EDICIÓN CHILENA

revista
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RESOLUCIÓN DE LA ASAMBLEA
GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS
NTERNACIONAL
NUESTRA ÉPOCA NO 4 ABRIL 1982
(viene de la vuelta)

violaciones de los derechos humanos, g] Garantizar la libertad de reunión

y restablecer las instituciones demo- y de asociación, así como la libertad
cráticas y las garantías constituciona- de los ciudadanos chilenos de entrar ANTE EL60 ANIVERSARIO DE LA URSS • LA VERDADERA
les de que anteriormente disfrutaba el sin restricciones en el país y salir de
pueblo chileno; él, y abandonar la práctica del destie- FAZ DELA CONTRARREVOLUCIÓN POLACA •
rro aplicada a los nacionales, práctica
b) Poner fin a los encarcelamientos
arbitrarios, la intimidación física o si-
que equivale a un exilio forzado; CHILE - EL SALVADOR: NO HAY REVOLUCIONES IGUALES
cológica y el enjuiciamiento de perso-
nas que ejercen su derecho a la libertad
5. Insta una vez más a las autorida- GRANADA HIZO SU OPCIÓN • BOLIVIA: EN LA LUCHA POR
des chilenas a que cooperen con el Re-
de expresión y opinión, incluido el de-
recho de petición a las autoridades;
lator Especial y a que cumplan con la LA COHESIÓN DE LA OPOSICIÓN
obligación que les corresponde en vir-
tud de diversos instrumentos interna-
c) Respetar los derechos humanos de cionales de derechos humanos;
las personas encarceladas por motivos
políticos y mantenerlas separadas de
las encarceladas por delitos criminales;
6. Pide a la Comisión de Derechos
Humanos que, en su 38 período de se-
siones, estudie a fondo el informe del
CON LA RAZÓN Y LA FUERZA
d) Tomar medidas eficaces para im- Relator Especial;
pedir la tortura y otras formas de tra-
tos crueles, inhumanos o degradantes, 7. Invita a la Comisión de Derechos
que conducen, entre otras cosas, a Humanos a que prorrogue por un año
muertes inexplicadas, y enjuiciar y cas- más el mandato del Relator Especial y
tigar a los responsables de tales prácti- pide a la Comisión que, por conducto
cas; del Consejo Económico y Social, infor-
e) Investigar y esclarecer la suerte me a la Asamblea General en su trigé-
de las personas que han desaparecido simo séptimo período de sesiones sobre
por motivos políticos, comunicar a los la situación de los derechos humanos
familiares de esas personas los resulta- en Chile.
dos de dicha investigación y enjuiciar
y castigar a los responsables de tales
desapariciones;
f) Restablecer plenamente los dere-
chos sindicales, especialmente en rela-
ción con la libertad de formar sindica-
tos que puedan funcionar libremente
sin control gubernamental y que pue-
dan ejercer plenamente el derecho á la
huelga;

Precio 4 Kcs
 ¡ Pr oletar io s t d e todos los países, unios!
Decidida a permanecer alerta ante
las violaciones de los derechos huma-

RESOLUCIÓN nos dondequiera que ocurran y a tomar

medidas para restablecer el respeto por
los derechos humanos y las libertades REVISTA 1982•4 [284]
DE LA ASAMBLEA fundamentales, ABRIL
Recordando sus resoluciones 31/124,
de 16 de diciembre de 1976, 32/118, de INTERNACIONAL
GENERAL 16 de diciembre de 1977, 33/175, de 20
de diciembre de 1978, 34/179, de 17 de (Problemas de la paz
diciembre de 1979, y 35/188, de 15 de y del socialismo
DE LAS NACIONES diciembre de 1980, relativas a la pro-
tección de los derechos humanos en PUBLICACIÓN
Chile, así como su resolución 33/173, de
TEÓRICA E INFORMATIVA

UNIDAS 20 de diciembre de 1978, relativa a las

INFORME DEL CONSEJO
ECONÓMICO Y SOCIAL
Trigésimo sexto período de sesiones.
1981
PROTECCIÓN
DE LOS DERECHOS HUMANOS
EN CHILE
La Asamblea General,
Reafirmando su responsabilidad de
promover y alentar el respeto de los
derechos humanos y las libertades fun-
damentales de todos,
Subrayando la obligación que tienen
los gobiernos de proteger y promover
los derechos humanos y de cumplir las
responsabilidades que han asumido en
virtud de diversos instrumentos inter-
nacionales,
personas desaparecidas,
DE LOS P A R T I D O S
COMUNISTAS Y OBREROS APARECE DESDE 1958
Recordando también la resolución 11
(XXXV) de la Comisión de Derechos
Humanos, de 6 de marzo de 1979, re-
lativa a las violaciones de los derechos
humanos en Chile, en que la Comisión,
entre otras cosas, decidió nombrar un
relator especial sobre la situación de
los derechos humanos en Chile, así co-
mo la resolución 9 (XXXVII) de la Co-
misión, en que ésta decidió prorrogar
por un año más el mandato del Relator
Especial,
Deplorando el hecho de que las auto-
ridades chilenas se hayan negado rei-
teradamente a cooperar con el Relator
Especial nombrado por la Comisión de
Derechos Humanos y con otros órga-
nos de las Naciones Unidas que actúan
en la esfera de los derechos humanos, FORMAN PARTE DEL COLEGIO Y DEL CONSEJO DE REDACCIÓN DE
«REVISTA INTERNACIONAL» REPRESENTANTES DE LOS PARTIDOS
Profundamente preocupada por la
COMUNISTAS Y OBREROS DE LOS SIGUIENTES PAÍSES: ARGELIA,
persistencia y, en cierto modo, el dete-
ARGENTINA, AUSTRIA, BÉLGICA, BOLIVIA, BRASIL, BULGARIA, CA-
rioro de situaciones que afectan al go-
NADÁ, COLOMiBIA, COSTA RICA, CUBA, CHILE, CHIPRE, DINAMAR-
ce y al ejercicio de los derechos huma-
CA, EGIPTO, EL SALVADOR, ESPAÑA, EE.UU., FILIPINAS, FINLANDIA,
nos y las libertades fundamentales en
FRANCIA, GRAN BRETAÑA, GRECIA, GUATEMALA, GUYANA, HON-
Chile, según se indica en el informe
DURAS, HUNGRÍA, INDIA, INDONESIA, IRAK, IRÁN, IRLANDA, ISRAEL,
del Relator Especial (A/36/594),
ÍTALIA, JAMAICA, JAPÓN, JORDANIA, LÍBANO, LUXEMBURGO, MÉ-
Expresando su profunda preocupa-
XICO, MONGOLIA, PANAMÁ, PARAGUAY, PERÚ, POLONIA, PORTU-
ción por el hecho de que se sigue des-
GAL, RDA, REPÚBLICA DOMiINICANA, RFA, RSA, RSChS, RUMANIA,
conociendo el paradero de las nume-
SENEGAL, SIRIA, SRI LANKA, SUDAN, SUECIA, SUIZA, TURQUÍA,
URSS, URUGUAY, VENEZUELA Y VIETNAM.
(sigue en la contra tapa)
 SUMARIO
V. SCHERBITSKI (URSS). Principio esencial de la estrategia económica del PCUS
K. ZARODOV. El leninismo y algunas cuestiones del internacionalismo
J. WEST. Nuevos hechos: quién prepara la guerra y quién aspira a la paz. Co-
mentario
VIDA PARTIDARIA
DE LOS DOCUMENTOS. Con motivo del 60 aniversario de la URSS
M. BALEV (Bulgaria). La decisión del partido
INFORMACIÓN SOBRE LA NUEVA EXPERIENCIA. G. SCHABOWSKI (RDA). El
efecto económico de la palabra impresa. D. GARCÍA (Bolivia). En la lucha por co-
hesionar a la oposición 0 En el espejo de la prensa • G. KWIATOWSKI (RFA).
Quién y cómo financia la política • Notas breves
INTERCAMBIOS DE OPINIONES • DEBATES
E. WIMMER (Austria). El valor de la experiencia para la política
R. SÁNCHEZ (El Salvador), O. Millas (Chile). No hay revoluciones iguales
W. GERNS (RFA). El papel histórico de la clase obrera. Respuesta a los críticos
de «izquierda»
LAS TRANSNACIONALES EN EL MUNDO DEL CAPITAL. Materiales de una discu-
sión
NUESTRA ÉPOCA • ACONTECIMIENTOS • APRECIACIONES
J. MONTANE, M. PIÑEIRO. Integrándose en un mismo torrente de lucha
M. BISHOP, J. CARRERA. También Granada hizo su opción. Entrevista con acota-
ciones
T. PONGSANTI (Tailandia). País soberano en las cadenas del neocolonialismo
M. NOVIKOV. Cómo funciona el mecanismo de la integración. Reportaje del CAME
ECOS Y REPLICAS. R. VALDES VIVO. La «razón» de la fuerza
PANORAMA BIBLIOGRÁFICO
V. VALLEJO. ¿Con el pueblo o contra el pueblo?
P. AUERSPERG. Advertencia y exhortación
A. AZAD. Hablan los comunistas de África del Sur
LIBROS QUE APARECIERON Reverso de la contraportada
ENSAYOS • CORRESPONDENCIA • INFORMACIÓN
B. ROLINSKI (Polonia). ¿A dónde conducían a «Solidaridad» sus líderes? Materia-
les documentales en las páginas del periódico Trybuna Ludu
EL ICEBERG DEL GANGSTERISMO INTERNACIONAL. Operaciones subversivas de
la CÍA en los países en desarrollo
CRÓNICA
Dirección de la Redacción y la Editorial: Thákurova 3, Praga 6, Checoslovaquia.
Teléfono 325-132, telex 123 542 WMR.
Firm 'do para la edición el 2 de marzo de 1982.
Talleres tipográficos de la Editorial «Rudé pravo».
'loda reproducción de los materiales de esta publicación debe hacerse señalándose como fuente
«Revista Internacional».
PRINCIPIO ESENCIAL DE LA ESTRATEGIA
ECONÓMICA DEL PCUS
VLADIMIR SCHERBITSK1,
3 miembro del Buró Político del CC del PCUS,
10 Primer Secretario del CC del Partido Comunista
de Ucrania
18
La estrategia económica de nuestro partido EN LA SOCIEDAD SOCIALISTA, las fuerzas
descansa sobre el fundamento teórico de la doc- productivas se conjugan armoniosamente con el
23 trina márxista-leninista, enriquecida en los últi- sistema de las relaciones de producción, asegu-
24 mos años con la concepción de la sociedad so- rándose así los ritmos necesarios de reproduc-
cialista madura, que refleja las leyes de su de- ción ampliada y la unidad de los procesos eco-
sarrollo progresivo. Esta estrategia parte de la nómicos y sociales. Gracias al trabajo del pue-
tesis leninista acerca de la unidad orgánica, in- blo soviético se multiplica constantemente la ri-
31 terconexión e interacción de la economía y la queza nacional del país, hoy valorada en 2,9 bi-
política. «La gestión de la economía nacional es llones de rublos. Para fines de 1980, su parte
la médula de toda la actividad del Partido y del esencial —los fondos básicos— ascendía a 1,854
Estado —señala Leonid Brézlmev—. Precisamen- billones de rublos, de los que 1,231 billones co-
38 te en la esfera de la economía se echan los ci- rrespondían a los fondos básicos de producción.
44 mientos para la solución de los problemas so- En sólo un lustro, de 1976 a 1980, éstos fueron
ciales, para el fortalecimiento de la capacidad renovados en un 38%.
51 defensiva del país, se echan los cimientos de la El índice que mejor caracteriza el progreso
activa política exterior. Precisamente aquí se socio-económico de la sociedad soviética es el
56 crean las premisas indispensables para el exito- crecimiento de la renta nacional de la URSS,
so avance de la sociedad soviética hacia el co- principal fuente del consumo popular y del au-
munismo»1. mento de la riqueza nacional. En el transcurso
Todo para el hombre, todo en aras de su bien, del pasado decenio, la renta nacional producida
63 esta exigencia programática del partido deter- se incrementó en casi dos tercios, y en compa-
mina las orientaciones generales y las vías del ración con el nivel de preguerra, en más de 14
65 sucesivo desarrollo de la economía soviética. veces.
70
A la satisfacción de las crecientes y cada vez A los soviéticos nos ha tocado desplegar nues-
más complejas demandas de los miembros de la tra actividad económica en contextos natura-
75 sociedad está subordinado el desarrollo de las les y climatológicos muy diversos y, en muchas
82 fuerzas productivas de la URSS: de su industria regiones, francamente desfavorables. Por otra
moderna y diversificada, del complejo agroin- parte, la economía del país se desarrolla, en lo
dustrial único que se está creando a escala de fundamental, a cuenta de sus propios recursos
todo el país y de su poderoso potencial tecno- de energía, agua, maderas, hierro, metales no
83 científico. Guiándose por esta meta, el XXVI ferrosos y raros, y muchas otras materias pri-
87 Congreso del PCUS destacó la enorme trascen- mas. De ahí la necesidad particularmente apre-
88 dencia del principio de utilización racional de miante de aprovechar estos recursos de modo
los recursos y la necesidad de materializarlo racional, ahorrativo.
consecuentemente en la estrategia económica Nuestra sociedad dispone de un poderoso po-
del partido. «Debe centrarse la atención —indi- tencial laboral. De un total de 268,8 millones de
ca la disposición del CC del PCUS con motivo del habitantes, participan en la actividad laboral
próximo 60 aniversario de la Unión de Repúbli- 114,1 millones de obreros y empleados y 13,2
90 cas Socialistas Soviéticas— en los problemas de millones de koljosianos (término medio anual).
la intensificación de la economía, en elevar la Estos últimos años, el incremento natural de la
94 eficacia de la producción social y la calidad población está en baja, lo que está condiciona-
del trabajo, acelerar el progreso tecno-científi- do en alto grado por el llamado eco demográfi-
96 co y alcanzar altos resultados finales reducien- co de la II Guerra Mundial, pero, aún así, es
do al mínimo el consumo de materias primas, del orden de 8—8.5 por 1.000 habitantes, y supe-
materiales, electricidad, combustibles y recursos ra el de los EE.UU. y los países de Europa Occi-
financieros y laborales». dental. Al haberse frenado un tanto el incremen-
1
L. I. Brézhnev. Informe del CC del PCUS al XXVI Con- to demográfico natural, surge, claro está, la ne-
greso del PCUS y la tareas inmediatas del Partido en la cesidad de cubrir la relativa escasez de recursos
política interior y exterior. Editorial de la Agencia de laborales intensificando la producción y elevan-
Prensa Nóvostl, Moscú, 1981, p. 52. do la productividad del trabajo. Y en este sen-
tido se reúnen las condiciones necesarias. En el
país se ha creado y se desarrolla con éxito un
inmenso potencial tecno-científico, estrecha-
mente vinculado con la producción. El número
de trabajadores científicos en la URSS ha creci-
do durante los últimos 25 años en el 510%- Tan
sólo en Ucrania trabajan unos 200.000.
Se acrecientan constantemente los recursos fi-
nancieros del país, creados a cuenta de los in-
gresos monetarios de las empresas y organiza-
ciones estatales y cooperativas. Constante es
también el aumento del presupuesto público y
de los fondos de consumo y de acumulación. En
el décimo quinquenio, las inversiones bási-
cas sumaron 634.000 millones de rublos, o sea,
aproximadamente un tercio del total invertido
en todos los años de Poder soviético.
La propiedad social sobre los medios de pro-
ducción asegura incorporar planificada y racio-
nalmente los recursos naturales y reproducidos
a la esfera económica. En nuestro país nadie
puede convertir los recursos productivos y de
otro tipo de la sociedad en instrumentos de ex-
plotación del trabajo ajeno, nadie tiene derecho
a aprovecharlos como fuente de lucro y parasi-
tismo. La Constitución de la URSS, las de las re-
públicas federadas y autónomas, y toda nuestra
legislación garantizan eficientemente esta ven-
taja. Rigiéndose por el principio del centralis-
mo democrático y conjugando la planificación
centralizada con la autonomía operativa de los
eslabones económicos de base, el Estado sovié-
tico dota a las empresas socialistas de todos los
recursos necesarios y dirige los procesos de su
aprovechamiento integral y concentración en las
vertientes decisivas.
Las ventajas del modo socialista de produc-
ción cobran particular relieve si tenemos en
cuenta que, en un lapso histórico muy breve, la
URSS ha dado un gigantesco paso en el desa-
rrollo de las ramas básicas de la economía, pa-
sando a ocupar el primer puesto del mundo en
la producción de petróleo, mineral de hierro,
arabio y acero, cemento, madera, fertilizantes
minerales y en muchos renglones de la industria
de construcciones mecánicas. En los últimos
diez años, el volumen de la producción indus-
trial soviética aumentó casi al doble, mientras
que para alcanzar ese mismo incremento Ingla-
terra, por ejemplo, necesitó 26 años; la RFA y
Francia, 18, y EE.UU., 17. Al confrontar los rit-
mos de crecimiento económico, tampoco puede
pasarse por alto el hecho de que, en los 64 años
transcurridos, la economía de la URSS sufrió dos
veces los terribles daños de guerras desencade-
nadas por fuerzas imperialistas agresivas. Baste
recordar que la Gran Guerra Patria contra el
fascismo arrebató a la Unión Soviética cerca del
30% de la riqueza nacional y 20 millones de vi-
das humanas.
La experiencia de la URSS evidencia que el
desarrollo planificado de la economía nacional,
la aplicación de los adelantos de la ciencia y
la técnica modernas y los eficaces incentivos
de la actividad laboral y social propios del so-
cialismo permiten, en primer lugar, disminuir
el consumo total de recursos por unidad de pro-
ducto final y, segundo, efectuar la reproducción
ampliada de los mismos mediante la utilización
planificada de los adelantos tecno-científicos.
Esto predetermina, en gran parte, la estabilidad
de los ritmos de desarrollo de todo el complejo
económico.
EL XXVI CONGRESO DEL PCUS planteó para
el próximo decenio la tarea de culminar, en lo
fundamental, el paso de la economía nacional
a las vías de fomento preferentemente intensi-
vo y conseguir que Los resultados de la produc-
ción crezcan más rápidamente que los gastos.
En las condiciones del socialismo, este plantea-
miento estratégico es justo, ya que indica el
único camino para asegurar altos ritmos de cre-
cimiento económico y la constante elevación del
nivel de vida material y cultural de la pobla-
ción. La reproducción ampliada de tipo intensi-
vo y ahorrativo crea nuevas premisas para al-
canzar éxito en la emulación económica con el
capitalismo.
Como es sabido, los ideólogos burgueses, que
en su tiempo arrancaban de la tesis de que era
imposible construir el socialismo en Rusia, afir-
man ahora que la URSS sería incapaz de asimi-
lar a plenitud los frutos de la revolución tecno-
lógica y elevar substancialmente la eficacia de
la gestión económica. La práctica histórica, la
vida misma refutan tales aseveraciones.
El fomento de nuestra economía se inscribe
en un contexto de interacción cada vez más pro-
funda del progreso tecno-científico y el desarro-
llo socio-económico. Y esto es comprensible,
puesto que la solución de los problemas econó-
micos y sociales depende en notable medida de
la eficacia con que los avances de la ciencia y
la técnica contribuyan a acelerar el aumento
de la productividad del trabajo social. Al mis-
mo tiempo, el ritmo del progreso tecno-cientí-
fico es determinado en grado decisivo por las
condiciones socio-económicas.
El conjunto de nexos complejos y polifacéti-
cos que componen esta interacción, y el desa-
rrollo armonioso, equilibrado, tanto en la esfera
social como en la económica, influyen notable-
mente en la eficacia del empleo de los recur-
sos. Considerando esto, el partido está aplican-
do toda una serie de medidas para mejorar las
proporciones entre producción y consumo, ele-
var, sobre esta base, el rendimiento del poten-
cial productivo y perfeccionar todo el mecanis-
mo económico del país. En el Pleno del CC del
PCUS celebrado en noviembre de 1981, Leonid
Brézhnev subrayó que en el presente quinque-
nio se afirmará el rumbo del partido al acrecen-
tamiento del potencial y una mayor eficacia de
la economía nacional. En el contexto de ritmos
de crecimiento de las inversiones básicas consi-
derablemente más bajos y del substancial ahorro
de recursos, el volumen de la producción indus-
trial debe aumentar un 26%; el de la agrope-
cuaria, un 13%; la renta nacional crecerá en un
18% y los ingresos reales per cápita, en un
16,5%. En ello está llamado a desempeñar un
importante papel el programa integral de pro-
greso tecno-científico, calculado para 20 años
y que toma en consideración también las reper-
cusiones sociales del mismo.
A la par con la elevación de la productividad
laboral mediante la renovación tecnológica, se
hace hincapié en el aprovechamiento más inten-
sivo de los recursos naturales. Esto se debe tan-
to a imperativos del progreso tecno-científico
como a la circunstancia de que los gastos de
incorporación de dichos recursos a la esfera
económica y de reproducción tienden a aumen-
tar, sobre todo a causa del agotamiento de vie-
jos yacimientos, las condiciones más complejas
de producción y el traslado de ramas extracti-
vas a regiones alejadas. La actual revolución
tecno-científica ha «comprimido» el tiempo y
apretado fuertemente los lazos entre diversas
ramas, ha contribuido a elevar el grado de so-
cialización de la producción y, por ende, ha mo-
dificado en muchos aspectos, haciéndolos más
rigurosos, los criterios del rendimiento económi-
co. Puede decirse que en cierto grado ha altera-
do los conceptos tradicionales de parsimonia y
ahorro.
La utilización más dinámica de los factores
intensivistas, que permiten ahorrar recursos,
abre inmensas posibilidades complementarias
para aumentar la eficacia de la producción so-
cial. De ello nos ofrece pruebas convincentes la
experiencia del fomento de la economía de la
RSS de Ucrania, una de las regiones más im-
portantes del complejo económico único de la
URSS.
A Ucrania le corresponde casi una quinta par-
te del total de población de la URSS. Esta re-
pública constituye una de las mayores bases de
la economía soviética: proporciona más de un
tercio de la producción de acero y laminados,
más de la cuarta parte del carbón, aproximada-
mente la quinta parte de las construcciones me-
cánicas y metales transformados, más de la mi-
tad del mineral de hierro y casi un cuarto de la
producción agropecuaria. A pesar del alto nivel
alcanzado y de tener limitados toda una serie
de recursos, en la última década (1971—1980],
la producción industrial de la república aumen-
tó en el 72%. A ello contribuyó en grado consi-
derable, si no decisivo, la labor coherente que
despliegan los organismos del partido, de los
Soviets, de administración y las instituciones
científicas para reestructurar el mecanismo de
dirección económica y acelerar el progreso tec-
no-científico.
En los años 80 se operarán nuevos cambios
estructurales conducentes al reequipamiento
técnico aún más rápido de la producción, ase-
gurado, en primer término, por medio del fo-
mento acelerado de la industria de construccio-
nes mecánicas. Baste decir que para 1985 se
prevé aumentar la producción en las ramas de
maquinaria y elaboración de metales, a nivel de
toda la URSS, en el 40%; además, el rendimien-
to del utillaje producido deberá aumentar, por
término medio, entre un 30 y 50%, y su fiabili-
dad, en un 25—35%.
Se prevé asimismo introducir cambios sustan-
ciales en la estructura de los recursos energéti-
cos. Se priorizarán la extracción de carbón a
cielo abierto, la de gas y el desarrollo de la
energética nuclear e hidráulica. En el undécimo
quinquenio habrá que asimilar nuevos yacimien-
tos, construir y poner en servicio potentes gaso-
ductos troncales, en particular el Siberia Occi-
dental — Centro y el de exportación Urengói -
Uzhgorod. En relación con esto en los próximos
años también aumentarán sensiblemente en el
balance energético de la RSS de Ucrania los sumi-
nistros de petróleo y gas procedentes de las re-
giones orientales y septentrionales del país, así
como de energía eléctrica de fuente nuclear.
La elaboración y puesta en práctica del pro-
grama alimentario motivará variaciones cuali-
tativas en las ramas del grupo «B» y en el com-
plejo agroindustrial. En la actualidad, el sector
agrario de Ucrania se desarrolla ya en función
de factores de intensificación. Todo el incre-
mento de la producción se consigue por medio
del empleo más eficaz de los recursos. En par-
ticular, gracias a que se refuerza la dotación
con fondos y energética del agro, cada año un
promedio de 80.000 personas quedan disponi-
bles para pasar a otras ramas.
En esta república se realiza un vasto progra-
ma de fertilización de terrenos. En las regiones
meridionales, secas, de Ucrania se está creando,
sobre la base de la irrigación, una extensa zona
de cosechas garantizadas. Simultáneamente se
amplía la utilización de abonos orgánicos y mi-
nerales, se combate en gran escala la erosión
pluvial y eólica del suelo, y se mejoran las ca-
racterísticas de prados y pastos.
El empleo eficaz de los fondos agrarios de-
pende en gran medida de que también se tenga
una actitud ciudadosa hacia ellos al margen del
sector agropecuario. Por eso en Ucrania se im-
plantan técnicas industriales que producen me-
nos desechos, se despliega la recultivación de
tierras, se hace más compacto el planteo de ciu-
dades y pueblos y se reducen los solares desti-
nados a nuevas empresas. Esto permite, por una
parte, reducir al mínimo la sustracción de tie-
rras al agro y, por otra, acelerar la incorpora-
ción a su esfera de las superficies liberadas de
la explotación industrial.
La satisfacción de las necesidades de agua
dulce se resuelve en Ucrania por medio de la
regulación del caudal de los ríos, la redistri-
bución territorial de caudales, el paso a tecno-
logías con consumo escaso o nulo de agua y a
los métodos progresistas de regadío, así como
mediante la desalación de aguas de mar y de
las minas, el empleo de agua salada para fines
industriales, etc.
No cabe duda de que las medidas enumeradas
contribuirán al aprovechamiento más racional
y eficaz de las riquezas naturales, de todo el po-
tencial de recursos. Como subrayara Leonid
Bré/hnev, «hoy, al encarar el porvenir a una
distancia de cinco o diez años, no podemos ol-
vidar que precisamente en ese período se echa-
rán los cimientos y se creará la estructura de
la economía nacional con la que el país entrará
en el siglo XXI. Dicha estructura debe encarnar
los rasgos e ideales fundamentales de la nueva
sociedad, estar en la vanguardia del progreso y
personificar la integración de la ciencia con la
producción, la indestructible alianza del pensa-
miento creador con el trabajo creador»2.
POR NATURALEZA, el socialismo es una socie-
dad de economía ahorrativa, racional. Le es aje-
na la explotación rapaz de los recursos inheren-
te al capitalismo. La economía soviética desco-
noce la cesantía, la inflación galopante, las de-
vastadoras crisis cíclicas y las quiebras. En
nuestra sociedad no se dan los brutales contras-
tes del lujo y la miseria como ocurre en el con-
texto capitalista, donde un 8 ó 10% de las fa-
milias detenta la mayor parte de la riqueza na-
cional, mientras masas de millones de personas
se ven privadas de lo más indispensable, a me-
nudo incluso del derecho a trabajar y obtener
medios de subsistencia. La propiedad social de
los medios de producción, la dirección planifi-
cada de la economía desde un centro único en
combinación con la iniciativa creadora de millo-
nes de trabajadores, la unidad de la política
económica, tecno-cientlfica y social, y los incen-
tivos materiales y morales propios del socialis-
mo ofrecen posibilidades esencialmente nuevas
para mejorar el aprovechamiento de recursos.
La sociedad socialista manifiesta especial des-
velo por su principal fuerza productiva, el tra-
bajador, Los derechos y deberes constituciona-
les de los soviéticos les garantizan, en su tota-
lidad, las libertades socio-económicas, políticas
e individuales, la elección de cualquier actividad
de utilidad pública y el acceso a ella, así como
al saber y a los bienes espirituales, a la gestión
estatal y económica. La sociedad socialista ma-
nifiesta honda preocupación por la formación
y el desarrollo armonioso del individuo. El Esta-
do asegura, en lo fundamental, a expensas de
los fondos sociales de consumo, el cuidado de
los más pequeños en casas-cuna y jardines in-
fantiles, la enseñanza media y superior de los
jóvenes, la adquisición de profesiones obreras,
la protección social de los veteranos del trabajo,
así como la asistencia médica a la población, el
fomento de la educación física y el deporte, de
toda la infraestructura social; alcanza enormes
dimensiones la construcción de viviendas.
El potencial laboral de la sociedad constituye
los cimientos de su existencia. Desde el punto
de vista del funcionamiento de este potencial, el
socialismo presenta diferencias esenciales, cua-
litativas con respecto de todas las formaciones
anteriores. Hizo del trabajador el dueño verda-
dero del país, dio vida a la idea y práctica de
la emulación socialista, que ha pasado a ser un
importantísimo estímulo de la alta productivi-
2 Ibíd., p. 75.
dad del trabajo. La actitud del hombre hacia el
trabajo, su aporte laboral efectivo al patrimonio
público se convirtieron en el principal criterio
para valorar sus virtudes y posición social. La
preocupación por las generaciones venideras in-
duce a nuestra sociedad a determinar un esque-
ma general de distribución y fomento de las
fuerzas productivas que asegure el aprovecha-
miento integral, eficaz de todos los recursos.
Esta es la base de partida para la sucesiva for-
mación planificada de complejos industriales y
agroindustriales.
Señalemos también que en el socialismo el
progreso tecno-científico, regulado por el plan
estatal único, favorece no sólo la conservación
del «habitat», sino su mejoramiento, así como la
reproducción de los recursos naturales. Al obje-
to de garantizar el equilibrio ecológico, de con-
servar y multiplicar los recursos naturales, en la
URSS se asignan cuantiosos medios financieros
y materiales del Estado. Se invierten en traba-
jos de repoblación forestal y regulación de los
ríos, en la creación de embalses, en instalacio-
nes depuradoras, en el empleo de técnicas de
reciclado sin vertidos y en la organización de
vedados y parques. En Ucrania, por ejemplo,
donde ya hay decenas de sistemas de regadío
en servicio, se está construyendo ahora el de
Kajovka, que será uno de los mayores de Euro-
pa; están en realización la segunda fase del de
Crimea Septentrional y varios otros sistemas; se
trabaja en el proyecto del gigantesco complejo
hidráulico Danubio — Dniéper, etc. Tales gastos
redundarán en beneficio no sólo de las genera-
ciones actuales, sino también de las futuras.
Nuestro partido considera que la protección y
reproducción de las riquezas naturales ofrece un
vasto campo para la cooperación internacional.
El costo de esta cooperación, a diferencia de los
enormes gastos de signo antihumano que supo-
ne la carrera armamentista lanzada por los agre-
sivos círculos imperialistas, iría en interés de
los pueblos del mundo entero.
Para el aprovechamiento racional de los re-
cursos de la URSS son de suma importancia los
vastos programas de asimilación integral de las
riquezas de la Zona de Tierras No Negras y la
creación de nuevos potentes complejos en el
Norte y en el Este del país, donde se hallan con-
centradas grandes reservas energéticas y mine-
rales. A su integración en la esfera económica
activa coadyuvarán la finalización de las obras
del Ferrocarril Baikal — Amur y la creación del
sistema de complejos hidroenergéticos y líneas
de transmisión, de gigantescas conducciones de
petróleo y gas, y de otros elementos de la infra-
estructura moderna. El acrecentamiento de las
reservas exploradas de minerales y su explota-
ción planificada, racional e integral son partes
integrantes de la estrategia de desarrollo indus-
trial del país.
En el sistema de gestión económica planifica-
da ocupan creciente espacio los métodos pro-
gramático-funcionales de planificación: la ela-
boración y realización de programas múltiples
especiales a nivel de toda la URSS, de repúbli-
cas o de regiones. La aplicación de estos méto-
dos permite abordar con éxito complejos proble-
mas tecno-científicos, entre ellos, las tareas del
aprovechamiento integral de los recursos natu-
rales. Sobre esta base se perfila también la po-
sibilidad de conjugar más estrechamente la solu-
ción de problemas del lanzamiento de nuevos
productos con las medidas de implantación de
nuevas técnicas y utillaje. Con este enfoque, el
plan de obras básicas se entrelaza, de hecho,
con el de fomento de la ciencia y la técnica en
un programa único científico-productivo.
En Ucrania, por ejemplo, se practica amplia-
mente la elaboración de programas especiales,
tanto a nivel de toda la república como regio-
nal o sectorial. Teniendo en cuenta la experien-
cia positiva atesorada en nuestra república en
cuanto a la mecanización del trabajo manual
penoso, se ha elaborado para el quinquenio en
curso un programa múltiple especial, que sinte-
tiza las medidas tecnológicas, organizativas y
socioeconómicas de cara a una utilización más
eficaz de los recursos laborales. A la par con
programas de este tipo desarrollados a escala
de todo el país, se realizan a nivel de la repú-
blica los programas especiales «Metal», «Com-
plejo Energético», «Consumo de materiales»,
«Complejo agrario», «Trabajo» y «Azúcar».
De este modo, combinando los aspectos secto-
rial y territorial y la planificación con el siste-
ma de dirección operativa de la producción, los
programas múltiples especiales aseguran la base
orgánica para la maniobra económica. Se equi-
vocan nuestros detractores cuando afirman que
para lograr una mayor intensificación y dina-
mismo de la producción es imprescindible debi-
litar la dirección planificada. El rumbo a la in-
tensificación de la producción es rumbo al per-
feccionamiento del mecanismo de dirección pla-
nificada, planteamiento este que fue solídame^
te argumentado en el XXVI Congreso del Parti-
do y que ha vuelto a ser recalcado con especial
vigor en el Pleno del CC del PCUS celebrado en
noviembre de 1981.
En nuestra época, cuando la producción tien-
de a convertirse de «simple proceso de trabajo
en proceso científico», «en aplicación tecnoló-
gica de la ciencia»3, la cooperación de la cien-
cia y la 'producción cobran mayor importancia
que nunca. Siguiendo las indicaciones de los
Congresos XXV y XXVI del PCUS, el CC del Par-
tido Comunista de Ucrania llevó a cabo una
serie de medidas concretas que consolidan la
alianza de la ciencia y la producción. A la ace-
leración del progreso tecno-científico apuntan
los organismos estatales y económicos. En este
terreno se ha promovido el papel del Comité Es-
tatal de Planificación (Gosplán) de la república.
Ha sido 'perfeccionada la estructura orgánica de
la Academia de Ciencias de Ucrania. Se han
creado nuevas instituciones científicas y se está
potenciando su base de ensayos y producción.
3
C. Marx y F. Engels. Obras, ed. en ruso, t. 46, parte
II, p. 208; t. 23, p. 638.
Muchos Institutos académicos representan
complejos científico-técnicos, integrados por el
instituto propiamente dicho, una oficina de
proyectos y diseños, talleres de prueba y una
fábrica experimental. :Es precisamente en tales
complejos donde se crean las condiciones más
propicias para obtener, sobre la base de investi-
gaciones fundamentales, importantes resultados
prácticos que condicionan la acrecida eficacia
de sectores enteros e incluso la aparición de
nuevas ramas de la economía. Así, por ejemplo,
se han granjeado amplio prestigio la tecnología
escorioeléctrica, sobre cuya base surgió una nue-
va rama de la producción metalúrgica —la elec-
trometalurgia especial—, las tecnologías de sín-
tesis de diamantes, de obtención de materiales
en polvo y fabricación de artículos en que se
emplean, y varias otras, todas ellas proyectadas
en instituciones académicas de Ucrania.
Una forma efectiva de ligazón de la ciencia
con la producción son los planes de trabajos
conjuntos de la Academia de Ciencias de la
RSSU y una serie de ministerios de la URSS y
de la república. Estos planes contemplan pre-
parar en la producción las condiciones necesa-
rias para la implantación de trabajos científicos
y elevan el nivel de responsabilidad compartida
de los hombres de ciencia y los trabajadores de
la producción. Se practica también la concerta-
ción de convenios de la Academia de Ciencias
de la RSSU con regiones de nuestra república.
Todo ello permite una más amplia incorporación
de los científicos a la solución de importantísi-
mas tareas regionales.
Lo que se ha hecho en Ucrania de cara a la
constante elevación del nivel técnico de la pro-
ducción, al fomento de la ciencia y la aplica-
ción acelerada de sus adelantos en la práctica,
ya está reportando frutos. En los años del déci-
mo quinquenio, comparando con el noveno, el
volumen de trabajos de investigación científica,
de ensayo y diseño y de orden tecnológico au-
mentó en el 50%. Cada año encontraron apli-
cación en la economía más de 11.000 trabajos
tecno-científicos, y el rendimiento económico de
su utilización aumentó en el 25%.
En lo fundamental, ha cristalizado también el
sistema de dirección del progreso científico y
técnico, en que se conjugan las vertientes de
cooperación sectorial e intersectorial. Este siste-
ma consta de tres niveles básicos.
En el primer nivel, «superior», ejercen funcio-
nes directivas el Consejo de Ministros de la
RSSU, la Comisión para el progreso tecno-cien-
tífico y el Gosplán de la república. A este nivel,
y a tono con la estrategia de búsqueda científi-
ca elaborada para todo el país por el Gosplán
de la URSS, el Comité Estatal del Consejo de Mi-
nistros de la URSS para la Ciencia y la Técnica
y la Academia de Ciencias de la URSS, se deter-
minan medidas científico-técnicas a plazo inme-
diato. Sobre la base del pronóstico de desarro-
llo económico se concretan las tareas que se
plantean ante la ciencia y de cuya solución de-
penderán los ritmos del progreso tecno-cientí-
fico.
 El segundo nivel de dirección lo representan
los ministerios y departamentos de la URSS y
de república que responden directamente del
progreso científico-técnico en sus respectivas
ramas. Aquí han tomado forma y se ponen en
práctica más de cien programas. La meta final
de cada uno de ellos es la solución de proble-
mas clave del empleo de nuevo utillaje y tecno-
logías avanzadas en la producción, de la eleva-
ción del nivel técnico y los indicadores tecno-
económicos de cada empresa o rama entera.
Por último, está el tercer nivel, el regional.
Aquí lo principal del trabajo corre a cargo de
los órganos locales del Estado. En su combate
por el progreso cuentan con el respaldo eficien-
te de los centros científicos de la Academia de
Ciencias de la RSSU, cuya incidencia se deja
sentir en todas las regiones de la república. Este
es un importante eslabón en el sistema de man-
do del progreso tecno-científico. Coordina la
actividad de las instituciones científicas de la
región, determina programas de orden científi-
co-técnico y concentra los esfuerzos de estudio-
sos de institutos académicos, sectoriales y do-
centes en el cumplimiento de dichos programas.
La participación de los comités de partido y de
los órganos de los Soviets en esta labor permi-
te soslayar más fácilmente las barreras depar-
tamentales y resolver complicados problemas de
organización.
También se aprovechan con mayor plenitud
las posibilidades de las sociedades tecno-cientí-
ficas y del movimiento masivo de inventores y
racionalizadores. Tan sólo en el décimo quin-
quenio, la aplicación de las propuestas de los
innovadores en los procesos productivos surtió,
en Ucrania, un efecto económico cifrado aproxi-
madamente en 6.000 millones de rublos.
En el terreno de los nexos de la ciencia con
la producción quedan problemas que esperan so-
lución. En particular, el mecanismo de estímulo
económico del progreso tecno-científico requiere
ulterior perfeccionamiento. Y es que todavía se
dan casos en que se manifiesta la falta de vo-
luntad de aplicar una u otra innovación técnica
por el mero hecho de que no resulta beneficio-
sa desde el punto de vista de los intereses eco-
nómicos del momento. Trabajamos tenazmente
en superar semejantes problemas.
EL EMPLEO RACIONAL de los recursos guar-
da relación indisoluble con la necesidad de edu-
car en los trabajadores una actitud concienzuda,
como dueños que son, hacia los medios de pro-
ducción y el tiempo de trabajo. Lenin definió la
gestión económica ahorrativa como un rasgo del
comunismo. En su artículo Una gran iniciativa
leemos: «El comunismo comienza cuando los
obreros de base manifiestan abnegada preocupa-
ción . . . por elevar la productividad del trabajo,
economizar cada pud de cereal, de carbón, de
hierro y de otros productos» 4 . La fórmula es-
cueta y enjundiosa del XXVI Congreso del PCUS
—«la economía debe ser económica»— expresa
4 dencias extensivas. Al combatirlas, los comités
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Cartago, Buenos
Aires, t. XXXI, p. 296.
8
la esencia del enfoque actual de esta tarea por
nuestro partido.
La actitud cuidadosa de los trabajadores ha-
cia el patrimonio público beneficia a todos. El
ahorro en el contexto socialista no tiene nada
que ver con la «política de austeridad» aplicada
en países capitalistas. Allí se trata de economi-
zar a cuenta de los ingresos de los trabajado-
res y los gastos sociales, es decir, perjudican-
do los intereses vitales del pueblo, mientras que,
en definitiva, es el gran capital el que se apro-
pia de los frutos de esas restricciones. En el
contexto de la propiedad social, el ahorro repor-
ta frutos a toda la sociedad, y son los trabaja-
dores quienes lo realizan y gozan de sus utili-
dades. Estos dos tipos de ahorro son tan dife-
rentes y contrarios por su sentido intrínseco, co-
mo diferentes y contrarias son las metas direc-
tas de la producción capitalista y socialista.
Otra cuestión es el que no todos entiendan cla-
ramente que la ventaja para la sociedad signi-
fica a su vez ventaja propia; la toma de con-
ciencia no se produce automáticamente. Por eso,
al perfeccionar los mecanismos económicos, pro-
curamos que quienes consiguen el ahorro per-
ciban más rápida y directamente sus resultados.
Al mismo tiempo, desplegamos una labor educa-
tiva que revela el sublime sentido moral de la
preocupación por el bien público.
La iniciativa creadora de los trabajadores y
el despliegue al máximo de la emulación socia-
lista por el sobrecumplimiento de los planes de
producción y, simultáneamente, por el ahorro de
recursos financieros y materiales, predeterminan
los resultados de las empresas. La disposición
adoptada en julio de 1981 por el CC del PCUS y
el Consejo de Ministros de la URSS marcó las
orientaciones generales y duraderas de la ba-
talla de los colectivos laborales y de todos los
eslabones de gestión económica para asegurar
la economía, el empleo racional de recursos
primarios, energéticos y, en general, materiales.
Nos preocupamos especialmente por disminuir
el consumo de fondos por unidad producida,
procurando centrar en este objetivo la atención
y los esfuerzos creadores de todos los trabaja-
dores. ¿Qué entendemos por ello? En algunas
ramas industriales de Ucrania, por ejemplo, el
costo del puesto laboral crece, estos últimos
años, más rápidamente que la productividad del
trabajo. En varios casos, esto es efecto de facto-
res objetivos, relacionados principalmente con
el mejoramiento de las condiciones de trabajo
y protección del entorno, y con el alza de los
precios de medios de producción a consecuencia
de haberse complicado la extracción de mate-
rias primas, etc. Hasta cierto punto, también se
hace sentir la disminución de los índices de
aprovechamiento del utillaje, debido a un creci-
miento del número de puestos laborales más rá-
pido que el de obreros. Ahora bien, el análisis
del proceso de fomento de la producción indica
que en algunas partes todavía prevalecen ten-
partidarios de Ucrania parten de que en la pre-
senté etapa debe asegurarse el crecimiento prio-
ritario del volumen del producto con respecto
al del valor de los fondos básicos de produc-
ción. Por otra parte, tenemos en cuenta que la
disminución del consumo de materiales y fon-
dos por unidad de producción es no sólo un me-
dio de elevar la eficacia de la producción, sino
el camino real para superar la escasez de mano
de obra.
Se prevé que la realización de los programas
múltiples especiales que abarcan toda la repú-
blica surtirá considerable efecto económico. Así,
el denominado «Energocomplex» contempla un
ahorro de recursos diversos que debería cifrar-
se, para fines del undécimo quinquenio, en
160 millones de rublos. A su vez, las medidas
de aumento de la calidad previstas en el progra-
ma «Metal» permitirán economizar más de dos
millones de toneladas de materiales metálicos.
En la república se estimulan y respaldan al
máximo las valiosas iniciativas encaminadas a
la utilización intensiva de los recursos. Se pro-
paga, por ejemplo, la experiencia de la organi-
zación de partido y los trabajadores de la re-
gión de Dniepropetrovsk que instrumentaron un
sistema integral de control de calidad y apro-
vechamiento eficaz de los recursos, en particu-
lar laborales, materiales y financieros. La orga-
nización partidaria de Kíev contribuye enérgi-
camente a la implantación de nuevas formas de
cooperación entre los estudiosos de institutos
de investigación científica, centros de enseñan-
za superior y empresas de la ciudad, y cuenta
también en esta labor con el apoyo activo de los
interesados. Al consumo ahorrativo de materias
primas y materiales contribuye asimismo la
realización de propuestas nacidas en colectivos
laborales. La iniciativa y el sentimiento de ser
dueño del país, propios del los soviéticos, se
materializan en hechos concretos y se traducen
en toneladas de combustible, kilovatios-hora de
electricidad y millones de rublos ahorrados.
Las organizaciones del partido conceden su-
ma importancia a la generalización de la expe-
riencia de vanguardia, al aumento del grado de
organización y diligencia, al reforzamiento de
la disciplina estatal, financiera y laboral en cada
sector de producción y en todas las esferas de
administración. En el marco del undécimo quin-
quenio y a nivel de toda la república tiene lu-
gar una campaña de inspección social de la efi-
cacia con que se aprovechan los recursos mate-
riales y energéticos. En Ucrania, tales campañas
son ya una tradición. Anualmente participan en.
ellas unos 10 millones de trabajadores.
Conviene señalar al respecto el creciente in-
terés por estudiar la experiencia de otros países
de la comunidad socialista, en los que se desa-
rrolla intensamente la búsqueda de las vías más
racionales para economizar recursos. A la apli-
cación con espíritu creador de la experiencia
conjunta contribuyen notablemente los lazos
económicos entre regiones limítrofes de los paí-
ses socialistas, así como la colaboración por lí-
nea de los órganos locales de partido.
Como subrayara Leonid Brézhnev en el XXVI
Congreso del PCUS, «en el eje de la política
económica se erige una cosa, diríase, sencilla y
muy corriente: la actitud cuidadosa ante los bie-
nes sociales, la capacidad de utilizar plena y
adecuadamente todo lo que tenemos, ^acia esto
deben orientarse la iniciativa de las colectivida-
des laborales y el trabajo de masas que reali-
za el partido. Hacia esto deben orientarse la
política técnica, la política inversionista y el sis-
tema de los índices de planificación ¡y de ren-
dición de cuentas»5. Las organizaciones de par-
tido de nuestra república hacen todo lo que está
en sus fuerzas por cumplir estas indicaciones.
EN LIBROS Y ARTÍCULOS de algunos econo-
mistas burgueses se maneja la tesis de que la
creación y desarrollo de la economía socialista
en nuestro país fue y sigue siendo un proceso
agobiante, punto menos que contrapuesto al
hombre y sus demandas vitales. Quienes eso di-
cen, suelen remitirse a los años 20 y 30, en que
tomó cuerpo la industria socialista. Aquel fue,
en efecto, un período de intensos esfuerzos. Pe-
ro nuestros críticos pasan por alto una circuns-
tancia capital, y es que nosotros aceptábamos
conscientemente las restricciones, porque com-
prendíamos la trascendencia histórica de la in-
dustrialización y del fortalecimiento de la ca-
pacidad defensiva del país ante el cerco capita-
lista y la creciente amenaza de guerra. Tam-
bién suelen pasar por alto el que, en ese com-
plicadísimo contexto, nuestro partido y nuestro
Estado resolvían tareas sociales de dimensiones
inauditas: se acabó con el desempleo, masas de
millones y millones de personas conocieron la
alegría del trabajo emancipado, se creó el sis-
tema general de enseñanza e instrucción profe-
sional y se puso en marcha una profunda revo-
lución cultural.
Los sovietólogos burgueses se devanan los se-
sos por demostrar que nuestros logros económi-
cos de hoy también resultan «demasiado costo-.
sos». Con este fin tergiversan el carácter y orien-
tación de la función económica del Estado y
minimizan por todos los medios la diversidad y
la magnitud de las tareas sociales encaradas,
cuya solución reporta a los trabajadores benefi-
cios incomparables con los que acarrea a sus
compañeros la política de las clases dominan-
tes en los países capitalistas.
Los magnos objetivos de la construcción del
comunismo en la sociedad socialista se realizan
sobre la base de la previsión científica, de la di-
rección consciente de complejos procesos socio-
económicos. En aras del florecimiento material
y espiritual del pueblo y el constante aumento
de la riqueza social, el Partido Comunista de la
Unión Soviética y nuestro Estado plasman con-
secuentemente en la práctica el principio del
aprovechamiento racional de todos los recursos,
asegurando así una de las condiciones esencia-
les para la vida y actividad de las generaciones
presentes y venideras.
5
L. I. Brézhnev. Informe del CC del PCUS al XXVI Con-
greso del PCUS y las tareas inmediatas del Partido en la
política interior y exterior. Editorial de la APN, Moscú,
1981, p. 71.
EL LENINISMO Y ALGUNAS CUESTIONES
DEL INTERNACIONALISMO
TODOS LOS AÑOS, el 22 de abril, quienes se
han dedicado a la edificación del socialismo y
la lucha revolucionaria por conquistarlo, cele-
bran el natalicio de Vladímir Lenin. Es una tra-
dición. Como toda tradición, expresa la íntima
ligazón de los tiempos y, simultáneamente, tie-
ne un contenido actual, enmarcado en el día de
hoy. En este caso, ligazón de los tiempos signi-
fica que vivimos una época a la que dio comien-
zo la revolución conducida por el partido al
frente del cual se hallaba Lenin. Contenido ac-
tual quiere decir que la complicación y el cre-
cimiento general de las contradicciones del de-
sarrollo socio-político mundial realzan cada vez
más el valor de la teoría y la experiencia revo-
lucionaria del leninismo.
Aquí tocamos un tema que suscita enconados
enfrentamíentos ideológicos. La significación
actual del leninismo es materia de reñidas con-
troversias. También es debatida en el movi-
miento obrero, y no en forma de discusiones
abstractas, sino en conexión directa con proble-
mas políticos palpitantes. Uno de ellos es el que
plantea ante la clase obrera la necesidad perma-
nente de definir sus posiciones internacionales
y elegir aliados fuera de su propio país. Es, en
otras palabras, el problema del internacionalis-
mo. Problema que adquiere vivacidad por cual-
quier acontecimiento que atraiga la atención del
mundo, ya sea la Conferencia de Madrid de los
Estados signatarios del Acta Final de Helsinki
o la decisión de la OTAN que amenaza con con-
vertir Europa Occidental en una base de Per-
shing y Cruises, la caída de la monarquía en
Irán o los cambios sociales en Afganistán, el
estallido del movimiento antibelicista en los
países eurooccidentales o la crisis de Polonia, la
guerra civil en El Salvador o la anexión israeli
10
KONSTANTIN ZARODOV,
director de Revista Internacional
por «vía legislativa» de los territorios árabes
ocupados...
«En estos días, solamente los holgazanes no
juran ser internacionalistas»1, anotaba en abril
de 1917 Lenin, señalando que el internacionalis-
mo se convierte en palabras hueras si no expre-
sa la política consecuentemente clasista del pro-
letariado y sus aliados en cuestiones clave del
desarrollo mundial, de la vida internacional.
Quienes conocen la obra teórica y política de
Lenin saben que su principal criterio para com-
probar el contenido genuino del internacionalis-
mo eran las posiciones adoptadas en tres pro-
blemas: el de la guerra y la paz, el de la rees-
tructuración socialista de la sociedad y el de la
emancipación de los pueblos oprimidos. Este en-
foque leniniano del internacionalismo conserva
toda su validez, ya que en el presente y cambia-
dísimo contexto histórico siguen en pie ante la
humanidad esos mismos tres problemas funda-
mentales. Desde esta premisa nos proponemos
examinar algunos aspectos importantes de la lu-
cha actual por la cohesión internacional de la
clase obrera, por el fortalecimiento de la solida-
ridad internacionalista de las fuerzas de paz,
de todas las fuerzas del proceso revolucionario-
mundial.
EMPEZAREMOS por el problema de la guerra
y la paz. En primer lugar, porque la humanidad
contemporánea no tiene preocupación mayor
que evitar una guerra termonuclear, salvaguar-
dar la paz mundial. Segundo, porque, en el siglo
XX, el deslindamiento entre el internacionalis-
mo de clase y su sucedáneo verbal se inició pre-
1
V. I. Lenin. Obras Completas. 2a ed., Cartago, Buenos
Aires, t. XXIV, p. 492.
cisamente a partir de la adopción de posturas
en esta cuestión.
Claro está, el que el problema de la guerra y
la paz existiese entonces y siga existiendo hoy
no constituye por sí solo condición suficiente
para buscarle soluciones por el método analógi-
co. Cada época plantea este problema en un
contexto peculiar, que se conforma como .resul-
tado de la compleja interacción de factores eco-
nómicos, sociales, políticos, socio-sicológicos y
otros muchos. La clase obrera internacional se
encara constantemente con la tarea de precisar
su concepción de la paz, ajustando criterios y
posiciones a las exigencias concretas del mo-
mento.
Hoy, por ejemplo, hay que tomar en conside-
ración la inmensa capacidad de exterminio de
las armas almacenadas, el tremendo fardo que
supone para los pueblos la continua carrera ar-
mamentista y, al mismo tiempo, las amenazas
que ésta entraña para la propia existencia de la
humanidad. Por sus parámetros cuantitativos
y cualitativos, los arsenales modernos no tienen
punto de comparación con los del pasado.
También tiene sus rasgos singulares la distri-
bución de las fuerzas internacionales, que en-
cierra en sí, en particular, el antagonismo políti-
co-militar de EE.UU. y la URSS, del bloque de
la OTAN y la Organización del Tratado de Var-
sovia. El aproximado equilibrio militar se con-
juga aquí con la oposición diametral de los rum-
bos políticos. La Unión Soviética y otros países
de la comunidad socialista hacen todo lo posi-
ble por poner coto a la carrera de armamentos,
conservar la distensión e imprimirle nuevos im-
pulsos. Por el contrario, los representantes de
los círculos belicistas de la OTAN, ante todo de
EE.UU., aplican una política de exacerbación de
la tensión internacional, preconizan a toda voz
una línea más dura con respecto a la URSS y
sus aliados, recurren a diferentes formas de in-
jerencia en los asuntos internos de los Estados
socialistas y les aplican «sanciones».
Teniendo en cuenta todo eso, ¿es dable llegar
a la conclusión de que la política mundial está
exclusivamente en manos de diplomáticos, go-
biernos, Estados, potencias y bloques? Segundo,
¿cabe deducir de ello que la lucha de los tra-
bajadores contra el poder del capital, por el so-
cialismo, no se conecta de ninguna manera y
en nada con los conflictos en la palestra inter-
nacional? Y siguiendo esta lógica, ¿cabe reco-
mendar a quienes participan en esa batalla que
se mantengan lejos de la «política de bloques»,
de los dos polos de la confrontación mundial
político-militar? Resulta que sí. Se puede, si uno
se atiene más o menos al siguiente razonamien-
to: puesto que las dos partes están involucra-
das en la carrera armamentista, y que a nivel
internacional ambas están representadas por
bloques, las dos son responsables en igual medi-
da de la tensión política mundial.
Efectivamente, existe semejante «filosofía de
la paz», ajustada superficialmente a las realida-
des mundiales de nuestros días (por algo se ha-
ce hincapié en los bloques). Desde luego, difie-
re de la «filosofía» divulgada por la propagan-
da imperialista y que descansa íntegramente so-
bre infundios acerca de la «amenaza soviética»,
pero no por eso llega a ser una concepción que
refleje correctamente las características reales
del mundo. Se circunscribe a la expresión del
comprensible deseo de conjurar el peligro de
guerra, sin que intente seriamente contestar la
pregunta de dónde emana ese peligro. Resu-
miendo, no se eleva sobre el nivel de los espon-
táneos ánimos y demandas de paz de las ma-
sas.
En su tiempo, Lenin insistía en que la van-
guardia políticamente consciente de los obreros,
a la vez que respaldaba y fomentaba por todos
los medios tales demandas, supiera lanzar tam-
bién sus propias consignas, derivadas del análi-
sis científico de la situación 2 . Y esto nos obliga
a repasar algunas páginas de la historia, fiján-
donos bien en cómo se fueron configurando y
qué características presentaban las posiciones
del propio Lenin con respecto al problema de la
guerra y la paz.
¿Por qué en vísperas de la I Guerra Mundial
el internacionalista Lenin se desentiende por
completo de los líderes de la II Internacional y
los mencheviques rusos? Porque están buscan-
do resquicios ideológicos para no salir al paso
de la guerra en ciernes, coincidiendo así con el
enemigo de clase en el terreno de la defensa
de la patria. ¿Por qué, cuando empieza la gue-
rra, el internacionalista Lenin lanza la consigna
de «derrota del Gobierno de su propio país»?
Porque se trata de una guerra imperialista, que
la burguesía de cada país beligerante sostiene
atendiendo no a los intereses nacionales, sino
a los suyos propios, hostiles al proletariado.
¿Por qué, después de Octubre, el internaciona-
lista Lenin se vuelve «defensista», propugna la
defensa de la patria? Porque se trata entonces
de la defensa del Estado clasista de obreros y
campesinos.
Vemos, pues, que la línea leniniana se ajusta-
ba a las condiciones reales de la vida interna-
cional. Pero hay modos distintos de tomar en
consideración las peculiaridades de la situación.
Alegando las exigencias del momento, también
los representantes del ala derecha del movi-
miento obrero se daban prisa por remozar su
«filosofía de la paz». Por ejemplo, Plejánov, que
había ido a parar entre ellos, decía en 1915 que
«al cambiar las circunstancias, cambia también
nuestra táctica», y de ahí deducía que, si bien
los socialistas «antes de la guerra eran partida-
rios del mantenimiento de la paz, esto no signi-
fica que3 ahora no puedan . . . tomar parte en la
guerra» . El rumbo de los líderes de la II Inter-
2
Véase, por ejemplo, V. I. Lenin. Obras Completas,
t. XXII, p. 394.
3
G. V. Plejánov. El internacionalismo y la defensa de
la patria, retrogrado, 1917, p. 6 (en ruso).
11
nacional se tradujo, de hecho, en complicidad
directa con la burguesía, que procuraba refor-
zar sus posiciones por las vías del militarismo
y de la guerra. La línea antibelicista del leni-
nismo, en cambio, desempeñó un papel inmen-
so en el despliegue del movimiento revoluciona-
rio de las masas obreras y campesinas de Rusia,
en el triunfo de la Revolución de Octubre, con
lo cual, por cierto, se patentizó por vez primera
la ligazón indisoluble de la lucha por la paz
con la batalla por la transformación socialista
de la sociedad.
¿Por qué la política de Lenin y la de la social-
democracia derechista llegaron a situarse, por
su sentido y sus resultados, en polos opuestos,
aunque a primera vista prestaban idéntica aten-
ción a la especificidad de la situación concreta?
Porque los líderes oportunistas del movimiento
obrero advertían cambios solamente en las re-
laciones interestatales, en las estructuras ex-
ternas de la vida internacional. Por el contrario,
Lenin, como señalamos más arriba, ponía en pri-
mer plano el criterio de clase, el enfoque y la
visión clasistas.
La teoría y la praxis del leninismo han ense-
ñado a los exponentes de vanguardia del prole-
tariado internacional a ver en el problema de la
guerra y la paz lo principal, su contenido cla-
sista. Les han enseñado a comprender que la
arena internacional es, ante todo, una palestra
en que chocan, se enfrentan intereses clasistas.
Además, nuestra época se peculiariza por la cre-
ciente polarización de las fuerzas de clase en
pugna. El comienzo de este proceso lo sentó la
Revolución de Octubre, que dividió el mundo en
dos sistemas sociales opuestos, «montando», por
decirlo así, toda la vida internacional en el mis-
mo eje. Como señalaba Lenin, dio lugar a una
situación en que «los acontecimientos políticos
mundiales necesariamente convergen .en un pun-
to central», a saber: la lucha de la burguesía
mundial contra el Estado soviético y sus aliados
naturales como son «los movimientos de los
obreros de vanguardia en todos los países, . . . to-
dos los movimientos de liberación nacional en las
colonias y entre las nacionalidades oprimidas» 4 .
Cuando Lenin escribía esas líneas, el socialis-
mo apenas daba sus primeros pasos en un solo
país. En la actualidad, por cuanto se ha forma-
do la vasta familia internacional de los Estados
socialistas, los acontecimientos de la política
mundial siguen tanto más el cauce de enfren-
tamiento entre el socialismo y el capitalismo.
El desarrollo de este conflicto internacionaliza-
do entre trabajo y capital, la lucha y la corre-
lación de las fuerzas implicadas en él determi-
nan el contenido y la orientación de las princi-
pales tendencias de la vida internacional.
El socialismo científico presupone unidad de
la teoría y la praxis. Y para ello, entre otras
cosas, hay que saber ser realistas en la política
de todos los días. Los comunistas comprenden
4
V. I. Lenin. Obras Completas, t. X X X I I I , p. 293.
12
que, de una manera u otra, hay que tomar en
consideración la existencia de bloques político-
militares, comprenden que al margen y por en-
cima de estos bloques no se pueden resolver,
en las condiciones actuales, muchas cuestiones
medulares de la vida internacional, los proble-
mas del desarme y el futuro de la distensión.
Pero ese mismo realismo permite discernir la
diferencia de principio entre los papeles que
desempeñan en el marco de la «política de blo-
ques» el imperialismo y el socialismo, EE.UU.
y la URSS, el nacionalismo burgués y el inter-
nacionalismo. El enfoque realista de las cosas
presupone también comprender a fondo que la
disolución de los bloques (tarea que, sea dicho
de paso, se plantea en el Programa de Paz lan-
zado por el PCUS) sólo es viable a condición de
que se mantenga el equilibrio militar y se reba-
jen gradualmente los niveles de armamentos, es
decir, por la vía del fomento de la distensión
en sus aspectos político y militar a la vez.
Los comunistas elaboran su concepción de la
paz, su política de paz con excepcional sentido
de responsabilidad. Consideran su deber inter-
nacionalista encauzar acertadamente el movi-
miento antibelicista de masas, explicar a sus in-
tegrantes que la ievolución de la vida interna-
cional no obedece a la «lógica de bloques», si-
no a la de los intereses y contradicciones de
clases. A la «filosofía de la paz», que empuja a
la división de las fuerzas pacíficas, contrapo-
nen el análisis clasista del desarrollo mundial
con sus conclusiones que señalan la vía de la
cohesión internacional de estas fuerzas, inde-
pendientemente de su filiación política, ideoló-
gica, nacional, etc.
Este análisis revela con claridad meridiana
que la amenaza bélica proviene hoy del imperia-
lismo, tal como sucedió en las dos guerras mun-
diales, ly que la principal fuerza del frente in-
ternacional de defensa de la paz es el socialis-
mo. La solidaridad internacional en la lucha por
la paz sólo puede ser efectiva cuando descansa
en la comprensión de estas dos verdades. Y es
indispensable que sea eficaz, porque el proble-
ma, clasista por su esencia, de la guerra y la
paz se plantea hoy ante la humanidad como una
cuestión de vida o de muerte.
VEAMOS ahora a qué tipo de prueba es some-
tido el internacionalismo en relación con los
problemas prácticos y conquistas reales que ja-
lonan el camino de la reorganización socialista
de la sociedad.
En el verano de 1917 los acontecimientos de
Rusia se aproximaban al punto en que la revo-
lución socialista, de abstracción teórica, había
de convertirse en realidad terrenal. Por aquellas
fechas, Lenin tiene una conversación con un
ingeniero acaudalado que en otros tiempos ha-
bía sido revolucionario e incluso bolchevique.
He aquí lo que dice del estado de ánimo de su
interlocutor en el umbral del viraje histórico:
«Hoy no acierta a contener su temor ni su cóle-
ra contra los obreros enfurecidos e indómitos . . .
El estaría dispuesto a aceptar la revolución so-
cial si la historia nos llevase a ella de una ma-
nera tan pacífica, tan serena, tan suave y cuida-
dosa como un tren expreso alemán llega al an-
dén de una estación. El mozo de tren, muy dig-
no, va abriendo las portezuelas del coche y ex-
clama: «¡Estación Revolución Social!1 Alie aus-
steigenl (¡Todo el mundo debe apearse!)» 5 .
No vaya a creer nadie que, al citar este «pe-
queño recuerdo personal» de Lenin, referido en
su trabajo de vísperas de la Revolución de Oc-
tubre ¿Se sostendrán los bolcheviques en el po-
der?, nos apartamos del tema. En absoluto. ¿Qué
idea subraya Lenin con esta anécdota? Eviden-
temente, que de poco vale la simpatía platónica
por la revolución y el socialismo cuando no im-
plica disposición a compartir las dificultades, los
sacrificios y otros «inconvenientes» de la lucha
de clases. Esta idea Lenin la expresa y desarro-
lla en muchos trabajos teóricos e intervencio-
nes políticas. Y guarda también relación inme-
diata con la problemática del internacionalismo.
De esto vamos a cerciorarnos, valiéndonos una
vez más, al comienzo, de un ejemplo histórico.
Tras la Revolución de Octubre, Karl Kautsky
se planteó trazar una vía singular, «intermedia»
entre el internacionalismo de los comunistas, de
los obreros de vanguardia, que se solidarizaron
en cuerpo y alma con el primer Estado socialis-
ta del mundo, y el antisovietismo de los social-
reformistas, que se pusieron abiertamente del
lado de la burguesía.
¿Seguía siendo Kautsky partidario del socia-
lismo? Sí, pero con la reserva, en todo punto
acientífica, antimarxista, de que el socialismo,
apenas llegar al mundo, debía presentar un fas-
cinante aspecto de saciedad, cultura y legalidad
generales. El ejemplo socialista de Rusia no le
caía bien. Sin embargo, como buen «centrista»,
se puso a elaborar una concepción según la cual
los hechos revolucionarios del proletariado ru-
so podrían merecer tal vez una calificación po-
sitiva, siempre y cuando la revolución en toda
Europa Viniera a «ennoblecer» el proceso mun-
dial de transición al socialismo. Esa revolución,
afirmaba Kautsky, podría contribuir a «eliminar
los obstáculos» surgidos en Rusia en el camino
de «realización de la producción socialista», ha-
ría imperceptibles las «penalidades» y las «pér-
didas» de que se vieron acompañados los pri-
meros pasos del socialismo6.
Consideradas de por sí, o sea, en calidad de
abstracciones teóricas, estas lucubraciones po-
drían parecer bastante razonables. Se entiende
que la ayuda de la Europa revolucionaria le hu-
biera venido como anillo al dedo a la Rusia re-
volucionaria. Pero sucede que Kautsky no escri-
bía todo eso «sin intención alguna», sino repro-
chando al proletariado ruso, a los bolcheviques
5 aún más difícil de no existir estos países y su
V. I. Lenin. Obras Escogidas en doce tomos. Ed. Pro-
greso, Moscú, 1977, t. V I I , p. 308.
6
Véase K. Kautsky. Dle Diktatur des Proletariats. Wien,
1918, p. 28.
el haber acometido la revolución sin esperar a
que llegase el «tren expreso alemán». Por ha-
ber obrado así, estaba dispuesto aun a excomul-
garlos del «socialismo genuino» y unía gustoso
su voz al coro de la burguesía y los reformistas,
que lloraban la violencia y las destrucciones, los
tormentos y privaciones que acompañaban al
nacimiento de la nueva sociedad.
Lenin sometió a una crítica demoledora ese
«revolucionarismo» e «internacionalismo» a lo
centrista, es decir, con miradas de reojo a los
pudientes, a los ánimos y criterios inculcados
por ellos. Los socialdemócratas de derecha, es-
cribía Lenin, se pasan grosera y cínicamente al
campo de la burguesía. Los «centristas» hacen
«lo mismo, sólo que en forma titubeante, vaci-
lante, lanzando miradas cobardes a los podero-
sos del momento» 7 .
No es casual que todo eso acuda a la memo-
ria en estos días. Los fantasmas de Kautsky y
otros «centristas» aparecen a menudo en círcu-
los políticos ligados con el movimiento obrero.
Renacen esquemas conocidos. Sus nuevos adep-
tos reclaman, en primer término, «mejoras» del
socialismo existente y, segundo, declaran que
las transformaciones socialistas se desarrolla-
rán con mayor éxito si se acaba con el capitalis-
mo no allí donde es relativamente débil, sino
donde es particularmente fuerte. Ahondemos
ahora en la esencia de estas tesis.
Para la burguesía, el socialismo es inacepta-
ble por principio, ya sea tal como es o, más aún,
con «mejoras», siempre que se trate real-
mente de una sociedad que responda a criterios
básicos como la socialización de los grandes
medios de producción y la concentración del
poder en manos de los trabajadores, desempe-
ñando la clase obrera el papel rector. Los per-
soneros del capital monopolista no siempre se
manifiestan con total franqueza al respecto. Pe-'
ro últimamente lo hacen bastante a menudo.
Por ejemplo, los secretarios norteamericanos de
Defensa, C. Weinberger, y de Estado, A. Haig,
quienes repiten con porfía que el socialismo, por
uno u otro camino, debe extinguirse.
Para la clase obrera internacional, por el con-
trario, el socialismo real y cada una de sus ad-
quisiciones representan un valor imponderable.
A los trabajadores esta percepción del socia-
lismo en su forma concreta y viva les es sugeri-
da, cuando menos, por su instinto social, su in-
tuición clasista. Por lo que se refiere a la van-
guardia política del movimiento obrero, ésta,
además, se guía en conciencia por sus intereses
de clase. Y esto presupone comprender que los
países en que triunfó el socialismo son un aliado
internacional insustituible para las masas traba-
jadoras revolucionarias, y comprender también
que la ardua lucha del proletariado del mundo
capitalista por el nuevo régimen social sería
experiencia.
7
V. I. Lenin. Obras Completas, t. X X X , p 142.
13
 Nadie, por supuesto, ni en los países de la co-
munidad socialista ni en las filas de los parti-
dos marxistas-leninistas que actúan fuera de
ella, incurre en el absurdo de que el socialismo
real sea al mismo tiempo un socialismo ideal,
una plasmación de todas las virtudes.
Pero, ¿qué se desprende de ello? ¿Qué hay
que «abolir», «cancelar» la sociedad socialista
que no coincide con la imagen ideal del so-
cialismo? ¿O que para reconocerla y apoyarla
se debe esperar a que se ajuste exactamente al
ideal? En las filas de la clase obrera revolucio-
naria, el propio planteamiento de estas cuestio-
nes no puede menos de parecer absurdo. Por-
que la formación del régimen social socialista,
su perfeccionamiento y aproximación al ideal
(que, sea dicho de paso, es el comunismo) es
un proceso largo, erizado de problemas y difi-
cultades. Los obreros de vanguardia del mundo
se mantienen firmemente, desde los primeros
días de la Revolución de Octubre, en las posi-
ciones de apoyo intemacionalista a este proce-
so, procurando contribuir en lo posible a su
desarrollo pujante y feliz. Por cierto que se die-
ron cuenta en seguida de que el camino del so-
cialismo no estaba sembrado de rosas. Pero, co-
mo dijera al respecto Lenin, «si cometemos erro-
res, si en nuestro camino encontramos obstácu-
los, no es eso lo importante para ellos, lo im-
portante para ellos es nuestro ejemplo, eso es
lo que los une, lo que les hace decir: marchare-
mos juntos y venceremos, pese a todo» 8 .
Los detractores del leninismo dicen que, por
el hecho mismo de que se destaca el alcance de
la experiencia real de las revoluciones consuma-
das, se «impone» cierto clisé de lucha por el so-
cialismo, un «modelo» único de la construcción
socialista. Esa, afirman, era la posición del pro-
pio Lenin, esa fue siempre y sigue siendo la po-
sición de «Moscú». Veamos, sin embargo, lo que
dicen los hechos.
1919. Por fuerza de las circunstancias, las uni-
dades del Ejército Rojo que acudían en auxilio
de la Revolución Húngara no lograron abrirse
paso más allá de las fronteras de Galitzia y Bu-
kovina. Pero ¿qué llevaban a los revolucionarios
húngaros? ¿El «modelo soviético»? He aquí lo
esencial del radiograma enviado por Lenin al
dirigente de la revolución Bela Kun en Buda-
pest: «Es absolutamente indudable que la mera
imitación de nuestra táctica rusa en todos los
detalles, dadas las condiciones peculiares de la
revolución húngara, sería un error.9 Debo preve-
nir a ustedes contra ese error .. .»
1937. La guerra civil en España. Cumpliendo
su deber internacionalista, los comunistas sovié-
ticos se ponen resueltamente de parte de los
republicanos, les prestan toda la ayuda posible.
¿Para qué? ¿Para exportar a España el «modelo
soviético»? Abrimos un libro de S. Carrillo, Se-
cretario General del Partido Comunista de Espa-
8 Ibíd., t. X X V I I I , p. 150.
9 Ibíd., t. XXXI, p. 93.
ña, que cita una carta que enviaran entonces a
los camaradas españoles, desde Moscú, los di-
rigentes soviéticos- En ella encontramos juicios,
consideraciones y consejos expuestos en una
forma nada categórica, ofrecidos únicamente co-
mo materia de reflexión. He aquí la idea central
de la carta: «La revolución española se abre ca-
minos que, en muchos aspectos, difieren del ca-
mino recorrido por Rusia. Lo determina así la di-
ferencia de premisas de orden social, histórico
y geográfico, las exigencias de la situación in-
ternacional ... Es muy posible que la vía parla-
mentaria resulte un procedimiento de desarro-
llo revolucionario10más eficaz en España de lo
que fue en Rusia» .
1946. En varios países del Centro y el Sudeste
de Europa, los pueblos han emprendido el ca-
mino revolucionario hacia las transformaciones
socialistas. La URSS les ayuda por todos los me-
dios. ¿Para implantar aquí también el «modelo
soviético»? El dirigente de los comunistas che-
coslovacos K. Gottwald refería así la «opinión
de Moscú» al respecto: «se ha demostrado en la
práctica, lo que teóricamente habían previsto
los clásicos del marxismo, a saber, que existe
una vía para llegar al socialismo distinta 11
de la
que pasa por el régimen estatal soviético» .
1981, 1982. Ya se ha atesorado una gran expe-
riencia internacional de construcción del socia-
lismo y lucha revolucionaria por el desarrollo
de orientación socialista. Esta experiencia en-
globa en sí la cooperación multifacética con la
Unión Soviética y el aprovechamiento de la
ayuda que presta en formas diversas. ¿Qué ve
o quiere ver en ello «Moscú»? ¿La expansión in-
ternacional del «modelo soviético»? En el In-
forme del CC al XXVI Congreso del PCUS lee-
mos: el proceso de acercamiento de los Estados
socialistas «no borra la especificidad nacional,
las peculiaridades históricas de los países socia-
listas. En la diversisdad de formas de la vida
social y de organización de la economía de es-
tos países, debe verse lo que hay en realidad:
riqueza de vías y métodos12de afianzamiento del
modo de vida socialista» . Y he aquí lo que
subraya al respecto la Disposición del CC del
PCUS con motivo del próximo 60 aniversario de
la URSS: «La Unión Soviética no impone a na-
die ningún estereotipo ni "modelo" de régimen
estatal que ignore las peculiaridades de un país
u otro»13.
En lo que se refiere al «modelo», nos parece
que las cosas están bien claras. Hay, sin embar-
go, otro aspecto de la cuestión, relacionado con
que muchos revolucionarios, al meditar en el
10
Véase S. Carrillo. «Eurocomunismo» y Estado. Bar-
celona, 1977, p. 157.
11
K. Gottwald. Obras. Praga, 1957, t. 13, pp. 230—231
(en checo). Véase También Rudé pravo, 26 de septiembre,
1946.
12
L. I. Brézhnev. Por el camino de Lenin. Moscú, 1981,
t. 8, pp. 641, 642 (en ruso).
13 Pravda, 21 de lebrero de 1982. Disposición del CC
del PCUS Acerca del 60 aniversario de la formación de
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
porvenir socialista de sus países, enfatizan el
propósito de evitar las deformaciones registra-
das en la historia de la formación del •socialis-
mo. Los marxistas-leninistas acogen este plan-
teamiento con comprensión, ya que a nadie se
le puede negar, válganos aquí una frase de Le-
nin, «la posibilidad de que se cumpla un modes-
to deseo:14 crear un poder soviético mejor que el
nuestro» .
Ahora bien, en algunos teóricos tal deseo no
parece tan modesto. Tachan pura y simplemen-
te la experiencia del socialismo real, lo decla-
ran agotado y prometen abordar la construc-
ción del socialismo de una manera totalmente
nueva. Para comprender lo que vale toda su ar-
gumentación, bastará con -examinar una de las
tesis que contiene y a la que ya nos referimos
más arriba: la necesidad de «renovar» el proce-
so de transición mundial del capitalismo al so-
cialismo, desplegándolo ahora en los principa-
les centros del capitalismo. A primera vista, no
hay nada que discutir. De los adictos a la idea
del socialismo, ¿quién tendrá objeciones a la
caída del capital en sus principales puntos de
apoyo mundiales, a la transformación socialista
de la sociedad en los países donde más desa-
rrollado está el capitalismo? Pero no es éste el
quid.
Ocurre que el desarrollo social revolucionario
obedece a leyes objetivas, que la ruptura so-
cialista de la cadena del dominio imperialista
sólo es posible allí donde se afloja algún esla-
bón. La gravedad de las contradicciones inter-
nas en combinación con determinada correla-
ción de las fuerzas internacionales puede, en un
momento dado, hacer de cualquier país capi-
talista desarrollado ese «eslabón débil». En el
movimiento revolucionario siempre se ha consi-
derado necesario tener presente esta eventuali-
dad y aprovecharla cuando surgiera. Pero una
cosa es tenerla a la vista y prepararse para
aprovecharla, y otra totalmente distinta, guiarse
por que «la luz del socialismo brotará sólo en
Occidente». Esto nos hace recordar una vez más
la imagen de aquel «acaudalado ingeniero» que,
después de comprobar el horario de trenes, es-
pera pacientemente la llegada, a la hora pre-
vista, a la estación «Revolución Social».
Los ideólogos burgueses conceden una gran
importancia a la elaboración y propagación por
el mundo de los proyectos de «ennoblecimiento»
del proceso revolucionario mundial. Y es que
esos proyectos encierran básicamente la idea
de deslindamiento respecto al socialismo real y
la consiguiente recomendación a los trabajado-
res de luchar contra el imperialismo a solas, sin
el apoyo de sus aliados internacionales natura-
les. Para el movimiento revolucionario mundial,
y esto los marxistas-leninisfas lo tienen bien
claro, dejarse llevar por semejante espejismo sig-
nificaría una de dos: dictar su propia condena a
la derrota y sacrificios inútiles o no dejar de su
14
V. I. Lenin. Obras Completas, t. X X X I , p. 47.
lucha más que el rótulo reduciendo su actividad
política a la búsqueda de compromisos con la
burguesía, que es lo que hace la socialdemocra-
cia. No hay otra opción. Así se desprende de la
inexorable lógica que rige en el mundo de hoy,
en el que cualquier debilitamiento de la solida-
ridad internacionalista con el socialismo se tra-
duce, de una u otra manera, en fortalecimiento
de las posiciones de la burguesía.
NOS QUEDA por ver el problema de la libe-
ración nacional.
Los representantes de la clase obrera revolu-
cionaria siempre han considerado como un de-
ber incuestionable suyo reconocer y defender el
derecho de las naciones a la autodeterminación.
A Lenin le corresponde el enorme mérito de ha-
ber revelado el contenido real de esta obliga-
ción, interpretándola como una determinada lí-
nea de acción a tono con la distribución y la
lucha de las fuerzas de clase en la palestra
mundial.
Lenin mostró que, al crear el sistema de
«opresión creciente de las naciones de todo 15el
mundo por un puñado de "grandes" potencias» ,
el imperialismo provocó una situación en que
la contradicción clasista fundamental de la for-
mación capitalista se entrelazó estrechamente
con un no menos profundo y agudo antagonis-
mo de orden internacional. Ello colocó a los
pueblos privados de libertad nacional al lado
del principal enemigo del capital monopolista,
la clase obrera. La sustitución revolucionaria
del capitalismo por el socialismo no puede, por
consiguiente, ser resultado del duelo «puro»,
desde el punto de vista social, entre la burgue-
sía y el proletariado; ineluctablemente, los mo-
vimientos de liberación nacional de los pueblos
oprimidos han de tomar parte, y una parte no-
table, en este proceso mundial16.
De ahí se desprenden las tareas prácticas que
corresponden a la esencia del internacionalis-
mo clasista del proletariado revolucionario. Le-
nin las concretó, recalcando que no basta con
proclamarse partidario de la autodeterminación
nacional; también es necesario, primero, expli-
car constantemente que el avance hacia la au-
téntica libertad, independencia estatal e igual-
dad de derechos de las naciones está ligado
con la lucha por el socialismo; y, «segundo, que
todos los partidos comunistas deben prestar
ayuda directa al movimiento revolucionario en
las naciones dependientes o en las que carecen
de igualdad de derechos y en las colonias»17.
El enfoque leninista o, en otras palabras, cla-
sista proletario de la autodeterminación nacio-
nal de los pueblos se apartaba perpendicular-
mente de las ideas y criterios dominantes de la
burguesía, de su línea general de clase orienta-
15
V. I. Lenin. Obras Escogidas, en doce tomos, Ed. Pro-
greso, Moscú, 1976, t. V, p. 304.
16
Véase V. I. Lenin. Obras Completas, t. XXXII p 141-
t. XLIV, p. 38.
" Ibíd., t. XXXIII, p. 294, 295.
15
 da a la defensa de los usos coloniales y de los
regímenes de opresión nacional. Pero al mar-
gen de este enfrentamiento abierto de ideologías
y líneas políticas, que reflejaban el antagonis-
mo radical de los intereses clasistas, de lo que
ambas partes habían tomado conciencia, des-
pués de iniciarse la I Guerra Mundial y, sobre
todo, después de la Revolución de Octubre, rebo-
saban de actividad los partidarios de la «terce-
ra posición». En particular, ponían mucho celo
los del flanco reformista del movimiento obre-
ro, en las filas de la II y la centrista «segunda
y media» Internacionales. A primera vista, el re-
conocimiento de la igualdad de derechos de las
naciones y del derecho de los pueblos a la auto-
determinación los deslindaba de la burguesía
imperialista. Pero al mismo tiempo se desenten-
dían por completo de las ideas revolucionarias
del leninismo. Ellos insistían en que la lucha de
los pueblos esclavizados por el imperialismo era
asunto privativo de esos propios pueblos, una
causa con la que cabía simpatizar, pero a la que
no se podía prestar ayuda práctica.
Lenin llamaba a esto «desviaciones de la con-
cepción y de la política del internacionalis-
mo»18. Para los dirigentes reformistas, escribía,
el principio de la autodeterminación nacional,
que reconocen19de palabra, se ha convertido en un
«falso rótulo» . Bajo ese rótulo se encontraban
muy a gusto: podían hacer alarde de internacio-
nalismo, sin correr ningún riesgo, mantenién-
dose a distancia de las batallas que se desple-
gaban en los imperios coloniales.
En muchos aspectos, el problema de la liber-
tad nacional no se plantea hoy del mismo mo-
do que antes. Son otras las condiciones. Pero,
lógicamente, siguen en pie dos enfoques inter-
nacionales básicos del mismo. El enfoque clasis-
ta de la burguesía, que está íntegramente su-
bordinado al objetivo de mantener por todos los
medios los países en vías de desarrollo en la
órbita de la explotación capitalista, bajo con-
trol del imperialismo. Y el enfoque de la clase
obrera, y del socialismo, los cuales, sírvanos una
expresión de Lenin, consideran «que es su de-
ber y que está en su interés»20 prestar ayuda en
todo lo posible a los pueblos de las antiguas co-
lonias y semicolonias, y contribuir a que dis-
pongan de verdadera libertad en la determina-
ción de su futuro nacional y social.
Pero he aquí que reaparecen en el escenario
los custodios de la imaginaria áurea mediocritas.
Sí, ellos censuran el imperialismo, que pi-
sotea los derechos nacionales, la soberanía esta-
tal y los intereses de los pueblos. Pero arreme-
ten también contra el socialismo, al cual, figú-
rense ustedes, no le basta con manifestar su
simpatía hacia las fuerzas de liberación nacio-
nal, y no sólo les presta ayuda práctica, sino
que lo hace, y eso es lo principal, en formas
w Ibíd., t. XXXIII, p. 295.
"
2
ídem.
» Ibíd., t. XXIV, p. 70.
16
«inadmisibles» según la medida de la «tercera ción», renovada y adaptada al contexto contem- otros, sólo de octavillas clandestinas; aquí cuen-
posición». poráneo, prolongan este principio hasta la ab- ta con potentes medios modernos de comunica-
Claro está que en política revolucionaria la surda exigencia de que se haga el vacío en tor- ción masiva, y allá puede organizar mítines y
elección de la forma tiene no poca importancia. no al movimiento liberador, poniéndolo a salvo reuniones con asistencia reducida. Pero esta po-
Pero esta elección no obedece a prescripciones de las influencias y repercusiones de la contien- lítica se distingue siempre por su gran eficien-
dogmáticas. Por lo que se refiere a la alianza da clasista mundial. Es un planteamiento qui- cia. Sus actos, aún los menos relevantes, nunca
de las fuerzas del socialismo y del movimiento mérico. Pero puede desorientar a una parte de resultan vanos, nunca pasan sin dejar huella.
de liberación nacional, es natural que adopte los movimientos obrero, democrático y libera- ¿Por que? Porque cada vez hacen sentir la gran
formas diversas, en particular, como escribía Le- dor. Ante esta amenaza, los marxistas-leninistas fuerza universal del internacionalismo proleta-
nin, formas «determinadas por el grado de desa- no se están impasibles. Actúan en consonancia rio. Como dijo Lenin, «no se trata de la canti-
rrollo del movimiento comunista en el proleta- con los legados de Lenin, quien señaló la lucha dad, sino de expresar correctamente las ideas y
riado de cada país o del movimiento liberador contra este género de peligro entre las tareas la política del proletariado verdaderamente re-
democrático-burgués de los obreros y campesi- más importantes de la clase obrera revoluciona- volucionario. No es cuestión de "proclamar" el
nos en países atrasados o entre nacionalidades ria, de su política de solidaridad internaciona- internacionalismo, sino de saber ser internacio-
atrasadas»21. Para los partidos marxistas-leninis- lista con los pueblos que aspiran a sacudirse el nalista en los hechos, aún en los momentos más
tas y los Estados de la comunidad socialista, yugo imperialista 22 . difíciles . . .»23.
cumplir su deber internacionalista y prestar
ayuda eficaz a las fuerzas revolucionarias y de En el momento histórico que atravesamos,
estas palabras tienen extraordinaria actualidad.
liberación nacional no es sencillo. Supone es- MUCHOS ESFUERZOS empeñó Lenin para que La agudeza de los problemas cardinales de nues-
fuerzos materiales, sacrificios y la necesaria se cumpliera el legado de los fundadores del tra época exige de modo imperativo que se con-
adopción de decisiones políticas, a veces difi- marxismo acerca de que la clase obrera debía solide la solidaridad internacionalista de todas
cultosas. En una palabra, este es un sector ten- tener su propia política exterior. Esta política, las fuerzas movidas por los intereses de la paz,
so, complicado de la lucha de clases mundial. bajo la dirección inmediata de Lenin, la elabo- del progreso social y de la libertad nacional.
La burguesía conoce bien sus intereses cla- ró el proletariado que había tomado el poder en Estas fuerzas han crecido inconmensurablemen-
sistas y cuida de ellos mucho más que de las Rusia. Conducido por los comunistas-leninistas, te. Nuevos y nuevos grupos sociales, pueblos en-
formas. Para sofocar la lucha de liberación na- el movimiento obrero de otros países aprendió teros tienden y se suman a ellas. En su concien-
cional de los pueblos, el imperialismo toca mu- también a destacar su línea clasista en los asun- cia arraiga cada vez más la idea que la unidad
chos registros convencionales y novísimos. En tos internacionales. De esta política de los obre- de acción internacional es indispensable. Los
este caso valen las «fuerzas de despliegue rápi- ros puede decirse hoy con todo fundamento que marxistas-leninistas ven en ello nuevas oportuni-
do», y las bandas de mercenarios, y los créditos ostenta una rica historia y grandes conquistas. dades para multiplicar el poderío y la eficacia
concedidos con la condición categórica de que Las posibilidades con que cuenta esta política de la probada alianza del socialismo, la clase
se abran las puertas a las corporaciones trans- siempre han sido diferentes: en un país tiene a obrera revolucionaria y el movimiento de libe-
nacionales. Vale la doctrina de «lucha contra el su servicio el aparato del Estado; en otro, sólo ración nacional. La invulnerabilidad de esta
terrorismo internacional». Y vale incluso la con- las pancartas de una manifestación; en ciertos alianza es el primer mandatamiento del autén-
signa d e . . . autodeterminación nacional. Sí, co- lugares dispone de la tribuna parlamentaria; en tico internacionalismo.
mo está dicho. También la burguesía monopo-
lista ha aprendido algo de la historia. No tiene 22 Véase Ibíd., p. 295. 23 Ibíd., t. XXV, p. 501.
inconveniente en disfrazarse de campeona de
los derechos nacionales de los pueblos si esto
puede servirle de argumento en la contienda
con el movimiento de liberación nacional o en
las tentativas de apartarlo del socialismo, su po-
deroso aliado internacional.
En estas condiciones, la preocupación autén-
tica por la libertad, la independencia iy la sobe-
ranía nacionales de los pueblos no puede signi-
ficar sino apoyo múltiple a su lucha y protec-
ción contra los atentados militares, políticos y
económicos por parte del imperialismo. Ocurre
a menudo que los movimientos de liberación no
tienen fuerza suficiente para resistir las embes-
tidas imperialistas. ¿Qué valor tendría el inter-
nacionalismo que no reconociese la necesidad
de acudir en auxilio de estos movimientos?
¿Contribuiría a la afirmación de los derechos
nacionales de los pueblos? ¿Serviría para con-
solidar el frente internacional de solidaridad
antiimperialista?
Cerrando los ojos a las crudas realidades del
mundo y soñando con la realización a pie llano
y escrupuloso del principio de autodetermina-
ción nacional, los adictos de la «tercera posi-
21 Ibíd., t. XXIII, p. 293.
17

NUEVOS HECHOS:
QUIEN PREPARA LA GUERRA Y QUIEN
ASPIRA A LA PAZ
Un rasgo característico de las últimas décadas
del siglo XX es la agudización de la confronta-
ción ideológica entre el declinante mundo de
explotación capitalista y el mundo socialista del
trabajo liberado. La «competición de las ideas»
no sólo abarca la esfera teórica, sino que de
manera creciente va penetrando en los proble-
mas económicos, políticos, sociales y militares
concretos de nuestros días.
Naturalmente, las reglas de la lucha ideológi-
ca nunca han sido establecidas. Cada parte de-
fiende sus posiciones en correspondencia con
sus propias concepciones del bien y el mal. En
otras palabras, cada una defiende las posicio-
nes sociales y políticas que responden a los in-
tereses de las fuerzas clasistas dominantes en
ella. Pero, en cualquier caso, la capacidad y la
disposición de evaluar objetivamente la situa-
ción y no apartarse de la realidad debe ser con-
dición indispensable de un duelo ideológico ho-
nesto.
Cuanto más importantes son los problemas en
discusión, tanto más rigurosamente hay que ate-
nerse a los hechos objetivos, tanto más insisten-
temente hay que tratar de interpretarlos impar-
cialmente- En la época actual, esta exigencia se
refiere ante todo al diálogo sobre el problema
cardinal —el problema de la guerra y la paz—,
de cuya solución depende la existencia misma
de la humanidad. Pero precisamente aquí se po-
nen de manifiesto las diferencias radicales en la
práctica de los ideólogos del capitalismo y el
socialismo. Una confirmación elocuente de ello
la ofrece el análisis de dos libros recientemente
editados: el folleto El poderío» militar soviético,
publicado en los Estados Unidos1, y la inves-2
tigación soviética Quiénes amenazan a la paz .
Tanto desde el punto de vista teórico como polí-
tico es importante tratar de comprender las raí-
ces y la esencia de esta diferencia.
EL CAPITALISMO en su última fase de desa-
rrollo, fase imperialista, es orgánicamente inca-
paz de decir la verdad sobre sí mismo, sobre la
1
Soviet Military Power. Washington, 1981.
2 nuclear «limitada», que la bomba neutrónica y
Quiénes amenazan a la pez. Editorial militar del Mi-
nisterio de Defensa de la URSS, Moscú, 1982.
18
COMENTARIO
JAMES WEST,
miembro del Buró Político del CC del Partido
Comunista de los Estados Unidos,
miembro del Colegio de Redacción de la revista
política de los gobiernos burgueses; le atemori-
za sostener la lucha ideológica sobre bases jus-
tas. Eso es propio de cualquier potencia impe-
rialista, pero ante todo del imperialismo de los
Estados Unidos, cuyas fuerzas militaristas se
niegan tercamente a reconocer los cambios ob-
jetivos operados en el mundo y a adaptarse a
ellos.
Los círculos más belicistas de Washington han
convertido la lucha por los sentimientos y las
mentes en una campaña de engaño intenciona-
do y mentiras, de semiverdades y calumnias des-
caradas. La fuente invariable de este turbio to-
rrente es el muladar del antisovietismo con su
mito sobre la «amenaza soviética». Por eso la
actual campaña imperialista contra la URSS re-
basa el marco de la confrontación ideológica y
constituye una guerra sicológica que lleva en
sí la negación de toda norma moral, de toda as-
piración a la verdad.
El contenido principal de esta guerra sicoló-
gica fue formulado claramente por R. Reagan ya
en el curso de su campaña preelectoral en 1980,
cuando, sin el menor escrúpulo, acusó a la Unión
Soviética de todas las desgracias que azotan el
mundo. La Casa Blanca llama insistentemente a
ver la «mano de Moscú» tras todo estallido del
terrorismo internacional y los éxitos de los mo-
vimientos de liberación nacional, tras las derro-
tas del imperialismo de los Estados Unidos, las
discordias entre los aliados atlánticos y la aira-
da protesta antibélica.
Subrayemos que la guerra sicológica que
Washington desata con creciente encono, guerra
antisoviética por su contenido, está orientada no
sólo contra los pueblos de los países socialistas.
La propaganda militarista de este género apun-
ta contra el pueblo de los propios Estados Uni-
dos, los pueblos de otros países capitalistas in-
dustriales y los países en desarrollo.
El principal objetivo de ese sabotaje político'
—no se puede calificar de otro modo estas ac-
ciones— es provocar la sicosis bélica, confun-
dir a la gente, obligarle a creer que los Estados
Unidos son capaces de vencer en la guerra
las armas químicas binarias son «humanas», etc.
Los propagandistas de las guerras agresivas
llaman a las masas a confiar en la estrategia
del «primer golpe», y en la eficacia del «golpe
nuclear preventivo». Quieren que los pueblos
acepten la idea de que es posible fortalecer la
seguridad internacional si se garantiza la «su-
perioridad militar» de los Estados Unidos sobre
la Unión Soviética, que es presentada invaria-
blemente como «enemiga del mundo libre».
La guerra sicológica de Reagan es la divulga-
ción de embustes sobre el «atraso estratégico»
de la OTAN respecto de la Organización del Tra-
tado de Varsovia, es la mentira descarada de
que la Unión Soviética, Vietnam y Cuba utilizan
medios químicos y bacteriológicos de guerra.
Tergiversando y, con más frecuencia, inventan-
do los «hechos», el Pentágono trata de justificar
el incremento incontenible del arsenal de las ar-
mas de exterminio masivo, de obligar a la opinión
pública mundial a olvidar la despiadada guerra
química que sostuvo en Indochina y la guerra
biológica de Washington contra el pueblo cuba-
no y otros pueblos. No se puede menos que ver
en la divulgación de semejantes invenciones la
aspiración a justificar la asignación de 810 mi-
llones de dólares en el próximo año fiscal para
fabricar sustancias venenosas de combate.
La guerra sicológica de Reagan es una grose-
ra presión sobre los socios-rivales del imperia-
lismo de los Estados Unidos en Europa Occiden-
tal, Japón y otras regiones, para obligarles a
contribuir a la realización de los planes de es-
tablecer el dominio de los Estados Unidos en to-
do el mundo.
La guerra sicológica de Reagan está llamada,
en fin de cuentas, a justificar la «reaganomía»,
esta irracional política de acumulación de mon-
tañas de armas de exterminio masivo a cuenta
de la reducción de los programas sociales hasta
dimensiones mínimas. Busca justificar la demen-
cial decisión de la Casa Blanca de aumentar en
el próximo año fiscal los gastos presupuestarios
a 757,6 mil millones de dólares, asignando cerca
de una tercera parte de esta enorme suma —más
de 263 mil millones de dólares— a la prepara-
ción de la guerra.
PODEMOS CONSIDERAR con pleno fundamen-
to que el folleto El poderle* militar soviético pre-
parado por el Pentágono es la expresión con-
centrada de los objetivos de esta sucia campa-
ña propagandística. Es imposible encontrar en
él un análisis de la amenaza que representa pa-
ra la existencia de la humanidad la acumulación
de las armas nucleares; no dice nada del enor-
me precio que deben pagar los pueblos por la
carrera armamentista. En el folleto no hay men-
ción alguna de la alternativa pacífica. Todo eso
tiende a inculcar a las masas populares la idea
de la «inevitabilidad» de los conflictos bélicos.
Los maestros de la propaganda militarista re-
curren a diferentes artimañas para intimidar a
los lectores con el «terrible» potencial militar
de la Unión Soviética. Es muy significativo que
el «documento» norteamericano no diga una so-
la palabra sobre la envergadura de los prepara-
tivos militares de los propios Estados Unidos y
otros países miembros del Bloque Noratlántico.
Y la esencia del problema consiste, al parecer,
precisamente en evaluar la correlación de fuer-
zas de las partes opuestas.
Algunos meses más tarde, se ofreció a la opi-
nión pública mundial el libro soviético Quiénes
amenazan a la paz, totalmente diferente en lo
que se refiere a los objetivos, el espíritu y el
enfoque de los hechos. Valga la metáfora, esta
investigación puede ser llamada «material didác-
tico en los problemas de la paz». Difiere por
completo del opus militarista del Pentágono y
no tiene nada de común con las acciones al es-
tilo de la guerra sicológica. En fin de cuentas,
este libro es un elocuente ejemplo de la justa y
honrada lucha ideológica en torno al problema
fundamental de nuestra época.
La investigación soviética muestra convincen-
temente la suciedad propagandística del Pentá-
gono. En el folleto norteamericano se citan da-
tos de que en la Unión Soviética existen 1.398
rampas de lanzamiento de cohetes balísticos in-
tercontinentales, 950 rampas de cohetes balísti-
cos instalados en submarinos y 156 bombarderos
pesados capaces de transportar cerca de 7.000
unidades de municiones nucleares. En el folleto
no se dice ni una sola palabra sobre 10.000 uni-
dades de municiones nucleares norteamericanas
que amenazan a la URSS. Se oculta también el
hecho de que las fuerzas estratégicas ofensivas
de los Estados Unidos poseen 1.053 rampas de
lanzamiento de cohetes balísticos intercontinen-
tales, 648 rampas de misiles balísticos en sub-
marinos y más de 570 bombarderos pesados.
¿Acaso corresponde a las reglas de «juego ho-
nesto» el silenciar que los Estados Unidos tienen
en las inmediaciones del territorio de la Unión
Soviética miles de aviones que forman parte de
los medios nucleares de avanzada? ¿O el hecho
de que a la URSS se oponen no sólo los Esta-
dos Unidos, sino también otras dos potencias
nucleares aliadas, que en Asia su seguridad está
amenazada por el potencial nuclear de Pekín?
Lo mismo se puede decir del número total de
efectivos militares. Muchas fueron las voces que
se levantaron en el Pentágono por la «aplastan-
te superioridad» de la Organización del Tratado
de Varsovia en este dominio. Pero resulta que
también en este rubro existe una paridad apro-
ximada: las fuerzas armadas regulares de la co-
munidad socialista cuentan con 4.788.000 solda-
dos y oficiales, y las de los países de la OTAN,
con 4.933.000.
En su intento de convencer a la opinión pú-
blica mundial con datos fraudulentos del cons-
tante crecimiento de los gastos soviéticos para
la defensa (aunque en los últimos años su nivel
prácticamente no ha variado) 3 , la edición del
Pentágono elude la cuestión de la dinámica de
3
Los gastos de la URSS para la defensa sumaron (en
miles de millones de rublos]: 17,2 en 1978; 17,2 en 1979;
17,1 en 1980; 17,05 en 1981 y para 1982 han sido asigna-
dos 17,05 mil millones de rublos. Eso constituye el 7;
6,03; 6,0; 5,7 y 5,3%%, respectivamente, de todos los gas-
tos presupuestarios.
19

las asignaciones militares de los Estados Uni-
dos. Empero, en 1978—1980, esos gastos regis-
traron un aumento medio de un 13% anual; y
en 1981 crecieron en el 19%. En total, para el
próximo quinquenio, Washington planifica in-
vertir ¡1,5 billones de dólares en preparativos
de la guerra!
Los autores del folleto El poderío militar so-
viético pasan por alto con falso pudor el hecho
de que. los Estados Unidos siempre han sido los
primeros en iniciar la producción de todos los
tipos de armas de exterminio masivo y que pre-
cisamente ellos son los que vienen impulsando
cada vuelta de la espiral en la carrera de ar-
mamentos.
El eludir estas cuestiones de primera importan-
cia, como lo subraya el libro Quiénes amenazan
a la paz, es un procedimiento típico de la pro-
paganda imperialista: a las masas se les oculta
incluso lo que se ven obligados a reconocer mu-
chos expertos de prestigio, entre los que figu-
ran algunos de los actuales líderes políticos y
militares de la OTAN. Es muy demostrativo que
el influyente semanario británico The Econo-
mist señale como los «pasajes más convincen-
tes» de la edición soviética las declaraciones re-
producidas allí de H. Schmidt, A. Haig y otras
personalidades,
(
llamadas a demostrar, como es-
cribe la revista, que «Occidente reconoce el
equilibrio de fuerzas existente en la actualidad»
y que precisamente4 los EE.UU. «procuran la su-
perioridad militar» .
Tal como era de esperar, los propagandistas
del Pentágono ni siquiera han intentado anali-
zar el papel de la carrera de armamentos como
instrumento para conservar el dominio de las
potencias imperialistas en las ex colonias. No es
casual que cerca del 45% de toda la venta mun-
dial de armas pertenezca a los EE-UU. y más
del 20%, al resto de los países de la OTAN, la
mayor parte de los cuales fueron en el pasado
importantísimas potencias colonialistas.
Según estadísticas reproducidas por la prensa,
las exportaciones de armas realizadas por los
Estados Unidos a 42 países en desarrollo en los
años 1965—1980, aumentaron el 50% con res-
pecto a los años 1950—1965. Consecuencia inevi-
table de ello es el incremento de las asignacio-
nes militares de esos Estados: de 11,3 mil millo-
nes de dólares, invertidos en 1960, a 77,5 mil
millones de dólares en 1980. Gastos de tales
proporciones les impiden desarrollar su econo-
mía y reducir su dependencia respecto del impe-
rialismo.
A diferencia de la edición del Pentágono, el
libro publicado en Moscú c<trae la atención de
los lectores sobre el verdadero papel de los com-
plejos militar-industriales. Según informa la pu-
blicación, los beneficios netos de 94 monopolios
que cumplen encargos del ministerio de guerra
de los EE.UU., totalizan el 50% del capital in-
vertido; 49 monopolios, más del 100%; 22 mono-
polios, más del 200%; tres monopolios, cerca del
500%, ¡y las ganancias de una sola corporación
4
The Economist, 8—12 de lebrero de 1982.
20
ascendieron... al 2.000%! En total, en los Esta^
dos Unidos trabajan para la guerra 25 mil con-
tratistas principales y 50 mil subcontratistas.
EL LECTOR DEL LIBRO Quiénes amenazan a
la paz encontrará en él no pocos ejemplos de
cómo el imperialismo norteamericano procura,
valiéndose de todos los medios, hacer fracasar
o demorar los pasos orientados al cese de la ca-
rrera de armamentos y al desarme. Es más,
Washington no repara, incluso, en negarse a res-
petar los acuerdos que él mismo ha concertado.
Cínicamente lo declaró Edwin Méese, principal
asesor del Presidente Reagan: « . . . jurídica o
moralmente no estamos obligados a cumplir el
SALT-1». (¿Es acaso necesario recordar que el
SALT-1 ha sido firmado por el Presidente de los
EE-UU. y ratificado por el Congreso de ese
país?]
El imperalismo norteamericano opone una fu-
riosa resistencia a las proposiciones soviéticas
de limitar la carrera de armamentos nucleares y
estratégicos, prohibir todas las pruebas de ar-
mas nucleares y asegurar la no proliferación de
ellas, crear zonas desnuclearizadas, así como
zonas de paz, y prohibir las armas químicas y
bacteriológicas. Lo mismo pasa con las proposi-
ciones de liquidar las bases extranjeras, prohibir
los nuevos tipos de armas de exterminio masi-
vo, reducir los presupuestos militares, ampliar
las zonas de aplicación de medidas inspiradoras
de confianza en Europa, consolidar la seguridad
europea, así como realizar el desarme general y
completo y disolver simultáneamente los blo-
ques militares.
Las iniciativas unilaterales de la Unión Sovié-
tica tendentes a reducir el peligro de guerra
(por ejemplo, la retirada de 20 mil efectivos y
1.000 tanques del territorio de la República De-
mocrática Alemana) no encuentran la corres-
pondiente respuesta por parte de los Estados
Unidos. Por el contrario, el Pentágono aumenta
el contingente de sus tropas en Europa y en las
bases más importantes de otras partes del mun-
do (que en total suman 1.500).
Al cotejar las concepciones, en que se basan
los dos libros que analizamos, aflora claramente
la diferencia diametralmente opuesta de la po-
lítica internacional del imperialismo y del socia-
lismo, su contradicción cardinal. Los países so-
cialistas defienden la paz y la seguridad de los
pueblos, luchan por la distensión y contra la ca-
rrera de armamentos. En cambio, Washington y
sus aliados procuran alcanzar superioridad mili-
tar, creando de este modo la base material para
la «diplomacia de fuerza».
Naturalmente, estas diferencias de principio
se extienden también a la esfera de doctrinas
estratégicas militares, lo cual también se revela
al hacer el análisis comparativo de ambos li-
bros. Asi, la doctrina militar soviética siempre
ha partido y parte del principio de acciones mi-
litares de respuesta, es decir, de acciones defen-
sivas; se basa en la concepción de que la Unión
Soviética no será la primera en emplear el ar-
ma nuclear. En contraposición a ella, en los Es-
tados Unidos se elaboran concepciones estraté-
gicas militares que revisten un carácter abierta-
mente agresivo. Ejemplo de ello es la doctrina
del «golpe nuclear preventivo», profesada desde
hace tiempo por Washington y de hecho con-
firmada una vez más en el verano de 1980 por
el Presidente Cárter en su tristemente célebre
Directiva Na 59.
Eso, subraya el libro soviético, no sólo son
concepciones teóricas. Al poderoso todo le está
permitido, tal es el credo inmoral que profesa
la cúspide norteamericana, que en su política
mundial confía en las amenazas y la violencia.
Conforme a los datos de la Fundación Brookings
(EE.UU.) que recoge el libro Quiénes amenazan a
la paz, entre 1946 y 1975, Washington recurrió
directa o indirectamente 215 veces al empleo de
sus fuerzas armadas. En las instancias superio-
res de Washington, 19 veces se discutió la posi-
bilidad del uso de las armas nucleares; en cuatro
ocasiones, la de agredir directamente a la Unión
Soviética. En resumidas cuentas, a partir de 1945
los Estados Unidos fueron iniciadores o partici-
pantes de la mayoría de los conflictos bélicos,
en los que perecieron más de 10 millones de
personas-
Empero, ¿acaso puede esto producir asom-
bro? Pues en la política militarista de los EE.UU.
se refleja la desconfianza del imperialismo en
su capacidad de triunfar en la emulación pací-
fica, incluyendo también la emulación en la es-
fera de las ideas; su ambición de confiar en gra-
do creciente en la superioridad militar y en los
conflictos bélicos. La política de la comunidad
socialista, por el contrario, patentiza la seguri-
dad en la justeza de los ideales que defiende el
socialismo, su resuelta renuncia a solucionar por
la vía militar los conflictos y litigios.
Todo el contenido de la investigación soviéti-
ca corrobora que Leonid Brézhnev tenía plena
razón al caracterizar la actitud de la Adminis-
tración Reagan frente a las negociaciones sobre
la limitación de la carrera de armamentos como
«juego irresponsable y aventurero con los desti-
nos de la humanidad». «Lo que la diplomacia re-
clama no son «vinculaciones» sino «desenlaces»
—subrayó el dirigente del PCUS y del Estado so-
viético—. El apretado nudo de situaciones con-
flictivas y problemas litigiosos del mundo con-
avanzado que apuntan contra Europa. Además,
temporáneo no se puede cortar con espada. El
único camino es el de las negociaciones pacien-
tes y constructivas, negociaciones que aseguren,
además, la reducción real y la destrucción de los
armamentos» 5 .
La Unión Soviética refuerza convincentemen-
te su posición con proposiciones concretas y
realistas, que dimanan del principio de igual se-
guridad de las partes y de la renuncia a romper
el equilibrio estratégico. Una de las iniciativas
más importantes y actuales se refiere al arma-
mento coheteril-nuclear de alcance medio
en Europa. La esencia de la cuestión radi-
ca en que Washington, como es sabido, exi-
5 Pravda, 4 de febrero de 1982.
ge de Moscú desmontar por completo el poten-
cial nuclear soviético de alcance medio y, al
mismo tiempo, aceptar que los EE.UU. manten-
gan invariables sus medios de emplazamiento
avanzado que apunta contra Europa. Además,
proponen excluir del balance estratégico gene-
ral los misiles y bombarderos británicos y fran-
ceses.
A diferencia de este plan, evidentemente
agresivo, Leonid Brézhnev propuso llegar al
acuerdo de que ambas partes —la OTAN y la
Organización del Tratado de Varsovia— renun-
cien por completa a todo armamento coheteril-
nuclear, tanto de alcance medio como táctico,
emplazado en Europa y en sus inmediaciones.
Esta importantísima y seria iniciativa —que es
una verdadera «opción cero»— merece a su vez
una respuesta seria y ponderada.
AL LIBRO Quiénes amenazan a la paz le con-
cede fuerza de persuasión y fiabilidad el hecho
de que sus autores se apoyen no sólo en datos
de competentes órganos soviéticos, sino también
en materiales estadísticos y documentales del
Instituto Internacional de Estudios Estratégicos
de Londres, y en fuentes oficiales norteamerica-
nas. Y éstas si que están libres de toda sospecha
de simpatizar con la Unión Soviética- Remitién-
dose a circuios diplomáticos, el rotativo burgués
Christian Science Monitor (EE.UU) se vio obli-
gado a reconocer que este libro «produce la im-
presión de ser más objetivo que el folleto publi-
cado por el Pentágono».
Podemos decir sin exagerar que la investiga-
ción soviética es ya un instrumento para todos
los que en la búsqueda de las vías conducentes
a la paz quieren situarse sobre el terreno firme
de los datos objetivos.
El trabajo de los investigadores soviéticos po-
ne en manos de los participantes del amplio mo-
vimiento antibélico argumentos convincentes
tanto para luchar contra el peligro de una ca-^
tástrofe nuclear que dimana del imperialismo
como contra las consecuencias que entraña pa-
ra la humanidad la carrera de armamentos. Y
esto último también es extraordinariamente im-
portante.
Si, el armamento nuclear es calificado con to-
da razón de «arma apocalíptica». La gente com-
prende cada vez más claramente que el intento
de usarlo para solucionar los litigios entre los
Estados conlleva el peligro de exterminar la vi-
da misma en el planeta. Al mismo tiempo, no po-
demos olvidar el otro aspecto: el pesado fardo
que constituyen ya hoy día los misiles y las car-
gas nucleares.
Los colosales gastos relacionados con los pre-
parativos de guerras agresivas y la creciente
acumulación de armamentos no permiten asegu-
rar la estabilidad económica y social en los Es-
tados capitalistas. Todo eso lo empiezan a com-
prender con mayor claridad las amplias masas
de Europa Occidental. También se va tomando
conciencia del «nexo inverso» carrera de arma-
mentos — nivel de vida en los propios EE.UU.
El pueblo de nuestro país siente a diario el
21
peso de los altos impuestos, la inflación y el de-
sempleo. La Casa Blanca prosigue la ofensiva
contra las conquistas sociales que los trabajado-
res arrebataron al capitalismo, se niega a adop-
tar medidas contra el empeoramiento de las
condiciones de vivienda, de la sanidad, la en-
señanza . . . «Cañones en lugar de mantequilla»,
tal es el antiguo lema militarista que la Admi-
nistración Reagan ha impuesto hoy al país.
En estas condiciones, la lucha por la paz se
une cada vez más con las manifestaciones en
defensa de los derechos sociales y económicos
de los trabajadores, adquiriendo nueva fuerza.
Muestra de ello es el acto de masas, realizado en
Washington en septiembre de 1981 por los sin-
dicatos en colaboración con 200 organizaciones
democráticas, en el que participó medio millón
de personas.
Los intentos de Reagan y sus seguidores de
presentar este auge del movimiento de los par-
tidarios de la paz en Europa Occidental y los
Estados Unidos como acciones aisladas de «ele-
mentos de izquierda» no es más que autoenga-
ño. Al imperialismo le es cada vez más difícil
ignorar el amplio espectro político e ideológico
sin precedentes por su amplitud y la extraordi-
naria masividad que tiene la protesta antibéli-
ca contemporánea. ¿Acaso no es un símbolo del
tiempo el que el papel rector en la campaña
por la reconversión de la producción militar, que
se ha desplegado en los EE.UU. bajo la consigna
de «¡Puestos de trabajo en lugar de bombas!»,
lo desempeñe la Asociación Nacional de Mecá-
nicos, sindicato que agrupa a más de 900.000
personas, cuya mayor parte trabaja en la indus-
tria aeroespacial y militar? Una muestra del
nuevo nivel de la lucha antimilitarista en los
EE.UU. es también el surgimiento en California
de una organización que promovió el programa
realista, del paso de la industria de armamen-
tos a la producción civil.
La marcha antimilitarista se fusiona cada vez
más con el movimiento en apoyo de la liberación
nacional. La injerencia de Washington en los
asuntos internos de Cuba, Nicaragua y El Sal-
vador adquiere formas cada vez más siniestras y
amenaza con arrastar a nuestro país a una nue-
va «guerra sucia», lo que suscita recelos de la
opinión pública de los propios Estados Unidos,
recelos que van transformándose en indigna-
ción. Las acciones contra la política intervencio-
nista de la Administración Reagan se amplían
y se hacen más organizadas y enérgicas.
Las aspiraciones agresivas del imperialismo
de los EE.UU. están en contradicción con los in-
tereses vitales de todos los pueblos. Es por eso
que personas de los más diversos ideales, pero
unidas por la voluntad común de deshacerse del
pesado fardo del armamentismo y de terminar
con la amenaza del aniquilamiento nuclear, tra-
tan con creciente insistencia de hallar una al-
ternativa al deslizamiento hacia el abismo de la
guerra mundial.
Pero aquí no se puede olvidar de ningún mo-
do —y esto nos lo volvió a recordar el folleto
22
del Pentágono— que la propaganda imperialis-
ta insistentemente trata de implantar en la con-
ciencia de las masas un sistema de estereotipos
políticos e ideológicos falsos.
«Continúa siendo un hecho de la realidad po-
lítica —advirtió Gus Hall, Secretario General
del Partido Comunista de los EE.UU— el que
mientras la gente crea que la Unión Soviética
amenaza militarmente a los EE.UU.... la mayoría
de ella no se unirá a la lucha contra los crecien-
tes presupuestos militares, los misiles MX o el
bombardero B - l . . . Mientras la gente crea que
la lucha de liberación nacional está dirigida por
la Unión Soviética o que esta lucha es un ele-
mento del «expansionismo soviético», efectuado
directamente o a través de otros países socia-
listas, la mayoría de ella no se unirá a la lucha
contra la política norteamericana de agresión
imperialista. ¡Mientras la gente crea que los «in-
tereses nacionales» de los EE.UU. abarcan todas
las rutas marítimas del mundo y la mayor parte
de los países en desarrollo, ella puede ser lleva-6
da a confusión por las fuerzas de la reacción!»
Para nosotros, los comunistas, y para toda
nuestra actividad de propaganda, se deduce de
aquí la más importante conclusión práctica: en
la actual situación adquiere cada vez más signi-
ficado en la lucha por la paz la denuncia de los
mitos antisoviéticos y anticomunistas, por una
parte, y la explicación de las iniciativas pacífi-
cas de la diplomacia soviética y de sus insisten-
tes esfuerzos para materializarlas, por la otra
parte. Son muchos los ejemplos de iniciativas
soviéticas de este tipo. Tan sólo en el período
de posguerra, la URSS ha presentado más de
130 proposiciones concretas concernientes al de-
sarme. Como evidencian los acontecimientos de
los últimos meses, este país infatigablemente
continúa buscando 7soluciones a este problema
de vital importancia .
EN LAS CONDICIONES del siglo nuclear, la
paz universal es una condición indispensable pa-
ra conservar la vida en la Tierra, impulsar el
progreso social y económico y consolidar la in-
dependencia nacional. La comprensión de esto
por millones de personas en todo el planeta y
sus acciones resueltas y masivas a favor de la
paz pueden poner fin a la demenclal carrera ar-
mamentista, liberar a la humanidad de la horro-
rosa perspectiva del aniquilamiento nuclear.
El libro Quiénes amenazan a la paz, pequeño
por su volumen, pero transformado ya en un po-
deroso generador del pensamiento antibélico, ha
vuelto a recordar con elocuencia que la intran-
sigente lucha de la Unión Soviética y otros paí-
ses de la comunidad socialista contra las aspira-
ciones agresivas del imperialismo, es un rasgo
inalienable del desarrollo actual, el factor de-
cisivo de la causa de la paz y la liberación na-
cional y social.
9
7
Daily World, 18 de diciembre de 1980.
Véase el análisis detallado de las iniciativas pacíficas
soviéticas del año pasado y la reacción a ellas de los
círculos imperialistas, en el artículo de B. Ponomariov
De dónde procede el peligro de guerra y cómo se puede
prevenir. Revista Internacional, Na 10 de 1981.
VIDA PART
• DE LOS DOCUMENTOS
CON MOTIVO DEL 60 ANIVERSARIO
DE LA URSS
EL COMITÉ CENTRAL DEL PCUS ha adoptado una
resolución con motivo del 60 aniversario de la for-
mación de la Unión de Repúblicas Socialistas Sovié-
ticas, que se cumple el 30 de diciembre de 1982. El
nacimiento de la URSS, subraya el documento, ha
sido resultado del triunfo de la Gran Revolución So-
cialista de Octubre. La clase obrera de Rusia actuó
como la fuerza motora de la cohesión internaciona-
lista. La formación de la URSS constituye el mayor
mérito del partido leninista de los bolcheviques, mul-
tinacional por su composición, hondamente interna-
cionalista por su ideología y política, estructura or-
ganizativa y principios de actividades.
La Unión Soviética es la plasmación viva de las
ideas de Lenin, de los principios leninistas de la po-
lítica nacional. En base al análisis científico de la
nueva época, dice la resolución, Lenin desarrolló de
modo creador y multilateral las concepciones de
Marx y Engels sobre el problema nacional. El vio la
vía maestra de su solución en la lucha clasista del
proletariado por conquistar el poder político, por
crear una nueva sociedad, libre de explotación. Las
ideas que él elaboró han sido plasmadas en la prác-
tica.
Los 60 años transcurridos han estado marcados por
el vertiginoso auge socio-económico de la Unión So-
viética, cuyos pueblos, cohesionados bajo la dirección
del PCUS, han edificado la sociedad socialista desa-
rrollada. En el país se han establecido relaciones so-
ciales socialistas maduras, en sus términos generales
ha sido solucionada la tarea de nivelar el desarrollo
económico de las repúblicas soviéticas. El socialis-
mo ha hecho llegar a muchos millones de trabaja-
dores los logros de la cultura, ha abierto para cada
hombre, independientemente de su situación social
o nacionalidad, todas las fuentes del conocimiento.
En la URSS se ha formado una nueva comunidad his-
tórica de personas: el pueblo soviético. El socialis-
mo desarrollado demuestra elocuentemente la inter-
conexión indisoluble del florecimiento y el acerca-
miento de todas las naciones y etnias del país con la
profundización de la democracia socialista.
En el contexto actual, destaca a continuación la re-
solución, aumenta incesantemente el papel rector,
orientador y organizador del PCUS en el desarrollo
de naciones y etnias de la URSS y en la consolida-
ción de su unidad fraternal. La dirección del partido,
acertada y basada en los principios marxistas-leni-
nistas, en la esfera de relaciones nacionales consti-
tuye una condición imprescindible del progreso de la
multinacional sociedad socialista.
La formación y el exitoso desarrollo de la Unión
Soviética tiene un significado histórico trascendental,
marca un importante jalón histórico en la lucha se-
cular de la humanidad progresista por la renovación
revolucionaria del mundo. La vida ha corroborado la
previsión leninista de que el nuevo régimen social
origina relaciones internacionales completamente dis-
tintas, libres de rasgos tan característicos del mundo
capitalista como son la discriminación y la domina-
ción. Las relaciones entre los Estados, propias de la
naturaleza del socialismo, están encarnadas con la
mayor plenitud, en la comunidad socialista.
Indiscutibles son las realizaciones de los países
hermanos del socialismo en la edificación de la nue-
va sociedad. Al mismo tiempo, dice el documento,
las experiencias evidencian la actualidad de la idea
leninista de que el camino hacia el socialismo será
complicado. La práctica demuestra cuan importante
es para el partido comunista gobernante preocupar-
se del fortalecimiento de los nexos con las masas,
realizar una política realista, educar a los trabaja-
dores en el espíritu internacionalista y rechazar
oportuna y enérgicamente a los enemigos del socia-
lismo.
El documento expresa el empeño del PCUS de lu-
char consecuentemente por el fortalecimiento de la
solidaridad de la comunidad socialista con todas las
fuerzas de los movimientos comunista, obrero y de
liberación nacional. ¡Un poderoso factor de la co-
hesión y crecimiento del prestigio del movimiento
comunista mundial, subraya el documento, lo consti-
tuye la lucha consecuente de los comunistas por la
paz, contra la política agresiva del imperialismo,
contra la carrera de armamentos, espoleada por el
mismo y que entraña el peligro de una catástrofe
nuclear para los pueblos!
Por el camino abierto por el Gran Octubre avan-'
zan hoy día centenares de millones de personas en
los países de Europa, Asia, África y América Latina.
No hay ni puede haber camino hacia el socialismo,
destaca la resolución, que pase al margen de las le-
yes universales descubiertas por el marxismo-leninis-
mo, corroboradas por la experiencia de la URSS, de
los países del socialismo real, la práctica internacio-
nal de la lucha revolucionaria y de la edificación
socialista; como no puede haber avance exitoso por
esta vía sin que se tomen en cuenta en todos sus as-
pectos las peculiaridades nacionales de cada país. La
Unión Soviética ejerce una influencia creciente sobre
la marcha de la historia con el hecho mismo de su
existencia, la práctica real del nuevo tipo de rela-
ciones sociales e internacionales, con la fuerza de
su ejemplo en la solución de los complicadísimos
problemas que no está en condiciones de resolver el
capitalismo.
La resolución traza un amplio abanico de medidas
dirigidas a elevar la actividad política y laboral de
las masas, y plasmar con éxito en la práctica las his-
tóricas resoluciones del XXVI Congreso del PCUS.
Los preparativos para celebrar el aniversario de la
URSS, dice el documento, deben contribuir al mejo-
ramiento de la formación ideo-política, patriótica e
internacionalista de los trabajadores, a elevar su
temple clasista.
23

LA DECISIÓN DEL PARTIDO
MILKO BALEV,
miembro del Buró Político,
secretario del CC del Partido Comunista Búlgaro
LAS DECISIONES del partido, así como el proceso
de su preparación, aprobación y cumplimiento, ejer-
cen extraordinaria influencia en todo el desarrollo
de la sociedad socialista. Esto lo determina el papel
dirigente del Partido Comunista en el sistema de la
vida social, hecho que en nuestro país está refrenda-
do también en la Constitución. Al mismo tiempo, las
decisiones del partido son un importante instrumen-
to en la realización de su papel dirigente.
La preparación y aprobación de las decisiones del
partido y, en general, de las decisiones sobre la ges-
tión, su cumplimiento y el control de ellas se con-
vierten en un proceso cada vez más complicado en
la etapa de edificación del socialismo maduro. Las
nuevas exigencias presentadas a la gestión están
condicionadas por la creciente interrelación de to-
das las esferas de la vida de la sociedad, en la que
las decisiones económicas se expresan como nunca
antes en consecuencias sociales, políticas e ideológi-
cas. A su vez, las decisiones en las esferas social, po-
lítica e ideológica pueden acelerar notoriamente
o disminuir el desarrollo económico. También la ele-
vación de la cultura general, la instrucción y la acti-
vidad social de las masas hacen mayores las exigen-
cias para con la gestión.
El problema de la decisión del partido es asimis-
mo el problema de la responsabilidad internacional
de los comunistas de cada país por los resultados de
su actividad general. En el contexto de los actuales
niveles, interdependencia y dinamismo de los proce-
sos sociales, los errores en la gestión, sobre todo los
relacionados con la adopción y cumplimiento de las
decisiones partidarias, tienen una incidencia cada
vez más negativa.
Por eso el PCB, preocupándose del perfecciona-
miento de todo el sistema de la gestión social, con-
cede a la decisión partidaria el papel de eslabón de-
terminante en este sistema.
La decisión del partido siempre, en todas las cir-
cunstancias y a todos los niveles, debe tener carác-
ter clasista. Esto dimana de la propia misión histó-
rica del Partido Comunista como portavoz y defen-
sor de los intereses de los trabajadores, como orga-
nizador y dirigente de las masas populares. El en-
foque clasista se manifiesta, por ejemplo, en el he-
cho de que el partido no admite la espontaneidad,
las oscilaciones incontroladas de los precios, incluso
si esto prometiera hacer crecer las acumulaciones en
algunas ramas de la economía; no lo admite porque
el alza espontánea de los precios afectaría de ma-
nera particularmente sensible a los intereses de am-
plias capas de trabajadores. Perfeccionando el siste-
ma de administración, el PCB se preocupa de que la
formación de los precios sea flexible, pero planifi-
cada y dirigible, examinándola junto con otros estí-
mulos de desarrollo de la producción y también con
las medidas de influencia en el nivel de vida de los
trabajadores y con los medios asignados para el ase-
guramiento social.
El enfoque clasista penetra asimismo las decisio-
nes adoptadas en las esferas de la cultura, la ense-
ñanza, la salud pública, etc. Al conmemorar el 1.300
aniversario de la formación del Estado búlgaro, re-
currimos al pasado histórico remitiéndonos a las tra-
diciones progresistas y democráticas del pueblo; mo-
vilizamos a los trabajadores a realizar hazañas en el
presente socialista; empleamos la herencia cultural
para consolidar nuestros vínculos internacionalistas.
La decisión del partido encarna en sí el carácter
científico de la política partidaria, expresa las nece-
sidades objetivas de la sociedad, se apoya en la con-
sideración de las leyes objetivas que actúan en las
esferas económica y social, y no es únicamente el
resultado de aspiraciones subjetivas. Después de rea-
lizada la revolución socialista, nuestro partido ha lo-
grado crear un considerable destacamento de cuadros
altamente calificados, capaces de asegurar un eleva-
do nivel científico de las decisiones adoptadas.
La decisión del partido es la encarnación de la de-
mocracia partidaria, en la que encuentra su expre-
sión la ligazón entre la dirección partidaria y todo
el partido y entre éste y las masas. Apoyándose en
la experiencia de los bolcheviques, Lenin escribía que
discutir una cuestión, expresar y escuchar distintas
opiniones, conocer el punto de vista de la mayoría
de los marxistes organizados, expresar ese punto de
vista en la decisión y cumplirla escrupulosamente es
lo que en todas partes y entre todas las personas
sensatas, se llama unidad1. La unidad del partido es
un aspecto esencial de la democracia al adoptarse
decisiones.
La línea de abril del Partido Comunista Búlgaro.
1
Véase V. I. Lenin. Obras Completas. 2a ed., Cartago.
Buenos Aires, t. XX, p. 282.
iniciada en el Pleno del CC del PCB de 1956, el cual
restableció plenamente las normas leninistas en la
vida partidaria y estatal, eleva el significado de los
principios democráticos en todas las etapas del surgi-
miento y realización de la decisión partidaria. Al
mismo tiempo, en las nuevas condiciones socio-histó-
ricas su carácter democrático se ha elevado a un
nuevo escalón. «El método de discutir cuestiones im-
portantes hasta solucionarlas definitivamente con la
amplia participación de activistas del partido, del
Estado y de la administración, y en una serie de
casos también de todos los trabajadores, con el fin
de utilizar al máximo su inteligencia y experiencia,
se va afirmando después del Pleno del CC, celebrado
en abril, como un método permanente de trabajo del
Comité Central del partido y el Gobierno», señalaba
el camarada Todor Zhivkov ya en 19582. Precisamen-
te la incorporación de un amplio activo, de los tra-
bajadores y de toda la sociedad a la discusión de las
cuestiones de vital importancia, a la adopción de de-
cisiones, hace que las masas se conviertan en un su-
jeto creador de la gestión social; ellas no permane-
cen como cumplidores pasivos de las decisiones
adoptadas por la dirección partidaria y administra-
tiva. El espíritu democrático de este proceso pene-
tra toda la vida social, produce una atmósfera creati-
va en toda la sociedad socialista.
La decisión del partido desempeña el papel de
principio organizador en la vida de la organización
partidaria. Nuestra experiencia muestra convincente-
mente que cuando los militantes no tienen una orien-
tación única ni tareas claramente formuladas, no só-
lo desaparece la posibilidad de efectuar acciones co-
lectivas, sino que surge también el peligro del desa-
cuerdo, la inacción, la falta de principios e incluso
la escisión. Una decisión elaborada en concordancia
con los principios leninistas de la dirección partida-
ria y que constituya una especie de condensación
del pensamiento y de la sabiduría colectivos del par-
tido-, es una fuerza organizadora, movilizadora e ins-
piradora que cohesiona a los comunistas y desem-
peña el papel de factor fundamental de su unidad.
Los adversarios con frecuencia critican a los co-
munistas porque le damos fuerza de ley a la deci-
sión del partido: esto, dicen ellos, es una muestra de
que nuestra organización «no es democrática», que la
iniciativa y la libertad de acción de sus miembros
están restringidas.
¿Contradice la obligatoriedad del cumplimiento de
las decisiones por todos los comunistas el carácter
democrático del partido? No, no lo contradice, pues,
en primer lugar, la unidad de acción, condicionada
por la supeditación a la decisión de la mayoría, se
basa en la comunidad de ideas de los miembros del
partido, que tienen una mundividencia científica úni-
ca: el marxismo-leninismo; en segundo lugar, la uni-
dad en la concepción del mundo no excluye la di-
versidad de opiniones en cuanto a una u otra cues-
tión concreta, las cuales se expresan al discutirse
el proyecto de resolución y se tienen en cuenta, de
una u otra forma, al aprobarla.
La decisión del partido, independientemente del
nivel en que se adopte, está dirigida no sólo a los
2
T. )K H B K O B. HsSpaHH CTslHHeHHH. CoijlHH,
crp. 567.
comunistas. Es, repitiendo las palabras de Lenin, «un
llamamiento a las masas», cuyo objetivo es « . . . ense-
ñar a dar los pasos prácticos a . . . cientos, miles y
millones de hombres.. .»3 La decisión del partido es
un instrumento de movilización de las masas para
cumplir las tareas sociales, un elemento organizador
de la creatividad social.
Las masas tienen clara conciencia de que las de-
cisiones del partido conciernen generalmente a sus
intereses vitales (de carácter cotidiano, de larga du-
ración, perspectivo). El que las masas confíen en las
decisiones del partido significa la confianza en el
propio partido, lo que implica la enérgica materiali-
zación de sus ideas.
En las etapas de preparación y adopción de la de-
cisión del partido se manifiestan ya claramente sus
rasgos fundamentales, en primer lugar su carácter
clasista, científico y democrático.
El carácter clasista presupone, al preparar y apro-
bar la decisión del partido, aplicar consecuente y
creadoramente los principales postulados de la doctri-
na marxista-leninista y las orientaciones programá-
ticas del partido, que encauzan a lograr los objeti-
vos inmediatos y finales de la clase obrera, de todos
los trabajadores. El enfoque científico se expresa,
ante todo, en que la sociedad es considerada como
un sistema socio-económico y político integral, re-
gida por sus propias leyes. El carácter sistémico es
prácticamente el antípoda de lo unilateral, de la vi-
sión estrecha de la realidad, de la incapacidad de
ver lo general tras lo particular. Sin embargo, esto de
ningún modo significa que desde el punto de vista
clasista no estén claras las posiciones, que a los pro-
blemas existentes en el momento dado se les atri-
buya valores iguales. La elección de la dirección de
acción fundamental y el logro del éxito que origine
cambios en todos los sectores de la edificación so-
cialista, tiene extraordinario significado: «Todo el
arte del gobierno y la política consiste en calcular
y saber oportunamente dónde debemos concentrar las
principales fuerzas y la atención»4.
En vísperas del XII Congreso del PCB, celebrado
en marzo-abril de 1981, cuando estábamos confeccio-
nando las tesis del CC para el próximo foro del par-
tido, como siempre en estos casos, se planteó la
cuestión de abarcar todos los problemas fundamenta-
les de la vida de la sociedad y la elección de las
principales direcciones del trabajo. El documento
surgido como resultado de un profundo estudio de los
procesos económicos, sociales y políticos, la intelec-
ción teórica de los datos obtenidos y su agrupación
en un cuadro único, puede ser, a nuestro modo de
ver, un ejemplo del carácter sistémico.
Las resoluciones aprobadas por el congreso abar-
can plenamente los diversos aspectos de la vida in-
terna del país y las tareas en política exterior. Pero
el congreso orientó con plena precisión a los comu-
nistas y a las amplias masas de trabajadores, seña-
1975, T. 3, V. I. Lenin. O. C., t. XXXI, p. 77.
V. I. Lenin. O. C., t. XXXII, p. 330.
25
lando que la principal tarea socio-económica es con-
tinuar la línea tendiente a satisfacer de manera in-
tegral las crecientes necesidades materiales, espiri-
tuales y sociales del pueblo. Este es el punto de par-
tida fundamental en todos nuestros asuntos. Tal
orientación no sólo asegura la acción perseverante y
concordada de las fuerzas creativas de la sociedad,
sino que es también un importante estímulo del tra-
bajo concienzudo.
Las resoluciones del congreso subrayan: sólo el au-
mento de la producción puede ser la fuente de una
satisfacción más plena de las necesidades. Se seña-
lan las direcciones fundamentales, en las que la con-
centración de las fuerzas puede conducir al alcance
del crecimiento planificado y a la creación de las
capacidades productivas necesarias para el desarro-
llo socio-económico, estable y progresivo. Esto supo-
ne intensificar por todos los medios la producción;
incorporar aceleradamente los logros científico-téc-
nicos y nuevos equipos en las empresas; perfeccio-
nar el mecanismo de administración y todo el siste-
ma de relaciones económicas; continuar la integra-
ción económica y la colaboración científico-técnica
con los países socialistas hermanos en el marco del
CAME; realizar el esquema general de la especializa-
ción y cooperación de Bulgaria y la Unión Soviética
en el terreno de la producción material. En base a
los objetivos y tareas estratégicos promovidos por los
foros del partido, en el cauce de las direcciones
fundamentales de la actividad partidaria se desen-
vuelve el proceso de preparación, aprobación y cum-
plimiento de las decisiones concretas.
Consideramos que la decisión partidaria puede te-
ner una argumentación verdaderamente científica só-
lo en caso de que se apoye en una información ín-
tegra y lo suficientemente objetiva; es decir, una in-
formación constante y sistémica de los fenómenos
y procesos sociales que permita revelar oportuna-
mente las contradicciones que van madurando y ele-
gir la cuestión que debe ser solucionada. Se trata de
una información reunida perseverantemente, detalla-
da y fidedigna como base para elaborar, discutir y
aprobar una decisión argumentada.
No cabe duda de que también hoy continúa siendo
de actualidad la exigencia, «... que el marxismo pre-
senta a toda política seria, a saber: que se base y
funde en hechos susceptibles de una comprobación
objetiva y exacta»5.
El Comité Central exige que las organizaciones del
partido informen no sólo de lo positivo, sino tam-
bién de lo que suscita inquietud, insatisfacción. Un
enfoque distinto conduciría a considerar datos selec-
cionados de manera unilateral y, por lo tanto, falsos.
La información insuficiente constituye una base para
el subjetivismo; la falta de veracidad significa el co-
mienzo de las errores. La experiencia muestra que
descuidar la rigurosidad hacia el material informati-
vo para la decisión a preparar y la tendencia a fiar-
se de la «intuición», del conocimiento general de la
materia en cuestión, conduce a que aparezca un do-
cumento que desde el comienzo mismo lleva en sí el
no cumplimiento (sin hablar ya de algo más eviden-
te: la posibilidad de que se cometan errores).
El partido adopta sus decisiones apoyándose en los
5 V. I. Lenin. O. C., t. XXVI, p. 376.
26
estudios económicos de las necesidades de la pobla-
ción y los recursos existentes, en los datos socioló-
gicos, en la apreciación de los institutos de investi-
gación científica y en las estadísticas. Pero el parti-
do tiene también sus fuentes, sus canales de infor-
mación. En los comités del partido se dedican a su
selección y procesamiento tanto los funcionarios co-
mo distintas comisiones y grupos auxiliares. El CC
y los comités regionales reciben materiales directa-
mente de las organizaciones de base, de los comi-
tés fabriles y rurales del partido. Se presta gran
atención también a las cartas, sugerencias y obser-
vaciones de los trabajadores.
En el CC del PCB funciona el Centro Informativo-
Sociológico6, cuya misión es asegurar al Comité Cen-
tral, al Buró Político y al Secretariado del CC infor-
mación integral, fidedigna y oportuna, así como
prestar ayuda metódica a otros órganos de informa-
ción partidaria, en particular, a los sectores informa-
tivo-sociológicos de los comités regionales del parti-
do. Los datos, que son el resultado de los estudios
realizados por el Centro Informativo-Sociológico, y
los informes recibidos en la Documentación Nacional
de Estudios Socio-Psicológicos en el País, adjunta a
dicho Centro, contribuyen en alto grado al descubri-
miento oportuno de los problemas que van maduran-
do. El Centro participa activamente también en el ase-
guramiento de la base de información, de materiales
informativos para cada decisión en preparación.
La selección sistémica y coherente de información
en el partido, como parte esencial de la industria
informática que se crea en el país, permite estable-
cer las necesidades objetivas, analizar uno u otro
problema, es la plataforma de partida para la discu-
sión y aprobación de una decisión concreta. Sólo
cuando los dirigentes y todos los miembros de uno
u otro comité del partido, de una u otra organiza-
ción partidaria, están informados en suficiente gra-
do, existe la posibilidad de discutir de manera verda-
deramente funcional y de aprobar con responsabili-
dad una decisión.
El principio democrático se aplica en todas las fa-
ses de preparación de la decisión partidaria. Su pro-
yecto se prepara colectivamente, con la participación
de especialistas. Se lleva a cabo una amplia discusión
en las comisiones, en las que participan también re-
presentantes de las localidades, relacionados direc-
tamente con la producción (o con las empresas de
servicios e instituciones culturales). La posible re-
acción de los trabajadores a dicha decisión se com-
prueba previamente en las colectividades laborales.
Todas estas formas de trabajo, así como otras simi-
lares, permiten alcanzar, por lo menos, los siguien-
tes resultados positivos:
— reflejar más plenamente en la decisión las ne-
cesidades vitales reales; evitar la unilateralidad, te-
ner en cuenta la diversidad de aspectos del proble-
ma que podría escapar a la atención de los especialis-
tas; reducir el peligro de subjetivismo y aventureris-
mo (no es secreto el que esto es propio de algunos
dirigentes); es decir, preparar, en fin de cuentas, la
decisión óptima;
6
Véase el artículo Base de la dirección, de Yancho
Gueorguiev, en Revista Internacional, Ns 12 de 1980, pp.
22—23.
— dar el primer paso hacia el cumplimiento exito-
so de la decisión, pues es bien sabida la importancia
que tiene el que el mayor número posible de comu-
nistas y trabajadores sin partido puedan decir: «Esta
decisión ha sido elaborada con mi participación; en
ella están reflejados mis pensamientos, deseos y pro-
posiciones; yo sé cómo debe cumplirse lo trazado y
cuál será el efecto»; los que participan'directamente
en la elaboración de la decisión podrán explicarla
mejor que nadie a las masas y ayudarlas a incorpo-
rarse activamente al cumplimiento de las tareas
planteadas.
El trabajo con los documentos del XII Congreso
del PCB podría ser un ejemplo de democracia. Baste
decir que en el curso de la discusión de las tesis
del CC del PCB se presentaron, en general, 68.000
proposiciones, de las cuales 4.000 trataban del texto
concreto del proyecto de tesis y 64.000, de los pro-
blemas planteados en ellas.
Sin embargo, quisiera mostrar la «tecnología» de
la preparación de la decisión del partido con un
ejemplo más cotidiano, más habitual. He aquí cómo
se preparó, por ejemplo, la decisión del Secretariado
del CC del PCB, de mayo de 1980, sobre el aumento
de la producción y la ampliación del surtido de artí-
culos y servicios a la población.
La tarea de satisfacer de manera más plena e in-
tegral las necesidades de la población con productos
y servicios siempre se ha encontrado en el centro de
atención del partido. Nuestro mercado interno —so-
bre todo después de aprobarse, en el Pleno del CC de
diciembre de 1972, el programa especial para ele-
var el nivel de vida del pueblo— se ha estabilizado.
Aparecieron más productos, aumentó el surtido y me-
joró la calidad. Pero a partir de 1977, por una serie
de causas objetivas y también subjetivas (señalemos,
ante todo, la influencia desfavorable que ejerció en
el mercado mundial la crisis energética, de materias
primas y monetaria de los países capitalistas), en
nuestro país comenzó a obsérvense la tendencia al
aumento mínimo y, en ciertos casos, el empeoramien-
to del suministro de mercancías. El partido tomó me-
didas urgentes para cambiar la situación, sin esperar
a que maduraran las contradicciones. En el curso del
trabajo y al estudiar la experiencia de las localida-
des, el camarada Zhivkov prestó atención al hecho de
que en Slivo Pole, de la provincia de Ruse, estaba
bien organizado el abastecimiento de carne, huevos,
pescado, frutas y hortalizas. El planteó la cuestión
de por qué esta experiencia no se utilizaba en los
demás sistemas de las poblaciones con condiciones
semejantes. El problema se expuso a nivel nacional
y se comenzó un análisis sistémico.
Cabe subrayar que en semejantes casos actúa en
nuestro país una importante indicación metodológi-
ca del Buró Político del CC del PCB sobre la necesi-
dad de ver todo el conjunto de problemas en el sec-
tor dado de la vida social. Antes de solucionar una
u otra cuestión, tratamos de hacernos un cuadro
preciso de la situación en general. Sobre esta base
es más fácil ver las deficiencias, sacar las conclu-
siones necesarias, determinar correctamente el esla-
bón principal, analizándolo a fondo para poder sacar
a flote toda la cadena de cuestiones sin resolver.
Con este enfoque todo ise pone en sus sitios; los pro-
blemas se solucionan integralmente.
Después de hacerse el cuadro del estado integral
de los procesos relacionados con el suministro de
productos y servicios a la población, el camarada
Zhivkov hizo un análisis de lo que estaba sucedien-
do al intervenir en el encuentro del Secretariado del
CC con los primeros secretarios de los comités re-
gionales del partido y con los ministros. El encuen-
tro se celebró en mayo de 1980 en la ciudad de
Ruse, siendo de destacar que la experiencia de Slivo
Pole se estudió directamente. Allí mismo el Secre-
tariado del CC adoptó una resolución en la que apro-
baba una serie de medidas para cumplir las tareas
apremiantes. Entre lo trazado se encontraba, en par-
ticular, la elaboración de un programa integral espe-
cializado para aumentar la producción y ampliar el
surtido de artículos de consumo popular y de los ser-
vicios a la población en el octavo quinquenio. En
esta «tecnología» de preparación de la decisión del
partido se revelan el carácter clasista, científico y
democrático, se ve con particular diafanidad el pa-
pel que desempeña la información objetiva, oportuna,
analítica y sistémica.
De acuerdo con la práctica establecida en nuestro
país, en el estudio del estado de uno u otro sector
de la vida social, en la preparación de una cuadro-
dato preciso y en la elaboración de distintos proyec-
tos, programas y variantes de resoluciones participa
un gran número de especialistas, con frecuencia
científicos de distintos ámbitos, así como represen-
tantes de distintos eslabones del sector dado. Los
materiales se discuten reiteradas veces y, en caso
de necesidad, se devuelven para su reelaboración, in-
cluso dos, tres y más veces. A menudo el programa
pasa por una «prueba» especial sobre el terreno.
Ahora hacemos particular hincapié en el estudio,
consideración y utilización de la opinión pública res-
pecto a una u otra decisión.
Las exigencias respecto al procedimiento de adop-
ción de la decisión partidaria directamente en ef
congreso, conferencia, asamblea y comité del parti-
do son casi las mismas que las presentadas al tra-
bajo preparatorio. Es necesario que los participan-
tes tengan conocimientos máximos y objetivos, que
haya libertad en la expresión de las opiniones y al
discutirse los proyectos alternativos, que reine una
atmósfera de creatividad —consideramos que esto
debe destacarse— como antípoda de la pomposidad.
Un importante factor que determina la calidad de
las decisiones adoptadas son la experiencia que los
cuadros del partido han acumulado en su actividad
político-partidaria, administrativa, económica y en la
vida misma, la preparación, habilidad y capacidades
de ellos. Debe destacarse particularmente la impor-
tancia que tiene la experiencia y la madurez de la
organización partidaria, del partido en su conjunto.
Durante su historia de 90 años, el PCB, actuando en
situaciones complicadísimas y muy diversas, adquirió
gran experiencia clasista y se templó. Apoyándose
en las sólidas tradiciones marxistas-leninistas, nues-
tro partido siempre ha hallado en su seno poderosas
fuerzas para superar a su debido tiempo los momen-
tos difíciles, conducir a los trabajadores por el ca-
mino del socialismo y el comunismo.
27
 El PCB enseña a los comunistas que por la juste-
dad de las decisiones responde todo aquel que haya
participado en su adopción. El partido no sólo crea
condiciones para que el militante exprese francamen-
te su opinión respecto a la cuestión que se discute,
sino que también se lo exige. Tratamos que cada
miembro del partido manifieste una actitud de princi-
pios en el enfoque de la decisión partidaria y, si es
necesario, insistencia y valentía. Consideramos que
cada comunista debe estar en condiciones de actuar
con riesgo siempre y cuando esto lo exijan las con-
diciones. Los dirigentes tienen especial responsabili-
dad, en particular, por la minuciosa consideración de
todas las opiniones y observaciones críticas; tienen
la obligación de escuchar a todos y tomar en cuenta
sus criterios. De este modo, la calidad de la decisión
partidaria y su eficaica están directamente vincula-
das con la atmósfera general existente en una orga-
nización partidaria y en todo el partido, observán-
dose estrictamente los principios del centralismo de-
mocrático, las normas leninistas de la vida partida-
ria, con la materialización consecuente de la línea
de abril.
El cumplimiento de estas condiciones puede ser
la garantía de que la decisión adoptada no se con-
vierta en un simple papel para el archivo, sino que
haga avanzar la causa.
La verdadera vida de la decisión del partido co-
mienza al cumplirse ésta. La organización y el con-
trol por el cumplimiento de la decisión adoptada son
los instrumentos para desplegar y desarrollar la acti-
vidad del partido, cumplir su curso, materializar su
papel dirigente real en la sociedad socialista.
Como señalara Lenin, la solución partidaria, sea
cual sea el nivel donde se haya adoptado, « . . . equi-
vale a una palabra de honor libremente empeña-
da .. .»7 por los miembros del partido. El comunista
tiene la obligación de cumplir su palabra. En el Pro-
grama del PCB se dice: «la plena democracia, la li-
bertad de opiniones y de crítica al discutirse todas
las cuestiones, la disciplina férrea y consciente y la
unidad de acción después de que la decisión sea
aprobada por la mayoría, el cumplimiento riguroso de
las decisiones de los órganos electivos superiores:
tal es la ley irrovocable de la vida partidaria, obli-
gatoria para todos los comunistas, independientemen-
te de dónde trabajen y el puesto que ocupen»8.
Desde el momento en que se aprueban los resulta-
dos de la votación, cesan las discusiones y comienza
el trabajo práctico. La obligatoriedad de la decisión
del partido para todos se manifiesta precisamente en
la etapa de su cumplimiento. La discusión puede con-
tinuar, pero ya no respecto a qué solucionar, sino a
cómo obrar mejor para cumplir lo trazado. Un en-
foque distinto borraría el límite de principio que hay
entre una ¡organización política activa y responsable
ante las masas y un club de discusión política.
i V. I. Lenin, O. C., t. VII, p. 153.
8 JleceTH KoHrpec Ha B-bJirapcKaTa KOMyHHcrimeCKa napTHfl.
Cocjiíiít, 1971, crp. 764.
28
El comunista tiene la pbligación de poner en prác-
tica la decisión del partido aplicando toda su ener-
gía, insistencia y pasión: así enseña el PCB a sus
miembros. Con ello, recae particular responsabilidad
sobre quienes ocupan cargos de dirección, ya sean
altos o bajos. Aquí es importante conjugar la buena
organización de las personas con el ejemplo personal
de disciplina, responsabilidad y actividad. Si la gen-
te ve que el dirigente exige ¡de los demás, pero es
indulgente consigo mismo, si hace para isí alguna ex-
cepción de las reglas generales, si no es lo suficien-
temente principista y diligente en el cumplimiento de
la decisión del partido, entonces en una .parte de la
colectividad surge la indiíerencia. Es más, la actitud
hacia este dirigente comunista puede reflejarse, en
cierto grado, en toda la organización del partido, en
el partido en su conjunto.
Semejante conducta, el no cumplimiento de la de-
cisión del partido por uno u otro dirigente, sobre to-
do cuando se trata de una decisión .adoptada demo-
cráticamente por un órgano dirigido por un comu-
nista, es calificado por el partido como un intento
de situarse por encima del colectivo partidario, co-
mo una violación de las normas de la vida del parti-
do, como un abuso del poder. Esto no es ya una cues-
tión personal del comunista. Su inactividad o su
acción incorrecta afecta inevitablemente los intere-
.la elevación de la cultura organizativa de todos los
ses de mucha gente, puede causar daño material y
moral a diversas personas, a la colectividad, a la so-
ciedad en su conjunto. Por eso el ¡partido es severo
respecto a sus miembros que manifiestan irrespon-
sabilidad en el cumplimiento 'de las decisiones.
La movilización de las masas para materializar las
tareas trazadas por el partido es un proceso que tie-
ne muchos aspectos y formas. Comienza ya en la
etapa de adopción de la decisión con la incorpora-
ción democrática de los trabajadores en la discusión
y la consideración de sus opiniones. Pero no basta con
pensar que si la opción es justa y responde a los inte-
reses de las masas, será comprendida por ellas. Se ne-
cesita una labor de esclarecimiento tesonera e inteli-
gente que tenga en cuenta el grado de conocimien-
tos y la preparación, la psicología y el estado de áni-
mo de distintos sectores; se necesita un enfoque di-
ferenciado respecto a los distintos grupos de perso-
nas y un «nexo inverso» fiable. Nuestra experiencia
muestra que cuanto más amplias son las masas incor-
poradas en la discusión y adopción de la decisión,
tanto más fácil es realizar el trabajo de esclareci-
miento, tanto mayor es, el papel organizador que de-
sempeña la decisión del partido. Cuando se hace de
manera que las masas no disocien las tareas plan-
teadas por el partido de sus propios intereses, que
tomen conciencia de por qué es necesario cumplir la
decisión, considerándola su propia causa, significa
que se ha logrado la mitad del éxito.
Es bueno que sea evidente la ligazón entre las me-
didas trazadas y los intereses inmediatos de los tra-
bajadores. Entonces los problemas de esclarecimien-
to ya no serán tan complicados. Pero, lamentable-
mente, en la vida no siempre sucede así; hay que
adoptar no sólo decisiones populares. Nos vemos
obligados a enfrentar dificultades, a maniobrar con
las reservas, a adoptar medidas que requieren es-
fuerzos suplementarios de los obreros, campesinos e
intelectuales. A veces la gente quiere más de lo que
se puede dar en la etapa dada. En estos casos es
particularmente importante hacer que las masas to-
men conciencia de por qué se ha hecho esta y no
otra opción; se ha dado uno, y no dos pasos; dónde
están y en qué consisten los límites de nuestras po-
sibilidades, en qué condiciones y cuándo se supone
ampliarlos.
Explicar esto no es fácil, pero no existe otro cami-
no. Si las masas no comprenden profundamente que
el partido ha hecho la opción óptima, si los trabaja-
dores no toman conciencia de que la decisión debe
cumplirse, pues en definitiva beneficia sus intereses,
ningún esfuerzo organizativo estará en condiciones
de obtener el debido efecto.
Conjugar las labores política, ideológica y organi-
zativa en el cumplimiento de lo trazado por el par-
tido es una condición indispensable y la garantía del
éxito. Tratamos de que por el cumplimiento de las
decisiones en su conjunto y de sus distintas partes
respondan personas concretas, bien seleccionadas y
lo suficientemente preparadas. El perfeccionamiento
de la organización del trabajo es una de las tareas
más importantes que el partido se ha planteado en
los últimos años. Este problema está relacionado con
trabajadores, ante todo de la joven generación.
El control partidario por el cumplimiento de las
decisiones adoptadas es parte importante del siste-
ma de medidas que aseguran la realización conse-
cuente de la línea del partido y la fe que depositan
en él las amplias masas. Jorge Dimitrov advertía: «No
exagero en absoluto si digo que la mayoría de los
fracasos y negligencias en nuestro trabajo tienen lu-
gar al no hacerse un control permanente y correcto
del cumplimiento.
Sólo ese control permite asegurar la lucha exitosa
contra el oficinismo y el burocratismo, contra las
personas incapaces de dirigir y organizar la lucha
por el cumplimiento de las decisiones del partido,
contra toda tergiversación de la línea partidaria. Pe-
ro para eso es necesario que el control del cumpli-
miento se efectúe sistemáticamente, día a día, de ma-
nera constante .. .»9.
Nois vemos obligados a reconocer que, lamenta-
blemente, el control continúa siendo hasta hoy día
un punto débil. Durante el último tiempo, a este pro-
blema se presta particular atención en los foros del
partido y en sus documentos. Consideramos que no
se puede olvidar que las masas observan constante-
mente cómo se cumplen las decisiones del partido,
cómo nosotros mismos, los comunistas, los dirigen-
tes, materializamos nuestras propias ideas. Se trata
no del control popular organizado, que el partido
trata de desarrollar por todos los medios, sino que
de un control omnímodo, cotidiano y espontáneo de
las masas, que ya existe en virtud de la estrecha
ligazón del partido con el pueblo. Nuestras acciones
están a la vista de todos, y las personas tienen con-
ciencia de cuan importantes son para su destino. Se
9
F. H H M II T p O U. ObIHIieHHH. Co(pHH, 1955, T. 14, CTp. 344.
equivoca profundamente quien espere eludir este
control. La única conclusión que se deduce de lí> se-
ñalado es organizar el más severo control partidario
—desde «arriba» y desde «abajo»— por el cumpli-
miento de las decisiones propias.
Tratamos, ante todo, de desarrollar el control pre-
ventivo, es decir, comenzamos a comprobar el cum-
plimiento no cuando el asunto ya ha fracasado o le
amenaza el fracaso, sino que anticipadamente, en un
plazo racionalmente establecido. Consideramos que
es muy importante establecer ese plazo en la propia
resolución. En la nota del 14 de octubre de 1980, en-
viada al Buró Político del CC del PCB, el camarada
Todor Zhivkov señalaba: «Es hora ya de poner fin
a la comprensión primitiva del carácter del control.
Se trata ante todo de la verificación, la cual debe
ser preventiva, que no conduzca a fracasos y sensa-
ciones, sino que ayude a ver oportunamente las de-
ficiencias y a corregirlas, que contribuya a perfec-
cionar la decisión misma». Más adelante dice: «Es
bien sabido que tras cada punto de la decisión adop-
tada se encuentra un realizador concreto. El debe
responder material, financiera y jurídicamente por el
no cumplimiento de sus obligaciones y del daño cau-
sado al Estado como resultado de ello».
Pero a veces tropezamos con que algunos dirigen-
tes e incluso comités del partido no son lo suficien-
temente exigentes en la verificación del cumplimien-
to y manifiestan liberalismo y benevolencia para con
los culpables. ¿A costa de quién?, pregunta el parti-
do. Nadie tiene el derecho de hacerse «el bueno» a
costa del partido, del Estado, del pueblo. Semejante
«generosidad» no sólo causa daño directo, sino que
abona el terreno para que surja la irresponsabilidad.
Desde luego, nuestra lucha consecuente por el
cumplimiento de cada decisión no excluye que la
causa viva, la práctica real no resulten a veces como
nosotros nos las imaginábamos antes, que las cir-
cunstancias objetivas no permitan a veces alcanzar
lo trazado. El partido considera que en semejantes
casos tiene importancia de principio el que se apre-'
cié oportuna y sensatamente la situación, se esta-
blezcan con la máxima claridad las causas de la di-
vergencia entre lo trazado y lo realizado y se adop-
te, si esto es necesario, una decisión nueva, teniendo
en cuenta en ella las circunstancias que han cambia-
do. Al mismo tiempo, tenemos cada vez mayor con-
ciencia de que es necesario superar la perjudicial
práctica de que en lugar de cumplir la decisión
adoptada, se inventa una segunda, una tercera o más
nuevas decisiones que, además, con frecuencia se
excluyen una a otra. El partido no puede admitir la
«inflación», como se dice ahora en nuestro país, de
sus decisiones.
Tiene importancia de principio también otro aspec-
to de la cuestión. Cuando resulta que lo propuesto
no puede ser cumplido, a los trabajadores hay que
dárselo a conocer honrada y abiertamente, explicar-
les por qué y quién es el responsable si el fracaso se
debe a causas subjetivas; hay que mostrar que es
necesaria la nueva decisión y argumentarla. Sólo
cuando no se silencia el estado real de las cosas,
cuando las masas están seguras de que el partido
conoce las dificultades, de que no oculta nada del
pueblo, de que no pierde su ánimo en una situación
29
complicada y encuentra nuevas vías para alcanzar
los objetivos, sólo entonces se puede conservar la
plena confianza de las masas en el partido o en la
organización partidaria, si se trata de una colecti-
vidad laboral, y se puede asegurar la continuación
del trabajo normal para materializar la línea general.
En la memoria de las máquinas del centro de com-
putación, del que dispone el Centro Informativo-So-
ciológico del CC del PCB, se han introducido to-
das las resoluciones adoptadas anteriormente. Esto
tiene esencial importancia, pues excluye la posibili-
dad de que se repitan, de que surjan contradiccio-
nes entre ellas, como antes solía ocurrir de vez en
cuando, contradicciones que, desde luego, no juga-
ban el mejor papel desde el punto de vista de la «in-
flación» de las decisiones partidarias. El procesa-
miento de los documentos en computadoras y la auto-
matización facilitan controlar el cumplimiento de las
resoluciones del Comité Central, el Buró Político y el
Secretariado del CC, haciéndolo más preciso y efi-
ciente. La actividad del Centro Informativo-Socioló-
gico ayuda también a elevar el significado del con-
trol del cumplimiento de las resoluciones tomadas
por los órganos centrales del partido, en primer tér-
mino gracias a la creación de la base informativa
para evaluar de manera multifacética los resultados
alcanzados en el cumplimiento de lo trazado.
El control del cumplimiento de las decisiones in-
cluye también el estudio de sus consecuencias. A ve-
ces, es difícil prever estas consecuencias en toda su
plenitud y diversidad, sobre todo cuando cambian las
circunstancias. Naturalmente, en el curso de la rea-
lización de la decisión pueden introducirse rectifica-
ciones en ella. En tales casos, son importantes, en
nuestra opinión, dos circunstancias.
En primer lugar, las rectificaciones pueden ser
aprobadas sólo por vía democrática, es decir, por el
organismo que adoptó la decisión, y no arbitraria-
mente por algún dirigente, aunque tenga un cargo
relativamente alto. En segundo lugar, las rectifica-
ciones necesarias no deben confundirse con la dis-
minución injustificada del volumen de la tarea plan-
teada anteriormente. Lamentablemente, lo último se
pone a veces de manifiesto en la práctica de la re-
visión de los planes. Estos se reducen para que pa-
rezca que todo marcha bien y para que el colectivo
de la empresa, al que le amenaza el fracaso en el
cumplimiento del plan, no sea privado del premio.
El partido ha declarado la guerra a semejante prác-
tica.
El análisis de los resultados de las decisiones adop-
tadas —tanto positivos como negativos— es una con-
dición indispensable para elevar la eficiencia de las
acciones ulteriores del partido.
A la luz de todo lo dicho adquiere especial impor-
tancia la tesis del camarada Leonid Brézhnev, Secre-
tario General del CC del PCUS y Presidente del Pre-
sidium del Soviet Supremo de la URSS: «El arte de
dirigir no consiste en reproducir y emitir directrices
por cualquier motivo. Al tomar una decisión hay que
lograr que se cumpla rigurosamente en el plazo fi-
jado. El reforzamiento del control debe ayudar pre-
cisamente a ello. Y este control debe efectuarse de
modo sistemático y operativo, simultáneamente des-
de arriba y desde abajo».
30
EL XII CONGRESO DEL PCB, celebrado hace un año,
devino en un acontecimiento trascendental en la vida
de nuestro pueblo. Aprobó decisiones que determinan
la estrategia y la táctica del avance de Bulgaria por
el camino de la edificación del socialismo desarro-
llado para un largo período. Se trazaron las medidas
para mejorar consecuentemente la vida de nuestro
pueblo, fortalecer sus relaciones fraternales con los
pueblos de otros países de la comunidad socialista,
y, ante todo, para aproximarse multilateralmente a la
Unión Soviética. Se determinó el aporte que deberá
hacer Bulgaria al fortalecimiento de la paz en la Tie-
rra. Estas son decisiones de principio, cuya impor-
tancia, dado su carácter concreto, rebasa considera-
blemente el marco de los próximos cinco años; ejer-
cen influencia no sólo en la vida interna del país,
sino también en los acontecimientos internacionales.
En base al exitoso cumplimiento de las decisiones
del principal foro partidario, se fortalece la ligazón
entre el Partido Comunista y las masas. Los trabaja-
dores avanzan bajo su dirección hacia nuevos y no-
tables éxitos en su creatividad histórica.
Las tareas planteadas por el Congreso están rela-
cionadas también con el perfeccionamiento de la de-
cisión partidaria. El desarrollo del sistema político
del socialismo, el desenvolvimiento de la democracia
interna del partido como modelo de la organización
socialista, la conversión de la organización de base
del partido en un centro natural donde se examinen
directamente los problemas nuevos y cada vez más
complicados, contribuyen, en fin de cuentas, al per-
feccionamiento de los mecanismos de la adopción y
cumplimiento de las decisiones partidarias.
Todo lo que el CC del PCB ha hecho últimamente
con el fin de elevar el papel movilizador y organi-
zador de las decisiones partidarias, evitar la «infla-
ción» de éstas y acrecentar su eficacia contribuirá
indudablemente a la exitosa creación de la nueva so-
ciedad en nuestro país.
INFORMACIÓN SOBRE LA NUEVA EXPERIENCIA
EL EFECTO ECONÓMICO DE LA PALABRA
IMPRESA
GÜNTER SCHABOWSKI.
miembro suplente del Buró
Político del CC del PSUA, director
del periódico
Neues Deutschland
• —¿Podría decirnos qué papel
desempeña su periódico en la
lucha por el cumplimiento de
los planes económicos trazados
por el partido?
— Como señaló el camarada
Erich Honecker en el X Congreso
del PSUA, nuestra economía y el
gran trabajo del pueblo para ele-
var su eficacia se encuentran en el
centro de la política social del
Partido Socialista Unificado de
Alemania, pues con esto se asegu-
ra el progreso en la ulterior edifi-
cación del socialismo maduro.
El desarrollo económico de la re-
pública en los años 80 plantea ta-
reas más voluminosas y complica-
das que en el pasado. Baste decir
que para alcanzar los objetivos so-
cio-políticos trazados por el X Con-
greso del PSUA, en 1981—1985 se-
rá necesario incrementar la renta
nacional y la producción indus-
trial en un 28%, manteniendo los
fondos de energía y de materias
primas en el mismo nivel o au-
mentándolos de manera insignifi-
cante. En otras'palabras, la especi-
ficidad de la situación hoy existen-
te consiste en que es preciso ase-
gurar el auge de la economía na-
cional casi exclusivamente a costa
del progreso científico-técnico y
del ahorro de materiales y de
energía.
Hoy, el funcionamiento exitoso
de toda la economía depende más
que nunca del grado de desarrollo
de la democracia socialista y el
«factor individual»; la actividad
social y la capacidad de los tra-
bajadores, su modo de pensar y su
responsabilidad.
El trabajo de Neues Deutschland
lo organizamos precisamente te-
niendo en cuenta estas peculiari-
dades. El periódico ve una de sus
tareas fundamentales en ser el
propagandista de la conciencia so-
cialista, movilizar a la gente para
alcanzar nuevas metas, contribuir
—utilizando los medios periodísti-
cos— al cumplimiento de los pla-
nes socio-económicos del partido.
Quisiera destacar que en las pá-
ginas de Neues Deutschland se
presta particular atención al pro-
blema de elevar el papel que de-
sempeña el trabajador en los ac-
tuales procesos socio-productivos.
Las distintas facetas de este pro-
blema se examinan en los reporta-
jes y en los artículos de los pro-
pios obreros, de los dirigentes del
partido y de la administración, en
los comentarios y cartas de los
lectores. Además, consideramos
que nuestra tarea es no sólo refle-
jar el aspecto ideológico del pro-
blema, sino que también impul-
sar su resolución, utilizando, ante
todo, la fuerza de la experiencia
de vanguardia.
Citaré tan sólo dos ejemplos. En
uno de los reportajes, el periódico
NUESTRAS ENTREVISTAS
relató detalladamente cómo la co-
lectividad del combinado que pro-
duce equipos de fundición resolvió
una tarea complicadísima: logró
aumentar la producción anual en
un 5% incrementando el consumo
de energía tan sólo en un 0,5%.
Actuando con austeridad el taller
de fundición pudo a costa de esto
cubrir también la mitad de su con-
sumo de energía en el servicio co-
munal, es decir, calefacción, du-
chas, cocina, etc. En otro artículo
se informaba de la iniciativa de
los diseñadores de la Fábrica de
piezas prefabricadas Carlos Marx,
de Magdeburgo, quienes propusie-
ron reducir casi en un 50% los
plazos de diseño de nuevas gran-
des piezas prefabricadas. La ini-
ciativa de los diseñadores permi-
tirá ahorrar anualmente 26.000 ho-
ras de trabajo y más de 6 millones
de marcos en material fundamen-
tal.
En nuestro país dicen: «El em-
pleo de la experiencia de vanguar-
dia es la inversión más ventajosa».
Nosotros divulgamos por todos los
medios posibles los mejores logros
y los métodos óptimos en la mate-
rialización de las decisiones del
partido. Al mismo tiempo, el perió-
dico muestra cómo nuestra socie-
dad, avanzando, combate la iner-
cia y la rutina que aún suelen te-
ner lugar.
El Neues Deutschland se apoya
en los lectores. Ellos escriben
acerca de los buenos ejemplos y
de lo que merece ser criticado. Te-
nemos como principio criticar pú-
blicamente mientras no sean supe-
radas las deficiencias.
• ¿Qué formas utiliza el periódi-
co al interpretar la temática
31
 de la economía nacional, al di-
vulgar los conocimientos eco-
nómicos avanzados y la expe-
riencia de los innovadores de
la producción?
—De toda la diversidad de for-
mas que utiliza Neues Deutschland,
quisiera destacar tres.
En primer lugar, el diálogo del
periódico con las mejores brigadas
de la república. Antes de celebrar-
se el X Congreso del Partido co-
menzamos a publicar regularmente
conversaciones con las colectivida-
des laborales sobre las cuestiones
más apremiantes; a poner en co-
nocimiento de los lectores las opi-
niones y proposiciones de los obre-
ros respecto a los métodos de la
gestión y el estilo socialista de
conducta. La conversación con la
brigada juvenil del combinado
Karl Zeiss, de Jena, por ejemplo,
permitió que los lectores se hicie-
ran una idea de cómo en esta em-
presa, rica en tradiciones, se edu-
ca en la juventud el interés a la
creatividad científico-técnica, el
modo en que los jóvenes al edu-
carse en el espíritu de la discipli-
na socialista consciente, han al-
canzado elevados resultados en el
trabajo.
En las páginas del periódico se
sostuvo diálogos con experimenta-
dos mineros sobre la manera de
cómo los sindicatos pueden ser
hoy «escuela del socialismo» (así
los llaman en nuestro país) y de
cómo los obreros ejercen su poder
en el Estado. Representantes de
los trabajadores del combinado
Wilhelm Pieck, de Mansfeld, rela-
taron cómo se transmiten de una
generación obrera a otra las tra-
diciones revolucionarias del Mans-
feld Rojo y cómo éstas se aplican
en la lucha por el progreso cien-
tífico-técnico. Creo que es difícil
valorar plenamente el significado
de esta forma de trabajo del dia-
rio: permite revelar y estimular
los gérmenes de lo nuevo, de lo
creador y progresista, lo que ha
sido descubierto e incorporado a
la práctica socio-productiva en las
mejores empresas. Estas crónicas
de actualidad encuentran eco en
muchas colectividades laborales de
la república, constituyen —diría
yo— la base de la eficacia econó-
mica de la palabra impresa.
Otra de las formas que quisiera
destacar son las entrevistas con
32
Zos directores generales de com-
binados industriales y de la cons-
trucción. En los últimos años, en
nuestro país se han creado, en to-
tal, 157 de estas grandes unidades
industriales, donde está concentra-
da la mayor parte del potencial
económico y considerable parte
del potencial de investigación del
país. Se les asigna un papel clave
en la compaginación de las venta-
jas del socialismo y de los logros
de la revolución científico-técnica.
Incumbre precisamente a estos
combinados la tarea de organizar
el proceso de reproducción de tal
manera que la energía creadora,
la iniciativa y los conocimientos
de los trabajadores se utilicen ple-
namente.
En las páginas de Neues Deutsch-
land regularmente concedemos es-
pacio a los directores de los com-
binados de vanguardia. Les pedi-
mos, en particular, relatar cómo
ellos se preocupan de la creación
de condiciones ideológicas y mate-
riales que permitan a los trabaja-
dores desarrollar sus capacidades
creativas y hábitos laborales en el
cumplimiento de la política socio-
económica de nuestro partido.
Creo que el valor social de estos
relatos es evidente.
Por último, otra de las formas,
ya tradicional en el periódico, son
las reflexiones económicas acerca
de las orientaciones fundamenta-
EN LA LUCHA POR COHESIONAR
A LA OPOSICIÓN
DAVID GARCÍA,
miembro de la Comisión Política
del CC del Partido Comunista
de Bolivia
• — Durante el último tiempo, en
Bolivia se habla mucho acerca
de la liberalización del régimen
militar. ¿En qué grado corres-
ponde esto a la realidad y có-
mo se manifiesta en las condi-
ciones del trabajo del Partido
Comunista y de otras organiza-
ciones revolucionarias y demo-
cráticas?
—En realidad no se trata de una
liberalización, sino que de algunos
pasos limitados del Gobierno im-
les en la estrategia del PSUA en
la economía. Su objetivo es que los
lectores tengan una visión más
amplia de los nexos en la econo-
mía nacional. «En nuestro país no
es poca la mano de obra, lo que
pasa es que son muchos los pues-
tos de trabajo». Así, por ejemplo,
se formuló el tema de una de las
«reflexiones» dedicada a la racio-
nalización y el empleo eficaz de
los recursos laborales. Estos ar-
tículos los consideramos como un
suplemento necesario a los repor-
tajes de actualidad y a los mate-
riales informativos sobre el desa-
rrollo de la emulación socialista.
Como conclusión quisiera su-
brayar que en todas sus publicacio-
nes dedicadas a la esfera económi-
co-política, Neues Deutschland tra-
ta de mostrar a los lectores que
a la sociedad socialista le pertene-
cen las posiciones de vanguardia
en la revolución científico-técni-
ca, pues la conciencia socialista,,
la elevada instrucción, la experien-
cia y la capacidad de los trabaja-
dores constituyen, en su conjunto,
una fuerza imposible de alcanzar
en el capitalismo. Queremos tam-
bién hacer más profunda la con-
vicción de que el buen trabajo y el
cumplimiento de los planes son, en
fin de cuentas, lo principal que se
puede hacer para sí mismo, para
la república y para asegurar la
paz.
puestos por la resistencia popular.
El general Celso Torrelio alcanzó
la presidencia como resultado de
los cambios que se operaron en el
seno del régimen gobernante, esta-
blecido en 1980 por los militares
fascistas ostensiblemente ligados
al tráfico de cocaína1. La política
del primer jete del régimen, ge-
neral García Meza, concitó el re-
pudio de la inmensa mayoría ciu-
dadana y de la opinión democráti-
ca internacional. El dictador tenía
1
El negocio con narcóticos en Bo-
livia se ha convertido en una activi-
dad económica corriente. Los trafi-
cantes de cocaína están íntimamente
vinculados con destacadas personali-
dades del aparato de Estado y altos
mandos del ejército. —¡V. de la Rea.
en contra incluso a varios sectores
militares. La gran burguesía nativa
y los círculos imperialistas del ex-
tranjero llegaron a la conclusión
de que García Meza no era el per-
sonaje que pudiera garantizar el
Gobierno «fuerte y estable» que
buscaban. Por otra parte, se había
agudizado al extremo la crisis eco-
nómico-financiera del país. Todo
esto explica las constantes conspi-
raciones y cambios en la cúpula
qu-e caracterizan el último afio de
la vida de la política nacional.
El equipo de Celso Torrelio in-
tenta mostrarse ahora como Go-
bierno de transición a la democra-
cia, respetuoso de los derechos hu-
manos, desconectado del narcotrá-
fico, etc., con el fin de mejorar su
imagen internacional, lograr el re-
conocimiento y disminuir las tensio-
nes políticas internas con prome-
sas demogógicas. Pero en el fondo
son variantes del mismo proyecto,
es decir, se busca consolidar un
esquema de poder estable de la
gran burguesía proimperialista, ex-
presada en el llamado «Plan trie-
nal de Gobierno», en el que se re-
sumen los objetivos antinacionales
y antipopulares de la dictadura 2 .
Mientras, los partidos políticos
están proscritos. Las universidades
están intervenidas. Bajo un nom-
bre nuevo continúa funcionando el
viejo aparato represivo. Las ban-
das paramilitares y los esbirros de
los «servicios de seguridad» conti-
núan asesinando a ciudadanos y co-
metiendo atentados terroristas. Si-
guen proscritas las principales
uniones sindicales del país, ante
todo la Central Obrera Boliviana
[COBj. El Partido Comunista y
otras organizaciones revoluciona-
rias y progresistas continúan su
actividad en la clandestinidad.
La oposición democrática se re-
cobró de los golpes recibidos y ac-
túa en la clandestinidad. Los co-
munistas, junto a los aliados del
Movimiento de Izquierda Revolu-
cionaria, el Movimiento Naciona-
lista Revolucionario de Izquierda
y otras organizaciones que inte-
2
En el aspecto económico, este
plan busca aplicar en Bolivia la polí-
tica de privatización de las empresas
públicas y otras medidas de «shock»
contra el nivel de vida del pueblo, en
la línea de Friedman y del Fondo
Monetario Internacional, de Reagan y
del célebre «Documento de Santa Fe».
—N. de la Red.
gran el frente Unidad Democrática
y Popular (UDP) 3 , llevan adelante
la resistencia al régimen militar
y su política antipopular. Nosotros
actuamos por diversos medios, pe-
ro siempre en estrecha vinculación
con el movimiento de masas, en
especial de la clase obrera, los
campesinos y los estudiantes.
Desplegando el trabajo en las
organizaciones de los trabajadores
en la ilegalidad, los comunistas
han tenido que combatir intransi-
gentemente la tendencia a clan-
destinizar las organizaciones, pro-
movida por el trotskismo, el mao-
ísmo y la ultraizquierda. Está cla-
ro que con ese planteamiento, esos
grupos, que han perdido vigencia
entre las masas, pretendían cons-
tituirse en supuestas direcciones
«clandestinas», arrogándose la re-
presentación de los trabajadores al
margen de su voluntad, haciendo
el juego en los hechos al Gobierno
que está interesado en impedir la
actividad democrática del movi-
miento obrero.
• —¿Cómo se organiza el trabajo
sindical en condiciones ilega-
les?
—El antiguo plan de corporati-
vización de los sindicatos ensaya-
dos por Bánzer 4 a través del nom-
bramiento de «coordinadores» la-
borales, en sustitución de las di-
recciones legítimas elegidas demo-
cráticamente, fue reflotado con los
llamados «relacionadores» designa-
dos por el Ministerio de Trabajo y
bajo el control real del Ministerio
del Interior. Se trata de elementos
descalificados, soplones al servi-
cio de las empresas y del Gobier-
no, totalmente repudiados por los
trabajadores.
Las bases laborales han rechaza-
do este tipo de imposiciones y pa-
ra luchar por sus reivindicaciones
económicas y sociales, contra el
abuso patronal, los bajos salarios,
la intensificación del trabajo, la
represión, etc., han organizado Co-
mités de Base. Naturalmente, los
comunistas participan activamente
en este proceso de reorganización
de las masas.
No obstante la prohibición de
3
Coalición de organizaciones pro-
gresistas creada en 1978. — N. de la
Red.
4
El dictador Hugo Bánzer gobernó
de 1971 a 1978. —N. de la Red.
las autoridades, los comités con-
vocan asambleas para pasar a la
elección de sus sindicatos regula-
res, como ha ocurrido últimamente
en algunos centros mineros que
se declararon en huelga hasta
obligar al Gobierno a reconocer a
los dirigentes elegidos y a nego-
ciar con ellos para dar solución a
una serie de exigencias. Un hecho
importante de este proceso de re-
cuperación sindical es el que los
Comités de Base expresan su leal-
tad a sus federaciones y a la Cen-
tral Obrera Boliviana, reconocien-
do a su dirigentes y reclamando
su vigencia legal.
La actividad de los comités ha
permitido que se fuera recuperan-
do un espacio cada vez más am-
plio para el restablecimiento de
la vida sindical. La experiencia de
los Comités de Base, surgidos en
los centros mineros combativos, se
difundió rápidamente por el país.
Al mismo tiempo, la COB, la
Federación de Mineros, la Federa-
ción de Fabriles, la Confederación
Universitaria Boliviana, la Central
Única de Trabajadores Campesinos
y otras organizaciones Jaborales
se han reorganizado desde la clan-
destinidad y en ellas actúan diri-
gentes del PCB !y de otros partidos
de izquierda ¡que integran la UDP.
La lucha tenaz iniciada por los
mineros y secundada por diversos
sectores populares mediante paros,
huelgas de hambre y diversos pro-
nunciamientos, ,ha logrado impo-
ner al Gobierno el pleno reconoci-
miento al derecho a asociación y
vigencia sindical que asiste al tra-
bajador boliviano. En diciembre (de
1981, las autoridades reconocieron
los Comités de Base en sustitución
de los «relacionadores laborales».
El Gobierno fijó también un 'calen-
dario para la reorganización de los
organismos sindicales. Inspirados
por esta victoria inicial, los traba-
jadores continúan la ¡lucha por la
plena libertad de la actividad sin-
dical, por el restablecimiento de
todos los derechos democráticos.
Pero el régimen militar combina
la violencia y las maniobras para
impedir o, por lo menos, retardar
el cumplimiento de sus propios
compromisos.
• ¿Cómo los comunistas y otras
fuerzas opuestas a la dictadura
hacen llegar su palabra hasta
las masas?
33
 —Ante todo, actuando a nivel de
las bases en la lucha diaria. Ade-
más, superando grandes dificulta-
des, propias de la represión, los
partidos de la UDP continúan edi-
tando sus periódicos, boletines y
íolletos que circulan de mano en
mano.
El Partido Comunista publica su
órgano central Unidad, el periódi-
co juvenil Temple y otros voceros
regionales. Los partidos de la UDP
editan también su prensa clandes-
tina. A través de ella se orienta la
lucha de masas, se denuncia al ré-
gimen. Las masas asimilan el pro-
grama de acción que propone la
oposición. Es importante tener en
cuenta que la prensa ayuda a la
consolidación organizativa de los
propios partidos. Además, hay una
gran actividad en cuanto a volan-
tes, panfletos, rayados murales,
etc., que en cierta medida rompe
el bloqueo a la libertad de pensa-
miento, al control de la prensa, de
la radio y de todos los medios de
comunicación social.
• ¿Qué hace el Partido Comunista
para cohesionar a la oposición?
— También en la clandestinidad
luchamos por la unidad de acción
de las fuerzas democráticas, revo-
lucionarias y antifascistas, entre
las que desempeña el papel rector
la UDP. Los comunistas conside-
ran que es su tarea no sólo con-
servar esta Unidad, sino ampliarla
mediante la integración de otras
fuerzas, afines, democráticas y
progresistas.
Durante el último tiempo se ha
dado importantes pasos en la vía
de la cohesión del movimiento an-
tidictatorial. Se va mejorando con-
siderablemente el trabajo frentista
en el interior del país, de manera
que la UDP cumpla su papel de di-
rigente político de las masas. El
Partido Comunista trata de que la
UDP se convierta en el núcleo di-
namizador de la unidad más am-
plia, que muy bien puede expresar-
se a través del Comité Nacional de
Defensa de la Democracia5 o de
otros niveles de acción unitaria
que puedan crearse.
Consideramos que en las circuns-
tancias actuales el papel de la
UDP debe expresarse no solamente
actuando como dirección nacional
o departamental, sino en la labor
cotidiana junto al pueblo, en los
barrios, minas, centros de trabajo,
5
Agrupación surgida poco antes
del golpe de Estado de 1980, en la
que prácticamente entraron la COB
y todos los partidos políticos del país
(excepto Acción Democrática Nacio-
nalista, de derecha, y «falange», fas-
cista), así como organizaciones so-
ciales religiosas, Juveniles y otras.
—N. de la Red.
universidades y zonas campesinas.
Los comunistas hacen todo lo po-
sible para consolidar una extensa
red de organizaciones frentistas de
base que sean el sostén vigoroso
de una dirección nacional de la
UDP.
Empezando por las reivindica-
ciones inmediatas, la resistencia
antifascista plantea un programa
mínimo de defensa de la economía
popular, las riquezas naturales y
las empresas públicas, contra el
«paquete económico» del Fondo
Monetario Internacional, para
proyectarse hacia objetivos mayo-
res, como la democratización del
país, la vigencia de los partidos y
los sindicatos, el reconocimiento
de la soberanía popular, por un
régimen democrático y de libera-
ción nacional. Confiamos en que
nuestros acuerdos con los aliados
contribuirán a la superación de las
dificultades en la colaboración po-
lítica, que se hacían sentir en el
pasado.
Ahora puede decirse con seguri-
dad que gracias a la movilización
de todas las fuerzas en la clandes-
tinidad, a la conjugación del tra-
bajo ilegal y legal, crece la resis-
tencia, se arrecia la lucha de ma-
sas y la dictadura no logra conso-
lidarse. Como ha señalado nuestro
partido, el pueblo unido y organi-
zado derrotará al fascismo.
los brigadistas, los llamativos car-
teles y las pilas de periódicos en
las aceras —escribe Voz da Unida-
de— son un fenómeno nuevo en la
vida de Río de Janeiro. Los tran-
seúntes, atraídos por este espectá-
culo singular, se detienen, comien-
zan a conversar con los comunis-
tas y, por lo general, compran el
periódico. Contrariamente a los te-
mores de los pesimistas —dice el
artículo—, el hecho mismo de ha-
ber aparecido en las calles de Río
de Janeiro el órgano de prensa
que expresa la opinión de los co-
munistas ha despertado un vivo in-
terés y atraído la atención de los
ciudadanos.
El periódico recomienda no con-
formarse con lo alcanzado, intro-
ducir en el trabajo de las brigadas
una serie de innovaciones que per-
mitan aproximarlo a las amplias
masas trabajadoras, ante todo or-
ganizar la difusión del periódico
cerca de las empresas e institucio-
nes, en las estaciones y paradas
del transporte público. Voz da Üni-
dade propone mejorar la entrega
de carteles a los difusores, utilizar
en todas partes altavoces, formar
una brigada móvil con transporte
propio que pueda, en caso de ne-
cesidad, prestar ayuda operativa a
los difusores. Apoyando la idea de
algunos miembros del partido de
utilizar la música para atraer a los
compradores, Voz da Ünidade diri-
ge a los lectores el llamamiento
de presentar proposiciones que
permitan desarrollar y perfeccio-
nar la experiencia adquirida en la
divulgación del periódico de los
comunistas brasileños entre las
masas.
SOBRE LA CREACIÓN
DEL PARTIDO
COMUNISTA
PALESTINO
En los órganos de prensa pro-
gresistas de una serie de países
árabes se publicó la información
sobre la creación del Partido Co-
munista Palestino (PCP).
Según ha sido acordado con los
comunistas palestinos, miembros
de las organizaciones del Partido
Comunista Jordano (PCJJ que se
encuentran en el extranjero, con
la aprobación del PCJ y después
de adoptarse las correspondientes
medidas organizativas —señala el
documento— los comunistas pales-
tinos han anunciado la creación
del Partido Comunista Palestino.
El PCP estará integrado por los
comunistas de Cisjordania y del
sector de Gaza (ocupados por Isra-
el), los palestinos miembros del
PCJ que viven fuera de Jordania
y los miembros de la Organización
Comunista Palestina en el Líbano.
Los comunistas palestinos —se di-
ce en el documento— han dado
este paso en conformidad con la
necesidad objetiva de la lucha por
lograr el objetivo fundamental del
pueblo árabe de Palestina —la
creación de su Estado independien-
te—, así como para consolidar la
unidad del pueblo palestino en la
lucha por alcanzar este objetivo.
El PCP —dice la declaracion-
es el partido de los obreros y cam-
pesinos más pobres palestinos. «Se
guía en su actividad por la teoría
del marxismo-leninismo, los prin-
cipios del internacionalismo prole-
tario, los documentos de las con-
ferencias internacionales de los
partidos comunistas y obreros, y
se estructura según los principios
del centralismo democrático». Se
considera parte inalienable del
movimiento de liberación árabe y
del movimiento comunista interna-
cional.
La tarea fundamental del partido
en la presente etapa, la de la li-
beración nacional —subraya la de-
claración—, es la lucha por ia re-
tirada de las tropas de los ocupan-
tes israelíes de todos los territo-
rios árabes usurpados en 1967, por
la creación del Estado palestino
independiente y el retorno de los
refugiados palestinos a su patria,
en consonancia con las resolucio-
nes de la ONU.
El PCP considera a la Organiza-
ción para la Liberación de Palesti-
na como único representante legí-
timo del pueblo palestino e insiste
en el derecho de tener su propio
representante en esta organiza-
ción, lo que ayudará a fortalecer
la unidad nacional, la democracia
y la lucha nacional de los palesti-
nos.

EN EL ESPEJO DE LA PRENSA
EL TRASFONDO DE LOS HECHOS

RABOTNICHESKO DÉLO ral de 1909. En una serie de paí- VOZ DA UNIDADE

QUIEN Y COMO FINANCIA LA POLÍTICA del partido procedentes de nues-
tros carneradas y colegas, son de
ses europeos, incluida Bulgaria, se En el periódico U n s e r e Z e i t , del 19 de diciembre de 1981, se los obreros, y esto es lo que más
organizó una campaña en apoyo publicó el informe financiero de la Dirección del Partido Comunista apreciamos, pues sabemos que en
CARTAS del proletariado sueco. En las car- EL PERIÓDICO Alemán. ¿Por qué y con qué fin presenta el PCA anualmente a la estos tiempos difíciles uno tiene
NO CONOCIDAS tas de Dimitrov, que en aquellos DE LOS COMUNISTAS opinión públ'ca los datos referentes a las fuentes financieras del que pensarlo varias veces antes de
años era uno de los dirigentes del partido? Acerca de esto habla GEORG KWIATOWSKI, representante del gastar un marco. Desde luego, tra-
DE JORGE DIMITROV movimiento sindical nacional, se EN LAS CALLES PCA e n R e v i s t a I n t e r n a c i o n a l . tamos de reunir la mayor cantidad
expresa la solidaridad internacio- DE RIO DE JANEIRO posible de recursos, pero los ma-
El órgano del CC del Partido Co- nalista del proletariado búlgaro «La lucha política cuesta dine- trabajo del FCA, y en ella centra nejamos con toda responsabilidad,
munista Búlgaro informa a sus lec- con la lucha de los carneradas sue- Voz da Ünidade, periódico de los
ro», se dice en el llamamiento de con austeridad.
tores acerca de las cartas, hasta ha- cos y se comunica el envío de di- comunistas brasileños, publicó un constantemente su atención la Di-
ce poco no conocidas, que Jorge Di- nero recolectado por las organiza- artículo que narra la exitosa expe- la Dirección del PCA con motivo rección. La Dirección del PCA emite bo-
mitrov enviara al proletariado' sue- ciones sindicales de Bulgaria para riencia de los comunistas de Río de la campaña de finanzas del El dinero para financiar nuestra nos y talonarios de bonos por un
co. En el archivo de la Unión Cen- los obreros en huelga. de Janeiro, en la difusión de la partido. Semejantes llamamientos lucha no proviene de las cajas del valor de 2, 3, 5, 10, 20 y 50 mar-
tral de Sindicatos de Suecia —se- La noticia de que en Suecia se prensa partidaria. Brigadas de vo- se publican regularmente en nues- gran capital, sino que de las cuo- cos, que se venden a los miembros
ñala el articulo— se han conserva- han hallado cartas no conocidas luntarios, integradas por comunis- tro periódico Unsere Zeit y se ad- tas del partido, la venta de perió- del partido, a sus amigos y simpa-
do varias cartas escritas por Dimi- del eminente dirigente del movi- tas y simpatizantes del partido, juntan, en forma de volante, a dicos, la divulgación de materia-
aparecen regularmente en los cru- tizantes. Los nombres de quienes
trov en 1909, en francés y alemán. miento comunista búlgaro e inter- las ediciones partidarias, junto con les partidarios y, no en última transfieren dinero directamente a
En aquellos tiempos, señala el pe- nacional —escribe Rábotnichesko ces más animados de la populosa
urbe, ofreciendo a los transeúntes un formulario en blanco para ha- instancia, de las decenas de miles la cuenta del PCA se publican en
riódico, Suecia era arena de enco- Délo— tiene particular significado
nadas batallas de clase, cuyo pun- en vísperas del centenario del na- los últimos números del periódico cer llegar dinero por correo. Esta de colaboradores, tanto miembros Unsere Zeit. Por eso, en cualquier
to culminante fue la huelga gene- talicio de Jorge Dimitrov. del partido. La decidida actitud de campaña es parte integrante del como amigos del PCA. Los medios momento se pueden comprobar las

35
fuentes financieras de nuestro par-
tido.
No obstante, la prensa burguesa
continúa propalando los viejos
cuentos de que el PCA es finan-
ciado con millones de marcos que
proceden del «Este». El objetivo de
estas calumnias es presentar al
partido como una organización
cuyas acciones contradicen al có-
digo penal, dificultar nuestra lu-
cha política, rebajar el prestigio
de los comunistas, impedir que la
gente se solidarice con el Partido
Comunista y le haga donaciones.
Pero la realidad muestra que la
reacción no logra denigrar al Par-
tido Comunista Alemán ante los
trabajadores. En 1980 (por el mo-
mento no existen datos de 1981),
los aportes al fondo del PCA as-
cendieron a cerca de 6 millones
de marcos. Además, muchos comu-
nistas prestan gratuitamente al
partido distintos servicios econó-
mico-comunales; en particular, ayu-
dan a reparar los locales del PCA.
Otro ejemplo es la participación
voluntaria en la preparación de la
última fiesta de Unsere Zeit: más
de mil miembros del partido ocu-
paron para eso parte de sus vaca-
ciones. En su conjunto, el costo de
los servicios de este tipo prestados
en 1980 correspondió a más de
4.800.000 marcos.
La Ley de partidos políticos, vi-
gente en la RFA, exige que cada
uno de ellos anualmente «rinda
cuentas ante la sociedad». El in-
forme debe ser comprobado por un
revisor, luego, presentado al Pre-
sidente del Bundestag y publica-
do en el peródico Bundesanzeiger,
órgano del Ministerio Federal de
Justicia. La ley determina la for-
ma y el contenido de los incisos
del informe. Así, a la par con las
cuotas de los militantes, los ingre-
sos provenientes de las empre-
sas del partido, sus publicaciones
y actividad editora, es necesario
declarar los aportes de las perso-
nas particulares. «Las donaciones
a un partido o a sus organizacio-
nes territoriales que superen los
20.000 marcos al año —dice al res-
pecto la ley— deben indicarse en
el informe, citando nombre y di-
rección del donante y la suma
aportada».
Nuestro partido observa estric-
tamente la ley federal, indicando
en su informe anual los nombres
y direcciones de las personas que
36
le han aportado sumas importan- teresados en que la «coincidencia» Agrupación Profesional, etc. Las jantes manipulaciones, que vienen de principios. «En la financiación
tes. En contraposición al PCA, los de sus intereses con los de deter- donaciones 'y cuotas obtenidas por inquietando a la opinión pública de su actividad —se dice en los
partidos representados en el Bun- minados partidos quede oculta a estas entidades se transfieren a de la RFA desde hace más de 10 documentos del Congreso del PCA
destag de Bonn intentan ocultar la sociedad, persiguen al mismo las cuentas de otras organizacio- años, no se debe, desde luego, a celebrado en Mannheim—, los par-
de los electores, valiéndose de tru- tiempo otros objetivos. Es que, se- nes extranjeras y éstas las traspa- un arrebato de honradez de los tidos no deben depender de los
cos y manipulaciones, sus fuentes gún la ley, están libres de im- san a las cajas del PLD. ¿Cuál es partidos burgueses. Con frecuencia subsidios estatales ni de los millo-
de financiamiento. La publicación puestos las donaciones que hacen el objetivo de estas manipulacio- esto es resultado del azar. Así, una nes de marcos provenientes de los
de los datos al respecto permiti- firmas y personas privadas a los nes financieras? En la revista Der secretaria de la dirección del PLD industriales y banqueros, pues en
ría, sin duda, que la opinión pú- partidos, cuyo monto no supere los Spiegel se subrayaba que mientras decidió «hacer dinero» con sus co- caso contrario, como ocurre aho-
blica dedujese con exactitud los 1.800 marcos al año; tampoco se el dinero pasa por las cajas fuer- nocimientos de los métodos sucios ra, los partidos se verán obliga-
intereses de quién representa real- aplica impuestos a los aportes de tes de Ginebra, Bruselas o Miami, en la financiación del partido. Pe- dos a representar los intereses de
mente la UDC que se denomina las firmas a las sociedades «de se pierde su origen y, como dicen ro, al no recibir dinero, como ven- quienes les suministran dinero. La
partido popular, así como la USC beneficencia» si la donación no los gángsteres, regresa «limpio» a ganza decidió hacer una denuncia financiación de los partidos debe
o el PLD. Por eso en sus informes supera el 5% de todos los benefi- las cajas de los partidos burgue- por escrito a la fiscalía. La cues- apoyarse exclusivamente en el
como protectores fundamentales cios de la empresa. Valiéndose de ses. tión pasó a ser pública. sentimiento de solidaridad y en la
figuran sociedades «dudosas» o este subterfugio jurídico, los gran- En enero de 1982 se supo que el disposición de los miembros de los
«de beneficencia general» —como des empresarios dividen y trans- consorcio Henkel, de Dusseldorf, Todos los partidos representados
en el Bundestag están implicados partidos y sus simpatizantes para
dicen en nuestro país—, cuya acti- fieren a las cuentas de las socie- la compañía Deutsche Unilever hacer donaciones»2. Por eso nues-
vidad no persigue, supuestamente, dades «dudosas» parte conside- GmbH, de Hamburgo, y otras gran- en estas manipulaciones. Por eso
ahora intentan de conjunto «apa- tro partido exige en su Programa
objetivos comerciales, sino que rable del beneficio sin pagar im- des empresas de la RFA hacían que se elimine la financiación es-
«responde a los intereses de toda puestos. A su vez, las sociedades aportes ilegales a los partidos. gar» el escándalo. Los diputados
tatal a los partidos y se cumplan
la sociedad». El mayor «donante» «de beneficencia» traspasan el di- Otro gran escándalo está relacio- de estos partidos en el Bundestag
las cláusulas de la ley fundamen-
de la UCD es, por ejemplo, cierta nero recibido a la cuenta de los nado con la firma Flick. Como se proponen incluso modificar la ley, tal sobre la publicación de los da-
para impedir que se castigue a los
«Sociedad para estimular la eco- partidos. De este modo, el gran ca- sospechaba que no se pagaban los tos referentes a las fuentes finan-
nomía en Baden-Württemberg», la pital «sale ganando» por partida impuestos y que había sobornos, culpables. Sin embargo, indepen-
cieras de los partidos. El PCA con-
cual en 1980 concedió a los demo- doble: eludiendo impuestos, finan- en la filial de la firma en Dussel- dientemente de que sea revisada o
sidera que esta exigencia es una
cristianos más de 650.000 marcos, cia, a través de las sociedades dorf y en la oficina de su admi- no la ley, está claro que es impo- importante condición para la ver-
sible continuar ocultando el hecho
aportando al mismo tiempo 486.000 «dudosas», a los partidos burgue- nistrador las autoridades se incau- dadera democratización de la vida
marcos al fondo del PLD. La «Aso- ses, quedando al mismo tiempo en taron de numerosos documentos de que los partidos burgueses se socio-política de la RFA.
hallan en dependencia financiera
ciación estatal-cívica bávara» tam- la «sombra». que contenían información acerca
bién financia a dos partidos a la Los escándalos relacionados con de los aportes de la firma a los frente al gran capital.
2
Protokoü des Mannheimer Portel-
vez: la USC y el PLD. La UCD re- la financiación de los partidos fondos de los partidos. En las finanzas del partido, los tages der DKP, octubre de 1978, pp.
cibe recursos de tres agrupaciones burgueses es parte de su historia El desenmascaramiento de seme- comunistas están en una posición 97—98.
llamadas estatales; el PLD, de cua- desde que surgió la RFA. Pero los
tro, etc. que están en el poder mantienen
¿Qué asociaciones son éstas y una actitud indulgente respecto a
qué intereses defienden? Tras los abusos financieros de esta ín-
ellas se ocultan conocidos consor- dole, y en la mayoría de los ca-
cios, millonarios y grandes accio- sos logran eludir los escándalos.
nistas. Pero el capitalista nunca Cuando esto no les resulta, la res- NOTAS BREVES
invierte su dinero si no ha de ob- ponsabilidad por los negocios ilí-
tener utilidad y beneficios. El vie- citos se endosa a personas concre-
jo proverbio alemán «A quién me tas. Así se trata de ocultar el he- AUSTRIA nets a los miembros y candidatos a MARRUECOS
miembro del POPA.
da de comer debo obedecer» refle- cho de que semejante práctica es El Congreso Extraordinario del Por iniciativa del Partido del Pro-
ja con precisión el carácter de las propia del sistema capitalista y de Partido Comunista de Austria aprobó ANGOLA greso y del Socialismo de Marruecos,
el nuevo Programa del PCA1. en Casablanca se ha organizado un
relaciones existentes entre las or- sus partidos políticos, en su con- El CC del MPLA—Partido del Tra- ciclo de conferencias dedicadas al
ganizaciones políticas burguesas y junto. Quisiera ilustrar lo dicho bajo adoptó una resolución sobre la tema La clase obrera de Marruecos.
el mundo del business que las fi- con algunos ejemplos. AFGANISTÁN reestructuración del sistema de la in- Su objetivo es exponer la solidaridad
formación partidaria. Se prevé editar del partido con la lucha de los tra-
nancia, el cual, por supuesto, es- En Lichtenstein se estableció la En Kabul tuvo lugar un seminario el periódico Núcleo, una revista teó- bajadores marroquíes por la demo-
pera de estos partidos la defensa filial de la compañía Unión de de funcionarios partidistas, dedicado rica y un boletín especial de infor- cracia y el progreso social, poner en
de sus intereses cuando se hacen Empresas GmbH, perteneciente a al cumplimiento de las resoluciones mación destinado a divulgarse en el conocimiento de la opinión pública
del VII Pleno del CC del Partido De- extranjero. Se reanudará la radioemi- de la ciudad la historia del movi-
los proyectos de las resoluciones la UCD, la cual vende datos de mocrático Popular de Aíganistán. Los sión «Angola en Armas», portavoz miento obrero nacional.
políticas y parlamentarias. distintos estudios a las firmas de participantes señalaron los éxitos al- del MPLA en el período de lucha por
Son numerosos los hechos que la RFA. A excepción de los des- canzados en el perfeccionamiento del la liberación nacional. MÉXICO
trabajo organizativo del partido y en
muestran el estrecho entrelaza- cuentos por los reducidos gastos, la consolidación de la dirección de Ha aparecido el primer número del
miento entre los partidos burgue- las ganancias obtenidas se trans- BERLÍN OCCIDENTAL semanario Asi es, órgano del Partido
los comités comarcales, distritales,
ses y el gran capital. No es ca- fieren a la caja de la UCD. urbanos y provinciales del partido. «A los combatientes de vanguardia Socialista Unificado de México.
Con el fin de elevar el temple ideo- por la paz, la democracia y el socia-
sual que el periódico de los círcu- El PLD ha inventado otro mé- lismo —Carlos Liebknecht y Rosa Lu- TURQUÍA
los de negocios Frankjurter Allge- todo. Ha fundado en el extranje- lógico de los miembros del POPA y
el papel de los mismos en la vida xemburgo—, que fueron asesinados Como resultado de las conversacio-
meine Zeitung haya mencionado ro una serie de sociedades con del país, se ha decidido realizar en en este lugar». Esta inscripción lleva nes entre los dirigentes del Partido
«el temor de los financistas de que nombres muy llamativos, como 1982 la campaña de entrega ae car- la placa conmemorativa instalada en Obrero de Turquía, el Partido Comunis-
la orilla del canal Landwer, donde ta de Turquía y el Partido Socialista
se divulge el secreto de sus apor- el Club Económico Internacional hace 63 años cayeron víctimas de la
tes»1. Los capitalistas que están in- —Unión de Objetivos Ideales, la 1
Acerca del contenido del Progra-
Obrero de Turquía, se ha acordado
reacción estas destacadas personali- comenzar la creación de un amplio
ma del PCA, véase Revista Interna- dades del movimiento obrero alemán frente democrático basado en la uni-
i Frankfurter Allgemeine Zeitung,
Sociedad de Contribución a la cional, K¡ 4 de 1981, pp. 22—25, y e Internacional, fundadores del Par-
Economía de Libre Mercado— dad política de la clase obrera de
5 de diciembre de 1981. Í6 4 de 1982, pp. 37—43. tido Comunista de Alemania. Turquía.
37

EL VALOR
DE LA EXPERIENCIA
PARA LA POLÍTICA
ERNST WIMMER,
miembro del Buró Político del CC del Partido
Comunista de Austria
En virtud de los lazos que le unen con el pueblo,
ante todo con la clase obrera, el partido comunista
asimila vastas experiencias. Las acumula en la lu-
cha por objetivos inmediatos y a largo plazo, al par-
ticipar en debates ideológicos, en acciones y movi-
mientos políticos, al ensayar nuevas formas de orga-
nización de las masas, al transformar las funciones
de instituciones y organizaciones. Estas experiencias
son imprescindibles a la hora de relacionar la teoría
con la práctica.
Para revolucionar el mundo, quizás no haya nada
más importante y difícil que «conservar», transmitir
y «adaptar» las experiencias de una generación de un
país para las siguientes. Frecuentemente muchas ex-
periencias de alto valor para todos los países se rea-
lizaron o se realizan en un comienzo sólo en uno o
en algunos países. Y los pueblos pierden algo muy va-
lioso si se llega a conocer sólo una pequeña parte de
esa experiencia o si se la asimila con gran retraso.
No toda la experiencia esencial para una nación, para
una clase, puede ser aplicada plenamente a la situa-
ción concreta en que otros viven por muy acuciante
que sea para fillns la necesidad de esa experiencia en
otra fase de desarrollo de las fuerzas productivas o
de la lucha de clases.
El aprovechamiento de la experiencia es el mayor
«racionalizador» en la historia de la humanidad. El
movimiento más humano, el movimiento obrero revo-
lucionario, siempre tiene que aprender lo nuevo para
actuar de manera más racional. En las actuales con-
diciones es posible constatar la tendencia a una di-
versificada complejidad de las formas de progreso so-
cial. Al mismo tiempo, no se puede pasar por alto la
tendencia a la unificación del contenido, a la unidad
38
de las luchas revolucionarias en el mundo. Es por
eso que la acumulación, selección, valoración y ge-
neralización de las experiencias aumenta su signifi-
cado.
Es una experiencia probada del movimiento revolu-
cionario internacional: la capacidad de comprender
correctamente la dialéctica de lo general, lo particu-
lar y lo singular es determinante tanto para transmi-
tir como para «transplantar» la experiencia al terre-
no nacional. En gran medida de esto dependen los
éxitos y los reveses, avanzar con lentitud o aprove-
char las posibilidades acortando camino.
Además de las causas objetivas de error, el movi-
miento obrero revolucionario choca una y otra vez,
de una u otra forma, con dos posiciones erróneas
que se complementan mutuamente, con dos «enfer-
medades» que pueden debilitarlo notoriamento o, in-
cluso, poner en peligro su existencia: la subestima-
ción de la experiencia ajena, hasta ignorarla; y la
copia de experiencias, la aplicación mecánica, que no
se toma el trabajo de considerar las particularidades
nacionales.
Característico para estas dos posiciones erróneas,
así como para el oportunismo de derecha y de «iz-
quierda», es valerse de los errores de otros para jus-
tificar los propios. Es de destacar que ambas posi-
ciones a menudo se manifiestan en la «construcción
de modelos», en la invención de «experiencias» que
no existen en ninguna parte, puesto que en ninguna
parte existen condiciones para ellas. Semejantes
«modelos» evidencian el menosprecio hacia impor-
tantes leyes generales y a menudo no son sino un in-
tento, ligado al nacionalismo y al oportunismo, de
convertir lo particular en general para todos. O, por
el contrario, se construyen negando las peculiarida-
des que permiten la realización de lo general, son
producto de la ceguera ante lo concreto, se derivan
del dogmatismo.
De eso se desprende con clara evidencia que las
diversas formas de intercambio internacional de ex-
periencias son insustituibles. Dicho intercambio con-
tribuye a comprender profundamente, a saber distin-
guir entre lo general y lo particular. Sirve de me-
dio para comprobar si son acertadas las búsquedas
de soluciones y las nuevas hipótesis —que son las
formas inherentes al desarrollo de la teoría— a la
luz de los datos de la práctica ya plasmados en la ex-
periencia colectiva de nuestro movimiento.
POCOS SON LOS CONCEPTOS que tienen taatas
acepciones y hacen posible abusos tan grandes como
el de «experiencia». En nuestros días conservan su
valor de actualidad las observaciones de Lenin quien
decía que decenas de filósofos construyen valiéndo-
se de la palabrita «experiencia» sus propios sistemas
o sistemitas, disfrazan su esencia reaccionaria con
declamaciones sobre «experiencias»; que «bajo la pa-
labra "experiencia" puede, indudablemente, cobijar-
se tanto la línea materialista como la línea idealis-
ta de la filosofía», que la experiencia puede servir
«para el ecléctico tránsito de la posición idealista al
materialismo e inversamente»1.
También en esto, el materialismo dialéctico impli-
có un viraje, nueva claridad. Gracias a sus premisas
cognoscitivas posibilitó tratar la experiencia de un
modo más crítico, racional y diligente. Rechazó la
interpretación unilateral de la experiencia (lo que
era característico para el materialismo premarxista].
Y rechazó también la falsa conclusión, típica para
muchas variedades de idealismo, de que al margen
de las experiencias, no existen para el ser humano
ni la naturaleza, ni el propio ser humano, esto es,
que la experiencia es idéntica a la cognición y a la
realidad, que la experiencia «constituye» la realidad.
Contra semejante interpretación de la experiencia
se pronunciaron en sus tiempos los fundadores de la
filosofía marxista. En oposición a los letrados, que
se erigían por sobre las experiencias y desdeñaban
las premisas reales, Marx y Engels propusieron su
método científico de análisis: «Sus premisas son los
hombres, pero no tomados en un aislamiento y rigi-
dez fantástica, sino en su proceso de desarrollo real
y empíricamente registrable, bajo la acción de
determinadas condiciones. En cuanto se expone este
proceso activo de vida, la historia deja de ser una
colección de hechos muertos, como lo es para los
empiristas, todavía abstractos .. .»2
El método materialista dialéctico parte de que las
relaciones del hombre —como individuo, grupo, ca-
pa, clase, como especie— con su medio social y na-
tural provocan «experiencias». Por consiguiente,
tiene gran significación quién es el sujeto de la ex-
periencia y qué es objeto de la misma. De esto ya
se determina qué aspectos de la realidad, qué inter-
conexiones y con qué grado de exactitud o distorsión
se reflejarán en la experiencia. El marxismo-leninis-
mo se caracteriza por reconocer el condicionamien-
to social de la experiencia, su dependencia del nivel
de conocimientos sobre las relaciones con la natura-
leza y el medio ambiente descubiertas por la ciencia;
su dependencia del nivel de conciencia, de organi-
zación, de la amplitud e intensidad de las acciones
cuando se hace la experiencia.
La experiencia socialmente relevante surge liga-
da a la práctica social. Pero no es idéntica a ella.
Las condiciones de los procesos, durante los cuales
surge la experiencia, se incluyen del modo más va-
riado en el resultado final. Pero, los procesos y los
resultados no son, en modo alguno, la misma cosa.
Indudablemente, sin la intelección científica de la
experiencia correspondiente no puede haber teoría
científica. Sin embargo, siempre existe valiosa ex-
periencia que todavía no se ha convertido en teoría
y, posiblemente, nunca llegará a serlo en virtud de
lo efímero de su validez, pero que es imprescindible
para el avance y para el ulterior desarrollo de la
1
V. I. Lenin. Obras Completas. 2a ed., Cartago, Buenos
Aires, t. XIV, p. 162.
2 3
C. Marx y F. Engels. Obras Escogidas, t. 1, p. 22.
teoría. El marxismo plantea la práctica social como
piedra de toque para la evaluación de la experiencia
en la sociedad y de la teoría. Los «racionalistas crí-
ticos», que pretenden tener la última palabra en fi-
losofía, se rompen la cabeza con el problema de có-
mo se puede llegar a la argumentación de la objeti-
vidad de la ciencia partiendo de la experiencia subje-
tiva. Su mal radica en que ellos, limitándose exclu-
sivamente a la subjetividad de la experiencia, no ha-
cen valer el criterio de la práctica social, la sepa-
ran del conocimiento.
Podría objetarse que los pragmatistas la re-
conocen sin reservas. Defienden la tesis: lo que es
útil, lo que aporta éxitos es también verdadero. En
esta afirmación se desconoce que temporalmente
puede incluso tener éxito lo que no es verdadero,
que no refleja en absoluto la esencia del fenómeno.
La superioridad del marxismo-leninismo radica no só-
lo en considerar la práctica social como piedra de
toque del conocimiento social, sino también en reco-
nocer su carácter relativo. El criterio de verdad o de
su acercamiento a ella puede sólo residir en lo que
comunica el mundo objetivo y subjetivo, lo que los
interrelaciona, lo que proporciona una comprobación
a la experiencia de individuos, grupos y clases en un
período largo de tiempo: esto es la práctica social,
dinámica y transformadora. Sin embargo, «el crite-
rio de la práctica nunca puede, en el fondo, confir-
mar o refutar completamente una idea humana cual-
quiera que sea»3.
Es peligroso olvidar que determinadas formas de la
práctica pueden acreditarse durante algún tiempo y, no
obstante, ser absolutamente falsas en relación a los in-
tereses de clase que se quieren o se pretenden repre-
sentar. La ristoria del movimiento obrero nos ofrece
numerosos ejemplos tristes y, veces, trágicos al res-
pecto. El ignorar o subestimar la práctica social co-
mo criterio de la verdad conduce, tarde o temprano,
a un camino falso. Pero también puede llevar a ello
la absolutízación de la práctica, que no pocas veces
va de la mano con la subestimación de la teoría. Un'
rasgo sustancial de la actitud artesanal, así como del
economicismo en el movimiento obrero consiste en
que no ordenan la experiencia adquirida en una es-
fera dada en la comprensión sistémica de intercone-
xiones más amplias, oponiendo esta experiencia a di-
chas interconexiones o colocándola, incluso, por en-
cima de éstas.
EN LOS TRABAJOS consagrados a la experiencia
relevante para el movimiento obrero, usualmente se
diferencia entre la experiencia ya condensada en la
teoría y el cúmulo de experiencias que se hacen en el
movimiento y que se incorporan a la acción.
Para el cumplimiento de la primera tarea lógica e
histórica del movimiento obrero, esto es, inculcar la
conciencia socialista en las masas, merece gran aten-
ción una tercera esfera: aquella de la experiencia
social cotidiana que frecuentemente surge al mar-
gen del movimiento obrero, aún no influida por sus
objetivos e impulsos. En general, dicha experiencia
refleja sólo un fragmento de la vida misma, recoge
lo superficial de los fenómenos y ofrece en el mejor
V. I. Lenin. Obras Completas, t. XIV, p. 150.
39
de los casos, sólo ciertos cortos hilos de interco-
nexiones.
Por cuanto esta esfera aparece lejos de cualquier
teoría y generalmente no está vinculada con
la actividad del movimiento obrero, con fre-
cuencia se le da poca importancia al hecho
de que todo proceso de experiencia contiene un
momento teórico, un preconocimiento, porque el hom-
bre que realiza la experiencia no es una «tabla ra-
sa». Los errores en el conocimiento falsifican tam-
bién las experiencias. Una práctica muy limitada y
estrecha puede convertirse en fuente y portador de
falsa conciencia. El mecanismo de manipulación uti-
lizado por el capitalismo monopolista de Estado as-
pira a «disuadir» a las masas de sus experiencias, a
hacer que las olviden. En la misma medida se es-
fuerza, a partir de experiencias que ya no pueden
eliminarse, por arrancar elementos, de modo que
surge una red, un tejido de relaciones falsas en el
que las nuevas experiencias quedan cogidas, son
apresadas.
Para comprender la esencia de la sociedad, la si-
tuación y los intereses de las clases no basta la ex-
periencia directa en la acción, en el movimiento obre-
ro, ni menos la «experiencia cotidiana». Empero,
precisamente en esta esfera se decide en gran parte
una cuestión transcendental: cuál será el entorno in-
mediato del movimiento obrero. De la capacidad del
partido y del movimiento obrero depende el tomar
en consideración la experiencia de cada día y cada
hora de aquéllos que, por el momento son inexpertos
en política, de hacerles ver, aunque sea parcialmen-
te, la experiencia propia desde un ángulo nuevo, sa-
ber determinar los matices y tonalidades de esa ex-
periencia, esclareciendo por lo menos algunas de sus
interconexiones. Sólo el anticapitalismo capaz de re-
lacionar e incluso fundamentar los problemas de su
lucha con los problemas cotidianos puede contribuir
de hecho al desarrollo de la conciencia de las masas
y arraigar profundamente en ellas.
SE DICE CON RAZÓN que el grado en que es apro-
vechada la experiencia social depende de la apropia-
ción del marxismo-leninismo, del nivel de conciencia
socialista. Así también se puede decir: la medida en
que un partido es marxista-leninista depende de su
capacidad de considerar al máximo la experiencia,
de comprobarla en la práctica propia y en la de las
masas, de su capacidad de incluir en su política, en
lo posible, sin demora ni pérdidas, todo lo que ten-
ga valor. Las normas partidistas del centralismo de-
mocrático constituyen una condensación de las expe-
riencias de lucha adquiridas en las condiciones más
distintas. La insustituibilidad de estas normas se de-
muestra también con el hecho de que solamente ha-
ciendo esfuerzos permanentes para observarlas se
puede asegurar el funcionamiento de mecanismos ex-
traordinariamente complejos que permiten considerar,
comprobar y aprovechar la experiencia, y con ello,
garantizar el cumplimiento de las tareas del partido.
El abandono de esas normas conduce inevitablemente
a no comprender, no considerar y no aprovechar
experiencias valiosas.
Examinemos más detalladamente el problema de la
correlación de la experiencia y la política del partido
40
remitiéndonos a enseñanzas concretas de los comu-
nistas de Austria.
La elaboración del primer Programa amplio del
PCA en los dos años pasados ha requerido no sólo
examinar experiencias y puntos de vista al respecto,
sino que también dar respuesta a los interrogantes:
¿dónde exactamente y por qué no han funcionado,
o funcionaron de modo insuficiente, los complejos
mecanismos de la vida interna del partido? ¿Cuáles
eran las causas más importantes de los errores? Na-
turalmente, los documentos programáticos pueden
incluir sólo las conclusiones y experiencias más ge-
nerales e importantes. Al igual que una brújula, la
teoría señala la orientación. Pero una cosa es prede-
cir teóricamente la necesidad de un viraje en las
condiciones objetivas. Y algo completamente distin-
to es percibir cuándo se produce ese viraje, dónde
empieza a configurarse y a convertirse en realidad. La
clase obrera a menudo percibe esto antes que sus lí-
deres. Ahí la experiencia adelanta a la teoría.
Más aún, la práctica de las masas, la experiencia
en movimientos y acciones, la participación en con-
flictos y en luchas por las necesidades cotidianas,
son decisivas para poner los acentos, determinar los
puntos centrales en la agitación, en la lucha econó-
mica y sociopolítica, aunque no se incluyan en el
programa. Dan el punto de partida para aquellas de-
cisiones concretas del partido que constituyen su
«línea» y que ningún documento programático puede
sustituir.
Las experiencias más valiosas se manifiestan en
los momentos de bruscos cambios en las condiciones
objetivas, cuando las perspectivas habituales se des-
plazan. Austria vivió a mediados de los años 50 la
culminación de un viraje semejante: la firma del
Tratado Estatal, la evacuación de las tropas de ocu-
pación, el comienzo de la coyuntura económica fa-
vorable que duró un cuarto de siglo, el amplio desa-
rrollo del capitalismo monopolista de Estado y su
forma específica de dominación para Austria —la
«coparticipación social»—, el fracaso de la contra-
rrevolución en la vecina Hungría. El que el Partido
Comunista, intentando en ese momento reflexionar
a fondo y reformular su estrategia, a pesar de adqui-
rir algunos conocimientos nuevos importantes, no lo-
grara captar suficientemente lo esencial de esta nue-
va situación, tiene muchas causas. Entre ellas tam-
bién el que la teoría del capitalismo monopolista de
Estado apenas estaba en sus comienzos y práctica-
mente no había posibilidades de apoyarse en la expe-
riencia y análisis internacionales. Pero en definitiva,
el elemento decisivo, y una de las causas principales
de la crisis posterior que sufrió nuestro partido, fue
la fuerza que cobraron en la organización dos pun-
tos de vista erróneos. Uno de ellos se caracterizaba
por subestimar y, frecuentemente, ignorar los nuevos
fenómenos del capitalismo, la nueva experiencia de
las masas. Los partidarios de tales puntos de vista
subestimaban la práctica. Exagerando la formulación,
se llegaba a que sólo la teoría puede determinar lo
que puede decir la experiencia, la que está subordi-
nada a la teoría. Para la otra posición era caracterís-
tico dar un valor excesivo a los nuevos fenómenos y
experiencias. En virtud de eso se llegaba a la con-
clusión de cierta «nueva esencia del capitalismo». Los
partidarios de este punto de vista declaraban que
ya la «vieja teoría» no tenía nada que decir. Las for-
mulaciones erróneas de cada una de estas corrientes
servían a las partes de argumento en las discusiones.
Las complejas interrelaciones entre la teoría, la lí-
nea del partido, la práctica y la experiencia, se vie-
ron minadas seriamente. Por fin, el revisionismo que
se configuró, esgrimió contra la teoría,' que resultó
incapaz de explicar los nuevos aspectos importantes,
la «práctica» en su significado más estrecho, cayó en
el pragmatismo y en el tacticismo.
He aquí un ejemplo de lo expuesto. El partido dio
una apreciación correcta de la colaboración entre la
cúspide del Partido Socialista y de la central sindi-
cal y el gran capital íes decir, la «coparticipación
social»), calificándola de negación de las for-
mas tradicionales de lucha de la clase obrera y de
renuncia a su independencia con respecto al capi-
tal. Al mismo tiempo, del planteamiento correcto de
que el capitalismo históricamente está agotado, se
llegó a la falsa conclusión de que, en cualquier si-
tuación, el ocaso histórico del capitalismo debe signi-
ficar estagnación y crisis. Basándose en eso se afir-
maba que la «coparticipación social» era incom-
patible con la elevación del salario real de las ma-
sas. Sin embargo, en el período siguiente —de coyun-
tura favorable— el capital elevó en un grado signifi-
cativo el salario real, para evitar las acciones de los
trabajadores, que habrían logrado aumentos mucho
mayores. De este modo, la experiencia directa de cen-
tenares de miles de obreros entró en contradicción
con loque decía el partido; a causa del obvio desacier-
to de semejantes afirmaciones, los obreros empeza-
ron a poner en duda las formulaciones del partido,
incluso en los casos en que estaban en lo cierto. El
revisionismo aprovechó el debilitamiento del movi-
miento y las dificultades surgidas. Se apoyó en ellos
para «demostrar» la necesidad de cambiar radical-
menta 1 a línea del partido; para convertir en in-
dependiente del partido el grupo de Izquierda en
la central sindical, en vez de independizarlo de
la «coparticipación social» y del capital; para liqui-
dar las organizaciones del partido en las empresas,
aduciendo que se habían convertido en «obstáculo».
No existe país capitalista en el que los adeptos y
copartícipes del viejo régimen no hayan tratado de
impedir por todos los medios que la clase obrera to-
me conciencia de su papel histórico, de debilitarla y
hacer vacilar su voluntad de lucha. Puesto que la
clase obrera actúa como sepulturero del capital, el
capital intenta anunciar la muerte de la clase obre-
ra, probar su disolución en «nuevas clases medias»,
declararla plenamente «integrada» en el capitalismo.
¡Como si la clase obrera, en contraste con la burgue-
sía, sin la que se respiraría mucho mejor, no consti-
tuyera una parte inalienable de la sociedad! Un te-
rreno propicio para este género de invenciones lo
creó la acusada disparidad entre el desarrollo polí-
tico y el económico de Austria. Esa disparidad per-
mite que nuestro país sea citado como «caso ejem-
plar» que estaría poniendo en evidencia que tan sólo
algunos decenios después de la más cruenta lucha
de clases, que tuvo lugar en la Primera República,
cuando esta lucha desembocó en la guerra civil, pue-
de llegar una profunda «paz social» que habría sido
lograda supuestamente en los tiempos de la Segun-
da República.
Nuestra experiencia ha señalado: si el partido per-
mite que la misión histórica de la clase obrera se
ponga en tela de juicio, entonces indudablemente se
pondrá también en tela de juicio el carácter del
partido en general, su derecho a existir como parti-
do revolucionario. Cuando se pierde la confianza en
la clase obrera como fuerza transformadora de la so-
ciedad, entonces desaparece el objetivo socialista. Y
cuando el objetivo socialista pierde su nitidez, muy
pronto aparecen, como el único objetivo que puede
ser logrado, la reforma, la «modernización», una me-
jor «programación» del capitalismo, su «corrección»,
en aras de una mayor rentabilidad a cuenta de la cla-
se obrera. Entonces se aferran a todo fenómeno nue-
vo, por muy superficial que sea, a toda idea en boga
para fundamentar la teoría sobre la necesidad de un
«partido de tipo completamente nuevo». Una conse-
cuencia lógica de esta teoría son los intentos de afir-
mar la conveniencia de «disolver el partido» en
alianzas y frentes lo más amplios posibles.
Lenin comparaba el conocimiento humano con una
curva que se aproxima infinitamente a una serie de
círculos, a una espiral. Y añadía: «Todo fragmento,
segmento, sección de esta curva puede ser transfor-
mado (transformado unilateralmente) en una recta
independiente, completa, que entonces (si los árbo-
les impiden ver el bosque) conduce al lodazal.. .»4
Los oportunistas de los más diversos pelajes pro-
gresan sobre todo en el arte de presentar este géne-
ro de transformaciones unilaterales. Pueden sobrevi-
vir solo adaptándose al lodazal, a donde les lleva la
corriente de la «vida».
EL PARTIDO COMUNISTA DE AUSTRIA sacó im-
portantes enseñanzas tanto de la experiencia de la
lucha contra diferentes manifestaciones del revisio-
nismo como de la superación de la crisis a finales
de los años 60, enseñanzas que encontraron su reflejo
en el nuevo Programa de nuestro partido, aprobado
por el Congreso extraordinario de enero de 1982. Es-
tas enseñanzas consisten en lo siguiente: el partido
puede conservar su unidad político-ideológica si, ba-
sándose en el socialismo científico, sabe tomar en
consideración y aprovechar la nueva experiencia, sa-
be apreciar y determinar oportuna y correctamente
los nuevos procesos importantes que tienen lugar en
el desarrollo social. Cualquier demora, cualquier des-
cuido pueden convertirse en una brecha que permita
la filtración de ideas y teorías nocivas y hostiles.
Allí donde no hay suficiente unidad ideológica, no
se puede mantener por largo tiempo la unidad or-
gánica. Las normas solas, de por sí, no pueden ase-
gurar la unidad viva. Por supuesto, siempre existe
cierta desviación de las normas en la práctica de la
vida del partido. Tanto más necesario es luchar por
la máxima aproximación a estas normas. Si se con-
forma con las infracciones como con algo «inevi-
table», éstas se convierten fácilmente en regla, se
debilita la unidad, se mina el complejo proceso de
comprensión de la realidad en los distintos niveles.
Todo esto conduce a querellas, a intrigas, al frac-
cionismo. ¡¿Qué tienen que ver entonces los
4
V. I. Lenin. Obras completas, t. XLII, p. 333.
41
hechos sustanciales si no «cuajan» en la plata-
forma de uno u otro grupo o corriente?! Sin la pugna
de opiniones no se puede eliminar las ideas erróneas,
nocivas u hostiles. Nos hemos Convencido en nuestra
propia experiencia que si las discusiones necesarias
para el partido no culminan con conclusiones claras,
la inseguridad y la confusión se acentúan. Por lo
demás, en estos casos es poco probable que se logre
determinar —en base a la experiencia y al sucesivo
desarrollo de los acontecimientos— los orígenes de
los errores o deficiencias anteriores, sacar de ello
conclusiones correctas.
La politización, la activación y la movilización de
las organizaciones de base del partido —y no la mera
incorporación de ellas en las discusiones— constitu-
yeron la principal condición para superar la crisis en
el partido. Ello permitió centrar las discusiones
en unos cuantos problemas principales: la actitud
hacia el socialismo real, la valoración de la social-
democracia —que es particularmente fuerte en nues-
tro país—, la esencia y las funciones del partido co-
munista.
Obviamente, la actitud hacia el socialismo real tie-
ne especial significado en un país como Austria que
linda con tres Estados socialistas, donde viven cen-
tenares de miles de parientes de ciudadanos austría-
cos. Al tropezar con una propaganda anticomunista
particularmente intensa, nuestro partido cometió el
error de presentar el socialismo exclusivamente con
colores rosa. No podemos dejar de meditar sobre
el hecho siguiente: B. Kreisky, líder del PSA, atri-
buye a los comunistas la tesis de que con el paso
del poder a la clase obrera desaparecen todas las
contradicciones. Tras él, los revisionistas empezaron
a afirmar que por cuanto el socialismo real no co-
rresponde al «ideal», no sirve en general. Pero un
mundo donde los ideales se materializan de inmedia-
to y sin recorte alguno existe únicamente en la ima-
ginación. En el contexto actual, el distanciamiento
del socialismo real, según lo corrobora nuestra expe-
riencia, conduce al acercamiento con sus enemigos
más declarados y, en definitiva, a adherirse a sus
posiciones.
Al caracterizar a los renegados, que otrora preten-
dieron renovar el marxismo y descubrir un socialis-
mo completamente nuevo y «puro», tenemos que se-
flalar que ahora han degradado hasta el punto de
lanzar reproches a los socialistas de Izquierda, acu-
sándolos de luchar por la paz de manera «unilate-
ral» con «inclinaciones prosoviéticas».
Las realidades de la lucha de clases en el mundo,
de las que se desentienden por completo los «uto-
pistas reales», reclaman solidaridad con los países
del socialismo, la conquista más sublime de la clase
obrera internacional. Tal solidaridad no se hace ex-
tensiva, en absoluto, a los errores cometidos allí. Se
trata, por el contrario, de corregir a fondo esos erro-
res y en el plazo más breve posible. Es ésta preci-
samente, como todos sabemos muy bien, la posición
de los partidos comunistas de los países socialistas.
Para ser eficaz, la solidaridad presupone presentar
de forma realista las ventajas, la superioridad y los
problemas del socialismo.
Tomando en cuenta las consecuencias que el en-
foque no dialéctico tiene en la comprensión de la so-
42
ciedad socialista y partiendo de las experiencias de
Austria, donde lo sucedido en los países socialistas
repercute en la lucha política interna, el Programa
del PCA hace constar que «también en el socialis-
mo, el progreso se hace posible solamente median-
te el surgimiento y la solución de las contradiccio-
nes». Empero, «a diferencia del capitalismo, cuyas
contradicciones irreconciliables pueden ser elimina-
das únicamente por medio de su liquidación, la so-
lución de las contradicciones en el socialismo, no só-
lo es posible, sino que constituye una forma espe-
cífica de avance y la fuerza motriz»5.
Los oportunistas de diversas tendencias coinciden
en que, la causa de las dificultades en el socialis-
mo radica, supuestamente, en la ausencia del «plu-
ralismo» y en la «pretensión» de los comunistas de
ejercer el papel rector en la sociedad. A esta tesis
central del oportunismo contemporáneo, el Programa
de nuestro partido opone la comprensión del hecho
de que la «conjugación de la dirección científica úni-
ca de la economía y la sociedad con la iniciativa de
las capas más amplias constituye la ventaja decisi-
va y, al mismo tiempo, la condición del socialismo.
Esa conjugación requiere una fuerza rectora, el par-
tido revolucionario. Si el partido no puede cumplir
su papel rector, entonces, como lo ha demostrado la
experiencia, también la clase obrera pierde su fuer-
za histórica, importantes problemas políticos y eco-
nómicos quedan sin resolver y pueden resultar soca-
vadas las bases del socialismo»6.
LA EXPERIENCIA DE LOS PAÍSES SOCIALISTAS
ha constituido para nuestro partido una ayuda ina-
preciable a la hora de elaborar las tesis programáti-
ca para una Austria socialista. Estas tesis, recogidas
en el Programa del PCA, reflejan la experiencia ate-
sorada en las más diversas condiciones: Ella indica
que cuanto más rica es la variedad de formas del sis-
tema político del socialismo en el proceso de su pro-
pagación, tanto más claramente afloran en esa varie-
dad los rasgos comunes, las regularidades. Tal como
las regularidades no existen «por sí mismas», separa-
das de las peculiaridades nacionales y de las condi-
ciones históricas concretas, tampoco las propias pe-
culiaridades, esas condiciones pueden existir indepen-
dientemente de las regularidades. Siempre es necesa-
rio considerar lo uno y lo otro. El movimiento revo-
lucionario no llegará al socialismo si no toma en con-
sideración las peculiaridades y las tradiciones nacio-
nales. Y también en Austria el socialismo correspon-
derá obligatoriamente a determinadas regularidades,
porque, de lo contrario, sencillamente no será reali-
dad. Nuestro programa señala que «resultará útil la
existencia de un sistema de Estados socialistas. Resul-
tará útil la experiencia de otros pueblos, tanto positi-
va como negativa, que pueda aliviar los fenómenos
dolorosos en el surgimiento de la nueva sociedad. In-
dudablemente, el socialismo en Austria tendrá sus
propios rasgos específicos, será un socialismo con los
colores de Austria»7.
Precisamente esa experiencia —positiva y negati-
5 sus inicios, el desarrollo de los movimientos revolu-
Sozialismus in Osterreichs Farben. Das Programm der
Kommunlstischen Partei Osterreichs. Wien, 1982.
67 Ibídem.
Ibídem.
va— hemos puesto en la base de las tesis programá-
ticas sobre el papel de los sindicatos únicos, la ma-
yor organización de clase en el socialismo. ¿Qué po-
sibilidades y funciones crearán para los sindicatos la
liquidación' del capitalismo y la instauración del po-
der obrero? Como reza nuestro Programa, en estas
nuevas condiciones, los sindicatos podrán represen-
tar de modo consecuente los intereses de sus miem-
bros, realizar las funciones de control, velar por el
cumplimiento de todos los convenios laborales, lu-
char contra las arbitrariedades, decisiones erróneas
y conducta burocrática de los dirigentes y de la ad-
ministración. Podrán contribuir al desarrollo de la
producción, al aumento de la riqueza social, educan-
do a los trabajadores en el espíritu de solidaridad,
de colaboración y participación activa en la adop-
ción de decisiones. En el socialismo, todas estas fun-
ciones de los sindicatos son imprescindibles para su-
perar las contradicciones entre los intereses de un
futuro inmediato y de largo plazo, entre los inte-
reses comunes y particulares. Cualquier menosprecio
de una de las funciones afectarla a las demás8.
EL PROBLEMA CENTRAL de todo movimiento re-
volucionario es el problema del poder, de la incor-
poración de las masas a la lucha por conquistarlo.
A la luz de ello es de singular importancia analizar
a fondo e investigar toda la experiencia al respecto,
los éxitos y reveses.
De las innumerables «terceras vías», que son presen-
tadas como «únicas democráticas», ninguna ha con-
ducido hasta ahora al socialismo. Los diez años de
gobierno incompartido de los socialdemócratas en
Austria lo corroboran elocuentemente. No son pocos
los socialistas que hoy reconocen con pesar que esto
no es más que una de las muchas confirmaciones de
la inconsistencia de la «tercera vía». La experiencia
ha demostrado que para todas las «terceras vías» re-
sulta característico algo común: renunciar a la re-
volución, la negación de ésta. Al mismo tiempo, la
experiencia ha evidenciado en más de una ocasión
que las vías que efectivamente conducen al socialis-
mo pueden ser sólo las democráticas. Una revolución
tan profunda dirigida contra un enemigo altamente
organizado y acorazado, contra el poder aunado del
Estado y los monopolios sólo es real si las masas ya
no quieren seguir soportando la opresión, la explo-
tación y el engaño, si están decididas a luchar hasta
las últimas consecuencias.
La implantación de la hegemonía de la clase obre-
ra, de su rol dirigente político, ideológico y moral
es premisa para el cambio, tanto antimonopolista co-
mo socialista. Pero la hegemonía de ningún modo
significa ya el poder, como quieren demostrar algu-
nos teóricos de las «terceras vías». Para todos ellos
es común la ilusión de que pueden ahorrarse las
pruebas de fuerza decisivas, que el enemigo abando-
nará el campo sin lucha. Las enseñanzas de Chile
—y de un modo completamente distinto, las de Por-
tugal— parecen indicarnos que el imperialismo ha
aprendido de las muchas derrotas —Cuba fue en esto
ejemplar— e intentará sofocar, en lo posible en
cionarios, atacar con todos sus medios disponibles.
» Véase Ibídem.
Y no lo hará cuando la fortaleza del capital esté a
punto de ser asaltada. Ataca cuando tan sólo co-
mienza el combate por tomar las primeras líneas de
defensa.
Por eso el PCA se orienta a la democracia antimo-
nopolista como forma posible de acercamiento al so-
cialismo. Nuestro programa destaca que ya en el cur-
so de la lucha por estos objetivos, el capital mono-
polista interno y externo procurará por todos los me-
dios, incluido el intento de establecer una dictadu-
ra reaccionaria abierta, evitar la pérdida de su po-
der.9 En otras palabras, se tratará no tanto del de-
seo de la clase obrera y de sus aliados de eludir una
guerra civil, como de su capacidad de hacer que esa
guerra sea imposible para el enemigo. Dominar todas
las formas de trabajo y de lucha es la condición para
el triunfo de la clase obrera.
Por supuesto, muchos rasgos del socialismo, de su
sistema político se configurarán en nuestro país in-
cluso en vísperas de la instauración del nuevo régi-
men, en el curso de los combates que acercarán a él
a las masas. Así, las funciones de las instituciones se
determinarán por el papel que jugarán en la lucha.
Por consiguiente, sería acientífico tratar de vaticinar
los detalles del sistema político. Sin embargo, en ba-
se a los rasgos y leyes comunes, que se perfilan con
creciente nitidez en los países socialistas, pese a toda
su variedad, podemos citar lo que nuestro partido for-
muló ya hace varios años en calidad de «plantea-
mientos ideológico-políticos»: el factor decisivo en la
transformación socialista de la sociedad lo constitu-
ye la democracia cualitativamente nueva —la demo-
cracia socialista—, el poder de los obreros, el nuevo
Estado que ejerce las funciones de dictadura del pro-
letariado.
En nuestra opinión, no tiene significado de princi-
pio si se usa o no el concepto «dictadura del prole-
tariado» formulado por Marx, pero sí lo tiene el ser
fiel a su esencia: no se refiere a esta o aquella for-
ma de ejercicio del poder, que a veces resulta ser
efímera, a esta o aquella particularidad de las insti-
tuciones, sino a que el Estado es un órgano de do-
minio de clase, mientras existan clases enemigas. Só-
lo en calidad de tal, el nuevo Estado puede repre-
sentar los intereses de la clase obrera y de las capas
sociales vinculadas a ella.
ESTAS SON ALGUNAS DE LAS CONCLUSIONES que
nuestro partido ha extraído de la experiencia nacio-
nal e internacional para su práctica y programa.
Claro, nada puede sustituir la experiencia que ateso-
ra el movimiento revolucionario en las luchas de su
propio pueblo. Pero, repito, sería una autosuficiencia
imperdonable, un excentricismo nacionalista, una es-
trechez de pensamiento aislarse de la experiencia de
otros pueblos, de la experiencia de la clase obrera
ya victoriosa. Cuanto más apasionado sea el deseo de
la victoria del propio pueblo sobre los explotadores
y opresores, tanto mejores deberán ser las armas que
hemos de forjar en base a las victorias y las derro-
tas de otros pueblos. Los intereses nacionales y el
internacionalismo de nuestro movimiento reclaman
internacionalizar nuestras experiencias.
9
Véase Sozialismus in Osterreichs Farben. Das Pro-
gramm der Kommunistischen Partei Osterreichs.
43

NO HAY REVOLUCIONES
IGUALES
RUBÉN SÁNCHEZ,
miembro de la Comisión Política del CC
del Partido Comunista de El Salvador
ORLANDO MILLAS,
miembro de la Comisión Política del CC
del Partido Comunista de Chile
El Salvador y C h i l e . . . En uno de estos países se
despliega la guerra popular revolucionaria contra la
junta sangrienta y el imperialismo de los Estados
Unidos que la apoya. En el otro, el pueblo aunque su-
frió un fracaso, reúne fuerzas para derrocar al tira-
na y restablecer los derechos pisoteados. Los com-
pañeros R. Sánchez y O. Millas conversaron en la
Redacción sobre los problemas cardinales del movi-
miento revolucionario en estos países y las peculiari.
dades concretas de la lucha contra los regíme-
nes proimperialistas y militar-dictatoriales. A conti-
nuación insertamos en forma abreviada el diálogo
que ellos sostuvieron.
• ¿Cuál es la experiencia en la cohesión de las
fuerzas democráticas y de izquierda en un to-
rrente antifascista único y qué posibilidades hay
en este terreno?
O. MILLAS. El fascismo ha significado para Chile
una catástrofe nacional. ¿Por qué se mantiene? Un
factor decisivo es el hecho de que las organizacio-
nes democráticas actúan de modo aislado y no han
alcanzado el grado de unidad necesario en la lucha
contra la dictadura de Pinochet. Por eso hemos re-
currido al pueblo, a través del Manifiesto del Parti-
do, de septiembre de 1981, para plantear que debe
decir su palabra decisiva. Como se dijo en ese Mani-
fiesto: «Las penas y las lágrimas, convertirlas en
fuerza. La miseria y la pobreza, convertirlas en odio.
La humillación convertirla en rabia y el miedo y el
temor convertirlos en inteligencia y audacia».
En los últimos tiempos, las cosas van mejor: crece
la aspiración a la unidad entre los obreros, campesi-
nos, estudiantes, todos aquellos que se manfiestan
activamente contra las represiones.
Es muy importante que la Democracia Cristiana
haya asumido una posición contraria a la dictadura
44
HABLAN LOS COMPAÑEROS DE LUCHA
de Pinochet, y que, en los hechos, se esté logrando
la unidad de acción —incluidos los demócratas cris-
tianos— en la base social. Y es muy importante tam-
bién que en determinados asuntos haya habido coin-
cidencia de opiniones entre la Democracia Cristiana
y nosotros y con el resto de las fuerzas de izquier-
da. Sin embargo, creemos que verdaderamente hay
un retraso. Hemos dicho que estamos dispuestos al
acuerdo para todo un programa de Gobierno, para
establecer los criterios y la definición de este Go-
bierno frente a todos los problemas fundamentales.
Y hemos propuesto un programa mínimo, que sabe-
mos que interpreta el pensamiento, los intereses, los
anhelos de la inmensa mayoría de los chilenos. En
nuestras proposiciones abordamos los asuntos que
requieren un acuerdo para presentar una alternativa
sólida ante el país.
Lograr la unidad, más allá de la Unidad Popular,
incluyendo a otras fuerzas, no es un asunto fácil. En
lo que respecta a ésta, su comportamiento ha sido
ejemplar frente a la represión fascista. Ninguno de
los partidos de la Unidad Popular ha desertado; nin-
guno se ha retirado de las posiciones antidictatoria-
les. Sin embargo, pequeños problemas secun-
darios entorpecen su funcionamiento. Y, en verdad,
hace ya dos años que no se logra que en Chile ni
en el exterior funcione realmente la Unidad Popular.
Hemos dicho que creemos que las dificultades
no pueden ser cargadas a la responsabilidad de
un solo partido, sino que en ello influyen diversos
factores. Todos los cuales llamamos nosotros a supe-
rar, reiterando que las direcciones de los partidos
tienen la responsabilidad de actuar acorde con los
sentimientos ique hay en el pueblo.
En México se ha efectuado una reunión de los
8 partidos de la izquierda chilena. Es decir, los par-
tidos de la Unidad Popular, el MIR y el sector que
cuenta con la militancia en su seno del ex Secreta-
rio General Carlos Altamirano y de otros dirigentes
conocidos del Partido Socialista, que están en des-
acuerdo con la Dirección de ese partido presidida
por el compañero Clodomiro Almeyda. En la reunión
de todos estos partidos en México se han establecido
determinados compromisos. Se ha formulado una de-
claración política que, a nuestro juicio, aborda los
asuntos más importantes sobre los cuales es indispen-
sable tener un criterio conjunto. Se adoptan resolu-
ciones sobre el avance hacia una mayor organicidad
de la relación entre toda la izquierda. Y uno de los
acuerdos de estos ocho partidos es el de propiciar el
entendimiento de toda la oposición a Pinochet, in-
cluido el Partido Demócrata Cristiano.
Estimamos que la unidad se consigue al calor de
la lucha. Estamos dedicados fundamentalmente a im-
pulsar la resistencia real y concreta en el país.
Y en el desarrollo de esta lucha es evidente que se
avanza en un conocimiento mutuo de las diversas
fuerzas, en un entendimiento, en un esclarecimiento
de posiciones, en una dilucidación de actitudes ante
los grandes problemas y en la práctica de la unidad
antifascista. Creemos que poner en primer lugar la
idea de una unidad ejemplar para después luchar es,
como dicen los campesinos chilenos, poner la carre-
ta delante de los bueyes. Pensamos que es a la in-
versa: que debe impulsarse la lucha con una clara
posición y orientación unitaria y en el transcurso de
ella ir forjando la unidad. La unidad se desarrolla
más sólidamente en aquellos sectores donde hay ma-
yor lucha antifascista. Donde se producen retrasos en
la lucha, hay también dificultades en la'unidad. En-
tonces, a medida que salvemos esos retrasos, la uni-
dad será mucho más sólida.
R. SÁNCHEZ. Los comunistas salvadoreños siempre
hemos considerado que la unidad de las fuerzas re-
volucionarias y democráticas tiene un valor estraté-
gico. Sostenemos que en la construcción de esa uni-
dad, ninguna organización que lucha contra los fas-
cistas salvadoreños y el imperialismo, por muy pe-
queña que sea, debe quedar excluida, porque la ex-
periencia propia y ajena (demuestra que existen or-
ganizaciones pequeñas, numéricamente hablando, pe-
ro que tienen influencia apreciable en la sociedad.
¿Qué vías nos condujeron a la unidad? Desde el
aparecimiento de las organizaciones de izquierda, in-
sistimos en la unidad de acción en determinadas
cuestiones muy 'concretas: celebración conjunta del
1° de Mayo, etc. Defendimos la unidad desde posi-
ciones de principio. Mantuvimos con ellas una
relativamente larga polémica en nuestros órganos
periodísticos y observamos fielmente un estilo
que nos permitió, en buena medida, dar los pri-
meros pasos (hacia las conversaciones unitarias. En
primer lugar, a los integrantes de las organizaciones
de izquierda les dimos tratamiento de amigos revo-
lucionarios. [En segundo lugar, reconocíamos todo lo
positivo y lo negativo que existía en ellos, así como
también reconocíamos nosotros públicamente nues-
tros aciertos y 'nuestros errores. Cuando en octubre
de 1979 es derrocado el Gobierno fascistizante del
general Romero, entre varias organizaciones de
la izquierda ya habíamos discutido algunas coin-
cidencias que hacían posible dar un primer paso
hacia la unidad. En diciembre de ese mismo año, ^1
Partido Comunista de El Salvador, las Fuerzas Popu-
lares ¡de Liberación y la Resistencia Nacional firma-
ron el acuerdo de creación de la Coordinadora Po-
lítico-Militar. Cabe subrayarse que hubo unanimidad
acerca del principio ¡que nos acercaba, a saber: que
la unidad de las fuerzas revolucionarias tenía una
significación estratégica ' decisiva. El compromiso
adoptado fue el de poner en marcha un proceso de
creciente coordinación de la política y la lucha de
las tres organizaciones. Este acuerdo se declaró
abierto a las demás organizaciones revolucionarias
del país.
En el transcurso de 1980, el proceso unitario se
robustece. En enero fue formada la Coordinadora
Revolucionaria de Masas ( C R M ) que logra re-
unir a las principales agrupaciones políticas y socia-
les del país1. No quiero 'dejar pasar por alto que en
los análisis que se han hecho acerca del gran signi-
ficado histórico de la creación de la CRM, se ha re-
calcado que en el documento firmado, fuera del fir-
me propósito unitario, no se llegó a ningún otro
acuerdo que se refiriera, por ejemplo, al carácter de
1
Véanse más detalles en Revista Internacional, Wa 10
de 1980, p. 56—60.
la revolución, al programa común, a la política de
alianzas ni a la línea internacional. Tal !como lo ha
dicho el Secretario General del Comité Central del
PCS, el camarada Shafick Jorge Handal, podría pen-
sarse que la vía lógica habría sido proceder primero
a la discusión de todos estos puntos que menciono
y otros más a fin de desembocar en la creación de
un organismo conjunto. Pero no fue así. La CRM se
crea sobre la convicción unánime del significado
estratégico decisivo que para las fuerzas revoluciona-
rias tenía la unidad y que, basados en esta convic-
ción, se llegaría después a acuerdos en todo, porque
las condiciones objetivas y subjetivas estaban madu-
ras. La práctica ha demostrado que la previsión era
exacta. A la creación de la Coordinadora sigue la
aprobación de parte de ésta de una Plataforma Pro-
gramática tíe 10 puntos que prevé el derrocamiento
de la dictadura, la destrucción de su máquina polí-
tico-militar y la formación de un Gobierno que sea
capaz de lograr la verdadera independencia del país
y realizar profundas transformaciones sociales.
El 18 de abril de 1980, los dos torrentes de masas,
el revolucionario ¡y el democrático, se unen en el
Frente Democrático Revolucionario ( F D R ) de El Sal-
vador, constituido por 118 organizaciones: sindicales,
gremiales, estudiantiles, profesionales, partidos polí-
ticos, etc. La Iglesia Católica, por medio de su má-
xima figura, Monseñor Osear Arnulfo Romero, Arzo-
bispo de San Salvador, le da su pleno apoyo. Desde
el punto de vista 'de creencias y posiciones ideológi-
cas, el FDR logra unificar a creyentes y ateos, a mar-
xistas-leninistas y a isocial^demócratas, a represen-
tantes de otras corrientes. Desde el punto de vista
clasista, reúne a la clase trabajadora, a amplias ca-
pas medias, entre las cuales se cuentan a pequeños
y medianos empresarios.
Poco después, las fuerzas revolucionarias dan un
paso de gran importancia: el 22 de mayo de 1980
fue creada la Dirección Revolucionaria Unificada
(DRU). Este organismo superior adoptó una línea ,
común, aunque cada una de sus cinco organizaciones
siguen conservando sus estructuras orgánicas. La lí-
nea común trazada abarcó cuestiones nacionales e
internacionales. Luego de creada la DRU se pasó a la
formación de la Comandancia General colectiva y
sus organismos auxiliares, entre ellos el Estado
Mayor. Todos estos pasos condujeron a que el 10 de
octubre de 1980 se fundara el Frente Farabundo Mar-
tí para la Liberación Nacional (FMLN), proceso que
culmina el 5 de diciembre del mismo año, cuando se
completa la confluencia de las cinco organizaciones
revolucionarias existentes en El Salvador: el Partido
de la Revolución Salvadoreña ( P R S ) , las Fuerzas Po-
pulares de Liberación Farabundo Martí (FPL), la Re-
sistencia Nacional ( R N ) , el Partido Revolucionario
de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC) y el
Partido Comunista de El Salvador (PCS). El FMLN
tiene relaciones directas con el FDR y, conjunta-
mente, han integrado una Comisión Político-Diplomá-
tica, la cual es representativa de las 'fuerzas que lu-
chamos en conjunto para construir un Gobierno de-
mocrático revolucionario. En cuanto a la profundiza-
ción de la unidad de las fuerzas revolucionarias,
quiero subrayar un hecho de enorme importancia
histórica: la realización en 1981 de lo que llamamos

el Pleno de Junio del FMLN, al que asistimos todas
las organizaciones con el ánimo de encontrar una so-
lución a los problemas de la dirección de la guerra
y de la unidad, lo cual es expresión de la concien-
cia sobre nuestra responsabilidad de sacar victorioso
a nuestro pueblo. El pleno aprobó una concepción ge-
neral sobre la guerra popular revolucionaria en El
Salvador, un plan militar sobre la presente etapa, un
plan político nacional e internacional, así como una
definición de los principios del FMLN. Todas las or-
ganizaciones integrantes del FMLN actuaron en un
marco de franqueza y responsabilidad, deponiendo
todo interés partidista estrecho, actuando en función
de los grandes intereses de la Revolución y del pue-
blo salvadoreño. : democráticas, sin fuerzas que puedan oponerse a su
O. MILLAS. La experiencia nuestra en Chile nos
indica —igual que a los camaradas salvadoreños—
que no hay aliado pequeño, que todo aliado da su
aporte, que resulta ser siempre un aporte valioso.
Porque la unidad no es simple suma, sino que es
multiplicación. La verdad es que en la medida en
que es más amplia y es más real la unidad, ésta crea
fuerzas nuevas, que no se manifestarían de no exis-
tir tal unidad. Ahora, ante situaciones como cual-
quier conflicto, problema, escisión o separación de
algunos compañeros en algunos de los partidos de la
izquierda chilena, la posición de los comunistas es,
en primer lugar, no inmiscuirnos en los asuntos de
los partidos aliados. En segundo lugar, el respeto
por las normas que se dan esos partidos, de acuerdo
con su propia vida orgánica, que corresponde al sec-
tor social, a la posición ideológica y a la tradición
histórica respectiva. Y, además, nuestra posición es
la de trabajar con todos. En el caso del Partido So-
cialista, por ejemplo, hemos examinado el desarro-
llo de los problemas y, sin inmiscuirnos en sus asun-
tos, hemos reconocido el hecho real de que la con-
tinuidad partidaria orgánicamente la tiene la Direc-
ción que encabeza el compañero Almeyda.
Nos hemos alegrado de que se haya podido alcan-
zar un entendimiento entre los socialistas en la re-
unión de México. Hemos conversado sobre esto con
el compañero Almeyda, con la dirección del Partido
Socialista en el interior y en el exterior. Y hemos
coincidido con ellos en un asunto importante: que en
los organismos de masas, de solidaridad en el exte-
rior, o que agrupan al exilio chileno, y en otro tipo
de organizaciones no se haga ninguna reserva de
parte de los compañeros socialistas para que estos
otros sectores estén presentes. Nosotros creemos que
esto no atenta de ninguna manera contra nuestra
política de no inmiscuirse en los problemas internos
de otros partidos. Y, por el contrario, es por respeto
por ellos que nosotros creemos que ayuda al Partido
Socialista el hecho de que nadie pueda considerar
que es un obstáculo para el entendimiento general
de todas las fuerzas que están contra Pinochet.
Los comunistas hemos planteado que, sobre la base
de posiciones concertadas que representan el inte-
rés conjunto de todas las fuerzas democráticas, debe
respetarse el pensamiento de cada una de ellas.
Y, por lo tanto, nosotros no le exigimos a nadie que
cambie sus posiciones de principio para pasar a pen-
sar como nosotros. Ni aceptamos que se pretenda mo-
46
dificar nuestras posiciones. Pero sí llegamos a acuer-
do en asuntos que están esta esfera y qui-
siéramos que ella fuera lo más amplia posible.
Por eso, como he señalado, hemos propuesto un
plan de acción, una política y medidas en relación
a cada uno de los grandes asuntos nacionales e inter-
nacionales, que sirvan de base a un compromiso de
todas las fuerzas de oposición. Si no se logra un
acuerdo en este terreno, nosotros planteamos que sí
se llegue a un acuerdo en el sentido de derrocar la
tiranía de Pinochet y dar oportunidad al pueblo de
Chile para que decida cómo se sigue adelante. Esto,
naturalmente, debe hacerse con las máximas garan-
tías, con pleno funcionamiento de todas las libertades
expresión y con una Asamblea Constituyente que de-
termine. En relación a la perspectiva: un asunto muy
importante para alcanzar la unidad, es que la uni-
dad tiene que ser contra la dictadura. Y, por lo tanto,
nos oponemos a cualquier forma de acuerdo que im-
plique someterse a las normas de la dictadura. O sea,
constituirse en una especie de oposición en los mar-
cos de la dictadura. Porque esto significa doblar la
cerviz ante Pinochet, significa estar contra el pueblo
de Chile. De lo que se trata es del entendimiento, de
la unidad contra la dictadura, en la cual lo básico
es la posición antifascista de las fuerzas políticas.
El problema de la unidad está muy vincula-
do a las fuerzas sociales que participan en la
lucha. Y, en relación a ellas, los comunistas consi-
deramos a la clase obrera el motor de la lucha anti-
fascista, la columna vertebral del ejercicio del pue-
blo de Chile de su derecho a la rebelión, de la uni-
dad de las fuerzas. En el Manifiesto del Partido, no-
sotros hacemos notar las razones por las cuales nos
parece que incuestionablemente, contra lo que algu-
nos se imaginaban o se imaginan, el peso de la cla-
se obrera es mayor. Y en la lucha contra el fascis-
mo, la clase obrera está desempeñando un papel muy
importante. Las huelgas, organizadas por la clase
obrera, muchas veces no obtienen reivindicaciones,
pero son grandes focos de profundización de la con-
ciencia de clase en quienes participan en la lucha,
y de vinculación de los huelguistas con sectores muy
amplios de su clase y de otras clases y capas so-
ciales. Y la solidaridad con los movimientos huel-
guísticos lo ha confirmado. La lucha de los huelguis-
tas, el desarrollo de sus conflictos, se han transfor-
mado en elementos que cambian el estado de ánimo
de las masas y crean una situación nueva en el
país. Y son estas luchas de la clase obrera los gran-
des factores del desarrollo del proceso de rebeldía
popular.
• ¿De qué depende la elección de las formas y mé-
todos de lucha?
R. SÁNCHEZ. Ya el V Congreso del PCS (1964)
avisoró en sus tesis que hasta donde nuestra visión
alcanzaba, en base a toda la experiencia política an-
terior que habíamos tenido frente a la dictadura, el
camino de la lucha armada era el que debía tomarse.
Empero, se concibió, al mismo tiempo, que para no-
sotros se abría un período de acumulación de fuerzas.
El medio para lograr la movilización de las masas
nos lo daba la posibilidad, aunque gravemente limi-
tada, de participar en los procesos electorales. La vo-
cación por las elecciones de parte de las masas era
evidente. Las elecciones presidenciales de 1977 fue-
ron la culminación de esta experiencia, cuando la
Unión Nacional Opositora (UNO), en la cual partici-
paban organizaciones democráticas, fue despojada de
un triunfo presidencial mediante el más escandaloso
fraude que conocía la historia salvadoreña. La pro-
testa popular que desembocó en la insurrección del
28 de febrero fue ahogada en sangre. Las masas en
todo el país se convencieron de que el único camino
que les quedaba era el de la lucha armada.
Pero la UNO se mostró incapaz de continuar enca-
bezando la lucha popular, lo que motivó frustración
entre las masas políticamente más activas y comba-
tivas. Nuestro partido no realizó prontamente los
cambios tácticos que la situación exigía, lo cual con-
dujo a un vacío de la jefatura política que otras or-
ganizaciones comenzaron a llenar, entre ellas las
organizaciones de izquierda. A mediados de 1979 lo-
gramos crear el Foro Popular que agrupó a entida-
des sindicales, organizaciones revolucionarias y a los
partidos políticos que habían constituido la UNO, te-
nía como objetivo luchar por todas aquellas coinci-
dencias que nos unían: libertad de los reos políticos
y desaparecidos, cese de la represión, respeto a los
derechos humanos, etc. El Foro Popular no se plan-
teaba derrocar la dictadura.
Es en estas circunstancias en que el 15 de octubre
de 1979 llega el golpe que derriba al general Rome-
ro. Y aquí viene algo que dentro de las complejas
situaciones y del rápido cambio de las mismas en
nuestro país no ha podido ser comprendido en el
exterior por muchos amigos nuestros. Algunos de és-
tos aún siguen preguntándose: ¿Por qué el Foro Po-
pular y, particularmente, el PCS integró la primera
Junta cívico-militar que se instauró a la caída del ge-
neral Romero? A grandes rasgos, sucedió lo siguien-
te: los golpistas llamaron al Foro Popular pidiéndo-
le que integrara tanto la Junta como el gabinete de
Gobierno. Para las fuerzas democráticas el llamado
fue muy atractivo y se decidieron a participar. Al
PCS se le presentaba el problema de dejar solas a
las fuerzas democráticas o hacer esta nueva expe-
riencia conjuntamente. Optamos por la segunda so-
lución para comprobar que el proyecto reformista
iniciado por las nuevas autoridades no tenía ningu-
na perspectiva, sabiendo de antemano que en El Sal-
vador toda salida reformista a la crisis total que
existe ya no tenía ninguna posibilidad de éxito. La
comprobación de que la salida reformista era un
fracaso se vio rápidamente. Bastaron unas pocas se-
manas para que la camarilla fascista retomara la ini-
ciativa y echara a pique toda posibilidad de reforma,
principalmente las referentes a la vigencia de los
derechos y libertades democráticas. Entonces, sali-
mos del Gobierno junto con otras organizacio-
nes. Pronto, siguieron este ejemplo las demás
fuerzas democráticas confirmando, definitivamente,
que en El Salvador las vías reformistas estaban ce-
rradas, que no hay otra vía de la lucha por la de-
mocracia que no sea la vía armada.
O. MILLAS. Se plantea si acaso la revolución chi-
lena va hacia la vía armada. Contestamos a ello que
esto es un asunto que en nuestra situación particu-
lar, en el nivel de desarrollo de nuestra lucha hoy
día, no está determinado. Hay un momento en que la
lucha adquiere determinadas connotaciones, que lle-
ga a un determinado nivel en que es profundamente
negativo el no discernir con claridad el tipo decisi-
vo de lucha. Y hay otros momentos en que debiera
aplicarse lo que la ciencia militar señala para deter-
minadas circunstancias: eso significaría que antes de
tener un plan de batalla, o planteos de guerra o el
propio ejército, los generales fueran a hacer el estu-
dio de las acciones.
Ya después de la llegada de Pinochet al poder ha
habido momentos en que objetivamente ha existido
alguna posibilidad de despejar el camino con vista
a una salida de amplio consenso no vinculada obli-
gatoriamente al uso de la violencia aguda. Las in-
decisiones, vacilaciones, prejuicios y temores de al-
gunos los han dejado pasar. Pinochet tuvo tiempo de
darle visos de institucionalidad a su régimen y des-
hacerse de opositores declarados o larvados, tanto ci-
viles como militares. Chile, a diferencia de El Sal-
vador, no vive hoy una revolución en desarro-
llo. Incluso no se aprecian en nuestro país elemen-
tos que nos permitan afirmar que existe una situa-
ción revolucionaria. En estas condiciones reivindica-
mos el derecho del pueblo a la rebelión y, con ello,
el desarrollo de todas las formas de lucha que las
masas puedan desplegar. Estamos por llevar lo más
adelante posible toda forma de acción contra la tira-
nía. Estimamos un deber elemental nuestro el pre-
pararnos para todas ellas. Preparar al Partido y
también a las masas en la conciencia del ejer-
cicio por el enemigo de la violencia y de la
respuesta adecuada con la violencia revolucionaria.
Para nosotros lo principal es transformar la protes-
ta de miles en la de centenares de miles para llegar
a ser de millones de chilenos. No sólo como una ta-
rea teórica, como la conciencia de las masas, sino
como algo que se vaya manifestando y que se va ma-
nifestando en formas de acción de las masas. Por lo,
tanto, nosotros en estos momentos no sostenemos
que se entre en Chile en el desarrollo de la vía ar-
mada; ni sostenemos tampoco Ique se entre en !el te-
rreno de desarrollo de una vía ¡no armada.
El enemigo ,ha tratado ¡de ¡confundir al país dicien-
do 'que los comunistas estamos llamando a la insu-
rrección ! popular ahora. Eso no ps ¡así. Estamos en
la 'primera etapa de un proceso de rebeldía cuyo
desenlace es, por ¡ahora, imprevisible en sus plazos
y ten la forma que culmine. Pero las masas comien-
zan ¡a tener claro que la 'Pinochet y a su régimen ne-
cesitarán derribarlo por la fuerza y deben, en conse-
cuencia, prepararse ¡para [ello. ¡Cualquier forma de
lucha, y con mayor razón aquella ;o ¡aquellas que se
estimen decisivas para derribar a ¡la dictadura, exi-
ge la experiencia ¡y el aporte jde las masas. Creemos
que ésa también es vuestra experiencia.
• ¿Qué hacer con el ejército?
R. SÁNCHEZ. Nuestro Frente no lucha contra los
soldados como tales, como enemigos. Nosotros defen-
demos los intereses de todo el pueblo al que pertene-
47
 ce la mayoría de los militares. El FMLN combate
contra quienes han instrumentalizado a la fuerza ar-
mada para utilizarla con el objetivo de aplastar a
los salvadoreños- Sabemos distinguir entre los intere-
ses que empujan al enfrentamiento y el derecho que
ellos mismos tienen a la vida, a que se respete su
vida, su condición humana. Nosotros no estamos lu-
chando por exterminar, repito, ciegamente a los sol-
dados, a los guardias, a los policías, ni tampoco por
exterminar ciegamente a los oficiales. Estamos lu-
chando por claros objetivos programáticos. Aunque
hoy empuñamos las armas, tratamos de alcanzar es-
tos objetivos por medios pacíficos. Es un logro im-
portantísimo en el desarrollo de nuestra guerra y no
es casual que el Gobierno trate a toda costa de ocul-
tarlo, de impedir que se conozca, pero, desde luego,
no va a impedirlo. Esto será lo que seguirá ocurrien-
do en todo el país y cada vez más crecientemente,
más numerosas serán las rendiciones y más evidente
será nuestra actitud real.
En las filas del FMLN hay ya oficiales del ejército.
El planteamiento de que vamos a construir un nuevo
ejército con todo lo que hay de honrado y patriótico,
y que es bastante lo que hay de honrado y patrióti-
co en la actual fuerza armada, junto con las fuerzas
armadas revolucionarias, es un planteamiento since-
ro, perfectamente posible.
O. MILLAS. En relación a las FF.AA. de la dictadu-
ra, hay quienes sostienen la imposibilidad absoluta
de influir en ellas. Ese no es nuestro criterio. Nos
preocupamos de llevar sistemáticamente la lucha
ideológica y política a todo el pueblo, e incluso a to-
dos los que están en las filas de las FF.AA. Hay una
contradicción entre el carácter de clase, que objeti-
vamente tienen las FF.AA. como fuerzas de la violen-
cia del Estado fascista y el origen social de sus in-
tegrantes. Al mismo tiempo, su carácter antinacional,
ferozmente antichileno y al servicio del imperialismo
norteamericano y las crueles represiones no pueden
menos que producir divergencias en el seno de las
FF.AA. Hay una base objetiva para que tenga que
desarrollarse un conflicto.
Para nosotros es de una preocupación muy gran-
de hacer llegar nuestros documentos, nuestra política
y la formulación de nuestros criterios a todos los
miembros de las FF.AA. Es importante que nuestros
planteamientos correspondan a los intereses del sec-
tor o estrato social de origen de los integrantes de
las FF.AA. Se requiere, a la vez, que los miembros de
las FF.AA. vean que hay una fuerza del pueblo en re-
lación a la cual ellos tienen que pronunciarse, que
hay una fuerza que está sosteniendo nuestra política.
Y estamos convencidos de que hasta ahora ha sido
débil el eco que han tenido en la situación del país,
debido tanto al carácter cerrado de los institutos mi-
litares como porque todavía nuestra fuerza, la fuer-
za del movimiento popular, no ha sido suficiente-
mente importante como para demostrar que la tira-
nía es no sólo antinacional, no sólo reaccio-
naria, no sólo antipatriótica, sino que, además, es
una fuerza condenada a la derrota. Creemos que es
muy importante que las FF.AA. entiendan que la tira-
nía está condenada a la derrota. Y, en esto, el desa-
rrollo vigoroso de la lucha de masas, el desarrollo
del movimiento popular y de las diversas formas de
lucha nos parece que son asuntos decisivos en rela-
ción a lo que vaya a suceder en las FF.AA.
• ¿Cómo enfocan los comunistas las perspectivas de
la lucha?
R. SÁNCHEZ. Nuestra lucha se ha transformado en
un problema internacional que atrae la atención mun-
dial, cuestión fácilmente comprobable por las reso-
luciones de las Naciones Unidas, de la oficina de co-
lonias llamada Organización de Estados Americanos,
así como por la toma de posiciones de organizacio-
nes internacionales, movimientos, gobiernos, etc. Una
de estas posiciones definidas en torno al conflicto
en El Salvador, ha sido la de los gobiernos de Méxi-
co y Francia 2 , sobre cuya declaración solamente me
concretaré a señalar .que constituye un desafío a la
orientación de la política exterior norteamericana ba-
jo el Gobierno de Reagan, declaración que parte del
derecho del pueblo de El Salvador a resolver él mis-
mo su destino.
El esquema que maneja Washington puede expre-
sarse, reducidamente, así: en El Salvador hay una
agresión soviético-cubana. Los Estados Unidos de Nor-
teamérica no pueden permitirla. Deben derrotarla y,
así, favorecer las condiciones para que el pueblo sal-
vadoreño pueda vivir la democracia. Aquí debemos
encontrar la explicación de cómo, desde enero de
1981, el Gobierno de los Estados Unidos emprendió
una escalada de intervención militar en El Salvador,
estando seguro de que iba a ser fácil doblegarnos,
que bastaría con aumentar el volumen de fuego de
las fuerzas reaccionarias de El Salvador, mejorar sus
mandos militares con los consejeros y modernizar los
ejércitos de Honduras y Guatemala. Este primer esca-
lón de la intervención imperialista está agotado y
rubricado con la palaba «derrota»: ha sido derrotada
la estrategia militar de la Junta lo que es, a la par,
una derrota política de los Estados Unidos en Centro
américa. La actual situación político militar en nues-
tro país se debe en mucho a este desarrollo de los
acontecimientos.
Del análisis que ha hecho la Comisión Política del
CC del PCS dimana que la guerra popular revolucio-
naria ha adquirido un carácter muy desplegado en
cuanto a sus formas y a la envergadura de las ar-
mas que chocan. Es una guerra en el exacto sentido
de la palabra. En los últimos meses, el enemigo em-
plea, en escala relativamente grande para nuestro
país, la aviación, la artillería pesada, los blindados
y la guerra química, y realiza ofensivas, una tras otra,
contra nuestras bases de apoyo y, una tras otra,
estas ofensivas han sido derrotadas. Este aspecto, que
resalta más en las noticias, es increíble para la opi-
nión pública internacional y es también increíble para
nosotros mismos, porque no pensábamos que podría-
mos realizar una guerra de este tipo exitosamente en
nuestras condiciones. La guerra revolucionaria, en ge-
neral, tiene sus propias leyes que rebasan con fre-
cuencia los marcos de la ciencia militar tradicional.
^n este sentido, la guerra popular revolucionaria,
2
Véase Revista Internacional, Jí° 11 de 1981, pp. 41—43.
de conformidad a los primeros análisis hechos, tiene,
principalmente, tres etapas de desarrollo estratégico.
Primera, la etapa de la desventaja estratégica; se-
gunda, del equilibrio estratégico, y tercera, la de la
contraofensiva estratégica. No entraré en detalles
pormenorizados sobre estas etapas y solamente me
referiré a ellas en sus grandes rasgos. En la primera
etapa, nuestro gran problema era la pequenez del
territorio. ¿Cómo crear, entonces, la retaguardia den-
tro de nuestro propio país? El problema fue resuelto
y se crearon las bases de apoyo a la revolución, que
es un concepto no solamente militar, sino también po-
lítico. Tales bases juegan el papel de zonas de reta-
guardia de las bases guerrilleras. Nuestra ofensiva de
enero del año pasado, nos dejó como logro principal
la consolidación de estas bases, las cuales pudimos,
incluso, ampliar. La organización de la retaguradia es
y ha sido en las guerras revolucionarias que se am-
plían, el paso a la segunda etapa estratégica: la del
equilibrio. Esta etapa tiene dos fases. En la primera
fase, el combate es principalmente a la defensiva, en
el aspecto táctico. La segunda fase es aquella en la
que se puede empezar a tomar la iniciativa y, en la
misma, se acelera la preparación de los fundamen-
tos materiales y políticos que permiten pasar a la
tercera etapa estratégica, cual es la contraofensiva
estratégica. ¿En qué situación nos encontramos en
este momento? La respuesta que nuestros analistas
han dado es la de que estamos en la primera fase de
la segunda etapa del equilibrio estratégico y a punto
de culminarla.
En torno al concepto «equilibrio» se nos hacen al-
gunas preguntas: ¿Al hablarse de equilibrio, será por-
que tenemos, quizás, equiparamiento en armas, en
técnica, en volumen de fuego con relación a nuestro
enemigo? No. El equilibrio existe por una sola razón:
desde que las bases se crean, desde que se crea la
retaguardia, la guerra para las tropas enemigas adop-
ta la forma de lucha para aniquilar las bases, y para no-
sotros la guerra se convierte en la defensa de las ba-
ses mismas contra los cercos enemigos. Las fuerzas
revolucionarias, aún sin un volumen de fuego equi-
parado, sin un número de efectivos igual, pueden de-
fender las bases. Tal es el hecho en ique se funda-
menta el equilibrio. Se trata, pues, de un hecho con-
creto y no de una apreciación subjetiva, más o me-
nos optimista. Se trata de algo que resiste la prueba
militar, o sea, la prueba de las armas, y en la guerra
la prueba de las armas debe ser la prueba suprema.
La ofensiva del FMLN iniciada el 19 de julio, y que
se prolongara hasta agosto de 1981, tuvo logros de
inapreciable valor político. Evidenció que el llamado
plan de «pacificación» no pudo lograr el aniquila-
miento de nuestras fuerzas. Las masas populares han
elevado aún más la confianza en la victoria de la re-
volución y en nuestras filas fortalecieron su moral
los combatientes.
O. MILLAS. El partido se propuso el objetivo de
—junto con desarrollar su organización clandestina—
desarrollar las organizaciones de masas. Al principio,
esto significó cierto desangre, fue una cosa muy di-
fícil. Para ello, primer asunto, ha sido el que el Par-
tido se mantenga en actividad en todo el país. Antes
de que llegara al poder la dictadura, nosotros en Chi-
le —un país de 10 millones de habitantes —teníamos
un partido de 250.000 militantes, que tenía una situa-
ción muy sólida, en la clase obrera. Pinochet lo que
se propuso fue aniquilar a los comunistas, erradicar
el marxismo. Su política consistió en exterminar al
partido. Pero esta es una tarea muy difícil, imposi-
ble, debido a la tradición del país, a la organización
del partido, a las posiciones de la clase obrera en la
sociedad chilena. Pinochet logró asestar golpes muy
fuertes, pero ha debido reconocer que ninguno de
estos golpes logró quebrantar la estructura partida-
ria. Era muy difícil exterminarnos. Se necesitaba ex-
terminar sectores muy grandes del país. El partido,
aunque cuantitativamente disminuido, ha seguido fun-
cionando. Ha tenido todo un fogueo de experiencia,
actuando clandestinamente, no para ocultarse, sino
para poder desarrollar su trabajo saliendo a la su-
perficie con las masas.
En el desarrollo de su actividad el partido ha man-
tenido un funcionamiento de acuerdo con las normas
leninistas del centralismo democrático, a pesar de
las condiciones severísimas y muy estrictas de clan-
destinidad. Se han establecido sistemas de consulta,
de conocimiento del pensamiento del partido. La línea
política se va elaborando muy colectivamente. Y se
van promoviendo nuevos cuadros en relación al desa-
rrollo concreto de la lucha, quienes tienen a su
cargo tareas de mayor responsabilidad. El Partido ha
afianzado posiciones en los núcleos principales de la
clase obrera en el país. La tendencia que hay en la
clase obrera es a entregar una gran responsabilidad
al partido y sobre esta base han ido abriéndose —de
acuerdo con las normas de los Estatutos— renovacio-
nes de la Dirección. Del conjunto del partido, la in-
mensa mayoría está en el interior. Y es lógico, por lo
tanto, que también haya una mayoría de la Dirección
•que está en el interior. En todos, absolutamente en
todos los niveles.
El problema de Chile es el de mantener a toda cos-
ta, bajo las condiciones del terror fascista, las orga-
nizaciones de masas, como base para el desarrollo de
las acciones de enfrentamiento con la dictadura.
Y sistemáticamente se han ido desarrollando luchas
de las masas. Inicialmente han tomado un carácter
muy incipiente, pero han ido creciendo hasta tomar
una serie de aspectos nuevos, que el partido hace es-
fuerzos por generalizar. Hay la tendencia de crear
dificultades a la dictadura, de enfrentar, de responder
a sus actuaciones con la protesta general. Un ejem-
plo, es el «planchatón». Consiste en que a la misma
hora, en un sector se enchufan las planchas, des-
componiéndose los transformadores de esa zona.
En las manifestaciones populares ya se ha hecho
tradicional enfrentar a las fuerzas de la dictadura.
Y en esto se logra un cierto grado de organicidad.
Una manifestación de 2 ó 3 mil personas significa
ahora un acto de valentía y de enfrentamiento a las
fuerzas policiales. Hoy día se transforma en una ma-
nifestación que produce mucho resultado de violencia,
de acción violenta de las masas y las va adiestrando
para pasar a acciones superiores. A esto se vinculan
acciones de comando que realizan alguna determina-
da actividad, que no está de ninguna manera desvin-
culada de las masas, porque se trata de actividades
49
 que levantan su moral. Las acciones de comando son
desde tipos muy elementales, como, a la misma hora,
abrir todos los grifos de agua de una zona de la ciu-
dad y dejar sin agua un sector, estando la población
relativamente advertida. O la voladura de torres de
alta tensión eléctrica en un momento en que hay
actividades importantes de la dictadura.
Cobra fuerza el movimiento sindical luchando por
el restablecimiento de los derechos. Las grandes huel-
gas que han habido en el cobre, en el carbón, en las
fábricas textiles, en los puertos y otros centros pro-
letarios, las protestas y acciones de diversos secto-
res de capas medias y la valerosa actitud de las mu-
jeres que exigen que se esclarezca el destino de los
«desaparecidos», son algunos de los tantos hechos
que muestran que el movimiento obrero y popular ha
entrado a una etapa superior.
Nuestro combate tiene un desarrollo que va corres-
pondiendo a la experiencia que las masas van acu-
mulando. Y es por eso que nosotros lo que diseñamos
es, en primer lugar, una perspectiva clara respecto
de los objetivos a alcanzar con el derrocamiento del
fascismo. En segundo lugar, el desarrollo y el des-
pliegue de las formas más amplias de lucha. Y, en
tercer lugar, la preparación, no sólo del partido, sino
de las masas, para el desarrollo de todas las formas
de lucha que se vayan presentando en el combate
contra la dictadura.
R. SÁNCHEZ. Nuestro pueblo comprende que el cami-
no fundamental para lograr nuestra liberación nacio-
nal es el de la vía armada. Esto no quiere decir, sin
embargo, que las fuerzas revolucionarias y democrá-
ticas en El Salvador no transiten otros caminos fue-
ra del fundamental que ya mencionara. En efecto,
el FMLN y el FDR aspiran a una solución política
del conflicto a fin de ahorrar el enorme costo en vi-
das y en bienes materiales que ya es bastante. A es-
tas alturas, en un poco más de dos años de instaura-
da la Junta de Gobierno, suman más de 32.000 los
muertos y desaparecidos y suman centenares de mi-
llones las pérdidas materiales. Hemos dado pasos
concretos para que nuestros enemigos se sienten a
la mesa para establecer un diálogo que abra las
puertas de la negociación. Hemos apoyado las ini-
ciativas tendientes a la mediación entre las partes
en conflicto. En octubre de 1981, nuestras organiza-
ciones enviaron una carta al Comandante Daniel Or-
tega Saavedra, Coordinador de la Junta de Recons-
trucción Nacional de Nicaragua. Tal carta fue leída
en el XXXVI período de sesiones de la Asamblea
General de la ONU, y estaba dirigida a los pueblos
del mundo para hacerles saber nuestros planteamien-
tos en busca de conversaciones de paz para hallarle
solución a la crisis que vive actualmente El Salvador.
Tales conversaciones no estaban sujetas a condicio-
nes previas, sin embargo, fueron rechazadas rotunda-
mente por la Junta militar-democristiana y por el pro-
pio Gobierno de los EE.UU. El 8 de noviembre, el
FDR y el FMLN dirigieron a todas las fuerzas, insti-
tuciones y personalidades democráticas, progresistas,
humanistas y pacifistas, a gobiernos y pueblos de
Centroamérica el llamamiento a participar activamen-
te en la lucha para evitar la agresión anunciada
contra El Salvador, Nicaragua y Cuba.
Como es sabido, la Asamblea General de la ONU,
50
en su XXXVI período de sesiones, aprobó por mayo-
ría de votos la resolución «La situación en la es-
fera de los derechos humanos y las libertades funda-
mentales en El Salvador», en la que condena el te-
rror y las represiones que perpetra la Junta, y cla-
ramente exhorta a todos los Estados a abstenerse de
intervenir en los asuntos internos de nuestro país.
Pero sólo conocemos una intervención: la del im-
perialismo norteamericano. Y esto es imposible ocul-
tarlo. Sus dimensiones son tales -que, incluso en los
Estados Unidos, muchos hablan del «segundo Viet-
nam».
No podemos olvidar que el imperialismo jamás ce-
de terreno voluntariamente. Se pone a la mesa de
negociaciones solo cuando no tiene otra opción. Por
eso, considero que los éxitos militares, políticos
y diplomáticos del movimiento popular en El Salva-
dor y la solidaridad internacional obligarán a retro-
ceder a la Junta y al Gobierno de los Estados Uni-
dos.
Nosotros no pretendemos que todo el mundo esté
con nuestra revolución, pero sí creemos que es po-
sible que en el mundo haya una fuerza aplastante de
gobiernos y de pueblos que sí estén en contra de la
intervención directa del imperialismo norteamerica-
no y de sus testaferros que pretenden borrar el de-
recho de autodeterminación del pueblo salvadoreño.
De la Redacción: Son de gran interés los
problemas relacionados con la especificidad y diver-
sas formas concretas de resistencia antifascista y
contra las tiranías. En este sentido, muchos comu-
nistas —y no sólo de América Latina— han acumu-
lado una rica experiencia. La Redacción espera que
representantes de otros partidos hermanos también
hagan llegar sus puntos de vista acerca de las posi-
bilidades, formas y métodos de la lucha por la uni-
dad de todas las fuerzas democráticas y de izquier-
da.
EL PAPEL HISTÓRICO
DE LA CLASE OBRERA
Respuesta a los críticos de «izquierda»
WILLI GERNS,
miembro de la Presidencia y del Secretariado
del Partido Comunista Alemán
Los adversarios de la teoría marxiste atacan prin-
cipalmente sus conclusiones acerca del papel histó-
rico de la clase obrera. Lo han hecho durante los de-
cenios pasados los «sepultadores de Marx» y en la
actualidad continúan procediendo de la misma ma-
nera. Esto no es casual. Lenin, en el artículo Desti-
no histórico de la doctrina de Marx, escribía: «Lo
fundamental en la doctrina de Marx es que destaca
el papel histórico del proletariado como constructor
de la sociedad socialista»1.
Hoy, al igual que antes, los críticos francamente
burgueses del marxismo son respaldados por los teó-
ricos que se hacen pasar por izquierdistas. Su arse-
nal comprende tanto «argumentos» viejos, refu-
tados hace tiempo, como los más frescos. Lo pode-
mos ver, en particular, en el libro Adiós al proleta-
riado, del crítico francés del marxismo A. Gorz, y
en el de J. Hirsch, profesor versado en política, de
Francfort del Meno, El Estado de abundancia: el
«modelo alemán», su crisis y los nuevos movimientos
sociales'2. Ambos libros permiten hacerse una idea
clara de la esencia de esta nueva tendencia en la
crítica del marxismo.
Detengámonos en los principales argumentos que
esgrimen esos autores contra las conclusiones del
marxismo sobre el papel histórico de la clase obre-
ra.
SEGÚN ASEVERA Gorz, la teoría marxiste del papel
histórico de la clase obrera es, supuestamente, acien-
tífica y hasta «religiosa», ya que no puede demos-
trarse empíricamente por no basarse en la investiga-
ción concreta de una situación y acciones concretas
de los individuos. «La teoría marxiste sobre el pro-
letariado —escribe Gorz— no se basa ni en la in-
vestigación empírica de las contradicciones clasistas,
ni en la experiencia combativa de la radicalidad pro-
letaria. Ninguna observación empírica y ninguna ex-
periencia de lucha ayudarán a revelar la misión his-
tórica del proletariado...» (p. II) 3 .
1
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Cartago, Buenos
Aires,
2
t. XIX, p. 178.
A. Gorz. Abschied vom Proletariat, KOln—Frankfurt am
Main, Europaische Verlaganstalt, 1980; J. Hirsch. Der Si-
cherhettsstaat — Das «Modell Deutschland», seine Krise
una die neuen Sozialen Bewegungen, KOln—Frankfurt am
Main,
3
Europaische Verlaganstalt, 1980.
De aquí en adelante se citan las páginas de los libros
mencionados.
Hirsch a su vez, reprocha al marxismo el que éste
procura «enfocar a la clase obrera no como indivi-
duos sociales que luchan por su autorrealización (es
decir, la considera solamente como clase, y no co-
mo un conjunto de individuos —N. de W. G.). Si la
ciencia ha de ser revolucionaria y guía para la eman-
cipación, debe dedicar la correspondiente atención a
a la práctica concreta de los individuos, al género
de vida, a los conflictos y movimientos sociales, de-
be ocuparse del modo social de la producción huma-
na, el cual, aunque se determina por estructuras ob-
jetivas, no se desprende de éstas ni "está diluido"
en ellas. En una palabra, la ciencia debe ser la
"teoría de la práctica". Por supuesto, en calidad de
tal, la teoría marxiste hasta ahora ha sido desarro-
llada débilmente» (pp. 136—137).
Las afirmeciones de -que el marxismo no ha investi-
gado empíricamente las contradicciones clasistes y
la experiencia de la lucha de la clase obrera (Gorz)
y no dedica la debida atención a la práctica con-
creta, al modo de vida, a los conflictos y a los mo-
vimentos sociales del proletariedo (Hirsch) muestren
la ignorencia crasa de sus autores. En muchas obras
de los fundadores del merxismo, la situación y el mo-
do de vida concretos de los proletarios, sus movimien-
tos sociales y su luche se investigan empíricamente.
Al impugnar el deseo de reducir la ciencia a mera
descripción y sistematización de los hechos observa-
dos, el marxismo no niega en modo alguno el signi-
ficado de los hechos empíricos y de la experiencia
como fuentes de la cognición científica, ni el papel
que éstos juegan en la comprobación de las conclu-
siones científicas. Pero, el estudio empírico de la si-
tuación y del modo de vida concretos de los prole-
tarios y de su lucha tienen como fin generalizar en
base a la teoríe científica la situación y las acciones
de la clase, y sacar las adecuadas conclusiones. Por-
que los cambios sociales se hacen realided como re-
sultado de la lucha de clases.
Es obvio que ni las observeciones de le si-,
tueción concreta de los proletarios, ni la experiencia
proletaria de lucha podrían por sí solos llevarnos
al descubrimiento de la misión histórica de la clase
obrera. Esto sólo fue posible hacer mediante le
teoría científice, aplicando el método científico en
el estudio y evaluación de la experiencia, en la ge-
neralización, abstracción y revelación de las impres-
cindibles interrelaciones intrínsecas, llegando hasta
la esencia de los fenómenos. A peser de las dife-
rencias en los métodos concretos de investigación,
condicionados por la disparidad de objetos, siempre
es justo lo siguiente: sin el enfoque científico del
problema no se hubiera logrado descubrir la ley de
gravedad universal en las ciencias naturales, ni la
ley de costos en la economía política.
Para revelar la misión histórica de la clase obrera
se requirió aplicer el materialismo dialéctico al aná-
lisis del desenrollo social. Tal investigación permitió
establecer la interrelación dialéctica de las fuerzas
productivas y les relaciones de producción como
fuerzas motrices materiales en el desenvolvimiento
de les transformaciones sociales y la lucha de cla-
ses, -que actúan como sus ejecutores sociales. Se hizo
necesario estudiar todos los espectos de les relacio-
nes de producción capitalistas y las leyes internas
51
 propias de éstas, la situación objetiva de la clase
obrera, las tendencias de su desarrollo y sus intere-
ses como clase en la sociedad capitalista.
Sólo como resultado de esta labor, Marx y Engels
lograron revelar la misión histórica objetiva de la
clase obrera. En su obra La sagrada familia hacen
hincapié en lo siguiente: «La cuestión no consiste en
qué percibe como su meta este o aquel proletario,
o incluso el proletariado en su conjunto, en un mo-
mento dado. Se trata de lo que es objetivamente el
proletariado y de qué, en concordancia con ese ser
suyo, está históricamente obligado a hacer. Su meta
y su acción histórica se hallan clara e irrevocable-
mente predeterminadas por su propia situación en la
vida y por toda la organización de la sociedad bur-
guesa actual» 4 .
Y cuando Gorz escribe: «Sobre el marxismo pesa,
como un pecado original, el hecho de que tampoco
pueda comprobar empíricamente su teoría» (p. 15),
da la impresión de que el autor vive en otro planeta.
A partir del triunfo de la Gran Revolución Socialis-
ta de Octubre en Rusia, el marxismo ya no es simple-
mente teoría. ¡Se ha convertido en realidad social
viva! La doctrina de Marx, Engels y Lenin se com-
plementa constantemente con experiencias creadoras
del socialismo real, de los movimientos de liberación
naiconal y de la lucha de la clase obrera en los paí-
ses capitalistas, se comprueba sin cesar con esas ex-
periencias y sigue desarrollándose en base a los nue-
vos antecedentes.
OTRO argumento de Gorz contra la teoría marxista
sobre la misión histórica de la clase obrera es el si-
guiente: «El marxismo se encuentra en estado de cri-
sis, porque la crisis ha abarcado al movimiento obre-
ro. En el curso de los últimos veinte años se ha roto
la relación entre el desarrollo de las fuerzas pro-
ductivas y el desarrollo de las contradicciones cla-
sistas ...» (p. 9).
Existen, .quizá, sólo dos posibilidades de ruptura de
esa relación: cuando en el curso del desarrollo de las
fuerzas productivas desaparecen las contradicciones
de clase y cuando éstas se solucionan, por lo menos,
al margen de la lucha de clases.
La primera posibilidad está en tal contradicción
con la realidad que Gorz ni siquiera se atreve a
afirmar algo parecido.
En lo que respecta a la segunda posibilidad, es
decir, la desaparición o el debilitamiento de las pug-
nas clasistas, Gorz tampoco formula esta tesis de
esta forma concreta. Sin embargo, acusando al mar-
xismo de rehusar las investigaciones empíricas de la
radicalidad proletaria, no menciona en su Adiós al
proletariado el desarrollo que ha experimentado en
los últimos años la lucha de clases.
A su vez, Kirsch destaca en calidad de «fenóme-
no» «el debilitamiento de las formas tradicionales
de la lucha de clases.. .»5. Al parecer, este profesor
también vive en otro planeta, o sencillamente se ha
pasado durmiendo el último decenio. Pues precisa-
mente desde finales de los años 60, advertimos en los
4
C. Marx y F. Engels. Obras, t. 2, p. 40 (ed. en ruso].
5
J. Hirsch und R. Roth. «Modell Deutschland» una so-
ziale Bewegungen. En Prokla (Probleme des Klassenkamp-
fes), West-Berlin, JÉ 40, p. 14.
52
principales países capitalistas un auge de las «for-
mas tradicionales y las formas nuevas de la lucha
de clases», en la que se revelan con nueva fuerza las
formas embrionarias de la conciencia clasista. En
este sentido, las huelgas de septiembre de 1969 se
han convertido en un jalón para movimiento
obrero en la RFA. A partir de entonces no pasa ni un
sólo año sin huelgas más o menos grandes de obre-
ros y empleados, y sin un creciente número de lock-
outs provocativos realizados por los empresarios (lo
cual, indudablemente, constituye formas «tradiciona-
les» de batallas de clases).
Especial importancia tuvieron en el último período
las huelgas de obreros metalúrgicos en el Estado de
Eaden-Württemberg, la lucha de los trabajadores de
las artes gráficas, la huelga de los metalúrgicos por
una semana laboral de 35 horas y una serie de otras
contiendas de los trabajadores. Para las batallas cla-
sistas contemporáneas se ha hecho típico no sólo su
grado de combatividad, sino también cierto aumento
de la duración de las huelgas, así como el plantea-
miento de nuevas reivindicaciones. Por ejemplo, du-
rante las últimas luchas los obreros suelen plantear
el problema de las consecuencias nefastas que pro-
voca el abuso capitalista del progreso científico-téc-
nico.
Se amplía más y más la lucha de los obreros ame-
nazados por los despidos masivos. Las luchas en las
empresas van acompañadas de manifestaciones y mí-
tines en las ciudades, la lucha de los obreros es res-
paldada por los grupos de iniciativa cívica. Eso hay
que considerar como nuevos fenómenos esenciales,
que se entrelazan con las formas tradicionales de
manifestación del antagonismo de clases, y las com-
plementan sustancialmente.
¿Cómo se puede, al presenciar esos hechos, hablar
del «debilitamiento de las formas tradicionales de la
lucha de clases» o, incluso, de la ruptura de la rela-
ción «entre el desarrollo de las fuerzas productivas
y el desarrollo de las contradicciones de clase»?
—sigue siendo un secreto de los señores Gorz y
Hirsch.
LA IDEA de que «el proletariado, como resultado
de un solo acto revolucionario, tome en sus manos
las fuerzas productivas desarrolladas por el capital»
—afirma Hirsch— es inconsistente «por cuanto esas
fuerzas productivas, si se trata de la teconología y
los bienes de equipo, no pueden ser "tomadas" en
absoluto, sino que deben ser transformadas radical-
mente en su estructura básica y desarrolladas de
n u e v o . . . A la máquina capitalista no se le puede
imprimir otra forma social sin quebrarla. Esa má-
quina lleva en sí, incluyendo sus más insignifican-
tes principios funcionales y estructurales, el signo
de las relaciones sociales existentes: las de la ex-
plotación y dominación» (p. 113). Una opinión aná-
loga expresa Gorz: «El desarrollo de las fuerzas pro-
ductivas es funcional solamente para la lógica y las
necesidades del capitalismo» [p. 9).
Observemos, ante todo, que ningún marxista afir-
ma que la clase obrera debe tomar en sus manos las
fuerzas productivas como resultado de «un solo acto
revolucionario». Por el contrario, los partidos comu-
nistas de los países capitalistas industriales, que ac-
túan en condiciones de dominio del capitalismo mo-
nopolista de Estado, parten hoy día (siguiendo la in-
dicación leninista de buscar los puentes de transición
en el camino hacia el socialismo) de que es po-
sible e, incluso, probable que el desarrollo de sus
respectivos países hacia el socialismo no se limite
a «un solo acto revolucionario», sino que posiblemen-
te exigirá fases intermedias.
El núcleo de las argumentaciones de Gorz y Hirsch
es la tesis de que la tecnología y las máquinas em-
pleadas en el capitalismo están ligadas indisoluble-
mente con las relaciones de producción capitalistas
y, por consiguiente, pueden utilizarse solamente en
el capitalismo. Aquí cabe preguntar: ¿acaso significa
eso que en el curso de la revolución socialista hay
que «destruir» toda la base material creada en el pa-
sado? Por supuesto, las clases explotadoras emplean
la técnica para lograr sus propios intereses de cla-
se, pero ello no imprime a las máquinas y la tec-
nología un carácter clasista; ellas no forman parte
de las relaciones de producción, de la base, de la
superestructura ideológica y política que han de ser
eliminadas. Gorz y Hirsch «demonizan» la técnica
(principalmente los grandes bienes de equipo). Con-
forme a sus concepciones, el mal mayor radica pre-
cisamente en la técnica y no en el abuso de ella por
parte del capitalismo.
Pero, ¿acaso a los trabajadores les es indiferente
trabajar en aras de los beneficios del gran capital,
sin tener acceso a la auténtica participación en la
organización y gestión de la producción, o utilizar
esos mismos grandes equipos con la misma organiza-
ción del trabajo para elevar su propio nivel de vida,
significando esto satisfacer con mayor plenitud sus
necesidades culturales, aumentar su tiempo libre y,
actuando a través de su sindicato, tener la palabra
decisiva en la empresa? Esa diferencia pueden igno-
rarla los enemigos rabiosos del socialismo, o las per-
sonas cuya mentalidad impuesta por la burguesía les
impide tomar conciencia de sus propios intereses, o
los pequeños burgueses, a quienes les atemorizan la
organización y la disciplina tanto en la producción
como en la sociedad.
Los marxistes no niegan en absoluto la necesidad
de cambiar, de hacer más «humanos» los equipos y
la tecnología en el curso de la edificación socialis-
ta. En particular, es preciso sustituir los estrechos y
sombríos locales fabriles (el capital se beneficia con
esa estrechez al ahorrar inversiones) por talleres
bien iluminados, con mejor planeamiento y ventila-
ción. Es preciso proteger a los trabajadores del trau-
matismo laboral y el entorno, de la destrucción. En
la organización del trabajo también deben realizarse
cambios que amplíen las posibilidades de que surjan
profesiones obreras más interesantes, reduzcan la du-
ción de la jornada laboral y, en la medida de lo
posible, disminuyan el trabajo nocturno dañino para
la salud, etc., etc.
Empero, muchos de estos cambios requieren un lar-
go período de tiempo, puesto que el proceso de «hu-
manización» de la producción depende de los rit-
mos de elevación de la productividad del trabajo, de
un mejor aprovechamiento de los logros de la cien-
cia y la técnica modernas. Semejantes transforma-
ciones en los países capitalistas se demoran precisa-
mente debido a la conservación del capitalismo y a
las consecuencias negativas que éste origina (una de
ellas es, en particular, la carrera armamentista im-
pulsada por el imperialismo). En cambio, las venta-
jas que brinda el socialismo en el terreno de la «hu-
manización» de las condiciones de trabajo han empe-
zado a ponerse de manifiesto con creciente nitidez.
En particular, la cantidad de accidentes en las em-
presas socialistas, es notoriamente más baja que en
las empresas de los países capitalistas con un núme-
ro igual de ocupados. Subrayamos: para la clase
obrera, una vez que conquiste el poder político, no
hay otro camino para lograr sus objetivos que no sea
la nacionalización socialista de toda la propiedad pri-
vada capitalista sobre los medios básicos de produc-
ción. Cualquier otra vía, proclamada en aras de cier-
to socialismo «mejorado», significaría la total renun-
cia al socialismo, en general.
PARA REBATIR que el proletariado debe tomar en
sus manos los medios básicos de producción creados
bajo el capitalismo, Gorz esgrime, en particular, el
siguiente argumento: « . . . La historia del capitalis-
mo ha creado una clase obrera que, en su mayoría,
no está en condiciones de tomar en sus manos los
medios de producción...» (p. 11). En relación con
esto, pinta un cuadro idílico del papel del obrero ca-
lificado en el capitalismo temprano, en el que
« . . . junto con el poder social y económico del capi-
tal, en la fábrica existía también el poder obrero de
carácter técnico, el cual podía perfectamente hacer
frente al primero y tenía todas las probabilidades de
derrocarlo. Claro, que éste no fue un poder de todos
los obreros en conjunto, ni el del "obrero como 1al":
se trataba del poder de los obreros calificados...
Hallándose en la cúspide de la jerarquía obrera, el
obrero no tenía nada que envidiar a la jerarquía bur-
guesa. Por el contrario, era representante de su pro-
pia cultura, y hacía frente al representante de la
burguesía de igual a igual, sintiéndose orgulloso y
decidido a colaborar con este último en la medida
en que aquel colaboraba con él, reconociendo la su-
perioridad y la soberanía del especialista» (p. 37). Y
prosigue: «)unto con el obrero calificado multilate-
ralmente... ha desaparecido la clase capaz de ela-
borar y plasmar el proyecto socialista» (p. 61).
El impresionante cuadro, reproducido por Gorz, del
poder de los obreros calificados del período del ca-
pitalismo temprano (los cuales, a propósito, estando
incluso en mejores condiciones que los obreros no
calificados, dependían por completo de las arbitra-
riedades de los capitalistas y tenían que trabajar
12—15 horas diarias percibiendo un salario que sólo
bastaba para una subsistencia elemental) dista tanto
de la realidad como los cuadros de «coparticipación
social» dibujados hoy por los empresarios y los ideó-
logos del gran capital. Si es que se habla del poder
o, para ser más exactos, de la fuerza de los obreros,
se debe hacer constar que los obreros de hoy, que se
apoyan en potentes sindicatos, son, sin duda, incom-
parablemente más fuertes que los obreros calificados
del período inicial del capitalismo. ¿Cómo, si no así,
se podrían explicar los éxitos que en los últimos de-
cenios ha logrado la clase obrera de los países ca-
pitalistas en la lucha por elevar su nivel de vida y
ampliar sus derechos?
53
 Kirsch declara que «de hecho, contrariamente a
las suposiciones de Marx, el proletariado (al pasar
por todas las escisiones condicionadas por la com-
petencia, así como por derrotas y retrocesos) no lle-
gó a ser la clase revolucionaria más consciente y
autónoma». Por el contrario, dice, la forma capita-
lista de desarrollo de las fuerzas productivas condu-
jo a que «el proletariado se convirtiese en una espe-
cie de capa, de clase subordinada, colocada eficaz-
mente por el sistema en su debido lugar y carente
de la capacidad de realizar acciones autónomas, so-
lidario-independientes y con perspectiva» (p. 143).
¡Cuánta altanería y desconocimiento de la lucha de
la clase obrera, librada tanto en el pasado como en
la actualidad, encierran estas palabras! ¿Acaso ha-
bría podido la clase obrera de los países socialistas
conquistar el poder y liquidar el capitalismo, si no
hubiese llegado a ser una clase consciente y revolu-
cionaria? ¿Acaso se puede ignorar el hecho de que
la clase obrera de los países capitalistas, pese a las
presiones legislativas y económicas del capital, pese
a todas las manipulaciones ideológicas de los medios
burgueses de información social, se levanta una y
otra vez en la lucha solidaria independiente?
Por supuesto, no se puede negar que el camino que
lleva de las «acciones solidario-independientes»
orientadas a satisfacer las reivindicaciones económi-
cas cotidianas e inmediatas, a las acciones revolu-
cionarias por la perspectiva socialista es un camino
largo y difícil. Pero indignarse por esto lo pueden
hacer sólo aquellos que conciben el desarrollo de la
clase obrera no como un proceso complicado y con-
tradictorio, sino como un proceso ideal. Tales «revo-
lucionarios», al tergiversar el estado real de las co-
sas, pretenden ahora cargar al marxismo la respon-
sabilidad por esas tergiversaciones.
Por lo demás, la «capa, colocada eficazmente por
el sistema en su debido lugar» la constituye la ca-
tegoría de «teóricos» que se cataloga de izquierda;
ellos ayudan a la burguesía a desarmar ideológica-
mente a las fuerzas que tienen una actitud crítica
respecto al capitalismo.
Todos los argumentos, esgrimidos contra la teoría
de la misión histórica de la clase obrera están en-
filados, en definitiva, a demostrar que, presuntamen-
te, a consecuencia de la «gran producción en base
a la división del trabajo» y del «sistema tecnocráti-
co», al capitalismo y al socialismo les son inheren-
tes las mismas características negativas, y que por
eso el establecimiento del poder político de la clase
obrera y el paso de los medios de producción a la
propiedad social no significarán ningún cambio en
beneficio de los trabajadores.
Gorz defiende el capitalismo también directamente
cuando afirma que el socialismo es inferior al capi-
talismo porque está basado en el método planificado
de gestión económica (p. 73).
Al impugnar el hecho de que son los monopolios
los que dominan en los países capitalistas industria-
les, Gorz escribe que «el misterio de la gran produc-
ción industrial, como, por lo demás, el de todas las
grandes formaciones militares o burocráticas, consis-
te en que nadie tiene el poder» (p. 42). Aunque el
sistema dominante es el sistema clasista, de ahí no
se desprende, en absoluto, según Gorz, que «los in-
dividuos que forman una u otra clase sean gobernan-
tes. Por el contrario, sobre ellos mismos pesa el po-
der que ellos ejercen. Es imposible detectar al suje-
to de ese poder» (p. 51). Gorz afirma que el Estado
del capital monopolista también es un Estado no cla-
sista, es un Estado «nadie: una máquina administra-
tiva, sobre la que nadie tiene poder...» (p. 71).
En la concepción del régimen social que «cons-
truye» Gorz, la necesidad de socializar los más im-
portantes medios de producción desempeña tan sólo
un papel secundario. Empeñado en su aspiración a
poner en un nivel el socialismo con el capitlismo,
niega la importancia del problema de la propiedad.
Refuta la toma del poder político ya que «unir la
política con el poder, la lucha política con la lucha
por el poder (es decir, por el derecho a dirigir el
Estado)» significa para él la «muerte del principio
político» (p. 107). Tanto más está en contra de la
conquista del poder político por el proletariado, ya
que éste, en su opinión, «dista mucho de estar en
condiciones de convertirse en el sujeto del poder»
(p. 56).
Queda sin resolver no sólo la cuestión de cómo de-
be efectuarse la revolución en la sociedad capita-
lista (la que el autor quiere eliminar) sin la socia-
lización de los medios de producción y sin la con-
quista del poder político por la clase obrera, sino
también la cuestión de las fuerzas sociales que han
de realizar estas transformaciones.
SEGÚN GORZ, «traspasar el capitalismo, renunciar
a él en aras de una racionalidad de otro género...»
lo pueden hacer «sólo las capas que encarnan o que
proclaman la disolución de todas las clases, incluida
la clase obrera» (p. 19). Gorz denomina estas capas
«no clase de no obreros». Según sus palabras, esta
«no clase» incluye a «cuantos están desplazados de
la producción como resultado del proceso de liquida-
ción del trabajo, o a los que no pueden aplicar sus
capacidades debido a la industrialización de la acti-
vidad intelectual (automatización, recolección y pro-
cesamiento de la información). Abarca a todos los
hombres superfluos en la producción social: a los
desempleados en el momento dado y a los desem-
pleados probables, a los desocupados permanentes y
temporales, totales y parciales. Es el producto de la
descomposición de la vieja sociedad basada en el
trabajo, la dignidad, el valor y la utilidad social, en
la necesidad del trabajo. Incluye a casi todas las
capas rebasando considerablemente los marcos de
aquellas a las que los "Panteras Negras" llamaban
"lumpen" en los Estados Unidos a finales de los
años 60, y se opone a la clase de los obreros perma-
nentes, organizados, que están protegidos por los
convenios laborales y los de tarifas» (p. 63). Seña-
lemos de paso que tan sólo el destino político de las
mencionadas «Panteras Negras» debería mostrar
a dónde pueden conducir las concepciones que
reconocen como factor principal no la lucha de la
clase obrera organizada, sino las acciones de grupos
marginados.
Gorz ve la ventaja de su «no clase de no obreros»
en que ésta, a diferencia de la clase obrera, no lleva
el «sello de las relaciones de producción capitalis-
tas», sino que representa el «resultado de la crisis
del capitalismo y de la disolución de las relaciones
de producción capitalistas bajo la influencia de la
nueva técnica» (p. 63). Sin embargo, el ejemplo de
las revoluciones socialistas, igual que los hechos his-
tóricos anteriores, evidencian que la transición al
nuevo régimen social jamás se realizó por aquellos
que eran producto de la descomposición social, des-
plazados a los bajos fondos de la vieja sociedad,
sino que siempre por nuevas fuerzas clasistas que
iban madurando en su seno a medida que progresa-
ban las fuerzas productivas. Claro está que otras cla-
ses y capas sociales también pueden jugar un papel
positivo, pero siempre y cuando actúen al lado de
estas fuerzas de clase progresistas.
Cuando Gorz dice, razonando sobre la «no clase de
no obreros», que esta última, a diferencia de la cla-
se obrera, «enseguida toma conciencia de sí misma»
y constituye una «subjetividad liberada» (p. 67), más
bien parece que se estuviese burlando de la gente que
arrastra una existencia miserable en los bajos fon-
dos de la sociedad capitalista y no planteando una
tesis digna de ser tomada en serio. Además, Gorz su-
braya especialmente que es propia de esta «no cla-
se» «la estrechez en la concepción global de la futu-
ra sociedad» (p. 67). Ver en eso una «ventaja» lo
pueden hacer sólo los que, a semejanza de Gorz, adu-
cen el siguiente argumento: «... no tiene sentido re-
flexionar en a dónde vamos o aferrarse a las regula-
ridades inherentes al desarrollo histórico. No vamos
a ninguna parte, la historia carece de sentido»
[p. 68). Obviamente huelga demostrar que semejante
concepción no tiene nada que ver con la política
científica, no orienta a las fuerzas que aspiran a las
transformaciones sociales, sino las desorienta.
Ya que Gorz niega la importancia del problema de
la propiedad y se manifiesta contra la conquista del
poder político por la clase obrera, su programa «an-
ticapitalista» que se expone en Adiós al proletariado
constituye uno de los ejemplos más elocuentes de lo
que es la mixtificación reformista.
J. Hirsch asimismo mantiene una plataforma refor-
mista. También considera como secundario el proble-
ma de la propiedad y (como ya hemos visto) niega
la posibilidad y la necesidad de que la clase obrera
conquiste el poder político, ya que, en su opinión,
la clase obrera es simplemente incapaz de hacerlo.
El propio Hirsch define su concepción de las trans-
formaciones sociales como «reformismo radical» (p.
165). El eje de esta doctrina es la tesis sobre la con-
secuente realización de la «autoorganización y la de-
fensa autónoma de los intereses con la modificación
en la práctica de las condiciones de trabajo y de
vida mediante la ampliación descentralizada de las
grietas y conflictos y la consecuente renuncia a ha-
cer realidad los planes emancipadores con ayuda del
Estado» (p. 165).
Quiéralo o no, Hirsch sólo fórmula con otras pa-
labras la vieja concepción reformista del arraigo
gradual en el socialismo, concepción ya hace mucho
refutada por la historia. Ni los tantos decenios de
existencia de la teoría reformista ni siquiera la prác-
tica del gobierno de la socialdemocracia han condu-
cido a la liquidación del capitalismo. Con tanta más
razón no se puede esperar del nuevo reformismo
transformación social radical alguna. Porque, a dife-
rencia del reformismo tradicional —social-demócra-
ta—, no se orienta a la clase obrera sino que (como
Hirsch) a los llamados nuevos movimientos sociales
(con lo que supone, en particular, las iniciativas des-
centralizadas y los experimentos alternativos en la
vida y el trabajo], los cuales, como hace constar el
propio Hirsch constituyen «patrimonio de las capas
medias».
ES LA CLASE OBRERA la fuerza decisiva que
ha sido y será capaz de realizar las transformacio-
nes sociales radicales. Es una realidad que no po-
drán alterar ni los cambios estructurales que se ope-
ran tanto en el seno de la clase obrera como en la
sociedad capitalista en general ni, incluso, la cir-
cunstancia de que una parte considerable de la cla-
se obrera de los países capitalistas no tiene desarro-
llada o tiene desarrollada débilmente la conciencia de
clase (sobre todo en su forma suprema como con-
ciencia socialista). Sin las acciones enérgicas de la
clase obrera serán ilusiorios todos los planes de rea-
lizar las alternativas antimonopolistas radicales o
sustituir el capitalismo.
En los países capitalistas industriales, los obreros
y empleados junto con sus familias constituyen la
mayoría aplastante de la población. La clase obrera
es en estos países el principal creador de todos los
valores. La sociedad no podría existir sin su trabajo.
Y es víctima de la más cruel y directa explotación
capitalista. A diferencia de las capas del pueblo tra-
bajador que poseen aún medios de producción, la
clase obrera no está relacionada con la clase de los
explotadores por ningún lazo de la propiedad priva-
da. En las grandes empresas está concentrado su
núcleo: la clase obrera industrial. En las condiciones
actuales, en que el proceso productivo se basa en
la división del trabajo, el funcionamiento de la eco-
nomía y, por consiguiente, toda la vida social de-
penden en grado decisivo de la actividad de esta par-
te de la clase obrera. El proceso capitalista de pro-
ducción y la concentración de los obreros en las
grandes empresas contribuyen al fortalecimiento de
la disciplina y de la organización como premisas im-
prescindibles para luchar con éxito por los intereses
inmediatos y prospectivos de todos los trabajadores.
Cuando subrayamos con tanta insistencia el papel
histórico de la clase obrera, esto no significa ni mu-
cho menos que subestimamos o incluso negamos la
importancia de otros movimientos sociales no espe-
cíficos desde el punto de vista clasista. Todo lo con-
trario, los comunistas han dedicado siempre gran
atención al movimiento en defensa de la paz, a la
lucha por los derechos democráticos, a las acciones
de los intelectuales, los campesinos y otras capas tra-
bajadoras por sus legítimos intereses. Y lo seguire-
mos haciendo en adelante. Como ya se ha dicho, en
los últimos años a estos movimientos democráticos
y sociales «tradicionales» se adhirieron otras co-
rrientes. Esto ha sido resultado de los fenómenos
cada vez más profundos de crisis en el sistema ca-
pitalista, del abuso del progreso científico-técnico por
parte del imperialismo, de la política imperialista
orientada a la confrontación atómica, así como con-
secuencia de la reglamentación estatal progresiva y
la opresión. La lucha antimonopolista se ha hecho
más diversa y eficiente.
55
 Los participantes de nuevos movimientos realizan
una labor explicativa, movilizan a los ciudadanos a
las acciones independientes, a la lucha activa por sus
intereses. Ellos hicieron ver a millones de personas
el peligro que entraña la decisión de la OTAN de
dislocar en Europa nuevos misiles norteamericanos,
la destrucción del entorno por los monopolios, la li-
quidación de los derechos democráticos, la desastro-
sa situación en la esfera de la enseñanza, el empleo
de las viviendas con fines de lucro, la discriminación
de las mujeres, la restricción de los derechos de las
minorías nacionales suscitando de este modo las pro-
testas de la opinión pública y enriqueciendo la lu-
cha política en nuestro país. Muchos participantes de
esos movimientos comprenden cada vez más clara-
mente que el peligro de guerra lo entraña el impe-
rialismo, que los monopolios son los que destruyen
el medio ambiente, que hay relación directa entre
los intereses económicos del gran capital y el cruen-
to abuso del aparato estatal de represión, que las
maniobras conjuntas de los partidos del Bundestag de
Bonn (UDC/USC, PSDA, PDL) defienden los intere-*
ses del capital.
De este modo, los movimientos democráticos y so-
ciales en la esfera extraproductiva hacen un consi-
derable aporte a la formación de la conciencia anti-
monopolista y al despliegue de la lucha antimono-
polista. Estos movimientos aplican sus propias for-
mas de acción, ayudan a revelar nuevos focos de con-
flictos en la sociedad donde domina el capitalismo
monopolista' de Estado. Gracias a ello se imprime
poderoso impulso al movimiento obrero.
Sin embargo, los «nuevos movimientos sociales»
(como los llaman muchos autores), a consecuencia de sista Popular de Guyana), O. Sánchez (Partido Gua-
su orientación política y conceptual estrecha y con-
fusa y de la composición amorfa de sus participan-
tes, no son capaces de oponer al sistema estatal mo-
nopolista de dominio una alternativa socio-económi-
ca y política clara. Lo puede hacer únicamente el
movimiento obrero revolucionario que se guía por
la teoría de Marx, Engels y Lenin.
Pero la realización de las alternativas antimonopo- Pueblo de Panamá), S. Romero (Partido Comunista
listas y del objetivo socialista de la lucha obrera re-
volucionaria será tanto más rápida cuanto más apo-
ye la clase obrera organizada a todos los movimien-
tos progresistas, por muy limitados que sean. Por K. Kervan (Partido Comunista de Turquía), S. Behak
otra parte, la unión con la clase obrera y sus orga-
nizaciones responde plenamente a los intereses pro-
pios de los participantes de los demás movimientos
democráticos y sociales. Y cuanto mayor sea su apo-
yo a la clase obrera y a sus organizaciones en las
acciones contra el capital monopolista, tanto mayo- ta de Sri Lanka), así como J. Manning (representan-
res serán los éxitos en su propia lucha.
Es por eso que el intento de contraponer a la clase Sindical Mundial) y N. Sergéev (economista soviéti-
obrera con las capas marginadas de la sociedad (se-
gún Gorz, «no clase de no obreros») como fuerza
social transformadora, y los «nuevos movimientos so-
ciales» como iniciativas descentralizadas y experi-
mentos alternativos (Kirsch), no sólo está en contra-
dicción con el papel objetivo y los intereses clasis-
tas de la clase obrera, sino que perjudica también
a las acciones democráticas y sociales en los países
capitalistas, cuyos participantes no pertenecen a la
clase obrera.
56
LAS TRANSNACIONALES
EN EL MUNDO DEL
CAPITAL
Al proseguir el estudio de las peculiaridades de la
presente etapa de la crisis del capitalismo1, la Comi-
sión de la revista para los problemas de la lucha cla-
sista en los países capitalistas industrializados orga-
nizó la discusión de los problemas relacionados con
el papel de las transnacionales en el mecanismo eco-
nómico y político de la parte no socialista del mun-
do. En la discusión tomaron parte los representan-
tes de los partidos hermanos en la revista: L. Faso
(Partido Comunista de la Argentina), R. Francis (Par-
tido Comunista de Bélgica), J. Carrera (Partido Co-
munista de Venezuela), C. Rohee (Partido Progre-
temalteco del Trabajo), I. Norlund (Partido Comu-
nista de Dinamarca), I. Malik (Partido Comunista de
Israel), P. Boychuck (Partido Comunista del Canadá),
A. Stavrou (AKEL, Chipre), R. Valbuena (Partido Co-
munista de Colombia), M. Delgado (Partido Vanguar-
dia Papular de Costa Rica), F. Dixon (Partido del
Paraguayo), A. Salim (Partido Comunista Sudanés),
J. West (Partido Comunista de los Estados Unidos),
(Partido Comunista del Uruguay), G. Kwiatowski
(Partido Comunista Alemán), J. Lava (Partida Comu-
nista de Filipinas), R. Ernán (Partido de Izquierda—
Comunistas de Suecia), R. Kollure (Partido Comunis-
te de los sindicatos de los EE.UU. en la Federación
co, ex miembro de] grupo de expertos de la ONU pa-
ra la elaboración del «Código de conducta en el tras-
paso de tecnologías»).
1
Véanse los materiales publicados en la revista sobre
el desempleo (Na 6, 1980), el análisis comparativo de dos
crisis —de los años 30 y 70— (Na 9, 1980), sobre la crisis
energética (M> 12, 1980) y la crisis monetaria (Na 7, 1981).
Los participantes de la discusión partían de que la
actividad de las corporaciones transnacionales (nom-
bre oficial adoptado en la ONU; en los documentos
de los partidos comunistas y obreros, a menudo figu-
ran como «multinacionales») ejerce constante y cre-
ciente influencia en los procesos de crisis que se ope-
ran en la economía capitalista mundial, se refleja di-
rectamente en la situación socio-económica de los
trabajadores y cambia sustancialmente las condicio-
nes de la confrontación clasista. Es por eso que el
movimiento comunista y obrero internacional se in-
terese tanto por este problema. A la internacionali-
zación de las acciones frente a la ofensiva de las
CTN estuvo dedicada en lo fundamental la Conferen-
cia de Bruselas de los partidos comunistas y obreros
de los países capitalistas de Europa Occidental
(1974), se dedicó gran atención a esta cuestión en la
Conferencia de los partidos comunistas y obreros de
Europa (Berlín, 1976).
Revista Internacional ha analizado en más de una
ocasión el problema de las corporaciones transnacio-
nales2. Sin embargo, su estudio multifacético repre-
senta no pocas dificultades. En primer lugar, por-
que se trata del análisis de todo el mecanismo de la
economía capitalista contemporánea. En segundo lu-
gar, porque muchas realidades de la actividad prác-
tica de las corporaciones transnaclonales son mante-
nidas por ellas en secreto y desconocidas para la
opinión pública. Por eso los participantes en la dis-
cusión acordaron concentrarse en aspectos como la
esencia político-económica de las CTN, su lugar en
el actual sistema de economía capitalista, algunas
consecuencias de la actividad de las corporaciones
para la situación socio-económica de los trabajado-
res, la amenaza que ellas representan para la sobe-
ranía de los Estados, en primer término para los paí-
ses en vías de desarrollo, los enfoques que diferen-
tes partidos comunistas hacen del problema y las
exigencias que ellos plantean.
Publicamos a continuación el contenido fundamen-
tal de la discusión. La Redacción espera que esta
discusión será proseguida en las páginas de la re-
vista.
Nuevo grado de concentración
Se podría decir que los viejos monopolios comer-
ciales coloniales y, más tarde, los monopolios de
materias primas fueron el prototipo de las CTN con-
temporáneas. Pero, la exportación del capital, en el
pleno sentido de la palabra, comenzó simultáneamen-
te con la formación de los monopolios nacionales:
como casos aislados en el siglo XIX y, por primera
vez en gran escala, a comienzos del siglo XX. Se tra-
ta principalmente de la formación de los cárteles in-
ternacionales que se repartían los mercados. El pro-
ceso de creación de las sucursales extranjeras, de
organización de la producción a escala internacio-
2
Véanse, por ejemplo, los materiales de la discusión
internacional de marxistes El imperialismo de los años
70: projundización de la crisis, Na 2, 1973; del grupo in-
ternacional de investigación Bases científicas de la lucha
antiimperialista, Na 5, 1973; de la conferencia teórica
internacional El imperialismo contemporáneo a la luz
de la doctrina leninista, JA 3, 1976.
nal, que caracteriza a las CTN actuales, apenas ha-
bía comenzado. En 1901, solamente 18 corporaciones
norteamericanas tenían filiales en el extranjero (47).
En vísperas de la primera guerra mundial, las cifras
se elevaron, correspondientemente, a 39 y 116. Ahora,
esas agrupaciones suelen llamarse monopolios inter-
nacionales de la «primera generación».
V. I. Lenin vio en este proceso uno de los rasgos
más importantes de la fase imperialista del capita-
lismo y definió la naturaleza política y económica de
la nueva forma de su organización.
Al analizar las leyes de la formación del capital
monopolista, Lenin relacionaba el surgimiento y cre-
cimiento de los monopolios internacionales con el
desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo
que «han rebasado el estrecho marco de las divisio-
nes de los Estados nacionales» 3 . Señaló que los mo-
nopolios internacionales son un «nuevo grado de la
concentración mundial del capital y la producción,
incomparablemente más elevado que los grados ante-
riores»4 y que la «destrucción de las barreras nacio-
nales, la creación de la unidad internacional del ca-
pital, de la vida económica en general.. .»5, es un
proceso histórico objetivo.
Lo dicho por Lenin conserva su vigor y caracteri-
za también a los monopolios internacionales de la
«segunda generación» —las actuales CTN— cuyo im-
petuoso crecimiento comenzó en los años 50.
La profundizaron de la crisis general del capita-
lismo, la reducción de la esfera de su dominio, como
resultado de la formación y fortalecimiento del siste-
ma socialista mundial, al crac de las bases coloniales
del imperialismo y la revolución científico-técnica en
desarrollo condicionan la llegada de una etapa cuali-
tativamente nueva de la concentración internacional
de la producción y del capital. Crece enormemente la
envergadura y cambia radicalmente el carácter de la
actividad internacional de los monopolios.
En 1971 fue alcanzada una cota significativa: el vo-
lumen de la producción en las empresas extranjeras
de las CTN (330 mil millones de dólares) superó por
primera vez en la historia el volumen de la exporta-
ción capitalista mundial (310 mil millones). Ese mis-
mo año, los expertos de la ONU señalaron como CTN
a unas 650 grandes agrupaciones internacionales, con
un capital circulante de no menos de 300.000.000 de
dólares cada una. El número de sus empresas en el
extranjero alcanzó la cifra de 55.000.
En los últimos dos decenios se operaron profundos
cambios en las formas organizativas, financieras, pro-
ductivas y comerciales del funcionamiento «interna-
cionalizado» de las CTN en el sistema capitalista.
Esto se debe a que el centro de gravedad de las ope-
raciones internacionales se trasladó de la esfera de
la circulación a la esfera de la tecnología y la pro-
ducción. Asi, las corporaciones transnacionales actua-
les obtienen una palanca cualitativamente más po-
derosa, en comparación con la primera generación
de los monopolios internacionales, para alcanzar el
objetivo monopolista inicial: dominar toda la parte
no socialista del mundo. La profunda integración de
3
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Cartago, Buenos
Aires,
4
t. XXII, p. 253.
Ibíd,, t. XXIII, p. 366.
5 Ibíd., t. XX, p. 355.
57
 las empresas extranjeras en los complejos interna-
cionales con el centro único que adopta las decisio-
nes y con las filiales extranjeras es el rasgo más ca-
racterístico de las corporaciones transnacionales con-
temporáneas. Al mismo tiempo, prácticamente todos
los grandes monopolios se convierten en transnacio-
nales.
La influencia de estas gigantescas agrupaciones en
los mecanismos de la economía capitalista se hace
cada vez más determinante. A comienzos de los años
80 les correspondía, en el marco de la economía ca-
pitalista mundial, cerca del 80% de toda la tecnolo-
gía, aproximadamente el 40% de la producción indus-
trial, el 60% del comercio exterior y un 80% del in-
tercambio tecnológico internacional. Se trata de un
nivel cualitativamente nuevo de la monopolización
capitalista del uso tecnológico de la ciencia, la pro-
ducción y el intercambio internacional.
En relación con esto, los apologistas de las corpo-
raciones transnacionales, que no son pocos en los paí-
ses burgueses, tratan de demostrar que las CTN son
una especie de «propagadores» del progreso tecno-
científico a escala de toda la economía capitalista
mundial. Los hechos muestran todo lo contrario. Aspi-
rando a monopolizar los resultados de la implanta-
ción de la nueva tecnología a escala internacional,
las corporaciones transnacionales concentran los lo-
gros científico-técnicos en sus principales empresas
en el país-sede, desplazan a otras firmas de la esfera
de creación de nueva tecnología, limitan las elabo-
raciones en el extranjero6. Ya a comienzos de los
años 70, en siete países avanzados del capitalismo
industrial ocho grandes CTN monopolizaban cerca del
30% de la nueva producción. A mediados del dece-
nio, 4 corporaciones de los Estados Unidos contro-
laban la elaboración de un 20% de nuevas mercan-
cías y procesos en este país. En los países-sede, las
CTN impiden el acceso a la nueva tecnología a las
firmas independientes, y en el extranjero la entre-
gan exclusivamente a sus sucursales.
Se trata, de este modo, no de la «divulgación in-
ternacional» de la tecnología por las corporaciones
transnacionales, sino de un nuevo grado de su mo-
nopolización, 'que conduce a la supeditación tecnoló-
gica de los países en vías de desarrollo y muchos
Estados capitalistas industrializados.
La actividad de las CTN en esta esfera es una an-
títesis del contenido de la internacionalización de la
vida económica y de la estructuración de relaciones
económicas paritarias entre los Estados.
Recrudecimiento de la explotación
Las corporaciones transnacionales aprovechan sus
posiciones económicas de mando para multiplicar los
capitales. Así, en 1979, cuando el mundo del capital
entraba en la tercera recesión económica del último
decenio, las ganancias líquidas de los 50 monopolios
internacionales más grandes pasaron del mil millo-
nes de dólares. En total, en la segunda mitad de los
6
Aunque a las filiales les corresponde cerca de una
tercera parte de todos los activos y de la actividad pro-
ductiva y comercial de las CTN, ellas realizan tan sólo
el 4—5% de los trabajos de creación de nuevas mercan-
cías y procesos.
58
años 70, estos gigantes del negocio transnacional au-
mentaron sus beneficios en el 240%.
Por mucho que cambien las formas de penetración
en la economía y el comercio exterior de otros paí-
ses, toda la actividad de las CTN está supeditada, en
fin de cuentas, a un solo objetivo: maximalizar las
ganancias. A lo largo de los años 70, las inversiones
extranjeras de las corporaciones transnacionales cre-
cieron de 78 mil a 193 mil millones de dólares, o sea
en 2,5 veces, y la masa de ganancias líquidas, de 9
mil a 38 mil millones de dólares, es decir, en más de
cuatro veces. Y se duplicó tan sólo en los últimos tres
años. El índice de ganancias (relación entre los In-
gresos y el capital invertido) se elevó del 12 al 21%.
Este índice es en las empresas extranjeras de las
corporaciones transnacionales norteamericanas y
otras considerablemente más alto que el de las fir-
mas locales, incluso en los países desarrollados7. Res-
pectivamente, el capital nacional de los Estados en
los que operan esas corporaciones aspira a intensi-
ficar la producción y la explotación de los trabaja-
dores. Un salario inferior en las sucursales extran-
jeras 8 permite a las corporaciones regularlo en be-
neficio suyo también en las empresas centrales. En
el decenio pasado, las ganancias de las empresas
centrales de las CTN norteamericanas superaban con
frecuencia en un 20 o más por ciento los índices de
las firmas que no tienen sucursales en el extranjero.
La propaganda burguesa trata de inculcar la idea
de que las corporaciones transnacionales son una
fuerza nueva capaz de superar las dificultades eco-
nómicas y las contradicciones, sacar el mundo del
capital de la omnímoda crisis que se profundiza. En
realidad, en su actividad se pone nítidamente de ma-
nifiesto una de las tendencias más importantes del
desarrollo del capitalismo mundial, que en los últi-
mos años se convirtió en un factor sustancial de la
profundización de su crisis general. Se trata de que
el capital monopolista es objetivamente incapaz y no
desea aprovechar los adelantos de la revolución cien-
tífico-técnica en beneficio del progreso social y eco-
nómico de la humanidad; por el contrario, los apro-
vecha profundizando los antagonismos sociales y per-
judicando los intereses cardinales de los trabajado-
res. Sobre la base del desarrollo de la nueva tecno-
logía se realiza una ofensiva sin precedentes con-
tra los derechos vitales de las masas, simultáneamen-
te con el enriquecimiento, también sin precedente, de
la cúspide monopolista.
Por ejemplo, si de 1973 a 1980 las ganancias de los
500 monopolios más grandes de los Estados Unidos,
cuya mayoría aplastante pertenece a la categoría de
las CTN, aumentaron en más de dos veces9, el sala-
rio real de los obreros norteamericanos iba dismi-
7
En Gran Bretaña, por ejemplo, las ganancias de las
filiales de las firmas norteamericanas superan en un 50%
los8 índices de las compañías locales.
A mediados de los años 70, el salarlo en las empre-
sas de la más grande corporación norteamericana, la Ge-
neral Motors, en la RFA, Inglaterra, Argentina y Brasil
constituía, correspondientemente, el 59, el 44, el 16 y
el 15% del salarlo en sus empresas en los EE.UU. En las
sucursales brasileñas de la CTN germanooccidental
Volkswagen el personal percibe una tercera parte de
los9 sueldos que tienen sus colegas de la RFA.
Teniendo en cuenta la Inflación, el crecimiento de las
ganancias constituyó más del 35%.
nuyendo invariablemente. Según datos oficiales, en
1980 era el 13% menor que en 1973. En 1981, en me-
nos de un año, el salario bajó en el 3%. Es muy de-
mostrativo que a comienzos del decenio pasado,
cuando en los Estados Unidos se observaba cierto
crecimiento del salario, en las empresas de las CTN
los sueldos aumentaban más lentamente. Y las ga-
nancias de las corporaciones transnacibnales eran
mucho mayores que las de otras firmas.
Análoga situación existe en otros países capitalis-
tas industrializados. Tan sólo en 1976—1979, el total
de las ganancias de 500 grandes monopolios euro-
occidentales y japoneses, en su mayoría de carácter
transnacional, creció en vez y media, y el salario
real en sus empresas permaneció en el mismo nivel
e incluso bajó.
Al dominar en los mercados, las corporaciones au-
mentan incontroladamente los precios, intensifican-
do de este modo la explotación extraproductiva de
los trabajadores. Por eso, la clase obrera considera la
formación internacional de precios que realizan los
monopolios como uno de los medios más peligrosos,
utilizando los cuales la burguesía trata de socavar
su nivel de vida.
Otro medio igualmente peligroso es la racionaliza-
ción de la producción que practican las CTN y que va
acompañada obligatoriamente de despidos masivos,
del cierre de las empresas en unos países y el trasla-
do de la producción a sus filiales en otros. Aquí re-
side una de las causas principales de que en los
años 70, independientemente de los altibajos de la
economía, se duplicara el desempleo en la zona del
capitalismo desarrollado y, en algunos casos, se tri-
plicara y siga creciendo.
Factor de la agudización de las
contradicciones
El creciente poderío de las corporaciones trans-
nacionales cataliza la agudización de las contradic-
ciones entre las potencias imperialistas, hace más
encarnizadas las batallas por los mercados de venta,
las fuentes de materias primas y la energía, profun-
diza también en este sector la crisis del capitalismo
mundial. El centro de gravedad de la rivalidad inter-
imperialista en los mercados exteriores se traslada
cada vez más a la esfera de las operaciones extran-
jeras de las corporaciones transnacionales de los Es-
tados Unidos, los países de Europa Occidental y el
Japón; con la particularidad de que la lucha compe-
titiva se hace cada vez más despiadada.
Como resultado de la intervención de las corpo-
raciones norteamericanas en Europa Occidental, a fi-
nales de los años 60 y comienzos de los 70 el capi-
tal de los Estados Unidos abarcó toda una serie de
sectores clave en la economía del Viejo Continente.
Apoyándose en esta plaza de armas, las CTN norte-
americanas continúan desplegando la ofensiva. De
1976 a 1979 sus inversiones crecieron aquí en el 65%,
alcanzando la gigantesca suma de 81 mil millones de
dólares. Los beneficios de las corporaciones de los
Estados Unidos en los países de Europa Occidental
aumentaron en este período de 6 mil a 16,7 mil mi-
llones de dólares, y el índice de ganancias, del 12 al
22%. La venta de la producción de las filiales euro-
occidentales superó en tres veces la exportación nor-
teamericana a Europa Occidental.
Sin embargo, en los últimos años, el proceso co-
menzó a desarrollarse en sentido inverso. Así, las
inversiones de las CTN eurooccidentales en los Es-
tados Unidos aumentaron en el 80% entre 1976 y
1979. En algunas esferas (por ejemplo, los coches, la
electrónica doméstica, algunas mercancías químicas)
ellas compiten exitosamente con las firmas norteame-
ricanas en el mercado interno de los Estados Unidos.
Las corporaciones del Japón comenzaron a Instalar
decididamente sus filiales allende el océano. Tan só-
lo en 1978—1979, las inversiones directas de los mo-
nopolios japoneses en los Estados Unidos se duplica-
ron. En total, en los años 70 ampliaron en tal grado
la esfera de sus operaciones extranjeras que adelan-
taron a algunos rivales suyos, como Francia, cuyas
transnacionales empezaron a actuar mucho antes
que las del Japón.
En el decenio pasado se triplicaron las inversiones
extranjeras de las corporaciones de la RFA. Un lugar
especial entre ellas lo ocupan los gigantes de las in-
dustrias automovilística, química y electrotécnica que
integran el grupo de los explotadores más grandes
del mundo.
La actual expansión económica exterior de los mo-
nopolios de los Estados Unidos y otras potencias im-
perialistas representa una seria amenaza para la so-
beranía económica, los objetivos del desarrollo na-
cional y las conquistas sociales de los trabajadores
incluso en países con considerable potencial econó-
mico, y también refuerza las posiciones políticas de
los círculos más reaccionarios.
Canadá es un elocuente ejemplo de cómo el capi-
tal extranjero, fundamentalmente en forma de las
CTN, establece su control en un país con economía
desarrollada. En 1973, el volumen de la venta de las
mercancías fabricadas por las filiales de las corpo-
raciones norteamericanas en Canadá superó los 56
mil millones de dólares. Ese mismo año, todo el pro-
ducto nacional global constituyó 117 mil millones de
dólares. El gran capital canadiense permitió cons-
cientemente, en el sentido convencional de la pala-
bra, la penetración de las CTN estadounidenses con
el fin de participar conjuntamente en la explotación
intensiva de los recursos locales, así como de los re-
cursos de terceros países. De este modo, hay no sólo
rivalidad sino también un entrelazamiento de los in-
tereses de las corporaciones transnacionales norte-
americanas y canadienses.
En Bélgica más de un tercio de las grandes empre-
sas (45 de 115) está bajo el control extranjero. Son
particularmente fuertes las posiciones de las corpo-
raciones de los Estados Unidos y de la RFA. Ellas no
sólo agravan el problema de la ocupación en el país,
sino que influyen negativamente —directa o indirec-
tamente— en las conquistas sociales de los trabaja-
dores belgas.
La activación de las corporaciones transnaciona-
les en la palestra internacional acarrea inevitable-
mente el reforzamiento de su papel en la formación
y realización de la política exterior de los Estados
imperialistas. Es importante que precisamente las
CTN constituyan el núcleo de los complejos indus-
59
 trial-militares de los Estados Unidos, Gran Bretaña, la
RFA y otras potencias. Sacando los superbeneficios
del negocio bélico e instigando la carrera armamen-
tista y la histeria militar, las corporaciones van en
las primeras íilas de los -que tratan de sustituir la
distensión por la guerra fría, y el respeto de los in-
tereses mutuos y ¡as relaciones paritarias, por la po-
lítica «desde posiciones de fuerza».
El móvil de esta orientación en política exterior es
del todo evidente. Cada nueva ronda de la carrera
armamentista hace crecer las superganancias del ne-
gocio bélico. En 1979, los monopolios aerocoheteriles
de !os Estados Unidos Douglas, Boeing, Lockheed,
General Dinamics y otros aumentaron su capital
circulante en una tercera parte y las ganancias
aproximadamente en dos veces. En 1981, cuando se
hizo más lento el incremento de las ganancias de
muchos monopolios norteamericanos bajo la influen-
cia de la recesión, las acciones y los ingresos de los
fabricantes de la muerte siguieron subiendo vertical-
mente. Tan sólo a raíz de la planeada producción y
emplazamiento de nuevos cohetes de alcance medio
en Europa Occidental, los contribuyentes norteame-
ricanos y eurooccidentales pagarán complementaria-
mente 7—8 mil millones de dólares que irán a parar
a las cajas fuertes de las corporaciones transnacio-
nales de los Estados Unidos.
Eso demuestra la total inconsistencia de las afir-
maciones de la propaganda burguesa sobre la «mi-
sión pacificadora» de las corporaciones transnacio-
nales que dimana, supuestamente, de su actividad
en muchos países. También en política exterior, el
rumbo de las CTN, destacamento de choque de los
monopolios, es la «reacción en toda la línea», con lo
que en cada caso no está en contradicción, natural-
mente, la carrera por intereses económicos concre-
tos.
Amenaza a la soberanía nacional
A consecuencia de la penetración masiva de las
CTN en los países en vías de desarrollo, se afianza la
posición de dependencia de estos últimos en el sis-
tema del capitalismo mundial, se ahonda el abismo
existente entre esos países y los centros monopolis-
tas. En Los primeros decenios de posguerra, entre
las potencias imperialistas y los Estados liberados se
configuró, en cuanto a la producción global per cá-
pita, la correlación de 10:1, a mediados de los años
70 ésta aumentó a 13:1, desproporción que sigue au-
mentando para el mayoría de los países.
Ahora, las corporaciones transnacionales controlan
cerca del 40% de la producción industrial y aproxi-
madamente la mitad del comercio exterior de los paí-
ses en desarrollo. En primera fila figuran las corpo-
raciones de los EE.UU. Ellas aglutinan más de la mi-
tad de todas las inversiones directas de las potencias
imperialistas en esos países; en el período compren-
dido entre 1971 y finales de 1979 las inversiones de
las transnacionales norteamericanas aumentaron de
26 mil a 48 mil millones de dólares (sólo en los tres
últimos años registraron un aumento del 80%). De
manera más acelerada amplían sus actividades las
corporaciones de Japón y la RFA.
60
En Colombia, por ejemplo, los activos de los mono-
polios extranjeros en 1980 sumaron 1.395 millones
de dólares. Es curioso destacar que dicha expansión
es respaldada por el Gobierno del país, el cual pro-
cura aplastar mediante represiones ei movimiento an-
timonopolista de los trabajadores y crear con ello
condiciones seguras para el capital extranjero.
Un papel especial desempeñan los bancos transna-
cionales. En los últimos años ellos han intensificado
drásticamente la penetración en primer lugar en los
Estados liberados. Si a mediados de los años 60, el
aflujo anual de los préstamos del capital privado ex-
tranjero a esos países totalizó 4 mil millones de dó-
lares, en 1976 superó los 26 mil millones de dólares,
y ahora, al parecer, esta suma se ha duplicado. A fi-
nales de los años 70, la deuda de los países en desa-
rrollo a los bancos comerciales totalizaba 75 mil mi-
llones de dólares, o sea, el 40% de toda la deuda ex-
tranjera. Un total de 45 mil millones de esta suma
se debe a los bancos de los EE.UU., lo cual corrobora
el papel predominante de éstos últimos en el siste-
ma global de explotación transnacional.
Incesantemente recrudece el saqueo de los Esta-
dos jóvenes. Las ganancias de las operaciones de las
transnacionales norteamericanas aumentaron allí del
17%, en la segunda mitad de los años 60, al 20%, en
la primera mitad del decenio anterior, alcanzando el
29% a principios de los años 80. En una serie de
países y en muchas ramas sus beneficios ascienden
al ciento por ciento y más. Como resultado, de 1976
a 1979, los beneficios oficialmente reconocidos que
obtienen las transnacionales norteamericanas en los
países tercermundistas, casi se duplicaron.
En su afán de demostrar que las corporaciones
transnacionales estarían al servicio de la «prosperi-
dad» de los Estados en desarrollo, la propaganda
burguesa asevera insistentemente que esas corpora-
ciones aportan un capital extremadamente necesario.
En cambio, de hecho la fuga de capital de esos paí-
ses, condicionada por la actividad de los monopolios,
a menudo supera tres-cuatro, y en algunos casos, has-
ta diez veces las ganancias obtenidas por las com-
pañías centrales y otros eslabones de las corporacio-
nes transnacionales. Se ha propagando ampliamente
la llamada autofinanciación de las filiales extranje-
ras a cuenta de la reinversión de parte de las ganan-
cias. Además, las transnacionales utilizan para hacer
sus inversiones los recursos financieros locales, en
perjuicio de las firmas nacionales y, a menudo, de
toda la economía.
Adaptándose a la cambiante situación internacio-
nal y viéndose a veces obligadas a tomar en consi-
deración las exigencias que presentan los gobiernos
de los países del «tercer mundo», las transnaciona-
les practican una gran flexibilidad. Ellas consolidan
los vínculos con la burguesía nacional y aplican de
manera creciente diversas formas de «colaboración»
con ella. A su vez, el carácter de los vínculos de la
burguesía nacional con las corporaciones erl muchos
casos está determinado por la aspiración de poder
sobrevivir aunque sea al precio de convertirse en
«socios menores» de los monopolios neocolonialistas.
Las transnacionales, por su parte, buscan mediante
la «colaboración» y la «coparticipación» las garan-
tías contra la posible nacionalización y otros actos
de soberanía por parte de los gobiernos.
El control sobre la tecnología, la producción y la
venta que las transnacionales ejercen en la econo-
mía de los Estados en desarrollo está condicionado
en gran parte por el hecho de que los contactos eco-
nómicos se realizan por los canales internos de las
corporaciones (nos referimos, por supuesto, también
a los países industriales). Como resultado de ello,
cerca de la mitad de las máquinas-herramienta y de
los equipos, así como muchas otras mercancías de
vital importancia para la economía y la población
llegan no importadas por las firmas nacionales, sino
a través de las filiales de las transnacionales. La
situación se torna aún más grave en cuanto a la tec-
nología. Cerca de las cuatro quintas partes de tec-
nología norteamericana es entregada por las com-
pañías centrales en calidad de propiedad de sus fi-
liales extranjeras, y no a los propios países en desa-
rrollo. Por otra parte, más de un tercio de las ex-
portaciones de materias primas y de otras mercancías
procedentes de esos países van a parar no al merca-
do mundial abierto, sino que son suministrados por
las filiales de las corporaciones a las compañías cen-
trales bajo las condiciones que estas últimas estable-
cen.
Enormes pérdidas ocasionan a los Estados libera-
dos los sobrepagos al importar mercancías y tecno-
logía, los bajos precios de las materias primas y de
otros productos de exportación. Según los cálculos
más modestos, sólo en las exportaciones de materias
primas con precios reducidos, esos países pierden
anualmente entre 50 mil y 100 mil millones de dóla-
res.
De este modo, el sistema de relaciones entre los
eslabones de las CTN en los países imperialistas y
emergentes se va convirtiendo en un instrumento
cada vez más poderoso para saquear a estos últimos,
para conservar su supeditación económica.
La propaganda burguesa manipula a menudo datos
estadísticos que atestiguan el crecimiento de la pro-
ducción nacional y del comercio exterior en los Es-
tados jóvenes. De hecho esas cifras reflejan en gran
parte nada más que el recrudecimiento de la explo-
tación de esos países por el imperialismo. Corroboran
convincentemente la existencia de ese fenómeno so-
cio-económico tan monstruoso que ahora se acostum-
bra denominar «desarrollo sin progreso».
Las corporaciones transnacionales se han converti-
do en el principal obstáculo en la reestructuración
del obsoleto sistema capitalista de relaciones econó-
micas internacionales. Actuando en beneficio de las
CTN, las potencias imperialistas impiden en la ONU
la aprobación de documentos que normalicen el in-
tercambio económico internacional. Ellas frenan la
elaboración de un reglamento para controlar las ac-
tividades de las corporaciones, conocido como Có-
digo de conducta de las CTN. Por ejemplo, en la
primavera pasada las potencias imperialistas impi-
dieron terminar la redacción de un documento orien-
tado a defender los derechos de los Estados en de-
sarrollo en el dominio de adquisición de tecnolo-
gías. Finalmente, las CTN recurren cada vez con ma-
yor frecuencia, de modo solapado y abierto, a pre-
siones políticas, se inmiscuyen directamente en la
vida interna de esos Estados, respaldan a regímenes
fascistas, organizan sin escrúpulos complots e in-
tentonas golpístas. Un ejemplo harto conocido de se-
mejantes acciones criminales lo constituye el papel
desempeñado por la ITT norteamericana en el derro-
camiento del Gobierno de Allende en Chile.
Coordinación de la lucha
La década del 80 se inicia bajo el signo de una re-
cia ofensiva de las transnacionales contra la sobera-
nía económica y política de muchos países, contra
los derechos vitales de las masas trabajadoras de la
parte no socialista del mundo. Las CTN reflejan en
grado creciente el carácter cosmopolita de la oligar-
quía financiero-industrial contemporánea, la enver-
gadura y la agudeza cualitativamente nuevas que
tienen los problemas socio-económicos y los antago-
nismos de la sociedad burguesa.
A las corporaciones transnacionales le hace frente
la clase obrera internacional, la fuerza antimonopo-
lista más poderosa y consciente, inspirada en las
ideas de la solidaridad clasista e internacionalista.
Precisamente por eso, los partidos comunistas ven su
tarea cardinal en elevar el grado de organización de
la clase obrera a todos los niveles y ponerla en co-
rrespondencia con el grado de internacionalización
de la producción capitalista y del capital mismo. Se
promueven al primer plano los problemas relaciona-
dos con la coordinación del movimiento huelguístico
y de otras formas de lucha de los trabajadores en
las empresas de los complejos monopolistas situados
en diversas regiones. Tan sólo las acciones manco-
munadas llevadas a cabo simultáneamente en las fá-
bricas de la Siemens [RFA), situadas en varios paí-
ses, hicieron fracasar el chantaje de ese monopolio
en Bélgica y evitaron el despido de obreros en sus
filiales belgas.
El Partido Comunista Alemán y otros partidos co-
munistas consideran útil celebrar encuentros de re-
presentantes de trabajadores de diversos países, ocu-
pados en las empresas de una misma corporación
transnacional. La experiencia demuestra que en el
curso de tales encuentros tiene lugar el intercambio
de información sobre la situación reinante en cada
eslabón de los complejos y los planes de los empre-
sarios. Esto permite definir con mayor exactitud los
objetivos de la lucha antimonopolista y coordinar
mejor las acciones concretas en defensa de los de-
rechos socio-económicos de los obreros y empleados,
tomando en cuenta las condiciones cambiantes de la
actividad sindical, configuradas bajo la influencia
del incremento del poderío económico y político de
las CTN.
No hay duda de que en la etapa actual resulta im-
posible asegurar la lucha eficaz contra las corpora-
ciones transnacionales con la sola unidad de los es-
fuerzos nacionales. Es difícil hablar de algún pro-
greso en este ámbito mientras los derechos y la pro-
pia lucha de los sindicatos se vean limitados al mar-
co nacional, al tiempo que las CTN operan a nivel
global. Por eso, la Federación Sindical Mundial plan-
teó a la Comisión de la ONU para las Corporaciones
Transnacionales la necesidad de establecer los dere-
chos de los sindicatos a celebrar negociaciones, en
61
 el marco de uno o varios países, sobre todas las
cusstiones relacionadas con la ocupación y las con-
diciones de trabajo. La FSM considera necesario lu-
char por que los códigos laborales estipulen la parti-
cipación de los sindicatos en la solución de proble-
mas referentes al funcionamiento de las empresas
como condición obligatoria para las operaciones de
las CTN en cualquier país10.
La ampliación del frente de lucha contra la estra-
tegia de las corporaciones, estrategia que amenaza
a las condiciones de trabajo y vida de los trabaja-
dores, en opinión de muchos partidos comunistas
tendría mayores perspectivas si se realizara sobre una
plataforma de nacionalización democrática de las
grandes empresas. Los comunistas de los pa!ses-se-
de de las CTN ven en ello no sólo la defensa frente
a la ofensiva de las corporaciones contra los dere-
chos vitales de su población, sino también un ins-
trumento para debilitar la opresión monopolista en
otros países en que operan.
El Partido Comunista del Canadá, por ejemplo, con-
sidera que al determinar las prioridades en la políti-
ca de nacionalización, los primeros objetos de esta
acción deben ser los sectores de la economía donde
más se hace sentir la presión monopolista de las cor-
poraciones transnacionales: la energética, la indus-
tria extractora, los bancos más grandes, vinculados
estrechamente a la cúspide de la oligarquía indus-
trial.
Los comunistas de los EE.UU. parten del hecho de
que muchos de los problemas socio-económicos más
agudos del país radican en la actividad de las CTN.
Su egoísta carrera en pos de los beneficios contri-
buye a la incontenible inflación, a la disminución
de los ingresos reales de la población y al crecimien-
to del desempleo. El partido comunista exige, como
primer paso urgente, la nacionalización democrática
de la energética y la industria, incluyendo las cor-
poraciones petroleras. Solidario con los pueblos de
los países que sufren las consecuencias de la expan-
sión económica norteamericana, el partido procura
el cese de la injerencia de las CTN en los asuntos
de otros países, denuncia el apoyo que el capital mo-
nopolista de los EE.UU. presta a los regímenes reac-
cionarios.
Los partidos comunistas de varios países de Euro-
pa Occidental conceden especial importancia en sus
programas1 de lucha antimonopolista en defensa de
los derechos de los trabajadores y de la soberanía
nacional, a la exigencia de nacionalizar los mono-
polios transnacionales más grandes y a la expulsión
del capital extranjero, principalmente norteamerica-
no, de sus economías.
Se destaca también la necesidad de aprovechar las
crecientes contradicciones existentes entre el capi-
tal transnacional y nacional, lo cual abre nuevas
posibilidades para ampliar el frente de lucha anti-
monopolista. Tomando en cuenta este hecho, el Par-
tido Comunista de Bélgica exhorta al Gobierno a
apoyar a los medianos y pequeños empresarios para
que puedan sobrevivir en la lucha contra los gigan-
10
Al mismo tiempo, el Informe de la FSM al X Congre-
so mundial de los sindicatos (febrero de 1982) hace cons-
tar que el movimiento sindical mundial no ha logrado
por el momento hallar los procedimientos para conseguir
la unidad en la lucha contra las CTN.
62
tes extranjeros y, por consiguiente, contribuir al
mantenimiento de la ocupación.
La lucha de los Estados en desarrollo se orienta
cada vez más contra la política neocolonialista de
las CTN. Las fuerzas progresistas de Asia, África y
América Latina, en primer lugar los partidos que
mantienen posiciones del socialismo científico, con-
ceden un creciente significado a los programas y me-
didas orientadas a limitar decididamente las arbi-
trariedades de las CTN. Al mismo tiempo, los parti-
dos comunistas toman en consideración el hecho de
que en muchos países liberados, los intereses de la
cúspide gobernante, de determinadas capas de la
burguesía nacional y del capital monopolista interna-
cional se entrelazan cuando se trata de la explota-
ción mancomunada de las masas trabajadoras y de
saquear las riquezas naturales.
Por ende, la propia nacionalización reviste distin-
to contenido socio-económico en los diversos países.
Por ejemplo, allí donde existe la orientación capita-
lista la nacionalización a menudo no conduce a la
expulsión de las transnacionales, que siguen recibien-
do beneficios al participar en el desarrollo de los
sectores estratégicos de la economía.
Por eso, la política antimonopolista de los partidos
comunistas —incluyendo su lucha contra la política
neocolonialista de las transnacionales— toma en
cuenta consecuentemente las condiciones específi-
cas de cada país. Así, los partidos comunistas de la
región latinoamericana, de los países del Caribe, las
Filipinas y de otros Estados, donde es especialmente
fuerte el dominio de las CTN de los EE.UU., parten
del hecho de que la liberación social se relaciona
indisolublemente con la liquidación de la dependen-
cia respecto del imperialismo norteamericano.
La ulterior expansión de los monopolios y las con-
secuencias peligrosas de este proceso dan conside-
rable fuerza de actualidad al llamamiento de la Con-
ferencia de los Partidos Comunistas y Obreros de
Europa de «activar y brindar apoyo solidario a la lu-
cha contra la política de los monopolios multinacio-
nales, política que influye negativamente en las con-
diciones de trabajo y vida de los trabajadores, y vio-
la groseramente los intereses nacionales de los pue-
blos y la soberanía de los Estados»11.
ASI PUES, el análisis de la actividad de las CTN
demuestra que éstas forman un grupo rela-
tivamente pequeño, pero poderoso y agresivo
de agrupaciones monopolistas y que se han
convertido en uno de los pilares de toda la vida
económica del sistema del capitalismo industrializa-
do. El creciente nivel de sus operaciones internacio-
nales, en su expresión cuantitativa y cualitativa, in-
tensifica los métodos y procedimientos anteriores y
engendra otros más sutiles de presión monopolista,
va acompañado de la explotación cada vez más cruel
de los trabajadores a escala de todo el mundo capi-
talista. Se trata de una nueva espiral en el desarro-
llo del capital monopolista, lo cual exige también
una nueva respuesta de la clase obrera internacional.
11
Por la paz, la seguridad, la colaboración y el pro-
greso social en Europa. Acerca de los resultados de la
Conferencia de los Partidos Comunistas y Obreros de Eu-
ropa. Moscú, 1976, p. 41.
íliM^
INTEGRÁNDOSE EN UN
MISMO TORRENTE DE LUCHA
JESÚS MONTANE OROPESA,
miembro Suplente del Buró Político y
miembro del Secretariado del CC
del Partido Comunista de Cuba
MANUEL PIÑEIRO LOSADA,
miembro del CC del Partido Comunista de Cuba
Al examinar la situación actual de la América
Latina y el Caribe, salta a la vista la dramática
y profunda crisis que caracteriza al área en to-
dos los órdenes, agravada por la demencial y
agresiva política de la Administración Reagan.
Los acontecimientos en el área latinoamerica-
na, posteriores al Segundo Congreso del PCC,
confirmaron la apreciación señalada en nuestro
máximo evento, sobre las graves consecuen-
cias inmediatas que en la vida política de nues-
tros pueblos tiene la presencia del equipo diri-
gente del gobierno de Estados Unidos encabeza-
do por Ronald Reagan reafirmándose, una vez
más, el carácter irreconciliable de la contradic-
ción entre el imperialismo norteamericano y los
intereses de los países de la América Latina y el
Caribe.
La acción de la actual Administración nortea-
mericana en el ámbito regional, está caracte-
rizada por su abierto apoyo y estímulo a los go-
biernos y fuerzas más reaccionarias; la frontal
hostilidad hacia aquellos procesos y causas que
expresan el sentimiento y los intereses popula-
res, y la virulenta propaganda anticubana que
pretende culpar a Cuba de la erupción política
revolucionaria de Centroamérica.
Sin embargo, como expresara el Primer Secre-
tario de nuestro Partido, compañero Fidel Cas-
tro, la opinión pública internacional y las fuer-
zas progresistas y democráticas de todo el mun-
do, saben que no es Cuba, en supuesta acción
subversiva, la que desestabiliza a Centroamérica;
«es el imperialismo yanki el que impuso en el
pasado gobiernos atroces y sistemas de explo-
tación despiadada en esa región; el que rechaza
en la actualidad toda posibilidad de acuerdo po-
lítico en El Salvador; contribuye cada día con
nuevos armamentos para las fuerzas represivas
de ese país; trata de ocultar hipócritamente la
barbarie genocida de sus cómplices; amenaza
con una intervención militar directa o interpues-
ta a través de los regímenes igualmente reaccio-
narios, homicidas, que le sirven en el área, y
asume la responsabilidad de que en Centroamé-
rica no exista paz»1.
Es un hecho evidente, que Estados Unidos no
tiene soluciones para los graves problemas que
afronta la región, y les resulta imposible man-
tener su hegemonía e imponer sus dictados co-
mo en otros tiempos. La única «solución» que
ofertan como alternativa, junto con el lenguaje
de amenazas y de fuerza, es la llamada libre
empresa, el flujo masivo de inversiones priva-
das y la expansión del dominio de las transna-
cionales, fórmulas que como ha quedado demos-
trado, sólo conllevan el ahondamiento de las
acentuadas deformaciones estructurales de las
economías de nuestros países, el saqueo de los
recursos naturales y las riquezas de nuestros
pueblos y el endeudamiento externo cada vez
más alarmante.
La agudización de la crisis general del impe-
rialismo y su incapacidad absoluta para resol-
verla, la imposibilidad de ofrecer alternativas a
los justos reclamos de nuestros pueblos, condu-
cen a que los círculos más agresivos del capi-
tal monopolista acudan a métodos y acciones
fascistas, contribuyendo así a avivar las tensio-
nes y prolongar los sufrimientos de los pueblos
1
Fidel Castro. Discurso en la 68 Conferencia de la
Unión Interparlamentaria, La Habana, 15 de septiembre
de 1981. Granma, 16 de septiembre de 1981.
63
 del continente, que cada vez con mayor firmeza, mo período de sesiones de la Asamblea General Conferencia de los Partidos Comunistas del área Administración republicana en El Salvador, y sus
se resisten a soportar el dominio imperialista y de Naciones Unidas abogando por una solución en el sentido de que «son diferentes las formas planes agresivos contra Nicaragua, Granada y
se rebelan contra esas políticas expoliadoras. política; las conversaciones de paz que el del proceso social y político en los países de Cuba.
Es una verdad histórica incuestionable que no FMLN—FDR presentaran a la comunidad interna- América Latina, lo mismo que el grado de parti- La experiencia histórica muestra iy las actua-
hay fórmula capaz de contener la insurgencia cional por intermedio del miembro de la Junta cipación de los sectores populares en la conduc- les circunstancias ratifican que la América La-
de los pueblos. de Reconstrucción de Nicaragua Daniel Ortega; ción directa de las transformaciones políticas y tina y el Caribe han dejado de ser el traspatio
Como reflejo de esa realidad, se yerguen las y las gestiones realizadas por la Internacional sociales»2. del imperio norteamericano. La pujanza del mo-
revoluciones victoriosas de Nicaragua y Grana- Socialista, han encontrado la sistemática resis- Sin embargo, en el empeño por las transfor- vimiento revolucionario y popular; los reclamos
da, expresiones genuinas de la ruptura de la tencia del gobierno norteamericano y la Junta maciones revolucionarias, se conjugan dialécti- de vastas fuerzas democráticas y progresistas y
estructura de dominación imperialista y mues- Militar salvadoreña, empeñados en llevar ade- camente el combate contra el fascismo, la de- las firmes posiciones antintervencionistas de va-
tras inequívocas del desarrollo cualitativo y los lante su política de exterminio. fensa de las conquistas democráticas y el en- rios gobiernos de la región, reflejan los cambios
avances del movimiento revolucionario, popular La explosiva situación centroamericana tam- frentamiento contra el imperialismo y las oli- cualitativos que se han producido a escala con-
¡y democrático en la región. Ambas revoluciones, bién tiene su reflejo en Guatemala, donde la re- garquías, integrándose objetivamente en un mis- tinental.
constituyen los acontecimientos de mayor signi- presión y la muerte alcanzan cada día a los sec- mo proceso de lucha. La batalla por reivindica- Frente a la política agresiva y a las amenazas
ficación para las luchas populares del continen- tores mayoritarios de la población; con sosteni- ciones democráticas, las demandas por cambios militares del imperialismo norteamericano, fren-
te, después del triunfo de la Revolución Cubana; do ascenso, el movimimiento revolucionario, po- estructurales de fondo y por los objetivos socia- te a sus irresponsables y anacrónicos propósitos
ellas aportan nuevas enseñanzas y reiteran con pular y democrático guatemalteco, en inevitable listas, aparecen indisolublemente unidas a la lu- hegemonistas que comprometen gravemente la
fuerza la posibilidad de vencer el control impe- reacción ante la escalada represiva, aumenta cha contra el dominio de los monopolios y el paz y la estabilidad de nuestra región y el mun-
rialista y trazar un porvenir independiente, ajus- en unidad y asesta importantes golpes al régi- imperialismo, sostenedores de las fuerzas de la do, con mayor fuerza y determinación los pue-
tado a los intereses de sus pueblos. men militar, imprimiendo nuevos bríos a su le- oligarquía y la reacción; en esa vía, la táctica blos de nuestra América levantan sus banderas
Los triunfos de Nicaragua y Granada estimula- gítima pelea por la liberación nacional y social. y la estrategia del movimiento revolucionario de combate, herederas de las más nobles y he-
ron los sentimientos independentistas y antiim- Frente a la prepotencia imperial, también el latinoamericano está orientada esencialmente, roicas tradiciones latinoamericanas y caribeñas,
perialistas de nuestros pueblos y alentaron los hermano pueblo de Panamá enarbola sus bande- por la lucha contra ese enemigo principal y co- inspiradas en el ejemplo de héroes, que como
esfuerzos del movimiento revolucionario y pro- ras de lucha por el cumplimiento de los acuer- mún: el imperialismo norteamericano. el inolvidable Comandante Ernesto Che Guevara,
gresista latinoamericano en sus luchas contra la dos del Canal y la recuperación definitiva de la La estrecha vinculación entre el movimiento con sus acciones y sus vidas, abrieron el cami-
opresión oligárquico-imperialista, por la demo- soberanía sobre esa porción del territorio. de masas y las vanguardias revolucionarias, ha no hacia un futuro nuevo, independiente y justo.
cracia y la paz. Es indudable que el auge de las fuerzas re- sido un componente de primer orden en el desa-
Frente a los intentos del Gobierno norteame- volucionarias en América Central, acelera el res- rrollo de este proceso, mostrando por un lado,
ricano y los regímenes más reaccionarios de la quebrajamiento del control oligárquico-imperia- el nivel de desarrollo alcanzado por el movi-
zona por desestabilizarlos, los procesos de Ni- lista en esa subregión, con efectos multiplicado- miento obrero, campesino, juvenil y demás sec-
caragua y Granada continúan fortaleciéndose, res para el resto del continente. tores populares y por otro, el nivel de la crisis
desarrollando esfuerzos notables por llevar ade- Y esta realidad se evidencia aún más, al cons- del sistema de dominación imperialista y bur-
lante los programas de transformación y benefi- tatar cómo en el Caribe, junto con los avances
cio popular. En medio de la hostilidad crecien- de la Revolución granadina, se verifica una re-
te del vecino del norte y la minoritaria reacción animación del movimiento popular, de las fuer-
gués de la región.
El incremento de las luchas sindicales y la
influencia cada vez mayor del movimiento obre-
TAMBIÉN
interna, que llega incluso a la amenaza de agre- zas progresistas y de la izquierda, a pesar de
sión militar, basándose en el apoyo de las más los esfuerzos de los Estados Unidos y sus alia-
amplias masas, ambas revoluciones mantienen dos incondicionales por revertir ese proceso.
ro organizado, los múltiples hechos de radicali-
zación y activación del movimiento campesino, GRANADA HIZO SU OPCIÓN
las acciones desplegadas por los sectores juveni-
su orientación pluralista y democrática. La justa lucha de los patriotas puertorrique- les y particularmente los trabajadores jóvenes
A nivel continental, aunque en términos gene- ños por su independencia y soberanía, los signos y los estudiantes, así como los progresos logra-
rales se observa un crecimiento importante y en de resistencia del pueblo de Haití frente a la dos en las luchas de las mujeres por conquistar
ascenso de la lucha de clases, es sin dudas en dictadura que los oprimo, y los propósitos de sus derechos, son realidades que confirman los
MAURICE BISHOP,
Centroamérica donde con mayor fuerza e inten- cambios presentes en el proceso surinamés, son avances del movimiento popular latinoamerica- Líder del Movimiento La Nueva Joya,
sidad se expresa el combate revolucionario y expresiones inequívocas de los avances de las no a sus vanguardias revolucionarias. Primer Ministro de Granada
popular en el presente. Allí, junto a los redobla- fuerzas populares y democráticas en el comba- Otro factor de especial significación en el
dos esfuerzos de los nicaragüenses por llevar te por conquistar sus legítimos derechos. avance de las organizaciones revolucionarias la-
adelante su revolución victoriosa, el pueblo sal- Mientras tanto, en los países suramericanos y tinoamericanas, consignado en la resolución so-
vadoreño, lidereado por su vanguardia el Fren- en particular los del Cono Sur, se observa la bre la política internacional del II Congreso del
te Farabundo Martí para la Liberación Nacional ascendente reanimación del movimiento de ma- PCC, es la unidad lograda por aquéllas y el ni- - En los últimos tiempos, la situación en la
(FMLN), escribe páginas heroicas en su pelea sas, frente al fracaso del modelo económico im- vel de coordinación y alianza con otras fuerzas cuenca del Caribe, y en particular, en relación a
contra la genocida Junta Militar Democristiana, plantado por los grupos oligárquicos y las trans- democráticas y progresistas; en particular la Granada, se ha complicado seriamente. ¿En qué
apoyada y mantenida por los Estados Unidos. nacionales y en respuesta a la acción represiva vinculación con los sectores cristianos revolucio- residen las causas?
Es en ese pequeño país controamericano don- encaminada a contener las tensiones sociales. narios, que se identifican en su bregar con la — Nuestro partido considera que la Adminis-
de el imperialismo norteamericano se empeña En Colombia, Chile, Uruguay, Bolivia, se regis- lucha popular. La unidad de todas estas fuerzas tración Reagan se propone establecer en la zo-
en demostrar su poderío, implementando «solu- tran progresos de las fuerzas revolucionarias y antiimperialistas, la coordinación solidaria de na del Caribe el dominio ilimitado de los Esta-
ciones» militaristas y de fuerza, al tiempo que del movimiento popular, en tanto en Argentina, los diferentes esfuerzos en la lucha común, es dos Unidos. Reaparecen las viejas nociones se-
rechaza los esfuerzos internacionales de media- las masas trabajadoras, luego de una etapa de la respuesta que se impone frente a las tácti- gún las cuales el mar Caribe es parte del «tras-
ción para hallar una salida política negociada reflujo, vuelven a elevar sus históricos niveles cas de aislamiento y división que permanente- patio» de los EE.UU. Están presentes los inten-
al conflicto salvadoreño, que han contado con combativos, en la lucha por sus derechos demo- mente implementa el enemigo. tos de reavivar la filosofía de la «doctrina Mon-
la disposición al diálogo y la negociación por cráticos. Ahora más que nunca, las fuerzas progresis- roe» y aplicar una política de intervención di-
parte de las fuerzas revolucionarias de ese país. Estos avances del movimiento revolucionario tas y partidarias de la paz en todo el mundo, recta en los asuntos internos de otros Estados so-
En contraposición, la iniciativa de los gobier- y popular continental, se verifican con desigual- deben mantenerse alertas y vigilantes, para
nos de México y Francia de reconocer la repre- dades en su desarrollo, ritmo y características frustrar con sus acciones solidarias y de denun- Maurice Bishop concedió esta entrevista a Jerónimo Ca-
sentatividad de los patriotas que combaten en particulares en uno y otro país, confirmándose cia, los propósitos intervencionistas de la actual rrera, representante del Partido Comunista de Venezue-
la en el Consejo de Redacción, durante una visita a Gra-
El Salvador; la resolución adoptada en el últi- así el enfoque de la Declaración Final de la 2
Granma, 16 de junio de 1975. nada.

65
heranos. Esta tendencia nos preocupa seriamen-
te. La situación creada en Washington eviden-
cia que las fuerzas de derecha predominan allí
plenamente en la adopción de las principales
decisiones políticas. El fortalecimiento de las
posiciones de los derechistas se pone de mani-
fiesto en la Casa Blanca, el Departamento de Es-
tado, el Pentágono, en Langley, en los grandes
negocios y en los medios de información masi-
va. Por eso nuestra región vive tiempos extraor-
dinariamente peligrosos.
Inspiran temores sobre todo algunas nuevas
concepciones que se están elaborando ahora en
los Estados Unidos. Así, los políticos norteame-
ricanos están hablando cada vez más de los
«enemigos de la democracia». En la práctica se
define con este término a todos los que se mani-
fiestan contra el imperialismo (no sólo revolu-
cionarios y socialistas, sino también los católi-
cos de izquierda) y los que no apoyan la posi-
ción de los Estados Unidos. En Washington se
habla mucho de la política llamada de la «vincu-
lación». Allí consideran que si en el Caribe, o en
cualquier otra región del mundo, el desarrollo
de los acontecimientos toma un cariz indeseable
para los Estados Unidos, ellos tienen derecho a
intervenir. Las últimas declaraciones de la Ad-
ministración Reagan sobre El Salvador, Cu-
ba, Nicaragua y Granada son unas amenazas
abiertas. Y las tomamos muy en serio. Es del to-
do evidente que en las condiciones actuales en
los Estados Unidos, de una profunda crisis de la
sociedad capitalista, los círculos gobernantes
norteamericanos buscan cómo justificar esa cri-
sis. Y la mejor salida, creen ellos, es hacer re-
caer la culpa en otros países. Se presentan los
argumentos más increíbles. Declaran que los
despidos de obreros en los Estados Unidos, el
cierre de hospitales y escuelas se debe a los
acontecimientos que ocurren en Cuba, Nicara-
gua, El Salvador, etc.
Para nosotros es evidente también que el
complejo militar-industrial, que gobierna en los
Estados Unidos, se ha decidido a espolear la ca-
rrera armamentista porque ésta reporta fabulo-
sos beneficios, y también porque un conflicto bé-
lico ayudaría a desviar la atención de los norte-
americanos de sus verdaderos problemas. Pese
a la derrota en Vietnam y el trauma de Water-
gate, el instinto machista se manifiesta cada vez
más claramente, agravándose por la circunstan-
cia de que el mismo Presidente se cree que es
todavía un vaquero que monta en una película
un brioso caballo. De este modo, el desarrollo
de los acontecimientos es muy peligroso para la
región del Caribe.
Subrayamos insistentemente que ante esta
amenaza, las fuerzas democráticas, progresistas,
adictas a la paz, socialistas y comunistas, de la
región, deben unirse lo más estrechamente po-
sible. Desde hace mucho, nuestro Gobierno de-
fiende la idea sobre la conversión del Caribe en
una zona de paz. Es una de las tareas más im-
portantes del período actual. Los revolucionarios
granadinos, junto con las otras fuerzas progre-
66
sistas de la cuenca del Caribe, aspiran a hacer
todo lo que de ellos dependa para elevar el ni-
vel de conciencia de las masas trabajadoras, pa-
ra ayudarles a comprender que la guerra está en
contradicción con los intereses de los pueblos,
que es ventajosa sólo para un puñado de capi-
talistas y para los imperialistas de los Estados
Unidos.
En las condiciones actuales se necesita per-
manecer vigilantes, estar dispuestos a luchar y
protestar con el empleo de los medios más efi-
cientes en caso de injerencia en los asuntos de
las Cubas, Nicaraguas, Salvadores y Granadas.
— Usted mencionó varias concepciones enar-
boladas por los círculos reaccionarios de los Es-
tados Unidos. ¿Podría comentar sobre una de
ellas, la de «guerra regional limitada», que los
círculos más irresponsables están dispuestos
a desatar en la cuenca del Caribe?
— Creo que no podemos excluir tal viraje de
los acontecimientos. Porque en Washington se
elaboran planes para cualquier situación. Recor-
demos las recientes declaraciones de Reagan,
quien considera que es posible emplear las ar-
mas nucleares en Europa y convertirla en el
epicentro del conflicto. De este modo, se desde-
ñan los pueblos de Europa, los Estados que, de
paso sea dicho, son aliados de los Estados Uni-
dos. Y si tienen esta actitud hacia sus propios
aliados, ¿qué puede decirse de nuestra región?
- ¿Cómo se puede caracterizar la situación
económica?
— La economía de nuestros países, abierta y
dependiente de los centros imperialistas, es
objeto de influencia negativa desde fuera. Así,
en Granada, la crisis mundial del capitalismo se
manifestó el año pasado en la caída de un 55%
de los precios del cacao, uno de nuestros prin-
cipales productos exportables. En lo que se re-
fiere a la nuez moscada, otra importante mer-
cancía, la tenemos más de lo que podemos ven-
der. Las bananas prácticamente no valen nada.
Los campesinos cobran doce centavos por una
libra de bananas, y la caja en que se venden
cuesta diez centavos. Como vemos, la situación
económica es muy difícil. Estas dificultades se
agravan por el peligro de guerra que se ha cer-
nido sobre los países de la región. La actividad
militarista en la cuenca del Caribe crea una at-
mósfera de creciente tensión, de inestablilidad,
que no permite un desarrollo socio-económico
progresista.
Aunque para la zona del Caribe han llegado
tiempos difíciles, no somos pesimistas. Hay to-
dos los fundamentos para creer que el nivel de
conciencia política de las masas trabajadoras se
ha elevado, aunque los resultados electorales
no siempre lo reflejan. En los últimos tiempos,
las fuerzas derechistas han ganado las eleccio-
nes en varios países anglófonos de la cuenca
del Caribe, de todos modos. Pero es un hecho
que las fuerzas de izquierda reciben cada vez
más votos, es mayor el grado de su organiza-
ción. Cuando los derechistas ganan las eleccio-
nes, al cabo de pocos meses los trabajadores de
nuevo empiezan a darse cuenta de que lo que
decía la izquierda era la verdad. Entonces, va
ampliándose el movimiento de protesta. Vemos
en ello un buen signo. Si analizamos dialéctica-
mente la correlación de fuerzas, podemos decir
que el futuro es esperanzador.
— Ya que el Movimiento La Nueva Joya es
miembro de la Internacional Socialista, ¿no
podría hablarnos del carácter de las relaciones
entre los partidos que integran esa organización
internacional? Quisiera conocer también su opi-
nión sobre la posibilidad de la cooperación de
los social-demócratas con los comunistas.
— Es importante comprender que la Interna-
cional Socialista no es una organización mono-
lítica. Es igualmente heterogénea como el mo-
vimiento de no alineación. Y entre los Estados
no alineados los hay tales como el Egipto de los
acuerdos de Camp David. En lo que a la Inter-
nacional Socialista se refiere, allí las diferen-
cias son aún más notables. La integran partidos
que apoyan al movimiento de liberación nacio-
nal, es decir, que trabajan junto con los comu-
nistas. Pero forman también parte de ella parti-
dos que tienen intereses diametralmente opues-
tos: derechistas, reaccionarios. Están represen-
tados en igual medida en la Internacional So-
cialista. La militancia se considera a veces ex-
clusivamente en el plano ideológico. A menudo
los que ocupan en esta organización las posicio-
nes más rígidas son, por su esencia, anticomu-
nistas. Ellos creen que están llamados a luchar
por ejercer su influencia a escala mundial.
El punto de vista del Movimiento La Nueva
Joya consiste en que la Internacional Socialis-
ta nos brinda otra posibilidad de ampliar las re-
laciones con las fuerzas políticas del mundo,
con los gobiernos de diferentes países. Partien-
do de ello, entramos en la Internacional Socia-
lista y desarrollamos las relaciones con los par-
tidos que la integran.
Consideramos que son buenas las actitudes
de la Internacional Socialista respecto a los paí-
ses de América Latina y de la cuenca del Cari-
be. La Internacional Socialista apoya a Nicara-
gua, al pueblo salvadoreño, se solidariza con
el proceso revolucionadlo en Granada, se opone
a la política de los incendiarios de la guerra en
la Administración de Reagan. Esto es un fenó-
meno positivo.
De este modo, tenemos una base objetiva para
entablar la colaboración. Pero el problema re-
side en con qué partidos concretamente pode-
mos y debemos colaborar. No hay dudas de que
en la Internacional Socialista hay partidos cu-
yas posiciones son tan reaccionarias que ellos
mismos no querrán colaborar con los comunis-
tas.
— Todos los que han visitado Granada han
podida ver con sus propios ojos, que el pueblo
granadino apoya sinceramente las transforma-
ciones revolucionarias. ¿En aué consiste la esen-
cia de estas transformaciones y cómo podría de-
finirse la presente etapa de la revolución y sus
perspectivas?
— En el Movimiento La Nueva Joya y en el
Gobierno revolucionario consideramos que aho-
ra Granada se encuentra en una etapa de desa-
rrollo antiimperialista y nacional-democrática,
con una orientación socialista.
Esto presupone resolver toda una serie de ta-
reas primordiales. Una de ellas está relaciona-
da con el restablecimiento de los derechos de-
mocráticos, 1liquidados en el período del Gobier-
no de Gairy , y con su considerable ampliación.
Por vez primera, los obreros granadinos, los tra-
bajadores, obtuvieron no sólo los derechos polí-
ticos, sino también los derechos socio-económi-
cos. Con este fin tomamos diversas medidas, en
particular anulamos las leyes represivas e im-
plantamos una legislación que está orientada a
elevar el papel de la clase obrera, aprobamos
un decreto sobre la remuneración igual del tra-
bajo de las mujeres en el sector estatal.
En la presente etapa es necesario desplegar
al máximo el proceso de democratización, ase-
gurar a las masas mejores condiciones para par-
ticipar directamente en el ejercicio del poder del
pueblo, la democracia de nuevo tipo. Con este
objetivo fueron creados los «consejos parroquia-
les» (ahora zonales, ya que rebasaron el marco
de la parroquia), así como los consejos de tra-
bajadores, consejos femeninos y consejos de la
juventud. Ahora las gentes tienen la posibilidad
de reunirse regularmente una vez al mes en
las empresas y en el lugar de residencia. El ob-
jetivo de las reuniones consiste no sólo en
expresar los puntos de vista, sino en incorporar-
se realmente a la toma de decisiones, ayudar a
dirigir el país. Consideramos que este proceso es
muy importante y aspiramos a que se opere lo
más rápidamente posible.
Otra tarea candente es sacar la economía
granadina de las garras del imperialismo. El Es-
tado desempeña el papel clave en la solución de
esta tarea. Por primera vez en la historia del
país el Estado vela por desarrollar acelerada-
mente el sector estatal de la economía.
En Granada hay ahora 31 granjas estatales
con una superficie total de casi 4.000 acres. Allí
se trabaja en el mejoramiento de la organiza-
ción de la producción, se implantan nuevos mé-
todos de gestión. Fue adoptado el principio de
distribución de las ganancias, según el cual los
trabajadores de las granjas reciben una tercera
parte de las ganancias netas. Fue anulado el ré-
gimen de secreto comercial. Por eso los obreros
conocen lo que se hace en la granja, los planes
de desarrollo, las pérdidas corrientes y las pers-
pectivas de obtener ganancias. Los obreros dis-
cuten activamente todas estas cuestiones, com-
prenden las necesidades del crecimiento de la
1
Eric Gairy, quien se afianzó en el poder gracias a la
protección de las autoridades coloniales británicas, ins-
tauró un íeroz régimen represivo en el país. La dictadu-
ra de Gairy fue derribada por la insurrección triunfante
de 1979. —N. de la Red.
67
 producción y hacen su aporte a la toma de deci-
siones.
Un gran obstáculo para la participación de las
masas en la dirección del país es el bajo nivel
cultural. Gran parte de la población de Granada
es analfabeta. Naturalmente, tuvimos que hacer
grandes esfuerzos para elevar el nivel de ins-
trucción y la cultura general de los trabajado-
res. Trabajamos ahora en esta esfera, emplean-
do las campañas masivas.
Actualmente, el Estado participa activamente
en la esfera financiera. Por primera vez Gra-
nada posee su propia institución bancaria: el
Banco Nacional de Comercio. Es ya el segundo
banco del país. Aspiramos a desarrollar el turis-
mo y la empresa turística estatal, la Grenada
Resorts Corporation, ya compite con el sector
privado.
El objetivo de la Empresa Nacional para la
Importación, formada por el Gobierno, consiste
en liquidar la preponderancia de los monopo-
lios extranjeros en el comercio exterior y en el
mercado interno. Logramos esta meta en la ven-
ta del azúcar, arroz y cemento. Las medidas
adoptadas contribuyeron a disminuir los precios
de los productos mencionados para la gente
común de nuestro país. Esperamos que en 1982
la lista de las mercancías controladas será am-
pliada. Hacemos todo lo que de nosotros depen-
de para que estos productos se vendan a pre-
cios más bajos. En este caso, la ganancia no es
el criterio principal. Lo fundamental es dar a
los trabajadores mercancías baratas y disminuir
de este modo la carestía heredada del régimen
anterior.
En política exterior, aspiramos a desarrollar
las relaciones con las fuerzas progresistas del
mundo entero. Siguiendo la línea de no alinea-
ción y ateniéndose a posiciones antiimperialis-
tas, en los últimos tres años Granada ha estable-
cido firmes lazos con los movimientos de libe-
ración nacional, con los Estados no alineados,
con los países socialistas, en particular con la
Cuba revolucionaria. Con Cuba mantenemos rela-
ciones extraordinariamente estrechas. El Gobier-
no y el pueblo de Cuba prestan a Granada un
enorme apoyo internacionalista, fraternal, que
incluye la ayuda en la construcción de un gran
aeropuerto internacional.
Hemos roto decididamente con la línea de
Gairy, quien cooperaba estrechamente con Pino-
chet, con Duvalier y el anterior dictador surco-
reano Park Hee- Ahora Granada aplica una po-
lítica exterior independiente, basada en los prin-
cipios de la igualdad, la soberanía y la paz.
ACOTACIONES DEL ENTREVISTADOR
Analizando las enseñanzas que se derivaban de la
Revolución de Octubre, Lenin insistía mucho en que
habría que tomar en cuenta que cada revolución si-
guiente, pese a estar inscrita en un marco global de-
terminado, con rasgos generales comunes respecto a
otras revoluciones, de todos modos se presentaría en
condiciones específicas muy concretas y tendría por
68
lo tanto sus particularidades resaltantes. Esta refle-
xión teórica nos viene a la mente, de manera casi
automática, cuando nos metemos dentro de la singu-
lar atmósfera de todo proceso revolucionario, espe-
cialmente durante sus años iniciales. La revolución
que desde hace tres años se viene desarrollando en
la diminuta isla caribeña de Granada 2 , a partir de la
sorpresiva insurrección desatada en la madrugada
del 13 de marzo de 1979 por un reducido pero muy
cohesionado grupo de jóvenes revolucionarios que1
derrocaron al dictador Eric Gairy3, confirma plena-
mente la mencionada observación leninista.
En general, la revolución granadina es parte del
proceso mundial de liquidación del colonialismo a la
vieja usanza y de un creciente enfrentamiento de los
pueblos de todo el mundo con la política neocolo-
nialista de los monopolios imperialistas. Es una no-
table manifestación de un fenómeno político que qui-
zás no ha sido todavía percibido mundialmente a ple-
nitud: el deterioro a fondo de las posiciones del im-
perialismo norteamericano en su vital dominio de la
cuenca del Caribe.
La situación en Granada se caracteriza ahora por
el inevitable choque de la revolución y sus enemi-
gos naturales, alentados éstos por la política inter-
vencionista de Washington. En consecuencia, el pue-
blo trabajador de Granada se encuentra hoy ante el
mismo dilema que otro pueblo caribeño, el de Cuba,
tuvo que enfrentar hace ya más de veinte años: pro-
fundizar el cauce de la revolución o perder sus con-
quistas revolucionarias. En estos tres años las con-
diciones, tanto subjetivas como objetivas, han ma-
durado al calor de la amenaza imperialista y colocan
realmente al país en una vía de desarrollo que no es
la del capitalismo.
Curiosamente, tal como sucedió en Cuba, la agresi-
vidad de los Estados Unidos constituye hoy en Gra-
nada, y también en la Nicaragua sandinista, una
fuente mayor de impulsos para la marcha de la re-
volución. Washington pretende cerrarle el paso al
socialismo, pero en realidad lo que consigue con su
torpe política es lo contrario. Por patriotismo, en
todo el Caribe, hasta muchos antiguos adversarios
del comunismo se hacen partidarios del socialismo..
El Gobierno de los Estados Unidos nunca se había
preocupado, ni en lo más mínimo, por la suerte de
la pequeña isla y sus pobladores. Fuese bajo la abier-
ta dominación colonial británica o durante el régi-
men neocolonial del tiranuelo Eric Gairy, jamás los
gobernantes norteamericanos se detuvieron un mo-
mento a pensar en las maneras de ayudar al pueblo-
de Granada. Pero al día siguiente del estallido revo-
lucionario ya los Estados Unidos expresaban oficial-
mente «gran preocupación» por lo ocurrido y desde
entonces no han cesado en sus empeños descarados,
contra el Gobierno popular. Lo que Washington no
quiere tomar en consideración es que se trata de un
gobierno apoyado por la inmensa mayoría del pue-
blo. Tiene ese gran apoyo de masas, que puede ser
constatado por cualquier visitante que pase en la
isla unos pocos días, no sólo por ser un gobierno que
acaba de reemplazar a una dictadura. La verdadera
razón de su elevada popularidad reside en el hecha
de haber aplicado en estos tres años una política al
2
El territorio del Estado (las islas de Granada y Carria-
cou y Petit Martinique, estas últimas de la cadena de las-
Granadinas) es de 344,5 km 2 ; población: 115.000 personas.
—N. de la Red.
5
Sobre la historia de la insurrección y los primeros,
tiempos del poder popular, véase R. Jacobs. Granada: en
el camino de la democracia popular. Revista Internacio-
nal, NQ 9, 1980. —N. de la Red.
servicio de los trabajadores y del pueblo en gene-
ral, a la par que ha administrado los pocos recur-
sos económicos del país con honestidad y mucha
eficiencia. Allí las gentes han comprendido perfecta-
mente que cuando los Estados Unidos hablan de una
supuesta restitución de «la democracia» en Granada,
de lo que en verdad se trata es justamente de lo
opuesto. Para los pueblos caribeños, por .cierto, se-
gún les ha enseñado su experiencia propia, el len-
guaje del Gobierno norteamericano tiene que ser so-
metido siempre a interpretación, pues significa pre-
cisamente lo contrario de lo que indican sus pala-
bras.
Surge la interrogante, de todos modos, de si será
posible que un país tan pequeño y tan pobre, como
lo es Granada, salga exitoso de la conflictiva situa-
ción que le ha creado el Gobierno de los Estados
Unidos. En cierto modo las dudas se alimentan de
una apreciación pesimista de la política de Ronald
Reagan, a cuyas amenazas verbales se ha querido
atribuir la fatalidad de las famosas maldiciones gi-
tanas. Para intentar dar una respuesta, creemos fun-
damental la evaluación correcta de la correlación de
fuerzas, al nivel interno y al internacional, que afec-
ta a la revolución en estos momentos. Pero también
es básico el examen cuidadoso de los aspectos rela-
tivos a la organización y la conducción de las fuer-
zas revolucionarias, y eso lo trataremos de hacer se-
guidamente.
En nuestro tiempo, los ideólogos burgueses ponen
el mayor énfasis en la propagación de la idea del lla-
mado «pluralismo» como expresión quintaesenciada
de la democracia. Para ellos, lógicamente, la exis-
tencia de una variedad de partidos, incapaces de ase-
.gurar una dirección coherente para el conjunto del
movimiento revolucionario, es la mejor garantía del
éxito de las fuerzas reaccionarias. Numerosos casos
contemporáneos en la historia del movimiento revo-
lucionario mundial han demostrado hasta la saciedad
la incomparable importancia del papel del partido en
las revoluciones modernas. Y las experiencias con-
cretas nos han probado igualmente .que los proce-
sos de creación y consolidación del partido dirigen-
te de la revolución pueden ser muy diversos.
Entre los muchos elementos favorables para los rá-
pidos progresos de la revolución granadina, segura-
mente uno de los de mayor peso ha sido aportado
por el hecho de que ha contado en todo momento
con una alta calidad de dirección. El núcleo dirigen-
te comenzó a integrarse antes de la toma del poder,
con la unificación en 1973 de dos grupos de izquier-
da, para tomar su actual nombre de Movimiento La
Nueva Joya. Y precisamente este movimiento condu-
jo al pueblo a la insurrección victoriosa.
En un país tan poco industrializado y con una vida
económica basada en la agricultura y el turismo, era
inevitable que en la formación inicial del partido pe-
saran grandemente las personalidades intelectuales
y cuadros provenientes de la pequeña burguesía. Al
mismo tiempo, sin embargo, sus dirigentes se liga-
ron estrechamente a las actividades sindicales, to-
mando participación directa en las huelgas y otros
conflictos laborales que precedieron al triunfo revo-
lucionario. Con otras palabras, los líderes del MNJ
cursaron la escuela de la lucha clasista.
Es indudable que la dirección única es un atribu-
to Inapreciable para los revolucionarios. Renunciar a
tan valiosa conquista, para complacer razones de
aparente democracia, sería comprometer la estabili-
dad y el futuro mismo del proceso revolucionario.
En Granada, con muy buen juicio, todas las fuerzas
revolucionarias se agrupan cada día con más firme-
za dentro de un único partido y alrededor del núcleo
dirigente encabezado por el compañero Maurice Bi-
shop.
Puede decirse que el partido ha venido cristalizan-
do su propia estructura sobre la base de poderosos
movimientos de masas que se han creado últimamen-
te. Es significativo que tanto la organización de mu-
jeres cómo la juvenil tengan cada una alrededor de
siete mil miembros. Por su parte, crecieron y se
unificaron los sindicatos, que ahora cuentan con
unos diez mil afiliados. También existe una organiza-
ción campesina, con mil miembros, y funciona asi-
mismo una de pioneros con seis mil niños. En cuanto
a la defensa directa de la revolución, aparte del pe-
queño cuerpo militar que se ha ido formando, han
tomado un gran auge las milicias populares armadas,
que realizan largos desfiles por toda la isla y llenan
de júbilo al pueblo entero. Seguramente como fuerza
de combate no inquieten a Washington, pero sí le
meten suficiente miedo a sus desmoralizados agen-
tes internos.
Digamos también unas pocas palabras sobre el as-
pecto del fondo ideológico en el movimiento revolu-
cionario granadino, pero con la advertencia de que
es una opinión de un simple visitante. Es compren-
sible, por múltiples razones, que en este sentido la
maduración sea relativamente lenta, permitiendo al
movimiento hacer sus propias experiencias y contras-
tar la teoría con la práctica.
El Movimiento La Nueva Joya es miembro pleno de
la Internacional Socialista4. Sus dirigentes, no obs-
tante, en ningún momento han tratado de ocultar sus
pensamientos marxistas, su estrecha amistad con Cu-
ba y Nicaragua, su deseo de fortalecer nexos con los
países socialistas. Cuando nos entrevistamos con el
compañero Bishop, claramente expresó su criterio de
que la revolución granadina se encuentra ahora en
su etapa nacional-democrática y antiimperialista, pe-
ro con una orientación socialista.
En Granada son los hechos justamente, de su polí-
tica económica y de su actuación internacional, los
que indican con creciente firmeza que el Gobierno
revolucionario contempla seriamente la posibilidad
de pasar en un momento dado a una vía de desarro-
llo socialista.
Construir el socialismo en un país de las dimen-
siones de Granada parecería a primer impulso una
visión propia de los utopistas clásicos. Sin embargo,
también el socialismo en un solo país les pareció a
muchos que era una utopía, y luego, cuando no pu-
dieron negar la evidencia de que en la URSS se ha-
bía edificado el socialismo, esos mismos incrédulos
comenzaron a decir que era un caso único, excepcio-
nal.
Hoy, pese a todos sus enemigos, existe una amplia
comunidad de países socialistas, formada por países
de variadas magnitudes territoriales y demográficas.
Su verdadero denominador común es la ideología, su
identificación ideológica con el marxismo-leninismo,
con la teoría científica de la revolución y de la cons-
trucción socialista. Esa teoría ha probado, en la
práctica, que para los trabajadores de cualquier país,
grande o pequeño, su propia organización —apoyada
en la idea primordial del internacionalismo proleta-
rio— es la clave que les permite vencer todas las
dificultades y adversidades.
La clase trabajadora de Granada tiene por delante
4
Su solicitud de admisión fue presentada y aceptada
en noviembre de 1980, durante el congreso de esa inter-
nacional celebrado en Madrid. Es decir, año y medio des-
pués de estar en el poder.
69

muy graves problemas económicos, y por si fuese
poco, un peligroso y poderoso enemigo, el imperia-
lismo norteamericano, que le incrementa esos proble-
mas mediante el boicot comercial y turístico, el blo-
queo financiero y la guerra sicológica. Pero también
tienen los trabajadores granadinos amigos de verdad,
en todas partes del mundo, que son sus hermanos de
clase y les apoyarán en sus luchas. Por eso la cons-
trucción del socialismo en una isla tan pequeña y de
tan limitados recursos, no puede verse en modo algu-
no como imposible. Desde luego .que construir una
economía socialista a una escala tan reducida es un
verdadero reto para sus planificadores. Pero la cons-
trucción socialista, como la revolución misma, no es
sólo el producto del pensamiento científico. En su
realización tienen igualmente un gran papel el hu-
manismo, la literatura y las artes. Por lo tanto, si se
nos permite hacer una analogía, aplicable al caso de
una orientación socialista de la revolución granadi-
na, tengamos en mente que el admirable Moisés de
Miguel Ángel, con sus grandiosas dimensiones no ha-
ce menos apreciables las miniaturas de la orfebre-
ría de Benvenuto Cellini.
Hoy día en todos los continentes la gente de con-
vicciones progresistas y democráticas comprende bien
que la solidaridad con el pueblo de Granada es una
tarea impostergable. Y un papel importante en esa
campaña internacional de solidaridad corresponde a
los comunistas.
JERÓNIMO CARRERA,
miembro del CC del Partido Comunista
de Venezuela
PAÍS SOBERANO
EN LAS CADENAS
DEL NEOCOLONIALISMO
THONGCHAI PONGSANTI,
sociólogo tailandés
Tailandia es el único país del Asia Sudoriental
que logró evitar la colonización directa y conservar
su soberanía estatal. Sin embargo, durante muchos
decenios en la práctica fue una semicolonia.
Después de la II Guerra Mundial siguió otra vía de
desarrollo a diferencia de la mayoría de los países
sojuzgados y dependientes. Al mismo tiempo que en
la región afro-asiática iban desplegándose amplia-
mente las revoluciones antiimperialistas de liberación,
nuestro país se convertía en grado creciente en un
vasallo del imperialismo. A raíz de ello, las potencias
70
imperialistas han tenido aquí, en el último cuarto del
siglo, posibilidades prácticamente ilimitadas de apli-
car su política de opresión.
En el campo de los piratas imperialistas todos se
guían por sus propios intereses. Pero se deja sentir
también la mano del director de orquesta: el impe-
rialismo norteamericano. Desde hace varios decenios
viene practicando la penetración político-militar,
económica e ideológica en Tailandia. Los Estados
Unidos ayudaron a los reaccionarios serviles a tomar
el poder, a liquidar los adversarios políticos; bajo el
control de los Estados Unidos fueron reestructura-
das las instituciones económicas y políticas naciona-
les, se realizaron campañas ideológicas masivas con
ayuda de cuadros bien preparados y de instituciones
especializadas como el Instituto Pedagógico de
Prasanmitr y el Instituto de Gestión Estatal. Como re-
sultado, el país iba integrándose cada vez más en el
sistema neocolonial que se imponía desde fuera.
Desde el comienzo mismo, los neocolonialistas ca-
muflaron su política recurriendo a las consignas de
«modernizar» Tailandia, contribuyendo a elaborar los
«planes de desarrollo nacional» y numerosos proyec-
tos de menor alcance. Un grupo de investigadores
norteamericanos caracterizó esta línea como una
«nueva forma de la lucha antiinsurreccional» en la
que la «actividad de los destacamentos del desarro-
llo se compagina con las acciones policiacas, y la
construcción de carreteras, los nuevos cultivos
agrícolas y los esfuerzos en la educación, con una
preparación policiaca y militar especial». Como re-
sultado, señalaron ellos, la presencia norteamericana
directa se extendió a los lugares más alejados de
Tailandia. Los «peritos» científicos analizaron la es-
tructura de la sociedad rural y de la conciencia cam-
pesina, y los consejos militares organizaron en las
aldeas «grupos para el mantenimiento de la segun-
dad y unidades móviles de defensa con el fin de
unir a todos los que potencialmente puedan simpa-
tizar con los comunistas, en los destacamentos anti-
comunistas»1. La realización de los planes de «mo-
dernización» dependía principalmente de la «ayuda»
de los Estados Unidos, ayuda que, según el consejero
norteamericano en nuestro país, J. A. Caldwell, esta-
ba relacionada directamente con lo grave que, a jui-
cio de Washington, era la «amenaza comunista» pa-
ra Tailandia y el Asia Sudoriental en su conjunto.2
El Pentágono y la CÍA ayudaron a crear un apara-
to represivo ampliamente ramificado. Se efectuó la
preparación de asesinos profesionales al estilo de
los famosos «boinas verdes». Instigadas por las autori-
dades, bandas de estos mercenarios persiguen y eli-
minan a las personas progresistas.
Al concertar con Tailandia una serie de acuerdos
sobre la colaboración militar, los Estados Unidos es-
tablecieron su total control sobre las fuerzas arma-
das locales. El ejército tailandés «americanizado» se
empleaba no sólo para las represiones en el país, si-
no también en las guerras agresivas del imperialis-
mo de los Estados Unidos: en Corea, Vietnam, Laos
1
Human Rights and the US Foreign Assistance Program.
Fiscal Year 1978, Part 2: East Asia. Washington, 1977
p. 66.
2
Véase J. A. Caldwell. American Economía Aid to Ttiai-
land. Lexington, 1974, p. 27.
y Kampuchea. Aunque los Estados Unidos retiraron
sus tropas de Tailandia después de ser derrotados en
Indochina, no perdieron el control sobre el ejército
tailandés. Pese al desmoronamiento de la SEATO y
la liquidación del cuartel general del bloque en
Bangkok, Washington sigue declarando que sus com-
promisos dimanantes del Pacto de Manila de 1954
continúan en vigor. Todas las obras militares norte-
americanas en nuestro territorio están dispuestas pa-
ra su eventual utilización por el Pentágono.
En otras palabras, el país está integrado como an-
tes en la estrategia regional y global del imperia-
lismo. Como consecuencia de la injerencia de
Washington y Pekín en los asuntos internos de la
Kampuchea popular, crece el torrente de suministros
militares a Tailandia. En 1979—1980, su volumen se
cuadriplicó en comparación con el trienio anterior.
En 1980, nuestro país compró armas a los Estados
Unidos por una suma de 220 millones de dólares y, al
año siguiente, por la de 300 millones. El Pentágono
pertrecha al ejército tailandés de tanques, obuses,
cazas y armas cohetéales. Junto con las asignacio-
nes para mantener los servicios punitivos, los gastos
bélicos constituyen más de una cuarta parte del pre-
supuesto estatal. En el presente año fiscal se asigna
para estos objetivos la inmensa suma de 1.325 millo-
nes de dólares. El Gobierno tiene poderes ilimitados
para comprar armamento.
Controlando la burocracia local, ante todo el ejér-
cito y la policía, y ejerciendo fuerte influencia en los
círculos feudal-aristocráticos y monopolistas bur-
gueses, así como en los partidos de derecha, los Es-
tados Unidos tienen la posibilidad de dirigir a su
antojo el curso de los acontecimientos en Tailandia.
Desde los tiempos de la II Guerra Mundial, to-
dos los cambios políticos no han hecho más que re-
forzar las posiciones del imperialismo de los Estados
Unidos. No es casual que Yai Switchart, veterano de
la escena política tailandesa, declarara después de
las elecciones de enero de 1975: independientemente
de los resultados de la votación, el Gobierno puede
ser formado sólo por aquellos que cuentan con el
apoyo y la benevolencia de los militares, del rey y la
CÍA.
La dependencia de nuestro país de los Estados Uni-
dos crece también en la esfera de la economía. Las
inversiones norteamericanas privadas en Tailandia en
el período de 1960 a 1977 constituyeron más de 11 mil
millones de bahts (más de 560.000.000 de dólares)3.
Por los canales gubernamentales los Estados Unidos
concedieron centenares de millones de dólares en
condiciones leoninas. El país se vio obligado a pedir
un préstamo de más de 2 mil millones de dólares a
las organizaciones financieras internacionales con-
troladas por los EE.UU., como el Banco Internacio-
nal de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD], la Corpo-
ración Financiera Internacional, la Asociación Inter-
nacional para el Desarrollo y el Banco Asiático de
Desarrollo (BAD) 4 . Buscando recursos, Bangkok so-
licitó otros 2 mil millones de dólares al grupo con-
3
Report on Investment Promotion, Bangkok, 1977. 1 dó-
lar4 USA = 20 bahts.
Véase AID. Reports on US Ouerseas Loans and Grants
and Assistance from International Organization. Washing-
ton, 1979, pp. 82, 228.
sultivo para los problemas de Tailandia, grupo del
que forman parte las principales potencias imperia-
listas, así como el BIRD y el BAD (los acreedores
acordaron, sin embargo, conceder tan sólo mil millo-
nes, incluidos 650 millones por la línea del BIRD y el
BADJ. El resultado natural de esta política es el brus-
co crecimiento de la deuda externa, a lo que con-
tribuye también el déficit en el comercio exterior,
que aumenta constantemente, en particular con el
socio norteamericano.
Según los datos del Banco de Tailandia, en 1980 el
déficit de la balanza de pagos corrientes constituyó
el 7,5% del producto nacional bruto, proporción que
superó ese índice en otros países de Asia. En el infor-
me sometido a consideración del Gobierno en el oto-
ño del mismo año se confirma la conclusión del BIRD
que, de mantenerse en el mismo nivel el déficit de la
balanza de pagos en las operaciones corrientes, la
deuda externa crecerá de 3,5 mil millones en 1980 a
25 mil millones en 1986. El pago de intereses a los
acreedores constituirá más de una cuarta parte de
los ingresos provenientes de la exportación.
INFLUYENTES CÍRCULOS de la sociedad tailande-
sa —los elementos feudales que conservan su fuer-
za, la burguesía intermediaria, representantes del ca-
pital monopolista local y de la burocracia política—
ayudan a los Estados Unidos a realizar su rumbo
neocolonial.
La liquidación de las relaciones feudales comenzó
formalmente a partir de la revolución de 1932. Adap-
tándose gradualmente a la modificada situación, los
terratenientes empezaron a seguir la vía capitalista
de desarrollo y, ahora, la mayoría de ellos están
unidos con la burguesía monopolista local. A decir
verdad, en el país quedan todavía grandes haciendas
feudales, sobre todo en las provincias centrales y
septentrionales.
Al perder sus posiciones dominantes en la econo-
mía, los elementos feudales conservaron gran in-
fluencia en la vida social. El rey —símbolo máximo
del poder feudal— es considerado como una divini-
dad por cierta parte de la población. Tailandia es
una monarquía constitucional, pero el jefe del Go-
bierno no es, ni mucho menos, una figura nominal en
la escena política nacional. Goza de amplio apoyo
de las fuerzas conservadoras, de los generales y de
la burocracia; ejerce gran influencia en el desarro-
llo de la política. Además, el monarca siempre ha
colaborado más bien con los regímenes y agrupacio-
nes abiertamente dictatoriales que con los partida-
rios de la orientación democrática.
Debido a las peculiaridades del desarrollo socio-
económico, la formación capitalista en Tailandia se
estructuraba principalmente al amparo de la empre-
sa privada extranjera, con la que están relacionados
los círculos feudales locales y las capas pudientes
de la comunidad china. Eran muy limitadas las po-
sibilidades para que se formase la burguesía tai na-
cional. En las condiciones de un peculiar vacío cla-
sista, su lugar fue ocupado por dos capas interme-
dias. La burguesía burocrática integrada por funcio-
narios altos y medios, y los capitalistas de origen
chino.
71
 Además, pese al bajo nivel de desarrollo capitalis-
ta, en Tailandia se formó ya, por muy paradójico
que parezca, el capital monopolista local. En su po-
der están las corporaciones bancarias y financieras
que controlan la importación y la exportación, la ex-
tracción del petróleo y gas, las industrias minera,
textil, alimentaria, transformadora, la producción
agropecuaria, la pesca, la industria forestal, el trans-
porte, la construcción y la hotelería. Los grupos mo-
nopolistas más influyentes están representados por
diez familias de millonarios chinos, por la misma
cantidad de familias de la burguesía burocrática
(principalmente militares y nobles). Controlan por lo
menos 16 bancos privados con 1.165 filiales, así co-
mo la mayoría de las corporaciones financieras, in-
dustriales y comerciales5. En 1979, los activos de los
mencionados bancos alcanzaron la cifra de 222.745
millones de bahts (más de 11 mil millones de dóla-
res), lo que equivale a más de la mitad del producto
nacional global. Eso sin tener en cuenta los activos
que las empresas poseen en las ramas relacionadas
con la actividad de los bancos6.
A la burguesía monopolista de Tailandia le es in-
herente un carácter intermediario, la orientación a
colaborar con el capital extranjero. El capital buro-
crático que se aprovecha de la política estatal y de
la legislación, así como los empresarios monopolistas
privados que actúan junto con el capital extranjero
en empresas y organismos también tienen un carácter
intermediario. La experiencia muestra que a medida
que aumenta la riqueza de la cúspide monopolista
local, se fortalece la influencia de las compañías fo-
ráneas, ante todo norteamericanas'.
La burguesía monopolista de origen chino, que an-
tes estaba al margen de la política, manifiesta ahora
su inclinación a inmiscuirse en la vida política. Sus
representantes ocupan importantes cargos estatales
y, por eso, pueden influir en la formación de la lí-
nea económica y financiera. Estos círculos llaman a
abrir de par en par las puertas al capital extran-
jero, permitiéndole penetrar incluso en las ramas
controladas tradicionalmente por el Estado. Esgrimen
la idea de que, debido a la escasez de recursos in-
ternos, la colaboración con las transnacionales podría
desempeñar un «papel benéfico» 7 . Hacer realidad se-
mejantes planes significaría entregar a los monopo-
lios locales y a los imperialistas las empresas esta-
tales, último baluarte de la economía nacional.
La especificidad del desarrollo socio-económico que
se remonta a los tiempos del feudalismo semícolo-
nial tardío hace que la burocracia juegue un enorme
papel en la vida política. SUF principios rectores fun-
damentales son el «profesionalismo» y el «servicio al
rey». La idea del «profesionalismo» está llamada a
fundamentar las pretensiones de la burocracia de ser la
única fuerza competente, con conocimientos especia-
les que la capacitan para dirigir los asuntos del
Estado. Y, «sirviendo al rey», se hace pasar por «cau-
dillo del pueblo» que asume la responsabilidad por
5 miento Libre Tal, que combatió a los ocupantes japo-
Véase S. Fasuk. El desarrollo del capitalismo en Tai-
landia. Bangkok, 1980, pp. 55—62 (en idioma tai]
6
Setsyam. Government and Monopoly. «Siam State
Weekly Comments». Bangkok, 18 de mayo de 1980, pp.
40—41.
7
Ho Kwon Ping. Thalland Inc. «Fareastern Economía
Revlew», 23—29 de mayo de 1980, p. 40.
72
la dirección político-administrativa del país, ya que,
en correspondencia con la Constitución, el rey no
puede participar directamente en la vida política, y
las masas populares son demasiado incultas y pasi-
vas.
En estas condiciones, la burocracia, que posee
enormes poderes, ante todo los militares, actúa como
un poderoso pretendiente al poder. En los últimos
50 años, Tailandia ha tenido 44 gobiernos, de los
que sólo 13 fueron formados en base a las eleccio-
nes generales. Pero sólo uno de estos últimos duró
más de un año; otros diez, menos de medio año cada
uno. Permanecieron en el poder un período relativa-
mente largo los gabinetes integrados por los repre-
sentantes de los altos funcionarios. La burocracia se
ha convertido en una casta cerrada, egoísta, corrom-
pida y que a nadie tiene que dar cuentas. Este hecho
suscita la preocupación de sus rivales en las filas
de las fuerzas gobernantes. «Es necesario detener el
crecimiento de la burocracia y sacudirla para resol-
ver los problemas actuales y preparar al país para
nuevas y más complicadas tareas» 8 , dice Boonchu Ro-
janasathien, representante de los círculos de nego-
cios, viceprimer ministro de Economía en el primer
gabinete de Prem Tinsuladonda. Al definir esta capa
intermedia como el más serio obstáculo para el desa-
rrollo económico, preparó en su tiempo todo un con-
junto de propuestas encaminadas a socavar sus po-
siciones.
La burocracia en Tailandia es algo más que la
simple personificación del aparato estatal. Es una
esfera en que pueden aplicar sus fuerzas y conoci-
mientos los tal instruidos, ya que la actividad empre-
sarial sigue siendo el patrimonio de los hombres de
negocios locales de origen chino y extranjeros. Un
funcionario puede llegar a veces a ocupar una posi-
ción alta y prestigiosa. Los que se enriquecen a cuen-
ta del saqueo de la propiedad estatal, el chantaje
y los sobornos acumulan grandes riquezas y se con-
vierten en capitalistas. Las riquezas brindan la posi-
bilidad de penetrar en los escalones superiores de
la burocracia, de avanzar hacia las palancas del po-
der político. Por su naturaleza, la burocracia tailan-
desa es hostil a la democracia, se inclina a la dicta-
dura. Tratando de retener en sus manos las riendas
del Gobierno y chocando con el creciente movimiento
democrático, recurre cada vez con más frecuencia a
la ayuda foránea ante todo a la ayuda del imperia-
lismo de los Estados Unidos y sus aliados. Por su
parte, los imperialistas prefieren tratar con los go-
biernos burocráticos.
CUANDO TAILANDIA ocupaba una posición de se-
micolonia y desde que fue enredada en las cade-
nas neocoloniales, la política de los imperialistas y
de sus aliados locales se ha enfrentado y se enfren-
ta con la resistencia de las masas populares. La
creación, durante la II Guerra Mundial, del movi-
neses, dio comienzo a la etapa de la lucha revolu-
cionaria organizada. En los mismos años se formó
el Partido Comunista de Tailandia, que desde los pri-
8 el desarrollo del movimiento popular, relacionados
Bangkok Post, 17 de octubre de 1980.
meros días de su existencia se acreditó como una ac-
tiva fuerza antiimperialista.
Sin embargo, debido a toda una serie de causas, el
movimiento revolucionario en el país sufrió una fuer-
te influencia de la cúspide maoísta pequinesa que,
al ocupar posiciones hostiles al mundo socialista, co-
menzó a unirse abiertamente con los círculos impe-
rialistas más agresivos y reaccionarios. L'a traición
de los líderes pequineses asestó un serio golpe al
movimiento revolucionario tailandés, del que sólo
ahora empieza a reponerse. Actualmente, en el país
se opera el proceso de consolidación de las fuerzas
verdaderamente democráticas, incluidas las que ocu-
pan posiciones marxistas-leninistas. Ellas se plantean
la tarea de luchar por garantizar una real indepen-
dencia nacional, la democracia, el progreso social, el
mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo,
contra la política del imperialismo y sus lacayos lo-
cales, contra la supeditación a la influencia de los
hegemonistas pequineses.
Asegurar la independencia nacional significa libe-
rar a la patria del dominio neocolonial, en particu-
lar de los imperialistas norteamericanos y japoneses,
los enemigos más antiguos y pérfidos de nuestro pue-
blo. Los intereses de la seguridad nacional requieren
insistentemente proteger al país de la penetración y
actividad subversiva de los hegemonistas chinos. En
el espíritu del expansionismo, desde antaño carac-
terístico para las aspiraciones de los gobernantes de
China, su actual dirección continúa considerando a
Tailandia y otros Estados del Sureste de Asia como
«territorios temporalmente perdidos». Persiguiendo
sus objetivos de gran potencia, Pekín emplea activa-
mente como «quinta columna» a personas de la bur-
guesía local de origen chino y de los grupos maoís-
tas que actúan en el país. A comienzos de 1981, tras
cierto intervalo, desde el territorio de la RPCh se
reanudaron las emisiones en tai para las agrupacio-
nes clandestinas armadas prochinas.
Pekín quisiera convertir Tailandia en una plaza de
armas para las provocaciones armadas y las intrigas
político-militares contra Vietnam, Kampuchea y Laos.
Como es sabido, en nuestro territorio se establecie-
ron los restos de las tropas polpotianas y otras ban-
das de la reacción kampucheana; viene a parar en
sus manos, con frecuencia sin que lo sepan las auto-
ridades de Bangkok, un torrente de armas y equipos
chinos. Intimidando a los tailandeses con cierto «mi-
nihegemonismo» vietnamita, los maoístas se hacen
pasar por sus «amigos y defensores». Tras todo eso
se ocultan los propósitos de China de reforzar aún
más su influencia en la política de Tailandia, sobre
todo la exterior. Bajo la presión de su vecino del Nor-
te, el Gobierno de Prem Tinsulanonda sigue la políti-
ca pequinesa respecto a los países de Indochina.
Las posiciones de los imperialistas y los expan-
sionistas en nuestro país son aún bastante fuertes.
Es la consecuencia de la línea de la reacción interna
que controla las esferas clave de la vida nacional.
Por otra parte, las masas trabajadoras, debilitadas
por crueles represiones, no tienen suficiente influen-
cia y grado de organización para cambiar radical-
mente la situación actual. Además, en los últimos
tiempos se perfiló una serie de nuevos momentos en
con los cambios objetivos en la estructura social, la
profundización de las contradicciones en la sociedad
tailandesa.
LA CRUEL EXPLOTACIÓN y la opresión de los tra-
bajadores por -los monopolios imperialistas y la bur-
guesía china originan agudos antagonismos de clase.
En la situación de las masas populares repercuten
duramente males crónicos como la elevación de los
precios, la inflación y el desempleo. Tan sólo en
1980, el costo de la vida aumentó en el 22%, y el ni-
vel de inflación alcanzó el 18%. Sigue creciendo el
ejército de desempleados, que ya constituye un mi-
llón y medio de personas, al tiempo que se ponen en
práctica medidas para «modernizar la producción y
elevar la capacidad competitiva».
La reacción recurre a métodos refinados de lucha
contra el creciente movimiento obrero. Para evitar
la cohesión de los trabajadores se aplica la política
de escisión de sus filas, de limitación forzosa de la
actividad sindical. El número de militantes de los
sindicatos no pasa de 300.000. Son objeto de un ri-
guroso control y con frecuencia se disuelven. No son
raros los casos de corrupción de sus dirigentes por
las autoridades o las agrupaciones sindicales reac-
cionarias del extranjero. Se obstaculiza la colabora-
ción de la clase obrera tailandesa con el movimiento
sindical progresista del mundo.
Sin embargo, los trabajadores se manifiestan cada
vez con mayor energía por el mejoramiento de las
condiciones de vida y de trabajo, por asegurar la de-
mocracia. El proletariado nacional crecido (5.000.000
de personas ocupadas en el sector privado y estatal)
recurre cada vez más activamente a las huelgas co-
mo un arma de lucha. Bajo la presión del movimiento
obrero, el Gobierno se vio obligado a elevar el sa-
lario mínimo y anular incluso la prohibición oficial
de las huelgas. Sin embargo, la clase obrera tailan-
desa tendrá que pasar aún por muchas pruebas. Sólo
elevando el nivel de su conciencia política y el gra-
do de organización y fortaleciendo la solidaridad in-
ternacional con los trabajadores de otros países, será
capaz de desempeñar el papel rector en la lucha con-
tra el adversario de clase, contra las fuerzas del neo-
colonialismo.
El campesinado, más de las tres cuartas partes de la
población, es el aliado del proletariado en esta lucha.
En la aldea tailandesa se plantean de modo particu-
larmente agudo los problemas de la escasez de tie-
rras y el crecimiento de la deuda de las haciendas
campesinas, los bajos precios de la producción agro-
pecuaria y la carestía de las mercancías industriales.
En las condiciones en que la principal masa del cam-
pesinado está siendo despojada, prosigue la concen-
tración de las tierras en manos de grandes propie-
tarios, lo que conduce al reflujo de los hombres a las
ciudades, al aumento de las filas de cesantes. Se in-
tensifica la explotación de los trabajadores del cam-
po por la burguesía local, la arbitrariedad de los
funcionarios del Gobierno, en particular, de la poli-
cía.
Los hechos muestran qué «aportes» hace a los cam-
pesinos el poder de la reacción, la cual desempeña
el papel de cómplice de los imperialistas norteame-
ricanos. Desde el establecimiento de la dictadura de
73
Sarit Thanarat 9 , cuando se fortalecieron considera-
blemente las posiciones de los Estados Unidos en
Tailandia, miles de habitantes del campo fueron de-
tenidos, torturados, asesinados o hechos desaparecer.
Miles de campesinos se fueron a la jungla con las
armas en la mano. Muchas aldeas fueron quemadas
y sus habitantes concentrados en «poblaciones estra-
tégicas». Tan sólo en 1975—1979, 19 destacados líde-
res campesinos fueron asesinados por los reacciona-
rios que contaban con el apoyo del Gobierno y de los
terratenientes feudales.
Aunque en el campesinado es aún muy fuerte la
influencia de la ideología reaccionaria y las tradi-
ciones feudales, las ideas de la liberación nacional
y social encuentran a nuevos partidarios también
en su medio. Los trabajadores del campo empiezan a
comprender cuan sombrío será su futuro si el país
sigue sometido al yugo neocolonial.
Junto con los obreros y campesinos, oponen tam-
bién resistencia a los neocolonialistas y la reacción
local los representantes de la pequeña y mediana
burguesía, los intelectuales progresistas, incluidos los
maestros de escuelas, profesores de las universida-
des y colegios, funcionarios subalternos, suboficiales,
monjes budistas de rango inferior, personalidades de
otros credos religiosos.
La juventud estudiantil desempeña un relevante pa-
pel en la lucha por la independencia nacional, la de-
mocracia y el progreso social. En 1973, los estudian-
tes, junto con los obreros y otras fuerzas progresis-
tas, encabezaron un poderoso movimiento antiguberna-
mental que condujo a la calda del régimen tiránico de
Thanom Kittikachorn — Prapart Charusathien. Obje-
tivamente, este movimiento reflejó el profundo .des-
contento de la sociedad por la preponderancia neo-
colonial. Los estudiantes desplegaron una gran labor
de ilustración y coordinación entre los obreros y los
campesinos, publicaron y divulgaron materiales sobre
las verdaderas causas de la miseria del pueblo y los
monstruosos crímenes del imperialismo de los Esta-
dos Unidos.
También hoy, la juventud estudiantil participa ac-
tivamente en las batallas por la liberación, a pesar de
la aspiración de las autoridades a mantenerla bajo
su control, a restringir las libertades académicas;
para, esgrimiendo la tesis «El deber del estudiante
es estudiar», impedir que los jóvenes se incorporen a
la política. Los estudiantes han demostrado ser bue-
nos agitadores, organizadores de las acciones masi-
vas. Su actividad patriótica tiene mayor efecto cuan-
do está relacionada con las acciones de la clase obre-
ra y el campesinado. El estudiantado tailandés ha
sido y sigue siendo, por su potencial antiimperialista,
una gran fuerza de la lucha liberadora.
LA INFLUENCIA DE LOS NEOCOLONIALISTAS, la
cohesión y el poderío de las clases explotadoras son
socavados objetivamente por los crecientes conflic-
tos intestinos. Las relaciones entre los imperialistas
norteamericanos y japoneses y las relaciones entre
éstos y los expansionistas chinos no se estructuran
fácilmente. Son viejos rivales recelosos. Cada uno tie-
9
Llegó al poder a raíz del golpe de Estado de 1958.
—N. de la Red.
74
ne sus ambiciones, vela por sus propios intereses,
apoya a sus lacayos. Las desavenencias entre estos
círculos, asi como entre las fuerzas relacionadas con
ellos en Tailandia, son inevitables.
Se añaden a estas desavenencias las contradiccio-
nes y los conflictos en los círculos gobernantes: en-
tre elementos feudales, la burguesía monopolista y
la burocracia política. De allí dimana en gran medi-
da la inestabilidad del poder: los gobiernos llegan
y se van con más frecuencia que nunca. En los últi-
mos siete años se sucedieron 7 gabinetes y primer
ministros. A los imperialistas y expansionistas les es
cada vez más difícil mantener relaciones más o me-
nos estables con sus amigos de las fuerzas gobernan-
tes, mientras que éstas demuestran la creciente inca-
pacidad de solucionar la crisis socio-económica que
se profundiza, de cuyos síntomas se habló más arri-
ba. Se socava invariablemente la confianza hacia el
sistema existente.
En estas circunstancias se robustecen las filas de
los luchadores antiimperialistas. Ellos se manifies-
tan decididamente en defensa de los intereses de los
trabajadores, por la liberación nacional y social, por
la unión con las fuerzas de la paz, la democracia y el
progreso que actúan en la palestra internacional. Los
ideales patrióticos conquistan en Tailandia a nue-
vos corazones, se hacen cada vez más insoportables
para nuestro pueblo los intentos de mantener al país
en la órbita de la influencia y dominio foráneos.
Tailandia se encuentra ahora en una encrucijada:
¿seguirá a los que se oponen al curso inexorable del
desarrollo histórico-mundial dependiendo cada vez
más de las potencias imperialistas e inclinándose
más y más bajo el peso del yugo neocolonial, o eli-
girá el camino de la lucha por una verdadera inde-
pendencia política y económica, por la democracia y
el progreso social? El problema de la opción es par-
ticularmente agudo en las condiciones de la con-
frontación que se despliega a escala global entre las
fuerzas del proceso revolucionario mundial —la co-
.munidad socialista, la clase obrera de los países ca-
pitalistas industrialmente desarrollados y el movi-
miento de liberación nacional— y el imperialismo.
Pero su solución dependerá, ante todo, del desenlace
de las batallas de clases en la arena socio-política de
nuestro propio país.
COMO FUNCIONA
EL MECANISMO
DE LA INTEGRACIÓN
EL CAME: REPORTAJE A PETICIÓN
DE LOS LECTORES
Kostas Siliskiridis nos ha enviado desde Grecia una
carta en la que dice: «Todos tenemos una idea más
o menos clara del sistema de relaciones establecida
en el seno de la CEE, pues de ello se habló mucho
cuando nuestro país iba a ingresar en el Mercado
Común y se sigue hablando en la actualidad. Pero
cuando se trata del CAME, a lo que se recurre más
bien no es a los hechos sino a las apreciaciones, que
posiblemente no siempre son objetivas. Quisiera co-
nocer de un modo más detallado cómo funciona la
asociación económica de los Estados socialistas». Pe-
ticiones análogas se nos hacen también en cartas
procedentes de otros países.
Ofrecemos a continuación un reportaje de nuestro
enviado Mijaíl NOVIKOV, quien por encargo de la
revista visitó la sede del Consejo de Ayuda Mutua
Económica (CAME).
En el mundo hay, según se calcula, unas cuatro
mil asociaciones económicas de distinto tipo, entre
las que el Consejo de Ayuda Mutua Económica ocupa
un lugar muy particular, pues su experiencia es úni-
ca en su género. En ella se proyecta claramente el
curso de ese proceso cuya orientación general defi-
niera Lenin: « . . . ya bajo el capitalismo toda la vida
económica, política y espiritual se internacionaliza
cada vez más. El socialismo la internacionalizará por
completo.»1 El CAME es uno de los instrumentos de
trabajo de la internacionalización socialista, un ins-
trumento sumamente eficaz. El CAME agrupa el po-
tencial económico de Estados en los que se concen-
tra una buena tercera parte de la producción mun-
dial y le cabe un gran mérito en el hecho de que la
comunidad socialista constituya la zona del mundo
que se desarrolla con mayor dinamismo.
En los treinta años largos que lleva de existencia,
el CAME ha adquirido un gran peso económico y po-
lítico internacional. Dentro de su marco se está lle-
vando a la práctica un programa de integración eco-
nómica socialista sin precedentes en la historia. Se
desarrolla su cooperación con las grandes potencias
1
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Cartago, Buenos
Aires, 1970, t. XIX, p. 495—496.
industriales. Los Estados miembros del Consejo con-
tribuyen al desarrollo económico de más de 90 paí-
ses recién emancipados. El CAME coopera con nu-
merosas organizaciones internacionales. Goza del sta-
tus de observador en la ONU y es una organiza-
ción consultiva del Consejo Económico y Social de
las NN.UU., tiene firmados acuerdos con la Confe-
rencia para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD),
con la Comisión Económica Europea, con la Organi-
zación para el Desarrollo Industrial (UNIDO) y otras.
El abanico de sus colaboraciones abarca más de 60
organizaciones internacionales.
La vida de la comunidad socialista aparece ligada
al CAME, literalmente a cada paso. Los vuelos espa-
ciales de tripulaciones internacionales y los satélites
que giran alrederor de la Tierra son manifestaciones
del programa Intercosmos de los países del CAME.
En el estudio conjunto de las profundidades de los
mares y los océanos aparece asimismo el CAME.
Y también en la construcción de las centrales atómi-
cas de Jmelnitski en la URSS, y Juragua, en el extre-
mo opuesto del globo, en Cuba. Otro tanto ocurre con
el gigantesco oleoducto «Amistad» y con el delicado
aparato para reemplazar al corazón y los pulmones
(el «corazón» es soviético y los «pulmones», búlga-
ros) y otras muchas realizaciones audaces y de gran
envergadura 2 .
Pero lo principal, lo que hace que la atención se
centre en el CAME, es su nuevo tipo de cooperación
desconocido antes en la práctica internacional y ba-
sado en los principios del internacionalismo socia-
lista, el igual beneficio y la ayuda mutua. La direc-
ción política por los partidos comunistas y obreros,
el régimen socialista de los Estados y la planifica-
ción de la vida económica aseguran la fundamenta-
ción científica, la elevada eficacia y el carácter ge-
nuinamente fraternal de la cooperación. De aquí la
gran fuerza atractiva del ejemplo ofrecido por el
CAME y de aquí también los incesantes ataques de
los adversarios ideológicos, que tratan de desacre-
ditar el funcionamiento del CAME y desvirtuar su
significación y sus normas, presentándolo como una
«superestructura», que se situaría por encima de los
Estados y constreñiría su soberanía «en beneficio de
los intereses de la Unión Soviética». Se habla de que
en el seno del mismo irían aumentando las contra-
dicciones y las divergencias. Y por otro lado, cuan-
do se reconocen los éxitos de la cooperación, se pre-
sentan como si la integración económica socialista
fuera lo mismo que los procesos integracionistas del
mundo capitalista.
¿Cómo funciona en realidad el CAME? ¿Cuáles son
las fuerzas impulsoras de la cooperación? ¿Cuál es
su mecanismo?
PISOS DE AMISTAD
MOSCÚ, AVENIDA KALININ 56. Un rascacielos al
que se suele denominar «el edificio del CAME». Tras
la puerta giratoria, un severo hall. Ascensores que
perforan 29 pisos y cuyas puertas se abren continua-
mente. Voces en ruso, alemán, polaco .. .
2
Véase al respecto La integración socialista: lo que se
ha hecho y lo que queda por hacer, Revista Internacional,
Wa 1 de 1982.
75
 ¿Qué puede contarnos este edificio del trabajo del
Consejo de Ayuda Mutua Económica? ¿Alberga en su
interior a «todo el CAME»?
El órgano supremo es la sesión del CAME, en la
que se reúnen los jefes de Gobierno y, en ocasiones,
los dirigentes de los partidos gobernantes. Las sesio-
nes se celebran una vez al año, en las capitales de
los Estados hermanos. El Comité Ejecutivo del CAME
se reúne cada trimestre y en sus sesiones participan
los viceprimer ministros, que el resto del año, como
es natural, trabajan en sus respectivos países. Como
vemos, los organismos principales del Consejo no es-
tán aislados, no se sitúan «por encima» o «al mar-
gen» de los Estados, sino que están estrechamente li-
gados a ellos y son, por su naturaleza, organismos
representativos. Esto se refiere también a las otras
estructuras, como, por ejemplo, los comités encarga-
dos de organizar la cooperación en la planificación,
en el terreno científico-técnico y en los suministros,
con la particularidad de ique la representación en
cada esfera se establece al máximo nivel. Así, las
comisiones permanentes sectoriales3 están integradas
por delegaciones encabezadas a su vez por los diri-
gentes de los correspondientes ministerios y departa-
mentos.
La representatividad de los órganos del CAME es
expresión de las ideas básicas que rigen su actividad,
como son: el respeto a la soberanía y la no injeren-
cia en los asuntos internos de los demás. Ninguna
instancia del Consejo puede adoptar decisiones de ín-
dole imperativo; éstas (a excepción de las organiza-
tivas y de procedimiento) tienen el carácter exclu-
sivo de recomendaciones para los participantes; la
consideración del beneficio mutuo y de los intere-
ses nacionales: ni un solo proyecto obliga a los
miembros del CAME a participar en él, siendo esto
libre voluntad de cada uno4.
He aquí un ejemplo. Se estaban haciendo los pre-
parativos para construir un gasoducto de la Unión
Soviética a los países europeos del CAME. A los que
participaban en la obra se les garantizaba que obten-
drían la mitad del gas extraído. Convinieron en que
se lo repartirían en partes iguales. Uno de los países
decidió no participar, pero cuando todo había sido
acordado, cambió de parecer. La situación era bas-
tante complicada, y aunque ya todos hablan hecho
sus cálculos, basados en las respectivas cuotas de
gas, la nueva solicitud de participación fue atendi-
da. La Unión Soviética aceptó aumentar el suminis-
tro de gas a costa de la reducción de su parte.
Finalmente, entre las normas fundamentales del
Consejo figura el principio de la plena igualdad; al
decidirse cualquier cuestión, cada país dispone de un
solo voto.
Curiosos detalles sobre la escrupulosidad con que
se observa el principio de la igualdad de representa-
3 En lo que respecta a los cuadros, existe la tradi-
Las comisiones permanentes son organismos del CAME
que aseguran la cooperación económica y científico-téc-
nica en los distintos sectores de la economía.
4 Vinnitsa (URSS)—Albertirsa ( R P H ) . Cada delegado
Los documentos del CAME muestran cómo se aplica
esta norma en la práctica. Así, en el convenio sobre ser-
vicios de reparación para las instalaciones de refino del
petróleo no figuran las firmas de Mongolia, Vietnam y la
Unión Soviética. La URSS no participa en la cooperación
para la utilización de explosivos en los sondeos a gran
profundidad, mientras que sí lo hacen Polonia, Checoslo-
vaquia y otros tres países.
76
ción los obtuvimos en el Banco Internacional de In-
versiones, que, como el Banco Internacional de Co-
operación Económica, no forma parte de las estruc-
turas del CAME, aunque está, como es natural, estre-
chamente ligado a él mediante convenios recíprocos.
El volumen de los créditos concedidos el pasado de-
cenio por el Banco Internacional de Inversiones lle-
gó a los 3.300 millones de rublos transferibles 5 , que
fueron utilizados para la modernización y construc-
ción de 73 grandes empresas en todos los países del
CAME y en Yugoslavia. Pues bien, cada uno de los
países que ha participado con su aporte a la consti-
tución del capital fundacional dispone de un voto en
el Consejo del Banco. Pero las aportaciones son dis-
tintas, y en proporción aproximada a ellas se deter-
mina el número de funcionarios de cada país que tra-
bajan en el Banco.
Un detalle más que refleja la paridad de todos los
países miembros del Consejo, pero que atañe al fun-
cionamiento del Banco Internacional de Cooperación
Económica (a través del cual se realizan los saldos
de cuentas entre los países del CAME). El capital
aportado por la URSS a este Banco representa el
37% del total, y la contribución de la RPM, el 1%.
Los derechos de ambos países, como los de todos los
demás, son en este caso absolutamente iguales.
Pero esta referencia a los bancos nos aparta en
cierto modo de la sede del CAME. Los edificios de
los bancos están en otro lugar, lo mismo que el del
Instituto Internacional de Problemas Económicos del
Sistema Socialista Mundial. Alrededor de veinte
agrupaciones y organizaciones económicas interna-
cionales [Interatominstrument, Intertextilmash y
otras) tienen vida propia y están relacionadas con
el CAME mediante protocolos de cooperación.
¿Y qué hay en la Avenida Kalinin?
Aquí está el Secretariado del CAME y su aparato
permanente, con el que conviene trabar conocimien-
to para ver cómo se aplican los principios funda-
mentales de la actividad de la organización en el
trabajo corriente de cada día.
. . . La sección de información económica se encon-
tró de pronto con dos jefes. El nuevo, el checoslovaco
M. KrajCír, venía a sustituir a su predecesor y com-
patriota J. Cerny. Tal es la costumbre: cada puesto
del Secretariado se adjudica a un determinado país.
Las organizaciones nacionales son las encargadas de
ocuparlos. La elección se rige por los principios de
la competencia y la experiencia. Nos enteramos de
que uno de los especialistas había sido, antes de tra-
bajar en el CAME, director de una fábrica y jefe de
sector de un ministerio; otro había estado al frente
de un instituto de proyectos. Allí se encuentra gente
con dos carreras, digamos, ingenieros y economistas.
Cerca de un centenar de especialistas tienen grados
científicos de sus respectivos países.
ción de que al frente de las comisiones se hallen
por lo común personas procedentes de países en
los que dicha rama de la economía está bien desa-
rrollada, y de esos mismos países se toman los jefes
de los correspondientes subsectores —secciones—
del Secretariado del CAME. Así, la Sección de Ener-
5
El rublo transferible es la moneda colectiva de los
países del CAME.
gía Eléctrica está dirigida por el soviético B. Scher-
binin, mientras que las tres cuartas partes de sus co-
laboradores proceden de los otros países de la co-
munidad socialista. Al frente de la Sección de la In-
dustria del Petróleo y del Gas se encuentra el espe-
cialista rumano V. Carstocea, y entre sus colaborado-
res, figuran búlgaros, húngaros, polacos, ciudadanos
de la RDA, la URSS y la RSChS. La Sección de la In-
dustria Hullera está presidida por el polaco Z. Ilków;
la de la Industria Electrónica y Radiotécnica, por el
húngaro I. Sebestyén. De los casi 800 especialistas
•que integran el aparato, cerca de una tercera parte
son soviéticos, y más de las dos terceras partes, re-
presentantes de los otros países del CAME.
Los idiomas de estos países son oficiales y el ru-
so es el idioma de trabajo.
No creo que haya necesidad de exponer detallada-
mente las funciones del Secretariado: preparación y
formalización de documentos, peritajes y análisis
económicos, correspondencia, preparación de infor-
mes, etc. Pero ello no significa en modo alguno que
el trabajo del aparato carezca de espíritu creador. El
Secretariado prepara pronósticos, establece pun-
tos de vista, hace propuestas y recomendaciones res-
pecto a problemas concretos.
He aquí un ejemplo tomado de la práctica. En su
tiempo se proyectó una gran obra integracional con-
sistente en el tendido de una línea de alta tensión
(400 kV) para establecer la conexión entre sistemas
eléctricos de distintos países. Pero el grupo de espe-
cialistas de la Sección de Energía Eléctrica propuso,
juntamente con colegas soviéticos, que se constru-
yese una línea de mayor tensión (750 k V ) . Se hicie-
ron los cálculos técnico-económicos de esta varian-
te, que fueron examinados y aprobados por una co-
misión del CAME. La idea encontró muchos partida-
rios entre los economistas y técnicos de los países
hermanos, y en 1974 se firmó el acuerdo general de
proceder al tendido de la línea de 750 kV, que co-
menzó a funcionar cinco años después.
La creatividad siempre suele ser acogida con bene-
plácito, pero a veces crea serios problemas, sobre to-
do cuando se trata del aparato de un organismo re-
presentativo. Trátase de una conocida contradicción,
que a veces es presentada como antagonismo entre
las atribuciones y la competencia. Suele decirse que
cuanto más eficaz es el aparato auxiliar, cuanto más
«mordiente» tiene, más difuso es el papel del orga-
nismo representativo al que dicho aparato está su-
bordinado, cuya misión se reduciría al simple acto de
votar. ¿No ocurre otro tanto en el Consejo? Remi-
támonos una vez más a los hechos.
En la 101 sesión del Comité Ejecutivo del CAME
(al que también llegan los materiales preparados por
el Secretariado), en torno a una mesa oval ocupan
sus puestos los delegados de todos los países del
Consejo y de Yugoslavia. En el orden del día figura
la explotación de la línea de transmisión eléctrica
tiene en sus manos un proyecto de resolución del
Ejecutivo. Se escucha el informe del- presidente de la
Comisión Permanente de Energía Eléctrica. No hay
prisa en proceder a la aprobación del proyecto. Co-
mienzan los debates, se emiten opiniones y se hacen
observaciones, en modo alguno unívocas. Intervienen
todos los representantes. G. Weiss ( R D A ) , Z. Madej
( R P P ) , R. Rohlícek (RSChS) y J. Marjai ( R P H ) hacen
propuestas constructivas para mejorar la explotación
de la línea.
Este ambiente de trabajo fue calificado por uno de
nuestros interlocutores como «espíritu de democracia
económica». Y si nos referimos a ciertas «limitacio-
nes» en los organismos representativos del CAME,
son limitaciones establecidas justamente en ese es-
píritu. Recordaremos que el Consejo no imparte di-
rectivas. Tampoco concede créditos ni firma acuer-
dos comerciales y de otra índole. Sus documentos
tienen otro carácter, y entre ellos cabe destacar por
su importancia:
— El Programa Integral® que fija las orientacio-
nes principales y las formas de cooperación, articula
los objetivos generales, las tareas prácticas y el me-
canismo de desarrollo metódico de la integración so-
cialista durante un período de 15—20 años.
- Los Programas Puntuales de Cooperación a Lar-
go Plazo (PPCLP), que desarrollan y concretan lo an-
terior para cinco sectores básicos de la economía.
— Los Convenios Multilaterales concertados en ba-
se a los PPCLP y en los que se definen de un modo
concreto las condiciones y el carácter de la activi-
dad mancomunada. Estos convenios, por una parte,
tienen su reflejo en un plan concertado de medidas
integracionistas multilaterales para el quinquenio en
curso y, por otra parte, son puestos en práctica bien
directamente o bien en forma de acuerdos bilatera-
les concretos. Los compromisos recíprocos estipula-
dos por ellos se salen de hecho del marco del CAME
y pasan a constituir la base de nuevas construccio-
nes, nuevos tipos de producción y nuevos proyectos,
la base de un trabajo creativo conjunto de los países
hermanos.
El Consejo organiza la cooperación y los que
cooperan son los Estados, con el fin de movilizar y
aprovechar mejor los recursos propios para robuste-
cer su potencial económico.
Ese es justamente el fin perseguido por los países
agrupados en una asociación económica de nuevo ti-
po, en la <que los cálculos egoístas y el afán de obte-
ner ventajas unilaterales y vivir a costa de los demás
resultarían antinaturales. Trátase de una colabora-
ción de socios iguales en dignidad y derechos, en la
que no cabe la indiferencia ante el compañero que
se encuentra en una situación difícil. Un ejemplo de
ello nos lo ofrece la declaración hecha el pasado
mes de enero por el Comité Ejecutivo del Consejo,
en la que se dice terminantemente que los países del
CAME han ayudado y seguirán ayudando al pueblo
polaco hermano a superar las dificultades económi-
cas, a restablecer la normalidad del proceso produc-
tivo en la economía nacional y a asegurar condicio-
nes propicias para el sucesivo desarrollo socialista
del país.
Tal es el internacionalismo socialista en acción.
Tal es el carácter de la cooperación en el ámbito del
CAME.
6
El Programa Integral para la profundización y el per-
feccionamiento de la cooperación y para el desarrollo de
la integración económica socialista de los países miem-
bros del Consejo fue aprobado en 1971 por la XXV Sesión
del CAME.
77
POR LAS VÍAS DE LA INTEGRACIÓN profundos cambios operados en la estructura de la intergubernamental sobre la creación de una base cientemente un documento programático que prevé
economía nacional de los países de la comunidad, unificada de elementos para las tecnologías electró- una ayuda sucesiva a estos países en la prospección
ESTA COOPERACIÓN se desarrolla en numerosas muchos de los cuales eran, no hace mucho, países nicas; se ha acordado elaborar un programa de co- geológica, la construcción de fábricas, el incremen-
direcciones. atrasados, esencialmente agrarios. Mongolia, en otros operación para el desarrollo y la amplia utilización to del rendimiento de la agricultura y el mejoramien-
El comercio exterior está en el comienzo mismo de tiempos país de pastores, suministra hoy al mercado de los microprocesadores. En la 102 reunión del Co- to de los transportes.
las relaciones en el marco del Consejo. En estos internacional valiosos concentrados de cobre y mo- mité Ejecutivo, que tuvo lugar a comienzos del pre- Los países hermanos desarrollan la actividad pla-
treinta años, como nos informaron en el Secretaria- libdeno; Cuba, famosa antes por su «dulce» exporta- sente año, se aprobaron medidas para poner en prác- nificadora conjunta. Además de los acuerdos comer-
do del CAME, el comercio entre los países hermanos ción, produce hoy para el exterior concentrados de tica el acuerdo firmado en el curso de la misma. ¿Y ciales y el intercambio de experiencia científico-téc-
se ha multiplicado por 22 y en medida considerable níquel y cobalto; Checoslovaquia, con su gran indus- qué significa esto? nica, a partir de mediados de los afios 50 comenzó a
satisface las necesidades de importación de los mis- tria tradicional, está alcanzando nuevas cotas y se — El desarrollo de las tecnologías electrónicas y intensificarse la colaboración directa multilateral, la
mos. presenta en el mercado internacional con sus reacto- la introducción masiva de los microprocesadores en especialización y la cooperación en la producción.
Las notables particularidades del mercado socialis- res atómicos. Alrededor del 45% de la exportación distintas esferas de la economía nacional constituyen El crecimiento de las fuerzas productivas de la co-
ta no se ponen de manifiesto en los aspectos aparen- de los países del CAME la forman máquinas y equi- una tarea prioritaria del proceso industrial. Los mi- munidad dio origen a los procesos de integración.
tes del comercio sino en sus condiciones y en las pos de alto nivel tecnológico. Esto es lo que nos croprocesadores representan realmente una revolu- Después de los primeros pasos en la coordinación de
consecuencias que entraña para la vida de los países. muestra hoy el espejo del comercio. ción en la producción. Eso es lo menos que se pue- los planes quinquenales en base a planes nacionales
Ante todo, el intercambio se realiza en base a pre- Pero aquí conviene hablar también de lo que queda de decir, pues elevan radicalmente el rendimiento, el ya confeccionados, la labor coordinadora comenzó a
cios verdaderamente equitativos y recíprocamente «fuera del espejo», del comercio de los países miem- ahorro de energía y materias primas y la calidad de adelantarse a la confección de los planes. Con la
ventajosos. Lo cual no implica una desvinculación de bros del CAME con los Estados capitalistas. El CAME numerosos artículos, desde las laminadoras y los aprobación del Programa Integral, dicha labor ha ad-
la realidad ni un ciego divorcio de las oscilaciones aboga por el desarrollo de la cooperación económica reactores químicos hasta los electrodomésticos. Son quirido un carácter más analítico, más científico, lo
de los precios mundiales. Trátase de que en el mer- en términos de igualdad con todos los países y parti- un pasaporte para el mañana. cual ha dado una mayor profundidad, amplitud y
cado socialista los precios están desprovistos de las cipa activamente en la división internacional del tra- Esta «oda a los microprocesadores» fue recitada diversidad a la integración económica. Se presta más
adherencias coyunturales y especulativas de los mer- bajo. Cada país hermano decide por sí mismo, qué y en el CAME por el especialista húngaro I. Sebestyén, atención a la concretación de los programas pun-
cados mundiales. a quién ha de comprar y vender fuera del ámbito jefe de sección del Secretariado del CAME, quien tuales a largo plazo y a los planes de mayor alcan-
Las ventajas que esto supone son comprensibles del CAME. Esta decisión es un derecho soberano habló también de lo que se había logrado hasta el ce.
para cualquiera que tenga algo que ver con el co- suyo. Pero al mismo tiempo se tienen en cuenta por día de hoy: han sido, desarrollados, experimentados y La cooperación en la producción —sobre la base
mercio. Nos limitaremos a dar un ejemplo. Durante lo común los intereses generales de la comunidad. puestos en explotación 12 modelos de procesadores de los acuerdos preparados en los órganos del
los últimos diez años, los precios del petróleo en los El olvido de este principio se paga demasiado caro. de un sistema único de ordenadores con un rendi- CAME— es la prolongación directa de la labor plani-
mercados capitalistas casi se multiplicaron por 13. La importación no concertada de artículos proceden- miento que oscila entre las 3.000 y el millón de ope- ficadora y se distingue también por una gran varie-
Los países del CAME fueron los únicos en los que no tes del mercado capitalista puede llegar a consti- raciones por segundo. Se está introduciendo con buen dad de formas. Una expedición geológica internacio-
se produjeron saltos catastróficos. Estos países re- tuir un serio obstáculo para la cooperación socialista. éxito un sistema de miniordenadores. nal está realizando trabajos de prospección en Mon-
ciben la mayor parte de sus recursos energéticos de Y la búsqueda irreflexiva de créditos capitalistas en — Lo que se ha hecho no es poco, pero aún es más golia. Ingenieros de los países hermanos trabajan
la Unión Soviética, lo que les proporciona evidentes aras de una ventaja momentánea puede conducir al lo que queda por hacer ... mancornunadamente en la construcción de la central
ventajas en cantidad 7 y precios. Los países herma- caos en la economía, hacer depender a ésta del ca- En efecto, la vida sigue su curso y sus exigencias atómica Nord, en la RDA. Los tecnólogos han estable-
nos han obtenido en la adquisición de petróleo y pital extranjero y originar complejos problemas po- son cada vez mayores. En la presente etapa, como cido una cadena de producción, por la cual con el
derivados soviéticos durante este quinquenio un aho- líticos. nos dijeron en el Secretariado, se plantea la tarea petróleo y el gas soviéticos se fabrica en Hungría
rro de 15.000 millones de rublos. Incluso ahora, des- Es éste otro aspecto del comercio exterior de los de profundizar la cooperación científico-técnica, en etileno, que a través de tubos es trasportado a la
pués de haber sido corregidos a consecuencia del au- Estados miembros del CAME, entre los que se va la que se concede un papel de particular importan- URSS, de donde retorna convertido en seis tipos de
mento de los gastos de obtención de las materias abriendo camino la idea de que es precisa una coor- cia al método de planificación de los programas pun- materias plásticas... Ahóndense sin cesar la espe-
primas naturales, estos precios siguen siendo muy in- dinación más estrecha de sus actividades en esta tuales y al fortalecimiento de la cooperación dentro cialización y la cooperación en la producción.
feriores a los de los mercados capitalistas. esfera y de que es necesario tener más en cuenta la de todo el ciclo «ciencia — técnica — producción - Mención aparte merece el gasoducto troncal So-
La capacidad y establilidad del mercado del CAME indisoluble relación existente entre los intereses na- venta». La integración de la ciencia y la producción yuz, gran obra producto de la integración y que se
y el carácter planificado del comercio exterior esti- cionales y los intereses generales. es uno de los principales aspectos de la política de extiende desde Oremburgo hasta la frontera occiden-
mulan la cooperación, la especialización y la con- Otro importantísimo sector de la asistencia mutua los partidos hermanos, que buscan una conjugación tal de la URSS.
centración de la producción, y por lo tanto, la renta- es el de la cooperación científico-técnica de los Es- orgánica de los adelantos de la revolución científico- - La experiencia de esta obra es única en su gé-
bilidad, la fabricación en grandes series y la alta ca- tados hermanos, cuya base es el potencial científico- técnica y las ventajas del sistema económico socia- nero —dice el especialista rumano V. Carstocea, del
lidad de los artículos. La empresa húngara Ikarus técnico de los países del CAME, equivalente a casi la lista. Secretariado del CAME—, tanto por sus dimensiones
produce anualmente más de 12.000 autobuses, o sea, tercera parte del potencial mundial. Esta zona cuen- En el marco del CAME sirve a estos fines la como por las formas de cooperación. Hasta hoy día
más que en ninguna otra fábrica de Europa Central. ta con más de 10.000 centros de enseñanza superior cooperación en la planificación. Aquí resaltan cuali- se sigue estudiando atentamente.
En Rumania se producen en gran escala tractores y y organizaciones de investigación científica y de dades fundamentalmente nuevas, asentadas en la Dimensiones: 2.750 kilómetros de extensión; 1.420
equipos de perforación. Bulgaria es el principal abas- proyectos y diseño, con un rendimiento anual de unas propia naturaleza del régimen socialista, el cual se milímetros de diámetro de los tubos, 22 potentes es-
tecedor en lo concerniente a grúas eléctricas, mo- 100.000 patentes y certificaciones de autor. La cola- apoya en un desarrollo metódico y planificado. taciones compresoras; capacidad de transporte:
tocarros y carretillas eléctricas, y es preciso tener boración de los científicos de distintos países se rea- 24.000 millones de metros cúbicos de gas al año.
en cuenta que este país, aparte de sus exportaciones liza a través de decenas de centros coordinadores Tomemos aunque sólo sea la correlación de los rit-
tradicionales de hortalizas y cigarrillos, comenzó a mos de crecimiento económico, la supresión gradual Formas de cooperación: los países participantes
(como tales actúan los principales institutos de la de los desniveles históricos de desarrollo económico convinieron en que cada uno aportaría a la obra no
vender maquinaria y equipos, después de cierto tiem- corespondiente especialidad] y consejos, a través
po de haber entrado a formar parte del CAME. En la de colectivos internacionales y laboratorios comunes. de los distintos países. He aquí unos datos elocuen- sólo materiales y recursos financieros, sino también
actualidad, la exportación búlgara de estos artículos Esta conjugación de fuerzas da grandes resultados. tes: en los primeros tiempos de la existencia del mano de obra. El trazado del gasoducto fue dividido
¡se ha multiplicado por 400! Este salto se debe a la CAME, algunos países europeos miembros del mismo en cinco sectores, cada uno de los cuales quedó en-
Así, gracias a ella, el plazo de los trabajos científi- tenían una producción industrial per cápita cinco ve- cabezado por una dirección nacional (Hungría, RDA,
especialización del país dentro del sistema de la co- cos consagrados al estudio de los mares y océanos
laboración fraternal. ces mayor que la de otros. Esta diferencia se ha re- Polonia, Unión Soviética y Checoslovaquia). Los búl-
se ha reducido a la cuarta o quinta parte. ducido ahora casi a la tercera parte y sigue acortán- garos montaron una oficina encargada de la cons-
En el comercio se reflejan como en un espejo los
De lo que hoy proporcionen la ciencia y la técni- dose. Por decisión colectiva se están poniendo en trucción de los poblados para los trabajadores y del
7
En el último quinquenio, la URSS suministró a estos ca depende el panorama que habrá de ofrecer el práctica ciertas medidas que aseguran unos ritmos acopio de madera. Rumania se encargó de suminis-
países cerca de 370 millones de toneladas de petróleo, mundo del socialismo al comenzar el nuevo siglo. He preferentes de progreso económico para Mongolia, trar mercancías y participó en la compra de tubos y
46 millones de toneladas de derivados, 88.000 millones de aquí tan sólo dos puntos del Comunicado sobre la Cuba y Vietnam. El Comité del CAME para la cola- equipos para el acondicionamiento de las explotacio-
metros cúbicos de gas y 64.000 millones de kW/h de ener-
gía eléctrica. XXXV Sesión del CAME: ha sido firmado un acuerdo boración en el ámbito de la planificación preparó re- nes y otros sectores de la obra.

78 79

La articulación orgánica de los principales proble-
mas corrió a cargo de una comisión interguberna-
mental a nivel del viceprimeros ministros. La sección
de la industria del petróleo y del gas del Secretaria-
do del CAME era el órgano de trabajo de dicha comi-
sión. Los distintos sectores de la obra eran visitados
por los especialistas del Secretariado del CAME y
por los miembros de la Conferencia coordinadora, in-
tegrada por viceministros de los diferentes países.
El trabajo avanzó a grandes ritmos: cada mes se ten-
dían más de 75 kilómetros de tubos. Después de tres
años de armónica labor de los quince mil integran-
tes de aquel «desembarco» internacional, en septiem-
bre del 1978 se soldó el último segmento, la juntura
«roja».
«La experiencia colectiva de construcción del ga-
soducto —dijo L. Brézhnev en su mensaje a los cons-
tructores— es particularmente valiosa pues señala el
camino que conduce a nuevas formas de cooperación
del trabajo de la clase obrera internacional y que
tiene por base la comunidad de ideas de la construc-
ción de una sociedad comunista radiante» 8 .
Aquí se impone una comparación con la forma en
que se desarrolla la cooperación de la URSS con em-
presas del mundo capitalista para tender el gasoducto
transcontinental Siberia -- Frontera Occidental, por
el que habrá de transportarse el gas destinado a la
exportación. Las compañías que han firmado contra-
tos con la Unión Soviética para suministrar tubos y
equipos son objeto de un brutal chantaje por parte
de los EE.UU., pues tales contratos están en pugna
con los objetivos políticos y económicos de ese país.
La firma inglesa que ha aceptado un pedido de tur-
binas corre el peligro de no poder cumplir su com-
promiso, pues los norteamericanos han amenazado
con dejar de suministrarle los elementos necesarios.
Los círculos de negocios de Francia y la RFA tam-
bién se sienten inquietos. El capital monopolista es-
tadounidense permanece fiel a sí mismo y está dis-
puesto a sacrificar alegremente los intereses de sus
aliados eurooccidentales con tal de lograr sus fines
egoístas.
Este ejemplo contrastante nos permite ver con
mayor claridad que «la división socialista interna-
cional del trabajo se lleva a cabo de un modo cons-
.cíente y de manera planificada, en consonancia con
los intereses vitales de todos los países socialistas y
de acuerdo con las tareas de su desarrollo armónico
e integral, y conduce a un fortalecimiento de su uni-
dad.»9
RETROSPECCIÓN Y PERSPECTIVAS
LO ADECUADO después de una exposición es ha-
cer un balance. ¿Y quién mejor. para hacerlo que
N. Faddéev, secretario del CAME?
- Díganos, por favor, ¿cómo se refleja en la acti-
vidad del Consejo el papel dirigente de los partidos
comunistas y obreros, -que son los que definen la es-
trategia económica de sus respectivos países?
8
L. I. Brézhnev. Por el camino de Lenin. Moscú, 1979,
t. 97, p. 596 (ed. en ruso).
Principios fundamentales de la división socialista in-
ternacional del trabajo. Moscú, 1981, pp. 5—6 (ed. en
ruso).
80
- La historia del CAME muestra claramente que
esta actividad ha transcurrido bajo la dirección de
los partidos hermanos. En rigor, ellos fueron los que
tomaron la iniciativa de crear el Consejo de Ayuda
Mutua Económica y los que desde entonces han
orientado todas las etapas de su desarrollo.
Recordaré que la colaboración en el marco del
CAME se inició en los años en que la economía de la
mayoría de los países miembros, sensiblemente que-
brantada por las destrucciones de la guerra y el
pillaje de los fascistas, se encontraba a un bajo ni-
vel. La formación de una comunidad basada en los
principios marxistas-leninistas del internacionalismo
socialista, aceleró el establecimiento de estrechos
vínculos económicos y políticos entre los países que
pasaron a formar parte del Consejo y su avance por
la senda del socialismo, frustró los planes imperia-
listas de bloqueo económico y chantaje nuclear. Gra-
ves problemas estaban planteados ante los partidos
gobernantes, pero fueron resueltos en un plazo su-
mamente breve y apoyándose en la ayuda de la URSS
y en la colaboración mutua.
A medida que se iba desarrollando el sistema mun-
dial del socialismo fueron surgiendo muchos y com-
plejos problemas. Por ejemplo, en los años 50 y 60
los partidos comunistas de los países hermanos pro-
movieron una serie de iniciativas para impulsar la
cooperación en el seno del CAME, ante todo en la
industria, la agricultura, la ciencia y la técnica.
Hace veinte años, los representantes de los parti-
dos comunistas y obreros de los países miembros del
CAME aprobaron los Principios fundamentales de la
división socialista internacional del trabajo, docu-
mento de trascendental importancia. En él se seña-
la que el sistema económico mundial del socialismo
permite crear estructuras económicas nacionales que
contribuyen a acelerar y hacer más eficaz el desa-
rrollo de cada uno de los Estados de la comunidad.
Esos principios fueron la base de una actividad con-
junta gracias a la cual todos los países europeos
miembros del CAME se convirtieron en los años 70
en países industrial-agrarios o industriales.
Conviene destacar de un modo particular la XXIII
Sesión especial del CAME de 1969, en cuyas labores
participaron los secretarios generales y primeros
secretarios de los Comités Centrales de los partidos
comunistas y obreros de los países correspondientes.
En ella se hizo constar que el desarrollo de la co-
munidad socialista había entrado en una nueva eta-
pa. Se elaboró la concepción de la integración eco-
nómica socialista y se determinaron sus objetivos y
orientaciones básicas, sus formas y tareas fundamen-
tales, su esencia político-económica y su mecanismo
económico. Partiendo de estos planteamientos, la se-
sión encomendó al Consejo que elaborase un pro-
grama de cooperación a largo plazo.
Así fue como surgió el Programa Integral, aproba-
do en la XXV reunión de la Sesión. El cumplimiento
de este Programa mostró que las realizaciones de los
países miembros del CAME estaban indisolublemente
asociadas al papel dirigente de los partidos comunis-
tas. Los resultados del trabajo abnegado de los pue-
blos y de la aplicación creadora por cada partido
de las leyes generales de la construcción del socia-
lismo en las concretas condiciones específicas de ca-
da país son un testimonio de las enormes posibilida- les reuniones amistosas que cada año se celebran
des que brinda el nuevo régimen social. en Crimea. El Buró Político del CC del PCUS, después
La experiencia proporcionada por los diez años de de analizar los resultados de estos encuentros en los
realización del Programa Integral ha confirmado el meses de julio y agosto de 1981, señaló que «la mul-
acierto de la organización concertada por los parti- tiplicación de los vínculos entre los países socialis-
dos hacia la profundización y el perfeccionamiento tas en todas las esferas es una de las principales
de la colaboración y hacia el desarrollo de la inte- premisas de la plena realización de las tareas crea-
gración económica socialista. La puesta en práctica doras planteadas por los recientes congresos de los
de esta orientación ha contribuido a la unificación partidos comunistas y obreros y ha servido y sirve
de los esfuerzos para dar solución a los más impor- para impulsar el desarrollo de las economías nacio-
tantes problemas de las economías nacionales y para nales y elevar el bienestar nacional de cada uno de
reforzar el poderlo, la cohesión y el prestigio inter- los Estados hermanos que participan en esta coope-
nacional de la comunidad socialista. ración».
Como puede verse, toda la actividad del Consejo, El cumplimiento de las tareas planteadas por los
que constituye un nuevo fenómeno en la vida de la partidos comunistas y obreros para seguir edifican-
sociedad humana, está guiada por los partidos co- do el socialismo y el comunismo en las condiciones
munistas y obreros. de un alto nivel de desarrollo de las fuerzas pro-
Por- supuesto, en toda empresa nueva se tropieza ductivas en los países del CAME requiere imperiosa-
con dificultades, debidas a factores objetivos y sub- mente incrementar en forma cualitativa la coopera-
jetivos, a la falta de precedentes y a la magnitud ción de sus economías. A ello se debe justamente el
de las tareas. Mas como muestra toda la experien- acuerdo logrado de convocar una reunión económica
cia anterior, los partidos gobernantes de nuestros en la cumbre. Su misión será la de fijar las medidas
países saben hallar la salida de las situaciones más para seguir profundizando la cooperación de los Es-
complejas y superar todos los obstáculos. En ello re- tados de la comunidad socialista en la nueva etapa
side la garantía de que nuestra colaboración seguirá de su desarrollo.
desarrollándose con buen éxito. Al analizar la actividad del CAME, resulta impor-
—¿Cómo caracterizaría usted la actividad presente tante destacar el resultado fundamental de los es-
del Consejo de Ayuda Mutua Económica? fuerzos mancomunados: el incremento del potencial
— Cabe decir que su actividad ha entrado en una económico y del prestigio político de nuestra comu-
nueva etapa. En los congresos celebrados por los par- nidad. Los países socialistas avanzan con paso firme
tidos hermanos en los años 1979—1981, se señaló por esta vía.
que el nivel alcanzado en cada uno de sus respecti-
vos países por las fuerzas productivas reclama una
profundización consecuente de la cooperación. La vi-
da plantea la necesidad de completar los planes de
desarrollo socio-económico de los países con una
concertación del conjunto de su política económica.
Tal coordinación, basada en un cumplimiento hones-
to y consecuente de los compromisos asumidos por
todos los miembros del CAME, permitirá considerar
de manera más plena los intereses nacionales y ge-
nerales.
Las resoluciones de los congresos han confirmado
la orientación hacia una reactivación de la integra-
ción económica socialista. Trátase de aprovechar más
plenamente las posibilidades de intensificar la pro-
ducción social, perfeccionar la estructura de las eco-
nomías nacionales, utilizar racionalmente el potencial
económico y científico-técnico global de los Estados
de la comunidad. Con vistas a ello, los partidos se
han manifestado unánimes en su afán de hacer del
actual decenio un período de intensiva cooperación
productiva y científico-técnica.
La vía de la intensificación del desarrollo de las
economías nacionales, elevación de la productividad
del trabajo, reducción del gasto de energía y mate-
riales y el aprovechamiento más eficaz de los fon-
dos fijos han sido definidos por los congresos de los
partidos como condiciones indispensables para cum-
plir con buen éxito la tarea fundamental de asegu-
rar la elevación del bienestar de los pueblos.
Sobre el progreso de la cooperación ejercen enor-
me influjo las reuniones en la cumbre de los diri-
gentes de los partidos y países hermanos. En este
sentido tienen particular importancia las ya habitua-
81

LA «RAZÓN» DE LA FUERZA
EN EL PRIMER MES de 1982, el Presidente norte-
americano Reagan ha anunciado oficialmente por1
primera vez una intención de la cual sospechaban
hace mucho los medios progresistas de toda la Amé-
rica Latina: Estados Unidos se propone convertir a
Puerto Rico en su Estado número 51.
El anuncio, como es lógico, no puede dejar de
preocupar a la opinión pública no sólo latinoameri-
cana sino mundial. En primer lugar se trata de un
verdadero desafio a la Organización de Naciones
Unidas cuyo Comité de Descolonización [formado por
países de muy distintos continentes y diferentes
concepciones ideológicas y políticas) ha reiterada-
mente proclamado el derecho del pueblo puertorri-
«Diplomacia del silencio»: caricatura sobre los métodos
diplomáticos de EE.UU., del periódico norteamericano In-
ternational Herald Tribune. Las inscripciones de las losas
sepulcrales dicen: «Asesinados por las autoridades», «Tor-
turados hasta la muerte . . .» También han sido enterrados
los «Derechos humanos». Cuando se trata de defender los
intereses imperialistas, los diplomáticos de Washington no
reparan en los medios.
queño a la autodeterminación y la independencia. En
segundo lugar aquí se ve una concepción realmente
muy peligrosa del imperialismo norteamericano: la
negativa a que los pueblos que él considera «peque-
ños» puedan crear su Estado soberano y decidir sus
propios destinos. No es casual que Reagan no ocul-
te su intención de desconocer el Tratado Torrijos—
Cárter, que ha liquidado la base jurídica del domi-
nio colonial ejercido por EE.UU. en la Zona del Ca-
nal que legítimamente pertenece al pueblo paname-
ño.
Pero esto es sólo un aspecto de la cuestión, que,
por así decirlo, sale a la superficie. Hay, además,
otro aspecto. Las autoridades de Washington temen
que pueda llegar a ser un día independiente Puerto
Rico, esa isla situada en el corazón mismo del Mar
Caribe que Estados Unidos utiliza como «portavio-
nes insumergible» y desde la cual amenaza a los
países de la región, tanto los que marchan por la
vía de las transformaciones revolucionarias como
los que luchan por ser libres del yugo extranjero
imperialista y, en fin, los grandes países petroleros
82
ECOS Y REPLICAS
en la zona, puesto que allí donde hay petróleo, se-
gún la peregrina doctrina yanqui, están «vitales in-
tereses» de Estados Unidos. Desde Puerto Rico es
fácil lanzar expediciones punitivas contra todos esos
países, a partir de las 16 bases gigantescas que po-
see Estados Unidos y que ocupan nada menos que
una séptima parte del territorio total de la isla.
En pocas palabras: Estados Unidos quiere garanti-
zarse, ante si y de por si, a contrapelo de las nor-
mas del Derecho Internacional, que seguirá siendo
el amo absoluto de un país que no tiene nada en
común con Estados Unidos (ni territorio, ni lengua,
ni cultura, ni historia, ni idiosincrasia) y que ha
dominado durante más de 80 años del mismo modo
a como lo conquistó: por la fuerza. ¡Y ello dentro
de una estrategia global de actuar en todo y para
todo desde posiciones de fuerza, de agresión, de
guerra!
La conversión de Puerto Rico en un Estado más
de la que José Martí llamó «la otra América» cons-
tituye un hecho abominable, de igual contenido ane-
xionista que el arrebato a México de casi la mitad
de su territorio para ampliar hacia el Sur las fron-
teras norteamericanas. Es una nueva aplicación prác-
tica del pensamiento imperialista del Presidente
Monroe. Pero si éste, en 1823, lo disfrazaba y apa-
rentemente buscaba impedir que hubiera colonias de
Europa en el Nuevo Continente, pensando que su
país, de quedar como único lobo entre las ovejas,
dispondría de una gran zona de influencia a mane-
jar a su antojo, Reagan no escatima en esto su ha-
bitual franqueza cínica.
¿Qué porvenir espera a los ciudadanos del «Esta-
do número 51»? 'Les espera la tragedia de ese 40%
de la población puertorriqueña que vive en Nueva
York, huyéndole al desempleo de un 40% de
la población activa en la isla. Junto con ne-
gros, indios y mexicanos, están sometidos a la
más cruel discriminación racial. En Nueva York y
otras ciudades estadounidenses se pueden ver con
frecuencia carteles, pegados en las puertas de los dis-
tintos establecimientos, que rezan: «Prohibido perros
y puertorriqueños». Y en Harlem por todas partes
se ven edificios lóbregos, increíble suciedad, desor-
den, hacinamiento como en las «villas miserias» de
Brasil o Haití.
También está claro el porvenir que los monopolios
norteamericanos aspiran a tener seguro en Puerto
Rico. Seguir obteniendo más de 2.500 millones de
dólares anualmente, más de la mitad de todo lo que
extraen del saqueo y explotación del conjunto de
América Latina.
El acto temerario de Reagan de quitarle el antifaz
de «Estado libre asociado» a Puerto Rico y hacerlo
parte «interna» de Estados Unidos, sin lugar a du-
das conducirá a nuevas Juchas de ese heroico pue-
blo por la independencia nacional, como han anun-
ciado los representantes de las fuerzas patrióticas
puertorriqueñas. Puerto Rico no quiere continuar
siendo una colonia sin esperanzas de libertad e in-
dependencia nacional, ni un Estado artificial de
Estados Unidos en que los puertorriqueños serían
ciudadanos de segunda clase. Este país caribeño as-
pira a ser lo que está predeterminado por su geo-
grafía y su historia: otra república de América La-
tina. En este momento decisivo, con él estará la so-
lidaridad de cuantos en el mundo anhelan la justi-
cia, la paz y el ejercicio por los pueblos de la auto-
determinación.
RAÚL VAIDES VIVO,
miembro del CC del Partido Comunista de Cuba
¿ CON EL PUEBLO O CONTRA EL
PUEBLO?
Análisis de algunas interpretaciones
burguesas acerca de la experiencia
de los militares peruanos
LA ETAPA en el poder del sector progresista de
los militares peruanos (1968—1975) constituye una
experiencia que sigue despertando interés tanto en
América Latina como fuera de esta zona. Este inte-
rés es de doble naturaleza. En los medios democrá-
ticos y antiimperialistas, incluidos ciertos sectores
militares, dicha experiencia es analizada con el fin
de descubrir los lados fuertes y débiles de la polí-
tica y realizaciones del Gobierno de las fuerzas ar-
madas peruanas presidido por el general Velasco
Alvarado y establecer las causas que determinaron
su ruptura. Los analistas burgueses estudian el «fe-
nómeno peruano» con el propósito de hallar ante
todo la respuesta a una cuestión clave para los
estrategas del imperialismo: ¿fue el experimento
peruano —para ellos enigmático y peligroso— una
casualidad histórica o puede repetirse en otros
países latinoamericanos?
La bibliografía de obras de autores burgueses de-
dicadas al problema del «nuevo papel de los mili-
tares del Perú» cuenta ya con decenas de títulos1.
Tal atención a este problema se explica por el
hecho de que lo ocurrido en Perú ha obligado a un
nuevo planteamiento de la cuestión de si el ejército
es.capaz de actuar como defensor, e incluso como
exponente, de los intereses de la nación y contri-
buir así a liberar a su patria de la dependencia im-
perialista y a resolver los apremiantes problemas so-
cio-económicos de su país.
Según ha demostrado la experiencia del desarro-
1
Mencionaremos tan sólo los más destacados: A. Lo-
wenthal, ed. The Peruvían Experiment. Continuity and
Change under Military Rule. Princeton, 1975; Peruuian
Nationalism. A Corporatist Reuolution. Ed. by D. Chaplin.
New Brunswick, 1976; V. Alba. Perú. Boulder, 1977,
J. Comblln. Le pouvoir militaire en Amérique Latine. Pa-
rís, 1977; G. Philip. The Rlse and Fall oj the Peruvian Mi-
litary Radicáis. 1968—1976. London, 1978; D. Werlich. Pe-
rú. A Short History. Carbondale, 1978; R. Thorp. The Pe-
ruvian Experiment in Historical Perspective. Washington,
1979; P. Cleaves. A Decade of Military Policy-Making in
Perú, 1368—1977. Washington, 1979; S. Stein. Populism In
Perú: The Emergence of the Masses and the Politics oj
Social Control. Madison, 1980; D. Scott Palmer. Perú. The
Authoritarian Tradition. New York, 1980; C. McClíntock.
Self-Management and the Peasant; Agrarian Cooperatives
and Changing Political Culture in Perú, 1969—1975. Prin-
ceton, 1981.
lio social, cuando en el ámbito mundial se enfren-
tan dos sistemas socio-políticos y se produce una
reanimación o ascenso de la lucha democrática re-
volucionaria, el papel político de las fuerzas arma-
das no es, ni mucho menos, unívoco. Puede ser tanto
reaccionario como progresista, con la particularidad
de que la opción depende no sólo del carácter del
ejército mismo, sino también del medio social en que
actúa.
Los ideólogos y políticos del imperialismo no han
ocultado nunca que consideran las fuerzas armadas
como el eslabón decisivo de su estrategia contrarre-
volucionaria, como el último medio de «contener»
la lucha de liberación de los pueblos. «El ejército
es la última barrera contra la amenaza marxista-le-
ninista» 2 , dijo sin rodeos Robert White, ex embaja-
dor de los EE.UU. en El Salvador.
Es causa de particular preocupación para la reac-
ción internacional la posibilidad de que los milita-
res sean capaces de promover un programa propio
de transformaciones democráticas y antiimperialistas
que respondan a los intereses de las masas popula-
res y cuenten con el apoyo de éstas. El desarrollo
de los procesos revolucionarios en Latinoamérica
durante los últimos quince años muestra que tal po-
sibilidad no es nada ilusoria. Más aún, la actuación
de los militares peruanos no constituye en cierto
modo una excepción. Figura a la par del movimien-
to de los oficiales constitucionalistas de Santo Do-
mingo, la llegada al poder del sector patriótico
de las fuerzas armadas de Panamá y los intentos
de llevar a cabo apremiantes cambios sociales, rea-
lizados en su tiempo, bajo distintas formas y con
distinto éxito, por círculos militares nacionalistas de
Bolivia, Ecuador y Honduras. Todos estos aconteci-
mientos confirman la tesis, expuesta hace tiempo por
los comunistas latinoamericanos, de que en nuestra
época no son posibles las instituciones sociales ce-
rradas, impermeables a las ideas renovadoras, ya
que la lucha de clases, la lucha política, no cesa a
la puerta de los cuarteles.
La vida se ha encargado de demostrar que, en
unas condiciones históricas concretas, en los perío-
dos de agudización de las crisis socio-económicas y
políticas y en una situación de «alienación social»
del aparato del Estado, comprendido el propio ejér-
cito, las fuerzas armadas tienen la posibilidad de to-
mar el poder, actuar como «arbitro» de los conflic-
tos sociales y, en una serie de casos, promover su
propio programa para llevar a efecto las transforma-
ciones sociales exigidas por el momento. La lógica
de la lucha contra la prepotencia imperialista y la
2
U.S. News and World Report, 26 de enero de 1981,
p. 37.
83
resistencia de la oligarquía obligan con frecuencia
a los militares a ir más allá de los objetivos que se
hablan señalado originalmente.
ASI, EN CIERTO MODO, se desarrollaron los
acontecimientos del Perú en 1968, cuando llegaron
al poder los militares, pero ellos se habían trazado
con antelación y realizaron una serie de cambios
progresistas en las estructuras socio-económicas del
país. En el transcurso de varios años se llevó a ca-
bo una reforma agraria radical que puso fin al la-
tifundismo, se quebrantaron seriamente las posicio-
nes de la oligarquía local y de los monopolios ex-
tranjeros, se constituyó un fuerte sector público y
se comenzó a formar un sector de propiedad social
y se desarrollaron diversas ramas de la industria na-
cional. Simultáneamente se acrecentó de un modo
considerable el prestigio internacional del Perú co-
mo Estado soberano, con una política independien-
te. Como señalara el historiador norteamericano
D. Werlich, ni un solo país del Hemisferio Occiden-
tal, con la excepción de Cuba, «... ha experimentado
cambios tan espectaculares en un período tan cor-
to»3.
La actuación de la oficialidad patriótica peruana
provocó auténtico desconcierto entre la reacción
latinoamericana e internacional. La política del go-
bierno de Velasco Alvarado, decía D. Chaplin, soció-
logo estadounidense, profesor de la Universidad de
Michigan Occidental, «ha sumido en la consterna-
ción a las personalidades oficiales norteamericanas,
acostumbradas a considerar los regímenes milita-
tares como su último y mejor baluarte contra el co-
munismo» 4 . Las profundas transformaciones sociales
en Perú, promovidas por los militares, «horrorizaron
a los capitalistas tanto domésticos como extranje-
ros»5, señala G. Philip, de la Escuela de Economía
de Londres. Pero lo que más alarmó a los ideólogos
del imperialismo, como reconoce A. Lowenthal, jefe
del Centro de Investigación del Consejo Norteameri-
cano de Relaciones Internacionales, es que «oficia-
les y políticos civiles de países tan distintos como
Argentina y Ecuador, Bolivia y Brasil, Cuba y la Re-
pública Dominicana, Uruguay y Colombia manifiesten
interés (y corrientemente admiración) por el expe-
rimento peruano» 6 .
Las transformaciones socio-económicas del Perú
siguen teniendo una gran incidencia. Y aunque el
proceso antiimperialista y antioligárquico fue rever-
tido en Perú a partir de 1975, tras el desplazamien-
to del general Velasco Alvarado de la presidencia
y la eliminación de los ministros que representaban
el sector patriótico de las FF.AA., y sobre todo en
1980, cuando el poder volvió a las manos de las
fuerzas que habían sido apartadas de él en 1968,
muchas de las transformaciones realizadas podrían
considerarse irreversibles. «Cualquiera que sea el
color político de los gobiernos peruanos de los
años 80 —se ve obligado a reconocer D. Scott Palmer,
profesor de la Universidad John Hopkins, de los
EE.UU.— tendrán que vérselas con los cambios intro-
ducidos .. .»7
La reacción peruana e internacional quisiera ha-
cer creer que el único fruto del Gobierno Velasco
Alvarado fue «una crisis financiera de aterradoras
3
D. Werlich. Perú. A Short History, p. 300.
4
Peruvian Nationalism. A Corporatist Reuolution,
pp.5 16—17.
G. Philip. The Rise and Fall of Peruvian Military Ra-
dicáis, p. 3.
6 15
A. Lowenthal, ed. The Peruvian Experiment, p. 3.
7
D. Scott Palmer. Perú. The Authorltarian Tradiíion,
p. 4.
proporciones» 8 . Pero la realidad es que la crisis,
prolongada hasta hoy día, ha sido el resultado de
las actividades desestabilizadoras y subversivas del
imperialismo y de la contrarrevolución peruana con-
tra el Gobierno de las FF.AA. y una consecuencia
de la capitulación de sus sucesores ante el capital
monopolista doméstico y extranjero y del desmon-
taje de las transformaciones revolucionarias. Es
obvio que los militares peruanos cometieron no po-
cos errores. No obstante la experiencia de su perma-
nencia revolucionaria y progresista en el poder ha
puesto de manifiesto el terrible peligro que para la
dominación del imperialismo y la oligarquía supone
la posibilidad de que el ejército pase a defender
realmente los intereses nacionales. Como señaló el
VII Congreso del Partido Comunista Peruano (cele-
brado en 1979), es un hecho histórico incontrover-
tible que las medidas del Gobierno Velasco Alvara-
do «significaron golpes contundentes al imperialismo
y a sus principales aliados; golpes que lesionaban
seriamente su sistema de dominación y privile-
gios»9.
Ese resultado de la política de los militares pe-
ruanos, el principal y más sustancial, es el que in-
tentan silenciar o desvirtuar por todos los medios
los ideólogos del imperialismo.
EL DEFECTO FUNDAMENTAL de que adolecen los
análisis burgueses del papel político del ejército es
la idea que tratan de imponer acerca de las fuer-
zas armadas como «institución corporativa cerrada»,
protegida del influjo del sector civil de la sociedad
y defensora, como estima, por ejemplo, D. Scott
Palmer, de sus intereses exclusivos10. En tales tra-
bajos se puede hallar, en el mejor de los casos, el
reconocimiento de que entre los factores de la op-
ción política de los militares peruanos figura, con
un importante papel, el cambio de la composición
de clase de la oficialidad. Como dice el ya mencio-
nado D. Werlich, «un sector muy considerable de
los oficiales peruanos de carrera procedía de las
capas inferiores de la clase media o era incluso de
extracción obrera, y 11la mayoría eran oriundos de
provincias olvidadas» . Según el politólogo inglés
G. Philip, también habría desempeñado un papel no
desdeñable «el desprecio por los políticos civiles, a
los que se consideraba corrompidos, incompetentes
e incapaces de resolver los problemas del país»12.
A. Lowenthal señala, además, el efecto emocional
producido «por la experiencia de los altos oficiales
durante la represión de las insurrecciones guerrille-
ras de mediados de los años 60»13.
Pero los autores burgueses no van más alia de
estos factores —de suyo muy importantes— y dejan
al margen otras causas esenciales, que fueron las
determinantes de la evolución experimentada por
las concepciones ideológicas y políticas prerrevolu-
cionarias del ala patriótica de las FF.AA. De aquí
que los analistas burgueses, entre ellos el mismo
Lowenthal, no se expliquen «por qué los oficiales pe-
ruanos fueron más allá de su programa original.. .
por qué ahondaron y extendieron el proceso refor-
mador»14.
No tiene sentido, a nuestro entender, buscar la
89 International Herald Trtbune, 30 de junio de 1980.
10
Unidad, 2 de noviembre de 1979.
Véase D. Scott Palmer. Perú. The Authorltarian Tra-
diíion, p. 96.
11
12
D. Werlich. Perú. A Short History, p. 301.
G. Philip. The Rise and Fall of the Peruvian Military
Radicáis, p. 42.
13 A. Lowenthal, ed. The Perualan Experiment, p. 22.
" Ibíd., p. 31.
respuesta a este interrogante partiendo de un aná-
lisis de las tendencias y estados de ánimo imperan-
tes tan sólo en los medios militares. En las actuales
condiciones conserva toda su vigencia la fundamen-
tal indicación de Lenin de que la evolución de los
medios castrenses depende de la correlación de
fuerzas sociales. El elemento básico y determinante
de los cambios en las concepciones y posturas po-
líticas del personal de las fuerzas armadas perua-
nas y la fuerza motriz de las transformaciones
antiimperialistas y antioligárquicas en Perú, fue, en
definitiva, el desarrollo mismo de la lucha de clases
y, ante todo, los largos años de lucha de la clase
obrera y las amplias masas populares por la nacio-
nalización del petróleo y la reforma agraria. Tam-
bién desempeñaron un importante papel el cambio
de la correlación de fuerzas en el mundo en favor
de la paz, la democracia y el socialismo, los éxitos
de la Revolución Cubana y el ascenso del movimien-
to democrático revolucionario en otros países de
América Latina.
La experiencia de los últimos decenios evidencia
que cuando se van agudizando los problemas socio-
económicos cardinales y el proletariado y su parti-
do carecen de posibilidades políticas reales inme-
diatas para ejercer su misión histórica, la dirección
del proceso de transformaciones sociales puede ser
asumida por las fuerzas democráticas revoluciona-
rias, que en Perú fueron los sectores patrióticos del
ejército.
Las concepciones antiimperialistas de una parte
considerable de las FF.AA. peruanas estaban con-
dicionadas por una serie de factores. En primer lu-
gar, como reconocen incluso investigadores burgue-
ses, la circunstancia de que, a diferencia de lo que
ocurre en otros muchos países latinoamericanos, los
oficiales peruanos, tanto en servicio activo como
después de pasar a la reserva, por regla general no
participaban directamente en actividades empresa-
riales, aun si procedían de la burguesía alta y me-
dia y representaban los intereses de su clase. Otra
premisa no menos importante de las tendencias pro-
gresistas en el ejército fue el propio carácter de la
preparación militar en el Perú, que permitió asegu-
rar a finales de los años 60 una dependencia menor
<ie las academias militares respecto del asfixiante
influjo del Pentágono en comparación con el que
experimentaban los centros análogos de otros países
latinoamericanos. El Centro de Altos Estudios Mili-
tares (CAEM) jugó un no desdeñable papel concien-
tizador. Como señala el investigador belga J. Com-
blin, estas circunstancias fueron las que permitieron
a los militares peruanos elaborar una doctrina mili-
tar auténticamente nacional15.
Según reconoce el sociólogo norteamericano
D. Chaplin, el mito de la «amenaza militar comunis-
ta exterior ya había perdido su credibilidad» 16 , entre
los militares peruanos desde hacía muchos años. El
Pentágono no consiguió imponerles plenamente la
doctrina de la «lucha antisubversiva», contraria a
los intereses nacionales y que, de hecho, es la que
imprime a los ejércitos latinoamericanos sus funcio-
nes de gendarmes y los convierte en fuerzas de ocu-
pación dentro de sus propios países. Cuanto menor
era el miedo al imaginario peligro de la «subver-
sión», mayor atractivo tenía para los sectores pa-
trióticos del ejército la idea de la defensa de los
intereses nacionales, como se ve obligado a confe-
Véase J. Comblin. Le pouvoir militaire en Amérique
Latine, pp. 130—140.
16 Peruvian Nationalism. A Corporatist Revolution, p. 16.
sar, el politólogo inglés G. Philip17. Según la con-
cepción de la «defensa integral», elaborada por los
militares peruanos, la principal amenaza para la so-
beranía nacional procedía de la «agresión económi-
ca» y de la dependencia general del país, origina-
doras de las premisas —subdesarrollo, miseria, in-
justicia social —de una peligrosa, a juicio de los
militares, «revolución violenta». Para D. Werlich,
los militares peruanos, basándose en esta concep-
ción, consideraban que su deber no era defender el
statu quo socio-económico, sino contribuir «al má-
ximo desarrollo de los recursos materiales y huma-
nos del país», «defenderlo frente a las presiones
exteriores» y «suprimir la miseria extrema y la in-
justicia social»18.
Al evaluar de este modo los orígenes y la evolu-
ción de las concepciones ideo-políticas de los mili-
tares peruanos, los analistas burgueses reconocen de
hecho, quiéranlo o no, que el único modo de servir
a los intereses nacionales y defender la indepen-
dencia y la soberanía de la nación —tareas supremas
del ejército de cualquier país— es renunciar a las
doctrinas militares anticomunistas, antinacionales y
antipopulares del Pentágono. Ello implica la nece-
sidad de establecer un programa propio de lucha,
no contra una mítica «amenaza del comunismo», si-
no contra el visible y tangible avasallamiento de los
países latinoamericanos por el imperialismo norte-
americano. Este programa presupone, a su vez, la
negativa a apoyar el statu quo socio-económico, la
renuncia a desempeñar las funciones de gendarme
del pueblo y la realización de profundas transfor-
maciones en las atrasadas estructuras sociales, así
como la defensa de los intereses vitales de las ma-
sas populares. Tal es la opción que han de hacer los
militares de toda América Latina: con la Patria y el
pueblo o contra ellos, al lado del imperialismo y la
oligarquía local. Para los ejércitos latinoamericanos
no hay ni puede haber otra alternativa.
LOS ANALISTAS BURGUESES examinan también
las causas de la ruptura sufrida por el sector patrió-
tico de los militares peruanos. Los autores que adop-
tan posturas abiertamente derechistas y conservado-
ras, como el publicista peruano A. Baella Tuesta o el
politólogo norteamericano V. Alba, se limitan a
acusar al Gobierno Velasco Alvarado de haber ido
demasiado lejos en su política antiimperialista y an-
tioligárquica 19 y de haber sido poco menos que una
víctima de la influencia comunista20. Los autores li-
berales burgueses hacen tímidos esfuerzos para des-
cubrir las verdaderas causas de dicha ruptura, pe-
ro en el mejor de los casos no van más allá, como
G. Philip, de un reconocimiento de que el régimen
peruano «era un gobierno militar y, como tal, se
veía muy coartado por su base política»21. D. Scott
Palmer destaca también que «el gobierno careció de
suficiente apoyo popular» 22 . Cabe admitir que todo
esto es verdad, pero las auténticas causas del des-
plazamiento del sector progresista de los militares
peruanos son, por supuesto, mucho más hondas.
" Véase G. Philip. The Rise and Fall of the Peruvian
Military Radicáis, p. 163.
w D. Werlich. Perú. A Short History, p. 303.
19
Véase A. Baella Tuesta. El poder invisible. Los Pri-
meros mil días de la Revolución Peruana. Lima, 1976.
20
A título de curiosidad podemos señalar que, para
V. Alba, una de las peligrosas manifestaciones del «apoyo
comunista» era . . . la interviú con Velasco Alvarado, pu-
blicada en enero de 1975 por nuestra revista. (Véase
V. 21Alba, Perú, p. 218.
G. Philip. The Rise and Fall of the Peruvian Military
Radicáis, p. 162.
22
D. Scott Palmer. Perú. The Authorltarian Tradition,
p. 125.
85
 En la política de los militares patriotas peruanos
toman cuerpo profundas contradicciones, que los
analistas burgueses no pueden o no quieren descu-
brir. Estas contradicciones obedecían, en primer lu-
gar, al carácter institucional del propio régimen
instaurado por los militares, lo que desde un co-
mienzo hizo depender por entero todo el conjunto
de medidas del Gobierno y el futuro de las mismas
de la frágil correlación de fuerzas en el mando de
las distintas armas y en el seno del propio Gobier-
no. Obedecían, en segundo lugar, a la limitación pe-
queñoburguesa de las concepciones ideo-políticas a
las que se atenían incluso muchos de los elementos
más progresistas del régimen y que tuvo consecuen-
cias funestas.
El desarrollo de los acontecimientos en Perú ha
demostrado plenamente la razón del enunciado leni-
nista de que «en el siglo XX no se puede ser de-
mócrata revolucionario en un21 país capitalista si se
teme ir hacia el socialismo» . Y la experiencia ha
puesto de manifiesto que sin orientarse a pasar de
la etapa democrática de la revolución a una etapa
nueva y superior, a la etapa de las transformacio-
nes socialistas, el movimiento de liberación anti-
imperialista está condenado a mancar el paso e in-
cluso a correr el riesgo de la derrota.
Otra gran falla de la política del Gobierno de las
FF.AA. fue el no haber impulsado —a despecho de
las numerosas declaraciones de desear una «demo-
cracia social de. participación plena» de las masas—
la incorporación real del pueblo al poder. Todos los
intentos realizados por las fuerzas progresistas y las
masas trabajadoras para prestar «desde abajo» un
apoyo organizado al proceso revolucionario fueron
frenados so pretexto de peligro de «infiltración co-
munista». Y ello con la finalidad exclusiva de poder
dirigir a las masas «desde arriba». La consecuencia
fue que, a fin de cuentas, el régimen se vio total-
mente aislado de las masas y en la imposibilidad
de apoyarse en ellas para aplastar la conjura con-
trarrevolucionaria.
El éxito de la conjura se debió también en gran
medida a la participación que tuvieron en el golpe
de agosto de 1975 los militares progresistas, quienes
vinculaban erróneamente con el apartamiento del
general Velasco Alvarado del poder sus esperanzas
de fortalecer sus propias posiciones en el Gobierno
y en el ejército y de profundizar el proceso revolu-
cionario en el país. Sin embargo, tales esperanzas
se vieron defraudadas. La correlación de fuerzas en
la jerarquía militar habla cambiado a favor de la de-
recha, de los elementos contrarrevolucionarios, lo
que hizo que el ala patriótica de la oficialidad se
viera más bien desplazada por el sector de las fuer-
zas armadas Intimamente ligado al capital monopo-
lista nacional y extranjero. Durante todos los años
del Gobierno de Velasco Alvarado, los grupos ultra-
izquierdistas, maolstas y trotskistas, desempeñaron
un papel de lo más negativo, actuando prácticamen-
te de cómplices de las fuerzas contrarrevoluciona-
rias.
No fueron menos trágicas las consecuencias de
que el Gobierno de las FF.AA. y sus «consejeros po-
líticos» negaran las leyes objetivas del desarrollo
social y la experiencia de las revoluciones antiimpe-
rialistas y de los procesos revolucionarios de otros
países y se atuvieran a la viciada concepción de que
la revolución peruana tenía un carácter «exclusivo»
e «irrepetible», a la vez que consideraban inaplicable
a Perú la doctrina marxiste-leninista, innecesaria la
23
V. I. Lenin. Obras Completas, 2a ed., Cartago, Buenos
Aires, 1970, t. XXVI, p. 440.
86
actividad partidaria e inútil la formación de la van-
guardia política de la revolución.
Pese a la gran importancia de las transformacio-
nes llevadas a cabo por el Gobierno de Velasco Al-
varado, que afectaron a las relaciones de producción
y acabaron con la omnipotencia de la oligarquía,
los militares no se propusieron cambiar radicalmen-
te el carácter capitalista de la propia base material
de la sociedad y el Estado peruanos. Esto condicio-
nó en gran medida la limitación del proceso que se
iba desarrollando bajo la dirección de los militares
y facilitó el retorno de los representantes del gran
capital al poder político.
Es evidente que el imperialismo está muy intere-
sado en presentar el proceso peruano como un ac-
cidente histórico, como algo irrepetible, como, se-
gún palabras de D. Scott Palmer, «una excepción a
la regla» 24 . Pero difícilmente puede admitirse que
tal apreciación tenga algún fundamento. La agudiza-
ción de la profunda crisis de las estructuras socio-
económicas de los países latinoamericanos hace que
se incorporen a la lucha revolucionaria nuevas ca-
pas sociales, cada vez más amplias, entre ellas sec-
tores de la oficialidad.
Como ha reconocido L. Einaudi, destacado experto
norteamericano en problemas militares de América
Latina, refiriéndose al proceso revolucionario pe-
ruano, «no parece que este reto a nuestros tradicio-
nales puntos de vista sobre Latinoamérica sea el
último... La reciente reorientación de la Iglesia y
del papel de los militares sugieren que los25 cambios
en América Latina tienen profundas raíces» . Esa es
también la opinión de G. Philip, quien advierte que
los militares «tienen todavía en América Latina bas-
tantes opciones abiertas, lo que induce a suponer
que son posibles nuevas sorpresas»26. Incluso el poli-
tólogo norteamericano V. Alba, profesor de la Uni-
versidad de Kent y hombre de mentalidad antico-
munista, se ve obligado a reconocer la existencia de
grandes probabilidades de que el ejemplo peruano
sirva para reforzar las posiciones de jóvenes mili-
tares patriotas de otros ejércitos latinoamericanos 27 .
ES OBVIO QUE EL MOVIMIENTO DE LOS MILI-
TARES —y Perú es un ejemplo de ello— está lleno
de limitaciones ideológicas. Sin embargo, la propia
práctica de las transformaciones y el inevitable en-
frentamiento ique en el curso de las mismas se pro-
duce con la reacción internacional y local ayudan
a liberarse de muchos prejuicios y errores y de las
prevenciones anticomunistas inculcadas por el impe-
rialismo, contribuyen al paso gradual de los demó-
cratas revolucionarios más consecuentes a las posi-
ciones del socialismo científico, a la alianza con la
clase obrera. Una prueba convincente de ello es la
experiencia de muchos países que han emprendido
—algunos de ellos bajo la dirección de militares pro-
gresistas— el camino de la liquidación de la de-
pendencia del imperialismo y han optado por una
orientación socialista de su desarrollo. Así lo evi-
dencia también el hecho, señalado en el VIII Con-
greso extraordinario del Partido Comunista Peruano
(enero-febrero de 1982), de que un número cada vez
mayor de partidos y organizaciones políticas se de-
claren partidarios del socialismo. Esto se debe, co-
mo se ha destacado en el Congreso, a la creciente
24
D. Scott Palmer. Perú. The Authoritarian Traditlon,
p. 2597.
Peruvian Nationalism. A Corporaíist Revolution,
pp.26 422—423.
G. Pñillp. The Rise and Fall o] the Peruvian Milita-
ry 2 Radicáis, p. 167.
' Véase V. Alba. Perú, p. 201.
influencia del socialismo sobre la forma de pensar
de toda la humanidad.
Los ideólogos burgueses quisieran poner punto fi-
nal en la experiencia de los militares peruanos. Pero
los sectores progresistas de los ejércitos latinoame-
ricanos, que están esperando que llegue su momen-
to, seguramente habrán extraído importantes con-
clusiones del proceso revolucionario peruano, que
ha experimentado una retención temporal. Y que ese
momento habrá de llegar, que habrán de decidir en-
tre estar con el pueblo o estar contra él, es algo en
lo que no cabe dudar.
VALERIO VALLEJO
ADVERTENCIA Y EXHORTACIÓN
F r e d S c h m i d , unter Mitarbeit v o n
K l a u s M a h l e r . ABRÜSTEN ODER TOT-
RÜSTEN. Zur Rüstungspolitik der BRD. Frank-
furt am Main, Marxistische Blatter, 1981,
196 S.
«¿DESARMARSE O ARMARSE HASTA MORIR?»:
esta pregunta no retórica, ni mucho menos, que la
propia vida plantea ante los Estados miembros de
la OTAN, constituye el título del libro escrito por el
estudioso germanooccidental Fred Schmid en colabo-
ración con Klaus Mahler. Desde posiciones científicas
marxistas, el autor pone al descubierto el transfondo
de la famosa «política de armar a la RFA con fines
de seguridad» y muestra su estrecho nexo con la lí-
nea cada vez más agresiva de la Administración Rea-
gan, que conduce a una peligrosa confrontación mi-
litar en el continente europeo. Al escribir el libro, el
autor —como él mismo lo señala— se proponía «im-
pulsar la lucha por el desarme y la reconversión de
la industria en producción civil» (p. 11). Pensamos
que Fred Schmid ha alcanzado su objetivo.
La obra da a conocer al lector los planes estraté-
gicos del imperialismo germanoccidental, que ha
creado un imponente complejo militar-industrial, se
refiere al papel que desempeña el Gobierno en el
continuo desarrollo de la producción de armamen-
tos.
Hasta hace poco parecía que Bonn aceptaba con-
tentarse con el papel de socio menor de los EE.UU.
en la OTAN. Pero los hechos demuestran otra cosa.
Los militaristas germanooccidentales no ocultan sus
planes revanchistas, exigen que la RFA no sólo vaya
del brazo con los EE.UU. en los preparativos milita-
res, sino que se adelante a ellos en algunos aspec-
tos. No es casual que los teóricos de la Bundeswehr
propongan hoy, en lugar de la vieja concepción de
«defensa avanzada», la de «defensa en el territorio
del enemigo». Al analizar la evolución de estas con-
cepciones, el autor desmiente la propaganda oficial
de Bonn que afirma que el único objetivo de las
fuerzas armadas de la RFA, situadas en el primer lu-
gar entre los ejércitos de los signatarios europeos
del Bloque Noratlántico, es garantizar la seguridad
del país. El libro muestra que el programa de dise-
ñar el avión de combate Tornado, de empleo múl-
tiple, y la' fabricación del tanque Leopard-2 y del
cañón autopropulsado Gepard tienen como fin seguir
reforzando el carácter ofensivo y la potencia de cho-
que de la Bundeswehr. Bonn apoya activamente la
decisión aprobada por la sesión del Consejo de la
OTAN en Bruselas sobre el emplazamiento de cohe-
tes norteamericanos de alcance medio en Europa,
así como las proposiciones sobre la instalación del
arma de neutrones en el territorio de la RFA y de
otros Estados. Resulta que el Gobierno germanoocci-
dental hace caso omiso del peligro real de que el
continente europeo se convierta en un teatro de la
llamada guerra nuclear «limitada», cuya «admisibili-
dad» se reconoce sin ambages en la directriz N2 59
del Presidente norteamericano.
Antes, el pensamiento militar norteamericano par-
tía de la premisa de que quien dispara primero, mue-
re segundo, o sea, de que al agresor nuclear le espe-
ra un castigo ineludible. Hoy, buscando evitar el ries-
go, los EE.UU. cifran sus esperanzas en otra varian-
te. Se proponen «disparar primeros utilizando a los
europeos como un escudo atómico. A tal efecto, éstos
recibirán gratuitamente nuevos misiles asumiendo
únicamente los gastos para crear la infraestructura.
Y, en vez de los norteamericanos, irán a la hoguera
de la guerra a t ó m i c a . . . La política actual del Go-
bierno lo hace posible» (p. 31).
¿En aras de qué convierte Bonn a la población de
la RFA en «rehén» de la política aventurera de
Washington? El libro da una respuesta exacta: en
aras de los intereses globales del imperialismo inter-
nacional y de los absurdos propósitos de la reacción
de retrotraer la marcha de la historia. Participando
directamente en los intentos de realizar estos pla-
nes, el Gobierno germanooccidental contribuye, por
ejemplo, a reforzar el régimen racista de la RSA, le
ayuda a asimilar la tecnología de la producción del
arma nuclear (acumulando experiencia en esta es-
fera que tanto atrae a los revanchistas), amplía las
exportaciones del material de guerra a los llamados
países tercermundistas, sobre todo a aquellos donde,
por causas diferentes, no pueden actuar los «mer-
caderes de la muerte» estadounidenses.
Los convincentes argumentos que muestran cuan
nefasta es la influencia de la militarización en la
economía y en la situación de los trabajadores en la
RFA, constituyen uno de los lados fuertes del libro.
Fred Schmid refuta el punto de vista, arraigado en-
tre los economistas burgueses, de que la carrera de
armamentos hace aumentar la ocupación e incluso el
bienestar de la población. Aduciendo cifras y hechos
demuestra que, al contrario, la produción de las ar-
mas de destrucción desacSlera y disminuye los rit-
mos de desarrollo económico, absorbe enormes re-
cursos materiales y espirituales, reduce el número
de puestos de trabajo, contamina el entorno. «El rum-
bo hacia el continuo incremento de los armamentos
—escribe el autor— no sólo es peligroso para la vi-
da. Simplemente ya no hay medios para continuarlo»
(p. 64). La militarización acrecienta la deuda interna
y convierte la ciencia en una fuerza destructora. Las
investigaciones y estudios para la producción civil no
reciben del presupuesto estatal sino migajas.
Tomando como ejemplo cinco de los principales
consorcios militares germanooccidentales (MBB.
Krauss-Maffei, MTU, Rheinmetall y Dornier), el libro
desenmascara el carácter parasitario de la industria
de guerra, industria que en su desarrollo invierte
muy a desgana y en un grado mucho menor que el
sector civil de producción, medios financieros pro-
pios. Los fabricantes de la muerte reciben del Go-
bierno pingües subsidios y se lucran más y más. En
1970—1979, por ejemplo, el consorcio MBB aumentó
sus beneficios en el 375,6% recurriendo a métodos
sucios (también vendiendo al Estado armamentos a
precio de especulación). Las asignaciones provienen
del tesoro público, y la plusvalía va a parar en ma-
87
nos privadas: así se saquea legalmente la riqueza
social.
El libro contiene datos de interés sobre los cam-
bios operados en el emplazamiento y la estructura de
la industria de guerra. Hoy, los magnates del acero
de Ruhr, «armeros» principales del imperialismo ger-
mano, que antes desempeñaron el primer papel, han
sido desplazados por los monopolios de la electró-
nica de otras regiones del país, ante todo de Bavie-
ra. El ambiente político de Baviera, donde el poder
pertenece a la USC encabezada por el militarista em-
pedernido F. J. Strauss, imprime al nuevo núcleo del
complejo militar-industrial que se ha formado en es-
ta región, rasgos de extraordinaria agresividad. A las
empresas concentradas en Baviera les correspondía,
ya en 1976, el 50,5% de todos los contratos concer-
tados con el Departamento Federal de Material de
Guerra, distribuidor principal de los encargos de la
Bundeswehr. En el segundo lugar se situaba Baden-
Württemberg con su 15% y sólo en el tercero, Rin
del Norte-Westfalia, «taller de armamentos» tradi-
cional (12,3%).
En sus relaciones con los fabricantes de armamen-
tos, los socialdemócratas en poco se diferencian de
los socialistas cristianos. En el libro se dan pruebas
ostensibles de la «división del trabajo» y de la coope-
ración entre la coalición gobernante y la oposición.
A principios de 1981, por ejemplo, con los esfuerzos
mancomunados de la USC y el PSDA se logró la fu-
sión del consorcio MBB con la empresa Vereinigte
Flugtechnische Werke en un gigantesco monopolio
aeronáutico-coheteril llamado a desempeñar un im-
portante papel en la realización de los programas
militaristas para los años 80. Ambos partidos ignora-
ron la justa exigencia de los obreros de escuchar y
considerar su opinión sobre la fusión de las empre-
sas. Estos hechos demuestran que los líderes social-
demócratas defienden los intereses de los consorcios
militares en una medida no menor que la USC. Y a
los trabajadores, en vez del llamado Estado social,
prometido en el programa del PSDA, que aseguraría
a todos los ciudadanos un libre autodesarrollo, la
política de la coalición gobernante les acarrea nue-
vas y nuevas penalidades. En 1976—1979, los impues-
tos que afectan a la población aumentaron en 28.900
millones de marcos, mientras que las asignaciones
para las necesidades sociales se redujeron en 44.200
millones.
El último capítulo, que'analiza las posibilidades de
la conversión de la industria de guerra en produc-
ción civil, es original en muchos aspectos. Citando
pasajes de los documentos de las organizaciones so-
ciales y sindicales de la RFA, Fred Schmid destaca
que las exigencias que exponen son a menudo de ca-
rácter abstracto y no impulsan a las masas a tomar
medidas prácticas, necesarias para solucionar esta
importante tarea.
El mérito del libro que reseñamos consiste en que
traza vías concretas para reorientar la economía na-
cional hacia la industria civil. Formula exigencias
fundamentales para esa industria civil, creada en
base y en sustitución de la de guerra. Primero, «debe
disponer de tecnologías perfeccionadas, que requie-
ran fuerza de trabajo altamente calificada y el equi-
pamiento con máquinas más modernas, así como in-
tensos estudios científico-técnicos y en materia de di-
seño y ensayo» (p. 140). Segundo, su producción la
deben constituir «artículos de consumo social fabrica-
dos por encargo del Estado» (p. 143). En fin, se pre-
cisa garantizar una duradera y creciente demanda de
estos artículos.
Sin embargo, si se limita a proponer modelos de
una economía de paz y a discutir sus aspectos técni-
88
eos —señala el autor—, será imposible lograr la
conversión de la industria de guerra en civil. Es por
eso que en la obra se analizan también cuestiones po-
líticas relacionadas con la reconversión. La única vía
que conduce hacia ésta es un amplio movimiento an-
timonopolista, cuyo objetivo sería la nacionalización
de los consorcios militares y el establecimiento de un
control democrático sobre éstos por parte de los tra-
bajadores, concediendo a la clase obrera y a sus or-
ganizaciones el derecho a participar en la solución
de todos los asuntos de la producción.
El estudio realizado por Fred Schmid es no sólo
una advertencia persuasiva, sino también una apa-
sionada exhortación a luchar contra el peligro de gue-
rra. El libro pone de manifiesto la intransigencia
principista de los comunistas germanooccidentales en
las cuestiones de la efectiva seguridad en el conti-
nente europeo y de un futuro pacifico para el pueblo
de su país.
PAVEL AUERSPERG
HABLAN LOS COMUNISTAS DE
ÁFRICA DEL SUR
SOUTH AFRICAN COMMUNISTS SPEAK. Docu-
ments from the History oí the South African
Communist Party 1915—1980. London, Inkulu-
leko Publications, 1981, 469 p.
EN EL MOVIMIENTO COMUNISTA MUNDIAL hay
no pocos partidos que luchan en las difíciles condi-
ciones de clandestinidad y cruel represión. Uno de
ellos es el. Partido Comunista Sudafricano (PCSA) 1 .
Su historia es la admirable epopeya de los luchado-
res que, cumpliendo honrosamente su deber para con
la clase obrera, desbrozaron el camino al marxismo-
leninismo en el continente africano.
Brian Bunting, personalidad de renombre en el mo-
vimiento revolucionario sudafricano, ha reunido y
preparado para la publicación algunos documentos
que dilucidan tanto el período precedente a la for-
mación del partido, como su historia desde el 30 de
julio de 1921 hasta enero de 1981. El voluminoso
tomo, que apareció en la Editorial Inkululeko bajo el
título Hablan los comunistas de África del Sur, reco-
pila 136 materiales —extractos de los Estatutos y
Programas, informes de rendición de cuentas, reso-
luciones de las conferencias y los plenos del Comité
Central, declaraciones, artículos y discursos— que
constituyen una valiosa fuente que permite ver cómo
se formaron, evolucionando durante largos años de
lucha, las posiciones ideo-políticas de los comunis-
tas sudafricanos.
El primer Manifiesto del Partido señala: «Enarbola-
mos el luminoso emblema de la futura Comuna Mun-
dial; entonces la guerra de clases se acabará para
siempre; la humanidad dejará de temer al garrote de
los opresores; todos los medios para satisfacer las
necesidades de la vida, el confort y la cultura, y tam-
bién el honor y el poder pertenecerán a los que tra-
bajan y no a los que explotan; a nadie se le llamara
señor ni sirviente, sino que todos serán compañeros
de trabajo» (pp. 64—65). Ninguna organización po-
1
Antes de 1950 se llamaba Partido Comunista de Áfri-
ca del Sur (PCAS). — N. de la Red.
lítica de África planteaba en aquel tiempo tareas re-
volucionarias semejantes.
En los materiales del libro se destacan claramente
dos problemas fundamentales: la relación entre lo
nacional y lo clasista (problema que en las condicio-
nes del régimen colonial racista fue y sigue siendo
extraordinariamente complejo), y la invariable posi-
ción internacionalista de principios en la que se
mantiene el Partido Comunista.
En los tiempos de la fundación del PCSA, todos
los puestos de trabajo que requerían mano de obra
altamente calificada estaban ocupados por represen-
tantes blancos del proletariado. Ellos también goza-
ban de ciertos privilegios que tenía la clase gober-
nante. A los hombres de piel negra, privados de los
más elementales derechos sociales y políticos, sólo
se les destinaba el trabajo penoso y mal remunera-
do. El partido pasó por duras pruebas antes de llegar
a posiciones correctas. En el período inicial tuvo des-
aciertos, tomaba decisiones erróneas en el sentido
teórico, subestimando el potencial revolucionario del
movimiento de liberación nacional y exagerando el
papel de los representantes blancos de la clase obre-
ra en el país. Aunque ya en 1928 el 90% de los mi-
litantes del partido eran de piel oscura o de color,
la relación dialéctica de la lucha por la liberación
nacional y social se tomaba en cuenta de manera
insuficiente. Por eso las tesis del VI Congreso de la
Komintern sobre el movimiento revoluconario en las
colonias y semicolonias, así como las resoluciones
del Comité Ejecutivo de la Komintern acerca del pro-
blema sudafricano (1928), que señalaban el camino
correcto de lucha, provocaron debates y discrepan-
cias en el seno del PCSA.
A finales de los años 20 y en la década del 30,
muchos destacados revolucionarios de piel oscura en-
grosaron las filas del partido, entre ellos Albert
Nzula, ]. B. Marks, Edwin Mofutsanyana, Johannes
Nkosi, Moses Kotane, J. La Guma y Yusuf Dadoo.
Más tarde, en el escenario político de África del
Sur aparecieron otros héroes comunistas: Vuyisile
Mini, ejecutado por el régimen en 1964; Petros Linda
Jobane, caído en un encuentro armado con la policía
fascista de Soweto en noviembre de 1980; William
Khanyile, Motso Mokgabudi y Mduduzi Guma, asesi-
nados por la espalda durante una batida racista en
enero de 1981 a las casas residenciales del Congre-
so Nacional Africano ( C N A ) en los alrededores de
Maputo; Govan Mbeki y Ahmed Kathrada, que cum-
plen cadena perpetua en el siniestro presidio de la
isla Robben, y Moses Mabhida, el actual Secretario
General del PCSA.
Los documentos contenidos en el libro explican
con claridad los virajes e incluso zigzags en la ela-
boración teórica y práctica por el partido de las in-
terconexiones de los problemas nacionales y clasis-
tas. El punto culminante al respecto fue la Conferen-
cia de 1962, que aprobó un nuevo programa en el
que se da una característica original del sistema po-
lítico de África del Sur en tanto que «colonialismo
de tipo especial», bajo el cual los colonizadores y los
oprimidos viven en un mismo territorio geográfico.
En este programa, el partido declaró que la libera-
ción nacional del pueblo africano constituye el con-
tenido principal de la actual etapa de lucha (pp. 284
—315). Hoy, el CNA y el Partido Comunista tienen
concepciones muy afines en las cuestiones de la
estrategia inmediata, la táctica y el contenido de la
revolución sudafricana. Forman una firme alianza,
decidida a derrocar el régimen racista-fascista e ins-
taurar el poder del pueblo.
Desde los primeros días de su existencia, nuestro
partido es un miembro leal del movimiento comunis-
ta internacional. Aceptó todos los «Veintiún requisi-
tos para ser admitido en la Internacional Comunista».
A los comunistas de África del Sur les inspiró sobre
todo el punto 8 del documento, que formula los prin-
cipios de la actitud de los partidos hacia el movimien-
to liberador en las colonias y los países dependien-
tes. Hoy no quedan sino restos de lo que fueron vas-
tos imperios coloniales. Pero continúa la explotación
neocolonialista de los Estados independizados y la
injerencia imperialista en sus asuntos internos. Es
por eso que conservan su valor de actualidad para
los comunistas los planteamientos de la Komintern
que exigen apoyar a los movimientos de liberación
nacional, educar a los trabajadores en el espíritu in-
ternacionalista, desenmascarar las intrigas de la bur-
guesía «nacional».
Los fundadores del PCSA comprendían en profun-
didad la razón histórica de los acontecimientos que
tenían lugar lejos de África del Sur. Para ellos, igual
que hoy para nosotros, Lenin era un gran pensador
revolucionario, líder y combatiente internacional.
Cuando la noticia de su muerte llegó a nuestro país,
el periódico The International, entonces órgano de
prensa del partido, escribió el 25 de enero de 1924:
«Lenin es el jefe más grande del proletariado...
Pero, ¡qué lejos está de parecerse a los otros tipos
de líderes de la clase obrera! Lenin es hombre de
las masas, hombre al que seguía la gente... Y al
mismo tiempo, es el más relevante entre los filóso-
fos marxistes... Es un eminente pensador que, pre-
cisamente por haber sido pensador, sigue vivo en los
corazones y mentes de las masas...» (p. 74).
Durante todos estos decenios, los comunistas de
África del Sur han hecho no pocos sacrificios. Fue-
ron encarcelados, declarados fuera de la ley, depor-
tados, torturados hasta la muerte. Pero ni el partido
ni la ciencia marxista-leninista, por la que el PCSA
se guía invariablemente y a la que es fiel, pueden
ser liquidados. El PCSA se mantiene firme en las
posiciones internacionalistas y defiende los principios
de clase. Valora altamente el papel decisivo de la
Unión Soviética y de otros países de la comunidad
socialista en la lucha por la paz mundial, por la li-
beración nacional y el progreso social. Como subraya
el Presidente Nacional del Partido, Yusuf Dadoo, en
el prefacio del libro, «nunca hemos abandonado los
esfuerzos por convertir a África del Sur de un in-
fierno —como lo es hoy para la mayoría de nuestro
pueblo víctima del despiadado apartheid—, en una so-
ciedad libre, donde se acabará, de una vez y para
siempre, con la explotación y la desigualdad social
y nacional» (p. XIX).
No cabe duda de que la publicación de los docu-
mentos del PCSA, que muestran su heroico pasado
y presente, será acogida con interés por todas las
personas que quieren conocer la historia del movi-
miento revolucionario en el continente africano.
AHMED AZAD
89

¿A DONDE CONDUCÍAN A «SOLIDARIDAD» SUS LÍDERES?
Materiales documentales en las páginas del periódico T r y b u n a L u d u
DESPUÉS DE DECLARARSE el
estado de sitio en Polonia, la pro-
paganda burguesa desplegó con
nueva fuerza una campaña contra
el POUP y el Gobierno polaco. Tra-
tando de presentar la crisis en el
país como el «fruto» del régimen
socialista en general, y los esfuer-
zos para estabilizar la situación
como el aplastamiento de la de-
mocracia y las libertades cívicas,
la prensa burguesa pretende poner
en un pedestal a las fuerzas que
durante 16 meses estuvieron ha-
ciendo todo lo posible para sumir
al país en el caos. La dirección
antisocialista, extremista de «Soli-
daridad» es presentada como el
portavoz de los intereses de la
clase obrera, como la protectora de
la libertad y los derechos del in-
dividuo, como la defensora del pro-
grama orientado a la superación
de la crisis y a la prosperidad sin
precedentes de Polonia. ¿Qué dice
la realidad?
Existe una inmensa cantidad de
pruebas documentales que revelan
el verdadero aspecto de la con-
trarrevolución polaca. Trybuna Lu-
du, órgano central del CC del
POUP, ha venido publicando mate-
riales dedicados a «Solidaridad» a
lo largo de todos los últimos me-
ses. Es un ciclo de publicaciones
que reproducen discusiones en los
organismos directivos del movi-
miento, documentos descubiertos
en sus archivos y artículos de aná-
lisis.
¿De qué tratan?
EL POUP, AL HACER de manera
principista la valoración de «Soli-
daridad» ha partido y parte de que
el surgimiento de esta organiza-
ción de masas fue condicionado
por el descontento de los obreros,
descontento que adquirió formas
violentas en el otoño de 1980. En
los documentos del partido, inclui-
das las resoluciones del IX Con-
greso Extraordinario, se indica lo
fundado de este movimiento de
masas. Trybuna Ludu señala que
él desempeñó «un importante pa-
pel como fuerza que participó en
la eliminación de las deformacio-
nes y que contribuyó a que se de-
sechara todo el sistema y los víncu-
los personales en la estructura
90
del poder, los cuales hacían impo-
sible un viraje radical en la políti-
ca económica y social»1. Al mismo
tiempo, este movimiento tuvo bas-
tante incidencia en el «alejamiento
de la estructura del poder de las
personas culpables del surgimiento
de la crisis, los abusos, así como de
las personas incompetentes» 2 . La
protesta social, suscitada por los
errores y las tergiversaciones en
la política de los años 70, apunta-
ba también contra los principios de
la actividad de los sindicatos en
el Estado, a los que se les «despla-
zaba a segundo plano y la admi-
nistración les imponía su postu-
ra»3. Estos serios errores encubrie-
ron, aparte de todo esto, también
los indiscutibles méritos del movi-
miento sindical, la labor conscien-
te de miles de sus funcionarios.
Un aspecto esencial. «Cuando en
julio de 1980 se desplazó por el
país la ola de la protesta obrera,
no se planteaba la exigencia de
crear "sindicatos libres", aunque
los sindicatos existentes ya en
aquel tiempo eran objeto de duras
críticas»4. El «huevo del cuclillo»
en la lista de las reivindicaciones
de los comités de huelga de Po-
morze lo pusieron los dirigentes
del KOR; como muestra Trybuna
Ludu, la idea de la creación de los
sindicatos «libres» arrancaba de la
revista parisiense Kultura, de la
emisora Europa Libre y de otros
centros propagandísticos antisocia-
listas.
Desde el comienzo mismo, los
comunistas percibían claramente
cuan perniciosa era la escisión del
movimiento sindical, trataban de
convencer a los obreros de que era
posible renovarlo, conservando las
estructuras existentes. Pero las de-
formaciones anteriores pesaban so-
bre las masas, y éstas no creyeron
en la sinceridad de esta iniciativa.
La idea de crear nuevos sindica-
tos —señala el rotativo— resultó
más atractiva para la clase obre-
ra y poco a poco fue ganándose el
apoyo de parte considerable de
1 Trybuna Ludu, 29 de febrero de
1981.
2
Ibíd.
3 Ibíd., 14 de enero de 1982.
4 Ibíd.
eioN
ella. Los comités unidos de huelga
insistían en la creación de sindi-
catos «libres», promoviendo esta
reivindicación al primer plano; el
conflicto de septiembre se prolon-
gaba, causando grave daño a la
economía nacional. Aunque la idea
de los sindicatos libres estaba ge-
nealógicamente vinculada con la
actividad de los centros anticomu-
nistas y los servicios de inteligen-
cia extranjeros, era un hecho el
carácter masivo del movimiento
surgido entonces por la creación
de «Solidaridad».
El POUP se conformó con esta
reivindicación, guiándose por el
principio de que el lugar del par-
tido está donde se encuentra la
clase obrera; que su deber es tener
en consideración la opinión de los
obreros. Así fue como surgió «Soli-
daridad».
Aunque este movimiento gozaba
al comienzo de un amplio apoyo,
éste, como muestra el análisis de
Trybuna Ludu, adolecía de graves
defectos desde el momento de su
surgimiento.
Actuando bajo los eslóganes de
«socialismo verdadero», el movi-
miento no tenía ningún programa
socialista más o menos claro,
constructivo. La táctica de «Solida-
ridad» se basaba por completo en
el sabotaje de la actividad cotidia-
na del Gobierno y de los organis-
mos del poder ejecutivo a todos
los niveles, en la incesante crítica
a las iniciativas del partido y de
la administración estatal, ante to-
do en la crítica a las medidas pa-
ra superar la crisis. Semejante
orientación a la destrucción —se-
ñala el periódico— también habría
hecho lo suyo en el período de
prosperidad económica. «Durante
la crisis, ella es letal para el po-
der, aunque también lo es para la
sociedad, si ésta admite tales mé-
todos»5. Los contrarrevolucionarios
socavaban sistemáticamente la
confianza en las instituciones so-
cialistas fundamentales, las debili-
taban por todos los medios posi-
bles, atacaban las bases del régi-
men social. También jse aprovecha-
ban de que el programa .sensato y
5
Ibíd., 29 de diciembre de 1981.
concreto para salir de la crisis,
elaborado por el Gobierno, no pro-
metía el oro y el moro, no oculta-
ba las enormes dificultades vincu-
ladas con la realización de lo tra-
zado. Pero, ¿qué proponía la opo-
sición como alternativa?
«Para lograr el apoyo de las ma-
sas, que aspiraban, naturalmente,
a un cambio radical en la difícil si-
tuación, la propaganda (se tiene
en cuenta la propaganda de «Soli-
daridad». —B. R.] dibujaba distin-
tos cuadros seductores de un régi-
men superdemocrático desconocido
aún en el mundo (por ejemplo, la
república autogestionada de J. Ku-
ron], una economía superjusta que
asegurarla a la sociedad abundan-
cia de todos los bienes. Este agra-
dable espejismo ... no era ensom-
brecido por ninguna comparación
con las actuales realidades de nues-
tro país, por ninguna reflexión acer-
ca de los esfuerzos necesarios para
que pudiera materializarse» 6 . La su-
puesta facilidad para realizar el
«verdadero socialismo» le concedía
al comienzo cierto atractivo a los
ojos de los obreros. Sin embargo,
el choque con la realidad debería
mostrar inevitablemente el carác-
ter ilusorio de todas esas prome-
sas. De haberse aceptado las con-
cepciones anarco-sindicalistas de
la gestión de la economía, que
desarrollaban los expertos de «So-
lidaridad», en la práctica habría
significado la rápida atomización
de la economía nacional en la es-
fera de la gestión, sobre todo en
la esfera de la propiedad, y habría
apartado a la sociedad, como un
todo único, de la posibilidad de in-
fluir en la determinación de los
objetivos de la administración y en
los métodos de su realización», es-
cribe Trybuna Ludu7.
El periódico considera que otro
vicio de «Solidaridad» era su «do-
blez». El movimiento apelaba a las
masas obreras, que de ningún mo-
do ponían en tela de juicio los
ideales y principios socialistas,
mientras que en la dirigencia de
«Solidaridad» y entre sus «conseje-
ros» se encontraban muchas perso-
nas penetradas —siendo muy di-
versos sus puntos de vista— de
anticomunismo militante.
Las declaraciones programáticas
iniciales de los líderes de «Solida-
ridad» eran confusas: los elemen-
tos antisocialistas, extremistas del
movimiento se abstuvieron hasta
cierto tiempo de definir abierta-
mente su propia plataforma.
Al mismo tiempo, señala Trybu-
na Ludu, desde el principio mismo
se dedicaron a «desbrozar sende-
6
7
Ibíd., 29 de diciembre de 1981.
Ibíd., 15 de enero de 1982.
ros hacia Occidente, organizaban
peregrinaciones a los centros sin-
dicales de extrema derecha, acep-
taban cuantiosas subvenciones en
divisas, imprentas, equipos de ra-
dio y televisión ... Esto era con-
secuencia de la posición ocupada
al surgir el movimiento; el Occi-
dente capitalista se convertía en
la retaguardia ideológica del mo-
vimiento» 8 .
El periódico subraya: «las fuer-
zas reaccionarias, particularmente
las de los EE.UU., que atizaban la
crisis polaca, no se fijaban en los
gastos: en particular, la AFL—CIO
ofrecía a "Solidaridad" amplias po-
sibilidades financieras» 9 . El servi-
cio de inteligencia norteamericano
estableció contactos directos con
representantes del KOR y la Con-
federación de la Polonia Indepen-
diente ( K P N ) , que participaron
activamente en la creación y en
la actividad de «Solidaridad». Esto
lo atestiguan los documentos, pu-
blicados por el periódico, proce-
dentes de los archivos de la KPN10
y los hechos que fueron mencio-
nados en la conferencia de prensa
con periodistas extranjeros, orga-
nizada por el Ministerio de Asun-
tos Exteriores de la República Po-
pular Polaca11.
«Los obreros deseaban tener un
verdadero defensor de sus intere-
ses, y no una estructura oposicio-
nista»12. Sin embargo, el Congreso
de «Solidaridad», celebrado en
Gdansk, mostró que los asuntos
puramente sindicales preocupaban
muy poco a sus líderes. Entre las
20 resoluciones aprobadas durante
la primera ronda del congreso, só-
lo dos concernían directamente a
esas cuestiones13. Es más, en el
programa elaborado por los exper-
tos y aprobado en Gdansk, «Soli-
daridad» se definía como una «or-
ganización que conjuga los rasgos
de un sindicato y de un gran mo-
vimiento social»14. J. Rulewski,
presidente de la organización re-
gional de Bydgoszsz, expresó esa
idea de una manera más franca:
«No somos un sindicato. A mi en-
tender, somos un movimiento so-
cio-político oposicionista»15. Efec-
tivamente, el programa de «Solida-
ridad» declaraba la intención de
«apoyar y defender las iniciativas
cívicas, cuyo objetivo es ofrecer a
la sociedad distintos programas
políticos, económicos y sociales,
8
Ibíd., 15 de enero de 1982.
9
Ibíd., 21 de diciembre de 1981.
10
Véase Ibíd., 24—27 de diciembre
de 1981.
11
Véase Ibíd., 29 de enero de 1982.
2
Ibíd., 14 de enero de 1982.
13
Véase Ibíd., 30 de diciembre de
1981.
14
Ibíd., 15 de enero de 1982.
15
Ibíd
así como crear organizaciones pa-
ra poner en práctica estos progra-
mas»16. De este modo, «Solidari-
dad» tomaba bajo su protección a
todas las agrupaciones de oposi-
ción, subraya Trybuna Ludu.
Es sabido que so pretexto de rea-
lizar consecuentemente una refor-
ma económica, la dirigencia de
<<Solidaridad» organizó una campa-
ña para expulsar de las empresas
a los comités fabriles del POUP,
los cuales amenazaban, supuesta-
mente, con la «injerencia política»
en las cuestiones estrictamente de
producción. ¿Estaba esta campaña
dirigida hacia la despolitización de
la clase obrera polaca? «De nin-
gún modo —contesta Trybuna Lu-
du—. Ella (la dirigencia de la
unión. — B. R.) no ponía obstácu-
los al surgimiento de células de la
Confederación de la Polonia inde-
pendiente en algunas empresas,
aceptaba la creación de distintos
«clubes» de la «república autoges-
tionada»17. Se emprendían intentos
de crear, sobre la base de «Solida-
ridad», nuevos partidos políticos:
en total pueden mencionarse más
de diez embriones de tales orga-
nizaciones18. En particular, la su-
perestructura política de los sindi-
catos «independientes» debería ser
el Partido Polaco del Trabajo cen-
trista; su objetivo consistía en
apartar al POUP del poder19. Con
ello, el pluralismo político, cuyo
defensor —así lo presentaba la
propaganda burguesa— era «Soli-
daridad», no abarcaba, en general,
a los comunistas, sino que «signi-
ficaba la sustitución de la libertad
de expresión —garantizada por la
Constitución— por el diktat del
pensamiento político antisocialis-
ta»20, escribe Trybuna Ludu. «En
esencia —resume el diario—, se
trataba únicamente de la sustitu-
ción 21de una fuerza política por
otra» .
Como es sabido, los elementos
antisocialistas extremistas iban
apoderándose en «Solidaridad» de
una posición tras otra: al comien-
zo lograron superioridad en una
serie de organizaciones regionales,
y después de celebrarse el I Con-
greso de este movimiento, también
en la Comisión Polaca ( K K ) , órga-
no ejecutivo supremo. Los hechos
citados en el periódico muestran
cómo poco a poco, «contrariamen-
te a las intenciones de los creado-
res de la unión y a las aspiracio-
nes de amplias masas de sus
miembros . . . comenzó a transfer-
ís Ibíd., 4 de enero de 1982.
v Ibíd., 23 de diciembre de 1981.
18
Véase ibíd., 15 de enero de 1982.
19
Véase ibíd., 23 de diciembre de
1981.
20
Ibíd., 4 de enero de 1982.
21
Ibíd., 7 de enero de 1982.
91
marse —teniendo de partida una
posición de fuerza constructiva—
en un instrumento de destrucción
del Estado y la sociedad, volviendo
a amenazar las esperanzas desper-
tadas —en particular con ayuda
de «Solidaridad»—, de practicar
las ideas del socialismo en nues-
tro país y poniendo en peligro los
intereses nacionales de los pola-
cos»22.
Esto no podían dejar de sentir-
lo las masas populares. «Solidari-
dad» tenía que confiar cada vez
más en las fuerzas de la organiza-
ción interna, del «aparato», pues
se había debilitado el amplio
apoyo de la sociedad. Una elocuen-
te demostración de esto es la reac-
ción de la sociedad polaca (inclui-
dos también los miembros del pro-
pio sindicato) a la decisión de las
autoridades de suspender la activi-
dad de «Solidaridad» al declararse
el estado de sitio. De este modo
se impidió la influencia del factor
organizativo. ¿Cuál fue el resulta-
do? «Es de suponer --escribe Try-
buna Ludu— que si esto hubiera
sucedido hace un año, no cabe du-
da de que habría surgido la guerra
civil, mientras que hoy parte con-
siderable de la sociedad ha 23
recibi-
do esta decisión con alivio» .
Pero no vamos a adelantarnos.
Hacia diciembre de 1981, «Solida-
ridad» había perdido ya parte de
su prestigio. Aunque pueden adu-
cir que también entonces sus ac-
ciones —huelgas, mítines, manifes-
taciones— atraían aún a mucha
gente. Formalmente esto es así.
Pero los materiales de Trybuna Lu-
du profundizan el análisis. El rota-
tivo previene de la acción hipnoti-
zadora del número de huelguistas,
pues en él influían muchísimas cir-
cunstancias que creaban la ilusión
de apoyo: el deseo de conservar
la unidad del movimiento, la cre-
ciente presión psicológica y des-
pués la manifestación cada vez
más clara del terror psicológico y
físico. En tales condiciones no se
puede .poner signo de igualdad en-
tre la participación en las huelgas
y el convencimiento de la necesi-
dad de ellas. «Esto lo demuestra
el hecho de que más de la mitad
de los encuestados en un sondeo de
la opinión pública se expresó ne-
gativamente ya entonces respecto
a las huelgas, cuando cerca del
90% de las colectividades de las
empresas participaba aún en las
acciones huelguísticas»24.
Cuando la amenaza de confron-
tación empezó a hacerse más ní-
tida, los sondeos de opinión reve-
laron que el 51% de los miembros
22
Ibíd., 29 de diciembre de 1981.
3 29
2 Ibíd.
24 Ibíd., 16—17 de enero de 1982.
92
de "Solidaridad" desaprobaba el
rumbo a la guerra civil y aproxi-
madamente un tercio «se deslinda-
ba netamente de la línea de "Soli-
daridad" y aceptaba, en principio,
los puntos de vista del poder» 25 .
Cabe preguntarse si la dirección
de «Solidaridad» se daba cuenta
de este reflujo. A juzgar por cier-
tos indicios, sí. K. Modzelewski,
influyente miembro del KK, dijo
en Radom: «El sindicato no es
más fuerte, sino más débil que
antes, bastante más débil; y eso
lo sabe cualquiera de sus activis-
tas»26. En una reunión de la Comi-
sión Nacional celebrada en octu-
bre, Z. Rollcz, presidente de la or-
ganización regional del Sur de Po-
lonia, reconoció que las continuas
negociaciones y compromisos con
el Gobierno derrubiaban la base
social de «Solidaridad». Otro miem-
bro del KK, M. Lach, recurrió a
una imagen pintoresca: «No pode-
mos permitirnos el quedar como
perro, apaleado. Nuestro rasgo
distintivo debe ser la audacia.
Si no nos lanzamos valiente-
mente27 al combate sufriremos
bajas» . El partido puede per-
mitirse dar largas a la confron-
tación ... —declaró G. Palka en
Radom—, pero este no e,s el caso
de «Solidaridad»28. De estos ejem-
plos se desprende que a los fun-
cionarios de «Solidaridad» no les
era del todo ajena la sensación de
estar perdiendo pie. Con todo, su
valoración del conjunto de la si-
tuación, la distribución y la corre-
lación de fuerzas en la sociedad
incurría en falta de realismo.
Trybuna Ludu publicó «estimati-
vas» tomadas de los archivos de
«Mazowsze»: el Gobierno no logra-
rla reunir en operaciones activas
a más de 100.000 a 120.000 hom-
bres de las fuerzas de seguridad y
del ejército, mientras que «Solida-
ridad» podría oponerle de 200.000
a 300.000 combatientes armados,
debidamente adiestrados y «dis-
puestos a todo»29. Tomando sus
sueños por realidad, los dirigentes
de «Solidaridad» se convencían
unos a otros de que el poder esta-
tal sufría parálisis, que yacía «en
la calle» y que no habla más que
sacudir la pereza y tomarlo en las
manos. «Basta ya de escondernos
—decía uno de ellos— ... tanto
más que 30 en Polonia el poder ya
no existe» .
LLEGO EL MOMENTO de poner
las cartas sobre la mesa. Reunida
25
Ibícl., 13 de enero de 1982.
26
Ibíd., 7 de diciembre de 1981.
27 Ibíd., 13 de enero de 1982.
28
Véase Ibíd., 7 de diciembre de
1981.
Ibíd., 28 de diciembre de 1981.
30
Ibíd., 5 de enero de 1982.
en Radom a comienzos de diciem-
bre, la Presidencia de la Comisión
Nacional acordó pasar a la con-
frontación abierta al Gobierno, qui-
tándose todo el camuflaje; consi-
deraba que ya no necesitaba de él.
En Trybuna Ludu se han publicado
elocuentes extractos de las actas
de esa reunión.
L. Walensa: «... La confrontación
es inevitable, y habrá confronta-
ción. Hay que explicarlo a la gen-
te. Yo quería llegar a esa confron-
tación por vía natural, cuando
estuviesen con nosotros casi todos
los grupos de la sociedad ... Pero
me equivoqué en mis cálculos, por-
que yo pensaba así: vamos a
aguantar todavía y luego arrojare-
mos esas Dietas, esos consejos, etc.
Resulta, sin embargo, que con esta
táctica ya no podemos seguir ade-
lante. Por eso elegimos el camino
para una maniobra inmediata»31.
Desde ese momento, se pregun-
ta uno, ¿en qué, dentro de «Soli-
daridad», se diferenciaba su líder
de extremistas contumaces como
A. Gwiazda o J. Rulewski, que pro-
ponían, según Walensa, en seguida
lanzar al combate tanques y avio-
nes? En que Walensa, como dijo él
mismo, deseaba «pagar el precio
más bajo posible», aunque consi-
deró oportuno subrayar acto segui-
do que, en principio, Gwiazda y
Rulewski tenían razón.
«Arrojaremos esas Dietas y esos
consejos», ¿cabe hablar con mayor
franqueza? Sí.
L. Walensa: «Debemos decir: os
queremos, amamos al socialismo y
al partido, y mientras, por medio
de hechos consumados, ir hacien-
do lo nuestro, y esperar ... No nos
engañábamos acerca de que desde
el principio mismo la estábamos
dando con queso; yo lo sabía, pe-
ro callaba, porque quería seguir el
juego. Pero hoy no tenemos más
salida, porque las cosas han llega-
do a un punto en el que debemos
ya condescendernos a hablar con
la gente y decirle lo que jugamos.
Decirle que la apuesta que hace-
mos es tan alta que vamos a cam-
biar la realidad, y que este juego
no puede alcanzar otro desenlace.
No se puede cambiar un régimen
sin pugilato pero, por supuesto,
esta es una partida que debemos
ganar sin falta» 32 . Por fin, en boca
de Walensa las confusas consignas
de «socialismo auténtico» adquie-
ren contornos más definidos: «Y es
que somos conscientes de que
estamos descomponiendo el siste-
m a . . . Si hacemos que haya pro-
pietarios y vendemos las hacien-
das estatales, si creamos la auto-
gestión, entonces este sistema de-
31
Ibíd., 7 de diciembre de 1981.
32 Ibíd.
jará de existir, esto lo tenemos
bien claro»33.
La propaganda burguesa pone
mucho ahínco en presentar a «So-
lidaridad» como el «escudo» de la
democracia. ¿Se acordaba de ella
el líder de esta organización en el
momento de quitarse las caretas,
en el momento de la verdad? Sí,
se acordaba: «Ningún Frente de
Unidad del Pueblo34 ... No quiero
saber nada de ningún Partido Cam-
pesino Unido, ninguna "Pax"35 ni
ningún sindicato gremial»36.
El comité sesionó por última vez
en Gdansk, los días 11 y 12 de di-
ciembre de 1981. Documentos pu-
blicados en Trybuna Ludu mues-
tran que allí reinaban los mismos
-ánimos. He aquí tres extractos de
las actas. B. Lis, segundo hombre
-del movimiento después de Walen-
sa: «Nada de negociar; la base
para la actividad de un eventual
Gobierno con participación nuestra
sería la que expusimos en Radom».
Z. Bujak, presidente de la organi-
zación regional «Mazowsze» (Var-
sovia): «No podemos salir derrota-
dos de este conflicto, la derrota
hay que infligírsela al poder».
J. Luány, activista de la KPN: «De-
bemos decirnos a nosotros mismos:
Queremos el poder. ¡Lo queremos!
Los comunistas son animales a tal
punto interesantes que habrá que
encerrarlos en jaulas de oro y ex-
hibirlos en el zoo»37.
Las «jaulas de oro» no era lo
peor de lo que tenían previsto pa-
ra los disconformes esos hombres
presentados por la propaganda
burguesa como fervorosos «plura-
listas». Trybuna Ludu cita la inter-
vención de A. Rozplochowski, anti-
guo jefe de la organización de
«Solidaridad» en Silesia: «Por cada
militante de "Solidaridad", una ba-
la en la frente de tres milicia-
nos»38. El semanario de Szczecin
Jednosc recogía como si tal cosa
33
Ibíd.
31
Frente de Unidad del Pueblo:
movimiento socio-político de masas
fundado en 1952. Reunía a todas las
tuerzas progresistas y patrióticas del
pueblo, independientemente de la fi-
liación política, creencia religiosa o
procedencia social, en torno a un
programa de construcción del socia-
lismo, desarrollo de la economía,
consolidación de la estatalidad socia-
lista y afirmación de las fronteras de
Polonia. Lo integraban el POUP, los
Partidos Campesino Unificado y De-
omcrático, sindicatos, la Federación
de Uniones Socialistas de la Juventud
Polaca y otras organizaciones.
35
«Pax»: organización católica lai-
ca, representada en la Dieta y en el
Gobierno
36
polaco.
Trybuna Ludu, 7 de diciembre de
1981.
37
Ibíd., 13 de enero de 1982.
3
» Ibíd., 19—20 de diciembre de
1981.
manifestaciones de este tipo: «Yo
los fusilaría a todos (los comunis-
tas —B. /?.)» y, refiriéndose a la
intervención de M. Jurczyk, vice-
presidente del KK, que amenazó
con que se ahorcaría a los comu-
nistas, la calificaba de «una ad-
vertencia muy oportuna a nuestros
gobernantes acerca de las conse-
cuencias que podrían acarrear
reacciones incontroladas»39.
Sólo faltaba dar la señal para la
masacre fratricida sin juicio ni for-
mación de causa. Esta tarea se ha-
bía encomendado a «Mazowsze»,
que el 17 de diciembre debía lla-
mar a los varsovianos a salir en
masa a la calle.
El papel de ariete asignado a
esta organización regional en el
guión del golpe contrarrevolucio-
nario realza el significado de los
documentos encontrados en sus ar-
chivos tras la implantación del
estado de emergencia. Con el títu-
lo ¿Qué se ha sacado a la luz en
«Mazowsze? Trybuna Ludu inser-
tó una serie de artículos en que se
exponen, por ejemplo, unas ins-
trucciones de la directiva destina-
das a la base para el caso en que
se declarase el estado de excep-
ción. Estaban previstas dos formas
de resistencia: civil y armada. La
primera apuntaba a la descomposi-
ción y desmoralización del apara-
to estatal por medio de la coac-
ción y el chantaje, la incitación al
soborno y diversas formas de desa-
cato pasivo. La resistencia armada
preveía el sabotaje, actos terro-
ristas, atracos, secuestros y aten-
tados contra «representantes del
régimen». Los comandos especiales
y la «guardia civil» armada de po-
rras y todo tipo de armas debían,
según el plan de los extremistas
de «Mazowsze, levantar barrica-
das, incendiar edificios, cavar trin-
cheras en las calles y desmontar
vías de ferrocarril. Todos los em-
pleados afiliados a «Solidaridad»
tenían orden de abandonar inme-
diatamente sus puestos de trabajo,
después de destruir los locales y
documentos.
Pero hay más. En sus planes, los
extremistas dedicaban un lugar es-
pecial a la juventud inexperta y
fácil de soliviantar: a los estudian-
tes e incluso los alumnos de escue-
las (eso se vio ya por las huelgas
del otoño pasado). P. Fialkowski,
miembro de la directiva de «Ma-
zowsze» y uno de los principales
coautores de las citadas instruccio-
nes, insistía en que se formasen
sin más tardar en las barriadas re-
sidenciales «comités revoluciona-
rios» integrados por activistas sin-
dicales de las pequeñas empresas
,39 Ibíd., 23—24 de enero de 1982.
y jóvenes. «Los barrios de vivienda
deben, en rigor, convertirse en
campo de actividad de los comités
revolucionarios de estudiantes y
escolares»40. «El comité revolucio-
nario de casa, de barrio, de distri-
to y, eventualmente, de escuela es
el centro coordinador de la resis-
tencia pública y autoasistencia en
el contexto del estado de guerra».
¿De qué «autoasistencia» se trata?
Las instrucciones lo aclaraban:
«En un contexto de confronta-
ción ... existe el peligro real... de
que la población, sobre todo las
mujeres, los ancianos y niños se
entreguen al pánico y se encie-
rren en sus domicilios ... Hay que
impedir que esto ocurra, ya que en
ese caso quedaría despejado el
campo de maniobra41 para las fuer-
zas mili-policiales» . La evolución
llegó a su lógico desenlace: ascen-
so en la cresta del movimiento de
masas —actividad destructiva—
preparación para el amotinamiento
y . . . disposición a que corra la
sangre, sin respetar a ancianos ni
niños.
COMO EVIDENCIAN los materia-
les publicados en Trybuna Ludu,
los elementos antisocialistas de
«Solidaridad» no sólo se revela-
ron por su naturaleza ajenos a los
intereses del pueblo, sino que esta-
ban dispuestos a volver las armas
contra él. Pronunciándose de pala-
bra por la democracia, los líderes
de «Solidaridad» pasaban por en-
cima de sus principios elementa-
les. Defendiendo, supuestamente,
los intereses y el bienestar de la
gente, paraban la producción y
agravaban las dificultades de abas-
tecimiento a la población de lo
más indispensable. El afectado des-
velo por la soberanía de Polonia
se tornaba en menosprecio de rea-
lidades geopolíticas básicas, y la
pose patriotera, en manipulación
de los símbolos polacos (himno y
colores nacionales) con fines poli-
tiqueros.
Los nuevos materiales que viene
publicando el periódico confirman
que el estado de emergencia fue
implantado después de que el Go-
bierno hubo agotado todas las de-
más posibilidades para salir de la
crisis. Previno un drama sangrien-
to y creó las premisas para que
se materialice la política promovi-
da por el POUP de reconciliación
nacional, desarrollo del diálogo
con las masas y solución por las
vías del socialismo de todo el cú-
mulo de problemas graves con que
se enfrenta el país.
B. 80LINSKI,
periodista polaco
w Ibíd., 16 de diciembre de 1981.
•11 Ibíd.
93
 Se hicieron públicos en la Repú- caciones militares contra Libia. Un Angola. En cooperación con el
EL ICEBERG blica Popular de Mozambique los
resultados de la investigación de
importante papel se asigna a los
regímenes dictatoriales en los paí-
régimen racista ¡de Pretoria y sus
servicios secretos, la CÍA prestaba
la actividad subversiva llevada a ses de América Latina. Con ayuda todo tipo de apoyo a los grupos
DEL GANGSTERISMO cabo por los servicios secretos de estos regímenes, la CÍA ha separatistas de UNITA y FNLA con
estadounidenses. Agentes de la creado en ¡esta región varios cen- el designio de aplastar la revo-
INTERNACIONAL CÍA hablan proyectado asesinar
al Presidente Samora Moisés Ma-
tros de preparación de «especia-
listas» en asesinatos políticos. Uno
lución angolana. Cincuenta millo-
nes de dólares es la suma que la
chel y a otros dirigentes del país. de ellos se encuentra en Guate- CÍA gastó en crear la base técni-
Operaciones subversivas de la CÍA en los En Zambia, la CÍA y los servi- mala. ¡La ¡preparación es organiza- ca y material de estos dos grupos.
países en desarrollo cios secretos sudafricanos prepa- da por una plana mayor, alojada Hasta hoy día, los servicios de es-
raban una conspiración para eli- en el propio palacio presidencial, pionaje de los EE.UU. y la RSA
minar al Presidente Kenneth y ) los [cuadros correspondientes prestan todo tipo de ayuda a las
Kaunda, al comandante en jefe son reclutados entre los «gusanos» bandas armadas de UNITA que
En el arsenal de medios utilizadas en la política de las Fuerzas Armadas, al jefe cubanos residentes en Estados atenían contra el Gobierno legíti-
exterior del imperialismo, un lugar importante ocu- de ía (policía y a varios altos ofi- Unidos. En total, ¡existen unos mo de la República Popular de
pan los servicios secretos. Están dirigidos, ante ciales de la Seguridad. quince ¡centros similares en Amé- Angola.
todo, contra los Estados socialistas, pero tam- Se hicieron públicos los planes rica Latina y Estados Unidos, que India. Valiéndose de canales se-
poco pierden de vista a los países en desarrollo. Es de la CÍA de eliminar físicamente son financiados por la !CIA y los cretos, la CÍA efectúa a través de
más, precisamente es en estos países donde las ac- al líder de la revolución libia, grandes latifundistas e industria- Paquistán el financiamiento de los
ciones de los servicios de espionaje imperialistas Moamar Gaddafi. les, emigrados de Cuba, Nicara- movimientos separatistas que se
adquieren, por varias razones, un carácter particu- Junto con los servicios secre- gua y otros países. \ han hecho activos en los Estados
larmente insolente y las formas más odiosas. tos sudafricanos, la CÍA participó En los últimos tiempos, las fun- de Punjab, Jammu y Cachemira.
Se sabe que estos servicios coordinan sus fuerzas, en la organización del bandides- ciones de estos centros se han am- Equipa y adiestra a las bandas
con frecuencia planifican y realizan operaciones con- co ataque de mercenarios a la pliado notoriamente. Además de dedicadas al terrorismo. ,
juntas. Pero el «primer violín» casi siempre son los República de las Islas Seychelles. los elementos anticubanos, reciben
respectivos departamentos de ios EE.UU., entre ellos En un accidente aéreo, ocurri- preparación militar los contrarre-
el de mayor peso es la Central ¡ntelligence Agency. do en circunstancias sospechosas, volucionarios de Nicaragua. Y las GUERRA PSICOLÓGICA
La historia de la CÍA, creada hace más de 30 años, perece el Gral. Ornar Torrijos, lí- armas con la marca «Made in
tiene un abultado prontuario de casos de actividad der de la revolución panameña. USA» vienen de Chile, Uruguay, El En sus actividades, la CÍA no
subversiva contra las fuerzas y movimientos revolu- Los servicios secretos de los Salvador, Guatemala y Honduras. se dedica sólo al terrorismo, a or-
cionarios, progresistas, en los países de la zona de EE.UU. intensifican su actividad Es de notar 'que la ,existencia y ganizar las provocaciones políti-
liberación nacional. A eso se refiere la reseña infor- El águila [símbolo del imperialismo norteamericano) y en El Salvador, tratando de hacer los objetivos de los campamentos cas y de otro género. También
mativa preparada por la Comisión de la revista para su monstruosa cría, la Agencia Central de Inteligencia. retroceder la revolución e impe- militares de adiestramiento, lejos participa activamente en la gue-
problemas de información científica y documenta- dir un «nuevo Nicaragua». de silenciarse, son publicitados. El rra psicológica, que es una forma
ción. Caricatura del periódico Daily World, Nueva York 23 de diciembre del pasado año de injerencia en los asuntos inter-
apareció en la primera plana del nos de otros pueblos1.
Repetimos que éstas son sólo periódico The 'New York Times una Uno de los ejemplos más cono-
algunas de las operaciones reali- noticia de Miami informando que, cidos de las acciones «psicoló-
TERRORISMO ¥ CONSPIRACIONES Asesinato del Primer Ministro de de la República Popular de Ban- zadas por la CÍA y que han podi- en un campamento cerca de la gicas» de la CÍA es la vasta cam-
J la República del Congo (hoy, gladesh, Mudjibar Rahman. do ser ¡conocidas por la opinión ciudad de Everglades (Florida), paña lanzada en su tiempo contra
He aquí sólo algunas de las ope- Zaire), Patricio Lumumba. 1977 pública. Según la ¡revista US News de manera intensiva se da prepa- el Gobierno de la Unidad Popular
raciones consumadas en esa zona Intervención armada contra Cu- Asesinato del Presidente de la and World Report, la CÍA realizó ración militar a los refugiados en Chile. Según datos del Senado
con participación de la CÍA o bajo ba (Playa Girón). República Popular del Congo, Ma- sólo entre 1961 y 1976 cerca de (es decir, contrarrevolucionarios. de los EE.UU., la CÍA gastó 2 mi-
su control directo durante los úl- Golpe de Estado en la Repúbli- rien Ngouabi. 900 ¡acciones secretas de impor- —Red.] para infiltrarlos en Nica- llones 500 mil dólares sólo en pro-
timos tres decenios. I ca Dominicana. 1978 tancia contra personalidades y ragua y derrocar al Gobierno. En ducir y difundir en Chile distin-
1969 Comienzan la formación de te- gobiernos «no gratos». esa información también se habla- tos materiales de carácter antigu-
1953 Asesinato del Presidente del rroristas y el suministro de armas ba de que se creó una «gran uni- bernamental.
Golpe de Estado en Irán. Derro- Frente de Liberación de Mozam- a los grupos diversionistas que POR INTERMEDIO DE LOS dad especial de 'defensa interame- Hasta 2.000 millones de dólares
camiento del Gobierno de Moham- bique (FREiLIMO), Eduardo Mond- operan contra el Gobierno legiti- MERCENARIOS ricana» destinada al «derroca- asigna anualmente el presupuesto
med Mossadegh. lane. mo de Afganistán. miento armado de los gobiernos de los EE.UU. para la propagan-
1954 Cabe señalar, para ser «justos», de Nicaragua, Cuba y Panamá». da subversiva en el extranjero.
1971 1979 Estos y muchos otros hechos Parte considerable de estos medios
Golpe de Estado militar en Gua- El servicio de contraespionaje Se prepara un golpe de Estado que :el departamento de espionaje testimonian que la CÍA es alma
temala. Derrocamiento del Gobier- de EE.UU., siempre y cuando es se canaliza a través de la CÍA.
inglés MI-6, de consuno con el para derrocar el Gobierno progre- moler de toda una red tie filiales, El conocido periodista estado-
no progresista de Jacobo Arbenz. Mossad, servicio secreto israelí, sista de Granada. posible, realiza sus operaciones léase bandas terroristas, utilizadas
terroristas utilizando intermedia- unidense, L. Wulf, dictó en julio
1958 organizaron, con apoyo de la CÍA, Escalada de las acciones contra en la lucha contra las organiza- de 1981, en Madrid, una conferen-
Conspiración para eliminar físi- un golpe de Estado en Uganda. rios locales, agencias y organiza- ciones y personas «no gratas» pa-
la revolución nicaragüense, in- ciones extranjeras (financiadas por cia sobre el tema La prensa y la
camente al Presidente de Egipto, Fue derrocado el Gobierno de cluyendo los intentos de desesta- ra el imperialismo USA. CÍA, haciendo constatar que más
Camal Abdel Nasser. Milton Obote, que aplicaba una los Estados Unidos, o bien con
bilizar la situación política inte- ayuda de los regímenes «amigos», de 2 mil de los 30 mil funciona-
política de nacionalizaciones. rior, la ayuda a la emigración rios de este departamento de es-
1959
1973 es decir, proimperialistas. La ¡ca-
Asesinato del Primer Ministro de antigubernamental y la organiza- zón de (tal proceder es muy sim- pionaje están ligados en uno u
Ceilán (hoy, Sri Lanka), Solomon Asesinato del Secretario Gene- ción de los atentados contra los ple: no dejar huellas, eludir, si La Agencia Central de Inteli- otro grado con órganos de prensa,
Bandaranaike. ral del Partido Africano de la In- dirigentes del país. no las ¡sospechas, por lo menos las gencia de los EE.UU. es también radio y televisión. Señaló que una
dependencia de Guinea y Cabo 1981 acusaciones directas contra la CÍA. el instigador de las discordias de las formas de actividad sub-
1960 Verde (PAIGC), Amilcar Cabral. La policía de India descubre una versiva de la CÍA es la prepara-
Primer intento de organizar un En Asia, por ejemplo, entre esos entre las tribus y del separatismo
Derrocamiento del Gobierno le- conspiración contra la Primer Mi- intermediarios figura la llamada en Ja zona de liberación nacional. ción de materiales especiales que
acto terrorista contra Fidel Castro gítimo de la Unidad Popular en nistro, Indira Gandhi, acción pre- Alianza Islámica, que ¡actúa con- Ejemplos: se envían a los periódicos y revis-
Ruz. Hasta 1981 hubo 24 intentos. Chile; asesinato de su Presidente parada por la organización ultra- tra (Afganistán y cuyo cuartel ge- Nigeria. En la década del 60, la tas de los EE.UU. y otros países
1961 Salvador Allende, e instauración rreaccionaria Ananda Marg, que neral se encuentra en la ciudad de CÍA apoyaba con dinero y armas 1
Preparación de una conjura con- de la dictadura fascista. mantiene contactos estrechos con Peshawar (Paquistán). En lA/ríca, a las fuerzas que pretendían la
Para más detalle sobre la propa-
tra el Primer Ministro de India 1975 ganda imperialista, sus medios, me-
la CÍA y otros servicios secretos el régimen de Sadat fue utilizado separación de la Zona Oriental del canismos y objetivos, véase Revista
Jawaharlal Nehru. Asesinato del primer Presidente imperialistas. activamente para preparar provo- país. Internacional, .Na 11 de 1981.

95
 y después se publican, por inter-
medio de hombres de confianza,
en estos órganos de prensa.
Los publicistas fineses J. Lind-
fors y J. Rislakki afirman en su
libro CÍA que ésta controla a unos
50 periódicos, revistas, agencias
de información y radioemisoras.
Más de 100 periodistas estadouni-
denses y unos 8BO extranjeros2 son
agentes pagados por la CÍA .
En América Latina la CÍA diri-
ge la actividad de las agencias
The Copley News Service y The
Latin News Agency. Mantiene
estrechos contactos con la Asocia-
ción Interamericana de la Prensa,
que facilita informaciones a unos
mil periódicos de la región y
muestra particular celo en actuar
contra Cuba y Nicaragua.
En Asia y África, la CÍA ha
creado varios servicios y organi-
zaciones ficticias que le sirven de
cobertura. Entre éstas figura el lla-
mado Fondo de Asia, que, a través
de sus filiales, se dedica a la pro-
paganda y espionaje en unos vein-
te países. Mantiene contactos con
la CÍA la Liga Anticomunista de los
Pueblos de Asia, especializada en
socavar los movimientos patrióti-
cos y de liberación nacional.
Con ayuda de la CÍA se consti-
tuyen nuevas entidades de pro-
paganda. En Egipto, por ejemplo,
ha aparecido hace poco la Organi-
zación Internacional por la Liber-
tad de Información, que funda-
mentalmente se utiliza para frenar
la divulgación de la ideología co-
munista en el Cercano Oriente.
Otro método a que recurre la
CÍA consiste en infiltrar sus agen-
tes en «centros científicos inde-
pendientes», en instituciones do-
centes y culturales. Asi, en Nueva
York, funciona el famoso Institu-
to Afro-Americano. Jurídicamente
es una «entidad no gubernamen-
tal», pero, de hecho, desarrolla
sus actividades en estrecho con-
tacto con la CÍA. El instituto no
sólo es un centro de estudios pa-
ra los africanos en Estados Uni-
dos, sino también edita libros y
todo tipo de propaganda y los di-
funde en el «continente negro».
2
Véase J. Lindfors, J. Rislakki.
CÍA. Helsinki, 1978, p. 97.
CRÓNICA
• Visitó la Redacción el Presidente Nacional del Partido
Comunista Sudafricano, Yusuf Mohamed Dadoo. En la con-
versación con Konstantín Zaródov, director de la revista,
hizo una exposición acerca de la actual situación en Atri-
ca del Sur y de la heroica lucha de su pueblo contra el
régimen de apartheid. Se examinaron también cuestiones
referentes a la consolidación ulterior de los vínculos en-
tre el POSA y la revista.
• Durante la estancia en Checoslovaquia de una delega-
ción del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacio-
POR VOLUNTAD DE LA «el nuevo Presidente está a todas
CASA BLANCA luces decidido a restablecer el
aparato muscular de la CÍA y con-
El ex funcionario de la CÍA, vertirla en elemento importante
H. Rositzke, escribió que los pre-
sidentes norteamericanos utilizan
de la estrategia
nistración»4.
global de su Admi-
sistemáticamente este departamen- Al intervenir a finales de 1981
to como un mecanismo que les en el Comité de Inteligencia del
permite prescindir de los diplomá- Senado, el director de la CÍA,
ticos en la política exterior, rea- W. Casey, dijo que la Administra-
lizar acciones militares sin las ción Reagan se propone utilizar el
fuerzas armadas e inmiscuirse li- servicio de información como un
bremente, sin la autorización ni instrumento eficaz para poner en
control del Congreso, en los asun- práctica sus medidas en la esfera
tos de otros países3. de la política exterior y que con
Durante largo tiempo el Congre- este fin los agentes de la CÍA
so eludía examinar las cuestiones tendrían mayores derechos y po-
relacionadas con las operaciones deres.
de los servicios secretos en el
extranjero. Pero la opinión pública En diciembre de 1981 Reagan
firmó dos disposiciones con fuer-
estadounidense y mundial, in-
dignada por los asesinatos, cons- za de ley orientadas a ampliar
piraciones y diversiones sangrien- aún más las prerrogativas de los
tas de la CÍA, obligó al Congreso servicios de espionaje en lo refe-
a aprobar en 1975 el comienzo de rente a reunir información entre
las indagaciones relativas a la ac- ciudadanos norteamericanos y en
tividad de la CÍA. Se constituyó otros países. De nuevo es autoriza-
una comisión especial del Senado, da la intensificación de la activi-
presidida por Frank Church, que, dad subversiva en el extranjero.
tras largas sesiones a puertas ce- Con la bendición de la Casa Blan-
rradas, hizo constar en su infor- ca, la CÍA ha comenzado a pre-
me que la CÍA organizaba cons- parar nuevas operaciones terroris-
piraciones para asesinar a líderes tas y de sabotaje, va por el ca-
políticos de otros países y reali- mino de la escalada de la arbitra-
zaba otros actos ilegales en riedad, de la lucha contra los mo-
EE.UU. y en el extranjero. Los vimientos de liberación nacional
materiales del trabajo de la co- y de la burda injerencia en los
misión sirvieron de base para asuntos internos de los Estados
establecer ciertas restricciones en soberanos. Hoy la CÍA da priori-
la actividad de los servicios se- dad a utilizar en nuevos actos
terroristas a los «gusanos» cuba-
cretos en el extranjero. En parti-
cular, la CÍA fue obligada a co- nos atrincherados en los EE.UU.,
municar previamente a varias co- a armar los restos de las bandas
polpotianas que actúan contra el
misiones del Congreso sobre las
operaciones a realizar fuera del Gobierno legítimo de Kampuchea,
a organizar conjuras y atentados
país. contra los dirigentes de los países
Con la llegada de Reagan a la
Casa Blanca, comienza una nueva en desarrollo.
etapa en la historia del departa- De este modo, la intensa activi-
mento de espionaje. Uno de los dad de la CÍA se lleva a cabo no
primeros pasos del Presidente fue en contra de la voluntad de la
la proposición de abolir incluso Administración de Washington,
aquellas insignificantes restriccio- sino con su bendición y bajo su
nes establecidas en los años 70 dirección general. Los casos ex-
—que por lo general existen sólo puestos no son sino parte visible
en el papel— y de ampliar los del colosal iceberg del gangsteris-
«poderes» de la CÍA. Como señaló mo Internacional, primordial ser-
la revista estadounidense Time, vició especial del imperialismo
USA.-
? Véase H. Rositzke. CIA's Secret 4
Operatlons. New York, 1977, p. XVI. Time, 19 de enero de 1981, p. 27.
nal de El Salvador, Rubén Sánchez, jefe de la misma y
miembro de la Comisión Política del CC del Partido Co-
munista de El Salvador, y Miguel Mármol, Miembro Emé-
rito del Partido Comunista de El Salvador y uno de sus
fundadores, hablaron en la reunión ampliada de la Comi-
sión de la revista para los problemas de los países de
América Latina y el Caribe acerca de la lucha revolucio-
naria del pueblo salvadoreño. En la conversación con el
director de la revista se examinaron cuestiones referen-
tes a la colaboración ulterior entre el PCS y la revista.
RESOLUCIÓN DE LA ASAMBLEA
GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS
(viene de la contratapa)
rosas personas que han desaparecido
por motivos políticos en los últimos
años y de que las autoridades chilenas
no han adoptado medidas urgentes
y eficaces para investigar y esclarecer
la suerte de esas personas,
Observando con grave preocupación
que la nueva Constitución que entró
en vigor en Chile el 11 de marzo de
1981, elaborada sin participación popu-
lar, no sólo no garantiza plenamente
los derechos humanos ni las libertades
fundamentales, sino que también, en
cierto modo, permite injerencias en
esos derechos y libertades,
1. Encomia al Relator Especial por
su informe sobre la situación de los
derechos humanos en Chile, preparado
de conformidad con la resolución 9
(XXXVII) de la Comisión de Derechos
Humanos, de 26 de febrero de 1981;
2. Reitera su grave preocupación por
la persistencia y, en cierto modo, el
empeoramiento de la situación de los
derechos humanos en Chile, como lo
señala el Relator Especial, y en espe-
cial:
I. La perturbación del orden jurídico
democrático tradicional y sus institu-
ciones, mediante el mantenimiento y la
ampliación de la legislación de emer-
gencia y la promulgación de una cons-
titución que no refleja la voluntad po-
pular libremente expresada y que, evi-
dentemente, obstaculiza el disfrute de
los derechos humanos y las libertades
fundamentales del pueblo chileno, y
permite injerencias en esos derechos
y libertades;
II. La intesificación de prácticas co-
mo la detención arbitraria y la reclu-
sión en lugares secretos, acompañadas
a menudo por torturas y tratos inhuma-
nos o degradantes, que, en ocasiones
conducen a muertes inexplicadas;
III. La persecución, intimidación y en-
carcelamiento, así como el destierro
y el exilio forzado de un cierto número
de personas que participan en activi-
dades sindicales, académicas, cultura-
les y humanitarias;
3. Reitera también su gran preocupa-
ción por el hecho de que los recursos
de hábeas corpus y de amparo hayan
resultado ineficaces debido a que el
poder judicial de Chile no ejerce ple-
namente sus facultades a este respecto
y desempeña sus funciones con enor-
mes restricciones;
4. Insta a las autoridades chilenas
a que respeten y promuevan los dere-
chos humanos de conformidad con las
obligaciones que les corresponden en
virtud de diversos instrumentos inter-
nacionales y, en particular, a que adop-
ten las siguientes medidas concretas
que permitan a la Comisión de Dere-
chos Humanos considerar la posibili-
dad de dar por terminado el mandato
del Relator Especial:
a) Poner fin al estado de emergencia,
bajo el cual se producen continuas
(sigue a la vuelta)
 EDICIÓN CHILENA
revista
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RESOLUCIÓN DE LA ASAMBLEA
GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS
NTERNACIONAL
NUESTRA ÉPOCA NO 4 ABRIL 1982
(viene de la vuelta)

violaciones de los derechos humanos, g] Garantizar la libertad de reunión

y restablecer las instituciones demo- y de asociación, así como la libertad
cráticas y las garantías constituciona- de los ciudadanos chilenos de entrar ANTE EL60 ANIVERSARIO DE LA URSS • LA VERDADERA
les de que anteriormente disfrutaba el sin restricciones en el país y salir de
pueblo chileno; él, y abandonar la práctica del destie- FAZ DELA CONTRARREVOLUCIÓN POLACA •
rro aplicada a los nacionales, práctica
b) Poner fin a los encarcelamientos
arbitrarios, la intimidación física o si-
que equivale a un exilio forzado; CHILE - EL SALVADOR: NO HAY REVOLUCIONES IGUALES
cológica y el enjuiciamiento de perso-
nas que ejercen su derecho a la libertad
5. Insta una vez más a las autorida- GRANADA HIZO SU OPCIÓN • BOLIVIA: EN LA LUCHA POR
des chilenas a que cooperen con el Re-
de expresión y opinión, incluido el de-
recho de petición a las autoridades;
lator Especial y a que cumplan con la LA COHESIÓN DE LA OPOSICIÓN
obligación que les corresponde en vir-
tud de diversos instrumentos interna-
c) Respetar los derechos humanos de cionales de derechos humanos;
las personas encarceladas por motivos
políticos y mantenerlas separadas de
las encarceladas por delitos criminales;
6. Pide a la Comisión de Derechos
Humanos que, en su 38 período de se-
siones, estudie a fondo el informe del
CON LA RAZÓN Y LA FUERZA
d) Tomar medidas eficaces para im- Relator Especial;
pedir la tortura y otras formas de tra-
tos crueles, inhumanos o degradantes, 7. Invita a la Comisión de Derechos
que conducen, entre otras cosas, a Humanos a que prorrogue por un año
muertes inexplicadas, y enjuiciar y cas- más el mandato del Relator Especial y
tigar a los responsables de tales prácti- pide a la Comisión que, por conducto
cas; del Consejo Económico y Social, infor-
e) Investigar y esclarecer la suerte me a la Asamblea General en su trigé-
de las personas que han desaparecido simo séptimo período de sesiones sobre
por motivos políticos, comunicar a los la situación de los derechos humanos
familiares de esas personas los resulta- en Chile.
dos de dicha investigación y enjuiciar
y castigar a los responsables de tales
desapariciones;
f) Restablecer plenamente los dere-
chos sindicales, especialmente en rela-
ción con la libertad de formar sindica-
tos que puedan funcionar libremente
sin control gubernamental y que pue-
dan ejercer plenamente el derecho á la
huelga;

Precio 4 Kcs