personajes: Zorra, Cigüeña, Narrador
PRIMER ACTO
Se abre el telón mostrando una escenografía en la que se puede apreciar un hermoso
bosque, con grandes árboles y plantas en todo su esplendor. En medio del escenario, la
cigüeña se encuentra tomando el sol y desplegando sus alas para hacerse sombra.
Narrador (voz fuera de escena): Había una vez una zorra y una cigüeña que eran vecinas.
Lo que no sabía la cigüeña, era que la zorra le tenía muy mala voluntad y había decidido
gastarle una broma que ambas lamentarían.
La zorra entra en escena, sonriendo socarronamente.
Zorra: Buenos días, vecina.
Cigüeña: Buenos días.
Zorra: Que bonita mañana hace hoy, ¿verdad? Dígame, ¿tiene planes para esta noche?
Cigüeña: Ahora que lo menciona, no. No tengo ninguno.
Zorra: ¡Excelente! Entonces la espero para cenar en mi casa, ya verá que comida tan rica
prepararé.
La zorra sale de escena y la cigüeña se encoge de hombros.
SEGUNDO ACTO
Esta vez, el telón se abre para demostrar que la escena ha cambiado. Ahora se puede ver el
interior de la madriguera de la zorra, muy acogedor y a ella ocupada en la cocina.
Narrador (voz fuera de escena): Esa misma noche, la cigüeña se presentó en casa de la
zorra como habían previsto.
La cigüeña toca a la puerta y la zorra, riendo maliciosamente, corre a abrir.
Zorra: ¡Bienvenida, querida! Pase, siéntase como en su casa.
Cigüeña: Gracias.
Zorra: Siéntese, he preparado algo delicioso. Ya verá que rica sopa hice.
La zorra sirve caldo en dos platos hondos y los pone en la mesa. Ambas se sientan y
entonces, la zorra comienza a comer, lamiendo su sopa. Pero la cigüeña, con su pico largo y
enorme, no puede tomar ni un traguito de puchero.
Zorra: ¿Qué pasa que no come, vecina? ¿No le gusta la sopa?
Cigüeña: Es que no puedo sorber con el pico, ¿no tendría usted una jarrita con la que me
sea más fácil comer?
Zorra: ¡Uy! ¡No tengo! Perdón, no imaginé que ese pico tan horrendo le impidiera comer a
gusto.
La zorra se echa a reír y la cigüeña se levanta de la silla, indignada.
Cigüeña: ¿Sabe qué? Disculpe las molestias, permítame invitarla a cenar en mi casa
mañana para arreglar este malentendido.
Zorra: Muy bien, ahí estaré.
TERCER ACTO
Ahora, en el escenario se muestra la casa de la cigüeña, quien vierte un poco de sopa en dos
jarrones de cuello largo. En ese momento, entra la zorra muy altanera, sin siquiera llamar a
la puerta.
Cigüeña: Siéntese, vecina. La estaba esperando. Vamos a cenar.
Ambas se sientan y la cigüeña empieza a comer, mientras la zorra trata de meter el hocico
en su jarrón.
Cigüeña: ¿Qué pasa? ¿No puede comer?
Zorra: ¡No!
Cigüeña: ¡Ahora sabe lo que se siente ser tratada de esa manera!
La zorra se levanta de la mesa y sale de escena, muy humillada.
Narrador (voz fuera de escena): Así que ya lo saben amiguitos, no traten a los demás como
no quieren ser tratados ustedes, si no quieren terminar como esa zorra envidiosa.
FIN
EL REENCUENTRO

Descripción: obra de teatroEn esta romántica, Rosaura y Luis Ángel tendrán que vencer el
obstáculo más grande para salvar su amor: el tiempo.
Personajes: Rosaura, Luis Ángel, Capataz
PRIMER ACTO
Una tarde de otoño, Rosaura y Luis Ángel se encuentran fuera de una preciosa mansión que
se muestra en la escenografía. Ella se sienta en un columpio mientras él la mece, pero luce
triste.
Luis Ángel: ¿Qué sucede, Rosaura? No me gusta verte así.
Rosaura: No puedo evitarlo, Luis Ángel. No soporto la idea de que te vayas lejos.
Luis Ángel: Será solo un tiempo, para terminar mis estudios. En cuanto regrese, te prometo
que lo primero que haremos será casarnos.
Rosaura sonríe con tristeza y niega con la cabeza.
Rosaura: Como si tu padre lo fuera a permitir. Eres el muchacho más rico de la región y yo
solo la hija del capataz. Nunca lo aprobaría. Ni él, ni tu familia.
Luis Ángel: A mí no me importa lo que ellos piensen, Rosy. Nada ni nadie me impedirá estar
contigo.
Se acerca a ella y la besa con ternura.
Luis Ángel: ¿Prometes que me esperaras?
Rosaura: Siempre.
SEGUNDO ACTO
Tiempo después, Rosaura se encuentra en su habitación mirando una foto de su amado. Su
padre entra intempestivamente y la mira con severidad.
Capataz: Rosaura, empaca tus cosas que nos vamos de aquí.
Rosaura: ¿Qué? Pero papá, ¿qué ha pasado?
Capataz: El patrón me ha despedido. Quiere que nos marchemos de su propiedad lo antes
posible, así que no reniegues y empaca tus cosas.
Rosaura: ¡No, papá! ¡Yo tengo que esperar a Luis Ángel! ¡Él prometió que volvería por mí!
Capataz (furioso): ¡Luis Ángel está muerto, Rosaura!
La muchacha se queda paralizada.
Capataz: Acaba de morir en un accidente automovilístico en Londres. Traerán su cuerpo lo
antes posible.
Rosaura: ¡No puede ser, no es cierto!
Capataz: Te dije que ese absurdo romance no iba a llegar a nada. Es mejor que termine así.
Iremos a la ciudad y allí, te olvidarás para siempre de ese joven.
Rosaura llora desconsolada.
TERCER ACTO
Han pasado los años y ahora, Rosaura es una mujer mayor, que se acerca con tristeza al
mismo columpio en el que se mecía con Luis Ángel. Ahí, se sienta con melancolía.
Rosaura: Cuanto tiempo ha pasado y no dejo de pensar en ti…
Un anciano entra en escena y se queda estupefacto al verla.
Luis Ángel: ¿Rosaura? ¿Eres tú?
Rosaura: ¿Tú quién eres?
Luis Ángel: Luis Ángel.
Rosaura: ¡Imposible! Luis Ángel murió en el extranjero.
Luis Ángel: Esa fue una mentira que mi familia inventó para separarme de ti. Sabían que te
amaba y no aceptaban mis sentimientos.
Rosaura: Si dices la verdad, ¿por qué nunca regresaste? ¿Por qué no intentaste buscarme?
Luis Ángel: Lo hice, pero jamás te encontré. Nunca me casé con nadie. Todos estos años no
he dejado de pensar en ti.
Rosaura: Esto no puede estar pasando… yo… es tanto que asimilar.
Luis Ángel: Mírame, Rosy. Sé que ha pasado demasiado tiempo, pero mis sentimientos no
han cambiado. Y si tu amor por mí sigue intacto… podemos intentar recomenzar de nuevo.
Por lo que nos quede de vida.
Ambos se abrazan con ternura.
FIN
ENCERRADO
Descripción: Tras un inesperado desastre apocalíptico, David se encierra en su sótano
esperando la muerte. Afuera, hay seres que podrían matarlo.
Personajes: David, Policías
PRIMER ACTO
David, un hombre joven y de aspecto descuidado, se encuentra en el sótano de su casa. Se
lo ve nervioso y alerta. Tiene en su mano un cuchillo y sobre el escritorio, una grabadora
pequeña, en la cual oprime un botón. Comienza a hablar con terror.
David: Ellos están afuera, esperando a que salgan los supervivientes… después del desastre
nuclear, aprovecharon para sembrar el caos y matar a las personas, esperando hacerse con
el control del planeta… tengo mucho miedo, podrían matarme en cualquier momento…
Un temblor incontrolable se apodera de David, quien mira por una ventana llena de
telarañas y después, hacia la bombilla de luz que apenas y alumbra su sótano.
David: No sé por cuanto tiempo más podré mantenerme seguro… cuento con agua y
comida para varios días, pero sé que no será suficiente. Ellos siguen afuera… no
descansarán hasta matarnos a todos…
Un ruido se escucha en la ventana y David apaga la grabadora de golpe. Oprime el
interruptor de la luz para apagarla también y se encoge en un rincón. Detrás del cristal de la
ventana, se puede observar la sombra de alguien, que se asoma por un segundo y luego se
desvanece.
David se mece y comienza a susurrar.
David: Están aquí… quieren matarme… quieren matarme… quieren matarme…
SEGUNDO ACTO
Ahora, David se halla escondido debajo de la mesa. De pronto, alguien golpea fuertemente
y él grita.
David: ¡¿Qué quieren de mí?! ¡¿Qué quieren de mí?!
Los golpes continúan, insistentes y violentos, y ahora, un par de sombras vuelven a
asomarse a la ventana, como si trataran de romperla. David sale de la mesa y toma un
cuchillo.
David: ¡SÉ QUE ES EL FIN! ¡PERO NO LES DEJARÉ QUE ME MATEN! ¡NUNCA ME
ATRAPARÁN!
Hunde el cuchillo en su estomago y cae de rodillas al suelo. Mientras tanto los golpes
siguen y David se desangra lentamente.
David: Sabía que era el fin del mundo… ellos están aquí… están aquí…
Las luces se apagan.
TERCER ACTO
En el mismo sótano, vemos el cuerpo sin vida de David en un estado avanzado de
descomposición. Unos oficiales con cubrebocas y guantes se encuentran inspeccionando el
lugar. Mientras uno se pone a analizar el cuerpo, otros dos conversan sobre lo sucedido.
Policía 1: ¿Cuánto tiempo llevará aquí?
Policía 2: Un par de semanas, por lo menos. Los vecinos nos dieron aviso al sentir el mal
olor que provenía desde el sótano.
Policía 1: ¿Se sabe algo del difunto?
Policía 2: Su nombre es David Bustamante, de 32 años. Esquizófrenico. Se encontraba bajo
tratamiento médico, pero dejaron de monitorearlo cuando no volvió a presentarse en la
clínica. Al parecer tenía delirios muy frecuentes. Últimamente fantaseaba con que el mundo
estaba por acabarse.
Policía 1: Pobre infeliz.
El policía restante cubre el cuerpo de David con una manta.
Policía 1: Creo que no hay mucho que investigar, muchachos. Dejemos que los camilleros
recojan el cadáver y volvamos a la estación.
Los tres salen de escena mientras las luces se apagan, excepto una que se queda brillando
sobre el fallecido.

FIN
LA MEDALLITA MILAGROSA
Descripción: Tras sufrir un accidente muy grave, Laura teme que su novio pierda la vida.
¿Podrá un milagro devolverle la fe y tranquilidad?
Personajes: Laura, Tomás, Anciano, Doctor Ruiz
PRIMER ACTO
Laura, una joven con muletas, se encuentra sentada en una cama de hospital al lado de
Tomás, su novio. Él se encuentra en un coma muy profundo del que no puede despertar.
Cerca de ahí, el doctor Ruiz revisa sus señales vitales.
Laura: Doctor Ruiz, por favor, dígame que Tomás se va a poner bien.
Doctor Ruiz: Me gustaría poder asegurarlo, pero tengo que ser sincero contigo Laura. El
choque que tuvieron fue demasiado, es un milagro que sigan vivos. Y no hay muchas
probabilidades de que Tomás lo esté por mucho tiempo más.
Laura solloza desconsolada.
Doctor Ruiz: Haremos cuanto podamos, pero tienes que prepararte para lo peor.
Laura: Necesito tomar aire.
SEGUNDO ACTO
En el pasillo del hospital, Laura llora silenciosamente. Un anciano sale en ese momento de
una habitación y la mira desconcertado.
Anciano: Señorita, no llore. Es muy triste ver a una jovencita llorar cuando tiene tanto por
delante.
Laura: No puedo evitarlo, mi novio está muy mal.
Anciano: Algo de eso he escuchado, yo soy el paciente de al lado. Y tengo un regalo para
usted.
Saca una medallita con forma de corazón de su bolsillo y se la da.
Laura: Pero… no entiendo…
Anciano: Hace tiempo, mi hija visitó una iglesia en Europa y sumergió esta medallita en
agua bendita para obsequiármela, ya que estaba muy preocupada por mi salud. Nunca dejó
de rezar por mí. Creo que ustedes la necesitan más que yo.
Laura: No, señor, no puedo aceptarla.
Anciano: Acéptala por favor, hija. Yo ya estoy mejor y sé que a tu novio le va a hacer
mucho bien. Solamente te pido un favor a cambio.
Laura: Dígame.
Anciano: Que tú también reces mucho por mi y por mi familia.
Laura: Se lo prometo, señor.
TERCER ACTO
De vuelta en la habitación de su novio, Laura oprime entre sus manos la medallita que trae
puesta al cuello, rezando. De pronto, Tomás se despierta.
Laura: ¡Tomás, amor! ¡Estás bien!
Lo abraza con cuidado y él sonríe.
Tomás: Sabía que me estabas esperando.
El doctor Ruiz entra y se sorprende al verlo despierto.
Doctor Ruiz: Bueno, esto es una agradable sorpresa. Debo revisarte, Tomás.
El doctor lo revisa y luego asiente con la cabeza.
Doctor Ruiz: No sé como explicar esto, pero tu organismo está estable. Parece un milagro,
pero todo indica que te recuperarás con normalidad.
Laura: Sí, fue un milagro. La medallita que me obsequió el paciente de al lado me ayudó a
rezar por ti, Tomás. Ese viejito tenía razón, está bendecida.
Doctor Ruiz: ¿El paciente de al lado dijiste? ¿Un señor canoso, con barba de candado?
Laura: Sí, ese mismo.
Doctor Ruiz: Imposible. Ese hombre murió la semana pasada, lo estábamos tratando por un
cáncer terminal. Lamentablemente no pudo resistir.
Laura: ¡No puede ser! Pero si me dio su medallita.
Le muestra la medallita.
Doctor Ruiz: Parece ser que no hay explicación coherente para lo que ha ocurrido. Al
menos ahora, tanto él como Tomás se encuentran mejor.
FIN
EL PERIQUITO MOLESTO

Descripción: Marcos está cansado del loro de su vecina, un pájaro que se la pasa gritando
todo el tiempo. ¿Qué pasará cuando descubra que su mascota lo ha matado?
Personajes: Doña Amelia, Marcos
PRIMER ACTO
Marcos, un joven de entre 25 y 30 años, se encuentra sentado en su casa, tratando de
escribir algo en su laptop. A su lado su perro, Samo, un labrador dorado, descansa
tranquilamente en el piso.
Marcos: Tengo que entregar este reporte hoy mismo, antes de las 2. Sino, mi jefe me va a
matar…
El silencio es interrumpido por un grito agudo que hace que Marcos salte de su silla.
Periquito (voz fuera de escena): ¡Tonto, tonto, tonto! ¡Ya vas a ver, ya vas a ver!
Marcos: ¡Y encima ese condenado pajarraco que no se calla! Yo no sé que tiene doña
Amelia en la cabeza para soportarlo.
Periquito (voz fuera de escena): ¡Hola, hola! ¡Tonto, tonto, tonto! ¡Ahora verás!
Marcos se levanta de su asiento y se asoma a la ventana.
Marcos: ¡Ya cállate, maldito pájaro!
Periquito (voz fuera de escena): ¡Tonto, tonto y más tonto! ¡Ya vas a ver, ya vas a ver!
Marcos refunfuña y cierra la ventana.
Marcos: Te lo juro Samo, un día de estos vamos a tener que matar a ese animal. Aquí entre
nos, podrías comértelo y fingir que fue un accidente, ¿no?
Marcos ríe un momento y luego sale de escena, estresado.
SEGUNDO ACTO
Marcos se encuentra ahora en la cocina, escribiendo de nuevo en su laptop con apuro.
Marcos: Mi jefe nunca se deja de joder, cada vez más y más trabajo. Si al menos así fuera
con el aumento de sueldo…
Samo entra en escena llevando algo verde en la boca.
Marcos: Hey amigo, ¿qué pasa? ¿Ya tienes hambre? ¿Qué traes ahí?
Marcos se fija y palidece al ver que se trata del periquito de Doña Amelia.
Marcos: ¡Oh no! ¡Samo, ¿qué hiciste?! ¡Cuando dije que debías comerte a ese maldito
pájaro no hablaba en serio!
Se lo quita de la boca con algo de esfuerzo y luego lo suelta, con asco.
Marcos (nervioso): Vamos a tener que solucionar esto, amigo.
TERCER ACTO
Vemos la casa de Doña Amelia en escena. Marcos se acerca sigilosamente a la ventana, con
el cuerpo sin vida de su periquito en la mano. Mete un brazo y abre la jaula del ave, que
ahora esta vacía. Luego lo coloca sobre su posadera, como si nada hubiera ocurrido.
Marcos: Listo… así cualquiera diría que el pobre bicho ha sufrido un infarto o algo. Je je…
Doña Amelia se acerca cantando y Marcos se agacha bajo la ventana. La mujer, de
avanzada edad, se fija en la jaula y suelta un grito de terror.
Doña Amelia: ¡No puede ser! ¡No puede ser!
Marcos se asoma un poco por la ventana, consternado.
Doña Amelia: ¡Pero si tú estabas muerto! ¡Yo te enterré esta misma mañana en el jardín!
¡Ay, Dios mío!
Doña Amelia, mareada, intenta caminar hasta la jaula. Pero entonces se desmaya, llena de
terror.
Marcos: Ay no, ya sabía yo que ese perico no iba a traer nada bueno. Pobre Doña Amelia.
Pero mejor que piense que su mascota resucitó, a que se enoje conmigo.
FIN
EL ZAPATERO QUE ERA FELIZ

Descripción: Un hombre inmensamente rico conoce a un zapatero muy pobre, que le revela
el secreto de la felicidad.
Personajes: Zapatero, Hombre rico, Esposa, Hijos
PRIMER ACTO
En una zapatería muy humilde, un zapatero se encuentra cantando y arreglando un par de
zapatos. De pronto, un hombre vestido de manera muy elegante entra a dejarle unos
mocasines.
Hombre rico: Me han dicho que es usted un zapatero muy bueno y que además, cobra
bastante bien.
Zapatero: Así es señor, por suerte el trabajo no me falta. Y aunque no gano demasiado, aquí
me tiene, siempre esforzándome en lo que hago.
Hombre rico: ¿De verdad no gana mucho? Sin embargo yo lo veo muy contento.
Zapatero: Lo estoy, señor. Me gusta bastante lo que hago.
Hombre rico: Pues que bueno que así sea. Además de confiarle mis zapatos para que los
arregle, tengo un regalo para usted. (Saca una bolsa de monedas de oro de su abrigo).
Tome, para que se de un buen descanso.
Zapatero: Pero señor, ¡esto es mucho dinero!
Hombre rico: Disfrútelo, pues.
Zapatero: ¡Gracias, señor! ¡Muchas gracias!
SEGUNDO ACTO
En el interior de una casa pobre, la mujer del zapatero da de comer a sus dos hijos, quienes
no dejan de hacer ruido ni moverse mientras están sentados a la mesa. Mientras tanto, su
padre se mira nervioso, como si tuviera miedo de algo. No deja de mirar por encima de su
hombro.
Zapatero: Voy a mirar a ver si el dinero sigue en su lugar.
Esposa: ¡Es la sexta vez que te paras a comprobarlo! ¿Quién crees que se lo va a llevar? ¡Si
nadie sabe que está debajo del colchón!
Zapatero: ¡Shhhh! (La calla bruscamente). ¡Mujer, que las paredes tienen oídos! Eso es
mucho dinero y la verdad es que no puedo dejar de pensar en que aquí no es lo
suficientemente seguro. Nos van a robar…
Esposa: ¿Sabes? Desde que trajiste tanto dinero a casa has dejado de estar de bueno humor.
¿Dónde estaba el hombre que siempre nos contaba chistes y nos hacía reír?
El zapatero parpadea sorprendido.
Zapatero: ¿De qué hablas? Yo no he cambiado.
Hijo 1: Sí, papá, Ahora todo el tiempo estás enojado.
Hijo 2: A mí me gustaba más como eras antes.
El zapatero se sienta y se lleva una mano a la cabeza.
Zapatero: Ay Dios, es verdad. ¿Qué me ha pasado? Creí que todo ese dinero me haría más
feliz, pero ahora no hago más que preocuparme. Pero esto no puede seguir así.
TERCER ACTO
El hombre rico regresa a la tienda para recoger sus mocasines y saluda al zapatero.
Zapatero: Buenos días, señor. Aquí tiene sus zapatos… y su dinero también.
Hombre rico (desconcertado): ¿Pero cómo? Si todas esas monedas eran para usted.
Zapatero: Créame, estarán mejor con usted. He descubierto que el dinero en exceso solo me
trae preocupaciones.
Hombre rico: Pero hombre, ¿cómo va a ser eso posible?
Zapatero: No quiero vivir preocupándome porque me vayan a robar o esconder mi fortuna.
Prefiero vivir con lo indispensable pero eso sí, feliz gracias a mi familia y a mi trabajo. Hay
cosas más importantes que la riqueza.
Hombre rico (sonriendo): Me ha desvelado usted el misterio de la felicidad.
FIN
LA ROSA DE ADELA

Descripción: Obra corta romántica. Todas las tardes, Adela toca en su piano una triste
canción. Pero las cosas cambian cuando empieza a encontrar rosas en su ventana.
Personajes: Adela, Matías
PRIMER ACTO
Adela, una joven guapa pero de mirada melancólica, entra en escena y se dirige hacia su
piano, en el cual se sienta para tocar una triste melodía. La música inunda el escenario por
un par de minutos, hasta que ella suspira y mira hacia la ventana.
Allí, esperándola, hay una rosa amarilla muy hermosa.
Adela: Otra rosa… (se acerca para tomar la flor y se asoma por la ventana). Que raro, si no
hay nadie.
Adela juega con la rosa entre sus manos y acaricia sus pétalos.
Adela: Todos los días, alguien deja una rosa amarilla en mi ventana mientras estoy tocando.
Y yo me quedó tan ensimismada en la música que no me acuerdo de mirar.
Sonríe y deja la rosa en un jarrón lleno de rosas iguales.
Adela: ¿Será que algún día podré conocer a quien viene a visitarme?
Vuelve a sentarse al piano y se pone a tocar de nuevo.
SEGUNDO ACTO
Ahora, la melodía tocada por Adela se escucha a lo lejos. En el escenario se ve el salón de
estar de Matías, un joven ciego que se sienta junto a la ventana para escuchar, con una
sonrisa triste en los labios.
Matías: Me encanta escucharla tocar. Es una lástima que jamás podré mirarla.
Se acerca a la ventana y suspira.
Matías: Adela… desde que escuché tu dulce música no he dejado de pensar en ti,
preguntándome como eres, porque se escucha tanta tristeza en tus melodías.
Matías se aleja de la ventana, con ayuda de su bastón.
Matías: ¿Pero a quién engaño? Ni tú ni nadie se fijarían en un chico como yo, así no valgo
de nada.
Va hasta una cómoda, en la que tiene una vasija llena de rosas amarillas y coge una.
Matías: Ustedes son mis únicas amigas, las únicas que me ayudaran a expresarle cuanto la
adoro.
TERCER ACTO
Adela se encuentra en su piano tocando de nuevo, mientras una mano se acerca
silenciosamente a su ventana para dejar una flor. Ella mira por encima de su hombro
lentamente y se detiene.
Adela: ¡Oye!
La mano se aleja a toda prisa de la ventana. Adela se levanta y va hacia ella.
Adela: ¡Espera, no te vayas! Ven aquí por favor.
Matías se vuelve a acercar, avergonzado.
Adela: Tú eres quien ha estado dejando todas estas rosas, ¿verdad?
Matías: Sí, soy yo. Lo lamento, no quería molestarte.
Adela (sonriendo): No me molestas, siempre me pregunté quien sería el que venía a
visitarme todas las tardes. ¿Te gusta la música?
Matías: Me encanta, escucharte tocar alegra todas mis tardes. Pero no puedo evitar sentir
que hay cierta tristeza en tus canciones.
Adela: Las toco para mi padre, quien hace un año falleció. Él era pianista y me enseñó a
apreciar la belleza de este arte.
Matías: Lamento mucho tu pérdida.
Adela: Me sentía muy sola… hasta ahora. Debo confesar que tus rosas también alegran mis
días.
Matías (apenado): Yo… muchas gracias.
Adela: ¿Te gustaría entrar?
Matías (sonriendo): Será un placer.
FIN

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