Capítulo XVII individuos, cambiante para el mismo, variable en las diversas
relaciones y medios. Hace cerca de cincuenta años los científicos
REALIDAD Y ANORMALIDAD
REALIDAD Y MARCO DE REFERENCIA
La crítica principal en el diagnóstico de la conducta
anormal es el estudio de la forma en que el sujeto concibe la
realidad. Este concepto de realidad depende de la estructura de
los órganos de los sentidos.
El mudo es diferente para los sordos, los ciegos, los daltonianos,
los miopes y los hipermétropes. La concepción de la realidad
depende también del grado de desarrollo. El niño y el adulto ven
el mundo de distinta manera. Su falta de conocimientos no
permite al niño identificar los objetos correctamente pues no esta
bien establecida todavía la diferencia entre lo imaginado y lo
percibido. Pero hasta el adulto normal ve el mundo de distinta
manera cuando esta contento que cuando esta deprimido. Lo que
percibimos depende en parte de nuestros intereses, y nuestro
juicio de los hechos esta influido por el significado que les
atribuimos. La realidad esta determinada por el marco de
referencia física y emocional del observador y por su grado de
desarrollo.
Los objetos de la realidad nunca se perciben
aislados. El significado de cada objeto depende de sus relaciones
con otros objetos y del significado que les atribuyamos. Si
preguntamos al lector cuántas letras hay en la palabra “relación”,
no lo sabrá porque ha percibido las letras formando una palabra y
no como una cantidad. El mismo objeto se percibe de distinto
modo bajo diferentes condiciones ambientales. Una película
hecha hace treinta años era percibida de distinta manera por el
público de entonces de lo que lo es por el de nuestros días. Lo
que entonces se consideraba serio ahora resulta comino, algunos
objetos de entonces pueden haber perdido su significado para
nosotros. La realidad depende de las relaciones entre los objetos
y el medio en que se aparecen. Así, la realidad no es una entidad
dada, sino una interpretación, diferente en los distintos
estudiaban la realidad del mundo físico como algo dado
objetivamente. Actualmente están de acuerdo con James Jeans
en que “la realidad se describe mejor con un hecho mental que
como un hecho material” y con Max Planck quien, refutando el
concepto de los datos dados objetivamente, dice: “La imagen del
mundo contiene magnitudes observables en absoluto”; y más
adelante: “todo lo que contiene son símbolos”. Los símbolos por
medio de los cuales interpretamos la realidad son construcciones
útiles, cuyo valor es semejante al de las mitologías de las
antiguas civilizaciones que interpretan el mundo por el símbolo
de los dioses. Tal como la ciencia describe la realidad externa
por medio de símbolos, así lo hacen la mitología y los sueños del
individuo. Pero inmediatamente se presenta una objeción: real es
lo que se experimenta por medio de los sentidos y lo que produce
una reacción observable. Puedo probar la realidad de mi
experiencia si mis semejantes experimentan lo mismo, y si puedo
hacer una predicción correcta basada en mi experiencia. Mi
sueño e imaginación, sin embargo, no son reales; son un juego
de la fantasía que no tiene influencia sobre la materia. Las ideas
de una persona histérica pueden hacer variar los procesos
orgánicos; inclusive se han dado casos de embarazo psicológico
en los que una mujer presenta verdaderos síntomas de
embarazo por el solo deseo de tener un hijo. Las ideas
inconscientes pueden producir accidentes que, por lo tanto,
estarían determinados psicológicamente. La prueba de la
realidad a través de la experiencia de ver y sentir una cosa es
también aplicable al sueño en que el soñador ve y siente los
objetos en su imaginación. La prueba de una experiencia
colectiva también puede darse en el caso de una sugestión en
masa, cuando un gran grupo de personas pueden imaginarse la
misma cosa. El predecir correctamente no es una característica
exclusiva de la realidad externa. El poder de la fe muestra que la
imaginación puede llevar a consecuencias predecibles. Los
miembros de algunas sociedades primitivas, por ejemplo, creen
que su organismo muere si violan un tabú. Hace poco tiempo,
relativamente, una comisión científica mando a un grupo de
médicos a visitar los adeptos del vudú, para destruir la fe de los
nativos. Obligaron a los nativos a violar un tabú y, como los
nativos creían que iban a morir, los médicos trataron de
convencerlos de que era una superstición y les proporcionaron
las mayores atenciones médicas. Pero la fuerza vital de los
nativos se escapaba como el agua por una canastilla; murieron
de acuerdo con su creencia. Así, la realidad no esta limitada
solamente al mundo externo y a nuestra conciencia.
LA REALIDAD DEL INCONSCIENTE
La existencia de una realidad inconsciente fue postulada
en 1897 por el psicólogo alemán Theodor Lipps en una
conferencia sobre “El concepto del inconsciente en psicología”1.
Lipps había negado la creencia genética de que la “conciencia es
la cualidad indispensable de lo psíquico”, pedía, por el contrario,
que se aceptase el inconsciente como la base general de la vida
psíquica y que a todo acto consciente debía atribuírsele una
etapa preliminar inconsciente. Así se desarrollo la tesis freudiana:
El inconsciente es la verdadera realidad psíquica; en su
naturaleza interna no es tan desconocido como la realidad del
mundo externo, y nos es comunicado tan imperfectamente por
los datos de la conciencia como lo es el mundo externo por los
informes de nuestros sentidos.
Si el inconsciente es nuestra verdadera realidad psíquica,
nuestra confianza en la realidad externa que percibe por medio
de los sentidos se tambalea. Esa tesis ha sido probada por medio
de experimentos. Se imitó un accidente, disparando un tiro sin
cartucho durante una conferencia muy concurrida. ¿Quién era el
culpable? Un interrogatorio demostró que los asistentes a la
conferencia, interrogados aparte, describían al culpable de
manera completamente distinta, unos habían visto un muchacho,
otros a un joven; algunos decían que el culpable era viejo, otros
que joven, algunos aseguraban que rubio, otros de pelo negro; la
descripción del traje variaba. Cada asistente creía que estaba
describiendo una verdadera percepción sensorial.
Otros experimentos indican que nuestra percepción esta
determinada en parte por factores emocionales. Si presentamos
1
Conferencia pronunciada en el Tercer Congreso Internacional de Psicología en
Munich, 1897.
por poco tiempo un cuadro complicado, se perciben más los
detalles que están relacionados con asociaciones emocionales,
como lo han demostrado experimentos posteriores de asociación.
Los experimentos de memoria indican que la realidad “objetiva”,
percibida por nuestros sentidos, pasa a través de la realidad
subjetiva de nuestra atención, intereses y preferencias.
Sin embargo, no solamente la percepción, sino también
muchos otros hechos son el resultado de la selección
inconsciente, es decir, son provocados por nuestras actitudes,
determinantes inconscientemente. Las observaciones
psicoanalíticas en pacientes con trastornos psíquicos no solo
demuestran que su concepto de la realidad estaba modificado
por sus actitudes conscientes, sino que estas actitudes
conscientes estaban determinadas por procesos inconscientes
como deseos y temores, de los que no s habían dado cuenta. Un
análisis de los sueños y las asociaciones demostró que estos
pacientes revivían experiencias olvidadas hace tiempo, que
habían moldeado su vida de acuerdo con necesidades
inconscientes.
También encontramos pautas en la sucesión de hechos.
Muchas personas tienen la misma clase de desgracia una y otra
vez. Le echan la culpa a la casualidad por la repetición de
accidentes automovilísticos, condenan a la sociedad si los echan
de un trabajo tras otro y si con frecuencia si tienen desengaños
amorosos, culpan al otro. Sin embargo, un análisis demostraría
que todas estas desgracias no son sólo accidentes ciegos, que
no son el resultado de un medio hostil, sino que su origen radica
en la persona a la que le ocurren. La psicoterapia moderna es
una variación de la antigua creencia de que la desgracia es el
resultado de la ofensa del hombre hacia los dioses, diciendo que
estos ofendidos están en el alma humana. Así, el trastorno de la
realidad en el mundo externo es con frecuencia un reflejo de un
trastorno en el mundo interno.
Debemos, por lo tanto, admitir la existencia de tres
elementos relacionados con nuestro concepto de la realidad: el
físico, por medio de los sentidos; el consciente, por medio de
nuestras motivaciones básicas. La interrelación de estas tres
formas de conocimiento de la realidad parece estar fundada en el
principio único y básico del equilibrio. Si el acercamiento a la
realidad física se frusta, la realidad psicológica adquiere mayor
importancia. El sordo puede oír un mundo de sonidos dentro de
si mismo y llegar a crear, como Beethoven. El individuo
rechazado puede escapar a un mundo de ensueños; y, como
dice Platón, el hombre virtuoso se contenta con soñar con lo que
el malvado hace en la vida real.
El poder de la realidad interna es por lo menos tan fuerte
como el poder de la realidad externa. Produce neurosis y psicosis
y, creando sentimientos de culpa, el poder de la realidad interna
puede volverse más fuerte que el poder de la realidad externa,
haciendo, por ejemplo, que se entregue un criminal. La realidad
interna estimula al artista creador, pero también, pone al hombre
en la prisión del miedo, tal como lo describe el Libro de la
sabiduría de Salomón (17:13-15):*
Durmieron el mismo sueño.
Unos, agitados por prodigiosos fantasmas,
otros desfallecidos por el abatimiento del ánimo,
sorprendidos por un repentino e inesperado terror.
Luego, si alguno caía rendido,
Quedaba como encerrado en una cárcel sin cadenas.
La realidad interna esta llena de fuerzas alarmantes que
se perciben en las alucinaciones y en los sueños, como
imágenes de monstruos, perseguidores y elementos hostiles.
Estas fuerzas internas son peligrosas si no están integradas en la
personalidad total y pueden llevar al hombre a la psicosis o al
suicidio.
Los factores ambientales y las condiciones económicas
tienen un papel importante en la vida del individuo, pero la actitud
de éste, producida por su realidad interna, es el factor decisivo de
su reacción ante los sucesos externos. De igual manera, la
historia de una nación no esta determinada solamente por su
medio y sus condiciones económicas, sino también por las
actitudes colectivas de la nación o de sus ciudadanos. No fueron
las condiciones económicas solamente, sino la reacción de la
nación alemana hacia ellas lo que originó el nazismo y la guerra.
Una catástrofe política no es solo un suceso simple, producido
por accidente o provocado por grupos políticos, sino que es en
* Versión castellana de Eloíno Nácar y Alberto Colunga, O.P. Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid, 1952.
gran parte un reflejo de las condiciones en la realidad
psicológica. Lo que ha sido llamado “ocaso de una cultura” y lo
que caracteriza la “crisis de nuestra época” son resultados de
malas adaptaciones colectivas y, al igual que un enfermo
psíquico puede curarse no tratando de síntomas individuales sino
reestructurando completamente su realidad psicológica, así
nuestra civilización enferma puede curarse, no cambiando ciertas
condiciones aisladas sino rehaciendo toda su concepción del
mundo.
VALUACIÓN DE LA REALIDAD PSICOLÓGICA
El reconocimiento de la realidad psicológica plantea el
problema de su valuación, que ha sido resuelto de diferentes
formas por los distintos pueblos. Nuestra realidad consciente
depende de nuestra actitud dominante hacia la realidad, ya sea
que nos acerquemos a ella desde el punto de vista del científico,
el artista, el filósofo, el economista o cualquier otro. Nuestra
realidad inconsciente depende de nuestros deseos y temores.
Los artistas pueden vivir tan completamente en su mundo de su
fantasía que la realidad externa pierde importancia. El artista
puede sufrir por los sufrimientos de sus héroes que para él son
tan reales como las figuras de un sueño.
Podemos preguntarnos ahora: ¿Cuáles son los orígenes
del lenguaje que expresa la realidad psicológica? Según Freud,
estos orígenes son principalmente de naturaleza fisiológica.
Necesidades e impulsos, especialmente los sexuales que no
encuentran satisfacción, se convierten en sensaciones internas y
en imágenes oníricas. Así, pues, estas imágenes ocupan el lugar
de alguna fuerza real bio-psicológica, que hoy crea un sueño,
pero mañana puede producir una neurosis o un crimen. Sin
embargo, la realidad del sueño no es la misma que la realidad del
pensamiento consciente. Freud señala:
Me parece que el emperador romano se equivocó al
ordenar la ejecución de uno de sus súbditos porque éste había
soñado que daba muerte al emperador; en primer lugar, debía
haber tratado de descubrir el significado del sueño del hombre; lo
más probable es que no fuera lo que parecía.
 Mientras nuestra imaginación consciente refleja objetos
percibidos, nuestra imaginación inconsciente, por ejemplo, los
sueños, convierte en símbolos las figuras de nuestro medio. Por
ejemplo, un mandatario imperial puede ser el símbolo que
representa al padre del soñador, que lo domina; y el asesinato
puede manifestar el deseo de deshacerse de este dominio. Para
Freud las imágenes oníricas manifiestas y su significado latente
son distintos.
Según Adler, el emperador romano pudo haber tenido
motivos para su sospecha debido a que, según este autor, los
sueños son ensayos de lo que intentamos realizar en la vida, aun
cuando el sueño puede exagerar nuestras intenciones. El
concepto de Jung de la realidad psíquica es diferente. Las
imágenes oníricas son fuerza del alma, que viven y actúan en su
propia realidad. El asesinato del emperador fue un asesinato real.
Pero ¿Qué había sido muerto? Según Jung nuestra imaginación
puede ir acompañada de cambios reales en nuestra organización
psicológica. Estos cambios se experimentan en forma de
imágenes o figuras y sus actividades. Jung cree que muchas de
estas figuras tienen características que son iguales para todas
las personas y las llama arquetipos. Para Jung, el emperador
puede ser un símbolo del dominio ejercido por la conciencia. El
asesinato de la propia conciencia indicaría un verdadero peligro
psicológico. Jung relataba una vez un sueño de uno de sus
colegas: “Estoy subiendo una montaña muy elevada… cuanto
más subo mejor me siento... cuando llego a la cima siento que
puedo subir por el espacio… me despierto en un verdadero
éxtasis”. Jung le advirtió a su colega que no practicara el
alpinismo, especialmente sin guía. Cuando poco después, su
colega, desoyendo el consejo, se despeñó por una roca de la
montaña precipitándose en el vacío, se realizo el “éxtasis” de su
sueño, palabra que literalmente significa “salida”. El sueño había
realizado un proceso psicológico, a saber, la pérdida del control
consciente, la sumersión por medio del inconsciente. Las causas
de dicha sumersión tienen que ser buscadas en la realidad
psíquica completa del durmiente. Un partidario de Freud se
hubiera sentido inclinado a interpretar el sueño del colega de
Jung como un fenómeno sexual y un seguidor de Adler como una
expresión del deseo del paciente de subir en la escala social. Lo
correcto de la interpretación dependería del análisis total del
durmiente. De cualquier manera, los sueños y alucinaciones a no
pueden ser consideradas como un juego accidental o casual de
la fantasía sino como un símbolo de procesos psicológicos que
pueden tener las mismas consecuencias que los sucesos de la
realidad.
Una película reciente, Stairway to Heaven [“Escalera al cielo”],
estaba basada en el verídico caso psicológico de un aviador que,
después de haber sido derribado su avión, desarrollo la fantasía
de que su muerte era retardada hasta que un proceso metafísico
de su caso tuviera lugar en el cielo. Un médico se dio cuenta del
tremendo peligro que corría el paciente y señalo la necesidad de
una operación cerebral inmediata antes de que el proceso
alucinatorio llegase a su fin. Si el paciente, dijo el médico,
perdiese el proceso se volvería loco y llegaría a morir.
Como ya hemos dicho en el caso de la muerte de los
adeptos al vudú, como sabemos y también por la relación
existente entre los procesos psicológicos y los accidentes y por la
histeria de conversión, la realidad psicológica tiene consecuencia
reales en la vida del paciente. Esta observación sirve de
fundamento a la psiquiatría moderna que ha cambiado
completamente nuestro concepto de la realidad. Otto Rank, quien
fuera colaborador de Freud, opina que las fuerzas creadoras de
la realidad interna son un producto de la voluntad del hombre.
“Llamo creación a la relación del hombre con la realidad externa,
en contraste con la adaptación, y la considero como fenómeno de
la voluntad”.
LA REALIDAD NEURÓTICA
El individuo neurótico tiene ciertas ideas y tendencias que
trastornan su equilibrio en cualquier medio en que se halle; sus
temores y ansiedades lo perturban independientemente de
cualquier ambiente; su conflicto resulta de estímulos de la misma
intensidad que provienen de la realidad externa e interna.
Quisiera ser como los otros, y quisiera evitarlos. Le gustaría
aceptar la realidad externa, y rechazarla. Quisiera establecer su
realidad interna, pero teme hacerlo. Estos conflictos también
desempeñan un papel en la dimensión temporal.
El neurótico revive su pasado ya sea porque el pasado fue tan
maravilloso que, en comparación con él, el presente resulta
pálido, o porque el pasado fue tan terrible que el recuerdo de
temores pasados destruye los placeres presentes. Dominado por
su pasado, el neurótico está ansioso del presente, pero nunca
satisfecho con él; hecha de menos el pasado. Trata de escapar a
esta lucha soñando el futuro. Todos estos conflictos de la
realidad interna se proyectan sobre la externa, en un intento de
modificar aquella cambiando ésta. Así, pues, los estados de
ánimo y los afectos del neurótico cambian, pueden sentirse
inquieto e inestable y trata de producir conflictos, accidentes,
catástrofes, en un intento continuo de cambiar su realidad
interna.
El fracaso del neurótico en su acercamiento a la realidad
depende de tres factores: es incapaz de adaptarse a la realidad
externa; no puede adaptarse a su realidad interna y está
incapacitado para ajustar a su realidad interna a la externa. La
meta de la psicoterapia es lograr esta triple adaptación. El primer
paso en dicho tratamiento es habilitar al paciente para distinguir y
conocer la realidad objetiva y la subjetiva. Es verdad que un
conocimiento puramente objetivo no existe, pero, por ejemplo, es
relativamente “objetivo” amar a una persona por sus cualidades
superiores y “subjetivo” amarla no por sí misma, sino porque nos
recuerda a otra. En este último caso, la persona amada es un
simple sustituto, un maniquí sobre el que colocamos los vestidos
de nuestra imaginación. Sin embargo, para cierto tipo de
neurótico, no una, sino casi todas las personas, son sustitutas de
otras, lo que produce desilusión, sentimientos de vacío, rigidez
interna y tensión. La psicoterapia, al descubrir las motivaciones
de estas sustituciones, quita de la figura el vestido imaginario y,
al despojarlas de éste, muchas figuras se derrumban,
permaneciendo solamente aquellas que verdaderamente
representan la realidad interna. Ilustraré este cambio terapéutico
de la realidad por medio del caso de una de mis pacientes a
quien llamaré X:
X sentía un amor obsesivo por una muchacha que, sin
embargo, la hacía infeliz, no la dejaba trabajar, ni tomar
decisiones ni, en una palabra, “vivir”. Después del segundo mes
de psicoterapia se descubrió que la muchacha representaba a la
hermana de la paciente, que era la causa de los profundos
sentimientos de inferioridad de la enferma. X había tratado
siempre de obtener el cariño de su hermana, pero siempre había
sido rechazada. Cuando logro tener confianza en sí misma, y vio
a su hermana “objetivamente”, con sus cualidades buenas y
malas, la proyección de esta imagen sobre la muchacha “amada”
se desvaneció de repente.
El derrumbamiento de esta figura fue vivido dramáticamente. Cito
las afirmaciones de la paciente tomadas de mi registro:
Quiero decirle algo; es maravilloso. Siempre pensé que si ella
dejaba de quererme seria una derrota, ahora, desde la semana
pasada, ya no pienso en ella, y no veo a mi hermana en ella. Es
como si un movimiento continuo hubiese cambiado. Ahora veo
que es una buena muchacha, pero ya no me importa, aquellos
celos rabiosos desaparecieron. Que maravilloso es vivir sin
temor.
Pero este cambio de realidad también implicaba
ansiedades que aparecieron durante la siguiente sesión:
Algo terrible me sucede: las personas me resultan
extrañas. Hace una semana todo lo que ella decía tenía gran
importancia y ahora es como si nunca la hubiese visto. ¡Es
aterrador! ¿Cómo fiarme de nadie? Me podría casar con una
persona y descubrir entonces que no había nada.
El derrumbamiento de la proyección produce extremos de
exaltación y depresión. Pero cuando la paciente, paso a paso,
recobro la energía psíquica que había invertido en los fantasmas
de la imaginación, fue capaz de aplicar esta energía a una
persona que tenía un lugar tanto en la realidad externa como en
la interna.
Hasta cierto grado, todo el mundo tiene el deseo de
irrealidad. Todos hacemos planes que no resistirían un análisis
profundo sobre su probable realización; todos nos permitimos
ciertos ensueños y deseos y en los sueños nocturnos escapamos
hacia un mundo irreal. Para el neurótico el deseo de irrealidad es
especialmente fuerte, su nivel emocional se eleva, sus afectos se
vuelven obsesivos, su desconfianza se convierte en un temor de
persecución, sus errores los considera como fracasos, y las
pequeñas faltas como defectos graves. Este es el lente
amplificador de la irrealidad, tan característico de los cuentos de
hadas, en los que una hermosa muchacha es una princesa y una
fea una bruja; donde los puros de pensamientos son santos y los
astutos, malvados. Por medio de exageraciones de este tipo el
neurótico trata de probarse a sí mismo y a su medio sus valores y
defectos.
El neurótico no solamente exagera los hechos de la
realidad externa, sino también su marco de referencia, su propio
ego. Una autorreferencia exagerada es característica de la
personalidad anormal, que cree que todo el mundo lo critica, lo
persigue o que es inferior y no resulta agradable. Respecto a la
realidad externa todas estas acusaciones son erróneas, pero son
correctas con referencia a la realidad interna. El neurótico no es
criticado por figuras de la realidad externa, sino por su propia
conciencia, es perseguido por sus propios impulsos, se es
desagradable a si miso puesto que no se acepta, es inferior
comparado con sus propios ideales. La personalidad anormal se
evade de su responsabilidad, de su sentimiento de culpa
encontrando faltas en el mundo exterior, por otro lado, racionaliza
sus preocupaciones culpando al medio. Proyectando sus
trastornos internos sobre el medio, se defiende a sí mismo y
evade la necesidad de cambiar. Freud afirmo que la tendencia
dominante de nuestro mundo interno es el principio del placer,
que se halla en un eterno conflicto con las tendencias
dominantes del mundo externo, el principio de la realidad, que
frustra nuestros deseos y exige continuos cambios y
adaptaciones.
LA REALIDAD PSICÓTICA
Característica de la forma paranoide de locura es la
falsificación de la realidad, no solamente por alucinaciones o falta
de percepción de la realidad, sino por la mala interpretación de
los sucesos. El paranoico atribuye funciones imaginarias a
personas reales u objetos de su medio. El esquizofrénico, por
otra parte, “sueña con los ojos abiertos y ya no se adapta
psicológicamente al ambiente”. Perdido en sus alucinaciones en
forma de sueño, el esquizofrénico se separa completamente de
la realidad. El derrumbamiento de la realidad interna se proyecta
frecuentemente sobre el exterior y el esquizofrénico cree que
está siendo testigo del fin del mundo o de alguna catástrofe
terrible. La desorganización de la realidad es especialmente
intensa en la forma catatónica de la esquizofrenia. La alteración
de la realidad se desarrolla gradualmente; al principio el paciente
reconoce que el trastorno radica en el mismo, mas tarde cree que
el medio le es hostil; en la etapa final establece un mundo
privado.
Además de posibles influencias hereditarias como causas
del rompimiento con la realidad, puede haber profundos
sentimientos de culpa que, a veces, se desarrollan en la
adolescencia, pero generalmente lo hacen en la niñez sobre una
base de factores que predisponen a ello. Puede haber
sentimientos de culpa sobre la menstruación, sobre la
masturbación, sobre fantasías agresivas o complejos de
inferioridad nacidos por ser diferentes de los demás sexual o
económicamente. Estos trastornos pueden resumirse como “una
pérdida intolerable del respeto a sí mismo”. La pérdida de este
respeto parece romper la unidad de la personalidad, y, por lo
tanto, la unidad de percibir la realidad interna y externa. La
alteración de la realidad con frecuencia va acompañada de
sensaciones de vacío, perdida de la identidad del yo, indiferencia
por la apariencia propia y la del mundo externo. Así la
personalidad normal pierde su capacidad de atención y
comunicación y el alejamiento de la realidad externa puede ser
reemplazado por la edificación de una realidad interna que ya no
corresponde a los elementos del mundo externo.
Las personas que se han recuperado de su enajenación
mental y describen sus delirios nos permiten comprender el
mecanismo de la transformación psicótica de la realidad. Clifford
Beers, quien escribió una de las primeras confusiones de este
tipo, describe como ciertas impresiones sensoriales dieron origen
a un sistema delirante. La primera impresión de la institución
psiquiátrica a la que fue confinado, fue la ventana con barrotes.
Estos barrotes desencadenaron una serie de delirios que
persistieron durante dos años. Creía que estaba encarcelado y
en cada curación veía una tortura, usada para obligarlo a
confesar un crimen. Tenía un gran sentimiento de culpa por todo
lo que hacía y creía que todos los que lo rodeaban eran sus
perseguidores. Las impresiones de los sentidos activaron un
arraigado sentimiento de culpa que había existido antes de que la
enfermedad se manifestara y entrelazara la realidad interna y la
externa. El cambio de realidad afecto su percepción. Creía que
había detectives que inventaban instrumentos para obtener su
confesión. Oía acusaciones y veía cosas escritas en las sábanas
de su cama sin poder descifrarlas. El ruido del hielo que se
derretía en una vasija era para él un ardid mecánico de los
detectives. Los sucesos más insignificantes adquirían para él
gran importancia. Así, el significado de los sucesos reales no
solamente cambiaba sino que era aumentado enormemente, y
cada incidente estaba referido a sí mismo. Las relaciones
internas se proyectaban sobre el mundo exterior y cualquier
estimulo del exterior se proyectaba sobre su sistema delirante.
No solamente se aumenta el significado de las
impresiones sino también el de las expresiones en la realidad del
psicótico. Cualquier gesto, cualquier palabra, tienen para él una
gran importancia. Storch da muchos ejemplos del significado
simbólico de las palabras y gesto de los enfermos mentales. El
movimiento digital de un paciente alrededor de su ombligo
simboliza su intención de hacer un agujero en sí mismo a través
del cual poder escapar. Los movimientos, como sacudidas,
expresan el intento de agitar el mundo para ponerlo en orden; se
supone que ciertas palabras tienen un significado mágico. Por la
pérdida de identidad del yo y del medio, la realidad asume un
continuo cambio de significado de tal manera que el paciente
pierdo todo sentimiento de seguridad y de certidumbre. A fin de
compensar esta pérdida de una base firma, el psicótico inventa
intrincados sistemas delirantes para protegerse de su constante
ansiedad ante lo desconocido.
REALIDAD CONSCIENTE E INCONSCIENTE
TEORÍAS SOBRE EL CORRELATO BIOLÓGICO DE LA
REALIDAD CONSCIENTE E INCONSCIENTE
El cerebro es el lugar de reunión de la realidad interna y la
externa. Las lesiones cerebrales pueden, por lo tanto, hace variar
la percepción de la realidad. Las personas con lesiones del lóbulo
frontal son generalmente incapaces de resolver problemas
abstractos y cuando se les presenta alguno se trastornan y se
vuelven agresivas. Los fracasos al tener que vérselas con
problemas abstractos de la realidad son para ellas catastróficos.
El paciente transforma su mundo en un esquema de orden y
concreción. Guarda todas sus pertenencias en el orden más
meticuloso, trastornándose cuando se cambia su arreglo. Con la
pérdida de la capacidad para la abstracción el paciente no puede
generalizar. Un enfermo que podía contar con los dedos no podía
contar con fósforos; no podía decir si tres son más o menos que
dos. Como dice Goldstein, las personas con lesiones cerebrales
ya no pueden mentir; no pueden imaginar situaciones que no
estén presentes o dictadas por la necesidad. Una persona con
una lesión cerebral no podría repetir “está lloviendo”, cuando el
sol brilla a través de la ventana; si se le pide que seleccione
objetos relacionados no relacionará un abridor de botellas con
una botella si ésta ya está abierta. Después de una lobectomía
frontal muchos pacientes muestran una falta de diplomacia, de
deliberación, de previsión; también hay una disminución de las
actitudes abstractas. “Hay una pérdida del concepto abstracto de
la moral. Estos pacientes comprenden los problemas de ética,
pero no pueden aplicarlos a sí mismos”. Así, ciertos aspectos de
la percepción de la realidad parecen estar relacionados con
ciertas partes del cerebro. Desgraciadamente nuestro
conocimiento de la anatomía cerebral es muy limitado y la
relación entre la anatomía del cerebro, las funciones nerviosas y
las manifestaciones psicológicas, no se ha establecido todavía.
Tenemos muy pocos conocimientos respecto a las localizaciones
y conexiones cerebrales. El cerebro es una estructura doble
formada de dos mitades simétricas bilaterales: los hemisferios
cerebrales, que están conectados uno con otro a través del
cuerpo calloso. Las lesiones, operaciones y estímulos eléctricos
de las áreas cerebrales indican la presencia de zonas sensoriales
especializadas como las de la sensación visual, que se localiza
en los lóbulos occipitales, y las de las sensaciones cutáneas y
quinestesicas, en el lóbulo parietal. La estimulación eléctrica del
centro motor ha revelado que regiones específicas controlan
varias partes del cuerpo, y la especialización de regiones
particulares en funciones asociados como los procesos del
lenguaje, memoria y razonamiento. Además existen centros en
que se coordinan las diferentes actividades psicológicas como la
lectura, el lenguaje y la comprensión. Algunas personas con
lesiones cerebrales pueden reconocer las formas de los objetos,
pero no pueden recordar su significado, nombre y uso (agnesia).
Algunas pierden la comprensión de las palabras o de las frases
(afasia); otras leen las palabras, pero no pueden escribirlas
(apraxia). Así nuestra capacidad para percibir la realidad y actuar
de acuerdo con ella está parcialmente basada en las funciones
de coordinación que son una de las características principales del
pensamiento. Se ha observado que estos centros coordinadores
al igual que otros centros mentales se encuentran generalmente
en el hemisferio cerebral izquierdo en las personas que escriben
con la mano derecha. En estos casos, una lesión en el hemisferio
izquierdo origina un trastorno, mientras que una lesión similar en
el hemisferio derecho no tiene este efecto.
W. E. Dandy demostró que la conciencia se pierde cuando la
arteria cerebral anterior izquierda se bloquea.
L. B. Alford llamó la atención sobre la observación clínica de que
los trastornos de la conciencia no aparecen cuando se han
extirpado quirúrgicamente pares del hemisferio derecho o cuando
se localizan tumores en la corteza cerebral derecha; se ha hecho
una observación semejante en las porciones superiores de la
corteza izquierda, por lo que se ha pensado que la base
izquierda del cerebro es la sede de la conciencia.
Los hemisferios están conectados en cruz con las partes
laterales del cuerpo; es decir, el hemisferio izquierdo inerva la
parte derecha del cuerpo y el hemisferio derecha la parte
izquierda. En caso de lesión externa como heridas de bala, o en
casos de lesiones internas como las causadas por la apoplejía, el
paciente puede perder ciertas facultades mentales y motoras;
pero se ha descubierto que las funciones que se destruyen en el
hemisferio izquierdo pueden ser realizadas por el hemisferio
derecho, por ejemplo, enseñando al paciente a escribir con la
mano izquierda. Los efectos de la región estimulada del cerebro
se transmiten a otras distintas de las excitadas originalmente,
fenómeno que Pavlov llamo “irradiación de la excitación”. Dicha
irradiación estimula los cambios mentales en el hemisferio
derecho, de manera que un paciente puede recobrar las perdidas
facultades del habla y de la memoria. Con las personas zurdas
estos fenómenos tienden a ser al revés. Por lo tanto, parece que
un hemisferio establece un dominio cerebral relacionado con el
dominio de nuestra actividad motora derecha o izquierda. En las
personas que escriben con la mano derecha (la inmensa
mayoría) domina el hemisferio izquierdo, pero las funciones del
hemisferio derecho están latentes. Por medio de la interrelación
existente entre los procesos mentales y motores se pueden
activar las funciones latentes. Debido a que los tartamudos son
con frecuencia personas que originalmente eran zurdas, pero que
fueron enseñadas a usar la mano derecha. Orten y Travis
sugirieron que el trastorno del habla es debido a que lo
podríamos llamar rivalidad cerebral, en la que no se ha
establecido bien el dominio del cerebro. La dualidad cerebral
lleva a una nueva hipótesis sobre la estructura de la anormalidad.
Pueden originarse neurosis de la rivalidad cerebral con respecto
a las realidades conscientes e inconscientes, y la esquizofrenia
puede ser la consecuencia de separar tanto ambos conceptos de
la realidad que las funciones integradoras y de equilibrio del
organismo queden incapacitadas para trabajar. Por lo tanto, la
psicosis puede explicarse como una lucha cerebral, y los efectos
curativos del tratamiento de choque pueden consistir en una
adaptación de los dos conceptos de la realidad, cada uno de los
cuales se había hecho autónomo.