Sobre la república restaurada: Los esfuerzos de los liberales por mejoras las condiciones
sociales, económicas y culturales del país.
El 20 de junio de 1867 se ondeó la bandera blanca en la catedral y Porfirio Díaz hizo su entrada triunfante al frente de la primera división del ejército. Con Díaz, entró Juan José Baz, quien mandó que todo vecino servidor del segundo imperio compareciera a pena de muerte, en la Antigua Enseñanza o en Santa Brigada. El 15 de Julio de 1867 Juárez entró triunfante a la capital, y a su llegada se amansó el patriota rencoroso. En la segunda quincena de Julio es Juárez pone en orden la autoridad. El 20 proclama los nombres del ministro:
Sebastián Lerdo de Tejada en Relaciones y Gobernación
José María Iglesias en Hacienda Antonio Martínez de Castro en Justicia en Instrucción Pública Blas Balcárcel en Fomento Ignacio Mejía en Guerra El día 23 suspende las facultades concedidas durante la lucha a los jefes del ejército y dispone a reducir las tropas y repartirlas en cinco divisiones
Porfirio Díaz comandaría la de oriente
Ramón Corona comandaría occidental Juan Álvarez comandaría el sur Mariano Escobedo en la región norte Nicolás Régules en la del valle Había periódicos muy impacientes por la “reforma total”, entre ellos se encontraban el siglo XIX y el Monitor Republicano. Poco más tarde reclamaron la convocatoria a elecciones. Por fin el 18 de agosto apareció la convocatoria para elecciones con el siguiente añadido: “en el acto de votar los ciudadanos...expresarán...si podrá el Próximo Congreso de la Unión, sin necesidad de observar los requisitos establecidos por el artículo 127” introducir en la Constitución un vigorizante para el Poder Ejecutivo. Ante esto, casi toda la prensa periódica se declaró en contra del gobierno por la bendita convocatoria. Aquel verano en que entraron los liberales, Gabino Barreda encapsuló en tres palabras el plan peleado por los liberales: “libertad, orden y progreso”. La libertad política, de trabajo, religiosa, de expresión, económica y de casi todo, como medio; orden en los sentidos de paz, concordia, ley, sistema y jerarquía, como base; y progreso, es decir, producir cada vez más, lo más pronto posible en todos los órdenes de la vida. El 22 de septiembre dieron principio las elecciones primarias. La masa como de costumbre, se abstuvo de votar. Las elecciones secundarias optaron por reelegir al presidente Juárez, por formar una cámara de diputados adoradores de la libertad, el orden y el progreso y una Suprema Corte de Justicia de la misma índole. Así fue como México, durante diez años, fue asunto de una minoría liberal cuya élite la formaban dieciocho letrados y doce soldados. Los nombres de los dieciocho letrados son aun reconocibles: Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias, José María Lafragua, José María Castillo Velasco, José María Vigil, José María Mata, Juan José Baz, Manuel Payno, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez, Ignacio Luis Vallarta, Ignacio Manuel Altamirano, Antonio Martínez de Castro, Ezequiel Montes, Matías Romero, Francisco Zarco y Gabino Barreda. La nómina de los militares son: Porfirio Díaz, Manuel Gonzáles, Vicente Riva Palacios, Ramón Corona, Mariano Escobedo, Donato Guerra, Ignacio Mejía, Miguel Negrete, Gerónimo Treviño, Ignacio Alatorre, Sóstenes Rocha, Diódoro Corella. Al restaurar la república la edad promedio de los dieciocho cultos era de 45 años y la de los doce militares de 36. La mayoría de los letrados eran de la misma cámara de Juárez y eran juaristas, y la casi totalidad de los soldados eran de la generación de Díaz se sentían porfiristas. El club de los 18 se formó en los mejores institutos educativos de la época: El Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, el colegio del Espíritu Santo de Puebla, Colegio Clerical, El colegio de San Idelfonso, Colegio de San Gregorio. Por la parte de los espadachines sólo algunos tuvieron buena formación educativa, respecto a los demás, tuvieron poca o ninguna formación académica.l