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HERIDAS
Integrantes:
Tatiana Godoy Gonzalez
Juan Gonzalez Tureo
Soledad Guerrero Varas
María Soledad Marambio Perez
Natalia Vargas Piña
Índice
1 Introducción ..........................................................................................2
2 Qué son las heridas..............................................................................3
3 La piel ……………………………………………….………………….…....5
4 Estudio Clínico .....................................................................................6
4.1 Suturar o no Suturar .............................................................................7
5 Curación De Las Heridas .....................................................................8
6 Bibliografía .........................................................................................10
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1 Introducción
En una muestra del año 2014, en Estados Unidos, en la cual se atendieron 21.840
mascotas caninos por urgencias ("Urgencias en la Clínica Veterinaria", 2015), arrojó en
primer lugar que un 25,4% de las atenciones fueron heridas cutáneas, y aumenta a un
26,3% del total si se le suman las atenciones de heridas que se encontraban junto con la
categoría de accidentes de tránsito. Por lo que se puede concluir que las "heridas"
estuvieron presentes a lo menos en el 25% del total de las atenciones de urgencias
realizadas.
Herida es una pérdida de continuidad de la piel o mucosa producida por un agente físico
o químico (Salem Z. et al., 2000), y en otras literaturas se entiende como la discontinuidad
de los tejidos blandos, mayoritariamente en piel o músculo.
Son causadas de diferentes maneras pero se caracterizan por una pérdida de tejido,
existiendo diferentes tipos según profundidad, tamaño y agente causal. Causan dolor y
si no se tienen las precauciones necesarias se infectan causando un daño mayor, por
eso es necesario un procedimiento clínico adecuado para que el paciente pueda mejorar
y no quede con problemas posteriores.
Una herida puede ser causada con elementos de corte, que un animal muerda, producto
de una explosión, disparos, mordedura de insectos, caídas, accidentes automovilísticos,
entre otras.
Las heridas que no afectan órganos, las que dañan más la piel, los nervios y músculo,
son superficiales y su tratamiento es más simple, y
Las que provocan daño a más profundidad por ejemplo que llegan a dañar los órganos
y requieren atención de urgencia, son este tipo de heridas graves las que pueden
eventualmente causar la muerte del paciente.
Como afirma Iglesias, Pardo y Villanueva (2002), los mecanismos que ocasionan las
heridas se orientan según los tejidos, si han sido arrancados o no, y si hay o no presencia
de cuerpos extraños.
3 La Piel
La piel es el órgano más grande del organismo y realiza una gran variedad de funciones
vitales para el mantenimiento de la homeostasis corporal (Foster y Foil, 2013).
La piel está formada por dos láminas, una externa, la epidermis y otra interna, la dermis;
la mayoría de las veces descansa sobre un tejido conectivo laxo, la hipodermis, también
llamada subcutis o fascia superficial (Dyce, Sack y Wensing, 2006), como muestra la
figura 3.1.
Por otra parte, la piel tiene diversas funciones, tales como barrera, sensibilidad,
regulación de temperatura, control hemodinámico, secreción y excreción, síntesis y
función inmunológica, tal como muestra la tabla 3.1, según Foster y Foil, 2013:
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4 Estudio Clínico
Actuar rápido: una rutina es vital, dando respuestas precisas a las interrogantes y
descartar problemas graves. Se aconseja la técnica de primera revisión el ABCD
(Torrente & Bosch, 2011), en forma secundaria la denominada A. CRASH PLAN (Fowler
& Williams, 2001), para luego diagnosticar la herida propiamente tal, como muestra la
ilustración 4.1.
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Al evaluar una herida se consideran, en forma paralela, muchas variables para luego
tomar decisiones en su tratamiento y cura. Una de las primeras materias a discernir es la
posibilidad de cerrarla de forma urgente e inmediata. Es imprescindible tener la visión
respecto del grado de limpieza o contaminación que esta presenta. Si hay dudas de ello,
no debe aplicarse sutura, por las nefastas consecuencias que la historia médica ha
mostrado. Igual de importante es el grado de isquemia en la zona afectada y sus bordes.
Si una herida se evalúa como limpia, y con buena vascularización, es decir a primera
impresión es una herida que se puede suturar de forma inmediata, hay que conocer otros
factores relevantes, como el riesgo de proceder en un paciente diabético, si para el dueño
del paciente la estética es importante, etc., por lo que se puede desplazar la sutura en
unas horas más.
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• Herida contaminada
• Herida sucia
• Se desconoce el nivel de contaminación
No suturar
• Alto grado de isquemia
• Dudas del grado de isquemia
• Paciente de alto riesgo
Las heridas sucias o contaminadas deben ser desbridadas (retirada de la suciedad, los
objetos extraños, el tejido lesionado y los detritos celulares de una herida o de una
quemadura para evitar la infección y facilitar la cicatrización) en la mayoría de casos se
requiere el empleo de anestesia y varios lavados con el fin de, por un lado eliminar todos
los tejidos que han sido desvitalizados y que pueden interferir con la cicatrización, y por
otro, disminuir la carga bacteriana.
Se debe afeitar toda la zona y luego lavarla, la solución ideal de lavado es el suero
fisiológico y también la clorhexidina diluida (0.05-0.005%) povidona yodada (0.01%) o
incluso agua del grifo. La efectividad del lavado será directamente proporcional al
volumen y a la presión de la solución de lavado.
Nervios, tendones y tejidos que presenten una viabilidad dudosa deben ser respetados
inicialmente, hasta un análisis exhaustivo y posterior a la curación, se debe tener en
cuenta que en determinados casos tendremos que anestesiar al animal.
6 Bibliografía
Dyce, K., Sack, W., & Wensing, C. (2005). Anatomía veterinaria. México: Mc Graw-
Hill Interamericana editores S.A de C.V. p. 935
Salem Z., C., Pérez P., J., Henning L., E., Uherek P., F., Schultz O., C., Butte B., J., &
González F., P. (2000). Heridas: Conceptos generales. Cuadernos De Cirugía, 14(1), 90-99.
doi: 10.4206/cuad.cir.2000.v14n1-15
Torrente, C., & Bosch, L. (2012). Medicina de urgencia en pequeños animales. Tomo I.