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acto consciente y libre por el que uno se desprende de un derecho adquirido o reconocido a su
favor1. Para los seguidores de la tesis de que el objeto de la renuncia es un derecho subjetivo
material, ésta es una declaración de voluntad del demandante o del demandado por la que se
pretensión procesal2. Para LORCA NAVARRETE3, es un acto jurídico procesal del actor que se
actor o demandante. En cambio, CORTÉS DOMINGUEZ4 opina que es la declaración del actor
por la que afirma que su acción es infundada, que no se trata de una declaración negativa sobre los
hechos propios ni afirmativa sobre lo hechos de la contraria, sólo es una declaración negativa sobre
la existencia del derecho a valer en la demanda y conlleva la renuncia a la tutela jurídica. GIMENO
unilateral del demandante por el que decide abandonar su derecho subjetivo y por tanto, la
pretensión, provocando la finalización anormal del proceso mediante la emisión de una resolución
trata de un acto unilateral del actor por el que manifiesta que la pretensión ejercitada en el proceso
es infundada, por lo que su consecuencia, de darse los requisitos subjetivos, objetivos y formales,
es dictar una sentencia absolutoria; la renuncia, en tanto que abandono definitivo de la acción
En primer lugar, conviene diferenciar la renuncia del desistimiento, toda vez que la renuncia a una
acción supone un desistimiento del proceso, pero hay diferencias sustanciales. Así, para RAMOS
Y la segunda y más importante, es que con la renuncia se impide el planteamiento del objeto
litigioso en un nuevo proceso al ser recogida en una sentencia con eficacia de cosa juzgada, y en
hacer valer en el proceso, mientras que el desistimiento sólo afecta al proceso que está pendiente.
La jurisprudencia ha destacado Ésta como la nota más característica que las diferencia. En este
sentido, La Audiencia Provincial de Málaga10, establece que el desistimiento supone abandono del
promoción de otro juicio sobre el mismo tema, siendo esta distinción de trascendental importancia
incorrectamente los dos conceptos, por ejemplo la sentencia de La Audiencia Provincial de Madrid
de fecha 10 de julio de 2007 12, en el supuesto de autos señala que la actora renuncia a la acción
frente a un codemandado, pero mantiene la misma frente a otro y solicita se dirija la demanda
contra otro nuevo demandado, esta renuncia efectuada no puede conllevar a una sentencia
absolutoria, por cuanto la actora mantiene su acción contra otras personas; pues no puede ser de
por cuanto no pueden coexistir en el mismo procedimiento una sentencia absolutoria, con efectos
de cosa juzgada, y a la vez, otra sentencia, que también tendría los efectos de cosa juzgada, referida
Provincial de A Coruña13 establece en un supuesto similar que las demandantes no han renunciado
a la acción o al derecho en que se funda su pretensión, pues siguen ejercitando la misma acción
con base a ese derecho, si bien contra otro codemandado exclusivamente; por lo que no podía
aplicarse el artículo 20.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Sólo se desiste de continuar el juicio
contra una demandada concreta, por lo que lo correcto era, conforme a lo dispuesto en el artículo
20.2 del mismo texto legal (ya que esa demandada no había sido citada), dictar un auto (que en el
juicio verbal puede realizarse en el mismo acto de la vista) de desistimiento del juicio contra esa
oposición al desistimiento y dictar una sentencia de renuncia. Así resolvió La Audiencia Provincial
confusión del término y la parte adversa entendió que era una renuncia, solicitando por tanto un
estima que no hubo renuncia sino desistimiento, no pudiéndose en modo alguno entender que se
haya producido esa pretendida renuncia a la acción por parte de los actores: Ciertamente, en sus
obstante, del conjunto de sus manifestaciones vertidas resulta patente su voluntad de finalizar o
voluntad de plantear un nuevo proceso variando en cierta medida sus pretensiones. En ningún
entenderse que al desistir de la «acción», el actor esta «desistiendo» del «ejercicio» concreto de la
la acción (pretensión/derecho), distando mucho de ser una renuncia «explícita, clara y terminante»
Cuando el actor formula las dos instituciones, la jurisprudencia16 se decanta por la renuncia, pues
En cuanto a las diferencias entre la renuncia y la transacción, para ORTELLS RAMOS 18, son
similares a las que frente a ésta presenta el allanamiento, es decir, la renuncia es un acto unilateral
que sacrifica sólo los intereses del que la presenta e implica la eliminación de la base del litigio,
pero la transacción es bilateral. La jurisprudencia del Tribunal Supremo19, exige que la renuncia de
derechos sea clara e inequívoca cuando se deduce de actos presuntos del renunciante, atañe sólo a
la renuncia abdicativa, pero no es aplicable a la transacción, porque aquí las renuncias son
Para finalizar, debemos tener encuentra que cuando ejercitamos una acción cambiaria, la renuncia
La Audiencia Provincial de Málaga20, toda vez que es un proceso especial, y la oposición según el
artículo 824.2 de la NLEC se hará en forma de demanda, donde el deudor cambiario podrá oponer
al tenedor de los cheques todas las causas y motivos legales, por tanto la renuncia del actor se trata
La renuncia debe ser personal, por lo que se excluye la posibilidad de la renuncia no formulada por
el propio interesado21 y además debe ser clara, terminante e inequívoca, sin condición alguna ni
límites (excepto las limitaciones vistas en el apartado anterior, y respetadas estas limitaciones la
renuncia no esta sujeta a otro tipo de límites ha se ser plena 22y requiere una declaración de voluntad
del actor que la faculta para disponer del objeto del proceso). El carácter expreso e inequívoco
viene determinado en el artículo 25 cuando habla de las facultades del poder especial. La
La renuncia tacita ha sido admitida por la jurisprudencia siempre que sea inequívoca23. En este
supuesto no se contempla como renuncia la conformidad con el estado en que se encuentran los
autos por falta de impulso procesal. Así, sí se apercibe con archivo de las actuaciones y no se insta
lo que a su derecho convenga, apercibimiento clásico en la práctica forense, sobre todo en las
ejecuciones judiciales, la inactividad no puede suponer renuncia, toda vez dicho comportamiento
declarado en una sentencia firme, por el simple hecho de haber consentido las citadas resoluciones,
en las cuales nunca se advertía a la parte sobre la imposibilidad de continuar en el futuro con la
ejecución por ser contrarias al título ejecutivo, en la medida que tienden a restringir su efectividad,
El Tribunal Supremo25 ha entendido que aun admitiéndose la renuncia tácita, no es lícito deducirla
unilateral27, y por tanto, no precisa la aceptación del demandado, pues no tiene más efectos que el
Tiene un ámbito adjetivo28, pues presupone un proceso que se está tramitando y se renuncia a la
el objeto del proceso, que para RAMOS MENDEZ29 es un acto estrictamente procesal y no un
El objeto de la renuncia es una de las cuestiones más discutidas y discutibles y que ha generado en
la doctrina más polémica. No obstante vamos a enumerar básicamente las tesis que se han generado
En primer lugar, la renuncia se refiere al derecho subjetivo material alegado como fundamento de
la pretensión. Para GUASP30, la renuncia del derecho es por su naturaleza jurídica una declaración
voluntaria no una participación de voluntad, y para que la renuncia pueda considerarse como un
acto procesal debe afectar a todos o a parte de los derechos hechos valer como fundamento de una
pretensión o de una oposición a la pretensión, requisito de carácter objetivo aplicable por analogía
a la renuncia procesal. De la misma opinión es DOIG DÍAZ31, para quien la renuncia como medio
de finalización del proceso, tiene por objeto solamente la disposición del derecho subjetivo material
situaciones jurídicas materiales y aquello que se hace objeto del proceso. Para CORTÉS
renuncia es una manifestación formulada por el demandante, con la que él quiere argüir que hace
dejación de dicha pretensión, la abandona o se desentiende de ella, en todo o en parte, bien sea
porque esgrime que no existe o porque sea infundada, o por mediar una causa jurídica o moral
pretensión interpuesta en un proceso no debería tener más efecto que dejarlo in objeto e impedir el
En tercer lugar está la renuncia del actor a la acción entendida ésta como un derecho a obtener la
tutela judicial efectiva en el sentido que establece el artículo 24 de al Constitución. A esta tesis se
opone36 que ese derecho es irrenunciable de modo general y absoluto y por otro lado, si se renuncia
al mismo en cuanto a un proceso concreto iniciado, el efecto debería ser que el juez no se pronuncia
Y finalmente las tesis que determinan que el objeto de la renuncia es el referido a la acción como
derecho a obtener una sentencia de contenido determinado y favorable al que lo ejercita. Según
PÉREZ CRUZ MARTIN37, no sin crítica el legislador se ha decantado por esta última, la recoge
RAMOS38, la critica en el sentido de que la acción no puede entenderse como derecho a una tutela
jurisdiccional concreta. Ahora bien, precisamente en esos casos tampoco la renuncia es plenamente
eficaz por un doble motivo, el primero de ellos por que se la considera inatendible por
que en derecho proceda .Y en segundo lugar, porque como además del que hubiera renunciado hay
otros legitimados para pedir la actuación del Derecho en ese caso concreto, la interposición o
mantenimiento de la pretensión por parte de estos últimos deja abierta la posibilidad de una
DOIG DIAZ 39, reduce el núcleo de discusión en el artículo 20.1 en la expresión “renuncia a la
acción”, entre los seguidores de la teoría concreta que explica las relaciones entre el derecho
circunstancias, una sentencia de contenido favorable y por otra parte, los que defienden la teoría
abstracta de la renuncia a la acción desde una concepción del derecho fundamental del artículo 24
de la Constitución.
derecho“. Para LORCA NAVARRETE 40, dicha expresión, desde una perspectiva del derecho
procesal, posee un doble significado conceptual, ya que la renuncia se puede hacer al ejercicio de
la acción ejercitada o al derecho en que la parte justifique su pretensión. Así en el primer supuesto,
la renuncia del ejercicio procesal de la acción tal y como ha sido ya conceptuada procesalmente, y
dispositivo) que se integra en el derecho a la tutela judicial constitucionalizado a través del ejercicio
derecho a accionar la tutela judicial efectiva, se renuncia también al derecho en que funde la parte
su pretensión.
proceso como titular de la relación jurídica u objeto litigioso. En ambos supuestos se trata de una
renuncia caracterizada por ser un acto jurídico eminentemente procesal en razón de lo que se
renuncia. De un lado, renuncia a la pretensión, y de otro, se renuncia a ser parte legítima, no existe
sustantividad alguna en aquello que se renuncia, sino tan sólo una justificación procesal.
V. Requisitos
Requisitos Subjetivos.
En cuanto a los requisitos subjetivos, en el demandante debe concurrir la triple capacidad de ser
parte, la procesal y de postulación. Pero dada cuenta de la entidad de los efectos de la renuncia
(cosa juzgada), en algunos supuestos se exige un mayor rigor de los requisitos subjetivos. De esta
manera, en la renuncia efectuada por un representante legal el Código Civil, en sus artículos 166 y
Para ORTELLS RAMOS 41 no es válida la renuncia del sustituto procesal, toda vez que causa
perjuicio a un tercero. Y para que sea valida la renuncia en el supuesto de litisconsorcio necesario
activo, para que surta eficacia, se requiere que la realicen todos los litisconsortes, al igual que en
se trata del representante voluntario, necesita de mandato expreso del representado, según establece
el artículo 1713.II del Código Civil, y si se trata de persona jurídica, necesita manifestación de la
voluntad de renuncia de la misma. Cuando es el Abogado del Estado, necesita autorización expresa
de la Dirección del Servicio Jurídico del Estado, según establece el artículo 7 de la Ley 52/1997
Uno de los requisitos de la renuncia en los procesos donde sea necesaria la preceptiva intervención
de Procurador, de conformidad con el artículo 25.2 es el poder especial para ello, sin perjuicio de
que en la práctica forense, cuando se carece de dicha facultad, se procede a requerir a la parte para
ante el Notario43 y ante el Secretario Judicial que conozca el asunto (artículo 24 de la NLEC). Hay
otra modalidad no contemplada en la ley procesal, que es la designación de oficio por parte de la
que era un poder especial. Por un lado algunos tribunales entendían que era un poder otorgado para
ese determinado asunto que debía contener la cláusula de facultar al procurador para renunciar en
un determinado asunto, al igual que la NLEC establecía en el artículo 107.2, para la recusación de
jueces y magistrados, lo que algún autor ha denominado poder especialísimo44. En sentido opuesto
estaban los que consideraban que lo importante del poder a estos efectos era que el texto del mismo
contuviera la facultad expresa para renunciar, transaccionar, desistir o allanarse toda vez que el
artículo 27 de la NLEC establece con carácter supletorio la legislación civil, y el artículo 1713 del
Código Civil dice que para los actos de disposición se necesita mandato expreso, no pudiendo
menor siguió este criterio, por ejemplo La Audiencia Provincial de Madrid46 entendió que la ley
no exige que se le tenga que conceder facultades especiales y precisas para poder actuar solo y
exclusivamente en ese proceso, porque el fin perseguido por el legislador es poder poner fin a los
procesos mediante cualquiera de esas formas específicas de terminación del proceso, y evitar que
ello se frustre por no comparecer la parte, pudiendo ser representada por el procurador siempre que
tenga poder para realizar esos actos expresamente referidos en las normas, pero sin que se le exija
un poder "especialísimo" que no especial para tales fines, porque especialísimo que no especial, es
conceder un poder para cada pleito, y concretando que el poder transar, allanarse, etc,.
Una vez resuelta por la jurisprudencia la primera duda sobre la identificación del poder, se
identificó el poder especial no como un poder concreto, sino como el poder en cuyo contenido se
otorgan esas facultades. En este sentido, La Audiencia Provincial de Madrid47admitió que el poder
Secretario Judicial, ni existe razón alguna que fundamente la exigencia de que el poder especial
(para renunciar, transigir o allanarse) sea un poder ad hoc, es decir, que necesariamente especifique
el concreto asunto objeto de renuncia, transacción o allanamiento. Junto a un poder general para
pleitos o separadamente, puede otorgarse a uno o varios procuradores poder especial para allanarse,
renunciar o transigir en toda clase de litigios o en los relativos a ciertas materias o sujetos jurídicos.
generalidad en el sentido del artículo 25. De esta manera la Audiencia Provincial de Valladolid,
para quien el poder especial es un poder que debe incluir. como mínimo, una referencia al
apoderamiento de los procuradores que se citan en el poder para cualquier otra facultad no
enumerada anteriormente, de las comprendidas en los artículos 25 y 414.2 de la NLEC, con lo que
Ley de Enjuiciamiento Civil, debiendo entender que esta forma de redacción de la escritura de
poder constituye un apoderamiento especial para esas concretas actuaciones sino una cláusula de
apoderamiento lo suficientemente clara y precisa como para identificar lo que el poderdante quiso
facultar48.
Por tanto, el poder especial para renunciar es el poder otorgado ante Notario, Cónsul o Secretario
Judicial que conoce el asunto, que contenga facultad expresa de renuncia, quedando fuera por tanto
la tercera modalidad, que es la designación por parte de la Comisión de Justicia Gratuita de letrado
Requisitos objetivos.
La renuncia tiene que ser lícita, artículos 19.1 y 20.1 de la NLEC, es decir admisible, no puede
estar prohibida por la ley, pues en este supuesto será rechazada por el órgano o tribunal, mediante
auto, y ordenará continuara con el proceso. Por algún sector de la doctrina49 se ha criticado la
inclusión en el articulado de la ley de la palabra “lícita”, al considerar que la excepcionalidad será
que la ley considere la renuncia como ilícita. La licitud de la renuncia viene recogida en el artículo
19 de la NLEC y en el artículo 6.2 del Código Civil, al establecer los límites que comprende el
respeto al orden público, al interés general y al derecho de terceros. El límite más conflictivo es el
orden público, uno de los conceptos más indeterminados que existen50, y que la jurisprudencia ha
económicos, que son absolutamente obligatorios para la conservación del orden social de un pueblo
y en una época determinada51. Para ESTRADA RUIZ52, el interés público no significa identificar
el límite de la renuncia con las normas de Derecho Público, sino también con aquellas normas de
Derecho Privado en que el interés público por ellas protegido impide que prospere la voluntad de
la parte. Estas normas de derecho privado en que predomina el interés público, encuentran cauce
Asimismo, el objeto debe ser disponible, teniendo en cuenta que en los procesos especiales
regulados en el libro IV, título I de la NLEC, el artículo 751 efectúa limitaciones al poder de
disposición del objeto, limitaciones que no afectan a las materias que pueden disponer las partes,
por ejemplo la renuncia a la pretensión del régimen de visitas de los abuelos con los nietos53.
De actividad.
El artículo 19 de la NLEC, al regular con carácter general el derecho de disposición de los litigantes,
y el artículo 20 del citado texto legal, han sido interpretados por la doctrina y por la Jurisprudencia
En la primera instancia se puede renunciar desde que se inicia la litispendencia, momento éste que
se recoge en el artículo 410 LEC, hasta la conclusión del plazo para dictar sentencia.
Los problemas pueden venir determinados en la fase de impugnación de la sentencia, pero hay que
distinguir entre quien la impugna y el fallo de la sentencia. Para DOIG DÍAZ55 la renuncia que
pueda interponerse en segunda instancia provocará que el tribunal dicte una nueva sentencia sobre
el actor-apelante, para ORTELLS RAMOS56, la renuncia vale como mero desistimiento del
recurso. Para GARBERÍ LLOBERT57, la renuncia sólo tiene eficacia en la primera instancia, toda
vez que en la fase de impugnación podría renunciarse al recurso pero no al derecho material.
La Audiencia Provincial de Burgos58 entendió que la renuncia del actor a una sentencia absolutoria
no tendría sentido.
En cuanto a la fase de ejecución, con la entrada en vigor de la NLEC, esta fase es un proceso
separado, pues así lo establece el artículo 5 al hablar de clases de tutela jurisdiccional y se plasma
en el artículo 549 al iniciarse mediante demanda ejecutiva, y para ESTRADA RUIZ59, el artículo
19.3 de la NLEC lo que permite en la ejecución, al ser un proceso distinto del declarativo, es la
renuncia al derecho reconocido en la sentencia dictada en el ámbito del artículo 6.2 del CC, pero
no como una renuncia procesal, pues lo resuelto por sentencia firme no puede ser objeto de
comparte dicha opinión, al entender que la renuncia posible en la ejecución, depende de los
términos en que se formula la demanda ejecutiva y cómo se satisface el título ejecutivo, con lo que
será verdaderamente difícil encontrar algún supuesto que se acomode a las exigencias legales y
solo será susceptible de renuncia el derecho a la satisfacción declarada en una sentencia (o en otro
título ejecutivo), sin que pueda haber otras fórmulas que en la práctica procesal son
habituales 61.Para DOIG DÍAZ 62lo único que el ejecutante podrá hacer es renunciar a seguir
adelante con el proceso ejecutivo pero no a su derecho material declarado en sentencia firme y que
Si es oral y lo efectúa el representante procesal del actor que deberá tener poder especial para ello
pero lo normal es que este presente el actor por que dicha renuncia se efectuará en el juicio, donde
suelen estar presente las partes. Una forma de renuncia está regulada en el artículo 16, último
párrafo, para el caso de fallecimiento del demandante y sus herederos no quisieran comparecer.
Dicho artículo determina que si cuando hayan sido emplazados los sucesores del actor fallecido,
no comparecen, se le tendrá por renunciado a la acción, y se dictará una sentencia absolutoria para
el demandado. Este precepto va contra la norma del artículo 20.1 de la NLEC, que establece que
para la admisión de la renuncia hace falta una manifestación del actor, y en este supuesto se aplica
la renuncia precisamente por todo lo contrario, por su no actividad, debiendo por tanto, en el
personación, cuales son la renuncia a la acción entablada por el litigante fallecido, y el efecto de
cosa juzgada cuando sea firme la sentencia ,y la imposición de costas de conformidad con el
primera el renunciante se aparta para siempre del derecho adquirido o hace dimisión del que podía
adquirir y la segunda es una cesión implícita a la persona por quien se hace la renuncia. Otra
judicial que pone fin al procedimiento, toda vez que el artículo 20 de la NLEC establece que una
la ley no dice nada, la doctrina66 y la jurisprudencia la admiten, pero para poder ser admitida la
renuncia parcial debe recaer sobre pretensiones cuya conexión es subjetiva o cuando no exista
renuncia que afecte a una de las pretensiones no supone la finalización del proceso respecto de las
restantes, ello no obstante, cuando sea una acumulación accesoria, la renuncia a la pretensión
principal equivale a una renuncia total, al carecer de sentido pronunciarse sobre las pretensiones
subordinadas. La citada autora ve más problemas en la renuncia parcial de una pretensión única,
entendiendo como única excepción que la pretensión sea cuantificable para que la renuncia parcial
suponga una reducción de la cantidad inicialmente reclamada y una modificación de los términos
En cuanto a al forma procesal de admitir la renuncia parcial, la jurisprudencia ha optado por dictar
un auto de renuncia parcial y en la misma resolución acordar la continuación del juicio respecto de
las pretensiones no renunciadas69a similitud del allanamiento parcial. Para ORTELLS RAMOS70,
que admite la utilidad de la renuncia parcial para los supuestos de alzamiento parcial de medidas
cautelares, el proceso deberá continuar para la decisión de lo que no ha sido objeto de renuncia,
pero la sentencia deberá para ser congruente y desestimar la demanda en la extensión de la renuncia
parcial. De la opinión contraria es ESTRADA RUIZ71para quien la renuncia parcial dará lugar a
que se dicte un auto que reconociera su existencia y concluso el proceso, se dictaría sentencia que
Para ORTELLS RAMOS72, en los supuestos de acumulación de pretensiones para distinguir los
en una acumulación accesoria, la renuncia a la pretensión base de las demás, es renuncia total,
porque impide la estimación de las subordinadas, mientras que es parcial la renuncia relativa a
VII. Procedimiento
El procedimiento es sencillo, presentado el escrito de renuncia por el actor, el tribunal examinará
que la renuncia efectuada sea legalmente admisible y que no adolezca de defectos insubsanables,
y una vez subsanados los defectos, por ejemplo el poder especial dictará sentencia absolviendo al
hayan sido subsanados los subsanables, se dictará auto mandando seguir el proceso adelante sin
ninguna vinculación de la renuncia en la sentencia que ponga fin al proceso. Por algún sector
renuncia vulnera una prohibición legal o afecta al interés general o tercero. Personalmente creo que
dicho traslado se efectúa en los procesos cuya intervención del procurador es preceptiva, pues el
escrito de renuncia normalmente se presenta una vez personado el demandado, y a partir de ese
momento entra el juego el traslado previo de los escritos entre procuradores(artículo 276 de la
NLEC), y el demandado podrá presentar el escrito alegando dicha prohibición legal, que ilustrará
al juez sobre dicha prohibición antes de dictar sentencia y en todo caso, el juez ante las dudas sobre
alegaciones.
subsanan los subsanables, es la terminación del proceso, y la misma despliega sus efectos tanto en
el ámbito del derecho sustantivo como en el adjetivo produciendo efectos propios de la cosa
juzgada74 por cuanto supone la declaración jurisdiccional de la extinción, tanto del derecho
subjetivo, como de la pretensión, razón por la cual no será posible volver a reproducir el litigio aún
cuando el proceso no se haya desarrollado de forma contradictoria75. Según establece el artículo
20.1 de la NLEC, la renuncia determina la obligación del juez76 para que pronuncie una sentencia
pretensión, terminando por tanto el proceso mediante sentencia con efecto de cosa juzgada. DOIG
DÍAZ77 trata el contenido de la sentencia y destaca que ésta plasmará la manifestación de voluntad
careciendo de importancia las razones o sustentando los motivos que conducen a la renuncia. Para
la citada autora, a pesar que el artículo 209 de la NLEC establece las reglas especiales sobre la
forma y contenido de la sentencia, entiende que no debe hacer referencia a hechos sobre los que
puede o no haber recaído actividad probatoria, toda vez que su decisión no responde al resultado
disposición alguna sobre dicha materia, y al no existir precepto especifico que contemple la
imposición de costas en el supuesto de renuncia, hay que acudir a la aplicación de las normas
vencimiento78 del artículo 523 de la ALEC79, que para algún autor80 es el criterio de la causalidad
porque el criterio objetivo no encubre sino una presunción general de que el vencido en juicio es
el causante del mismo y quien, por tanto, deberá cargar con el pago de las costas que se generen.
Según dicho precepto se impondrán las costas a la parte que haya visto rechazadas todas sus
pretensiones, salvo que el tribunal aprecie y así lo razone, que el caso presentaba seria dudas de
hecho o de derecho, toda vez que el artículo 20, al regular la renuncia, establece que si es válida se
dictará sentencia absolviendo al demandado, y por tanto se rechazan las pretensiones del actor. Así,
costas procesales se rigen por el principio general del vencimiento, artículo 394 LEC, esto es, se
imponen a la parte cuyas pretensiones fueren rechazadas, así la sentencia absolutoria impuesta por
demanda y subsiguiente condena en costas, por lo que procede la desestimación del recurso. En la
del proceso recae única y exclusivamente en la iniciativa y voluntad de la parte actora, por lo que
debe pechar con las consecuencias perjudiciales de tal conducta, es decir, la condena en costas
Para DOIG DÍAZ83, en el supuesto de renuncia no parece que pueda el Juez apreciar serias dudas
de hecho y de derecho, y entiende que el Juez carece de cualquier margen de maniobra para
dicha autora, y así, La Audiencia Provincial de Asturias84 no impuso las costas por haber serias
dudas de hecho o derecho al provenir la acción ejercitada de un pleito tramitado con la antigua ley,
donde la acción declarativa actual no fue "expresamente" ejercitada en la reconvención del anterior
juicio por el hoy actor. En algunas ocasiones al haber renuncia de la acción y de la reconvención,
el tribunal en buena lógica declaró que cada parte deberá satisfacer las causadas a su instancia.85 Y
alguna resolución86ha primado el acuerdo entre las partes antes que la literalidad del artículo a
pesar que la normas que regulan esta materia de "ius cogens", es decir, que no necesita ser solicitado
por la parte.
Para PÉREZ CRUZ MARTÍN87, en materia de costas se estará en función de la clase de renuncia,
y así, cuando sea total, se impondrán al litigante vencido. En el supuesto de renuncia parcial, y
que se adopte en relación con el resto de las pretensiones que no han sido objeto de renuncia, si
todas las demás son desestimadas, estaremos ante un supuesto de desestimación total de la demanda
y las costas correrán a cargo del actor, pero si alguna de las restantes pretensiones se estima por
aplicación del art 394.2 LEC no habrá expresa imposición de costas. En contra de esta opinión está
el auto de la Audiencia Provincial de Málaga89, que impone el criterio del vencimiento solo eludible
Santiago de Compostela.