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La literacidad como muro sociocultural

(Por Daniel Fuchslocher)

Desde el comienzo de la historia humana han existido estrategias (fabricadas en principio


de un modo puramente instintivo e incluso inconsciente) utilizadas por los seres humanos
para lograr un mejor posicionamiento dentro del grupo-tribu. Antiguamente estas
radicaban en la demostración de habilidades en la caza o liderazgo por parte de los
hombres, y tanto la fertilidad como las habilidades domesticas en las mujeres. Más tarde,
con la complejizacion de la cultura, aparecería la sabiduría como un símbolo de poder, (el
arquetipo del viejo sabio de larga barba al que se le consulta para tomar las decisiones
más importantes dentro de la tribu, el druida, el oráculo, etc.).
Podemos ver un proceso de complejizacion en las formas de poder a lo largo de los siglos,
que sin embargo presenta un factor en común, el conocimiento ha ido adquiriendo cada
vez más significación dentro de la cultura.

Actualmente, el lenguaje se nos presenta como el medio por el cual el conocimiento


cultural se transmite a los individuos de cualquier sociedad, ya sea por medio de
transmisión oral o escrita, aquí aparece el concepto de “literacidad”, término acuñado por
Barton y Hamilton(2004) que hace referencia a los distintos usos del lenguaje que se dan
en las diversas áreas de la vida, así, tenemos una literacidad especifica en el ámbito
laboral, el cotidiano, escolar, etc. En definitiva, en cualquier práctica social que tenga
como medio comunicativo el lenguaje escrito.
El curioso caso de Chile

En nuestro país, en donde las desigualdades económicas y socioculturales repercuten


indefectiblemente en las diferencias de capital cultural de los estudiantes de ciclo básico,
Se han estudiado los posibles factores originarios del “problema” de la educación.
Brunner(2010) nos ha indicado las implicancias del “efecto cuna” (el lenguaje utilizado en
el hogar es la primera literacidad a la que se enfrenta un ser humano) y por otro lado el
“efecto escuela”, aquel que trata de palear las diferencias creadas por el primero, pero, la
pregunta es, ¿ha sido eficiente el trabajo de la escuela para terminar con estas diferencias,
y de una vez por todas, tener una educación democratizadora?.

Personalmente, creo que gracias a la instauración del modelo económico neo-liberal y la


privatización de la educación en los años 80´s por parte del gobierno militar, se han
originado desde ese entonces graves diferencias en cuanto a la apertura de las
literacidades más potentes(aquellas que generan conocimiento y no solo lo transmiten) ya
que al ser la educación solo otro bien de consumo, se restringe el acceso solo a los
miembros de la comunidad capaces de costear económica y socialmente la “educación
culturizante”, aquella que genera en los individuos las herramientas que les permitirá
ingresar a los ámbitos socioculturales más elevados(Manejo de una segunda y tercera
lengua, preparación para pruebas de selección universitaria, amplio corpus literario,
habilidades en el género académico, etc.), es decir, aquella literacidad considerada del
más alto valor intelectual y social dentro de la kultur(termino alemán, que a diferencia del
termino cultura, se refiere exclusivamente a los aspectos intelectuales, artísticos y
religiosos cumbre de una civilización), ahora, si pensamos en estos aspectos como la
cúspide de la pirámide, ya sabemos que pertenece a una elite social.
De código restringido a código abierto

Dentro del concepto de literacidad, Barton y Hamilton (2004) identifican dos nuevos
conceptos. Éstos son, por un lado, las prácticas letradas, y por otro, los eventos letrados.
Las primeras son entendidas como la unidad básica de la teoría de la literacidad y
corresponden a lo que la gente hace con ella, los segundos, corresponden a actividades
donde la literacidad cumple un rol esencial. Tolchinsky (2008) nos entrega algunas luces
en cuanto al potencial epistémico de las practicas letradas, planteando como su función
primigenia, es el formar miembros activos en la comunidad. Enfatiza en que “la meta de la
enseñanza de la lectura y la escritura es la formación de participantes activos en toda la
gama de prácticas”. Este rol activo del estudiante comprende el vivenciar personalmente y
de manera progresiva, ciertas literacidades específicas, áreas del conocimiento que
involucren habilidades lecto-escritoras cada vez más potentes y complejas. Para esto es
importante un enfoque transversal de las habilidades de lectura y escritura, el cual implica
enseñar dichas habilidades desde distintas disciplinas curriculares, y no solo desde la clase
de lenguaje.

Entonces, surge el cuestionamiento. ¿estamos formando miembros activos dentro de las


distintas literacidades? ¿o solo formamos individuos que se limitan a conocer la existencia
de estas, sin tener un verdadero impacto/aporte en ellas?, Aquí radica el título de este
ensayo, ¿existe un muro socio-cultural que impide la formación de miembros activos en
literacidades de “gama alta”?, ¿es una formación selectiva?.

Tal parece que sí, como nos indica Cox(2003), la sociedad posee ciertos mecanismos que
impiden el movimiento “sin control” de los estratos sociales, en su intento de mantener el
status quo u “orden social”, restringe condiciones materiales, intelectuales y culturales a
los estratos más favorecidos. Uno de los mecanismos más potentes que tiene, es,
paradójicamente, la educación, aquel antiguo pero efectivo medio por el cual la sociedad
se reproduce a sí misma.

El Rol Del Profesor

Los poderes facticos que actúan sobre la educación son implacables, el capital cultural que
trae consigo un estudiante marca mucho su aprendizaje… pero, ¿nos quedamos de brazos
cruzados?, como docentes, es nuestro deber el ser conscientes de estas dificultades y
“emparejar la cancha”, aquí algunas preguntas que deberíamos hacernos todos los
profesores:

¿Qué practicas letradas estamos realizando en la escuela?, ¿estamos realizando un


andamiaje hacia literacidades más complejas y/o de mayor valor sociocultural?.

Ampliando el número de literacidades en las que un individuo pueda ser participe( y entre
mejor valor sociocultural tengan estas, mejor ), mayores serán las probabilidades de
formar individuos capaces de aportar positivamente en su comunidad, generando nuevo
conocimiento, además de nuevas y mejores realidades.
Bibliografía

Barton, D., & Hamilton, M. (2004). La literacidad entendida como práctica social. Escritura
y sociedad. Nuevas perspectivas teóricas y etnográficas, 109-139.

Brunner, J. J. (2010). Lenguaje del hogar, capital cultural y escuela. Revista Pensamiento
Educativo, 46, 47.

Cox, C. (2003). Las políticas educacionales de Chile en las últimas dos décadas del siglo
XX. Políticas educacionales en el cambio de siglo. La reforma del sistema escolar en Chile,
19-113.

Tolchinsky, L. (2008). Usar la lengua en la escuela.

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