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COMUNICACIÓN EFECTIVA:

ACTIVIDAD: CIEGO, SORDO, MUDO.

Son bien conocidas las figuras que representan a tres monos: uno sordo, otro ciego y otro mudo…
que, para realzar sus discapacidades, se simbolizan por tres monos que se tapan los oídos, los ojos
y la boca, respectivamente.

Cuenta la leyenda que los tres monos fueron heraldos enviados por los dioses para delatar y
castigar las malas acciones de los humanos. Como cada uno tenía un defecto y dos virtudes, se les
representa en el siguiente orden:

Kikazaru, el mono sordo, era el encargado de utilizar el sentido de la vista para observar a quienes
realizaban malas acciones y comunicárselo a Mizaru, mediante la voz.

Mizaru, era el mono ciego. No necesitaba su sentido de la vista, puesto que tan sólo se encargaba
de transmitir al tercer mono, Iwazaru, los mensajes que le pasaba Kikazaru.

Iwazaru, el tercero de los tres monos, era el mono mudo. Iwazaru escuchaba los mensajes
transmitidos por Mizaru para decidir la pena de los dioses que le caería al desafortunado humano
que lo mereciese y observar que se cumpliese.

Colocados los tres monos jerárquicamente en función de sus habilidades y de sus discapacidades,
obtenemos un mono que ve, escucha y habla. Los monos juntos y bien organizados pueden
alcanzar metas que, sin duda alguna, no lograrían por separado; un claro ejemplo de cooperación
sinérgica exitosa.

Existen varias posibilidades de colocar jerárquicamente a los tres monos; pero todas ellas,
excepto una, son situaciones de comunicación fallida, de asistencia colaborativa imposible. La
combinación correcta es: primero el mono sordo, que ve y le explica al segundo lo que ve; el
segundo es el mono ciego, que no necesita ver, pues solo necesita escuchar lo que le dice el
primero y transmitírselo al tercero, que es el mono mudo, que no necesita hablar, sino solo
escuchar, ver, decidir lo que mejor convenga y velar por su cumplimiento. El lector perspicaz
comprenderá que cualquier otra combinación conduce irremisiblemente al incumplimiento de la
misión encomendada.

En nuestra sociedad, la situación se deteriora cuando arriba se sitúan los mudos, que ven pero que
callan y aprovechan su posición para silenciar todo aquello que no les interesa que se sepa.
Cuando los ciegos ocupan el lugar encumbrado que no les corresponde, escasos o carentes de
visión, tan solo nos pueden conducir a sus tinieblas. Y que decir si en medio, entre los unos y los
otros, se sitúan los sordos; incapaces de escuchar mensaje alguno, tan sólo podrán trasmitir a los
ciegos y a los mudos sus propias alucinaciones y fantasías.

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