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ERASMO

Sabio: Estulticia sostiene que todos los que son considerados "sabios" por los
hombres, en realidad están equivocados.
"¿No veis acaso a estos hombres severos dedicados a estudios de filosofía, o a
graves y arduos asuntos, que han envejecido antes de llegar a la plena
juventud, por obra de las preocupaciones y la constante y agria agitación de las
ideas, que agota el espíritu y la savia vital?" (p8)

La edad más alegre del hombre es la juventud, debida a la falta de experiencia


y conocimiento. Elegir el camino de la sabiduría es, en realidad, una
insensatez. Estulticia lo expone dando varios argumentos:
1)Sócrates se ocupaba de pensar en cosas sin verdadera importancia, y a
través de la parodia, dice: "filosofaba sobre las nubes y las ideas, y media las
patas de una pulga e investigaba el zumbido de un mosquito, no aprendían
aquellas cosas que tocan a la vida normal". ¿Cuál es el punto de desperdiciar
la corta vida en investigar y conocer estas cosas? es estúpido.
2)Lo que impulsa a estos "sabios" a dedicar su vida en una causa sin sentido
es la persecución de una gloria póstuma. De nuevo, esto es un sinsentido. Los
mayores placeres de la vida se encuentran en la vida.
3)El estado natural del hombre es la ignorancia, la sabiduría es una imposición.
La ciencia no sirve para alcanzar la felicidad, de hecho, la sabiduría solo puede
conducir a la tristeza. La estulticia hace que los males propios de la vida se
tomen con humor, sean más soportables, e incluso hasta que se los olvide:
"mediten si no es mejor conseguir una vida dulce gracias a tal estulticia que ir
buscando, como dicen, un árbol de donde ahorcarse". Entonces, los sabios
cometen una locura.
4)Hablando de la locura, estulticia distingue 2 tipos de locura:
•la locura cruel, que incita a los hombres a iniciar guerras, despierta la sed de
oro o amor indigno, el parricidio, incesto... en otras palabras, la locura
pecaminosa.
•la locura inocente (o sana, que es verdaderamente sabiduría), que no hace
más que perder la razón al hombre pero de un modo placentero. Esta locura es
como un sueño, causa alegría, y de hecho se la puede anhelar. Es como un
estado de ebriedad ligero, o la vuelta a un estado previo en el que las
preocupaciones creadas por la sabiduría y experiencia no tenían peso en la
vida. "proporciona al alma embriaguez constante, alegría, delicia y placer sin
egoísmo" (p28)
5)"por tanto, no hay diferencia entre estultos y sabios o, si las hay, es favorable
a los primeros, primeramente porque su felicidad les cuesta muy poco (...) y
luego, porque la comparten con la mayoría de las personas". (p28)

6)La degeneración de los religiosos. Estos olvidaron el verdadero sentido de la


religión, hasta convertir su práctica en locura. En primer lugar, adoran
representaciones en vez de los dioses mismos: por ejemplo, ofrecen velas a
plena luz del día a la madre de Dios, pero no la imitan en conducta (castidad,
modestia y amor divino) (p29). Por otro lado, estos mismos religiosos se han
inventado tantas formas de suplicio ridículas para sí mismos (ayunas, no
moverse, no tocar dinero si no es con guantes), mientras que ninguno sirve
para entrar al paraíso. La única obra que lo podría asegurar es la caridad, y la
han descuidado.
"se reúnen bajo el nombre de Patrimonio de San Pedro tierras, ciudades,
tributos y señoríos. Encendidos de amor a Cristo, combaten con el fuego y con
el hierro, no sin derramar sangre cristiana a mares, entendiendo que así
defienden apostólicamente a la iglesia (...) ¡Cómo si hubiese peores enemigos
de la iglesia que estos pontífices impíos que con su silencio coadyuvan a abolir
a Cristo, en tanto que alcahuetean con su ley, la adulteran con caprichosas
interpretaciones y le crucifican con su conducta infame!" (p42)

PETRARCA

Petrarca mantiene un dialogo con San Agustín, quien viene a aconsejarle (o


más bien reprochar en qué se equivocó) el moribundo protagonista.

“Si hubieses trabajado para ti, no para los demás, y orientado la lectura de
tantos volúmenes a reglar tu vida, no al vano aplauso del vulgo y a la inútil
jactancia, no dirías tales necedades” (p47). Agustín considera a Petrarca un
loco, del mismo modo que lo hizo Estulticia: un “sabio” que se desvive por la
gloria póstuma es más loco que sabio. Por otro lado, en la búsqueda de esa
gloria (fama) se está descuidando la verdadera inmortalidad: la otorgada por
Dios. Buscar la gloria entre los hombres es sumamente inútil, la fama no es
más que estar en la boca del vulgo. Este acto además es ilógico, porque
Petrarca desaprueba el vulgo.

“¿Para qué os esforzáis siempre en vano, desdichados, y ejercitáis vuestro


ingenio en fútiles artimañas? ¿Por qué, olvidados de la realidad, envejecéis
entre palabras, y, con el cabello cano y arrugas en la frente, os dedicáis a
infantiles inepcias?” (p57). Esto va de la mano de lo que decía estulticia, los
sabios envejecen en vigilia de sus estudios inútiles. Es una locura.

Según Agustín, es prueba de buen juicio pensar en la muerte constantemente,


tenerla bien presente. No hacerlo es de insensatos. “Nadie hay tan insensato -
mientras no esté loco del todo- como para que no se le ofrezca alguna vez su
propia caducidad” (p55). Esto de nuevo se corresponde con lo expuesto en
Erasmo: los estultos no piensan en la muerte porque están concentrados en los
placeres de la vida, ni siquiera notan que envejecen. En el Secreto, es el
mismo Petrarca el que es un loco (en el sentido de locura placentera): la
negación de la muerte está tan arraigada en él que llega a sostener su posición
hasta casi el final de la obra (PLACENTERA: LA NIEGA POR LA GLORIA… LA
NIEGA POR EL PLACER).
“¿De qué sirve, si conociendo la derecha senda de la ardua virtud con las
Escrituras como guía, la pasión os desvía por camino torcido, y si teniendo en
memoria las hazañas de los personajes ilustres de todos los tiempos, no
reparáis en vuestro obrar cotidiano?” (p68). Esto está directamente relacionado
con la crítica que hace Estulticia a los religiosos locos, que adoran imágenes
sagradas, pero no siguen las enseñanzas de Dios.

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