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TEORIA DEL CONOCIMIENTO

Reseña histórica.

Si bien es cierto que la teoría del conocimiento, no existe como


disciplina independiente en la filosofía griega y en la filosofía medieval,
no es menos cierto que tanto en la etapa de la filosofía antigua como en la
edad media, encontramos múltiples reflexiones acerca del problema de la
"Teoría del conocimiento", llamada también "Epistemología" ( de la palabra
griega "epistema", que significa conocimiento, o "gnoseología" ( del
término griego "gnosis" que significa también conocimiento. En dichas
épocas del pensamiento filosófico, el problema de la teoría del
conocimiento está inserta en los textos referentes a los problemas
ontológicos y psicológicos. Esto tiene lugar en forma especial en Platón y
en Aristóteles.

En la Edad moderna, la teoría del cocimiento aparece como disciplina


autónoma. Como fundador de ella podemos indicar a J. Locke (1632 –
1704), con su obra "Ensayo sobre el entendimiento humano" aparecida en
1690. En ella Locke habla de la esencia y la certeza del conocimiento
humano. Leibnitz (1646 – 1716), refuta la doctrina de Locke en su obra
"Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano", obra póstuma aparecida
en 1765. En Inglaterra prosigue la investigación acerca del conocimiento
humano, Berkerley (1685 – 1753), con su obra "Tratado de los principios
del conocimiento humano", aparecida en 1710.

David Hume (1711 – 1776), publica dos obras referentes al problema


del conocimiento humano: "Tratado de la naturaleza humana" en 1740 e
"Investigación sobre el entendimiento humano", en 1748.

En 1781, Manuel Kant (1724 – 1804), publica su obra "Crítica de la


razón pura", que es considerada como su obra maestra en el campo
epistemológico.

Análisis del conocimiento y planteamiento del problema.

Los elementos que intervienen en el acto de conocer son: el sujeto


cognoscente y el objeto conocido.
¿Cuál es el rol que cada uno de dichos elementos juega en el acto de
conocer? El sujeto capta al objeto mediante la imagen. El objeto imprime su
imagen en el sujeto.

De la relación existente entre el sujeto y el objeto, surgen los


siguientes problemas:

a) La posibilidad de conocimiento: el sujeto ¿puede realmente aprehender el


objeto?

b) Origen del conocimiento: Este ¿proviene de los sentidos de la


inteligencia o de ambos a la vez?

c) Esencia del conocimiento: ¿Cuál de los elementos recién nombrados


juega el rol preponderante en la elaboración del conocimiento?

d) Criterio de verdad: ¿Cuál es el criterio que se puede adaptar para asegurar


la verdad del conocimiento?

Posibilidad del conocimiento.


Dogmatismo:

Es la actitud epistemológica para la cual no existe el problema de la


posibilidad del conocimiento. Da por hecho que el sujeto puede conocer sin
dificultad al objeto. El dogmatismo, en el sentido epistemológico, no se
debe entender despectivamente. Es una actitud que no tuvo problema acerca
de la posibilidad del conocimiento y aceptó simplemente dicha posibilidad.

Escepticismo:

Este sistema gnoseológico niega la posibilidad de que el sujeto


cognoscente pueda captar el objeto conocido. El conocimiento, como
aprehensión real del objeto por el sujeto, es imposible. De lo cual resulta
que no podemos emitir juicio alguno.

Hay diferentes clases de escepticismo. El escepticismo que niega la


posibilidad del conocimiento en general, recibe el nombre de escepticismo
absoluto o radical. Cuando el escepticismo niega la posibilidad de un
determinado conocimiento, recibe el nombre del conocimiento cuya
posibilidad niega. Así, por Ej. , existe el escepticismo metafísico, en cuanto
niega la posibilidad del conocimiento metafísico. Asimismo, se habla del
escepticismo ético y del religioso, pues niega el conocimiento de lo moral y
el conocimiento religioso respectivamente. Finalmente, existe el
escepticismo sistemático y el escepticismo metódico. El primero niega la
posibilidad del conocimiento por principio, sistemáticamente. El segundo lo
hace por método: pone en duda lo que naturalmente nos presenta el
conocimiento, para separar de esta manera lo verdadero de lo falso y llegar
así al saber absolutamente seguro.

El escepticismo absoluto es imposible. Ya San Agustín arguyó de la


siguiente manera contra los escépticos: "No temo los argumentos de quienes
dicen: ¿Y si te engañas? Si me engaño soy. Quien no es, no puede siquiera
engañarse; y por eso, si me engaño, soy".

"Así, pues, ya que soy yo que me engaño, ¿cómo puedo engañarme


de que soy, si es cierto que soy yo que me engaño? Puesto que fuera yo
quien se engañase aun cuando yo me engañara, no me engañaría en cuanto a
saber que soy".

El escepticismo absoluto es evidentemente falso, pues se contradice


abiertamente. Al afirmar que el conocimiento es imposible, con eso mismo
expresa un conocimiento.

Pragmatismo:

El pragmatismo epistemológico reemplaza el concepto de la verdad,


que deriva de la correspondencia entre el pensamiento y el objeto,
substituyéndolo por el concepto de lo útil. La verdad para el pragmatismo
significa lo valioso y lo útil para la vida.

El pragmatismo se enraíza en el peculiar concepto referente a la


naturaleza humana. Para dicha corriente filosófica, el hombre no es un ser
pensante, sino un ser de voluntada y acción. El intelecto, como lo observa
Essen, no es dado al hombre, según el pragmatismo, para investigar y
conocer la verdad; sino para poder orientarse en la realidad. L a verdad
consiste básicamente, según el pragmatismo, en lo útil y provechoso de la
conducta humana.
El error básico del pragmatismo reside en el desconocimiento y la
negación de la autonomía del pensamiento humano. Si bien es cierto que el
pensamiento humano tiene estrecha relación con las diferentes realidades de
la vida y que sufre influencia profunda de las demás vivencias psíquicas, no
es menos cierto, que el pensamiento humano tiene su propio campo de
acción y no puede ser reducido a la mera función de lo útil en la vida
humana.

Criticismo:

El escepticismo y en concomitancia el pragmatismo que, en último


análisis es una especie de escepticismo, son ambos la antítesis del
dogmatismo. La posición intermedia entre aquellos es el criticismo. Este
sistema tiene de común con el dogmatismo que acepta la fundamental
confianza en la razón humana. No acepta, sin embargo, la posibilidad del
conocimiento y de la verdad en forma ingenua, como lo hace el
dogmatismo, sino que examina detenidamente la actividad de la razón
humana. La desconfianza en lo referente a determinados conocimientos,
como ser: frente a la posibilidad del conocimiento racional de lo absoluto, lo
acerca al escepticismo.

La actitud del criticismo es reflexiva y crítica. Es el término medio


entre la ingenuidad del dogmatismo y lo absurdo del escepticismo.

Indudablemente la actitud epistemológica del criticismo aporta


elementos valiosos a la Teoría del conocimiento; siendo su autor Manuel
Kant.

Origen del conocimiento.


En éste nuestro enfoque acerca del origen del conocimiento,
partiremos de un juicio por todos conocido: "Los metales se dilatan con el
calor". Analicemos lo que nos suministra nuestra propia experiencia acerca
del origen de este juicio. En la formación de este juicio intervienen ante
todo, nuestros sentidos. En efecto, mediante el sentido del tacto obtenemos
la sensación de calor y mediante la vista verificamos la dilatación del metal.
Pero al mismo tiempo percibimos una relación, o sea una conexión entre la
acción del calor y el hecho de que el metal se dilate. La dilatación sigue a la
acción del calor, a saber, es causada por el calor.
Vemos, pues, que en la formación del juicio: "los metales se dilatan
por el calor", intervienen dos elementos: uno proveniente de los sentidos y
el otro del pensamiento. Surge, pues, el problema, ¿cuál de estos elementos
es definitivo en la formación del juicio mencionado? En otras palabras,
¿dónde tiene su origen el conocimiento? ¿Acaso en la experiencia que
proporcionan los sentidos o en los elementos que elabora el pensamiento?
Además, procede esta otra pregunta: ¿En cuál de los elementos citados se
funda la validez del conocimiento? Las respuestas a estos problemas fueron
muy diferentes a lo largo de la historia del pensamiento filosófico.

Empirismo.

Sostiene que la única fuente del conocimiento humano son los


sentidos, es decir, la experiencia sensible. Según el empirismo, el espíritu no
aporta nada en la elaboración del conocimiento, pues, es una especie de hoja
en blanco en la cual es la experiencia la que escribe. Todos los conceptos
aún los más generales y abstractos son, por lo tanto, fruto de la experiencia
sensible.

Ahora bien, la experiencia sensible puede ser externa e interna,


según que clase de sentidos intervienen en su realización. Existe una forma
de empirismo llamada sensualismo, que admite como única fuente de
conocimiento la experiencia de los sentidos externos. El filósofo francés
Condillac (1715 – 1780), es su representante.

Esta actitud epistemológica tiene sus proyecciones en el campo


metafísico. En efecto, si todo el conocimiento se reduce a la experiencia
sensible, no se podrá llegar jamás al conocimiento suprasensible, capaz de
aprehender realidades suprasensibles o espirituales. El empirismo
epistemológico lleva, necesariamente al escepticismo metafísico.

Racionalismo.

La fuente única del conocimiento humano, según el racionalismo es


la razón. El conocimiento cobra validez si es lógicamente necesario y
universalmente válido. Solamente cuando emitimos un juicio acerca de algo
que tiene que ser así, siempre y en todas partes, y no puede ser de otra
manera, solamente entonces tenemos un juicio verdadero. Así, los
siguientes juicios cumplen con estas exigencias: "El todo es mayor que una
parte". "Todo efecto tiene una causa". En ambos casos vemos que tiene que
ser así y no de otra manera. En efecto, sostener que una parte del todo sea
mayor que el todo, equivale a la contradicción de la razón consigo misma.

Los juicios mencionados poseen, pues, una necesidad lógica y una


validez universal.

Carecen de estas características los juicios provenientes de la


experiencia. Tales como: "los metales se dilatan con el calor", "el agua
hierve a 100°", etc. Existe la posibilidad que suceda diferente. Pues, no
encierran en sí una necesidad lógica. Los juicios que se basan en la
experiencia tienen solamente validez hasta donde pueden ser comprobados.
Su validez, por lo tanto, es limitada.

No sucede lo mismo, sostiene el racionalismo, con los juicios que se


basan en la razón. En efecto, el juicio: "El todo es más grande que una parte
de él", no se apoya en la experiencia, sino tiene su fundamento en la razón:
es lógicamente necesario y universalmente válido. De donde resulta, que el
verdadero conocimiento tiene su fundamento único en la razón.

El origen del racionalismo se encuentra fácilmente en los


cultivadores de las ciencias matemáticas, por ser este conocimiento
predominantemente conceptual y deductivo. Los principales representantes
del racionalismo fueron en la Antigüedad: Platón (427 – 347) y Plotino (205
–270). En la Edad Moderna: Descartes (1596 – 1650), Malebranche (1638 –
1715), y Leibnitz (1646 – 1704).

El mérito principal del racionalismo está constituido por el hecho de


destacar el factor racional en el conocimiento humano. Pero, al pretender
establecer la razón como fuente única del conocimiento humano, cae en el
exclusionismo, del cual a su vez deriva su posición dogmática.

Sin duda, el racionalismo, por operar con conceptos suprasensibles


abre el camino hacia las verdades metafísicas.

Apriorismo.

Es una corriente epistemológica que intenta mediar entre el


empirismo y el racionalismo. Manuel Kant, es el autor principal del
apriorismo, ante todo hace una crítica de ambas actitudes extremistas y
luego procura resolver el problema planteado.
La actitud racionalista, sostiene Kant, es una actitud dogmática;
además, aún admitiendo con el racionalismo las ideas innatas, ¿ cómo se
establece la relación entre ellas y los objetos?

El empirismo por su lado, prosigue la crítica Kantiana, toma en


cuenta las relaciones que rigen las impresiones sensibles. Además, el
empirismo no explica leyes que rigen el fenómeno y que son la base del
progreso científico. Pues, es incapaz de fundamentar una metafísica que el
espíritu humano exige.

Prosigue Kant, el racionalismo admite solamente los juicios


"analíticos", o sea, juicios en los cuales la idea expresada en el predicado
está contenida en la extensión del sujeto. Estos conocimientos a priori, son
independientes de la experiencia y, por ende, son inútiles.

El empirismo, a su vez, admite solamente los "juicios a posteriori",


es decir, juicios en los cuales la relación entre el sujeto y el predicado se
funda en los datos de la experiencia. Dichos juicios tienen el mérito de
expresar un contenido concreto, pero son incapaces de fundamentar una
ciencia.

Frente a la deficiencia de estas dos actitudes extremistas, Kant


presenta su tesis: para hacer posible la ciencia y construirla son necesarios
los conocimientos tanto "a priori" como "a posteriori". Gracias a los
primeros se podrá establecer las leyes científicas y los segundos permitirán
determinar el contenido de la ciencia.

Esta clase de conocimientos se podrá obtener mediante los juicios que


Kant llama "juicios sintéticos a priori". Dichos juicios provienen de la
forma "a priori" que es la base del conocimiento, y de la experiencia "a
posteriori" que es el contenido del conocimiento. Pero ahora aparece
también aquí la dificultad que se presentó en el racionalismo ¿Cómo aplicar
la forma "a priori" al contenido de la experiencia que es una forma "a
posteriori", siendo que una forma es independiente de la otra? Kant resuelve
la dificultad diciendo que la forma "a priori", es decir, el elemento racional,
es el que establece las relaciones necesarias y universales entre los
fenómenos del contenido. Con esto Kant afirma que: "el orden de las cosas
los forma la actividad de nuestro entendimiento".La experiencia sensible
nos proporciona solamente el contenido, que es un "material caótico"; el
sujeto pensante establece la relación, el orden en dicho material. De lo cual
resulta que el sujeto es el coordinador y constructor del mundo de la
experiencia. De esta manera queda suprimido el problema de la relación
entre el pensamiento y las cosas. El orden del pensamiento imprime el orden
a las cosas. El conocimiento por lo tanto, tiene su origen en la síntesis
inseparable de las leyes del pensamiento y el contenido de la experiencia.

Surge ahora naturalmente la pregunta, ¿cuáles son estas formas a


priori que hacen posible el conocimiento? Estas formas "a priori" inherentes
a nuestro espíritu son las formas del espacio y del tiempo. Mediante la
forma a priori espacio, nuestro espíritu consigue la ordenación externa de
nuestras sensaciones y mediante la forma a priori tiempo, nuestro espíritu
establece el orden interno. Así por ej. , la forma "a priori" establece el
diseño de las figuras geométricas en el espacio y los nuevos aspectos de los
números en el tiempo: 5 más 7= 12.

Todo esto lo realiza el espíritu mediante la intuición, que es el primer


grado de la actividad "a priori".

Pero el espíritu, además de intuir, puede pensar. Así se llega al


segundo grado de la síntesis, que implica una relación más estrecha entre las
diferentes intuiciones. Esa nueva síntesis se realiza mediante el juicio. Las
formas del juicio son las categorías en las cuales tienen su origen los
conceptos. Así las cualidades que constantemente persisten en el espacio, se
tornan substancia y las que persisten en el tiempo, en causa. Substancia y
causa no tienen valor por sí mismos, sino que son dos formas, dos
categorías del pensamiento. Es el pensamiento, pues el legislador de la
naturaleza y el constructor del mundo. La validez de la categoría nos
permite el conocimiento universal y necesario.

Kant opina que de esta manera ha superado el racionalismo y el


empirismo.

Esencia del conocimiento humano.


Las teorías epistemológicas que procuran determinar la esencia del
conocimiento son muchas. Nos detendremos brevemente en dos: El
Idealismo y el Realismo.

El Idealismo.
Ante todo hay que dejar en claro la distinción neta entre el idealismo
metafísico y el idealismo epistemológico.

Llamase idealismo metafísico al sistema filosófico que sostiene que el


fundamento de toda realidad son las fuerzas espirituales o potencias ideales.

El Idealismo epistemlógico sostiene la prioridad del pensamiento


sobre lo real. La conciencia constituye el mundo de lo real. Al suprimir los
objetos reales deja solamente los contenidos de la conciencia.

Atendida esta exposición, la crítica que suele presentarse al idealismo


es la siguiente:

a) El idealismo es, ante todo, una actitud del todo gratuita; pues, asevera sin
pruebas que el objeto del pensamiento no puede ser sino el pensamiento;
que el acto de conocimiento, por ser una acción inmanente, no puede asir
otra cosa que no sean estados interiores, a saber, estados de conciencia. Esta
afirmación es ambigua. Es cierto que el pensamiento no capta sino objetos
de pensamiento; pero, decir "objetos de pensamiento" no equivale necesaria
ni idénticamente a estado interior de conciencia.

b) El idealismo, si se lo examina a fondo es indefendible, pues conduce


inevitablemente al solipsismo, según el cual un más allá del pensamiento es
impensable, porque el acto de conciencia no puede salir de su propia
interioridad; el ser se confunde con el percibir.

El Realismo.

Esta actitud epistemológica acepta la existencia de las "cosas reales"


fuera de la conciencia. La prioridad del objeto sobre el sujeto. Esto último
se puede entender de diferentes maneras y de ello proceden las diferentes
clases de realismo.

a) Realismo Indirecto.- en esta actitud epistemológica, la prioridad del


objeto respecto del sujeto significa principalmente la parte de pasividad que
nuestro conocimiento comporta en razón de la receptividad sensible. El
conocimiento, afirma dicho sistema, que nosotros adquirimos de las cosas,
es a base de sensaciones pasivamente recibidas. Estas de suyo son objetivas,
pues, ellas son asidas por la conciencia como un efecto, de la acción de los
objetos que actúan como causas.
b) Realismo Inmediato.- esta actitud excluye la noción de causalidad
cuando se trata de la prioridad del objeto respecto del sujeto y le da un
sentido mucho más amplio. La prioridad del objeto significa para el
realismo inmediato el punto de partida del conocimiento humano. Más
exactamente, a la base de nuestras nociones abstractas y de nuestras
afirmaciones, hay una presencia de lo real delante de la conciencia. Esto
real inmediatamente presente, es sin duda, el real sensible, captado por los
sentidos; mas este real es al mismo tiempo inteligible, y como tal, presente a
través de los sentidos, a la conciencia intelectual.

Según ese realismo inmediato, no se niega que la conciencia humana


aporta en la elaboración final del conocimiento una parte considerable. La
presencia inmediata no es más que un catalizador del proceso cognitivo. En
el realismo inmediato se acentúa, ante todo, la dualidad sujeto-objeto
inherente a todo acto del conocimiento humano. Nos pone el sujeto frente al
objeto; destaca la prioridad del objeto respecto del sujeto y pone en
evidencia la actitud activa de la conciencia en el acto de conocer.

Criterio de la verdad.
Antes de enfocar dicho problema, aclararemos el término de
"verdad". En la vida diaria hablamos de "oro verdadero", de "amigo
verdadero", de "cuadro hermoso", etc. En todos estos casos queremos
afirmar que lo que es, "es". Y en eso cabalmente consiste la verdad. Sin
embargo, debemos distinguir claramente entre la verdad ontológica y la
verdad lógica.

a) Verdad Ontológica.- expresa el ser de las cosas, en cuanto corresponde


exactamente al nombre que se le da; es la conformidad de un objeto con su
naturaleza, representada por la idea. Poseer esta verdad, es conocer las cosas
tal cual ellas son. Por ej., "este metal es oro" expresa una verdad ontológica,
si el metal indicado es realmente oro.

b) Verdad lógica.- yo puedo emitir también un juicio que expresa


conveniencia o disconveniencia entre dos ideas; por ej.,"este oro es puro".
En este caso se trata de la verdad lógica que expresa la conformidad del
espíritu con las cosas, es decir, conformidad del espíritu con la verdad
ontológica.
La historia de la filosofía nos expone numerosos criterios de verdad
que adoptan los diferentes sistemas filosóficos. Se pueden dividir en: a)
Criterios externos y b) Criterios internos. Estos a su vez se subdividen en:
interno-subjetivos e interno-objetivos.

a) Criterios externos:

- La revelación.- criterio sostenido por el obispo francés Daniel Huet,


afirmando que la sola razón humana no puede salir por sus propias fuerzas
de la probabilidad, por lo tanto, necesita de la revelación por parte de Dios
para llegar a la certeza.

- El tradicionalismo.- sostenido por Bonald. En este sistema la tradición es


el criterio de verdad. Lo que se conforma con la tradición es verdadero; lo
que a ella contradice, falso.

- El consentimiento común o de la razón universal.- Lamennais sostiene


este criterio. Según él, el criterio de verdad es la autoridad que tiene la
conformidad de juicios y pareceres de los hombres.

- La utilidad.- El pragmatismo sostiene que los juicios son verdaderos si de


ellos fluyen resultados útiles para el hombre.

- Etc.

b) Criterios internos subjetivos:

- Según Protágoras, "el hombre es la medida de todas las cosas", y por lo


tanto es verdadero aquello que a cada uno le parece serlo.

- Criterio del instinto ciego.- Lo sostiene Tomás Reid. El alma humana


tiene una facultad especial que él llama "sentido común", que viene a ser
una especie de instinto que irresistiblemente nos lleva a admitir como
verdaderos ciertos principios, aunque no veamos la razón de su verdad.

- Criterio del sentimiento.- Su sostenedor es F. Jacobi. El criterio de la


verdad es una especie de sentimiento superior por el cual espontánea e
irresistiblemente creen los hombres.

- Criterio del imperativo categórico.- Kant sostiene que la certeza moral


es una creencia y no una visión intelectual objetiva.
c) Criterio interno objetivo:

Según esta posición filosófica, el criterio de la verdad es la evidencia.

- René Descartes.- sostiene que la idea clara y distinta del sujeto es el


criterio de la verdad.

- Criterio de la evidencia.- Llamase evidencia la plena claridad con que la


verdad se impone a la adhesión de la inteligencia.

Según esta opinión, el criterio de la verdad es algo necesario y a la


vez suficiente para que el espíritu dé su asentimiento sin miedo a errar. …

Cuando Aristóteles menciona que todos los hombres desean por


naturaleza conocer se refiere a que desde pequeños sentimos
curiosidad por las cosas que nos rodean y queremos saber más sobre
ellas.
No es algo que desarrollemos por nuestros medios sino que por
naturaleza humana sentimos la necesidad ampliar nuestro
conocimiento, que es considerado un bien que perfecciona la
naturaleza ya que nos aproxima a la sabiduría.
Hablamos del término sabiduría porque Aristóteles era un filósofo
dogmático.
1. La cita “A través del conocimiento le vamos dando significado al
mundo en que vivimos quiere decir que el descubrir lo oculto de este
mundo le da sentido a nuestra vida que sin el conocimiento sería vacía
y sin rumbo (mientras más conocimiento adquirimos menos nos cuesta
entender como es el mundo y su funcionamiento).
Aristóteles era esencialista, el esencialismo nos dice que el ser
humano piensa y luego existe, por lo tanto nosotros reflexionamos que
hay que tener conocimiento para poder pensar correctamente y así,
existir.
2. El conocimiento a tenido distintos significados e importancia a través
de la historia. Por ejemplo, en la Antigüedad el conocimiento era
primordial para entender la vida y como actuar en ella. Los sabios eran
considerados como tales ya que representaban la mayor cantidad de
conocimiento y su vida era considerada “la vida feliz”.
El conocer permitía ver las cosas con claridad y sin parcialidades, es
decir, sin errores.

Luego, en la Modernidad, el conocimiento deja de ser importante para


ver la “realidad” del mundo y se transforma en un conocimiento
científico.
El sabio como representación máxima del conocimiento es cambiado
por la imagen del Investigador.
El conocimiento era considerado una forma de poder sobre los demás
que a la vez evitaba la manipulación externa.

En la actualidad el conocimiento no solamente está almacenado en


nuestra experiencia sino bancos de información, a los que debemos
tener capacidad y facilidad de acceder. Por lo que ya no se trata de
conocer la vida ni como funciona sino de ser operativo
La nueva figura más representativa del conocimiento es el
administrador de empresas u operador.

3. La gnoseología o teoría del conocimiento es la disciplina que


reflexiona acerca del conocimiento en general. Se pregunta si no es
posible el conocimiento, cuáles son los limites del conocimiento
humano, cómo se relacionan experiencia y razón, cómo es posible
pasar del conocimiento de lo particular y concreto al concepto, que es
universal.
Ejemplo de planteo actual acerca del conocimiento: ¿Cómo organizo el
conocimiento para que pueda acceder a los bancos de información?
4. El conocimiento es una actividad que siempre involucra a alguien
(sujeto) que conoce algo (objeto). El conocimiento es esta relación
Se ha planteado como problema en todas las épocas y en cada una se
ha acentuado o bien el papel del objeto, o bien el papel del sujeto que
conoce, y se ha interpretado el vínculo entre ambos de forma
diferente.
Interpretación tradicional: El conocimiento es interpretado como una
relación entre el sujeto que quiere conocer y el objeto que va a ser
conocido. En el acto de conocer, el objeto no modificado: no cambia;
en cambio el sujeto si lo hace ya que adquiere información del objeto y
la hace propia

Interpretación moderna: La principal deferencia de esta interpretación


con la tradicional es que en esta, tanto el sujeto como el objeto son
modificados en la relación entre ambos, el sujeto se modifica por
adquirir conocimiento del objeto, y este también cambia su imagen
para con el sujeto, ya que será interpretada de una forma distinta para
él.

Interpretación actual: La posición más importante acerca del


conocimiento es la fenomenología. El conocimiento no se adquiere a
través de un acto, sino a través de más de uno, mientras más hechos
vividos, más experiencia acumulamos y mientras más experiencia
tenemos, más conocimiento se tiene.

5. Conocer y pensar no es lo mismo.


Dallera nos dice que el pensar es lo más importante en la filosofía, que
le es indispensable. Pero, para pensar debemos conocer, que es tener
noción del objeto sobre el cual pensamos. Pensando aumentamos
nuestro conocimiento, lo ampliamos. Pensar es indagar sobre lo que
conocemos.

Biografía de Platón
Platón se llamaba en realidad Abrastoles. Recibió el apelativo con el
que le conocemos y que significa ""espalda ancha" por su corpulencia.
Durante su juventud llegó a ser bicampeón olímpico de lucha.
Pertenecía a una familia noble. Su padre, Aristón, se decía
descendiente del rey Codro, el último rey de Atenas. Su madre
Períctiona, descendía de la familia de Solón, el antiguo legislador
griego. Era además hermana de Cármides y prima de Critias. Platón
tuvo dos hermanos, Glaucón y Adimanto, y una hermana, Potone. Tuvo
una educación esmerada en todos los ámbitos del conocimiento. De
joven, Platón tuvo ambiciones políticas pero se desilusionó con los
gobernantes de Atenas. Es posible que se iniciara en la filosofía con
las enseñanzas del heracliteano Cratilo. Cuando cuenta veinte años
tiene lugar el encuentro con Sócrates que contaba entonces 63 años y
se convertirá en su único maestro hasta su muerte. Se proclamó
discípulo de Sócrates, aceptó su filosofía y su forma dialéctica de
debate: la obtención de la verdad mediante preguntas. Parece ser que
fue testigo de la muerte de su maestro. Temiendo por su vida,
abandonó Atenas algún tiempo y viajó a Italia, Sicilia y Egipto. En el
año 387 Platón fundó en Atenas la Academia, institución a menudo
considerada como la primera universidad europea. Se daban materias
como astronomía, biología, matemáticas, teoría política y filosofía.
Aristóteles fue su alumno más destacado. Ante la posibilidad de
conjugar la filosofía y la práctica política, viajó a Sicilia en el año 367
a.C. para ser tutor del nuevo gobernante de Siracusa Dionisio el Joven.
El experimento fracasó. Platón regresó a Siracusa en el año 361 a.C.,
pero una vez más su participación en los acontecimientos sicilianos
tuvo poco éxito. Pasó los últimos años de su vida dando conferencias
en la Academia y escribiendo. Murió próximo a los 80 años
en Atenas en el año 348 o 347 a.C.
Es el primer pensador griego cuya obra se ha conservado
íntegramente, y Aristóteles ha transmitido incluso fragmentos de su
enseñanza oral en la Academia, al parecer discordante con sus
escritos. Sus escritos adoptaban la forma de diálogos, exponiendo
ideas filosóficas, se discutían y se criticaban en el contexto de una
conversación o un debate en el que participaban dos o más personas.
El primer grupo de escritos de Platón incluye 35 diálogos y 13 cartas.
Platón diferencia dos ámbitos del conocimiento. Uno es el de lo
opinable, llamado doxa también, aquellos conocimientos a los que
damos nuestro asentimiento sin exigirles demostración, aquellos
conocimiento que nos guían en nuestra vida cotidiana, el conocimiento
del medio que nos rodea y de las personas.
El otro ámbito de lo ilegible, el verdadero conocimiento (episteme) que
incluye el conocimiento matemático y el filosófico, un saber que a
través de un trabajo de la inteligencia cada vez mayor y complejo se
independiza de la percepción sensible para alcanzar un saber sin
supuestos.
Platón establece una gradación en el conocimiento humano, que
podría marcarse como un ascenso desde la ignorancia hacia un
conocimiento más completo.
Atribuye el grado inferior de conocimiento a la imaginación, esta se
ocupa de imágenes, de copias de simulacros que tienen mayor
capacidad de engañarnos haciendo que las confundamos con el
conocimiento verdadero. No es lo mismo conocer algo por lo que nos
han contado de él que ver, tocar ese “algo” para saber cómo es cómo
funciona.
El conocimiento de lo sensible es un conocimiento de naturaleza
inferior, que ocupa el segundo grado en el ámbito de lo opinable o
doxa, está todavía lejos de ser un conocimiento verdadero. La facultad
que le corresponde es la creencia y su característica fundamental es la
incapacidad de dar razón a aquello en que se cree. Sabemos por
práctica, por costumbre, por la experiencia personal, pero no es un
saber seguro hasta que no se compruebe y a la vez, carece de
justificación racional.
En el ámbito de lo inteligible o episteme Plató diferencia también dos
niveles. El inferior de esos dos es el pensamiento discursivo, propio de
la matemática que son ideas que se apoyan en imágenes sensibles y
en supuestos para alcanzar una conclusión.
Así ubica al pensamiento discursivo como la mediación entre la mera
opinión y el trabajo de la inteligencia pura o nous, propia de la filosofía.
Éste es el grado superior del conocimiento. El nous es la facultad del
alma a través de la cual se contemplan las ideas, es decir el
conocimiento de la idea que lo realiza el alma.
Idea es el máximo grado de conocimiento que se puede alcanzar, el
que logra educar su alma podrá lograr la idea, que es lo perfecto, lo
ideal.
No se apoya en imágenes sensibles para llegar a una conclusión ya
que las imágenes sensibles se apoyan en las ideas y no en viceversa.
Uno pasa por todos los tipos de conocimiento antes de llegar a la idea,
si es que lograr llegar.

Biografía de Kant:
(Königsberg, hoy Kaliningrado, actual Rusia, 1724-id., 1804) Filósofo
alemán. Hijo de un modesto guarnicionero, fue educado en el pietismo.
En 1740 ingresó en la Universidad de Königsberg como estudiante de
teología y fue alumno de Martin Knutzen, quien lo introdujo en la
filosofía racionalista de Leibniz y Wolff, y le imbuyó así mismo el interés
por la ciencia natural, en particular, por la mecánica de Newton.
Su existencia transcurrió prácticamente por entero en su ciudad natal,
de la que no llegó a alejarse más que un centenar de kilómetros
cuando residió por unos meses en Arnsdorf como preceptor, actividad
a la cual se dedicó para ganarse el sustento luego de la muerte de su
padre, en 1746. Tras doctorarse en la Universidad de Königsberg a los
treinta y un años, ejerció en ella la docencia y en 1770, después de
fracasar dos veces en el intento de obtener una cátedra y de haber
rechazado ofrecimientos de otras universidades, por último fue
nombrado profesor ordinario de lógica y metafísica.
En el pensamiento de Kant suele distinguirse un período inicial,
denominado pre crítico, caracterizado por su apego a la metafísica
racionalista de Wolff y su interés por la física de Newton. En 1770, tras
la obtención de la cátedra, se abrió un lapso de diez años de silencio
durante los que acometió la tarea de construir su nueva filosofía crítica,
después de que el contacto con el empirismo escéptico de Hume le
permitiera, según sus propias palabras, «despertar del sueño
dogmático».
En 1781 se abrió el segundo período en la obra kantiana, al aparecer
finalmente la Crítica de la razón pura, en la que trata de fundamentar el
conocimiento humano y fijar así mismo sus límites; el giro copernicano
que pretendía imprimir a la filosofía consistía en concebir el
conocimiento como trascendental, es decir, estructurado a partir de una
serie de principios a priori impuestos por el sujeto que permiten ordenar
la experiencia procedente de los sentidos; resultado de la intervención
del entendimiento humano son los fenómenos, mientras que la cosa en
sí (el nóumeno) es por definición incognoscible.
Pregunta fundamental en su Crítica es la posibilidad de establecer
juicios sintéticos (es decir, que añadan información, a diferencia de los
analíticos) y a priori (con valor universal, no contingente), cuya
posibilidad para las matemáticas y la física alcanzó a demostrar, pero
no para la metafísica, pues ésta no aplica las estructuras
trascendentales a la experiencia, de modo que sus conclusiones
quedan sin fundamento; así, el filósofo puede demostrar a la vez la
existencia y la no existencia de Dios, o de la libertad, con razones
válidas por igual.
El sistema fue desarrollado por Kant en su Crítica de la razón práctica,
donde establece la necesidad de un principio moral a priori, el llamado
imperativo categórico, derivado de la razón humana en su vertiente
práctica; en la moral, el hombre debe actuar como si fuese libre,
aunque no sea posible demostrar teóricamente la existencia de esa
libertad. El fundamento último de la moral procede de la tendencia
humana hacia ella, y tiene su origen en el carácter a su vez nouménico
del hombre.
Kant trató de unificar ambas "Críticas" con una tercera, la Crítica del
juicio, que estudia el llamado goce estético y la finalidad en el campo
de la naturaleza. Cuando en la posición de fin interviene el hombre, el
juicio es estético; cuando el fin está en función de la naturaleza y su
orden peculiar, el juicio es teleológico. En ambos casos cabe hablar de
una desconocida raíz común, vinculada a la idea de libertad. A pesar
de su carácter oscuro y hermético, los textos de Kant operaron una
verdadera revolución en la filosofía posterior, cuyos efectos llegan
hasta la actualidad.

El conocimiento requiere siempre una crítica, porque las cosas no


suelen ser como parecen o como creían que eran. La posición critica
es la que examina, la que desoculta, que se pregunta el porque de
todo. Se diferencia de la actitud natural en que esta da todo por obvio,
todo lo aceptar sin preguntarse nada, el dogmatismo considera ciertas
afirmaciones como indiscutibles e incuestionables.
Sabemos que en el conocimiento siempre se ponen en juego
prejuicios, ideologías y saberes previos, que si no se consideran
dirigen el rumbo de lo que queremos saber.
La postura crítica implica saber acerca de estas determinaciones que
nos afectan cuando queremos conocer. No se sabe si las podemos
eliminar definitivamente pero al menos podremos manejarlas a nuestro
gusto. Para conocer algo debemos dejar de lado todo remoto
conocimiento que haya venido de otra persona u objeto y se tiene que
analizar objetivamente.
La puesta en cuestión de los conocimientos desde una posición crítica
nos conduce a la búsqueda de fundamentos racionales que dan cuenta
de la verdad o falsedad de lo afirmado.
Kant nos dice que no todo saber es ciencia, porque no todos los
saberes poseen la una fundamentación experimental. Para ser ciencia
el saber debe tener esta fundamentación experimental.
Hasta ahora el saber se regulaba por los objetos, ahora en cambio son
los objetos los que se regulan por las condiciones de posibilidad de
conocimiento del sujeto. Influye la capacidad que tenemos nosotros
para conocer.
Este filosofo expresa que todo conocimiento se inicia con la
experiencia, es necesario que un objeto estimule nuestros sentidos, sin
embargo no todo procede de la experiencia ya que el conocimiento es
una composición entre lo que recibimos de las sensaciones y lo que
nosotros aplicamos por nuestra facultad de conocer. Es decir una parte
de cada una de estas cuestiones y no solo por la experiencia
completamente.
Kant denomina a priori a todo conocimiento que es independiente de la
experiencia, y a posteriori, a todo aquel conocimiento que tiene su
fuente en la experiencia. El objeto es el resultado de la actividad
cognoscitiva del sujeto, por consiguiente está determinado por las
condiciones que hacen posible esa actividad.
¿Cuáles son las condiciones de posibilidad de conocimiento que aporta
el sujeto y que son independientes de la experiencia? Kant va a
distinguir las condiciones de posibilidad del conocimiento que
pertenecen a la sensibilidad y las que pertenecen al entendimiento.
Se llama sensibilidad a la capacidad de nuestro espíritu de recibir
representaciones de los objetos por medio de las intuiciones. La
intuición es la captación inmediata de un contenido sensible. La
intuición tiene un sentido empírico constituido por las sensaciones y
una forma cuyo fin es ordenar la materia que proviene de las
sensaciones. Kant llama formas a priori de la sensibilidad al espacio y
al tiempo. Conocemos aplicando espacio y tiempo y estas son las
condiciones por las cuales nuestra sensibilidad puede captar algo
como objeto. El resultado de la síntesis operada por las formas a priori
del espacio y el tiempo sobre el dato sensible es el fenómeno.
Pero no hay conocimiento sin la actividad del entendimiento, que
determina qué es lo que se conoce y cómo es. Por lo cual el
entendimiento debe aplicarse ahora al fenómeno que fue el resultado
de la primera síntesis realizada en nuestra sensibilidad. Ahora, la
materia del conocimiento va a ser el fenómeno y las condiciones que
hacen posible su comprensión las pone el entendimiento.
Hasta el siglo XIX la filosofía expresa que el conocimiento está
inscripto en la naturaleza humana, aún cuando argumente que el sujeto
también tiene importancia, no pone en duda la idea anterior.
Es decir que conocer es parte de nuestra esencia del ser humano, ya
nacemos con esta esencia, que proviene de la naturaleza humana que
nos ha dado Dios y nadie nos la puede quitar. Todos los seres vivos
humanos tenemos el conocer en nuestra esencia.
A partir del siglo XIX se producen nuevas formas de interpretar la
realidad. Estas nuevas formas de pensar permiten plantear problemas
como éste: ¿Por qué conoce el ser humano? ¿Cual es el fundamento
del conocimiento? A partir de ese momento, la respuesta a esta
pregunta no se redujo a interpretar la existencia del ser humano como
precedida de una esencia en la cual están inscritas todas sus dotes
genéricas.
Las nuevas interpretaciones fueron que el ser humano no traía consigo
la facultad de conocer, sino que esta actividad era resultado de su
propio desarrollo, de su pensamiento de sus valores, que el conocer es
objetivo y es propio a cada uno d los seres humanos, no tenemos la
facultad de conocer en nuestra esencia, ya que esta no existe.

Michel Foucault produce una modificación sustancial en la


interpretación tradicional del conocimiento, el prefiere hablar de una
Arqueología del saber.
En principio hay que decir no es una teoría del conocimiento. El
instrumento es el análisis del discurso, y los conceptos o aspectos
sobre los cuales recae ese análisis son: el conocimiento, el saber y la
verdad.
El discurso: La arqueología no se ocupa de las cosas en sí, sino que su
objeto es el discurso, que sin ser una “cosa”, es “algo”. Podríamos
decir de él, que es un “material incorpóreo”, una relación entre
enunciados. Al discurso se lo reconoce por sus efectos. Estos efectos
son materialidades de significación ( el discurso siempre significa algo),
de exclusión (con lo dicho siempre queda fuera lo que dejo de decir) y
de dominación
Con el análisis del discurso se busca que la cosa se explicite a sí
misma: que se diga. El discurso muestra que no se habla como se ve.
La arqueología se detiene en la superficie de lo dicho porque es lo
único que cuenta. Más allá del discurso no hay nada. Por lo que quien
elabora el discurso dominante, organiza una aprehensión de lo
inteligible, organiza una manera de entender lo que pasa.

El saber: Es el tema central de la arqueología. Es a esa instancia a


la que se busca acceder con el análisis del discurso. Podemos definir
el saber, tal como se entiende en este contexto, como un complejo de
elementos discursivos (enunciados, relaciones entre enunciados), y no
discursivos (prácticas institucionales, sociales e ideológicas)
El saber no es lo mismo que “lo que se conoce”. Entendido como un
complejo de elementos discursivos, el saber es generador de una
práctica ejercitada al nivel de los discursos. Las conceptualizaciones en
ese nivel son “activas”, queriendo decir que desde la producción del
discurso se elabora una manera de entender el mundo y las cosas (el
saber es la forma en que se entiende el mundo en cada momento
histórico; es una construcción histórica generada a partir de los
discursos). Se dice entonces que desde esa práctica se reorganiza la
experiencia. Esta reorganización es aquello que se conoce, o que se
puede conocerse, por lo tanto, el conocimiento está subordinado al
saber.

Conocimiento: Es un tipo de violencia ejercida sobre las cosas,


porque la práctica discursiva “fuerza” a la cosas a ser del modo que el
discurso dominante “las pinta”. Entre el discurso que produce
conocimiento y su objeto real no existe ni identidad ni semejanza. En
primer lugar, esta postura rechaza la idea del conocimiento como
representación o como reproducción el objeto en el sujeto (en este
sentido el conocimiento no tiene ningún referente en la realidad exterior
por lo que se dice que el conocimiento esta subordinado al saber ya
que conocer producir las condiciones para comprender las cosas.
Lo único que genera el discurso es un conjunto de reglas que
posibilitan la aparición de lo cognoscible, es decir que el correlato del
discurso son las reglas que él mismo produce para que se pueda
“entender” lo que ocurre
Si el conocimiento es una producción, nada que se conozca puede ser
estable o eterno. En síntesis, el conocimiento es un sistema práctico e
ideológico de apropiación de conceptos y enunciados dentro de un
saber.

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