Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Libro en Papel
La otra educación
L. J. Splitter y A. M. Sharp
Editorial Manantial. Argentina 1996
Este libro se encuentra disponible en formato papel en la biblioteca del Instituto de Profesores Artigas
Nuestras experiencias en la clase y en la formación docente nos han enseñado que entre
la numerosas habilidades que se requieren para construir y sostener una comunidad de
indagación, tienen un lugar especial aquellas relacionadas con formular, hacer y
responder preguntas. Más aún, la reconstrucción de la clase como comunidad de
indagación dialógica depende en gran medida de la naturaleza y calidad de las preguntas
que hacen los estudiantes y los docentes.
Como las habilidades pedagógicas en general, el buen cuestionamiento se construye a
partir de la comprensión del contenido y los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Aquellas preguntas que son consideradas como las más valiosas, por una parte, van a
servirse y ampliar nuestro conocimiento y, por la otra, van a “examinar la lógica” que
hace que el conocimiento y el propio pensamiento sean posibles. En la siguiente
discusión vamos a explorar aquellos aspectos de las preguntas y del preguntar que
promueven la indagación cooperativa en la clase.
Comencemos esta tarea volviendo sobre algunos puntos básicos. ¿Por qué hacemos
preguntas? Obviamente, porque queremos respuestas. Pero esa contestación rápida está
lejos de ser satisfactoria. Para ver por qué, vamos a considerar algunos ejemplos como
casos paradigmáticos.
Podemos ver de inmediato que lo que se busca en el acto de preguntar puede no ser en
absoluto una respuesta per se. En estos ejemplos ilustrativos, lo que persigue el que
pregunta va desde la información en forma de indicaciones hasta el análisis semántico
de algunos conceptos; desde el conocimiento de lo que un estudiante sabe (o puede
recordar) hasta conseguir una segunda porción de copos de maíz. Lo que podemos
postular a partir de estos ejemplos es que aquellos que preguntan están buscando algo
que: a) no conocen o no tienen; b) creen que será revelado, al menos en parte, por la
respuesta dada, y c) es de algún modo importante para ellos. En cada caso, quien
pregunta siente curiosidad por una u otra cosa. Más aún, parece haber una conexión
lógica entre curiosidad o perplejidad, por un lado, y la tendencia a formular preguntas
por otro. Si alguien se siente perplejo por algo, debe tener por lo menos una pregunta
sin respuesta sobre ello. La relación inversa no es tan clara: formular preguntas no es
una señal automática de perplejidad.
La respuesta literal (verbal) a una pregunta podría no ser siquiera de particular ayuda,
como lo vemos en los dos primeros ejemplos (A y B) en el caso que en que se
respondieran “si” o “no” respectivamente. En contraste, la pregunta C invita a una
respuesta verbal que clarifique o analice el significado de ciertos conceptos
problemáticos. Pero cualquier respuesta que se ofrezca probablemente conduzca a más
preguntas y respuestas – en otras palabras, al diálogo – Esta clase de preguntas puede
ser construida como una “invitación” a la indagación y aquello que se ofrece en
respuesta, como una “etapa de satisfacción” en el proceso de indagación, más que un
punto de cierre absoluto.
La pregunta D difiere de las otras en que la respuesta a la pregunta misma no es ni
problemática ni desconocida, al menos a los ojos de quien pregunta. Podría ser hecha
por un profesor que busca información de segundo orden, estos es, información que
indicará si quienes son interrogados conocen la información original (de primer orden) o
no.(Naturalmente, también es posible que el objetivo principal del docente sea
disciplinario y no se base en contenidos: usa la pregunta como un medio para que un
estudiante desatento vuelva a su “tarea”)
Las dos primeras clases de preguntas (A y B), las denominaremos preguntas corrientes
o PCs, por la obvia razón de que abarcan la gran mayoría de las preguntas de la vida
cotidiana y los contextos en que se responden. Las PCs son usadas en situaciones en las
cuales queremos algo que no tenemos – información, indicaciones, comida --; entonces
preguntamos a quien (creemos) lo tiene. Con las PCs el ejercicio de preguntar se cierra
cuando este punto en particular es satisfecho (o no, como podría ocurrir en algún caso).
A menudo, las PCs se pasan por alto cuando se aborda el tema de las preguntas en la
clase. Esto se debe probablemente a que el contraste entre el tipo C y el tipo D de
preguntas parece más interesante. Pero deberíamos notar i) que los niños hacen PCs
todo el tiempo, y ii) que las hacen de acuerdo con la imagen que tienen de sí mismos
como ignorantes respecto de los docentes y los otros adultos. No necesariamente
debemos condenar esta tradición: sería simplista subestimar el papel que las PCs pueden
desempeñar legítimamente en el aprendizaje, a pesar de sus imperfecciones cuando se
promueve la indagación.
Además, lo que a alguien le parece una PC que requiere de una respuesta directa, puede
no ser así para otra persona. Las PCs, como todas las preguntas, implican supuestos
Material seleccionado para cursos de Didáctica de la Filosofía
Prof. Isabel González, Janett Tourn, Mónica Planchón
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
pensamiento independiente por parte de los estudiantes: después de todo, las reglas del
juego dicen que los estudiantes saben que el docente conoce la respuesta por anticipado,
habitualmente debido a una condición previa (“Nunca formula una pregunta si no
conoce ya la respuesta” , “Puedes decir por su voz que está tratando de hacernos decir
aquello sobre lo que ya pensó”) En consecuencia, debemos ser escépticos respecto de la
predominancia de las PRs en el currículum. Las PRs no propician la indagación, ni
involucran a los estudiantes en sus propias experiencias educacionales. Deben ser la
forma preferida de interrogación por parte del docente pero, usadas de manera
inflexible, provocan una sensación de impotencia en los estudiantes.
Pocos negarían que las escalas de poder y control en la clase se inclinan a favor de los
docentes. Este desequilibrio surge en gran medida de su apropiación de las preguntas:
ellos formulan preguntas cuyas respuestas ya conocen (PRs) y (menos frecuentemente)
responden preguntas que les formulan estudiantes que se perciben a sí mismos como
ignorantes (PCs). Ambas clases de preguntas revelan un interés preponderante por
obtener información, que prevalece sobre el interés por las preguntas mismas o por los
problemas que subyacen a éstas. La investigación, la observación y los informes que
abundan en las anécdotas nos dicen que la mayoría de las preguntas en la clase exigen
poco más que recordación. Esto incluye preguntas que son aparentemente “abiertas”,
pero que en realidad son cerradas. Aquí la enseñanza se empobrece demasiado –cuando
puede ser comparada con un programa de preguntas y respuestas en TV, con sus
premios a las “respuestas correctas” a preguntas independientes y en gran medida
dignas de olvido-. Esto refuerza la idea de que la escolaridad es, en su mayor parte, un
juego de docentes y examinadores anticipadores. Hablando en general, las PRs sugieren
adoctrinamiento antes que educación, en la medida en que muchas de las respuestas
sobre las que se insiste están, teóricamente, abiertas al cuestionamiento, pero en la
práctica rara vez se las cuestiona. Anticiparse al docente es un juego en el cual la
evaluación crítica y la exploración no tienen lugar.
Las PCs y las PRs no promueven el tipo de diálogo que propicia la indagación –en
realidad son habitualmente incompatibles con el proceso dialógico –. No es sólo que
son percibidas como medios para alcanzar fines –pues esto puede valer para todas las
preguntas- sino que no tienen valor intrínseco para docentes y estudiantes. Esto
difícilmente sea un problema en las situaciones cotidianas en las que formulamos
preguntas corrientes. El turista y Oliver Twist buscan indicaciones y comida
respectivamente, no un discurso sobre el sentido de la vida. Pero es en definitiva un
problema en la clase, donde los niños, cuya práctica de formulación de preguntas está
limitada a hacer y responder preguntas corrientes y retóricas, pasan por alto que las
preguntas, en y por sí mismas, pueden servir como disparadores y herramientas de la
indagación.
“¿Por qué el señor Bradley dirige su pregunta a Harry cuando sabe que Harry es la
única persona en la clase que no conoce la respuesta?
¿¿Eso es, por qué?? “
Tal vez nos hemos apresurado demasiado al desechar las preguntas retóricas. Su lugar
en la enseñanza y el aprendizaje podría defenderse de dos maneras: a) señalando que las
habilidades de comprensión y reapropiación llamadas de nivel bajo tienen un lugar
legítimo en la enseñanza y el aprendizaje, particularmente en la educación de la primera
Material seleccionado para cursos de Didáctica de la Filosofía
Prof. Isabel González, Janett Tourn, Mónica Planchón
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
infancia, y b) mostrando que las PRs tienen un lugar genuino en la estimulación del
pensamiento y el aprendizaje de orden superior (o multilógico).
Aceptamos la verdad de a) aunque seguimos rechazando la preponderancia de las PRs
que se focalizan en la reapropiación del contenido. Una focalización tan estrecha no
puede seguir siendo considerada adecuada por los educadores, independientemente de la
edad del grupo en cuestión. El punto de vista de que los niños pequeños no pueden
comprometerse en las clases de procesos cognitivos que subyacen a la indagación, a la
reflexión y al diálogo, está cayendo en descrédito, en la medida en que más y más
docentes ofrecen evidencia empírica directa en sentido contrario. Con el creciente
énfasis sobre la enseñanza para el pensamiento con preferencia a la enseñanza para el
aprendizaje, empieza a reconocerse que la primera debe abarcar todo el espectro de las
habilidades cognitivas, incluyendo la comprensión y la reapropiación. En resumen:
formular preguntas que demanden un pensamiento y razonamiento acertados afinará
inevitablemente las habilidades asociadas con la comprensión, pero no viceversa. Los
estudiantes de Historia que se preguntan si la ubicación temporal del fin de la Segunda
Guerra Mundial se define más adecuadamente con la caída de la bomba atómica sobre
Hiroshima, las declaraciones de rendición de las fuerzas de Eje o la firma de un tratado
de paz, aprenderán sin duda mucho a lo largo del camino en referencia al tiempo y al
espacio de los acontecimientos relevantes. Pero aquellos que simplemente aprendan la
secuencia de los “hechos” es posible que nunca sean incitados a pensar acerca de temas
interesantes y problemáticos tales como, en este ejemplo, el papel causal de las acciones
humanas.
El punto puesto de relieve en b) es más interesante a la luz de la concepción actual
acerca de la enseñanza del pensamiento de orden superior. Este nos recuerda que los
estereotipos tienen capacidad de despistar y que no casualmente deberíamos desechar
las prácticas de enseñanza consagradas por el tiempo. Considérese por ejemplo, el
profesor de matemáticas que ocupa a sus estudiantes en la resolución de problemas por
medio de series de preguntas que dividen un problema dado en partes pequeñas y
manejables – así como un teorema complejo puede ser analizado en términos de
pequeños pasos deductivos-, ayudándolos de este modo a comprender cada paso como
una parte de un todo interconectado. Sus preguntas casi siempre serán PRs por el hecho
de que tiene una comprensión anterior de la tarea global, y en consecuencia se puede
decir que conduce a los estudiantes de maneras muy específicas (después de todo,
habitualmente es el docente quien elige los temas y problemas, no los estudiantes).
Suponiendo que el resultado final sea un incremento de la comprensión matemática, ¿no
podríamos decir que el fin justifica los medios?
La respuesta a esta pregunta no es en absoluto precisa. Por el mero hecho de que el
problema mismo implique el pensamiento de orden superior, no debemos suponer que
los estudiantes estén activamente (y autoconscientemente) comprometidos en el mismo.
Presumiblemente, es el docente quien está comprometido de ese modo: después de todo,
sólo él tiene una comprensión total del problema, y en consecuencia de las
interrelaciones entre las partes que lo constituyen. Pero si la inquietud primordial de los
estudiantes es satisfacerlo con las respuestas a sus PRs, dudamos que este tipo de
resolución de problemas comprometa el espectro de las estrategias de pensamiento que
son constitutivas de una indagación y una comprensión genuinas.
La investigación sobre la transferencia de conocimientos en la matemática refuerza
nuestra sospecha. Es bien sabido que los estudiantes que pueden resolver problemas en
un dominio dado a menudo experimentan una considerable dificultad al confrontarse
con un problema similar en un nuevo dominio. Esto ha conducido a los educadores de
la matemática a la solemne conclusión de que muchos estudiantes no comprenden
Material seleccionado para cursos de Didáctica de la Filosofía
Prof. Isabel González, Janett Tourn, Mónica Planchón
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
realmente lo que hacen, a pesar de sus éxitos en una gama de tareas matemáticas. El
componente ausente –aquel que hace posible que los estudiantes entiendan la
matemática- es una captación de las conexiones, ver cómo las partes y los todos se
reúnen, y apreciar la importancia del contexto. Sin esta captación de las conexiones los
estudiantes experimentarán ciertamente dificultades al tener que transferir
conocimientos a nuevos problemas y contextos, aun cuando sean también matemáticos.
Los estudiantes serán capaces de pensar- pensar de verdad- matemáticamente sólo
cuando comprendan lo que están haciendo. En la práctica, esto significa: ver el todo en
relación con sus partes y con otros todos, aplicar los modelos aprendidos en contextos
nuevos, probar nuevas configuraciones que pueden no funcionar en absoluto, etc. Nos
parece que en la medida en que los estudiantes avancen en las direcciones orientadas
hacia la indagación, el papel de las PRs del docente, se debilitará.
Más arriba señalamos que las preguntas que, superficialmente, parecen ser PCs podrían
ser con posterioridad reinterpretadas como Pis. Así también, las preguntas que se
manifiestan como PRs recogidas y reelaboradas como Pis –aunque una vez más, hay
permutaciones más adecuadas-. Considérese, por ejemplo, el docente que pregunta a un
estudiante por qué aparece agua en el exterior de una jarra de hielo derretido. El
estudiante responde “condensación”, entonces el docente simplemente acepta la
respuesta como correcta y continúa. Sin embargo, si el docente hubiera invitado al
estudiante a explicar su respuesta, podría haber surgido un diálogo interesante acerca
del significado de “condensación”. (Por otra parte, los estudiantes que han sido
alimentados desde pequeños con PCs y PRs probablemente sean resistentes a los
esfuerzos del docente para formular y alentar las PIs).
También admitimos que las estrategias de formular y responder las PRs del profesor (o
las PCs de los estudiantes) puede, en casos específicos, ser precursora en la aprehensión
de una más sustantiva PI. El docente puede legítimamente elegir introducir un tema más
complejo por medio de una serie de PRs que clarifiquen los significados del término y
conceptos importantes, abriendo con ello camino a la formulación de una PI. En esta
situación, el docente debería estar abierto a la posibilidad de que algunos estudiantes
deseen iniciar una indagación a partir de una de sus PRs.
¿Cuál sería otra forma de decir ¿Qué se deduciría de lo que ¿Piensas que es una pregunta
esto? dices? apropiada?
¿Son posibles otras opiniones Si decimos que algo no es ¿En qué grado es relevante esa
sobre este tema? ético: ¿qué opinas de eso? pregunta?
¿Hay circunstancias en la que ¿Cuáles serían las probables ¿Qué supone esa pregunta?
tu punto de vista podría ser consecuencias de comportarse ¿Podrías pensar otra pregunta
incorrecto? así? que destacara una dimensión
¿Qué diferencia/similitud hay ¿Estás preparado para aceptar diferente de la cuestión?
entre las preguntas de Ana y esas consecuencias? ¿Cómo nos va a ayudar esa
Juan? ¿Piensas que podrías estar pregunta?
Suponiendo que algunas sacando conclusiones ¿Estamos más cerca de la
personas no estén de acuerdo apresuradas en ese caso? solución del problema o de la
contigo: ¿qué piensas qué te respuesta a la pregunta?
dirían?
¿Qué pasaría si alguien
sugiriera que...?
¿Puedes tratar de ver la
cuestión desde el punto de
vista de ellos?
Muchos aspectos de las preguntas de la lista merecen ser destacados. El primero es que,
en términos de procedimiento, todas van más allá que las preguntas más superficiales
como “¿Cuál es tu opinión sobre este tema?” y “¿Tú qué piensas?”. Estas dos últimas
preguntas, que podrían ciertamente funcionar como preguntas abiertas, tienen cabida en
Material seleccionado para cursos de Didáctica de la Filosofía
Prof. Isabel González, Janett Tourn, Mónica Planchón
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
PROCEDIMENTALES
A B
CERRADAS ABIERTAS
C D
SUSTANTIVAS
Material seleccionado para cursos de Didáctica de la Filosofía
Prof. Isabel González, Janett Tourn, Mónica Planchón
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Se puede ver entonces que hay más de una distinción entre preguntas para tomar en
consideración. Por una parte está la distinción entre preguntas abiertas y cerradas (que
se relaciona con la distinción entre PCs, PRs, y PIs). Por la otra, está la distinción entre
lo que llamamos preguntas procedimentales y sustantivas. En realidad, estas
distinciones están en los extremos de un continuo como se ve en la figura.
Este diagrama no debería interpretarse estrictamente: no suponemos que a cada punto se
le pueda asignar un tipo de pregunta, ni insistimos en que las distinciones implicadas
son diferencia de clase antes que de grado. Sin embargo, es importante notar que hay
preguntas correspondientes a los cuatro sectores: