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Título de la prédica: YO SOY PERDONADO

Subtítulo: Dios ama a las personas imperfectas

Citas bíblicas:
Mateo 26. 30-35 (Pedro promete no negar a Jesús)
Mateo 26. 69-75 (Pedro niega a Jesús)

Mensaje
La mayor parte del tiempo creemos que Dios nos ama siempre y cuando tomemos buenas
decisiones, resistamos la tentación y tratemos bien a la gente. Sabemos que Dios está de nuestro
lado. Pero el problema con este tipo de razonamiento es que TODOS COMETEMOS ERRORES.
No importa qué tan buena persona sea o se crea usted, van a haber ocasiones en las que no se
desempeñe perfectamente, tiempos en los que tenga dudas, momentos en los que fracase. Usted
sabe que debería haberse mordido la lengua, pero les dijo a todos sus cosas de todos modos.
Cuando no nos desempeñamos perfectamente es fácil pensar que Dios está lejos de nosotros. “Lo
eché a perder. Dios no va a querer tener nada que ver conmigo” pensamos en nuestro pensamiento
terrenal. Hay personas que piensan que Dios no escucha sus oraciones y dicen “sé que Dios jamás
escucha mis oraciones” debido a la vida que he llevado y a los errores que he cometido. Algunos
hemos escuchado lo siguiente en el clima social en que vivimos “Si le da la espalda a Dios, Él le
dará la espalda a usted. Si usted toma malas decisiones, no espere a que Dios lo ayude a salir de
ello. Fue su propia culpa” peeeero la verdad es que cuando usted falla, DIOS NO LO
ABANDONA. Al contrario EL VIENE CORRIENDO HACIA USTED. Cuando usted falla, Dios
NO dice: “Qué mal. Tuviste tu oportunidad”. Él viene en pos de usted con una mayor PASIÓN a
BUSCARLO y no lo deja solo hasta que lo ve restaurado y de vuelta en el camino correcto. En
otras palabras, Dios expresará su amor en una manera mayor. Él enviará pensamientos, personas,
situaciones, momentos, el viento, el sol y toda situación que sirva para para alentarlo, para ayudarlo
a reencender su fe. Esa es la MISERICORDIA DE DIOS viniendo en pos de usted, diciendo:
“QUIZÁ FALLASTE, PERO SIGUES SIENDO MI HIJO. Quizá me decepcionaste pero NO
VOY ABANDONARTE. Probablemente hayas perdido la fe en mí, pero YO NO HE PERDIDO
LA FE EN TI”

No tenemos que llevar a cabo un desempeño perfecto en el que nunca dudemos ni cometamos un
error ciertamente, deberíamos hacer nuestro mejor esfuerzo cada día para honrar a Dios. Pero lo
que estoy diciendo es: No se maltrate a usted mismo si no se desempeña perfectamente todo el
tiempo. Dios ama a las personas imperfectas.

Cuando Pedro cometió lo peor


Piense en Pedro. Antes de que Jesús lo escogiera como discípulo, Jesús sabía que Pedro lo negaría,
pero lo escogió de todos modos. Dios conoce cada error que vamos a cometer. Todos nuestros días
han sido escritos en su libro desde el principio hasta el final. Dios conoce cada vez que fallaremos,
cada vez que tomaremos la salida fácil y cada vez que perderemos los papeles. Las buenas noticias
son que Dios aun así lo escogió. Aun así dice: “Ese es mi hijo”, y Él todavía lo ayudará a cumplir
con su destino. ¿Por qué? Porque el amor de Dios no está basado en nuestro desempeño. Está
basado en nuestra relación. Somos sus hijos.
Cuando Jesús estaba a punto de ser crucificado, le dijo a Pedro: - Antes de que cante el gallo,
negarás tres veces que me conoces.
Pedro dijo: - ¡No! aunque tenga que morir contigo ¡jamás te negaré!
Arrestaron a Jesús. Pedro estaba viendo todo lo que sucedía desde lejos. Una jovencita se acercó
y señaló a Pedro y le dijo: -Tú eras uno de los que estaban con Jesús, el galileo- y era quien lo
había visto con Jesús.
Pero Pedro lo negó frente a todos: - No sé de qué hablas. ¡Mujer, ni siquiera lo conozco!
Lo negó una vez. Pero sucedió una segunda vez. En ese momento la joven fue más enfática y les
dijo a los guardias: - ¡No hay duda de que este hombre es uno de ellos! Este hombre estaba con
Jesús de Nazaret – pero Pedro nuevamente lo negó.
Pedro se alteró y comenzó a maldecir. - ¡Hombre, no sé de qué hablas! ¡Qué me caiga una
maldición si les miento! ¡No conozco al hombre!
Y justo en ese momento el gallo cantó.
Jesús volteó a ver a Pedro. Sus ojos se encontraron. Se puede imaginar cómo se habrá sentido
Pedro. Cuando Jesús más lo necesitaba, cuando estaba en su momento más bajo. Él necesitaba un
amigo que lo defendiera, pero Pedro no lo hizo. La Biblia dice: “Y Pedro salió llorando
amargamente” se sentía avergonzado. Sin duda se estaba recriminando a sí mismo pensando:
Pedro, ¿qué te pasa? Cómo puedes ser tan cobarde?
No mucho tiempo después, crucificaron a Jesús. Pedro nunca tuvo la oportunidad de arreglar las
cosas. Nunca tuvo la oportunidad de decir: “Jesús perdóname. Fallé. Te prometo que voy a
apoyarte la próxima vez”. Tuvo que cargar la culpa y la pesadez de haber traicionado a su amigo,
el Mesías, a quien amaba entrañablemente.
Todos hemos cometido errores. Todos hemos fallado. Pero ninguno de nosotros hemos fallado
tanto como Pedro.
Ninguno de nosotros ha negado a Cristo cuando Él nos necesitaba más, cuando estaba a punto de
ser crucificado. Uno podría pensar que Pedro podría haber perdido su destino. Con toda seguridad,
Dios no querría tener nada que ver con Él. No; cuando usted comete un error, Dios no se aleja de
usted. Él va hacia usted. Él no lo ama menos. Él lo ama más. Viene en pos de usted.
Crucificaron a Jesús en viernes. El domingo por la mañana, María Magdalena fue a la tumba para
revisar su cuerpo. Cuando llegó, vio que la piedra había sido removida. Entró y un ángel apareció
y le dijo: “No se alarmen. ¡Jesús no está aquí! ¡Ha resucitado! Ahora vayan y cuéntenles a sus
discípulos, incluido Pedro, que Jesús va delante de ustedes a Galilea”.
De todas las personas en el mundo que Dios podría haber mencionado en este momento histórico,
a la única persona que señaló específicamente fue a Pedro. Dios estaba diciendo: “Pedro, sé
que piensas que estoy decepcionado y que ya no voy a querer tener nada que ver contigo nunca
jamás. Pero Pedro, así no soy yo. Yo soy el Dios de la otra oportunidad. Cuando caes, yo vengo
corriendo hacia ti. Cuando me das la espalda, yo no te doy la espalda”. Dios le está diciendo a
todas las personas que han caído, a las personas que han cometido errores: “No solamente estoy
vivo, sino que todavía TE AMO. Todavía CREO EN TI. Si dejas ir la culpa y sigues adelante,
todavía te llevaré adonde se supone que debes estar” Ahora usted tiene que hacer su parte y recibir
la misericordia de Dios. Si Pedro hubiera escuchado las voces acusadoras y se hubiera ido por allí
recriminándose, se hubiera quedado atorado donde estaba. Me imagino que cuando escuchó a
María decir: - Pedro, el ángel dijo específicamente que te dijéramos que Jesús está vivo. Él le
respondió: Maria, ¿de veras dijo mi nombre? – Sí. Él nos dijo: “Incluido Pedro”. Cuando Pedro
escuchó eso, algo se encendió dentro de él. Se sacudió la culpa, se sacudió la autocompasión y de
seguro pensó: Quizá fallé en el pasado, pero eso no tiene que detenerme de mi futuro. Todavía voy
a convertirme en quien Dios diseñó que yo fuera. Poco después de eso, Pedro salió y ministró y
tres mil personas vinieron a conocer al Señor; la mayor cantidad alguna vez registrada en la
escritura. Esto no hubiera sucedido si Pedro no hubiera entendido este principio: Dios no nos hace
a un lado cuando cometemos errores. Dios no cancela nuestro destino porque hayamos tomado
algunas desviaciones. Quizá hoy, usted se esté criticando a usted mismo por no estar donde pensó
que estaría en la vida. Ha tomado algunas malas decisiones. Ahora está permitiendo que la culpa
lo aplaste. Esa pesadez lo está deteniendo de lo mejor de Dios. Así como Dios llamó el nombre de
Pedro específicamente, está llamando su nombre hoy diciendo: “Díganle a Juan, díganle a XXX,
díganle a Teresa, díganle a X, Y, Z, que los he perdonado. No me han decepcionado. No les
estoy reteniendo mi bendición. Todavía tengo un futuro maravilloso en frente de ellos” Dios lo
está llamando por su nombre HOY, Él está corriendo hacia usted; por favor no huya del Él, con
amor eterno lo está buscando y quiere curarle sus heridas, cargarlo en sus hombros y llevarlo más
allá de lo que usted pueda imaginar.

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