ASAMBLEAS DE DIOS DE VENEZUELA. ACARIGUA, EDO-PORTUGUESA IMBIPAD.
Sanidad Divina
Nombre y Apellido:
Altuve Ramón.
C.I: 11.543.605
Acarigua, Abril 2018
La sanidad divina.
La sanidad divida es un regalo de Dios inmerecido es además un Don que
dejo a sus discípulo y pero que a su vez a todo sus hijos. La idea principal de nuestro Dios al crear al hombre era que éste viviera feliz en un mundo sin pecado, sin enfermedad sin dolor. La enfermedad y la muerte llegaron a formar parte de la experiencia humana debido al pecado. Por la desobediencia de Adán y Eva en el huerto del Edén, el pecado y la muerte pasaron a todos los hombres (Romanos 5:12).
En otro orden de idea, Cristo estando en su condición humana sanó a
muchos movido por su amor y compasión, pero también mostrando su autoridad, nosotros, actuando como Él lo hizo y movidos por sus mismos sentimientos podemos, sujetos a su divina voluntad soberana, obras sus mismas obras, y aún mayores (Juan 14:2). La sanidad divina es una parte integral del evangelio. El propósito principal de la expiación era la purificación del pecado. Is. 53:4,5 nos dice que: “Ciertamente él llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Más herido fue por nuestra rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él y por sus llagas fuimos nosotros curados”. (Mateo 8:16,17; Santiago 5:14- 16). El Señor Jesús nos liberó de esa maldición en la cruz del calvario y nos liberó de la muerte eterna, él llevo consigo todas nuestras enfermedades. Jesús reconoció que la enfermedad frecuentemente era el resultado del pecado (Juan 5:14) o de la actividad de Satanás (Lucas 13:16). Sin embargo, Él también reconoció que la enfermedad no siempre era el resultado directo del pecado (Juan 9:2,3). Había situaciones en que simplemente era una oportunidad para glorificar a Dios (Marcos 2:12).
Hay que señalar que la enseñanza bíblica sobre la sanidad es paralela a su
enseñanza sobre la salvación. La salvación incluye la sanidad de nuestra vida en todos sus aspectos. Hay quienes piensan que la sanidad divina era solo para el tiempo de Jesús y para los discípulos, pero no es así; él es el mismo ayer hoy, y por los siglos. La sanidad divina siguió siendo una parte integral del evangelio durante el ministerio de los apóstoles y la iglesia primitiva. Jesús mandó a los Doce y a los Setenta a predicar y sanar a los enfermos (Lucas 9:2; 10:9). Y como mandato del SEÑOR esto sigue vigente en hoy día cuando seguimos cumpliendo la gran comisión que nuestro Señor Jesucristo nos encomendó. “Id por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura”. Mcs 16:15-20.
La sanidad divina es un regalo de Dios y un don de gracia de Dios para todos
aquel que en él cree (Efesios 2:8). La sanidad divina se obtiene por medio de la fe al igual que la salvación que es por la fe en el hijo de Dios, solo hay que cree y dejar que Dios obre.
Es necesario resaltar que para obtener la sanidad divina en nuestras vidas
debemos creer con fe, que es la base esencial para mover la mano de Dios. El origen de la enfermedad es el pecado. Si no hubiera habido pecado no habría existido enfermedad. Pero el Señor en su gran amor y misericordia se dio así mismo para remisión de nuestros pecados y sanación de nuestras enfermedades, el llevo nuestras dolencia y nos hizo libre de toda enfermedad, toda persona pueden ser sanadas en el nombre de su hijo Jesucristo por nuestra FÉ y OBEDIENCIA a Él.