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A muchos niños, sobre todos a los adolescentes, les preocupa su aspecto físico y algunos se sienten
acomplejados con su cuerpo. Esto es particularmente cierto durante la pubertad, momento en que
experimentan importantes cambios corporales y en que han de afrontar nuevas presiones sociales.
Los padres pueden contribuir a que sus hijos no desarrollen este tipo de trastornos favoreciendo el
desarrollo de autoestima y actitudes sanas en relación a la alimentación y el aspecto físico. Si le
preocupa la posibilidad de que su hijo pueda estar desarrollando un desorden alimenticio, es
importante que intervenga y busque atención médica adecuada.
A pesar de que los desórdenes alimenticios son más frecuentes en las chicas, también pueden
afectar a los chicos. En EE.UU., son tan frecuentes que 1 o 2 de cada 100 niños sufren un trastorno
de este tipo, generalmente la anorexia o la bulimia. Lamentablemente, muchos niños y
adolescentes logran ocultar desórdenes alimenticios a sus familias durante meses o incluso años.
Las personas con anorexia tienen miedo extremo a aumentar de peso y una visión distorsionada del
volumen y la forma de sus cuerpos. En consecuencia, se esfuerzan por mantener un peso muy bajo.
Algunas reducen la ingesta de alimentos mediante dietas, ayuno y/o ejercicio físico excesivo.
Intentan comer lo menos posible e ingerir la mínima cantidad de calorías posible y suelen estar
obsesionados con lo que comen.
Aunque la anorexia y la bulimia se parecen mucho, las personas que padecen anorexia suelen ser
muy delgadas y con un peso inferior al normal, mientras que las que padecen bulimia pueden tener
un peso normal o incluso sobrepeso.
El trastorno por atracones, la fobia a la comida y los trastornos de imagen corporal también se
están volviendo cada vez más frecuentes en la población adolescente.
Es importante recordar que un desorden alimenticio es muy fácil que se vaya de las manos, puesto
que se asocia a hábitos muy difíciles de erradicar. Los desórdenes alimenticios son problemas
clínicos graves que requieren tratamiento profesional de médicos, terapeutas y nutricionistas.
Las causas de los desórdenes alimenticios no están del todo claras. De todos modos, se cree que en
ellas participa una combinación de factores psicológicos, genéticos, sociales y familiares.
En los niños con trastorno del apetito suele existir una gran diferencia entre cómo se ven a sí
mismos y cómo son en realidad. Las personas que padecen anorexia o bulimia suelen tener un
inmenso miedo a engordar o a tener sobrepeso y se ven más gordas de lo que están. Además,
algunos deportes y actividades, como cheerleading deportivos, la gimnasia, el ballet, el patinaje
sobre hielo y la lucha, que enfatizan determinadas categorías de peso, pueden incrementar el
riesgo de algunos niños y adolescentes a desarrollar desórdenes alimenticios.
También existe una incidencia cada vez mayor de otros tipos de problemas entre los niños y
adolescentes afectados por un desórden alimenticio, como trastorno de ansiedad y el trastorno
obsesivo compulsivo. A veces, los problemas que se viven en casa pueden aumentar el riesgo de
que un niño desarrolle comportamientos alimentarios problemáticos.
Algunos investigadores sugieren que las imágenes que aparecen en los medios de comunicación
contribuyen a aumentar la incidencia de los desórdenes alimenticios. La mayoría de las mujeres
famosas que aparecen en anuncios, películas, programas de televisión y actividades deportivas son
muy delgadas, y esto puede conducir a que las niñas piensen que el ideal de belleza consiste en
estar extremadamente delgada. Los niños también pueden tratar de imitar a un modelo ideal,
reduciendo drásticamente lo que comen y haciendo ejercicio compulsivamente para desarrollar
masa muscular.
Muchos niños que desarrollan un trastorno del apetito tienen baja autoestima y el hecho de
focalizar la atención en el peso puede ser un intento de tener sensación de control en un momento
en que sienten que están perdiendo el control sobre sus vidas.
Aunque es cierto que desórden alimenticio puede resultada de graves problemas de salud mental y
de conducta, así como de trauma (como abuso sexual), también es cierto que puede dar lugar a
graves problemas de salud estrictamente física. La anorexia y la bulimia pueden provocar
deshidratación y otras complicaciones médicas, como los problemas cardíacos y la insuficiencia
renal. En casos extremos, los desórdenes alimenticios pueden conducir a malnutrición grave e
incluso a la muerte.
Cuando una persona padece anorexia, su cuerpo entra en un estado de inanición y esta falta de
nutrientes puede afectar al organismo de muchas formas diferentes:
Cuando una persona padece bulimia, los vómitos constantes y la falta de nutrientes pueden
provocar:
Signos de alarma
Para un padre, puede ser un reto saber distinguir entre la preocupación por la propia imagen
corporal normal en un niño y los signos de alarma de un desórden alimenticio.
A pesar de que en los niños y los adolescentes (sobre todo las chicas) abundan los complejos y la
tendencia a compararse entre sí y a hablar sobre dietas, esto no significa necesariamente que
padezcan un trastorno del apetito. Los niños con este tipo de trastornos presentan graves
problemas relacionados con la alimentación y a menudo signos físicos anormales.
Si sospecha que su hijo padece un trastorno del apetito, es importante que intervenga y le ayude a
fin de que lo puedan diagnosticar y tratar correctamente.
Los niños que presentan este tipo de trastornos suelen reaccionar a la defensiva y se suelen enfadar
cuando se le habla sobre el tema por primera vez. A muchos les cuesta admitir, incluso ante sí
mismos, que tienen un problema. A veces el hecho de tener un amigo o un familiar que haya
recibido tratamiento por padecer un desórden alimenticio les anima a dejarse ayudar. El miedo a
estar gordo o a tener sobrepeso es el problema central de toda persona afectada por un desórden
alimenticio. Por eso es comprensible que un niño afectado por este tipo de problemas no quiera
ingresar en una clínica "para engordar".
Intentar ayudar a alguien que cree que no necesita ayuda puede ser muy difícil. De todos modos, es
fundamental que, por mucho que su hijo se resista, usted se encargue de proporcionarle la ayuda
profesional que necesita. Reclute a amigos y parientes a quienes sabe que su hijo aprecia y en
quienes confía para que colaboren en el proceso.
Su hijo es posible que se muestre más receptivo y más abierto al diálogo si usted se centra en lo
que le preocupa y utiliza frases en primera persona (yo) en vez de en segunda persona (tú). Por
ejemplo, evite frases como "tienes un desórden alimenticio" o "estás demasiado delgado", que solo
pueden provocar enfado y negación. En lugar de eso, pruebe con frases del tipo: "Me preocupa que
hayas perdido tanto peso en tan poco tiempo". Cite cosas concretas que su hijo haya dicho o hecho
que a usted le hayan preocupado y explíquele que usted necesita que lo vea un médico para
tranquilizarse.
Si, aún así, encuentra resistencia por parte de su hijo, hable con su pediatra o con un profesional de
la salud mental sobre otros posibles enfoques.
El tratamiento de estos trastornos se centra en ayudar a los niños a abordar sus problemas
relacionados con la conducta alimentaria y a establecer nuevos patrones de pensamiento sobre la
comida y la forma de relacionarse con ella. Esto puede implicar la supervisión médica, el
asesoramiento dietético y la terapia. Los distintos profesionales tratarán aspectos relacionados con
la percepción que tiene el niño sobre el volumen y la forma de su cuerpo, la conducta de comer y
los alimentos.
Los niños que presentan graves problemas de desnutrición es posible que deban ser hospitalizados
y que necesiten recibir cuidados médicos adicionales después de que su estado de salud se
estabilice.
Por lo general, cuanto antes se haga la intervención (a ser posible, antes de que se llegue a la
desnutrición o de que se establezca un ciclo continuo de atracones y purgas), más breve será el
tratamiento necesario.
Usted puede desempeñar un papel fundamental para que su hijo desarrolle una actitud sana ante
la comida y la alimentación. Su propia imagen corporal puede influir sobre la de su hijo. Si usted
dice constantemente "estoy gordo", se queja de no hacer suficiente ejercicio y practica "dietas yo-
yo", que le llevan a perder y ganar peso de forma repetida, es posible que su hijo crea que tener
una imagen corporal distorsionada es algo normal y aceptable.
En una época en la que existe una gran preocupación social por la obesidad, puede ser complicado
para los padres hablar con sus hijos sobre los hábitos alimentarios. Es mejor centrarse en lo que es
saludable en vez de en el peso. Asegúrese de que su hijo sabe que usted lo quiere por quien es, no
por su aspecto.
Está bien apreciar el atractivo de los famosos pero, si tanto su hijo como usted, están satisfechos
con su propio aspecto físico, este hecho no hará que intenten cambiar para ser diferentes y
parecerse más a los famosos. Que su hijo reciba el mensaje de que está bien tal y como está y que
su cuerpo está sano y fuerte es un maravilloso regalo que usted, en calidad de padre, le puede
hacer.
Intente evitar las discusiones relacionadas con la comida; si su hijo quiere "hacerse vegetariano",
apóyelo, aunque usted sea un ávido comedor de carne. Es normal que los adolescentes pasen
etapas donde se vuelven caprichosos con la comida, de modo que intente establecer límites claros,
fomente hábitos alimentarios saludables y evite las peleas sobre temas relacionados con la comida.
Cuando un padre se pone nervioso porque se entera de que su hijo se ha saltado una comida, este
último lo captará enseguida. Intente relativizar las cosas y hable con su hijo sobre por qué no quiere
comer con el resto de la familia.
Por último, adopte un papel activo en la creación de un estilo de vida saludable para su familia.
Haga que su hijo participe en la preparación de comidas saludables y nutritivas. Hágale saber que
está bien comer cuando se tiene apetito y rechazar la comida cuando no se tiene. Asimismo, haga
del ejercicio una actividad divertida, gratificante y habitual para toda la familia.
Si usted mismo desarrolla una actitud sana para con los alimentos y el ejercicio físico, le dará un
ejemplo excelente a su hijo.
http://kidshealth.org/parent/en_espanol/emociones/eating_disorders_esp.html#
ASPERGER:
Un trastorno del espectro autista
La expresión "trastornos del espectro" se refiere a que los síntomas de cada uno de ellos pueden
aparecer en diferentes combinaciones y en distintos grados de severidad: dos niños con el mismo
diagnóstico, a pesar de tener en común ciertos patrones de comportamiento, pueden presentar
una amplia gama de habilidades y de capacidades.
Como consecuencia, se suelen utilizan expresiones de carácter general, como "autismo con bajo
funcionamiento", "autismo con alto funcionamiento", "tendencias autistas" o "trastorno
generalizado del desarrollo" para describir a niños cuyos comportamientos que se sitúan dentro de
este espectro. Los niños con síndrome de Asperger comparten muchos síntomas con los que
padecen un "autismo de alto funcionamiento".
Los niños son tres a cuatro veces más proclives que las niñas a tener síndrome de Asperger. Puesto
que en la actualidad se están detectando casos leves con mayor frecuencia que en el pasado, la
incidencia de este síndrome parece estar aumentando. De todos modos, como ocurre con lo demás
trastornos del espectro autista, se trata de un síndrome difícil de diagnosticar y de tratar.
El trastorno debe su nombre a Hans Asperger, un pediatra vienés que, en 1944, describió por
primera vez una serie de patrones de comportamiento que él había observado en algunos de sus
pacientes, mayoritariamente de sexo masculino. Asperger observó que aquellos pacientes, a pesar
de presentar una inteligencia y un desarrollo del lenguaje normales, tenían graves deficiencias en
las habilidades sociales, no sabían comunicarse eficazmente con los demás y presentaban
problemas de coordinación.
Según la Coalición para el Síndrome de Asperger de EE.UU., el síndrome de Asperger aparece más
tarde que el autismo o, por lo menos, se detecta más tarde. Muchos niños se diagnostican después
de haber cumplido 3 años y la mayoría de los afectados se diagnostican cuando tienen entre 5 y 9
años.
En general, las personas que padecen síndrome de Asperger son capaces de funcionar
adecuadamente en la vida cotidiana, pero tienden a ser inmaduras desde el punto de vista social y
la gente las suele ver como personas raras o excéntricas.
Entre otras características del síndrome de Asperger, se incluyen el retraso motor y la torpeza, así
como el hecho de presentar intereses limitados y preocupaciones peculiares. Los adultos con
síndrome de Asperger tienen problemas para mostrar empatía hacia los demás y siguen
presentando dificultades en sus interacciones sociales.
Los expertos afirman que el síndrome de Asperger sigue un curso continuo y normalmente dura
toda la vida. De todos modos, los síntomas pueden ir y venir a lo largo del tiempo y los servicios de
intervención precoz pueden ser de gran utilidad.
Signos y síntomas
Puesto que los síntomas del síndrome de Asperger suelen ser difíciles de distinguir de los que
aparecen en otros problemas del comportamiento, lo mejor es que un médico u otro profesional de
la salud evalúe los síntomas de su hijo. No es nada raro que a un niño le diagnostiquen primero un
trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) antes de diagnósticarle de síndrome de
Asperger.
Los niños con síndrome de Asperger pueden presentar los siguientes signos y síntomas:
Es importante tener en cuenta que, a diferencia de los niños con autismo, los que tienen síndrome
de Asperger pueden no presentar ningún retraso en el desarrollo del lenguaje y suelen tener buena
gramática y un vocabulario desarrollado a edades tempranas. De todos modos, es típico que
presenten trastorno del lenguaje, ya que tienden a ser excesivamente literales y tienen problemas
en el uso del lenguaje en contextos sociales.
Los niños con síndrome de Asperger no suelen presentar retrasos evidentes en el desarrollo
cognitivo. A pesar de que pueden tener problemas para concentrarse y organizarse y presentar
capacidades bien desarrollados en algunas áreas y deficitarias en otras, su inteligencia se suele
encontrar en la media y a veces o por encima de la media.
¿Cuál es la causa del síndrome de Asperger?
Los investigadores y los expertos en salud mental todavía siguen investigando sobre las causas del
autismo y del síndrome de Asperger. Muchos creen que el patrón de comportamiento que
caracteriza al síndrome de Asperger puede tener muchas causas. Las investigaciones apuntan a la
posibilidad de que las anomalías cerebrales entre las causas de este síndrome, ya que con técnicas
de imagen se han detectado diferencias estructurales y funcionales en regiones específicas del
cerebro de niños afectados por este síndrome.
Contrariamente a la incorrecta asunción que hacen algunas personas sobre este trastorno, el
síndrome de Asperger no está provocado por carencias emocionales ni por el tipo de educación
recibida. Puesto que algunos de los comportamientos que presentan algunas personas con
síndrome de Asperger pueden ser vistos por los demás como faltas de educación deliberadas,
mucha gente asume erróneamente que el síndrome de Asperger es el resultado de una mala
educación por parte de los padres de los afectados, algo que es absolutamente falso. Se trata de un
trastorno neurobiológico cuyas causas todavía no se acaban de entender por completo.
En la actualidad no es posible curar este trastorno; los niños con síndrome de Asperger se
convierten en adultos con síndrome de Asperger. Pero muchos llevan vidas plenas y felices, y la
posibilidad de lograr este objetivo se ve favorecida si la educación, el apoyo y los recursos son los
adecuados.
El síndrome de Asperger puede ser muy difícil de diagnosticar. Los niños con esta enfermedad
tienen un funcionamiento normal en muchos aspectos de la vida, de modo que es fácil atribuir sus
extraños comportamientos simplemente a que son "diferentes".
Los expertos afirman que una intervención precoz, que englobe tanto aspectos educacionales como
sociales, llevada a cabo en un momento en que el cerebro todavía está en proceso de desarrollo, es
sumamente importante para un niño afectado por este síndrome.
Si su hijo presenta algunos de los síntomas y comportamientos típicos del síndrome de Asperger, es
fundamental que pida ayuda a su pediatra. Es posible que este les remita a un profesional de la
salud mental o a otro especialista para que haga una evaluación más detenida del niño.
Para que el especialista pueda emitir un diagnóstico sobre su hijo, tendrá que llevar a cabo una
evaluación "psicosocial" completa. Esto incluirá una entrevista a los padres sobre cuándo se
identificaron los síntomas del niño por primera vez, el desarrollo de la motricidad y del lenguaje, así
como otros aspectos de la personalidad y del comportamiento del niño (actividades favoritas,
hábitos inusuales, preocupaciones, etc.).
Se hará un énfasis especial en el desarrollo social, incluyendo los problemas pasados y actuales del
niño en lo relativo a las relaciones sociales y al desarrollo de las amistades. Normalmente se realiza
una evaluación psicológica y de las habilidades comunicativas del niño para identificar las áreas
donde presenta mayores deficiencias.
Puesto que el síndrome de Asperger puede cursar con patrones de comportamiento y problemas
muy diferentes entre los afectados, no existe ninguna pauta tratamiento "típica". De todos modos,
en función de cuáles sean sus puntos fuertes y débiles (o de sus antecedentes evolutivos), los niños
con síndrome de Asperger se pueden beneficiar de los siguientes tratamientos:
El hecho de que todas las personas que cuidan de su hijo se involucren en su tratamiento será de
gran ayuda para él. Los profesionales de la salud que atienden a su hijo deberían estar informados
de lo que hacen los demás y usted a menudo se encontrará actuando como el "director general" de
toda la escena. Los profesores, canguros, otros miembros de la familia, los amigos cercanos y
cualquier otra persona que cuida de su hijo también deberían involucrarse en el proceso.
Es importante saber que hay muchas personas que pueden proporcionar asistencia a su hijo. La
clave está en pedir ayuda lo antes posible y encontrar el programa adecuado para el niño. Los niños
con síndrome de Asperger pueden experimentar grandes avances con el tratamiento y la educación
adecuados.
Ayudar a su hijo
Aunque el síndrome de Asperger plantea desafíos tanto a los niños afectados como a sus padres,
usted puede ayudar a su hijo en su proceso de adaptación y ofrecerle su apoyo de muchas formas
diferentes:
El futuro de su hijo
Mucha gente con síndrome de Asperger puede funcionar bien en la mayoría de los aspectos de la
vida, de modo que esta afección no tiene que impedir que su hijo se pueda desenvolver bien en el
mundo académico y social.
http://kidshealth.org/parent/en_espanol/emociones/asperger_esp.html