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¿CÓMO SER FELIZ?

Mucha gente piensa que la felicidad llega luego de que se te cumple un deseo, o que está al final
de un camino bien largo, lleno de sacrificios. Pero aquella frase que dice que LA FELICIDAD NO
ESTÁ AL FINAL DEL CAMINO SINO QUE ES EL CAMINO MISMO, es muy cierta. Puede que, si
no había leído antes esta afirmación, le resulte algo sin sentido o ridículo, pero quien escribe tampoco la
podía comprender y sólo podía pensar que era otra frase rebuscada que se inventan los que quieren
impresionar con su aparente sabiduría filosófica.
Otro aspecto relacionado con la felicidad es el dinero o los bienes materiales. Lo que conlleva a
la creencia de que se es feliz si se cuenta con suficiente capacidad para satisfacer nuestras necesidades.
El problema es que las personas se envician y mientras más dinero y objetos diversos tienen más
insatisfechos están y más quieren enriquecerse. Claro que no tiene nada de malo satisfacer nuestras
necesidades. Lo que sucede es que el término necesidad es algo ambiguo y subjetivo para la mayoría de
los individuos, sobretodo, los que no tienen la madurez suficiente como para darse cuenta de que si
tienes un carro no tienes porqué necesitar dos más, y lo mismo pasa con las casas y los celulares. Es
difícil darse cuenta de que la mayoría del dinero o las cosas que poseemos no lo necesitamos en realidad.
Además, la felicidad real por lo general está vinculada a COSAS ABSTRACTAS (no tangibles). Se le
recuerda al lector que existe una lectura donde se toca el tema con más profundidad llamada “LA
TRAMPA DEL DINERO”.
Con respecto a la frase resaltada en mayúscula del primer párrafo de este texto, recuerde y
piense: Cuando no está buscando pareja le llueven personas interesadas en usted. Pero cuando se siente
solo(a) y quiere estar en pareja no encuentra a nadie disponible o interesado. Cuando no está esperando
un taxi sino el autobús, aquel aparece multiplicado como un enjambre de abejas. Pero cuando necesita
por emergencia uno de estos taxis, casi ninguno aparece. Cuando está más desesperado por la llegada de
una buena noticia o una experiencia muy ansiada, las mismas nunca llegarán, y vendrán en cambio,
cosas opuestas A esto se le podría llamar la PARADOJA DE LA NECESIDAD. Es decir, las cosas le
llegan a uno cuando no las busca o mejor, cuando no las necesita.
Recuerde alguna cosa que apreciaba mucho y por la que había esperado por algún tiempo: ver a
la chica(o) que le gusta, darse un gusto con un helado o cualquier otra chuchería, que llegue el final de
clases antes del fin de semana o las vacaciones, etc. Seguramente se ha dado cuenta que cuanto más
espera (o desespera) por esa cosa que desea más difícilmente la va a obtener, o por lo menos, no la va a
obtener de la forma en que esperaba. A todos les ha sucedido. Asimismo, lo lógico es que después de la
frustración, aquel que ansiaba lo que no obtuvo empieza de nuevo a esperar otra cosa. Se puede caer de
esta manera en un ciclo de obsesión y frustración. Si le parece ridículo ver a un perro perseguir su propia
cola, recuerde que usted también lo ha hecho en cierta forma.
¿Pero acaso es malo el buscar cosas, tener metas y obtenerlas? ¿No se supone que el
alcanzar objetivos es uno de las cosas que le dan sentido a la vida? Pues si… y No. Cuando alcanzamos
algo que nos ha costado tanto nos llenamos de mucha satisfacción, así como también de mucha
autoconfianza. Pero si cuando no hemos tenido todavía aquello que deseamos entonces vivimos
amargados o deprimidos estamos haciendo algo mal. No es malo tener cosas o alcanzar metas en nuestra
vida. Lo que está mal es DEPENDER de ellas O NECESITAR OBSESIVAMENTE de ellas para
sentirnos supuestamente felices. En otras palabras: darle demasiada importancia a algo trae como
consecuencia la infelicidad, al no poder conseguirla o perderla. Es más adecuado y saludable sentirse
bien por no necesitar de algo que por obsesionarse por tenerlo. Es por esto que otra palabra clave para
entender a la felicidad es la INDEPENDENCIA. Recuerde: no se le está pidiendo que abandone sus
sueños y objetivos valiosos, sino que comprenda que tendrá más probabilidades de conseguirlos y será
más feliz y si no depende de ellos.
La felicidad es aquello que nunca va estar en el futuro sino EN EL PRESENTE. Porque si LO
QUE TÚ ENTIENDES POR FELICIDAD lo vas a conseguir mañana o el año que viene, o también,
luego de hacer esto o lo otro y después de un largo proceso, entonces NUNCA VAS A SER FELIZ.
Asimismo, sentirse satisfecho, alegre, o sentir cualquier emoción positiva intensa no es necesariamente
lo mismo que ser feliz.... Esto se debe a que dichas emociones no son permanentes o continuas. Lo que
sí es permanente (o por lo menos perdura más) es la SERENIDAD. Y esta se consigue sencillamente
con una absoluta concentración en el momento presente, lo que genera paz y tranquilidad. Y para que se
cumpla esto tienen que suceder dos cosas: o que no te perturbe lo que podría o no suceder en el futuro, o
que estés ocupado totalmente en este preciso momento. Lo ideal sería cumplir estas dos condiciones al
mismo tiempo.
Veamos todas esta teoría a través de ejemplos prácticos: Si usted dice “seré feliz cuando me
case” (o cuando tenga hijos, me gradúe, me mude de ciudad o país, etc.), entonces por lógica, usted se
sentirá deprimido o amargado si sigue soltero(a). Como el hecho de casarse es un acto que implica un
proceso complejo, donde están incluidas otras metas (conocer a esa persona, convivir, enamorarse,
quererse y planificar el vivir en pareja), será algo que logrará a largo plazo y no inmediatamente. ¿Y qué
pasará con todos esos días en los cuales se espera el matrimonio? Pues, que servirán para esperar y para
experimentar la basura de ser humano que es usted por no estar casado todavía.
Esta corta historia tal vez sea más clara o tal vez lo haga pensar mucho: Un hombre fue al Tíbet
(un país asiático, famoso por su espiritualidad) para que un monje budista muy sabio le explicara el
secreto de la felicidad. Sobra decir que el trayecto fue muy largo, no solamente por la distancia, sino
porque el camino que llevaba a la montaña donde vivía el monje era de tierra y de inclinaciones muy
fuertes, pasando por caminos estrechos al borde de precipicios muy peligrosos. Cuando llegó a su
destino y después de hacerle la pregunta al sabio, escuchó a éste decir: “El secreto depende de responder
por tu parte si valió la pena para ti haber hecho un viaje tan largo”. Con esta respuesta, envuelta en otra
pregunta, el buscador de la felicidad pensó por un rato, puso cara de “¿esto es todo?” y se regresó algo
molesto y desilusionado. Al caminar por las vías tan distintas a su país de origen (llenos de lindos
paisajes y mucha vegetación exótica) repitió en silencio la respuesta del sabio, y se preguntó varias
veces tratando de dar con la respuesta: “¿Valió pena venir acá?” Al final pensó: “Por lo menos conocí
este país que es muy bonito. Pero por estar concentrado en llegar a hablar con el sabio, no valoré esta
experiencia como debería”.
¿Dónde estaba la felicidad del viajero? O también… ¿En qué momento se debería haber sentido
felíz?) Si usted no está de acuerdo con la idea de que la felicidad está al final del camino no se tratará de
convencerle de lo contrario pero… ¿No cree usted que cada día y cada momento de este día también
podría sentirse feliz? Para esto tendría que proponerse otras metas a muy corto plazo. O mejor: no dejar
de trabajar en aquella meta a largo plazo pero si dejar de pensar en ella. Concéntrese en lo que pertenece
al aquí y al ahora. No es fácil, es verdad. Pero vale mucho la pena. Véalo de esta manera: recuerde que
cada vez que se deja envolver por pensamientos negativos que lo hacen sentir mal y lo alejan de la
felicidad es debido a que comienza a pensar en el pasado (de dónde sale la culpa, la vergüenza y el
resentimiento) o en el futuro (que produce preocupaciones, miedo e incertidumbre). Y cuando se
encuentra en una situación de esperar por lo que está en el futuro en la mayoría de las ocasiones se
concentra en lo negativo.
No crea que la idea que se está proponiendo es estar el 100% del tiempo concentrado en el
presente. Es casi imposible. Lo que se aconseja es más bien acercarse lo más posible a esa cifra. Es
normal divagar entre el pasado y el futuro. Es una herencia de nuestros antepasados, cuando necesitaban
planificar su dura vida, tomando en cuenta sus errores y las posibilidades que podría tener en el futuro.
Es algo que nos coloca por encima del resto de los animales, los cuales no planifican y aprenden de sus
errores (por los menos las especies más primitivas). Sin embargo, el estar la mayor parte del tiempo
fuera del momento presente nos quita poco a poco las experiencias que conllevan a la auténtica
felicidad. También es cierto que es más difícil abandonar el futuro cuando nos enfrentaremos a
situaciones muy duras que sucederán mañana o la semana que viene. Pero aun así, nunca lograremos
nada si dedicamos nuestro tiempo y energía a preocuparnos. El ponernos en acción para buscar
soluciones es algo que si es recomendable.
Los aspectos claves que se relacionan con la felicidad están muy conectados entre sí. Es decir,
cuanto más INDEPENDIENTES somos de lo que podamos obtener o no en el futuro estaremos más
cómodos con el presente. En consecuencia, podremos evitar fácilmente el afanarnos por el mañana. O
también, si sabemos que la felicidad sólo está en ESTE PRECISO INSTANTE, entonces MENOS
NECESITAREMOS de lo que está en el futuro y por lo tanto nos convertiremos en personas más
INDEPENDIENTES de lo que ocurra en el mismo.
Por último, existe otro elemento necesario para experimentar la felicidad. Es casi imposible vivir
agradablemente en el momento presente si no ponemos atención a las cosas positivas que hay en él.
Muchos individuos pasan la mitad del tiempo quejándose de su situación actual (problemas económicos
o familiares). La otra mitad de dicho tiempo la utilizan para envidiar a los que poseen lo que ellos tienen
y que se supone que son requisitos para ser feliz. Lo más común que se puede observar en este sentido,
es a los pobre envidiando o admirando a los ricos. Pero sería ideal que usted investigara a uno de estos
supuestos seres felices y comprobará que por lo general, no son necesariamente más felices que los que
no tienen todo lo que necesitan. Mucha gente que tiene todas las cosas materiales que cómodamente
puede pagar vive con estrés, angustia, resentimiento, odio, problemas familiares, etc. Por lo que es cierta
aquella frase que afirma que el dinero no compra la felicidad.
Pero si realmente el dinero comprara la felicidad, la gente rica se empeñaría seguramente en no
querer poner atención a lo que ha comprado. Es decir, el mal de muchas de estas personas viene en parte
porque no son agradecidos con lo que tienen. ¿Ha visto alguna vez a los niños encapricharse con un
juguete, hacer berrinches para que su mamá se lo comprara, y al poco tiempo ver cómo lo abandona para
comenzar el ciclo nuevamente? Pues así son muchos de estos seres “envidiables”. (Cuando termine esta
lectura puede preguntar al profesor por una anécdota interesante que le permitió darse cuenta de lo
anteriormente expuesto).
El AGRADECIMIENTO, es pues la palabra clave, para separar a la gente feliz de la infeliz en el
presente. Es cierto que el plantearnos objetivos obedece en parte a las cosas negativas que están en
nuestro presente y que queremos cambiar. Pero también hay, en este preciso instante, muchas cosas
positivas a las que usted seguramente les presta poca o ninguna atención. Y esto es porque generalmente
nuestra atención se focaliza especialmente en lo negativo. Pero si hace el esfuerzo por hacer lo contrario
se sentirá más cómodo en el presente y no verá a este solamente como un medio para llegar al futuro.
Propóngase como la meta a más corto plazo el concentrarse en el día de hoy a agradecer lo que tiene: los
amigos, su pareja, su familia, ese pantalón o cualquier prenda de vestir que no es muy nueva pero que es
su favorita porque le hace lucir mejor y se siente más cómodo con ella. Para que el ejercicio sea más
fácil, imagínese por un momento que no tiene esas cosas. Que las habrá perdido para siempre y que son
insustituibles. De esta forma verá de forma más clara el valor que poseen. Pero es importante que
practique este ejercicio de forma continua y permanente. Así podrá ver los resultados.

Con todas estas ideas que ya están haciendo efecto en su cabeza, reflexione: ¿Cuál es la mejor
manera de estar la mayor parte del tiempo en el momento presente, además de lo dicho en esta lectura?

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Blog (donde están todas las lecturas): clasesrujano.blogspot.com

Prof. Roberto Rujano

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