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Jacob Harmenszoon, (en latín:Jacobus

Juan Calvino (10 de julio de 1509 – 27 de Arminius y castellano:Jacobo Arminio, (1560–1609) fue
mayo de 1564), bautizado con el nombre de Jean un teólogo holandés, escritor y profesor de
Cauvin, latinizado como Calvinus, fue la Universidad de Leiden.
un teólogofrancés, considerado uno de los
padres de la Reforma Protestante. Más tarde, las Arminio nació en Oudewater, provincia de Utrecht, el
doctrinas fundamentales de posteriores 10 de octubre de 1560.
reformadores se identificarían con él, llamando a
estas doctrinas “Calvinismo”. Particularmente En 1590 se casó con Lijsbet Reael. En 1603 fue
los “5 puntos del calvinismo” surgen como nombrado professor de Teología en Leiden, donde
contraposición a las doctrinas de Jacobo murió el 19 de octubre de 1609.
Arminio.

Calvinismo y Arminianismo: Entendiendo las Diferencias

-por Jorge L. Trujillo

Existe en la iglesias evangélicas dos puntos de vista opuestos en cuanto a la salvación


que tienen mucho en común pero también tienen mucho de diferencia. La mayoría de
los cristianos evangélicos están a uno u otro lado de este espectro mientras que otros se
encuentran en algún punto medio entre uno y el otro, combinando ideas de ambos
sistemas. En este breve escrito me propongo aclarar algunas diferencias a fin de que
entendamos que es lo que se discute y porque. En que estamos de acuerdo y en que no
lo estamos. Sabiendo ‘que’ es lo que discutimos evitará debates sobre puntos que
concordamos y malos entendidos sobre lo que estamos de acuerdo. Veamos primero las
semejanzas en ambos sistemas.

EXPOSICIÓN DE LAS SEMEJANZAS:

Elección:

La diferencia entre el punto de vista arminiano y el punto de vista calvinista en cuanto al


número de escogidos no está en ‘cuantos’ se salvan. Desde ambos puntos de vista, el
número de los salvados será finalmente el mismo. El día de la glorificación final tanto
los arminianos como los calvinistas ven el mismo número de elegidos salvados y
vestidos de blanco ante el trono de la gracia de Dios. ¿Cuál es entonces la diferencia?

La Expiación

Este punto se extiende del anterior en ambos sistemas. Pero antes de continuar debemos
aclarar que en ambos visiones, aquellos que se benefician de la cruz de Cristo son
exactamente el mismo número de personas, ni más ni menos. Es decir, la expiación de
Cristo, desde el punto de vista arminiano no redime más personas ni son menos los
pecadores perdonados por la obra de la cruz desde el punto de vista calvinista. La
muerte de Cristo es eficaz para ‘el mismo’ número de pecadores arrepentidos desde
ambas escuelas de interpretación. ¿Cuál es entonces el debate?

El llamamiento

En este punto también debemos aclarar que los que responden al llamamiento son los
mismos en ambos grupos. No responden menos en el punto de vista calvinista ni
responden más desde el punto de vista arminiano. Tanto Calvinistas como Arminianos
están totalmente de acuerdo en que el hombre que oye el mensaje tiene la
responsabilidad y el deber de aceptarlo. ¿Cuál es entonces la diferencia?

La Perseverancia Final

En este punto también concordamos, por necesidad que el número final de salvados son
los mismos en ambas escuelas de interpretación. No terminan más salvados por los
arminianos ni menos salvados por los calvinistas ¿Cuál es entonces el desacuerdo?

EXPLICANDO LAS DIFERENCIAS

Siendo que el número final de hombres salvados (y perdidos) es el mismo en ambos


sistemas, ¿Cuál es entonces la diferencia entre estos dos puntos de vista tan distintos? A
continuación presentamos una explicación breve.

La Elección

Aunque los escogidos y finalmente salvados en ambos sistemas son los mismos, desde
el punto de vista arminiano el número podía haber sido mayor o menor. Desde el punto
de vista Calvinista el número de salvados no podía ser otro. El debate entonces no está
en si el calvinismo deja gente fuera del cielo o si el Arminianismo mete más gente en el
cielo sino en cuáles son las bases para que los que llegan al cielo lo logren. Aunque
desde el punto de vista arminiano la elección es basada en fe y perseverancia prevista
por Dios. Es decir, según el sistema arminiano Dios sabía quiénes eran los que iban a
creer y perseverar hasta el fin y por lo tanto los escogió para su gloria eterna. Desde el
punto de vista calvinista, Dios escogió de antemano los que serían participantes de su
gloria eterna y aseguró que creerían y perseverarían hasta el final. El mismo número de
salvados desde un punto de vista es el mismo número de salvados desde el otro. La
diferencia por lo tanto, no está en el número de salvados sino en el método de
salvación. Los arminianos ven la salvación como una obra cooperativa entre Dios (que
ofrece) y el hombre (que acepta) la salvación ofrecida. Dios da a todos una oportunidad
por igual para que cada cual decida libremente si es o no es salvado. Los que deciden
de por sí mismos aceptar y perseveran en esa decisión son finalmente salvados mientras
que los que rechazan la oferta son condenados. Los calvinistas ven toda la salvación de
principio a fin como una obra total de la gracia de Dios otorgando al hombre no
solamente el llamado de salvación sino todo lo necesario para que esa salvación sea
segura hasta el final.

La Expiación

Para entender este punto debemos ver la perspectiva de cada lado. ¿Cuál era la
intención/ propósito de Dios por medio de la cruz de Cristo y la naturaleza de la
expiación? ¿Estaba Dios “tratando” de salvar la humanidad entera por medio de la cruz
o estaba tratando de salvar los que el ya había escogido salvar desde antes de la
fundación del mundo? ¿Perdonó efectivamente los pecados de algún hombre en
particular la cruz de Cristo o hizo posible el perdón de todos los hombres sin tener a
nadie efectivamente?

La Intención de la Cruz

La pregunta es la siguiente. ¿Cuál es fue el propósito de Dios en la muerte de


Cristo? Se nos dice que la muerte de Jesús en la cruz fue vicaria (el herido fue “por”
nuestras rebeliones, molido “por” nuestros pecados – Is. 53). Eso significa que fue una
muerte sustitutoria. Jesús sustituyó como reo y tomó el castigo de los que se propuso
salvar. La ira de Dios fue derramada sobre Jesús, la demanda divina de castigo fue
satisfecha y como consecuencia, ya ellos no serían condenados, ya Jesús fue condenado
“en lugar de” ellos. Una pregunta importante es ¿Qué o cuantos fueron contados por
Dios sobre Cristo en la cruz del calvario? Hay varias opciones:

 1. En la cruz Dios contó sobre Cristo todos los pecados de todos los
hombres.
 2. En la cruz Dios contó sobre Cristo algunos pecados de todos los
hombres.
 3. En la cruz Dios contó sobre Cristo algunos pecados de algunos
hombres.
 4. En la cruz Dios contó sobre Cristo todos los pecados de algunos
hombres.

Si la opción número uno es correcta, estamos hablando de universalismo. Alguno


objetará, como suele suceder, que todos los pecados de todos los hombres fueron
contados en la cruz pero que no son salvos porque “no creen.” El problema con este
punto de vista es que “no creer” es un pecado. Si Cristo murió para que todos los
pecados de todos los hombres fuesen perdonados, entonces, el pecado de “la falta de fe”
o el pecado de “la incredulidad” o el pecado de “no creer” tuvo que estar incluido en esa
muerte, de otra manera Jesús no murió por ‘TODOS’ los pecados de todos los hombres.
Esta opción se ajusta al punto de vista arminiano.

En la opción número dos tendríamos que Dios solamente puso sobre Cristo algunos
pecados de ‘todos’ los hombres. Si dejamos fuera de esta redención el pecado de
incredulidad, entonces estamos contradiciendo la Biblia que declara sin excepción
alguna que “la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.” En ese caso, no sería
“todo pecado” sino “casi todos”. Este de hecho, “podría ser” un punto de vista
arminiano.

En la opción tres tendríamos que Cristo murió por ‘algunos’ pecados de ‘algunos’
hombres. Esta opción nos deja con que algunos pecados todavía no son perdonados.
Tanto en este punto como el anterior nos queda la pregunta ¿Quién ha de cubrir los
pecados no incluidos en el sacrificio de Cristo? Esto es un problema sean muchos los
pecados que no son perdonados en la cruz o sea simplemente la falta de fe, o la
incredulidad. Alguien debe pagar por el pecado de incredulidad y si Cristo no lo hizo,
¿Quién lo hará? No podemos decir que una vez alguien cree ya no necesita ser
perdonado por no creer. Eso sería como decir que si alguien miente, mata o adultera y
luego dice la verdad, no mata o deja el adulterio ya no necesita ser perdonado por la
mentira que dijo, el asesinato o el adulterio que cometió. La falta de fe necesita perdón
y redención, por lo tanto debe estar incluida en el sacrificio de Cristo. Este punto de
vista nadie lo sostiene.

La opción cuatro nos presenta un cuadro donde vemos no solamente la plenitud de la


expiación hecha por ‘todos’ los pecados de ‘todos’ los hombres del mundo por los
cuales Cristo murió, incluyendo el pecado de incredulidad y por eso les es dada la fe
como don de Dios (Col. 1:29). Este es el punto de vista calvinista.

Cuando los teólogos reformados dicen que Jesús murió por los escogidos no lo hacen
por puro capricho o antojo, sino porque ven una necesidad bíblica para tal
interpretación. Para ellos es algo que se desprende del estudio bíblico. Vemos que la
Biblia es clara en que Cristo murió por/ vino a salvar “su pueblo” (Mt. 1:21), “por la
descendencia de Abraham” (Heb. 1), por “los que Dios me dio” (Jn. 6), por “sus ovejas”
(Jn. 10), “por la iglesia” (Efe. 5), por “los hijos de Dios” (Jn. 11:27) o por “los
escogidos” (Rom. 8). Cuando Jesús murió en la cruz del calvario sabía exactamente
quienes creerían y se beneficiarían de su muerte expiatoria, “verá la aflicción de su alma
y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos y llevará
las iniquidades DE ELLOS.” (Is. 53:11).

Por lo tanto, si la redención está limitada de tal manera en estos versos de la Biblia a un
grupo específico de personas, nuestra labor es entender apropiadamente sin contradecir
o restar significado a aquellos versos donde se habla de una propiciación general por
todo el mundo. Si Cristo murió por gente que terminan en el infierno de igual manera en
que murió por aquellos que son parte de su iglesia, esos versos que dicen que Jesús
murió específicamente "por la iglesia" (Efe. 5; Hch. 20) carecen de un verdadero
significado. Lo mismo ocurre con todos los demás versos que limitan la obra de Cristo a
cierto grupo. Si se puede decir lo mismo de todos los que terminan en condenación de
los que terminan en gloria ¿Qué hay de especial en eso? Tome por ejemplo el hombre
que jura a su mujer lealtad y pureza sexual al tomarla como esposa y al mismo tiempo
tiene relaciones con cuanta mujer se encuentra en el camino. ¿De qué manera es esa
esposa especial para ese hombre? Obviamente las palabras de lealtad y especialidad no
significan nada para esa mujer. ¡No hacen ninguna diferencia!

Otro ejemplo, si usted trabaja en una compañía y su jefe lo llama y le dice ‘fulano, te
voy a dar el viernes libre por ser tan buen trabajador, y por esforzarte más que los
demás, este viernes es tu viernes y te lo voy a pagar sin trabajar.” Seguramente usted se
sentirá especial y apreciado por su jefe. Pero ¿Cómo se sentiría si después de eso, su
jefe le dice al resto de los empleados, buenos y malos por igual, todos los que trabajan
en la compañía, que tienen el viernes libre y con pago? ¿Se sentiría usted especial?
¿Hubo un trato especial para usted? No tanto, al contrario, es posible que se sienta hasta
burlado por su jefe.

Algo similar ocurre cuando tratamos con el tema de la expiación de Cristo. El trato de
Cristo con su pueblo es ‘especial’; eso es así desde el Antiguo Testamento (Dt. 7:6; Am
3:2; 2 Tim. 1:9; Tito 2:14; 1 Pd. 2:9). ¿Qué tiene de especial que Dios diga a Israel que
ellos son el pueblo especial si al mismo tiempo todos los demás pueblos eran un pueblo
especial? El punto que Pablo y Pedro quieren hacer ver a la iglesia es que ellos son
especiales ante los ojos de Dios, tan especiales que Cristo murió por ellos, Dios
“entregó a Cristo por todos nosotros”, los escogidos de Dios (Rom. 8:32-33) y por eso
les llamó con llamamiento santo. ¿Si Cristo amó tanto a la iglesia que se entregó por
ella que tiene eso de especial si amó a los enemigos de la iglesia de la misma manera y
con la misma pasión y se entregó igualmente por ellos? ¿Qué tiene de especial que Dios
nos diga a los Romanos que Dios dio a su hijo “por nosotros” los escogidos, si eso fue
lo que hizo por el mundo entero, aun aquellos que los persiguen y los odian como
ovejas de matadero? ¿No era precisamente esa distinción la que Pedro estaba haciendo
cuando dice a la iglesia que ellos son “pueblo adquirido por Dios”. Miremos el contraste
que hace Pedro entre ambos grupos. Primero de los incrédulos, enemigos de Cristo :

1 Pedro 2:8 (LBLA) y, PIEDRA DE TROPIEZO Y ROCA DE


ESCANDALO; pues ellos tropiezan porque son desobedientes a la palabra, y
para ello estaban también destinados.

En contraste, le dice a ellos, los creyentes:


1 Pedro 2:9 Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido para posesión de Dios , a fin de que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable

Si los pecadores incrédulos y los enemigos de Cristo fueron igualmente escogidos y


adquiridos para posesión de Dios, ¿Qué de especial tiene eso?

Ahora, hay versos que hablan de una salvación “a todos” o “al mundo entero”. El
teólogo arminiano no ve diferencia alguna entre la expiación de Cristo por la iglesia y
aquellos que no son iglesia. Los versos que hablan del trato especial de Dios con su
pueblo no tienen tanta relevancia. Tampoco hace diferencia entre las ovejas y los
lobos. Para el arminiano Cristo murió tanto por unos como por los otros. Dios murió
por todos de igual manera y sin excepción. El texto favorito es “porque de tal manera
amó Dios al mundo…” (Jn. 3:16) El teólogo calvinista, por otra parte compara estos
versos uno con el otro y ve que hay una dificultad, por lo tanto los interpreta de tal
manera que no quiten de ese trato especial que tiene Dios con su pueblo especial. Si se
habla del “mundo entero”, entonces tiene que ver con los que iban a creer (los
creyentes) en el mundo entero. Es decir es “el mundo entero” sin distinción de razas o
clases y no “el mundo entero” sin excepción alguna. De hecho, esa misma
distinción fue la que hizo Jesús cuando hizo su oración sacerdotal antes de ir a la cruz.
Cristo estableció una diferencia entre los suyos y el mundo. Jesús estaba interesado en
“los suyos” en “los creyentes” y no en el mundo:
Juan 17:9 "Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me
diste, porque tuyos 10 y todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y he sido
glorificado en ellos. 20 "Pero no ruego solamente por estos, sino también
por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.

Esta es una pregunta importante ¿Si la intención de Jesús era salvar a “todo el mundo”
sin excepción, porque en su oración no ruega a Dios por el mundo sino que
explícitamente los deja fuera de su intercesión?

Desde el punto de vista calvinista si la muerte de Cristo beneficia de alguna manera a


los que no se salvan, es de manera secundaria y nunca es de la misma manera que
beneficia a los que se salvan es al conseguir para ellos la detención temporal de la ira de
Dios y nada más. Es decir, por amor a los escogidos el resto de la humanidad no es
castigada todavía sino hasta después que todos los que han de ser salvados según la
paciencia de Dios lleguen a serlo completamente. Por eso Pedro dice que Dios “es
paciente para con NOSOTROS, no queriendo que ninguno se pierda sino que todos
procedan al arrepentimiento.” Otra vez, vemos la distinción de ‘nosotros’ que Dios no
quiere que se “pierda” y recordamos las palabras de Jesús que “no ha de perder”
ninguno de los que el Padre le da (Jn. 6:37)

Un punto más importante bajo esta sección. Cristo sabía de antemano quienes creerían y
se beneficiarían de la muerte de Cristo, tanto calvinistas como arminianos creen eso.
¿Entonces, por qué muere intencionalmente en lugar de (vicariamente) por gente que
‘nunca’ van a creer y terminarían condenados en el infierno? ¿Por qué habría de morir
cargando con los pecados de ellos que nunca serian perdonados? El estudiante calvinista
al ver todos estos puntos termina diciendo que Cristo murió por todos los que creyeron,
creían, y creerían en Cristo, ni uno más ni uno menos. Esos son los únicos que se
benefician de la muerte de Cristo. Se suele decir que desde el punto de vista calvinista
se limita el “alcance o extensión” de la expiación solamente a los que creyentes
mientras que desde el punto de vista arminiano se limita “el poder” o la “eficacia” de la
redención. A pesar de este debate tan interesante y profundo, terminamos diciendo
nuevamente que desde ambos puntos de vista, arminiano y calvinista, el número de
beneficiados por la muerte de Cristo es exactamente el mismo, ni más, ni menos.

El llamamiento

En este punto también debemos aclarar que los que responden al llamamiento, desde
ambos puntos de vista, son exactamente el mismo número de personas. No responden
menos en el punto de vista calvinista ni responden más desde el punto de vista
arminiano. ¿Cuál es entonces la diferencia? Desde el punto de vista calvinista no todos
los que responden al llamado lo hacen de corazón y por lo tanto no todos son salvados y
perdonados o justificados. Desde el punto de vista arminiano la mayoría son tenidos
como salvados y perdonados por sus pecados y justificados pero solamente una parte de
esos serán glorificados.

El calvinista hace diferencia entre el llamamiento “externo” por la predicación de la


Palabra y el “interno” que hace el Espíritu Santo. Según el calvinista, el llamado
externo es general a TODOS los hombres por igual, pero el llamado interno es
especifico a los escogidos de Dios. Este punto de vista sigue el patrón establecido en la
Biblia que “los que antes conoció, también los predestinó, y los que predestinó, a
esos también LLAMÓ, y a los que llamó, a esos justificó y a los que justificó a esos
glorificó.” (Rom. 8:29) Es claro en ese pasaje que los llamados son UNICAMENTE
los predestinados y no otros. Este llamamiento, por lo tanto es tenido como una
referencia al llamamiento interno al corazón y no el externo de la predicación el cual
alcanza a todos por igual.

El arminiano no reconoce tal diferencia porque desde su punto de vista todos los
hombres reciben igualmente el mismo tipo de llamamiento interno y son ellos quienes
deben decidir si lo creen o no lo creen. Es importante aclarar que el llamamiento interno
del calvinista no es igual al llamamiento interno del arminiano. Aunque el punto de
vista arminiano es que ejerciendo su libre albedrio unos deciden creer y otros no, el
calvinista lo ve distinto. El calvinista sostiene que los que creen al mensaje lo hacen
porque Dios obra sobrenaturalmente en sus corazones, dándoles entendimiento,
abriendo sus ojos, mostrándole su pecado y otorgándole la fe y el arrepentimiento
necesario para recibir la salvación.

Existe controversia en si el llamado puede o no puede ser resistido. El sistema


calvinista declara que “la gracia es irresistible” mientras que el arminiano declara que
no lo es. Según el arminiano la gracia es a veces resistida y por eso las personas
rechazan el mensaje pero otras veces no es resistido cuando las personas libremente
deciden creer el mensaje para su salvación. Como el calvinismo reconoce un llamado
externo por el predicador que es usado por el Espíritu Santo, y otro directamente al
corazón del oyente por el mismo Espíritu Santo, es necesario reconocer que uno de
estos dos llamados, el llamado externo, desde el punto de vista calvinista es ‘siempre’
resistido (Hch. 7:51.) Por otra parte, el llamado interno, la obra directa del Espíritu al
corazón del hombre, no es resistida porque es una obra de gracia y no una mera oferta.

La Perseverancia Final

En este punto también concordamos, por necesidad que el número final de salvados son
los mismos en ambas escuelas de interpretación. No terminan más salvados por los
arminianos ni menos salvados por los calvinistas ¿Cuál es entonces la diferencia?
Desde el punto de vista arminiano muchos de los que pudieron haber estado en la gloria
no llegaron, se quedaron en el camino por varias razones, la falta de fe, el pecado, la
apostasía, etc. En la escuela arminiana muchos fueron ‘justificados’ pero perdieron su
justificación por sus malas obras. Otros perseveraron firmemente haciendo buen uso de
la gracia ofrecida y del Espíritu Santo para ello y se mantuvieron de esa manera en el
estado de justificación hasta el fin. Desde el punto de vista calvinista los que terminan
siendo salvados son el mismo número que Dios habría previsto y determinado de
antemano, desde antes de la fundación del mundo que se salvarían en Cristo. Desde
este punto de vista, los que se quedaron y no perseveraron hasta el fin fue porque no
estaban contados en el número de los redimidos. Tenían un corazón perverso no
regenerado y nunca experimentaron verdaderamente la justificación divina ni fueron
participes de la salvación. Son aquellos a los cuales Jesús les dice “nunca os
conocí”. Los que terminaron salvados lo fueron porque de principio a fin la gracia de
Dios estuvo con ellos y les mantuvo para que terminaran hasta el fin. Al final el número
de redimidos termina siendo el mismo para ambas escuelas de interpretación, ni mas, ni
menos.

La Gloria de Dios
Si en ambas posiciones el número de salvados es “el mismo” lo que está en discusión es
de quien es la gloria en cuanto a esa salvación, ¿es de Dios toda la gloria o no la es?
Desde el punto de vista arminiano, existe un elemento humano en la salvación del
hombre (el libre albedrío) y aunque se afirma que la gloria es de Dios. Aquí la
salvación es ofrecida por gracia y aquellos quienes la tomen y la mantengan hasta el
final resultan salvados. Aunque no quiera ser admitido, en el análisis final, la salvación,
desde el punto de vista arminiano depende no solamente de Dios sino también del
esfuerzo humano, de su santidad personal y su perseverancia hasta el final.

El concepto de ‘gracia’ tiene un significado distinto para arminianos y calvinistas.


Desde el punto de vista calvinista la gracia no es una oferta es una acción divina. Para
ilustrar la diferencia imaginemos un grupo de personas que desobedeciendo los
pronósticos del tiempo se fueron de pesca y ahora su barca se ha hundido y están
ahogándose en alta mar. No tienen esperanza alguna de salir de ese lugar a no ser que
alguien les ayude. El arminiano ve la gracia como aquella que le tira un salvavidas a
cada una de aquellas personas y que ellos decidan si quieren salir del agua o no. Unos
salen y otros no lo hacen. La gracia del calvinista se ilustra porque aunque se le tira el
salvavidas a todos, el que da la ayuda va en busca de algunos de los náufragos, les
amarra una soga a la cintura y los arrastra hasta tierra firme. Tanto las personas que se
salvan con el plan de rescate arminino como el calvinista viven agradecidas de su
salvación, pero ¿Cuál vive más agradecida? ¿Cuál le da un poco de mérito al naufrago?
Obviamente aquel que fue sacado del agua personalmente tiene mucho más que
agradecer, no hay lugar a mérito en ese caso.

En las Instituciones Calvino dijo lo siguiente sobre el entendimiento de la elección


incondicional:

Jamás nos convenceremos como se debe de que nuestra salvación


procede y mana de la fuente de la gratuita misericordia de Dios, mientras
no hayamos comprendido su eterna elección, pues ella, por comparación,
nos ilustra la gracia de Dios, en cuanto que no adopta indiferentemente a
todos los hombres a la esperanza de la salvación, sino que a unos da lo
que a otros niega. Se ve claro hasta qué punto la ignorancia de este
principio (el de poner toda la causa de nuestra salvación solo en Dios)
rebaja su gloria y atenta contra la verdadera humildad.

El punto de vista calvinista entiende que la gloria es toda de Dios. El hombre no tiene
gloria alguna en su propia salvación, es por pura gracia. Dios le salvó dándole por
gracia (sin merecerlo) todo lo que era necesario para su salvación final. Desde este
punto de vista la salvación es realmente un ‘don’ de Dios. La fe, el arrepentimiento y la
perseverancia son otorgadas por Dios a sus escogidos de manera que Dios completa en
ellos la obra de salvación. Es Dios el autor y consumador de la fe, es Dios quien
comienza la obra y quien la perfecciona hasta el día de Cristo. Por eso como dice
Pablo, el que se gloría, gloríese en el Señor. Esto no significa que desde el punto de
vista arminiano Dios no lleve gloria, sino que desde el punto de vista calvinista la gloria
es mayor. Esta era precisamente la visión de los reformadores: “soli deo gloria”.

Cabe aclarar que el arminiano también está preocupado e interesado en la gloria de


Dios. Si Dios salva solamente algunos y no todos y la salvación depende solamente de
Dios, para la visión arminiana eso significa que él (Dios) es el agente de perdición de
los hombres. ¿Cómo puede Dios tener gloria en la perdición de tanta gente? Desde el
punto de vista calvinista la raza humana completa es merecedora de condenación por su
pecado, por eso Dios se glorifica al no dejar que todo sea pérdida. En su plan de
salvación Dios escogió salvar algunos para mostrar su misericordia y condenar a otros
para mostrar su justicia. De esa manera tanto la misericordia de Dios como su justicia
son glorificadas. El arminiano en este punto insiste que Dios se glorifica más si deja
que las personas escojan por si mismos qué camino seguir, la gloria o el
infierno. Desde el punto de vista calvinista el libre albedrio no funciona. Eso ha sido
probado en la Biblia ya que de hecho, toda la historia del Antiguo Testamento es “la
historia del libre albedrio”, que como todos sabemos, terminó en un colosal
fracaso. Desde el principio vemos a Dios ofreciendo al hombre opciones de seguir lo
bueno y dejar lo malo, de volverse a Dios y dejar los ídolos. Una vez tras otra el
hombre, llevado por su libre albedrío se alejó de Dios. En los años más oscuros de la
nación de Israel, cuando todos los profetas, los líderes religiosos y el pueblo se
volvieron a la adoración a Baal y dieron sus espaldas a Jehová, vemos el clamor de
Elías diciendo “solo yo he quedado”. Sin embargo, la respuesta del cielo no es que
algunos han escogido de por sí mismos servir al Dios verdadero sino que “yo me
reservado siete mil que no han doblado su rodilla ante Baal”. Pablo nos aclara esto en la
carta a los Romanos diciendo que la razón por la que estos no pecaron yéndose con el
resto del pueblo en la adoración pagana es porque fueron “escogidos por gracia.” (Rom.
11) Si hubiesen sido dejados a su libre albedrío como los demás, también hubiese
pecado contra Dios. Lo que hizo la diferencia en estos fue la gracia de Dios. Esto
demuestra que la gracia no es universal sino específica. Pablo dice en Romanos que en
este tiempo es "así mismo..." (Rom. 11). La nación de Israel recibió mensajero tras
mensajero, profeta tras profeta y aun con todo eso, solamente el remanente, un pequeño
grupo escogido por gracia permaneció fiel a Dios. El pueblo (Israel y Judá) fue
finalmente desechado por Dios a causa de su incredulidad y desobediencia pero solo un
remanente "escogido por gracia" permaneció firme.

Ahora, es igual. La raza humana entera está condenada al infierno por su pecado. Son
todos “hijos de ira.” Si Dios se complace en no dejar que todo se pierda y por su gracia
escoge algunos para ser salvados, eso es gran motivo de gloria y alabanza para
Dios. Dios no estaba obligado salvar a alguno y el hecho de que por su gracia salve a
incondicionalmente a tantos que no lo merecen es razón de alabanza para su gloria al
mismo tiempo que justamente condena los que son condenados.

La Victoria de Cristo

Otra pregunta importante es si Cristo es o no es victorioso en el plan de salvación. Ya


que los que terminan en el cielo y en el infierno son el mismo número de personas desde
ambas perspectivas, ¿se podría decir que Dios es igualmente victorioso y triunfador
desde ambos puntos de vista? No es así. Desde el punto de vista arminiano Dios
comenzó con un plan de salvar a todos los hombres de la tierra sin deja ninguno fuera.
Es claro que son muchos los que no terminaran en el cielo sino en el infierno. Por lo
tanto, desde el punto de vista arminiano, el plan de Dios de salvar a toda la humanidad
en Cristo no es lo que Dios quiso que fuera. Queda claro a los estudiantes de ambas
partes que el número de perdidos es mayor que el número de salvados. Ahora, si Dios
quiso salvar a todos y solamente se salva una minoría ¿Cómo se puede decir que Cristo
es victorioso en ese plan de salvación? Desde el punto de vista arminiano había la
posibilidad de que ‘todos’ los hombres hubieran aceptado la oferta de salvación, eso de
veras haría a Dios sumamente victorioso en su plan de redención. Sin embargo, al
mismo tiempo quedaba la posibilidad que 'ninguno' de los hombres hubiese aceptado la
oferta divina. Eso, por supuesto haría a Dios un fracasado en su plan. El Arminianismo
deja abierta varias posibilidades, se salvaba la toda la humanidad o ninguno de los
hombres. Se salvaban la mayoría o solamente una minoría. En realidad, desde el punto
de vista arminiano Dios se corrió el riesgo de que cualquiera de que cualquier cosa
pasara. Como la Biblia misma declara que “ancha es la puerta y amplia es la senda que
lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. 14 Porque estrecha es la
puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (Mat 7:14-
15). Eso nos deja con una visión de Dios no muy buena de Dios.

Ahora, si por otra parte, como lo presenta el punto de vista reformado, Dios se propuso
salvar cierta cantidad de personas y lo logra sin fracaso alguno, entonces Dios tuvo
éxito en su plan de salvación. Salvó exáctamente "TODOS" los que se propuso salvar,
ni UNO menos. Este punto de vista es precisamente el que vemos en las Escrituras vez
tras vez. Cristo vino a la tierra con la misión de salvar un grupo específico de personas
el cual el Padre le había dado. De hecho, el dijo que ese fue precisamente el propósito
de su venida:

Juan 6:37-40 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de
ningún modo lo echaré fuera. 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y esta es la voluntad del que me
envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite
en el día final. 40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al
Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final.

El mismo Señor dice que vino a hacer la voluntad del padre. La voluntad del Padre es
que “de todo lo que El me ha dado no pierda yo nada, sino que le resucitaré en el día
final”. Eso significa que si Cristo pierde solamente ‘uno’ de los que el padre le ha dado,
no habrá cumplido la voluntad del Padre y por lo tanto habrá fracasado en su
misión. Desde el punto de vista calvinista, Dios es glorificado hasta lo sumo porque
Cristo ha cumplido su misión al pie de la letra de principio a fin. Desde este punto de
vista Dios es totalmente victorioso, salva los que quiere salvar. La biblia dice que la
"Palabra de Dios no vuelve vacía" sino que hace aquello para lo cual es enviada. Si la
palabra del evangelio es enviada para salvar a todos pero solamente salva algunos o la
minoría, no se puede decir ha hecho su trabajo. Por otra parte si la palabra de Dios es
enviada a salvar a los que Dios quiere que se salven y estos son salvos efectivamente, la
palabra de Dios ha hecho su obra.

¿Hay diferencias prácticas?

Hasta ahora, lo que hemos considerado son las diferencias teóricas entre los dos
sistemas. Todo lo presentado tiene que ver con el punto de vista y entendimiento de lo
que ocurre según la comprensión bíblica de cada lado. Pero ¿tiene esto alguna
repercusión externa? Pensamos que sí. “pues como piensa [el hombre] dentro de sí, así
es.” (Prov. 23:7a)

Antes de continuar debemos aclarar que tanto los unos como los otros son cristianos
verdaderos. A menudo nos encontramos con personas, como me sucedió esta semana
mientras miraba algunos videos en el sitio YouTube que se decía que los calvinistas no
eran parte del cuerpo de Cristo y que tenían que ser llamados al arrepentimiento y no
tratados como hermanos. Otro video de alguien que se oponía al calvinismo y también
al arminianismo decía que si alguien era un arminiano, tal persona no era salvada. ¿Qué
hace a alguien cristiano? Debemos recordar que una persona es cristiana, no porque
entiende los por menores y detalles teológicos y bíblicos de la salvación según un punto
de vista en particular sino porque entendió que “Cristo murió por sus pecados y resucitó
al tercer día para nuestra justificación”. Cada persona debe entender que en la cruz
Cristo murió por el o por ella de tal manera que habiéndose arrepentido de sus pecados
y poniendo fe en ese sacrificio, puede hallar en su sangre perdón de pecados y recibir la
vida eterna y que como Cristo resucitó así también el o ella tienen esperanza de vida.
Ambos, calvinistas, arminianos y todos entre medio creen eso.

Paradigmas:

El calvinismo o el arminianismo son simplemente ‘paradigmas’, ventanas al mundo y a


la Biblia de cómo ver e interpretar las cosas. Los eventos que suceden en nuestra vida
son ‘filtrados’ a través de estos paradigmas y así interpretamos sus significados. Por
ejemplo, un cristiano arminiano puede predicar junto a un cristiano calvinista y ganar
almas para el reino de Dios. Si una persona se niega a recibir a Cristo, tanto el calvinista
como el arminiano concuerdan que esa persona utilizó su albedrío para rechazar el
mensaje de salvación. Si, el calvinista también reconoce que la persona que rechaza el
evangelio lo hace de su propia decisión. Por otra parte, cuando una persona se convierte
por medio de la predicación del mensaje, aunque ambos se regocijan, lo que cambia es
la interpretación de lo que sucedió en esa conversión. El arminiano piensa que esa
persona ejerció su libre albedrío para creer en el mensaje mientras que el calvinista
piensa que Dios en su gracia cambió el corazón de esa persona de tal manera que
pudiera responder positivamente al evangelio.

La Vida Cristiana:

La vida cristiana del calvinista puede ser un poco distinta a la vida cristiana del
arminiano. Aunque la mayoría de los arminianos clásicos que he conocido pueden ser
mejor llamados ‘semi-calvinistas’ pues tienen un buen conocimiento de la soberanía de
Dios en la salvación de los hombres- De hecho, Spurgeon dijo en uno de sus mensajes
que "todos los arminianos eran calvinistas cuando oraban"; hasta el mayor de los
arminianos cuando ora es calvinista.

Pueden haber diferencias en cuanto a la expresión personal de vida cristiana en uno y el


otro. En un articulo escrito por un metodista, el autor advertía a los arminianos a evitar
algunos peligros que él había notado en la vida de muchos. La tendencia a pensar que
ellos tenían que mantenerse salvados por las obras que hacían pensando que la traían
méritos en su salvación. Yo mismo he notado, tristemente que muchos arminianos
tienen este tipo de pensamiento. El entendimiento de la salvación por gracia para una
gran cantidad de ellos es muy pobre. Aunque están conscientes que la salvación se
‘recibe’ por gracia por medio de la fe, no es tan claro que se ‘mantenga’ de la misma
manera. A menudo oigo personas ya creyentes por años decir “estamos tratando de
llegar al cielo”, “hacemos lo posible por ser salvos”, “podemos perder la salvación si no
nos cuidamos”, “hago lo posible por alcanzar la salvación”, “estoy luchando por tener la
salvación”, “quiera Dios que fulano (que es cristiano) deje tal cosa para que no se
pierda”, o “yo hago esto o aquello porque no me quiero perder”. Un pastor que ahora es
calvinista, me contaba que solía predicar “usted puede estar salvo y camino al cielo hoy
pero terminar en el infierno mañana.” Estos son cosas que oigo muy pero muy a
menudo. Esta misma semana estuve tratando de corregir esa forma de pensamiento en
alguien, pero se me hace muy difícil ya que no es fácil para las personas cambiar esa
forma de pensar que “sus obras” cuenta para mantenerse salvados.

Por otro lado, he escuchado la queja de muchos que dicen de calvinistas que piensan
que porque son escogidos y predestinados, tienen un concepto pobre sobre la
santidad. Aunque la vida de las personas calvinistas que he conocido es un alto ejemplo
de santidad, he leído que en la mente de algunos se puede ver la oportunidad para el
desenfreno y la vida pecaminosa. Un hermano decía "si yo creyera que la salvación no
se pierde, entonces me voy a pecar y hacer lo que me da la gana." Muy a menudo la
visión de que la salvación no se pierde ha sido descrita como “salvo siempre
salvo”. Eso, dando a entender que usted puede vivir pecaminosamente y si dice creer en
Cristo sigue salvo. Sabemos que ningún predicador calvinista serio predica tal cosa.

El regocijo de una vida cristiana sabiendo que Dios me escogió no porque sabía que yo
creería es un aliciente para el alma. Entender la elección de esta manera nos ayuda a
confiar y tener paz interior.

El Evangelismo:

Tanto el pensamiento calvinista como el arminiano tienen algo que ver en la manera en
que se evangeliza los perdidos. Si como arminiano, alguien piensa que ya Dios hizo lo
que iba hacer y ahora queda del hombre hacer algo, su manera de evangelizar va a ser
homocéntrica. Usted tiene que buscar la manera de convencer a esa persona, de
conmover sus emociones o de hacerle cambiar de parecer para que se convierta o acepte
el mensaje. En muchos casos hasta se le añade o se le quita al mensaje a fin de que
“suene mejor” y más atractivo. Un predicador reconocido decía que no se le podía
predicar a la gente del pecado sino de sus cualidades y como a Dios les hacía falta gente
como ellos. Se montan "shows" con humo y luces estilo discoteca, se traen humoristas
chistosos a los altares, se habla de la auto-superación personal como parte del evangelio.
Se ofrecen ganancias materiales y riquezas. En fin todo lo que pueda ‘atraer’ a alguien a
la iglesia. En esto entra también la manipulación en los llamados al altar y el miedo que
se le mete a las personas para hacerlos reaccionar. Se puede llegar a la conclusión de
que la conversión de alguien depende de la calidad del programa, de nuestra habilidad
de “conectar” con la gente o nuestra oratoria y eso simplemente no es así.

Por otra parte, el calvinista puede pensar que la salvación depende tanto y tanto de Dios
que los medios no son importantes ni siquiera necesarios. Aunque ha habido grandes
predicadores calvinistas que han ganado muchísimas almas para Cristo, algunos pueden
llegar al extremismo de pensar que no hace falta ni siquiera predicar. Esto es conocido
como hipercalvinismo, y es una falsa doctrina que debe ser rechazada. La predicación
debe ser persuasiva, fuerte, clara y sencilla pero sin manipulación. Debemos predicar el
evangelio de salvación lo más claramente posible y tratar de alcanzar con nuestro
mensaje mientras más personas mejor. Sin embargo no debemos olvidar que es Dios
quien salva. Pablo dijo: “yo sembré, Apolos regó, pero el crecimiento lo da Dios.” Para
tener un buen balance doctrinal con respecto a lo que ocurre en la salvación de los
hombres recomendamos leer el excelente artículo por John G. Reisinger titulado “La
parte de Dios y la parte del Hombre en la salvación.”

Dios y el diablo

Una de las cosas que a menudo diferencian la vida de un arminiano y la vida de un


calvinista puede ser en su visión de Dios y Satanás. He notado que para el arminiano, el
diablo es casi-todopoderoso, casi-omnisciente y casi-omnipresente. Si alguien pecó, fue
el diablo que lo hizo hacerlo, si alguien tuvo un accidente, fue el diablo, si vino un
huracán o tornado fue el diablo, si tembló la tierra, fue el diablo, si se cayó el techo fue
el diablo, la tormenta de nieve, el frío, la lluvia torrencial, el carro roto, y la enfermedad
de sus hijos, ya sea un catarro, el cáncer o el dolor de cabeza todo es causado por el
diablo.

Los calvinistas, y muchos arminianos clásicos enfatizan correctamente en la soberanía


de Dios, nada ocurre fuera del control y ‘permiso’ divino. Sin embargo, algunos
calvinistas pueden llegar a pensar que todo fue “causado” por Dios de tal manera que no
dejan lugar alguno a las decisiones humanas equivocadas, ni aun a lo que el diablo sí
puede hacer. Es cierto que Dios está en control de todo, repito, eso es cierto. Sin
embargo eso no significa que todo está directamente causado por Dios. Es importante
considerar la doctrina de la providencia divina. Aunque estamos conscientes que “todas
las cosas obran (o ayudan) a bien para aquellos que aman a Dios, los que conforme a su
propósito han sido llamados”, como lo dice la Biblia, también debemos estar
conscientes que si no cuidamos nuestros cuerpos, nos vamos a enfermar. Si no
estudiamos para la prueba, vamos a fracasar, si manejamos sin cuidado podemos tener
un accidentes y nada de eso tiene que ver ni con Dios ni con el diablo, sino con nosotros
mismos. El que se tira de un edificio se puede romper la cabeza o las costillas, eso, no
es ni obra de Dios ni obra del diablo, eso es estupidez humana. Aunque no todo es el
diablo, se debe dar el lugar correcto al diablo. La biblia dice que “no tenemos lucha
contra carne y sangre sino contra principados y potestades en los aires.” Por lo tanto,
puede ser que ese problema en su trabajo, en su casa o en su iglesia sea impulsado por el
mismo diablo y por eso la Biblia nos da instrucciones de cómo actuar contra él.

¿Qué hacemos?

Es obvio que el calvinista desea que las personas pudiesen entender el calvinismo
porque piensa que es una visión más completa de lo que la Biblia enseña. Por otra parte
el arminiano también piensa lo mismo. Sin embargo, una vez hemos entendido lo que
nos une o nos separa y lo que debemos evitar, podemos trabajar juntos y en armonía por
la causa del evangelio. A fin de cuentas estamos en el mismo equipo y trabajamos para
el mismo Señor. Sigamos juntos mano a mano ganando almas para el reino de los cielos
hasta que todos los elegidos sean salvados. Hagámoslo todo para la gloria de Dios.

La Teologia Reformada - Estudios de Gracia


(Analizando los escritos)
Por Jorge L. Trujillo
En este análisis que presentamos a continuación resaltamos un punto que nos parece
una "incoherencia" en cuanto a lo que Jacobo Arminio pensaba sobre la
Regeneración. Creo que todos los Cristianos estamos de acuerdo con que la
"Regeneración (Nuevo Nacimiento)" es sinónimo con la "Salvación" o pertenece
solamente a aquellos que son salvos. Pero no es totalmente claro que Arminio pensaba
lo mismo, veamos lo que él dijo…

Respecto al Libre Albedrío Arminio dijo:


Esta es mi opinión respecto al libre albedrío del hombre: En su condición
primitiva tal como vino de las manos de su creador, el hombre fue
capacitado con tal porción de conocimiento, santidad y poder, como para
capacitarlo a entender, estimar, considerar, querer, y hacer lo
verdaderamente bueno, de acuerdo al mandamiento que le fue entregado.
Sin embargo ninguno de estos hechos los podía hacer el, excepto a través
de la asistencia de Gracia Divina. Pero en su caída y estado pecaminoso,
el hombre no es capaz, de él y por sí mismo, de pensar, querer, o hacer
aquello que es verdaderamente bueno; pero es necesario que sea
regenerado y renovado en su intelecto, afecciones o voluntad, y en
todos sus poderes, por Dios en Cristo por medio del Espíritu Santo, para
que el pueda estar rectamente cualificado para entender, estimar
considerar, querer, y hacer lo que es verdaderamente bueno, pero no sin
la continua ayuda de la Gracia Divina.
Esta apreciación por parte de Arminio nos parece correcta y muy de acuerdo a la Fe
Cristiana Reformada. Arminio entonces enseñaba que el hombre se encuentra
en "Depravación Total" tal como los calvinistas lo hacen, sin embargo parece ser que la
gran mayoría de sus seguidores modernos no podrían seguir esta línea de pensamiento
porque según entendemos está en conflicto con el sistema completo del
Arminianismo. No obstante, según Arminio,el hombre debe ser Regenerado para que
pueda entender las cosas de Dios, y eso consideramos que también incluye el oír el
evangelio y su respuesta en arrepentimiento fe y obediencia hacia Dios.

Jacobo Arminio refiriéndose a la predestinación dijo lo siguiente:


6. Mis propios sentimientos sobre la predestinación

…yo ahora declararé mis propias opiniones sobre este tema, las cuales
son de tal manera descritas, de acuerdo a como lo veo, parecen más
conformadas a la palabra de Dios.

1. El primer decreto absoluto de Dios respecto a la salvación del hombre


pecador, es aquel por el cual el decreto señalar su Hijo, Jesucristo, como
Mediador, Redentor, Salvador, Sacerdote y Rey, quien destruiría el
pecado por su muerte, que por su obediencia obtuviera la salvación la
cual había sido perdida, y que la comunicara por su propia virtud.

2. El segundo preciso y absoluto decreto de Dios, es aquel en el cual Él


decretó recibir en favor aquellos que se arrepienten y creen, y, en Cristo,
para Él y por medio de Él, efectuar la salvación de tales penitentes y
creyentes como preservados hasta el final; pero dejar en pecado, bajo ira,
todos las personas impenitentes e incrédulos, y condenarlos como
extranjeros de Cristo.
3. El Tercer decreto Divino es aquel por el cual Dios decretó administrar
de manera suficiente y eficaz los medios de Salvación los cuales eran
necesarios para arrepentimiento y fe; y el tener tal administración
instituida
(1) De acuerdo a la Sabiduría Divina, por la cual Dios sabe lo que es propio y pertinente
a su misericordia y su severidad, y

(2) de acuerdo a la Justicia Divina, por la cual El está preparado a adoptar lo que su
sabiduría pueda prescribir y ejecutar.
4. A estas le sigue el cuarto decreto, por el cual Dios decretó salvar y
condenar ciertas personas particulares. Este decreto tiene su fundamento
en el pre-conocimiento de Dios, por el cual él sabía desde toda la
eternidad quien, por medio de su Gracia pre-viniente, creería, y, por
medio de su Gracia subsiguiente perseveraría, de acuerdo a la antes
descrita administración de esos medios los cuales son satisfactorios y
propios para la conversión y la fe; y por cual pre-conocimiento, el de la
misma manera sabía quienes no creerían y perseverarían.
Consideramos que las declaraciones de Arminio son inconsistentes o están en
conflicto entre sí por las siguientes razones:
1. Bajo el tema 'Libre Albedrío' Arminio dijo que el hombre no puede hacer a nada
bueno a menos que no sea regenerado. Esto por supuesto incluye el arrepentirse de sus
pecados y volverse hacia Dios por medio de la fe en Cristo

2. Bajo el Tema de la 'Predestinación', Arminio dijo que esta fue basada en que Dios
impartió suficiente Gracia Pre-viniente a todos los hombres para que puedan
arrepentirse y creer y previó quienes creerían y perseverarían y así hizo su decisión de
predestinación para salvación.
Basado en estas dos declaraciones de Arminio, concluimos que la Gracia Preventiva a la
que se refiere por obligación tiene que ser la "Regeneración" pues según el mismo
declara que “sin Regeneración el hombre no puede hacer nada verdaderamente bueno”.
Significa entonces, si seguimos la lógica, que todas las personas que escuchan el
Evangelio son Regeneradas por el Espíritu Santo para que puedan creer pero esta obra
de Regeneración no garantiza que se arrepientan, crean y se salven. Así que parece ser
que según Arminio la regeneración (nuevo nacimiento) del hombre es necesaria para
creer pero no es siempre efectivo en el resultado. Alguien puede ser regenerado y aun
así no creer al evangelio y ser salvado.
Pero la Biblia afirma categóricamente que la regeneración es el medio supremamente
necesario e ‘INFALIBLE’ para lograr y asegurar la salvación del hombre:
Tito 3

4 Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, 5


él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su
misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la
renovación por el Espíritu Santo, 6 el cual fue derramado abundantemente
sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.
Pablo nos dice que los que son salvos lo fueron por medio de la Regeneración y
Renovación del Espíritu Santo. Siendo que esto es así, entonces la teoría de Arminio de
que el hombre fue predestinado en base a lo que Dios previó que él había de hacer, no
puede ser cierta ya que como el mismo declara, el hombre sin ser Regenerado no puede
hacer nada verdaderamente bueno ( ie. entiendo, oír, entender y responder
positivamente al Evangelio; arrepentirse y creer en Dios).

Los Arminianos del tiempo moderno creen que el hombre tiene libre albedrío para
escoger a Cristo y no creen como creía Jacobo Arminio que el pecador necesita ser
Regenerado para que pueda creer…

Un Fundamentalista (Way of Life Fundamental Baptist Literature) que se opone al


Calvinismo dice lo siguiente:
¿Qué de la Total Depravación del Hombre?

La Biblia enseña que el hombre está moralmente corrupto (Jer. 17:9; Rom. 3:10-
18) y muerto en pecados y delitos (Eph. 2:1) y espiritualmente ciego (1 Cor.
2:14), pero no enseña que el hombre no puede responder al Evangelio. Si no
lo contrario, la Biblia enseña que Cristo da luz a todos los hombres (Jn. 1:9), que
el atrae todos los hombres hacia el (Jn. 12:32), que él convence los hombres por
el Espíritu Santo (Jn. 16:8.) Dios llama los hombres a salvación por el evangelio
(2 Tes. 2:14), y Él ha ordenado que le evangelio sea predicado a toda criatura
(Mar. 16:15).
Si eso es cierto ¿por qué tuvo Dios que abrir el corazón de Lidia para que respondiera al
Evangelio?:
Hechos 16

14 Entonces una mujer llamada Lidia, que vendía púrpura en la ciudad de


Tiatira, temerosa de Dios, estaba oyendo;el corazón de la cual abrió el Señor
para que estuviese atenta á lo que Pablo decía.
Algo más…

Ahora, lo que es más confuso aun en todo esto es que Arminio se refiere a los ya
creyentes como Regenerados. Bajo el Titulo "La Perfección de los Creyentes en Esta
Vida" Arminio dijo:
"…hay ahora mucha discusión entre nosotros respecto a la perfección de los
creyentes, o personas regeneradas,en esta vida…
En conclusión, tal parece que Arminio creía que el pecador podía creer sin ser
Regenerado al mismo tiempo que creía que tenía que ser Regenerado para poder
creer. También decía que los Regenerados eran los creyentes pero daba a entender que
no solo lo eran ellos sino todos los que hubieran escuchado y rechazado el Evangelio.
Ante esto nos preguntamos, ¿Cómo es posible que alguien sea regenerado y no crea al
evangelio como lo dio a entender Arminio en sus escritos siendo un regenerado ‘no-
creyente’ y a la misma vez que “las personas regeneradas” sean “los creyentes?”

Copyright/ Derechos ©2002 Jorge L. Trujillo


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Escrito: 02/05/2002

La Teologia Reformada - Estudios de Gracia


Augustus Toplady (1740 – 1778)
Escritor de Himnos y Teólogo

¿Qué voz escuchas?

“Mis ovejas, dijo Cristo, escuchan mi voz, y Yo las conozco, y me siguen; y Yo les doy
vida
eterna, y nunca perecerán. ¡Oh, qué Escritura más digna!, la cual debiera obligarnos a
tener
un recuerdo fiel, y a notar el tenor de esto; el cual es, que las ovejas de Cristo nunca
perecerán.

“¿Quiere decir Cristo parte de sus elegidos, o todos, piensa usted? Sostengo y afirmo, y
también creo fielmente, que Él quería decir todos sus elegidos, y no parte, como algunos
afirman tan irrazonablemente. Confieso y creo sin ninguna duda, que nunca ninguno de
ellos
perecerá: pues tengo buena autoridad para decirlo; porque Cristo es mi autor, y dijo, que
si
fuera posible, los mismos elegidos serían engañados. Por tanto, no es posible que
puedan ser
así engañados, para que vayan finalmente a perecer, o ser condenados: así que,
cualquiera
que afirme que puede perderse alguno (i.e. alguno de los elegidos), está afirmando que
Cristo tiene un cuerpo desgarrado.”1

La valiosa carta de retractación anterior está inscrita de esta manera: “Una Carta a la
Congregación de los del Libre Albedrio, por Uno que había sido de esa Persuasión, pero
que
se salió y es ahora un Prisionero para la Religión,” cuyo título nos proveerá en el futuro,
en
su debido lugar, de un comentario no de poca importancia.

Juan Wesley, ¿Un Amigo de Roma?

Para ocupar el lugar de argumento se ha alegado que “el Sr. Wesley es un hombre
mayor,” y
la Iglesia de Roma es todavía más vieja que él. ¿Es esa alguna razón por la cual las
enormidades, ya sea de la madre o del hijo, deban pasar sin restricción?
También se ha sugerido que “el Sr. Wesley es un hombre muy laborioso,” no más
laborioso,
presumo, que cierto ser activo, de quien se dice que sale y entra de la tierra, y que baja y
sube de ella:2 ni tampoco más laborioso, debo imaginar, que ciertos Sectarios antiguos,
con
respecto a quienes se dijo hace mucho, “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito”3 ni, en ninguna manera, tan
laborioso y
útil como un cierto miembro diligente de la comunidad, con respecto a cuyas variadas
ocupaciones el público recientemente ha recibido la siguiente inteligencia: “La verdad
del
siguiente caso de dedicación puede depender de: un pobre hombre con una gran familia,
que
ahora clama por leche cada mañana en Lothbury, y en el vecindario de la Divisa Real; a
las
once se da una vuelta con una carretilla de patatas; a la una limpia zapatos en el sitio
conocido como Cambio; después de la cena, ruega por leche otra vez; al atardecer vende

1 Strype, u.s.
2 Job 1:7 con 1 Pedro 5:8.
3 Mateo 23:15.
arenques; y en la noche termina la medida de su trabajo como vigilante.”4

La Pelea es con el Lobo

Además, el Sr. Sellon me recuerda (p. 128) que, “mientras los pastores están peleando,
el
lobo se mete al redil de las ovejas,” algo no imposible: pero ocurre también así que la
actual
pelea no es entre “los pastores,” sino con el “lobo” mismo; cuya “pelea” es sancionada
por
cualquier máxima de docilidad y fidelidad pastoral.

Además se me dice, que, mientras estoy “regañando a los Arminianos, Roma y el diablo
se
ríen por dentro.” Admitiendo que el Sr. Sellon pudiera estar derivando esta anécdota de
su
propia cabeza, las partes mismas, sin embargo, ni ellos ni él son muy notables por su
veracidad, interpreto la información por la norma de lo inverso, aunque autenticada por
la
deposición de su muy fiel y bien amado primo y consejero.

Una vez más: Se me culpa de “altanería, y majestad de orgullo.” ¿Y por qué no se me


culpa
de tener siete cabezas y diez cuernos, y una cola tan larga como una cuerda de
campanario?
Después de todo, ¿qué tiene que ver mi orgullo, o mi humildad, con el argumento a
mano? El
si soy altanero, o humilde, no es de mayor consecuencia, ya sea para eso o para el
público,
de si soy alto o bajo. Sin embargo, en este momento estoy dando una prueba de que mi
“majestad de orgullo” puede rebajarse; eso incluso para ventilar las impertinencias del
Sr.
Sellon.
El Arminianismo como en su Casa en Roma

Pero, sin importar cuán frívolas sean sus objeciones, los principios por los cuales lucha
son
de la naturaleza y tendencia más perniciosa. Debo repetir, lo que ya parece haberle
ofendido
mucho, que el Arminianismo “surgió de Roma y conduce nuevamente hacia ella.”
Juliano,
obispo de Eclana y un contemporáneo y discípulo de Pelagio, era uno de los que se
esforzó,
con mucho arte, en adornar las doctrinas de aquel hereje, con el propósito de hacerlas
más
agradables a la vista y aceptables al gusto. El sistema Pelagiano, barnizado y endulzado,
pronto comenzó a adquirir el nombre más suavizado de Semipelagianismo. Echémosle
una
mirada, como nos ha llegado a las manos por el celebrado Sr. Bower, siendo él mismo,
en lo
principal, un Pelagiano, y por lo tanto es menos probable que nos presente un retrato
desfavorable del sistema que generalmente aprobó. Entre los principios de esa secta,
este
informado escritor enumera los siguientes:

“La noción de elección y reprobación, independiente de nuestros méritos o falta de


ellos, es
mantener una necesidad fatal, es la ruina de toda virtud, y sirve solamente para que los
hombres buenos se descuiden en elaborar su salvación, y para llevar a los pecadores a la
desesperación. Los decretos de la elección y reprobación son posteriores a nuestras
buenas
o malas obras, y en consecuencia provienen de ellas, como previstas por Dios desde
toda la
eternidad.”5
¿No es este también el mismo lenguaje del Arminianismo moderno? ¿No argumentan
los

4 Crónica de Bath, 6 de Febrero, 1772.


5 Historia de los Papas, de Bower, vol. 1, p. 350.

partidarios de esa esquema sobre los mismos términos idénticos? Se podría decir:
“Cierto,
esto comprueba que el Arminianismo es Pelagianismo revivido; pero no comprueba que
las
doctrinas del Arminianismo sean originalmente papistas.” Un momento de tranquila
atención
mostrará con claridad que sí lo son. Escuchemos otra vez al Sr. Bower, quien, después
del
pasaje recién citado, inmediatamente añade, “sobre estas dos últimas proposiciones, los
Jesuitas fundaron todo su sistema de gracia y libre albedrío; concordando en ello con los
Semipelagianos en contra de los Jansenitas y de San Agustín.”6 Los Jesuitas fueron
formados
en un cuerpo regular, hacia mediados del siglo dieciséis. Hacia el fin del mismo siglo
Arminio comenzó a infestar las iglesias Protestantes. Por lo tanto, no se necesita de
mucho
escrutinio para discernir de cuál fuente obtuvo su veneno. Su viaje a Roma (aunque
Monsicur Bayle intenta aligerar las inferencias que se dedujeron de ello en aquel
tiempo) no
fue por nada. Sin embargo, si algunos están dispuestos a creer, que Arminio tomó sus
doctrinas de los Socinianos en Polonia, con quienes, es cierto, tenía una amistad muy
cercana, no tengo objeción de dividir la diferencia: pudo haber importado algunos de
sus
principios de los hermanos Racovianos, y todavía estar en deuda, por otros principios,
con
los discípulos de Loyola.

Los Papistas y la Predestinación

Cierto es que, en lo que Arminio mismo era sensato, la doctrina de la predestinación


ensancha grandemente la distancia entre el Protestantismo y el Papado. “No hay puntos
de
doctrina (dice él) en el cual los Papistas, los Anabaptistas y los (nuevos) Luteranos se
opongan más violentamente, ni por medio de los cuales amontonen más descrédito
sobre las
iglesias reformadas, y traigan más odio al mismo sistema reformado; pues ellos (i.e. los
Papistas, y etc.) afirman que no se puede pensar o expresar una blasfemia más asquerosa
contra Dios de la que contiene la doctrina de la predestinación.”7 Por cuya razón le
aconseja
al mundo reformado eliminar la predestinación de su credo, para que puedan vivir en
términos más fraternales con los Papistas, los Anabaptistas y otros similares.
Los escritores Arminianos no tienen escrúpulos en asirse y vender los argumentos de
unos y
otros como una propiedad común. De allí que Samuel Hoord copia de Van Harmin la
misma
observación que ahora he citado. “La predestinación (dice Samuel) es una opinión
odiosa
para los Papistas, que abre sus sucias bocas contra nuestra Iglesia y nuestra
religión.”8 En
consecuencia, al adoptar las doctrinas opuestas de la gracia universal y del libre
albedrío,
nos llevaría – trayéndonos en muchos grados más cerca de los Papistas – a cerrar sus
bocas,
y hacer que nos consideren, por lo menos hasta aquí, como pertenecientes a su propia
ortodoxia y como hermanos queridos y amados: de allí se concluye que, como el
Arminianismo provino de Roma, así “conduce nuevamente hacia ella.”

Los Jesuitas y la Predestinación


Si el veredicto conjunto del mismo Arminio y de su prosélito Inglés Hoord no cambia la
balanza, añadamos el testimonio de un Jesuita profeso, para que todo tenga su peso
completo. Cuando los escritos del arzobispo Laud fueron examinados se encontró una
carta
entre ellos, endosada con la propia mano del prelado: “Marzo, 1628. Una carta de un
6 Bower, ibid.
7 Arminio, en Oper. P. 115. Ludg. 1629. (Véase el libro para el idioma Latín).
8 Hoord, Las Animadversiones del Obispo Davenant, Camb. 1641.
Jesuita, enviada al Rector de Bruselas, sobre el subsiguiente Parlamento.” El objetivo de
esta carta era darle al Superior de los Jesuitas, entonces residente en Bruselas, un
informe de
las posturas civiles y eclesiásticas en Inglaterra; aquí anexaré un extracto de esa carta:
“Padre Rector, no permitáis que la humedad del asombro capture su alma ardiente y
celosa,
deteniendo el llamado no esperado y vaporoso de un Parlamento. Ahora tenemos
muchas
cintas en nuestro lazo. Hemos plantado esa droga soberana del Arminianismo, la cual
esperamos purgue a los Protestantes de sus herejías; y floreció y lleva fruto a su debido
tiempo. Para la mejor prevención de los Puritanos, los Arminianos ya han cerrado con
llave
los oídos del Duque (de Buckingham); y tenemos aquellos de nuestra propia religión,
que se
encuentran continuamente en la cámara del Duque, para ver quién entra y quién sale: no
podemos ser demasiado prudentes y cuidadosos en este respecto. Estoy, en este
momento,
transportado por el gozo, de ver cómo felizmente todos los instrumentos y medios, tanto
grandes como menores, cooperan para nuestros propósitos. Pero, para regresar a nuestro
punto principal – NUESTRO FUNDAMENTO ES EL ARMINIANISMO. Los
Arminianos y
los planificadores, como aparece en las premisas, producen mutaciones los unos en los
otros. Esto secundamos y hacemos cumplir por argumentos probables.”9

La Droga Soberana del Arminianismo

La “droga soberana, el Arminianismo,” de la cual dijo el Jesuita, “nosotros (i.e. nosotros


los
Papistas) hemos plantado” en Inglaterra, en verdad que lo hizo bien para “purgar nuestra
Iglesia Protestante” efectivamente. Se puede aprender de Tindal cuán felizmente el
Papado y
el Arminianismo, en ese momento, danzaron tomados de la mano: “Las iglesias estaban
adornadas con pinturas, imágenes, piezas de altar, etc., y, en lugar de mesas de
comunión, se
erigían altares y se prescribían reverencias y elementos sacramentales. Las doctrinas
asociadas con la predestinación estaban prohibidas, no solo de ser predicadas, sino de
ser
impresas; y el sentido Arminiano de los Artículos fue estimulado y propagado.”10 Por
lo
tanto, el Jesuita no se regocijó sin causa. La “droga soberana,” tan recientemente
“plantada,”
en realidad echó raíces hacia abajo, y produjo fruto, bajo los apreciados auspicios de
Charles y Laud. Heylyn también reconoce que el estado de cosas fue fielmente descrito
por
otro Jesuita de esa época, quien escribió: “El Protestantismo se agotó en sí mismo. La
doctrina (por los Arminianos, quienes entonces se sentaban al timón) está alterada en
muchas
cosas, por la cual sus progenitores abandonaron la Iglesia de Roma: como el limbus
patrum;
la oración por los muertos, la posibilidad de guardar los mandamientos de Dios; y el
reporte
del Calvinismo como al menos una herejía, sino es que traición.”11

El Arminianismo desde el Pozo

El mantenimiento de estas posiciones, por los teólogos de la Corte, fue de hecho una
“alteración”; la que el abandona Heylyn atribuye a “la ingenuidad y moderación que se
halla
en algunos profesores de nuestra religión.” Si evaluamos la evidencia que se ha dado,
encontraremos que el Arminianismo provino de la Iglesia de Roma, y lleva de regreso al
pozo de donde fue extraído.

9 Escritos ocultos de la oscuridad, p. 89, 90. Edit. 1645.


10 Contin. de Rapin, de Tindal, vol. 3 octavo, 1758.
11 La Vida de Laud, p. 238

rminianismo: ¡Consistentemente
Inconsistente!
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La Teologia Reformada - Estudios de Gracia
Por Jorge L. Trujillo

El Arminianismo es un sistema de doctrina introducido en 1610 por los seguidores de


Jacobo Arminio bajo la dirección de Simón Epíscopo. En tal sistema resumido en
cinco puntos se enfoca la manera en que ellos creen que la salvación es obrada en los
seres humanos. Esa teoría fue desarrollada como una oposición a la interpretación
Reformada Protestante sobre la salvación del hombre la cual sostiene que Dios en su
soberanía divina y basado en su buena voluntad y amor inmerecido (gracia) hacía la
humanidad y solamente sobre los méritos de Cristo, escogió salvar infaliblemente de la
perdición eterna algunos de la raza humana para la gloria de su nombre.
Aunque el Arminianismo es una creencia muy propagada en el pueblo Cristiano
moderno, parece ser un sistema lógico, convincente y de acuerdo con la Escritura, la
verdad es que todo lo opuesto a eso es cierto. Este sistema aparenta ser una
interpretación aceptable y ortodoxa de la Biblia, pero una vez analizado detenidamente
y probado a la luz de la Palabra de Dios, queda sin fundamento alguno.
Unos de los problemas del sistema Arminiano como ha de verse en éste corto análisis
es que es una "inconsistencia total" desde el primer punto hasta el último. El
Arminianismo no solo "contradice" la verdad de la Biblia sino que se contradice a sí
mismo; es una contradicción de términos donde se hacen declaraciones que en la
mayoría de los casos la Biblia no respalda y otras donde se dicen cosas que el mismo
sistema contradice.

Los Cinco Artículos Arminianos

Traducido de “The Creeds of Christendom – with a history and critical notes.”


Edited by Philip Schaff; revised by David S. Schaff
6th Ed. Grand Rapids: Baker Books, Reprint 1993; vol. 3, pp. 545-549.

Artículo 1. Dios, por un eterno e inmutable propósito en Jesucristo su Hijo, antes de la


fundación del mundo, había determinado salvar, de la raza caída y pecaminosa de los
hombres, en Cristo, por causa de Cristo y a través de Cristo a aquellos quienes, a través
de la gracia del Espíritu Santo, creyeran en este su Hijo Jesús, y perseverasen en la fe,
por medio de esta gracia, hasta el fin; y, por otra parte, dejar a los incorregibles e
incrédulos en pecado y bajo ira, y condenarlos como separados de Cristo, según la
palabra del Evangelio en Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; y el que
no cree en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”, y
también según otros pasajes de la Escritura.

Artículo 2. En conformidad con esto, Jesucristo, el Salvador del mundo, murió por
todos los hombres y por cada hombre, de modo que ha obtenido para todos ellos, por
su muerte en la cruz, redención y el perdón de los pecados; sin embargo, nadie
realmente goza de este perdón de los pecados excepto el creyente, según la palabra del
Evangelio de Juan 3:16, “De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en Él crea no se pierda, mas tenga vida eterna.” Y
en la Primera Epístola de Juan, 2:2: “y Él es la propiciación por nuestros pecados; y no
sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero.”

Artículo 3: El hombre no tiene por sí mismo gracia salvífica, ni por la energía de su


libre voluntad, en la medida en que, en el estado de apostasía y de pecado, no puede de
sí y por sí ni pensar, ni desear, ni hacer cosa alguna que sea verdaderamente buena
(como lo es eminentemente una fe salvífica); sino que está necesitado de ser nacido de
nuevo de Dios en Cristo, a través de su Espíritu Santo, y de ser renovado en
entendimiento, inclinación o voluntad, y en todas sus facultades, para que pueda
rectamente entender, pensar, desear y efectuar lo que es verdaderamente bueno, según
la Palabra de Cristo, Juan 15:5, “Sin mí nada podéis hacer.”

Artículo 4. Esta gracia de Dios es el comienzo, la continuación y la culminación de


todo bien, aun hasta el punto de que el mismo hombre regenerado, sin gracia
preveniente, asistente, despertante, siguiente y cooperativa, ni hará lo bueno ni
soportará ninguna tentación al mal; de modo que todas las buenas acciones o
movimientos que puedan concebirse deben ser adjudicadas a la gracia de Dios en
Cristo. Pero en lo que respecta al modo de operación de esta gracia, no es irresistible,
en la medida en que está escrito acerca de muchos, que han resistido al Espíritu Santo,
Hechos 7 y en muchos otros lugares.
Artículo 5. Aquellos que son incorporados a Cristo por una fe verdadera, y así se han
tornado partícipes de su Espíritu vivificante, tienen por esto capacidad plena para
resistir contra Satanás, el pecado, el mundo y su propia carne, y para obtener la
victoria; quedando bien entendido que es siempre a través de la gracia asistente del
Espíritu Santo; y que Jesucristo los asiste a través de su Espíritu en todas las
tentaciones, les extiende su mano, y si sólo ellos están dispuestos para el conflicto, y
desean su ayuda; y no están ociosos, les guarda de caer, de modo que ellos no pueden,
por argucia o poder alguno de Satanás, ser extraviados o arrebatados de las manos de
Cristo, según la Palabra de Cristo, Juan 10:28, “Ninguno las arrebatará de mi mano.”
Pero si ellos pueden, por negligencia, abandonar los primeros principios de su vida en
Cristo, retornar al presente mundo malo, apartarse de la santa doctrina que se les
entregó, perder una buena conciencia, [y] tornarse privados de la gracia, esto debe ser
determinado a partir de la Santa Escritura, antes de que nosotros mismos podamos
enseñarlo con plena persuasión de nuestras mentes.

Análisis de los Artículos Arminianos:


Artículo 1. Dios, por un eterno e inmutable propósito en Jesucristo su Hijo, antes de la
fundación del mundo, había determinado salvar , de la raza caída y pecaminosa de los
hombres, en Cristo, por causa de Cristo y a través de Cristo a aquellos quienes, a
través de la gracia del Espíritu Santo, creyeran en este su Hijo Jesús, y perseverasen
en la fe, por medio de esta gracia, hasta el fin; y, por otra parte, dejar a los
incorregibles e incrédulos en pecado y bajo ira, y condenarlos como separados de
Cristo, según la palabra del Evangelio en Juan 3:36: "El que cree en el Hijo tiene vida
eterna; y el que no cree en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece
sobre él", y también según otros pasajes de la Escritura.
Análisis: Los Arminianos dicen que Dios se ha propuesto salvar a quienes Él vio
iban a creer y perseverar hasta él fin por medio de la Gracia. En cierto sentido este
artículo parece presentar una verdad Bíblica y por lo tanto su error no es fácilmente
detectado. La equivocación está en que aunque es cierto que la Biblia dice que "él que
persevera hasta él fin será salvo", esto en sí no significa lo que los Arminianos
proponen o implican en este primer artículo y es ahí donde vemos este tan grave
error. En realidad esta declaración Arminiana encierra la idea de que la salvación está
“basada” en la fe inicial y la perseverancia (fe y obras) que hacen que el hombre pueda
ser escogido por Dios PERO no es eso lo que nos indica la Palabra sino que la Biblia
nos presenta la perseverancia como “distintivo” (no la base) de los que son
salvados. Es decir los que perseveran hasta el fin, lo hacen ‘a causa’ de su salvación y
no viceversa como lo pone el Arminianismo. En el esquema Arminiano de la
salvación, el individuo “cree y persevera” y de esa manera gana su propia salvación al
hacer buen uso de la gracia que Dios le ofrece, sin embargo la Biblia nos enseña que es
Dios quien obra la salvación en el individuo por medio de la gracia que el mismo da.
(Fil. 1:6,12-13) – aun las buenas obras (perseverancia) son don de gracia a los
escogidos.
Aunque en este artículo los Arminianos no usan la palabra elección, tal cosa es
implícitamente introducida cuando se dice que:
"Dios, por un eterno e inmutable propósito en Jesucristo su Hijo, antes de la
fundación del mundo,había determinado salvar, de la raza caída y
pecaminosa de los hombres, en Cristo, por causa de Cristo y a través de
Cristo a aquellos quienes, a través de la gracia del Espíritu Santo, creyeran en
este su Hijo Jesús, y perseverasen en la fe, por medio de esta gracia,hasta el
fin". (énfasis añadido)
Un ‘inmutable propósito de Dios' es teológicamente referido como un 'decreto'. Y es
aquí precisamente donde hallamos otro problema del Arminianismo. Según ellos, Dios
ha decretado salvar a todos los que creen y perseveran hasta él fin por medio de la
gracia. Lo que los Arminianos están diciendo que Dios ha de salvar a los seres
humanos, basado en un previo conocimiento de fe y perseverancia (esto es confirmado
por sus escritos sobre las opiniones en este primer artículo), y por ende, según ellos,
esos son los escogidos. Esta declaración está tan vagamente construida que escaparía él
error que encierra aún a los más cautos.
Si meditamos un poco sobre lo expuesto, nos daremos cuenta que ellos afirman
que Dios escogió para salvación a quienes él vio de antemano que se iban a
salvar. Siendo esto así, surge la inevitable pregunta ¿para qué escogerlos? Esta
declaración Arminiana "destruye" completamente la doctrina bíblica de la elección,
pues pervierte él orden establecido por Dios en la Escritura. Otra vez, ¿Si él hombre
puede llegar a salvarse sin ser elegido para salvación, porque elegirlo para que se salve
(para salvación)?
En oposición a la Biblia, los Arminianos dicen que Dios se propuso salvar a quienes
El previó que se iban a salvar. Dios escogió para creer a quienes El previó que iban a
creer. Dios escogió para perseverar a quienes El previó que iban a perseverar. Eso es
como decir "yo voy al que gane".
La Biblia enseña que Dios ha "escogido para salvación" (2 Tes. 2:13) a ciertos
individuos de la raza humana caída en Adán. Dios dice que los ha escogido para que
obedezcan al Evangelio (fe) y para que sean santificados por medio del Espíritu
Santo (1 Pedro 1:2). El decreto divino de la manera en que se presenta en la Escritura
no es dependiente (resultado previsto) de que él hombre crea y persevere hasta el fin
sino que todo lo contrario es cierto. El decreto de Dios es "para" que él hombre crea y
persevere hasta el fin. La Biblia nos presenta el siguiente escenario: "La salvación del
hombre depende del decreto, no él decreto de la salvación del hombre" (Efesios 1:4-
13).
Pero hay algo más que debemos notar de los escritos de los Arminianos y sus líderes
como lo son Arminio y Juan Wesley. Wesley dijo lo siguiente en cuanto a las bases
para le elección en un sermón sobre Romanos 8:29-30:
"Dios mirando a todas las edades desde la creación hasta la
consumación como un momento y viendo de una vez todo aquello que está en
los corazones de los hijos de los hombres conoce cada uno que cree o no cree
en cada edad o nación. Sin embargo, lo que él sabe, ya sea fe o incredulidad,
de ninguna manera es causado por su conocimiento. Los hombres son tan
libres en su creer o no creer, como si él no lo supiera del todo" [énfasis y
subrayados añadidos]
El GRAVE problema con esta interpretación es que en ella se 'implica' que Dios no
sabía lo que había de ocurrir en el futuro y tuvo que hacer una investigación en el
tiempo (aunque fuera de un segundo) para 'enterarse' de las acciones futuras de sus
criaturas. Si supo quien había de creer por medio de "previsión" como declaran los
Arminianos, esto afectaría la persona y carácter de Dios en Su ‘omnisciencia’ (porque
aprendió algo que no sabía), en Su ‘inmutabilidad’ (porque cambió) y en Su
‘perfección’ (porque mejoró). - Y eso es lo mismo que propone elTeísmo Abierto, que
Dios simplemente no conoce el futuro.

Ahora, si se trata de evitar esta conclusión contestando que en realidad Dios siempre
supo desde la eternidad quien creería y quien no creería, entonces eso significa que
Dios creó seres quienes él sabía de antemano, desde la eternidad, que nunca creerían y
que por lo tal se iban a perder en el infierno eterno. De ser así, la única conclusión que
nos queda es decir que fueron creados para perdición (como lo cree el Alto
Calvinismo/ Híper Calvinismo). El Arminianismo simplemente no puede escapar esta
conclusión. Dios pudo haber decidido no crearlos pero sabiendo eternamente que
nunca creerían, aun así los creó – en esencia creándolos para condenación eterna. Si la
respuesta es esta, esto nos indica que el Arminianismo se le puede acusar de afirmar lo
mismo que esta refutando.
Artículo 2. En conformidad con esto, Jesucristo, el Salvador del mundo, murió por
todos los hombres y por cada hombre, de modo que ha obtenido para todos ellos, por
su muerte en la cruz, redención y el perdón de los pecados; sin embargo, nadie
realmente goza de este perdón de los pecados excepto el creyente, según la palabra del
Evangelio de Juan 3:16, "De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en Él crea no se pierda, mas tenga vida eterna." Y
en la Primera Epístola de Juan, 2:2: "y Él es la propiciación por nuestros pecados; y
no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero."
Análisis: En este artículo los Arminianos dicen que Cristo murió por todos los
hombres y por cada hombre y ha obtenido para todos ellos redención y
perdón; sin embargo nadie es perdonado excepto el que cree. Si es así, entonces la
redención no ha sido obtenida (como ellos lo declaran) sino que es una redención 'en
potencia' no una redención real. La redención no ha sido obtenida sino que se obtendrá
cuando el hombre crea, el perdón no ha sido obtenido sino que se obtendrá cuando el
hombre crea. La Biblia enseña que la muerte de Cristo fue una muerte vicaria
(substituta), es decir, "en lugar de" los pecadores. Si lo que los Arminianos dicen es
cierto, entonces ellos dicen que Cristo derramó su sangre y murió en lugar de personas
que nunca han de ser salvadas. Dios murió por los pecadores y "PAGÓ" él precio por
los pecados que estos tenían que pagar pero ellos dicen que "nadie es perdonado
excepto él que cree". Interesantemente según los Arminianos, el que no cree ha de
terminar en él infierno para pagar por los pecados que ya Cristo también pagó.
Sin duda, no existe salvación subjetiva sin la fe del individuo. La fe reformada,
haciendo eco a la Biblia, enseña que la muerte de Cristo fue una muerte sola y
únicamente a favor de todos los que habían de creer (Juan 17:9), los escogidos. Y se
enseña que las 'ovejas por las que Cristo dio su vida' (Juan 10:15) 'todas' han de
escuchar la voz del pastor y le han de seguir (obedecer / creer) y ninguno de aquellos
por quienes Cristo murió, pagando en forma vicaria él castigo requerido por sus
pecados, terminará en él infierno.
El Arminiano objeta la redención limitada de los Calvinistas pero ellos la limitan aún
más, pues cabe la posibilidad de que TODOS los seres humanos hubiese 'decido' creer
o peor aun que NINGUNO hubiese creído al evangelio lo cual haría la muerte de
Cristo totalmente en vano. Es cierto, el Calvinista limita 'el alcance' de la redención a
los 'escogidos. Pero los Arminianos limitan 'el poder' de la Redención a un simple
intento o una simple 'posibilidad' de redención.
Artículo 3: El hombre no tiene por sí mismo gracia salvadora, ni por la energía de su
libre voluntad, en la medida en que, en el estado de apostasía y de pecado, no puede
de sí y por sí ni pensar, ni desear, ni hacer cosa alguna que sea verdaderamente buena
(como lo es eminentemente una fe salvadora); sino que está necesitado de ser nacido
de nuevo de Dios en Cristo, a través de su Espíritu Santo, y de ser renovado en
entendimiento, inclinación o voluntad, y en todas sus facultades, para que pueda
rectamente entender, pensar, desear y efectuar lo que es verdaderamente bueno, según
la Palabra de Cristo, Juan 15:5, "Sin mí nada podéis hacer."
Análisis: En este artículo, los Arminianos dicen que el hombre no puede ejercer fe
salvadora, por eso "está necesitado de ser nacido de nuevo de Dios en Cristo, a
través de su Espíritu Santo, y de ser renovado en entendimiento" para que pueda
creer. Éste artículo no tiene nada malo y de hecho está muy de acuerdo con el
Calvinismo y por supuesto con la Biblia. Lo malo está en el Arminianismo. Éste
artículo (junto con el que sigue) es el que mantiene al Arminianismo como una teología
“aceptable” dentro del Cristianismo Evangélico y hace que el ese sistema sea
considerado una doctrina 'evangélica' ortodoxa. No haber dicho esto dejaría a los
Arminianos abiertamente en el campo herético de los Pelagianos.
PERO el problema está en que con esta afirmación, la cual siendo el punto número
tres, y está en el mismo centro de su sistema, los Arminianos "destruyen TODO su
sistema". Al decir esto afirman que el Calvinismo está en lo correcto, pues si la
salvación depende de la fe verdadera (salvadora) y la fe verdadera depende de la
regeneración y la regeneración depende de Dios y Dios regenera sin intervención
humana (Juan 1:12-13), entonces los Arminianos tienen solamente tres opciones ante
este problema:
1. Admitir que la Biblia está equivocada (lo cual sería una herejía)
2. Admitir que todos y cada uno de los seres humanos son Nacidos de Nuevo (lo
cual es anti-bíblico)
3. Admitir que la razón está del lado Calvinista o Reformado (lo cual es cierto) ó al
menos reconocer que el sistema Arminiano simplemente no es bíblico.
Pues es obvio en la Escritura (y este punto correctamente lo afirma) que Dios se
propone por su gracia a los que crean y los hombres no pueden creer antes de ser
regenerados por la misericordia (gracia) de Dios y nada pueden hacer para ser
regenerados; entonces no es posible que este sistema permanezca en pie.
Romanos 9:16
Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene
misericordia.
Artículo 4. Esta gracia de Dios es el comienzo, la continuación y la culminación de
todo bien, aun hasta el punto de que el mismo hombre regenerado, sin gracia pre
viniente, asistente, despertante, siguiente y cooperativa, ni hará lo bueno ni soportará
ninguna tentación al mal; de modo que todas las buenas acciones o movimientos que
puedan concebirse deben ser adjudicadas a la gracia de Dios en Cristo. Pero en lo que
respecta al modo de operación de esta gracia, no es irresistible, en la medida en que
está escrito acerca de muchos, que han resistido al Espíritu Santo, Hechos 7 y en
muchos otros lugares. Esta gracia de Dios es el comienzo, la continuación y la
culminación de todo bien, aun hasta el punto de que el mismo hombre regenerado, sin
gracia pre viniente, asistente, despertante, siguiente y cooperativa, ni hará lo bueno ni
soportará ninguna tentación al mal; de modo que todas las buenas acciones o
movimientos que puedan concebirse deben ser adjudicadas a la gracia de Dios en
Cristo. Pero en lo que respecta al modo de operación de esta gracia, no es irresistible,
en la medida en que está escrito acerca de muchos, que han resistido al Espíritu Santo,
Hechos 7 y en muchos otros lugares.
Análisis: En este artículo, los Arminianos comienzan muy bien. De hecho la primera
parte está muy aceptable y es precisamente lo que enseñan los Calvinistas
haciendo eco a la Palabra de Dios.
"Esta gracia de Dios es el comienzo, la continuación y la culminación de todo
bien, aun hasta el punto de que el mismo hombre regenerado, sin gracia pre
viniente, asistente, despertante, siguiente y cooperativa, ni hará lo bueno ni
soportará ninguna tentación al mal; de modo que todas las buenas acciones o
movimientos que puedan concebirse deben ser adjudicadas a la gracia de Dios
en Cristo."
Pero, en lo que sigue, los Arminianos demuestran una vez más el desconocimiento
bíblico cuando contradicen la Biblia y son inconsistentes a su anterior declaración. Los
Arminianos dicen queel hombre es regenerado para que crea, pero no garantiza
que ha de creer sino que es posible que resista la Gracia salvadora después de
haber sido regenerado y no crea el evangelio y se pierda. Otra contradicción a la
Biblia en este sistema.
¿Inconsistencia? ¡Por supuesto! Lo que el Arminianismo no entiende es que la Fe
Reformada y la Biblia claramente dicen que TODOS los hombres sin regenerar resisten
a Dios y su a la obediencia (Hechos 7:51; 1 Corintios 2:14; Romanos 3:10-11;
Romanos 8:7-9) y por eso repitiendo las palabras de Cristo dicen que el hombre "si no
nace de nuevo no puede ni ver ni entrar al reino" (Juan 3:3-7). Si no nace de
nuevo, el hombre seguirá resistiendo a Dios y al Espíritu Santo. El mismo pasaje citado
(Hechos 7:51) nos deja claro que aquellos de quienes Esteban dice "vosotros resistís
siempre el Espíritu Santo"también nos dice el porqué lo hacen, a saber
son "incircuncisos de corazón, como vuestros padres". En la Biblia, "circuncidar el
corazón" es sinónimo de "nuevo nacimiento", de "regeneración", de "vida nueva", etc.
Y es claro que todo hombre con corazón incircunciso "siempre resiste" al Espíritu
Santo, pero una vez "DIOS" circuncida el corazón, la resistencia a Dios cesa. Por eso
una vez 'renacido', el hombre No resiste al Espíritu Santo y la Gracia salvadora y
aunque en momentos pueda flaquear su fe y pueda echar atrás y pecar, él verdadero
Creyente terminará siempre volviéndose a Dios arrepentido, escuchando la voz del
maestro y siguiéndole a la eternidad.
Artículo 5. Aquellos que son incorporados a Cristo por una fe verdadera, y así se han
tornado partícipes de su Espíritu vivificante, tienen por esto capacidad plena para
resistir contra Satanás, el pecado, el mundo y su propia carne, y para obtener la
victoria; quedando bien entendido que es siempre a través de la gracia asistente del
Espíritu Santo; y que Jesucristo los asiste a través de su Espíritu en todas las
tentaciones, les extiende su mano, y si sólo ellos están dispuestos para el conflicto, y
desean su ayuda; y no están ociosos, les guarda de caer, de modo que ellos no pueden,
por argucia o poder alguno de Satanás, ser extraviados o arrebatados de las manos de
Cristo, según la Palabra de Cristo, Juan 10:28, "Ninguno las arrebatará de mi mano."
Pero si ellos pueden, por negligencia, abandonar los primeros principios de su vida en
Cristo, retornar al presente mundo malo, apartarse de la santa doctrina que se les
entregó, perder una buena conciencia, [y] tornarse privados de la gracia, esto debe
ser determinado a partir de la Santa Escritura, antes de que nosotros mismos podamos
enseñarlo con plena persuasión de nuestras mentes.
Análisis: Los Arminianos dicen comenzaron diciendo en su 'primer' punto que Dios
escogió para salvación desde antes de la fundación del mundo a los que el vio que
tuvieron fe verdadera y perseveraron hasta el fin, PERO no están seguros si van a
perseverar hasta el fin.
¿Contradicción? Absolutamente. En él primer Artículo los Arminianos dijeron que
Dios se propuso salvar a quienes creyeran y perseveraran hasta él fin, es decir una
elección basada en una perseverancia prevista PERO concluyen que no es seguro si los
creyentes escogidos han de perseverar hasta el fin o si no lo harán.
Él haber citado este texto "Ninguno las arrebatará de mi mano."(Juan 10:28) hace él
artículo de los Arminianos aún más contradictorio e inconsistente no sólo con la Biblia
sino con su propio sistema. Pues dicen que ninguno los arrebatará las ovejas de la
mano de Cristo y del Padre pero "debe ser determinado a partir de la Santa
Escritura" si es posible que él mismo escogido se puede arrebatar a sí mismo de la
mano de Cristo y del Padre.
Debieron haber sido consistentes al menos en este punto final y afirmar su primer
artículo admitiendo que los elegidos nunca se perderían, pero para empeorar está
situación los Arminianos terminaron diciendo más tarde que los escogidos pueden
llegar a perderse y terminar en él infierno, de esa manera destruyendo su propia
interpretación de una elección basada en la perseverancia prevista.
En el año 1619, después de seis meses de investigación y debates, el Sínodo de Dort en
los países bajos, las iglesias de la Reforma Protestante con representantes de varios
países de Europa concluyeron que las creencias Arminianas estaban diametralmente a
las Sagradas Escrituras y en contra de la verdad evangélica y fueron catalogadas como
herejías asociándolas con las mismas creencias de los semi-pelagianos. El Sínodo
publicó su respuesta al Arminianismo a cada uno de sus cinco puntos en el documento
conocido como ‘Los Cánones de Dort’. De ahí se desarrolló lo que hoy se conoce
como ‘Los cinco puntos del Calvinismo” donde el Protestantismo de entonces resume
la creencia evangélica reformada en cuanto a la salvación del hombre.

Copyright/Derechos ©2002 Jorge L. Trujillo


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cambios al artículo. Esta publicación puede ser distribuida solamente en su forma
original, sin editar, y sin costo alguno.
Escrito 06/2002
Revisado 08/2006

La Teologia Reformada - Estudios de Gracia


Por John G. Reisinger

Romanos 8:29-30
"Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos
conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos; Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos
también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó".

Uno de los versículos más amados en toda la palabra de Dios es Romanos 8:28. Sin
embargo, algunos creyentes no han percibido el fundamento sobre el cual reposa esta
grande promesa. Cuando Pablo declara que Dios opera en "todas las cosas", sin una
excepción única, juntas para Su propia gloria y el bien de Su pueblo, esa es una
reclamación en grado considerable. Uno podrá preguntar, "Pablo, ¿cómo puedes hacer
una declaración tan dogmatica y extensa?" El siguiente versículo empieza con la
palabra "porque", y la razón por la que Pablo está tan seguro es empleada en cinco
tremendas declaraciones. Estas declaraciones han sido bien llamadas, "Los Cinco
Eslabones de Oro en la Cadena de la Gracia Soberana". Vamos a examinarlas
cuidadosamente.
"28 Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien,
es á saber, á los que conforme al propósito son llamados. 29 Porque á los que
antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la
imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos; 30
Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos
también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó" (Romanos
8:28-30).
La primera cosa a notar es que las cinco son enlazadas juntas en una cadena irrompible.
Si una de ellas es verdad, entonces todas ellas son verdad. La palabra "porque" en el
versículo 29 empieza el argumento que prueba más allá de la duda que todas las cosas
ayudan a bien para el pueblo de Dios. Pablo pone cinco cosas que son ciertas de
acontecer por causa del propósito soberano de Dios. El pueblo de Dios son (1) antes
conocidos, (2) todos predestinados, (3) todos llamados, (4) todos justificados, y (5)
todos glorificados.
Todas estas cinco cosas son presentadas como no solo esenciales al propósito eterno de
Dios de la salvación, sino también como absolutamente seguras de cumplimiento. Ellas
epitoman la salvación de la gracia soberana que empezó en la eternidad con la
presciencia de Dios y terminará en la eternidad con nuestra glorificación plena. Cada
eslabón crece del eslabón anterior para formar una cadena irrompible. Cada pecador que
es "antes conocido" resultará en ser totalmente "glorificado". Note cómo todos los cinco
enlaces se acomodan juntas.
Romanos 8:28 es la declaración gloriosa de esperanza y seguridad. "Sabemos" algo de
seguro. Sabemos que Dios ayuda"todas las cosas...á bien" para un grupo de gente
conocidos como" los que aman á Dios". Además, son conocidos como "los que
conforme al propósito son llamados". La segunda cosa da la razón por la primera razón.
La primera cosa, amando a Dios, describe el carácter verdadero de un hijo de Dios.
Todos los cristianos verdaderos aman a Dios sinceramente. La segunda cosa, "conforme
al propósito son llamados", nos da la causa que hace la primera cosa posible. Dios se
propuso tener alguna gente que le amara, y llamó soberanamente á esta gente en
particular por Su poder. Nosotros le amamos porque Él nos amó primero. Él nos llamó
con "propósito" según Su propio plan. Estoy seguro que reconoces que la mayor parte
de gente piensa que Dios llama a todos en la misma manera y justifica solo aquellos
quienes están dispuestos para responder al llamado en arrepentimiento y fe. Por
supuesto, esto es media verdad, pero la verdad de ninguna manera en el sentido de que
Pablo está hablando acercas del llamamiento. Es imposible de acomodar esa idea en esta
cadena de oro.
Cuando el versículo 29 dice, "á los que antes conoció", se tiene que referir á una gente
específica identificada. Son la misma gente idéntica que en el versículo 28 "á Dios
aman" y han sido"llamados". Todos aquellos quienes son "antes conocido" son"también
predestinados para que fuesen hechos conformes á la imagen de (Cristo)". Los
preconocidos y los predestinados es la misma gente idéntica. Siendo llamado es el
primer paso tomado para traer a pecadores culpables del sepulcro de pecado y muerte y
últimamente glorificarlos en plena redención. La orden de estas cosas es importante. Es
especialmente importante en el siguiente paso. Todos aquellos quienes son llamados,
porque han sido preconocidos y predestinados, son también todos "justificados". En
otras palabras, cada uno, sin una excepción única, quien es llamado, es siempre
justificado. Esto no es lo que aprendí en la escuela Bíblica.
En la escuela Bíblica aprendí que Dios llama a todos los hombres sin excepción y
aquellos que, con su libre albedrío, deciden responder entonces serán justificados y
predestinados para ser asegurados eternamente. El propósito predestinado de Dios
siempre seguía la disposición del pecador en responder al llamado de Dios. Es obvio
que esto no es posible en este pasaje de Escritura. Según a Pablo, nuestro llamamiento
sigue y crece de nuestra predestinación y no viceversa. Si eso no es cierto, el texto diría,
"Dios llama a todos los hombres, y justifica solo aquellos quienes están dispuestos para
creer". No obstante, el texto pone la orden exactamente en la orden reversa. No somos
predestinados para la glorificación final porque estamos dispuestos para creer, sino que
somos dispuestos para creer únicamente porque ya hemos sido predestinados. El
llamamiento es meramente el paso primero hacia el fin pre ordenado de la glorificación
total y todos los que han sido pre ordenados a ese fin serán llamados y justificados. El
Espíritu Santo claramente declara que todos, sin excepción que son llamados también
son justificados. Es imposible de ser llamado, en el sentido que Pablo está usando la
palabra "llamó" sin ser también justificado.
Permíteme parafrasear estos versículos y contestar la pregunta, "¿Cómo puedo estar
seguro que Dios hará lo que Él prometió en Romanos 8:28"? Yo puedo estar seguro
porque "á los" ("estos"), todos "estos", y solo "estos", quienes han sido antes conocidos
por Dios en la gracia de elección, están ciertos de la salvación final (glorificación total)
porque Dios ha propuesto soberanamente de conformarlos, todos "estos" y solo "estos",
a la imagen de Cristo. El primer paso de Dios en este propósito gracioso es de
"llamarlos" eficazmente, los antes conocidos y predestinados, todos "estos" y
solo "estos", por el poder del Espíritu Santo mediante el evangelio. "Estos",
todos "estos" y solo "estos", a quienes llama también "justifica" y les imputa la justicia
de Cristo. Es imposible de ser antes conocido y predestinado y no ser llamado así como
no es posible de ser llamado sin no hubieras sido antes conocido y predestinado. En la
misma manera no es posible de ser llamado sin ese llamamiento produciendo la
justificación. "Estos", todos "estos" y solo "estos", quienes son justificados ya son
glorificados en los propósitos soberanos de Dios. En el pensamiento de Dios ya es una
parte hecha.
No deseo de repetirme, pero es esencial de ver como estas cinco cosas son parte del
todo.
(1) "Á LOS" que Dios "antes conoció" - todos "estos" y solo"estos" -
(2) Él TAMBIÉN "predestinó".....
"Á LOS" que Él "predestinó" - todos "estos" y solo "estos" -
(3) Él TAMBIËN "llamó".....
"Á LOS" que Él "llamó" - todos "estos" y solo "estos" -
(4) Él TAMBIÉN "justificó".....
"Á LOS" que Él "justificó" - todos "estos" y solo "estos" -
(5) Él TAMBIÉN "glorificó".
Si miramos cuidadosamente a la palabra "antes conoció" en el versículo 29, notamos
que no dice "lo que" Dios "antes conoció", sino "á los" que Él "antes conoció". Pablo
no está hablando acercas de información que Dios tenía ante mano sino acercas de algo
que Dios hizo. Él "antes conoció" a estas gentes en el mismo sentido que Él
los "llamó" y los "justificó".
Pablo no para con solamente poniendo el fundamento teológico sobre quien reposan
nuestras esperanzas, sino que lo aplica en una manera práctica y personal. Mire
cuidadosamente a su argumento en los versículos siguientes:
"31 ¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra
nosotros? 32 El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó
por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33 ¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que
también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros" (Romanos 8:31-34).
La pregunta en el versículo 31 es preguntada en la luz de los grandes hechos puestos en
los versículos 28-30. "Á esto" son las verdades que Pablo acaba de declarar. "Dios por
nosotros" quiere decir que Dios es por nosotros en la gracia de elección, por nosotros en
llamarnos fuera de la muerte y el pecado, por nosotros vistiéndonos con la justicia de
Cristo, por nosotros en dándonos el Espíritu de adopción, por nosotros en sellándonos
para el día de la redención, etc. Nuestra única respuesta a estas cosas grandes es de
gritar "¡Gloria á Dios por una gracia admirable"! Dios es "por nosotros", no como un
juez porque nuestro juicio ya es pasado. Él es "por nosotros" como el Padre Celestial
nuestro y ha comprometido Su eterno amor á nosotros. Él es "por nosotros" como el
controlador soberano de todas las cosas. Podemos continuar con más y más y gritar aun
más.
El versículo 32 es un argumento poderoso que da una certeza más allá de descripción.
El argumento es simple.
"El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas"?
En otras palabras, si literalmente Dios "entregó" á Su Hijo hasta la muerte de la cruz, y
lo hizo, ¿no hará todo lo necesario para proteger la inversión por la cual ha pagado un
precio tan alto? ¿Si Dios ya nos ha dado el don más mejor de todos, á Su bendito Hijo,
nos detendrá las cosas secundarias y tercias? ¿Puedes ver lo lógico de la gran seguridad
de Pablo?
El versículo 33 es uno de los más mayores en toda la Palabra de Dios sobre la seguridad
de la salvación eterna. "¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica". Cuando la autoridad más mayor en la tierra concede un perdón, ninguna otra
autoridad menos puede tocar al individuo que es así perdonado. El presidente Gerald
Ford perdonó á Richard Nixon en seguida del escándalo Watergate. Historiadores y
filósofos disputarán si acaso Ford actuó sabiamente o neciamente, pero una cosa es
cierta, una vez que el Sr. Ford actuando como el Presidente de los Estados Unidos de
América, perdonó a Nixon no hay ninguna corte o agencia de ley que puede tocarlo.
Nadie tiene la autoridad de invalidar la oficina más alta. Si Dios, como el Gobernador
del universo, perdona y justifica á un pecador, entonces nadie por siempre puede tocar á
ese pecador.
Pero Pablo no encubre su punto con términos en Dios solo justificando a "un pecador".
Él hace su punto con referencia al pecador como un de "los escogidos de Dios". Gerald
Ford, por razones propias, a sabiendas escogió en perdonar á Richard Nixon, y Ford
tenía el derecho de perdonar deliberadamente á Richard Nixon simplemente a causa de
su posición de autoridad presidencial. La culpabilidad o inocencia de Nixon no era de
todo el factor clave. Todo era fijado en la autoridad de Ford. Exacto así pues, Dios tiene
el derecho soberano para escoger algunos pecadores, aquí llamados "los escogidos de
Dios", y justificarlos a pesar del pecado y maldad de ellos___ ¡y ninguno en el cielo, en
el infierno, o en la tierra, puede abrir su boca y objetar! Esta es la fuerza de la frase
que "DIOS (el Creador soberano, Legislador, y Juez) es el que justifica". Si Él es por
nosotros, ¿quién en verdad podrá estar contra nosotros? Si el Dios Todopoderoso mismo
escoge a un hombre, y luego justifica á ese hombre, ¿quién puede contradecir el decreto
de Dios? ¿Quién podrá hacer cargos á los escogidos de Dios? Es Dios mismo, la
autoridad última, quien declarar á los escogidos de ser justificados.
La razón que nadie puede presentar cargos en contra los escogidos es el hecho de que no
hay ni un pedazo singular de prueba que pueda ser hallada en contra de ellos. El error de
Nixon fue solo en destruir 18 minutos de una cinta decisiva. ¡Dios ha destruido la cinta
entera nuestra! Cada cargo en contra los escogidos ha sido contestada y pagada en
completo por el Fiador de ellos. Cada obligación debida á Dios y á Su santa Ley ha sido
dada en pleno en la persona de Cristo y ha sido registrada á la cuenta de ellos.
Cuando cualquiera acusa a uno de los hijos de Dios tocante á su posición con Dios, esa
persona realmente está acusando á Dios___ y el "cualquiera" incluye al cristiano. Un
hijo de Dios que se permite de ser tiranizado por su consciencia está actualmente
acusando la autoridad y justicia de Dios mismo. Dios nunca condenará á los que Él ha
justificado, y Él justifica á todos los que Él escogió para salvación. oh, ¡qué las ovejas
de Cristo aprendieran la diferencia entre la tristeza según á Dios que lleva al
arrepentimiento y la angustia de un espíritu desesperadora que es puesta sobre sus
consciencias por los embajadores de Moisés! El pueblo de Dios no son criminales
esperando el tribunal de juicio. El Juez es el Padre celestial de ellos y los ha perdonado
de cada pecado.
Otra vez, Pablo no deja el asunto á una mera abstracción. El versículo 33 es
el hecho seguro y el versículo 34 es la razón o fundamento sobre el cual reposa el
hecho. Pablo no está satisfecho con declarar que "nadie" puede hacer cargo en contra las
ovejas de Cristo, sino muestra que aun el mismo Santo Juez, quien obviamente y
justamente por la mayor parte podrá condenar, no puede condenarnos. El versículo 34
es un argumento a prueba de bala.
Rom. 8:34 - "¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más
aún, el que también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el
que también intercede por nosotros".
Cristo es el juez. El Padre ha dado todo juicio al Hijo. Cristo no solo es la única persona
quien puede llevar á un pecador al cielo, Él también es el único quien tiene la autoridad
para echar a un pecador en el infierno. "Toda autoridad" para juzgar y para salvar está
en Sus manos (Juan 17:1-3). Cada pecador está en las manos de Cristo para salvar o
condenar según Él escoja.
ARGUMENTO PRIMERO: El Juez es el que murió por nosotros y pagó nuestra deuda.
¿Condenará á la misma gente por quienes Él murió para salvarlos? ¿Tomará Cristo
voluntariamente la deuda sobre sí mismo y luego tenernos responsables por la misma
deuda? La misma idea es ridícula. ¡No, no! estamos seguros que ninguno de aquellos
por quienes Él murió podrán de ser condenados por Cristo el Juez.
ARGUMENTO SEGUNDO: Aquél quien murió debajo la pena de nuestro pecado
cargó esos pecados hasta la sepultura. Era el Padre justo quien lo puso debajo del juicio
en la cruz y luego selló Su tumba con el sello de justicia. ¡Ah!, pero la gloria del
mensaje evangelio es que Dios mismo quebró ese sello y levantó á Su Hijo del sepulcro
dejando los pecados nuestros atrás.
ARGUMENTO TERCERO: El Padre no solo levantó a nuestro bendito Señor de los
muertos pero también sentó a Su Hijo victorioso en un trono. Nuestro bendito Señor
está sentado á la diestra (lugar de poder y autoridad) de Dios Todopoderoso, el
Gobernador del universo. Nuestro Señor es el Juez de todos los hombres. El Juez es
también el Salvador nuestro quien murió en nuestro lugar. El Juez es el mismo quien ha
dado la certeza absoluta de aceptación cuando venimos á Él por la fe en Su obra
expiatoria.
ARGUMENTO CUARTO: El Señor nuestro no solo ha sido levantado de los muertos y
glorificado en el cielo como el vencedor. Él vive para "siempre" con el propósito de
interceder"por nosotros" (Hebreos 7:25 y Romanos 8:34). ¿Puedes ver lo lógico de
Pablo? Es burlesco de imaginar que Cristo, el Juez, muriera por nosotros y hacer
intercesión de un lado de Su boca y luego condenarnos del otro lado de Su boca. ¡Es
imposible que nos pudiera salvar y condenar al mismo tiempo! oh, ¡qué los creyentes de
tierno corazón sintieran la plenitud de esta verdad libradora del alma! Aquél quien
murió por tus pecados es la misma persona quien está sentado á la diestra de Dios y está
orando específicamente por ti. ¡No es eso glorioso!
En Romanos 8:26, Pablo nos recuerda que el Espíritu Santo está en nosotros y no
solamente nos socorre en orar sino que actualmente hace intercesión por nosotros
cuando no sabemos cómo orar. ¡En el versículo 26 el Espíritu Santo, la persona tercera
de la Trinidad está EN nosotros orando, y en el versículo 34, el Hijo de Dios, la persona
segunda de la Trinidad está á la diestra de Dios orando para que seamos guardados
salvos y seguros para siempre! Tenemos la Persona tercera de la Trinidad
orando en nosotros, y la Persona segunda de la Trinidad en el cielo
orando por nosotros; ¡la vamos hacer a pesar del diablo, las pruebas, y aun de
nuestros propios corazones pecaminosos! SABEMOS que la vamos hacer, sí,
¡sabemos que ya la tenemos hecha!
La gran conclusión de la seguridad que nos es dada en las cinco enlaces de oro en la
cadena de gracia está sentada en Romanos 8:35-39. Otra vez hay una pregunta lógica:
"¿Quién puede separar aquellos que son descritos en los versículos 28-34 del amor
inmutable de Dios"? La respuesta es simple, ¡"Nada o nadie en el cielo, en el infierno, o
en la tierra"! No hay ningún poder singular en el universo más poderoso que el amor de
Dios por Sus escogidos. Al leer los versículos 35 hasta el 39 recuerde que en cada
generación, incluyendo el presente, habido hijos de Dios en alguna parte del mundo que
han padecido cada una de las cosas notadas, y el Rey-Pastor de ellos los ha sostenido y
los ha causado en triunfar aun hasta la muerte.
¡Qué argumento para la certeza de la salvación eterna!
Si realmente quieres entender lo lógico y la gloria de la cadena de gracia, regresa atrás
con los cinco eslabones. Comienza con la glorificación final en el cielo.
¿Quiénes son las gentes que finalmente y seguramente llegarán al cielo y serán
glorificados en una perfección impecable? Respuesta: Todos aquellos sin excepción,
pero solo ellos, quienes han sido justificados.
¿Quiénes son las gentes que son ciertos de ser justificados delante de Dios con la
justicia de Cristo? Respuesta: Todos aquellos sin excepción, pero solo ellos, que han
sido predestinados por Dios de ser conformados a la imagen de Cristo.
¿Quiénes son las gentes que son ciertos de ser predestinados para ser conformados a la
imagen de Cristo en la gloria? Respuesta: Todos aquellos sin excepción, pero solo ellos,
que han sido antes conocidos, o escogidos por la gracia de elección, para ser comprados
por Cristo y regenerados por el Espíritu Santo.
Esas son las gentes que Pablo puede asegurar, "Somos más que vencedores". No solo
nadie últimamente nos podrá hacer daño eterno ya que todas las cosas serán ayuda para
el bien nuestro (v.28), pero aun las cosas más peores serán usadas para ministrarnos en
cumplir el propósito eterno de Dios. Las cosas horribles en los versículos 35-39
claramente servirán para hacer la victoria más gloriosa en la eternidad. No obstante,
nunca olvidemos que solo somos más que vencedores por Aquel "que nos amó, y nos
ha lavado de nuestros pecados con su sangre" (Apocalipsis 1:5).

La Parte de Dios y la Parte del Hombre en la Salvación


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Pobre El mejor
La Teologia Reformada - Estudios de Gracia
Por John G. Reisinger
Dios y el hombre ambos tienen que hacer algo antes que un hombre pueda ser salvo. El
Híper-Calvinismo niega la necesidad de la acción humana, y el Arminianismo niega la
naturaleza verdadera de la acción Divina. La Biblia claramente manifiesta ambos el
Divino y lo humano como esencial en el plan de Dios de salvación. Esto no es decir,
como lo hace el Arminianismo, que la parte de Dios es de proveer gratuitamente la
salvación para todos los hombres, y que la parte del hombre es de hacerse dispuesto
para aceptarla. Esto no es lo que hemos dicho, ni es lo que la Biblia enseña. Para
entender lo que la Palabra de Dios realmente dice, y para tratar de contestar algunas
objeciones de "espantapájaros" estableceremos el tema un punto a la vez.
UNO: El hombre tiene que arrepentirse y creer para ser salvo. Nadie ha sido perdonado
y hecho hijo de Dios quien no ha tornado del pecado voluntariamente a Cristo. En
ningún lugar la Biblia hace aún una insinuación que los hombres pueden ser salvos sin
arrepentimiento y fe, sino lo contrario, la Palabra siempre declara que estas cosas son
esenciales antes que una persona pueda ser salvo. La una y única respuesta Bíblica a la
pregunta, "¿Qué es menester que haga para que sea salvo?" es, "Cree en el Señor
Jesucristo y serás salvo".
DOS: Cada uno que se arrepiente y cree al evangelio será salvo. Toda alma, sin
excepción, quien responda al mandamiento del evangelio de venir a Cristo será recibida
y perdonada por el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Philip Bliss puso esta
verdad en música cuando dijo, "Cualquiera que quiera, para siempre tiene que
perdurar...".
Si podemos estar absolutamente ciertos de alguna cosa, podemos estar seguros que
Cristo nunca anula Su promesa de recibir "atodos los que vienen a Él". Como el anciano
Paul Bunyan dijo, "Ven y bienvenido" es la palabra eterna del Salvador a todos los
pecadores.
TRES: El arrepentimiento y la fe no son vicarios sino los hechos libres de los hombres.
Los hombres con su propia mente, corazón, y voluntad tienen que renunciar al pecado y
recibir a Cristo. Dios no se arrepiente y cree por nosotros___ nosotros tenemos que
arrepentirnos y creer. El tornarse del pecado y alcanzar en fe a Cristo son los hechos del
hombre, y cada cual que responde al llamamiento del evangelio lo hace porque desea
honestamente hacerlo. Él quiere ser perdonado, y solo puede ser perdonado
arrepintiéndose y creyendo. Nadie, incluyendo a Dios, se puede apartar del pecado por
nosotros, nosotros tenemos que hacerlo. Nadie puede fiarse de Cristo en nuestro lugar,
nosotros tenemos que personalmente, sabiéndolo, y voluntariamente confiar en Él para
ser salvos.
Ahora, alguien podrá estar pensando, "¿Pero no es eso lo que el Arminiano enseña?"
Amigo mío, eso es lo que la Biblia enseña - y lo enseña claramente y dogmáticamente.
"¿Pero no niegan los Calvinistas todos estos tres puntos?" Yo no estoy hablando acerca
de, o tratando de defender a, los "Calvinistas", ya que ellos vienen en un centenar de
variedades. Si usted conoce a alguien que niegue las verdades anteriores, entonces esta
persona, no importando lo que se llame a sí mismo, está negando el mensaje claro de la
Biblia. Yo solo puedo hablar por mí mismo, y yo no voy a negar lo que la Palabra de
Dios tan simplemente enseña. "¿Pero no has establecido la doctrina del libre albedrío y
deshecho la de elección si has consentido que el hombre si tiene que arrepentirse y
creer, y que es su propio acto? No, no hemos ni probado el libre albedrío ni desechado
la elección, ya que es imposible el hacer lo uno o lo otro. Hemos meramente declarado
exactamente lo que la Biblia dice que un hombre tiene que hacer para ser salvo. Vamos
ahora ver a lo que la Escritura dice que el pecador es capaz de hacer y lo que no es
capaz de hacer.
CUATRO: La misma Biblia que declara que el hombre tiene que arrepentirse y creer
para ser salvo, también declara enfáticamente que el hombre, por causa de su naturaleza
pecaminosa, totalmente incapaz de arrepentirse y creer. Todas las tres facultades de la
mente, el corazón, y el albedrío del hombre, los cuales tienen que ser receptivos a la
verdad del evangelio, no tienen ni la habilidad para recibir tal verdad, ni aún el deseo de
tener tal habilidad. En realidad, exactamente lo contrario es verdad. El ser total del
hombre no está solo totalmente incapaz de aún venir, o querer venir, a Cristo, sino que
cada parte de su naturaleza está activamente opuesta a Cristo y a la verdad. El Rechazar
a Jesucristo como Señor y Salvador no es una "no-acción" pasiva, sino una elección
deliberada de la voluntad. Es deliberadamente escoger decir "No" a Cristo y "Sí" a uno
mismo y al pecado. Nadie es neutral con respecto a Dios y a Su autoridad. La
incredulidad es un acto tan deliberado del pensamiento, y corazón, y albedrío como lo
es la fe. Esto es lo que Jesús quiso decir en Juan 5:40 cuando dijo, "Y no queréis (hacer
deliberadamente una elección) venir a mí". Sí, la incredulidad es un acto del albedrío.
De hecho, la incredulidad es una fe activa, pero desgraciadamente es una fe en mí
mismo.
En creer y predicar los puntos UNO, DOS, y TRES, sin también predicar
número CUATRO, es mal representar grotescamente el evangelio de la gracia de Dios.
Es dar un cuadro totalmente falso del pecador y su verdadera falta. Solo demuestra la
mitad del pecado del hombre. Le falta el punto más crucial en la necesidad del hombre
perdido, a saber, su falta de poder o inhabilidad para vencer su naturaleza pecadora y
sus efectos. El "evangelio" que es trazado de este punto de vista es solo un evangelio a
medias. Es en este punto que el evangelismo moderno falla tan miserablemente. Esto
confunde la responsabilidad del hombre con su habilidad, y asume falsamente que un
pecador tiene la habilidad moral para cumplir todo lo que Dios ha mandado. Los textos
de "no puede" de las Escrituras o son totalmente ignorados o torcidos impíamente por la
perversión del evangelio verdadero de la gracia salvadora de Dios.
Por favor note unos cuantos textos de Escritura que dogmáticamente declaran algunas
cosas que un hombre perdido "no puede" hacer:
El hombre no puede ver - hasta que él primero nazca otra vez. Juan 3:3.
El hombre no puede entender - hasta que a él primero le sea dada una nueva
naturaleza. 1 Corintios 2:14.
El hombre no puede venir - hasta que él primero sea llamado eficazmente por el
Espíritu Santo. Juan 6:44,45.
No tenemos espacio para entrar a todos los "no puedes", sino que estos tres son
suficientes para mostrar que un pecador absolutamente "no puede" (note que no es "no
quiere") venir a Cristo hasta que Dios haga algo primero en la naturaleza de ese
pecador. Este "algo" es lo que la Biblia llama regeneración, o el nuevo nacimiento, y es
la obra exclusiva de Dios el Espíritu Santo. El hombre no tiene ninguna
parte cualesquiera en la regeneración.
CINCO: El nuevo nacimiento, o regeneración, es Dios dándonos la vida espiritual que
nos capacita para hacer lo que tenemos que hacer (arrepentir y creer), pero que NO
PODEMOS por causa de nuestra esclavitud al pecado. Cuando la Biblia dice que el
hombre está muerto en el pecado, esto quiere decir que la mente, el corazón, y la
voluntad están todos espiritualmente muerto en el pecado. Cuando la Biblia habla de
nosotros estando en "esclavitud al pecado", esto quiere decir que todo nuestro ser,
incluyendo nuestro albedrío, está bajo la esclavitud y poder del pecado. Nosotros en
verdad necesitamos a Cristo que muera y pague la multa de nuestros pecados, pero
también desesperadamente necesitamos al Espíritu Santo que nos dé una naturaleza
nueva en la regeneración. El Hijo de Dios nos libra legalmente de la pena del pecado,
pero solo el Espíritu Santo puede librarnos del poder y la muerte de la depravación
nuestra en el pecado. Necesitamos el perdón para ser salvos, y Cristo provee un perdón
completo y justificación para nosotros en Su muerte. Sin embargo, también necesitamos
la habilidad y vida espiritual, y al Espíritu Santo lo proveerá para nosotros en la
regeneración. Es la obra del Espíritu Santo de la regeneración que nos capacita para
recibir para salvación la obra expiatoria de Cristo en una fe verdadera.
Dios es un Dios Trino, y ninguno puede entender Su "salvación tan grande" hasta que
vean cada Persona bendita de la Deidad tomando Su parte necesaria y distinta en Su
salvación. Nadie puede declarar el "evangelio glorioso de gracia" y dejar afuera el amor
de la elección del Padre soberano y el poder regenerador del Espíritu Santo como partes
esenciales en la obra de Dios en salvar pecadores. Para hablar de "la parte de Dios" en la
salvación sola como en "proveer" el perdón, y la parte del hombre como "siendo
dispuesto" para aceptarla es ignorar ambas, la obra del Padre en elección y la obra del
Espíritu de regeneración. Esto no solo hace al hombre un "compañero" completo con
Dios en la obra de salvación, esto da crédito al hombre en jugar el papel decisivo en el
trato. Qué horrendo, y ridículo, de dar a Cristo la gloria por Su obra en la Cruz, y luego
dar a los pecadores el crédito por la obra del Padre en la eternidad (elección) y la obra
del Espíritu en nuestros corazones (regeneración). Esto es una gran deshonra al Espíritu
Soberano en decir, "El Espíritu Santo ejecutará Su obra milagrosa en viviéndote para
vida tan pronto que le des tu permiso". Es como uno parado en un cementerio
diciéndoles a los muertos sepultados, "Yo les doy vida y los levanto de las sepultaras si
ustedes solo toman el primer paso de fe y me piden que lo haga". ¡Qué negación de la
inhabilidad espiritual total del pecador! ¡Maravilloso!
El error radical del evangelio del Arminianismo del libre albedrío es en su falta de ver
que la parte del hombre, el arrepentimiento y la fe, son los frutos y efectos de la obra de
Dios y no los ingredientes esenciales suplidos por el pecador como "la parte del hombre
en el trato". Cada uno que se vuelve a Cristo lo hace voluntariamente, pero esa buena
voluntad es resultado directo de la elección del Padre y el llamamiento eficaz del
Espíritu Santo. Al decir, "Si tú crees, Dios responderá a tu fe con el Nuevo
Nacimiento", es mal-entender la falta verdadera del hombre y mal-representar la obra
esencial de Dios.
SEÍS: Claramente las Escrituras muestran que el arrepentimiento y la fe son
las pruebas y no la causa de la regeneración. Suponeos que un hombre ya muerto por
veinte años te saludara en la calle. ¿Concluirías que el hombre se había cansado de estar
muerto y "decidió" de pedir a un gran doctor que hiciera un milagro y le diera vida?
Estoy seguro que en lugar de ello exclamarías en asombro, "Hombre, ¿qué te ha
pasado? ¿Quién te trajo de vuelta a la vida?" Tú le veías que estaba vivo porque andaba
y respiraba, pero sabías que esto era pruebas de un milagro de haber sido ejecutado en él
de afuera y no los resultados del poder propio de su albedrío. Así como cuando un
hombre muerto espiritualmente empieza a hacer obras espirituales, tal como
arrepentimiento y fe - estos "frutos" espirituales muestran que el milagro del nuevo
nacimiento ha tomado lugar en él.
Permíteme ilustrar esto con un ejemplo Bíblico: Hechos 16:14 es una prueba clara de lo
anterior. En paso, según lo que yo sé, este es el único lugar en el Nuevo Testamento que
se usa la frase "abrir el corazón", y la Biblia le da todo el crédito al poder de Dios por
este "abrimiento" y no al albedrío del hombre. El evangelismo moderno hace
exactamente lo contrario y da crédito al poder del "albedrío libre" del hombre en el
"abrir el corazón". Acuérdense que no estamos discutiendo que si el hombre tiene que
estar dispuesto para abrir su corazón. Ya hemos resuelto esto bajo los puntos UNO,
DOS, y TRES. Estamos ahora buscando la fuente del poder que capacita al hombre para
ejecutar ese hecho espiritual. El Arminianismo insiste que el libre albedrío del hombre
tiene que suplir la buena disposición o poder, y la Biblia dice que el Espíritu Santo de
Dios provee ese poder o habilidad en el nuevo nacimiento. Vamos a examinar el un
texto en la Escritura que usa la frase "corazón abierto" y vemos si está de acuerdo con
nuestros puntos previos:
"Entonces una mujer llamada Lidia, que vendía púrpura en la ciudad de Tiatíra,
temerosa de Dios, estaba oyendo; el corazón de la cual abrió el Señor para que
estuviese atenta á lo que Pablo decía" (Hechos 16:14). Primero de todo notamos que
Lidia en verdad estaba "atenta" o escuchó las palabras de Pablo. Ella oyó alegremente y
creó de buena voluntad su mensaje. Como ya hemos mostrado, ella tuvo que hacer esto
para beneficiar del evangelio y ser salva. Lidia "atendiendo" o oyendo y creyendo,
ilustra los puntos UNO, DOS, y TRES anteriores, y refuta el Híper-Calvinismo, (el cual
dice que los elegidos serán salvos sin respecto si oyen el evangelio y crean, o no).
Lidia sí escogió creer, y ella misma lo hizo solo porque quiso hacerlo con todo el
corazón. Ella no lo hizo "por la fuerza" ni Dios oyó y creó por ella. Era su propia
respuesta y era una respuesta muy voluntaria. Enseguida, notemos exactamente lo que
Dios hizo. Vemos aquí demostrado lo que Dios tiene que hacer antes que Lidia pueda
ser salva. (1) Él ha proveído una salvación de "por gracia mediante la fe" que puede ser
predicada. Obviamente, "lo que Pablo decía"eran los hechos del evangelio tocante a la
muerte, la sepultura, y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y seguramente este
Cordero es la provisión gratuita de Dios. (2) Dios también trajo el mensaje de Su
provisión a Lidia. Él envió a un predicador que le dijera acerca de este gran plan de
salvación. Dios se ocupo de toda la tarea de proveer tal evangelio - Él dio a Su Hijo
unigénito a la muerte. Él se ocupó a grandes fines en proveer un tal predicador como
Pablo - lee acerca de esto en el testimonio de Pablo en Hechos 22. Es en este punto que
el Arminianismo se aparta de la Biblia y procede a aplicar la lógica humana a las
verdades anteriores. Trágicamente ellos fallan ver el resto del texto Bíblico y ver que
Dios tiene que hacer otra cosa más. (3)Dios tiene que abrir el corazón de Lidia (o darle
vida espiritual) de modo que sea hábil para creer. Su pensamiento natural está ciego, su
corazón natural es adverso a Dios, y su albedrío está en esclavitud al pecado y la muerte
espiritual. El dar esta vida y el poder es solamente la obra de Dios. Note que la Biblia
explícitamente le da solamente a Dios el crédito de que el corazón de Lidia haya sido
abierto. Es imposible no ver esto en este texto a menos que usted simplemente rehúse
aceptar lo que Dios claramente dice. Mire a las palabras cuidadosamente....."el corazón
de la cual ABRIÓ EL SEÑOR....” También note como el Espíritu Santo claramente nos
enseña la relación entre la causa y el efecto en la conversión de Lidia. Dios fue Quien
abrió el corazón de Lidia, eso es la causa, y Él lo hizo para que pudiera atender a las
verdades que Pablo predicaba, eso es el efecto. Ahora, ¡eso es lo que la Palabra de Dios
dice! No te dispares sobre una "teología muerte", ni comiences a tirar el nombre de
Calvino por todos rumbos en escarnio, solo lee las palabras tú mismo en la Biblia. Si tú
tratas de negar que la única razón por la que Lidia entendió y creyó al evangelio fue
porque Dios deliberadamente abrió su corazón y la capacitó para que creyera,estás
peleando con la Palabra de Dios. Si tú tratas de meter el "libre albedrío" del hombre
como siendo él un factor determinante en este texto, estás corrompiendo la Palabra de
Dios. La gracia de Dios no solo provee la salvación, sino también Su poder nos da la
habilidad para ambos desear y recibirla. Él es que "obra así el querer como el
hacer" (Filipenses 2:13). Él obrando en nosotros"el querer" es el nuevo nacimiento, y
otra vez digo, esta obra de la regeneración (nuevo nacimiento) es totalmente la obra del
Espíritu Santo. El momento que perdimos la vista de esta distinción entre siendo "salvo
por fe" (el hecho del hombre) y siendo "nacido del Espíritu Santo" (el hecho de Dios),
estamos caminando a la confusión y desorden. Vamos a estar convencidos de que el
hombre es capaz de hacer lo que la Biblia enfáticamente declara que él es incapaz de
hacer.
La necesidad de la obra del Espíritu Santo siendo así negada teológicamente, no será
poco antes que sea ignorada en lapráctica actual. Esta es la condición del evangelismo
del día moderno. Ya que los evangelistas están convencidos que el nuevo nacimiento
está dentro del poder y habilidad del albedrío del hombre, la "teología del yo" de ellos
hecha de hombre ha venido a ser más importante que la teología de la Biblia, y
laorganización y publicidad son esenciales absolutos al suceso mientras la obra
necesaria del Espíritu Santo es todo casi olvidada. Es cierto que servicio de boca es
dado a la necesidad de "Orar por la guía del Espíritu Santo", y tarjetas pidiendo a la
gente que "prometan de orar cada día" son siempre enviadas meses adelantados de la
gran campaña. Con todo, alguna gente no está segura si la promesa para orar o la otra
promesa (de dar dinero) la cual es siempre incluida ("solo tus ofrendas pueden hacer
posible esta gran campaña") es lo más importante para el suceso de la campaña. Pero
eso es otro tema para otro día.......
¡Amén!

¿QUE ES LA
GRACIA?
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El Libre Albedrío:
¿Existe?
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¿Tienen las Personas Libre Albedrío Para Venir a Cristo?
-por Jorge Luis Trujillo

“el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les
resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de
Dios”
2 Corintios 4:4
Una persona va al supermercado y escoge comprar carne de cerdo, otra se decide por
carne de res mientras que otro prefiere pollo. Ciertamente podríamos decir que cada
persona tiene capacidad de decisión para escoger libremente lo que desea en la vida.
Alguien puede escoger, desde el estilo de ropa que usa hasta el color de su carro, o el
de su casa. Pero también podemos decir que aunque los individuos ejercen sus
propias decisiones, como decimos -“libremente”, de cierto modo también las personas
ya vienen “pre-programadas” para tomar cierto tipo de decisiones. Existen ciertos
factores que hacen que cada persona prefiera o escoja ciertas cosas y no otras. La
herencia de sus padres o antepasados. Los genes que producen la personalidad y el
carácter, además los valores inculcados desde su niñez y hasta el ambiente en el cual
fue criado ejercen influencia en las decisiones de cada uno.
Pero a pesar de eso, podemos decir como ‘conclusión general’ y sin profundizar
mucho en un estudio sobre la personalidad y el medio ambiente, la presion social o
estado economico, que la mayoría de las decisiones que cada persona hace son
“libres” y sin presión externa alguna. Todo proviene del interior de la persona quien
es la que dirige su vida y toma estas decisiones según prefiere. Y aunque podríamos
decir que esta “programación” que se encuentra grabada en cada persona puede ser
‘cambiada’ verdaderamente nunca podrá ser totalmente eliminada. Los genes y las
características heredades que cada persona trae al momento de nacer así como la
formación de cada individuo le acompañaran hasta el día de su muerte. Aunque
algunas decisiones pueden ser forzadas en las personas, tan pronto estas pueden
escoger por sí mismas escogerán aquello que prefieren. Esto me recuerda el caso del
ex-presidente de Estados Unidos, George H. Bush. Le estacionaron un camión de
cargas lleno de brócolis frente a la Casa Blanca. Sucede que al presidente no le
gustaba comer brécol y le hicieron una broma trayéndole un camión lleno. Pero el
presidente dijo “cuando era niño me obligaban a comerlo, pero ahora yo soy el
presidente, no como brócoli”.
Pero en este estudio no vamos a hablar sobre la personalidad ni tampoco hablaremos
sobre si la persona prefiere tomar café o chocolate, si prefiere comer papas fritas o
hervidas. Aquí trataremos de un tema más profundo e importante en la vida del
hombre. Veremos si el hombre puede o no puede escoger a Dios y creer el mensaje
del evangelio libremente. Para saber esto debemos de ir al libro de texto, la Biblia.
Allí veremos qué es lo que Dios mismo dice con respecto a este tema. Por supuesto,
es lógico y natural pensar que el ambiente donde la persona ha sido criada o donde se
ha desarrollado tiene alguna influencia sobre sus decisiones en cuanto a la fe, la
religión y en cuanto a Dios. Pero vemos que aunque el ambiente en que la persona se
desarrolla puede en ciertas ocasiones ayudar en su formación sobre Dios y la fe,
también vemos que muchas veces esa formación ‘religiosa’ es en sí misma un
obstáculo para acercarse a Dios como Él mismo demanda y requiere.
Libre Albedrío
Muchos cristianos (y no cristianos) han llegado a la conclusión de que las personas
tienen la capacidad de recibir o rechazar el evangelio basado en el “libre albedrío”.
Pero aunque esto parezca una solución razonable y aceptable y hasta tenga apariencia
de ser bíblica, lo cierto es que un estudio cuidadoso de la Escritura no nos enseña que
tal interpretación sea correcta. Existen al menos dos razones por las cuales las
personas (cristianas) defienden y creen en el libre albedrío de los seres humanos en
cuanto a su relación con la fe y el evangelio. Primordialmente es una herramienta que
se utiliza para defender a Dios de la apariencia de ser “injusto” y en segundo lugar
porque no se comprende claramente lo que la Biblia enseña sobre el tema; y esto lo
digo humildemente y no para ofender a nadie. En este estudio, primero trataremos
con lo que dice la Biblia y luego al final trataremos con la tal apariencia de injusticia
en Dios.
Llamados a la fe y arrepentimiento
Los que creen en tal libre albedrío basan su interpretación en que Dios hace llamados
al hombre a arrepentirse y acercarse a el; Invitaciones a buscarle de todo corazón.
Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo encontramos que Dios ordena al
pueblo que “escoja la vida para que viva” (Deuteronomio 30:19), les dice “escoged
hoy vosotros a quien servir” (Josué 24), el repetido llamado de Dios a su
pueblo “vuélvete a mí”(Isaías 44:22; Jeremías 3:1, 4:1) les dice “arrepentíos y
convertíos” (Hechos 3:19), y el mandamiento mayor presentado en el Nuevo
Testamento es aquel que ordena al hombre que “crea al mensaje del evangelio”(Juan
3:14-15).
Aunque todas estas demandas de Dios son claras en la Escritura, también es muy claro
que el “hombre natural” nunca obedece fielmente a este llamado de Dios. Esa es en
resumidas cuentas la historia del pueblo de Israel. Un pueblo que NUNCA respondió
positivamente y enteramente de todo corazón al llamado de Dios. De hecho el tema
principal del Antiguo Testamento en el pueblo de Israel es demostrarnos el trato de
Dios con un pueblo que no respondía fielmente a su llamado. Un pueblo que según
Dios mismo lo describe fue “incircunciso de corazón”, un pueblo que desde los
tiempos antiguos y aun en los días de Jesús era lo mismo -- llegó a buscar a Dios “de
labios” pero su corazón“estaba lejos de Dios” (Isaías 29:13; Mateo 15:8; Marcos
7:6) y en Juan 5:40 Cristo declara que el hombre con toda su religión apariencia de
piedad, “no quiere” venir a la vida que aparenta estar buscando cuando dijo “y no
queréis venir a mí para que tengáis vida”.
Es ciertamente un ‘colosal fracaso en el estudio teológico’ querer “probar” que el
hombre tiene libre albedrío para escoger a Dios basados en los llamados que Dios hae
al pueblo de Israel (y a toda la humanidad) para que le responda cuando la razón por
la que esos llamados están ahí es precisamente para demostrar todo lo opuesto, que la
voluntad del hombre “no es libre.” La Biblia nos muestra muy claramente que esos
llamados en el AT no fueron exitosos sino que fallaron y finalmente terminaron con la
nación de Israel siendo castigada y condenada por Dios mismo debido a sus
constantes pecados, infidelidades y alejamientos. La creencia del “libre albedrío”
propone que el hombre tiene un albedrío (voluntad) que es “libre” y tal cosa es
ciertamente una absoluta contradicción a la declaración de la Escritura y lo que Dios
nos quiere enseñar por medio de la historia del pueblo de Israel. El fracaso en
entender esta realidad ha llevado a la ‘errónea conclusión’ de que el hombre posee tal
libertad en su voluntad. Sin embargo, todo lo contrario es cierto. La Palabra de Dios
afirma que la voluntad del hombre está corrompida. El hombre no busca a Dios ni le
sirve como El lo demanda. Eso es lo que nos demuestran las Escrituras. Cuando
lleguemos a entender esta ‘clave’ tan importante, entonces tendremos una mejor
comprensión de la realidad tan horrible y desesperante que embarga al hombre.
Nicodemo
Pienso que los estudiosos que no llegan a percibir y aceptar esta realidad, no han
llegado a entender cuál es la verdadera condición del hombre según la Biblia; cuál es
la verdadera “doctrina del hombre” según Dios lo describe, ni tampoco cual es el
verdadero efecto del pecado. Además demuestran que tampoco han comprendido
cuan necesaria es la intervención y la gracia divina para lograr la salvación del ser
humano. Fue esto precisamente lo que Jesús quiso decir a Nicodemo cuando vino de
noche a conversar con él. El Señor le dijo que “el que no nace de nuevo no pude ver
el reino de Dios”. Estas palabras fueron demasiado complicadas para Nicodemo quien
respondió, “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por
segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” Pero Jesús le sigue diciendo“Lo que
es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te
maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de Nuevo”. Note la fuerza de las
palabras de Cristo cuando dice “es necesario”, sin embargo la situación en la mente
de Nicodemo en vez de mejorar, lo que hizo fue empeorar, por lo que le
responde “¿Cómo puede hacerse esto?”. A la verdad que Nicodemo había quedado
totalmente fuera de comprensión al oír las palabras del Maestro sin embargo Cristo le
contesta finalmente con una pregunta “¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes
esto?”. Jesús está indicando que esto es algo que Nicodemo debía saber, sin embargo
no era así. Nicodemo, aunque era “maestro de Israel” no solamente no entendía que el
hombre necesitaba nacer de Nuevo sino que tampoco sabía como tal cosa ocurría.
Hoy día contamos con muchos “maestros” que tampoco han entendido esta
realidad. Sí, ellos hablan del “nuevo nacimiento” de Juan 3 pero todavía no
comprenden el porqué de la necesidadde tal “nuevo nacimiento”. Ellos siguen
leyendo las páginas de la Biblia sin entender el verdadero mensaje que Dios quiere
que sepamos: “¿Por qué os es necesario nacer de nuevo?”.
Por cierto los textos que preceden y siguen a la conversación de Cristo con
Nicodemo (el contexto) aclaran el porqué de la necesidad que tiene el hombre de ser
regenerado o nacido de nuevo. Según leemos en Juan 1:12-13
"A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni
de varón, sino de dios".
Significan estos versos que el hombre posee capacidad o “libre albedrío” para aceptar
o ¿rechazar a Cristo de su propia iniciativa? ¡De ninguna manera! Todo lo opuesto es
cierto. Estos versos a la vez que resaltan la obra que tiene que hacer Dios en el
hombre para que sea salvo y venga a Cristo, nos deja ver claramente que el hombre
está en una condición desesperante, que no busca a Dios aunque lo tenga ante sus
narices.
Juan 1:9
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En
el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
Cristo vino a morar entre los hombres, era Dios mismo en Persona en el mundo (lo
suyo) y no hubo manera de que Dios mismo CON SU LUZ, esa luz que "alumbra a
todo hombre" (Jn. 1:9) pudiera convencer a los hombres de su pecado para que le
recibieran; al contrario, le rechazaron. La condición del hombre era tal que prefería las
tinieblas antes que la luz. POR LO TANTO ese verso (Juan 1:12-13) está ahí para
declarar lo que Dios tiene que hacer para conseguir que el hombre se vuelva hacia
Él;"pero el mundo no le conoció" ¿Cual fue el mundo que no le conoció, algunos
hombres o todos los hombres? Obviamente, todos le rechazaron. Ahora ante este
rechazo de todos los hombres, queda que Dios haga su obra si es que alguien se ha de
salvar. Por eso Juan menciona a otro grupo, sacado del mundo y dice de ellos: “mas
los que le recibieron, LOS QUE CREEN EN SU NOMBRE” lo hicieron porque
ocurrió algo en ellos que no ocurri ó en el resto de los hombres. A diferencia del resto
de la humanidad que no creyeron (no lo recibieron), estos otros SÍ creyeron (le
recibieron). Juan explica que lo hicieron porque Dios mismo hizo algo de su propia
voluntad. Él los engendró espiritualmente, los regeneró, ¡les dio vida espiritual! Y
POR ESO es que le recibieron. Más adelante en Juan 3 leemos:
Juan 3
19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más
las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace
lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
La razón por la que los hombres no recibieron la luz (Cristo) que vino al mundo, es
dice la Biblia porque “los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas”.Interesantemente e increíblemente los hombres fueron
presentados con la luz y ellos amaron más y prefirieron más las tinieblas que la luz.
Esta es la condición natural de todos los hombres. Porque los hombres viven en una
carne cuyos “designios son enemistad contra Dios, y ni se sujetan (no quieren) ni
pueden sujetarse a la ley de Dios”. (Romanos 8:6-8)
Los hombres no le recibieron (ni le reciben) porque no tenían (ni tienen) vida
Espiritual que es la única manera de poder acercarse a Dios. No le recibieron porque
estaban (están) muertos espiritualmente y porque necesitan vida espiritual para que
sus ojos espirituales sean abiertos y para poder amar la luz y salir de las tinieblas
Como maestro de Israel, se suponía que Nicodemo supiera la verdadera condición del
hombre, pero no era así, tristemente no lo sabía y según nos deja saber la lectura, el
mismo estaba enterrado en aquella situación y desprovisto de aquella vida espiritual
que produce el nuevo nacimiento. Tan lejos estaba Nicodemo de comprender ésta
verdad que se nos indica que cuando Cristo le dijo esto “se sorprendió” de eso. Pero
la situación sigue siendo igual. Algunos en nuestro tiempo aunque hablan y hasta
predican sobre el nuevo nacimiento, se han de “maravillar” como Nicodemo si le
decimos que “es necesario” nacer de nuevo para poder creer al evangelio, comprender
el mensaje del reino y poder seguir a Dios fielmente. Ellos suponen que el hombre
‘puede’ venir a Cristo ‘libremente’ si así lo desea, sea cuando sea que lo quiera, según
su “libre albedrío” y provocar de esa manera, su propio nuevo nacimiento. Algunos
con un poco más de conocimiento bíblico y no queriendo contradecir la palabra que
dice “sin mi nada podréis hacer” y otra “ninguno puede venir a mí si el Padre no le
trae” (Juan 6:44), proponen que el hombre necesita “la ayuda” del Espíritu Santo para
venir a Cristo. Algunos han llegado a proponer que aunque el hombre en su estado
natural no tiene libertad de voluntad, dicen que Dios crea “libre albedrío” en ellos
cuando se les predica el evangelio (cuando se les presenta la luz) para que puedan en
ese momento “decidir libremente” si escogen (creen) el mensaje o si lo rechazan (no
lo creen). Eso es lo que llaman "gracia previniente". Esta teoria, por supuesto, no
tiene sustento alguno en la Biblia y como veremos en la próxima sección sobre 'el
mensaje de la cruz', TODOS los hombres rechazan la luz del evangelio cuando este
predicado.
Pero siguen suponiendo que es por su “libre albedrío” y sin necesidad de nacer de
nuevo que el individuo viene a la fe y luego de haber entendido el mensaje, haberlo
creído y aceptado, entonces es nacido de nuevo. No obstante, Pablo nos dice que el
hombre se encuentra “muerto en delitos y pecados”, “sin Dios y sin esperanza en el
mundo” y Pedro dice “separado de la vida de Dios”, más estando en ese estado “nos
dio vida... por gracia sois salvos” (Efesios 2). Vemos que la gracia incluye dar vida
cuando el hombre es totalmente incapaz. Pero por supuesto, si la “ayuda del Espíritu
Santo” que se propone no significa “regenerar el alma”, “dar vida espiritual” y
“provocar un nuevo sentir en el espíritu del hombre”, tal teoría queda sin fundamento
bíblico alguno porque el nuevo nacimiento es una “necesidad” para poder “ver” y
“entrar” al reino de Dios – por la fe en Cristo. Las razones para hacer esta declaración
la veremos a continuación.
El Mensaje de la Cruz
Lo llamativo de este asunto es que la Biblia nos presenta solamente dos tipos de
personas: “el hombre natural” y “el hombre espiritual” (1 Corintios 2:14). Del
“natural” se nos dice que “no comprende las cosas espirituales porque le son
locura”, pero del espiritual se nos confirma “discierne (comprende) las cosas de
Dios”. Dios nos dice en su palabra que “el evangelio es poder de Dios para
salvación”(Romanos 1:16). Algunos suponen que si las personas solamente escuchan
el evangelio, pueden ‘decidir’, según su “libre albedrío” creer al mensaje de invitación
(o demanda) de Dios a al arrepentimiento y la fe, y así pueden ser salvos. Eso es al
parecer es una conclusión lógica, sin embargo no es así como parece. La predicación
del Evangelio aunque ciertamente es“poder de Dios para salvación” y es el principal
medio que Dios mismo ha establecido para salvar los perdidos, no puede ser aceptada
por el “hombre natural”. Ahora, nos preguntamos, ¿cómo es posible que Dios haya
establecido un medio de salvación el cual es “inaceptable” o “incomprensible” para el
hombre? Cualquier persona que haya pensado y meditado esto un poco se dará cuenta
que “no hay consistencia” en ello. Pero ciertamente es así como lo decimos, es cierto
que “no hay consistencia” cuando se trata del hombre natural, aquel hombre que no ha
sido transformado de su estado “natural” a un estado “espiritual”, PERO una vez esto
ha ocurrido la cosa es distinta. Una vez el hombre ha sido transformado (nacido de
nuevo) entonces “sí hay consistencia”, entonces puede responder, entonces puede
creer, entonces se puede arrepentir.
Pablo nos dice “la palabra de la cruz es locura a los que se pierden” (1 Corintios
1:18.) Ciertamente los que no aceptan el mensaje de la cruz (el evangelio) y lo
rechazan es porque para ellos es una locura (lit. “Una tontería”), ellos están 100%
convencidos que el mensaje “no tiene sentido”, y que “es cosa de locos”. Pero para
los que se salvan es “poder de Dios”. Y a eso nos preguntamos, ¿Por qué el mismo
evangelio que es locura para uno es poder para otro? Y una vez más, la respuesta
bíblica es simple, porque el mensaje es locura para todos los hombres en su estado
natural, PERO cuando Dios transforma el corazón, entonces aquello que antes era
“locura” se convierte en “poder de Dios”, aquello que antes no se comprendía, ahora
se comprende porque el hombre que estaba en un estado “natural” ha pasado a un
estado “espiritual” y por eso ya no rechaza el evangelio ni las cosas espirituales (1
Corintios 2:14-15).
Pablo dice que “a Dios le ha placido salvar a los hombres por la locura de la
predicación”. Esto es lo que conocemos teológicamente como “Llamamiento
Eficaz”. Dios tiene que transformar el corazón del hombre para que comprenda y
acepte el llamado que se le hace al arrepentimiento. Esto significa que no son todos
los ‘transformados’ sino sólo aquellos quienes Dios en su soberanía transforma. Y
esta clara doctrina bíblica nos confirma tanto las tan rechazadas doctrinas de la
elección y la predestinación divina. Es Dios quién en su voluntad secreta“tiene
misericordia del que tiene misericordia” pues “no depende del que quiere ni del que
corre, sino de Dios que tiene misericordia” (Romanos 9:15-16).
Esta verdad acerca de la naturaleza del “hombre natural” quien piensa que las cosas de
Dios (la Palabra del Evangelio) es locura fue probada cuando Pablo le predicó el
evangelio a Festo, y su respuesta a gritos fue “Pablo te estás volviendo loco...” Y el
rey Agripa que estaba presente le dice “¿con tan poco me quieres convencer a ser
Cristiano?” (Hechos 26). Festo pensó que las Palabras de Pablo eran locura y Agripa
pensó que era “muy poco”, o “muy poco tiempo”. ¿Por qué? "Porque tanto Festo
como Agripa eran hombres naturales". Mas Pablo confirmó que la "Palabra de la
Cruz' (El Evangelio) es "locura" (tontería), inaceptable a los que se pierden (1
Corintios. 1:18).
Los Llamados
La manera en que la Biblia describe a los salvados es utilizando un adjetivo
especial, “los llamados”. En las cartas Paulinas esta descripción va solamente
dirigida a identificar “los escogidos”, “los fieles”, “los salvados”. Veamos con detalle
lo que Pablo dice:
1 Corintios 1
23
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente
tropezadero, y para los gentiles locura;
Como vemos, la Biblia nos dice que la predicación de “Cristo crucificado” para los
“gentiles es locura” y “para los judíos es tropezadero”. Esto nos manifiesta que el
evangelio no es tan “aceptable” ni tan comprensible a la mente humana como algunos
pretenden; aun durante cuando se predica el evangelio, TODOS lo rechazan. Por
cierto, esto también nos demuestra que los inventos y “metodologías humanas” con tal
de promover el “igle-crecimiento” moderno no tienen en mente la ni realidad del
mensaje de la cruz, ni la verdadera condición del pecador. Quizá se pueda llenar una
o muchas iglesias cambiando los coritos, adornando el altar, trayendo bailarines o
equipos de música, pero no se puede asegurar que en realidad toda esa muchedumbre
haya aceptado el mensaje de la cruz, clara y bíblicamente expuesto. El mensaje de
Cristo es “locura” y hasta ofensivo al hombre natural. Pablo también dice que para los
judíos es “tropezadero”. El hombre “judío” no puede aceptar el mensaje de un Cristo
(Mesías) muerto crucificado y el hombre “gentil” lo rechaza porque simplemente “no
tiene sentido”. Lo que vemos entonces es que la raza humana cae en “dos categorías”
o gentil o judío y ambos “rechazan la cruz de Cristo y el mensaje de
salvación”. Siendo que esto es así, ¿Cómo puede haber salvación de alguno de estos
dos grupos? Es imposible, no lo puede haber. Sin embargo Pablo continúa diciendo
en verso 24 que sigue:
Mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de
Dios.
Para “los llamados”, ya sean de entre los Judíos o los gentiles, Cristo es poder y
sabiduría de Dios. Pablo también escribe a Timoteo de la siguiente manera:

2 Timoteo 1:8-10 8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro


Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio
según el poder de Dios, 9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no
conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue
dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, 10 pero que ahora ha
sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó
la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio
Nos llamó con “llamamiento santo”. Esto una vez más es referente a los salvados. Y
el escritor de Hebreos dice:
Hebreos 3 1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento
celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo
Jesús; 2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en
toda la casa de Dios
Hebreos 9 15 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que
interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el
primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Judas escribe:
Judas 1 1 Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados,
santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo
Y Juan escribe:
Apocalipsis 17:14 14 Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá,
porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son
llamados y elegidos y fieles.
La pregunta que podemos hacer entonces es ¿no son llamados todos los que oyen el
evangelio? Y la respuesta es sí y no a la misma vez. Sí, todos sin excepción son
llamados al arrepentimiento y la fe en Cristo (judíos y gentiles), pero ese es un
llamamiento el cual aunque es honesto y sincero de parte de Dios, puede ser y es
continuamente rechazado por los hombres. Este llamado general a todos los hombres
es expresado por Cristo cuando dice en Mateo 22:14 “son muchos los llamados
(invitados)...”. Dios llama los hombres a creer el evangelio y ser salvos, pero el
mismo verso nos demuestra el otro lado de la moneda “...pero pocos los
escogidos”. Aunque el Espíritu Santo trata con los que escuchan para que vengan al
Señor arrepentidos y con fe en él para salvación, los hombres en su estado natural
(con un corazón no regenerado o incircunciso) siempre “resisten el Espíritu Santo”
(Génesis 6:3; Hechos 7:51). Así lo declaró muy sabiamente el mártir Esteban
mientras moría apedreado por la turba de ‘religiosos’ que le quitaban la vida:
Hechos 7:51 »¡Duros de cerviz!¡Incircuncisos de corazón y de
oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así
también vosotros.
Siendo que la condición del hombre mientras se encuentra en su estado de
“incircuncisión” es resistir el llamado y el trato del Espíritu Santo en su corazón, si
Dios mismo no “circuncida” su corazón, el hombre NUNCA ha de venir a Cristo,
NUNCA ha de creer, NUNCA ha de ser salvo. Exactamente eso, Ninguno sería
salvo. Dios previendo y conociendo que esta es la verdadera condición del hombre
habló de dar el mismo “un nuevo corazón al hombre” (Ezequiel 11:19), de “escribir
su ley en los corazones de ellos” (Jeremías 31:33) de “circuncidarles el
corazón” (Deuteronomio 30:6), y “poner un nuevo espíritu en ellos” (Ezequiel 36:26)
. Todo eso solamente con el fin de que ellos le buscaran, le sirvieran y le fueran
siempre fieles.
El llamado interno aplicado al corazón y hecho ‘eficaz’ en la vida de los que se salvan
no es hecho a todos sino solamente aquellos los cuales Dios ha determinado que lo
han de recibir. Es Dios quien salva y no otro. Bien dice Lucas cuando escribe:

Hechos 2:47 ...Y el Señor añadía cada día a la iglesialos que habían de ser
salvos.
Hechos 13:48: ...Y creyeron todos los que estaban ordenados para vida
eterna

Por lo tanto, aquellos que son calificados como “llamados” son los que han
sido “llamados con llamamiento santo” por parte de Dios y estos no son otros que
los “escogidos de Dios”. Esto es lo que Pablo nos enseña en Romanos 8 cuando se
refiere al tema:
Romanos 8 28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para
que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo,para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos. 30Y a los que predestinó, a éstos
también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que
justificó, a éstos también glorificó.
Como vemos muy claramente, no son todos llamados sino solamente los que Dios ha
escogido desde antes de la fundación del mundo y predestinado para que sean hechos
conforme la imagen de Cristo. Estos son “llamados” por Dios “conforme a su
propósito”. El orden establecido es el siguiente: (1) predestinados – (2) llamados –
(3) justificados y – (4) glorificados. Como podemos darnos cuenta los llamados no
son todos sino solamente aquellos que fueron predestinados y esos predestinados son
los mismos que fueron escogidos por Dios desde antes de la fundación del mundo
(Efesios 1:4). No todos los hombres fueron escogidos ni todos predestinados y por lo
tanto no todos son llamados y solamente los llamados serán finalmente glorificados.
¿Romanos 10?
Un verso utilizado frecuentemente por aquellos que proponen la teoría del libre
albedrío es el que dice “todo el que invocare el nombre del Señor será salvo”
(Romanos 10:13) y otro “la fe es por el oír y el oír por la palabra de Dios” (Romanos
10:17). Ahora, ¿significa esto que el hombre es verdaderamente capaz de responder a
este llamado de Dios? En verdad que no es cierto. El apóstol Pablo, haciendo eco a
las palabras del profeta Isaías le cita cuando dice “¿Quién ha creído a nuestro
anuncio?” Dando a entender que ninguno o muy pocos lo creyeron. Si tomamos el
pasaje dentro de su contexto veremos qué es lo que realmente se está diciendo:
Romanos 10:12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo
que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13 porque
todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 14 ¿Cómo, pues,
invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien
no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15 ¿Y cómo
predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !!¡Cuán hermosos son los
pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! 16 Mas no
todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a
nuestro anuncio? 17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de
Dios. 18 Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la
voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras.
Pablo primeramente establece que existe un plano de igualdad para la salvación. No
hay favoritos el llamado a la salvación es tanto para el “judío como el griego [gentil]”
(vs. 12) luego afirma lo dicho en el verso 13 “todo el que invocare el nombre del
Señor será salvo”. Enseguida el Apóstol lleva una serie de preguntas retóricas con el
fin de demostrar la necesidad de la predicación de las buenas nuevas (el
evangelio). Pero concluye con una declaración (verso 16) donde dice “Mas no todos
obedecieron al evangelio”. Obviamente la predicación del evangelio no faltó y aun
así “no todos creyeron”. Pablo entonces afirma, “la fe es por el oír (el mensaje)”
diciendo que el escuchar la predicación produce fe. Luego sigue diciendo la segunda
parte “y el oír, por la palabra de Dios”. Medite un poco sobre eso “el oír, por la
palabra de Dios”. Pablo nos está diciendo que lo que produce “oír” es la palabra de
Dios. Sin embargo procede a hacer una pregunta a la cual el mismo le da
contestación “¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos,
Y hasta los fines de la tierra sus palabras”. Pablo afirma que la tierra completa se ha
llenado de la predicación del evangelio. La respuesta es un fuerte “¡Sí, todos han
oído!” Finalmente, Pablo declara la razón por la que los judíos no habían respondido
al mensaje de “buenas nuevas” positivamente: “Pero acerca de Israel dice: Todo el
día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor” (verso 21). Pablo
afirma que la razón por la que le pueblo no respondió al llamado fue por “su
rebeldía”. Esta rebeldía es producto de un corazón duro y sin quebrantar. Producto de
una condición “natural” y de un ser “no nacido de nuevo”.
Lo que vemos en este pasaje tan comúnmente citado para probar el libre albedrío del
hombre lo que nos muestra es lo contrario, que el hombre necesita ser transformado
para poder escuchar el mensaje con oídos y sentidos espirituales. Una vez esto ocurre,
entonces hay salvación. Porque Cristo dijo “os es necesario nacer de nuevo”.
La Esclavitud del Albedrío
Como hemos venido estudiando podemos ver que el hombre no puede venir a Cristo
porque su naturaleza pecaminosa y carnal se lo impide. Pero además de su naturaleza
la Biblia nos dice que el diablo está en control del no convertido le tiene esclavizado
hasta el punto que le ciega para que si hay alguna luz del Evangelio que ha de hacerse
notar en su vida, esta sea totalmente apagada. Juan nos dice “el mundo entero está
bajo el maligno” (1 Juan 5:19). El Apóstol Pablo nos dice:

2 Corintios 4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se
pierden está encubierto; 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el
entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 5 Porque no nos
predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros
como vuestros siervos por amor de Jesús.
Los inconversos no pueden recibir la luz del Evangelio porque el dios de este siglo (el
diablo) les mantiene cegados. Por eso, dijo Cristo que había venido “a dar libertad a
los cautivos”(Lucas 4). Por supuesto, uno que “está cautivo” por definición propia
“no es libre”. Y sobre algo que complica aún más la condición del hombre es que él
‘piensa’ que es libre, cree que no es cautivo y ama su cautiverio sin saber que es un
preso del diablo. Esa es la condición de todos los hombres y era la de todos aquellos
que hoy son salvados. ¿Pero como ocurre esta salvación? Si el dios de este siglo, les
mantiene cautivo y les ha cegado el entendimiento ¿cómo es que pudimos llegar a
entender el evangelio, recibirlo, creerlo y ser salvos? Pablo nos da la respuesta en el
próximo verso:
6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que
resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de
la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Juan dice respecto a esto:

1 Juan 5:20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado
entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero,
en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna
¡Esa es la diferencia! Si Jehová no edifica la casa en vano trabajan los edificadores.
¿Porqué Predicar?
Algunos ya se han preguntado si esto es así y Dios salva a los escogidos, entonces
¿porqué predicamos? Pero la respuesta es bíblica, porque Cristo nos ha enviado a
predicar (Mateo 28:19). Cristo nos ha dado una tarea y es la de tirar la semilla y
regar, tal como dice Pablo “yo sembré, Apolos regó, pero el crecimiento lo da
Dios”. Si Dios no hace germinar la semilla de la palabra en el corazón ninguno
creería y sería salvo. Sabemos que la palabra de Dios “cumple aquello para lo cual
fue enviada y no vuelve a él vacía”; para unos es enviada y transforma el alma por el
poder del Espíritu Santo y cumple la salvación, mientras que para otros que la
rechazan sirve de “condenación” como dijo Jesús a los fariseos “mis que les he
hablado os palabras os juzgarán en el día postrero”. . Pablo en su carta a Timoteo
dice:

2 Timoteo 2:10 Por tanto, todo lo soporto por amor de losescogidos, para
que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria
eterna.
La predicación del Evangelio es el método que Dios ha establecido para salvar a sus
escogidos.
¿Es Dios injusto?
Como mencionamos al comienzo, en la mente de aquellos que promueven el “libre
albedrío” está la creencia de que si en verdad el hombre no tiene libertad para
“escoger” creer o si no depende del hombre la salvación sino que depende de Dios,
entonces Dios es ‘injusto’ y está jugando con las personas. Por lo tanto, para “evitar”
la acusación de ‘injusticia’ contra Dios ya sea de parte de otros o de sus propias
mentes, entonces deben promover algún tipo de filosofía, teoría o “interpretación
bíblica” que presente a Dios lo más justo posible ante los ojos de los hombres. Los
maestros del “libre albedrío” suelen decir “Dios es un caballero, el no fuerza a nadie,
el solo espera que usted abra su corazón para el entrar” y otras cosas como esas que
suenan agradables al oído pero no tienen nada que ver con la realidad bíblica. Hay
padres que suelen referirse a otros que no funcionan como ellos quieren “¡si yo me le
pudiera meter por dentro, lo cambiaría!”. Eso es precisamente lo que Dios tiene que
hacer con el hombre, metérsele por dentro para cambiar sus tendencias pecaminosas,
hacerlo participante de su naturaleza divina (2 Pedro 1:3-4) y ENTONCES el hombre
ha de venir a Cristo y ha de creer lo espiritual.
Como vemos, la Biblia deja muy claro que el hombre no es quien escoge a Dios sino
Dios quien escoge al hombre. La Biblia nos demuestra que el hombre no puede
porque no quiere a Dios. La palabra de la cruz es ‘tontería’. El Diablo tiene control de
la mente del inconverso hasta el punto de cegarle de tal manera que no le alumbre la
luz de Cristo. Si por el hombre fuera, nadie sería salvo. El hombre no regenerado
‘rechaza’ y ‘resiste’ el Espíritu Santo. Eso ocurrió antes de la cruz, desde el principio
después de la caída y sigue ocurriendo después de la cruz. El hombre natural no
comprende las cosas espirituales. Por eso la Biblia nos deja muy claro que es Dios
quien debe tomar la iniciativa y salvar el hombre. El salmista dice “tu pueblo se te
entregará, en el día de tu poder” (Salmos 110).
Pero intencionalmente o no, los proponentes del libre albedrío ponen a Dios en el
asiento de los acusados y le acusan de injusto. Mas Dios en su sabiduría ya ha dado
contestación a las acusaciones de los hombres incrédulos cuando les dice:
Romanos 9:19 Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? Porque ¿quién ha
resistido a su voluntad? 20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que
alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me
has hecho así? 21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para
hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 22 ¿Y
qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con
mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23 y para hacer
notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de
misericordia que él preparó de antemano para gloria, 24 a los cuales también ha
llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los
gentiles?
¡No! Dios no es injusto. Al contrario la Biblia nos demuestra y nos declara que Dios
es siempre justo. Si fuera por la justicia de Dios verdaderamente ninguno seríamos
salvos, sin embargo cuando se trata de salvación lo que está en acción no es la justicia
de Dios sino su misericordia. Gracias debemos dar siempre a Dios que no ha actuado
con nosotros como merecemos ni nos ha pagado justamente conforme a su Justicia
sino que nos ha salvado y salva a los hombres por su gracia, su amor y su misericordia
porque la Biblia dice que “Dios es padre de misericordias”, las cuales son “nuevas
cada mañana”.
Dios Quiere la Salvación de Todos
Finalmente contamos con aquellos que no acaban de comprender o “aceptar” todo lo
expuesto por Dios en la Palabra y siguen insistiendo en que “Dios quiere que todos los
hombres sean salvos” y que él no “quiere la muerte del impío”, etc. Por supuesto que
Dios quiere que todos los hombres sean salvos, eso la Biblia lo dice. Pero ¿significa
eso que los hombres dependen de su “libre albedrío” para ser salvos? De ninguna
manera. Según la Biblia, los hombres no buscan a Dios, “no hay quién busque a Dios
ni uno solo” (Romanos 3:10-11). Vemos como la antigua nación de Israel frustró el
plan de Dios de darle la forma como el alfarero lo hacía (Jeremías 18) y como el Israel
del pueblo de Dios “no dejó” que Cristo la juntara como la gallina ajunta sus
polluelos. ¿Significa eso que Dios vive la vida frustrado porque los hombres no lo
dejan hacer lo que quiere? ¡NO! En ninguna manera. Esos versos no están escritos en
la Biblia para demostrarnos la supuesta “incapacidad” de Dios sino que están ahí para
demostrarnos el verdadero comportamiento del hombre en su estado natural y afirmar
así “la necesidad” de la regeneración.
Deseos y Propósitos
Aun así es el deseo de Dios que el hombre le busque, que viva y que no muera por su
pecado. Ese es Su deseo según lo declarado bíblicamente, pero vemos que hay deseos
de Dios que se nos presentan en la Biblia como eso, “deseo” o “querer” y que pueden
ser y son a menudo aparentemente “frustrados” y causan dolor a Dios como cuando
dijo “se arrepintió Dios de haber hecho al hombre sobre la tierra y le dolió en su
corazón”, “el barro se rompió en sus manos” y el pueblo de Israel no se dejó “juntar
[por Cristo] como la gallina ajunta sus polluelos” (Génesis 6:6 ver también Jeremías
18:4; Mateo 23:37). Mientras tanto por otra parte, hay otros deseos que se nos
presentan como “propósitos” y “planes” irrevocables e inquebrantables que no pueden
ser frustrados por ningún hombre, ni por el mismo diablo y que son llevados a cabo
por Dios tal como él lo ha planeado y propuesto. Es más, aún los deseos de Dios que
son “frustrados” por el hombre son parte importante del plan de Dios para el mundo,
esto incluye la desobediencia, el pecado y la maldad (Proverbios 16:4, Éxodo 9:16;
Romanos 9:17). Claramente dice la Biblia con respecto al rechazo a Cristo por parte
de los Israelitas:

Romanos 11:11 Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen?
En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles,
para provocarles a celos.
Para Dios no hay sorpresas, al contrario la Biblia dice que Dios:
Salmos 135:5-6 Porque yo sé que Jehová es grande, Y el Señor nuestro,
mayor que todos los dioses. 6 Todo lo que Jehová quiere, lo hace, En los
cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos”.
y otra vez repite:
Daniel 4:35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él
hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la
tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?
Entonces, ¿cuál es la contestación a nuestra pregunta tema – existe el libre albedrío?
La Biblia nos demuestra que en cuanto a la salvación es absolutamente claro que “no
existe” el libre albedrío. La voluntad del hombre NO ES libre, al contrario necesita
ser liberada y esa liberación viene solamente por medio de la vida de Cristo en
nosotros. Isaías dijo “Cada cual se apartó por su camino”(Isaías 53). Pero bien dijo
Jesús que vino a “buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
¡AMEN!

Copyright/Derechos ©1999-2005 Jorge L. Trujillo


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Escrito: Marzo 27 de 2005 (Revisado)

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La Teologia Reformada - Estudios de Gracia
Por Michael S. Horton
Dios echa su voto; Satanás echa el suyo, ¿Y usted debe echar la boleta decisiva?
La pregunta clave en la discusión corriente entre Jesús y los Fariseos, Pablo y los
Judaizantes, Agustín y Pelagio, los Dominicanos y los Franciscanos, los
Reformadores y la Iglesia Católica Medieval, y los Calvinistas y el Arminianos es
ésta:¿Quién salva a quién?
En este artículo deseo ofrecer algunas breves respuestas escriturales a las objeciones
comunes referentes a la doctrina de la elección. Si uno no cree en la doctrina de la
elección incondicional, es imposible tener un concepto doctrinal alto sobre la gracia.
Como dijo Lutero a Erasmo, “la ignorancia de esta gran verdad es en un sentido
verdadero una ignorancia del Evangelio Cristiano. Porque cuando las obras el poder
de Dios son desconocidos de esta manera, no puedo adorar, alabar, agradecer, y
servir a Dios, puesto que no sé cuánto debo atribuir a mí y cuánto Dios.” “Esta
distinción es esencial”, él agregó, “si deseamos vivir una vida santa.” Además, “si no
sabemos estas cosas, no sabremos nada sobre las cosas Cristianas y seremos peores
que cualquier pagano.” Tal como Lutero ha señalado en su debate con Erasmo, este
asunto sobre el libre albedrío y la elección es esencial para mantener la doctrina de la
justificación porque elimina cualquier elemento de la decisión o esfuerzo humano
como base para el mérito. Por lo tanto, tomemos un breve recuento de la base bíblica
para esta doctrina importante considerando uno de los principales pasajes: El capítulo
nueve de Romanos.

El Pacto

Corriendo a través del Antiguo Testamento y en los Evangelios es el concepto del


Pacto. Aunque Dios es el Gobernador Soberano de toda la creación y, por lo tanto,
absolutamente capaz de la regir como un simple dictador, él sin embargo
condesciende para entrar en un pacto con las criaturas caídas, atándonos a él, y a sí
mismo a nosotros.
Éste es el fondo de la carta de Pablo al Romanos en general, y el capítulo nueve en
particular. Pablo ha planteado el asunto de la fidelidad. Porque somos,
individualmente y corporativamente, preconocidos, predestinados, llamados,
justificados, y se anticipa la glorificación, nada “podrá separarnos del amor del dios
que es en Cristo Jesús nuestro señor” (Romanos 8:39). Pero eso levanta una pregunta
importante, especialmente para los judíos creyentes que leen esta carta: ¿Si Dios ha
fallado en cumplir su promesa de salvar a Israel, como muchos pensaban que Pablo
estaba dando a entender en su ministerios a los Gentiles, por qué debemos tener
confianza en su determinación para salvarnos a nosotros?
El apóstol entonces lanza en su discusión del “Israel verdadero.” Incluso en el
Antiguo Testamento, no cada descendiente carnal era un hijo de Dios (Is.6:9-13,
etc.). En un tiempo, incluso Esaú era parte del pueblo del pacto con Dios, pues él
creció al lado de su hermano Jacob. De hecho, Esaú, según la descendencia carnal,
era primero en la línea para continuar la herencia de Abrahamica, pero Dios eligió
bendecir Jacob y maldecir Esaú, “pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni
bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no
por las obras sino por el que llama” (v.11). Ésta es la demostración más obvia que el
regalo de la gracia de Dios depende de su propia generosidad en la elección en vez de
la descendencia natural, de privilegio racial, o de la justicia moral (véase
Deuteronomio 9:4-6; 29:2-4). “Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú
aborrecí''.”(v.13)
Objeciones Contestadas
Pablo se da cuenta él no va a conseguir salirse de esto tan fácilmente. Es un
declaración de la boca de Dios mismo, pero va a tomar cierta explicación: ¿Qué,
pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice:
Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me
compadezca. (vv.14-15). La salvación en general y la elección en particular son
debidas a algo en Dios, no en nosotros. Hay una idea perniciosa que flota alrededor
del mundo evangélico actualmente, que se debe más a la psicología popular que a la
religión, que si deseamos una base para la autoestima nosotros debemos recordar
Jesucristo pensó que nosotros valíamos su muerte. Sin embargo, según la Escritura,
Jesucristo murió por nosotros porque “De tal manera amó Dios…” (Jn.3:16). Es decir
había algo en Dios -- una compasión, una misericordia, y un amor inherente, que lo
movió para salvarnos mientras que no había absolutamente nada en nosotros que lo
atrajera. Incluso los evangélicos conservadores suenan a veces como si Dios
estuviese obligado a demostrar misericordia, como si el amor fuese su único atributo,
pero este pasaje nos recuerda que Dios es libre demostrar misericordia o retenerla
según su propio buen placer, puesto que la misericordia, por definición, no se
merece.
Después de explicar cómo Dios no es dependiente en sus criaturas en ningún sentido,
Pablo concluye, “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios
que tiene misericordia.” (v.16). Hay pocos declaraciones más claros que esto sobre el
monergismo (es decir, la idea que Dios salva solo). En una oración el apóstol excluye
cualquier actividad humana, voluntad o física. No hay absolutamente nada que
nuestras decisiones o acciones contribuyan a nuestra propia salvación. Hasta ahí llega
el popular dicho de los Arminianos, “Dios echa su voto para su alma, Satanás echa el
suyo, pero usted debe echar la balota que decide.” Ha desaparecido pues la
regeneración decisional que hace el nuevo nacimiento sea dependiente del ejercicio
de la voluntad humana: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a
vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca”
Jesús dijo a sus discípulos (Jn.15:16). “que no nacieron de sangre, ni de la voluntad
de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios” (Jn.1:13), ''...habiendo sido
predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio
de su voluntad '' (Efe.1:11).
Note también, que esta exclusión del “querer y correr” toma en su consideración no
solamente lo real, sino también las decisiones y acciones previstas en nuestra parte.
Muchos concederán que Dios eligió las personas, pero basado en su pre-
conocimiento de sus propias decisiones. Sin embargo, esto se excluye en la
declaración absoluta de Pablo en el verso 13, como en el verso 11: “porque aún
cuando los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo,
para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras,
sino por aquel que llama.” Si la elección Dios dependiese de nuestra decisión
prevista, esto no solamente levanta interrogantes concerniente a la gracia de (es decir,
el mérito previsto sigue siendo mérito), pero también referente a la pecaminosidad
humana. Después de todo, si Dios mirara hacia los pasillos de los tiempos ¿qué
pudiera El haber visto en nosotros sino otra cosa que pecado y de resistencia? ¿Cómo
podría él prever un ejercicio de la voluntad que él mismo no concedió, puesto
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré
en el día postrero” (Juan6:44)?
Por supuesto, esto suscita tres objeciones principales. La primera y el más obvia es el
asunto de la imparcialidad.
Es una medida de nuestra pecaminosidad y orgullo que el que utilicemos la iniciativa
gratuita de Dios en la elección como ocasión para cuestionar su rectitud y su justicia.
Si estamos, como raza, en tan mal estado como Pablo nos ha estado diciendo,
especialmente en los primeros tres capítulos, no debe haber ni un solo lector que haya
de buscar la justicia de Dios de por sí mismo. La justicia de Dios -- dándonos lo qué
merecemos – demanda nuestra ejecución. La misericordia de Dios, por lo tanto, se le
debe a ninguno. Pablo refiere la misericordia de Dios a su libertad. Puesto que todos
merecen el juicio, el mero hecho de que muchos serán salvados es causa para el
asombro más bien que para preguntarse por qué Dios no eligió a todo el mundo.
Para ilustrar esta libertad, el Faraón es traído al banquillo de los testigos: “Para esto
mismo [propósito]” declara Dios “te he levantado [Faraón], para mostrar en ti mi
poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.” (v.17). Ningún lector
judío necesitó ser recordado como el Faraón figuró negativamente en historia de
Israel. Mientras que puede ser que excesivo compararlo a Hitler, no hay duda que el
gobernante egipcio que había mantenido a Israel prisionero para el trabajo de
esclavos era la última persona que los cristianos judíos del primer siglo hubiesen
querido que Pablo utilizara como ejemplo de la libertad de Dios. Sin embargo, el
apóstol los recuerda las palabras de Éxodos 9:16, que Dios lo había levantado. Más
adelante, él también recordará a su atención el hecho que “no hay autoridad excepto
de parte de Dios, y las autoridades que existen son designadas por Dios” (13:1).
Amos llamó una generación olvidadiza y apática para que reconociera la soberanía
de Dios sobre la historia: ¿Habrá algún mal en la ciudad el cual Jehová no haya
hecho? ¿Si el león ruge, quién no temerá? ‘(Amos 3:6). En Daniel cuatro tenemos el
sueño de Nabucodonosor interpretado por Daniel. Dios humilló al orgulloso rey
hasta que, en las propias palabras del rey, “34 Mas al fin del tiempo yo
Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al
Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno,
y su reino por todas las edades. 35 Todos los habitantes de la tierra son considerados
como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de
la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” ¿Cuál fue su
conclusión? “sus caminos justos; y él puede humillar” (Daniel 4:34-37). Isaías que
45:1-7 señala encima del uso de otro gobernante pagano, Ciro, “para que sepan que
yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. Por amor de mi siervo Jacob,
y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me
conociste. Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré,
aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta
donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo
la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que
hago todo esto.” En cortas palabras, el telos o el diseño de la historia es la gloria de
Dios. Cada uno de nosotros existe para servir al diseño de Dios para su propia gloria.
Él nos salva porque el ejercicio de su amor y misericordia le trae honor, no porque
haya alguna cosa en nosotros que le mueva a responder.
Otra razón por la que Pablo trae el ejemplo del Faraón es en primer lugar, las
circunstancias que rodean las instrucciones dadas a Moisés. En Éxodo 4:18-23,
leemos que Dios le mandó a Moisés que volviera a Egipto. “Cuando hayas vuelto a
Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu
mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.” En otras
palabras, Dios iba a contar al Faraón como responsable por la dureza de su corazón
ante las señales y maravillas, aunque todo el tiempo era Dios mismo quien Dios
mismo le endurecería su corazón. Es un pasaje difícil, pero ahí está.
La segunda objeción comienza donde termina la primera: ¿Cómo puede Dios
culparnos por lo que él ha determinado? Después de todo, “¿quién puede resistir su
voluntad?'' (v.19.) ¿Cómo podría Dios culpar Esaú, el Faraón, o mi vecino incrédulo
si solamente estaban satisfaciendo su plan? Ésta es la esencia de la objeción que
Pablo anticipa. La creencia de que la voluntad de Dios “puede ser frustrada” (Dan.4)
no es una particularidad del pensamiento de la Reforma, ni siquiera de pensamiento
Cristiano. ¡Es una declaración básica del teísmo! Si uno cree que Dios es dependiente
en los seres humanos en algún sentido (sea el querer como el correr), los tales no son
simples Cristianos de un color diverso; sino que están siguiendo esencialmente una
interpretación no-Cristiana y una interpretación no-teística de la naturaleza Dios. Los
eruditos evangélicos contemporáneos tales como Clark Pinnock y Richard Rice se
dan cuenta de esto y hacen un llamado al rechazo del teísmo clásico por esa misma
razón.
Pero esta idea que las últimas intenciones y diseño divino no pueden ser frustrados o
ser volcados crea tensión. Pablo no la resuelve, pues Dios no se interesa en revelarla
incluso a un apóstol. Calvino advirtió, “la curiosidad del hombre es tal que cuanto
más peligroso el tema, tanto más dispuesto él está acometer audazmente hacia él...
dejad que esto sea, por lo tanto, nuestra regla sagrada, no intentar saber ninguna cosa
sobre el predestinación excepto lo que nos enseña el Escritura. Donde el Señor cierra
su santa boca, también paremos nuestras mentes de ir mas allá”2 Pablo no contesta
con una línea sofisticada del razonamiento metafísico. Él simplemente dice, ¿Quién
eres tú, un mero ser humano, para contestar a Dios?'' Es decir, el exigir que Dios se
defienda a sí mismo ante nuestra presencia en cuanto a este asunto es el colmo de la
arrogancia. ¿Queda todavía alguna reverencia hacia Dios? ¿Se le prohíbe al Dios
Soberano tener secretos, ninguna privacidad en Su cámara celestial? ¿Debe cada
esquina de sus cuartos ser destruida por nuestras especulaciones ingenuas y caídas?
No, para cambiar las metáforas, aquí llegamos al extremo del precipicio y tomar un
solo paso más es caer desesperadamente en la desesperación y la confusión.
Después, Paul apela a otra alusión del Antiguo Testamento: el alfarero y el barro. En
Isaías 29:15-16, el profeta declara, ¡Qué equivocación la vuestra! ¿Es acaso el
alfarero como el barro, para que lo que está hecho diga a su hacedor: El no me
hizo’?’ Pero Pablo la última pregunta para que lea “¿porqué me has hecho así?” De la
misma masa (ie. la misma masa de humanidad caída), Dios escoge hacer vasos de ira
y vasos de misericordia, unos para traerle a Él Gloria demostrando su justicia, y otro
para glorificarle por su compasión y misericordia. No hay distinción, ya que todos
fuimos tomados del mismo grupo. Por lo tanto, el escogido no puede ser orgulloso.
Note que esta voluntad de Dios no es caprichosa o arbitraria, una visión que muchos
Arminianos suponen y los híper-Calvinistas animan. Esto, debe ser dicho, es una
opinión de Dios que tiene más en común con la filosofía griega que con cristianismo.
Es fatalista y desesperadamente en desacuerdo con el cuadro bíblico. En vez de eso,
la voluntad de Dios está conectada con su naturaleza y atributos. En este sentido,
como precisó Jonathan Edwards, ningún ser (incluyendo a Dios) tiene un libre
albedrío. La voluntad sirve la naturaleza y Dios es movido a elegir, a redimir, a
justificar, y salvar no debido a una decisión arbitraria o una antojada exhibición del
poder, sino para demostrar misericordia y compasión. Recuerde, éstos son “vasos de
misericordia.” “El tendrá misericordia de quien él quiera tener misericordia.” Es
decir, Dios es presentado en este pasaje eligiendo hombres, mujeres, y a niños fuera
de una raza ya condenada y arruinada. Su condenación es justa, así que Dios no es
responsable de la resistencia, de la desobediencia, y del odio de aquellos quienes son
rechazados, sino solamente por la salvación de los que abrazan la gracia perdonadora
de Dios.
Finalmente, es esencial que señalemos que Pablo trabaja para hacer esto claro en otra
parte, especialmente en el capítulo uno de Efesios: Todo el esto es “en Cristo.”
Somos elegidos, predestinados, redimidos, justificados, llamados, sellados, etc. “en
él”. Uno de los grandes énfasis del Nuevo Testamento, recuperado tan claramente
por los Reformadores, era que la elección se debe enseñar y entender solamente en el
contexto de su relación a Cristo. Es decir no podemos buscar nuestra elección de una
manera filosófica abstracta. Ser elegido es estar “en Cristo” y estar en Cristo es estar
unido a Él por medio de la fe. Encontramos nuestra elección no en nuestro
funcionamiento, raza, éxito, o muestras exteriores -- porque esto era la locura de
Israel, sino más bien en la cruz de Cristo y la resurrección.
Si estas respuestas no son lo suficientemente buenas para el lector, Pablo concluye, la
alternativa a la elección es el juicio inmediato para todos los seres humanos (vv. 22-
23).
La pregunta final que probablemente será hecha es ésta: ¿No estamos realmente
hablando de la nación Israel? Muchos de nosotros fuimos criados con la explicación
de que Romanos nueve se ocupaba de la elección de Israel, y no la nuestra. Esto
significaba que Romanos nueve podría ser clasificado como inadmisible para el uso
en el debate. Pero como Pablo lo hizo claro aquí como en otras partes, el Israel
verdadero es creado por la gracia, no por descendencia, ni por decisión, o deberes
humanos. Así pues, no hay Israel verdadero aparte de la fe en Cristo. Solamente
aquellos quienes se aferran a él por la fe son los escogidos; el resto es juzgado junto
con el Gentiles (Rom.11:5-10). “sabed que los que son de fe, éstos son hijos de
Abraham”, enseñó Pablo a los Gálatas (Gal.3:7). No hay judíos que se hayan salvado
que se salvan ahora, o que hayan de ser salvados quiénes no sean miembros elegidos
de la iglesia en ambos testamentos -- la iglesia antigua (del viejo testamento) que
miraba adelante a Cristo y la iglesia moderna que miraba hacia atrás a Cristo y hacia
el futuro, a su segunda venida.
Sin embargo, para enfatizar que él no está hablando simplemente de la nación de
Israel, Paul agrega, “es decir, nosotros, a quienes también llamó, no sólo de entre los
judíos, sino también de entre los gentiles.” (v.24) tomando de las profecías del
Antiguo Testamento y señalando la recolecta de gentiles escogidos junto con los
Judíos en la formación de un cuerpo.
La base para la Reprobación
Mucho se podía decir sobre el otro lado de la moneda. Pues tal como hay vasos de la
misericordia que son escogidos, así también hay vasos de ira que son
rechazados. Todo lo que el Apóstol Pablo desea decir sobre este asunto es esto:
Ninguno es reprobado por Dios sin causa justa. ¿Qué diremos entonces? Que los
gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es
por fe; pero Israel, que iba tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley. ¿Porqué?” ¿Es
acaso la contestación de Pablo “porque no fueron elegidos”? No, la culpa está en
totalmente sobre sus propios hombros: “Porque no iban tras ella por fe, sino como
por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo” (vv.30-33).
Una de las maneras más seguras de estar confiado de que usted no es uno de los
elegidos es el perseguir una justicia que usted mismo ha creado por el poder de su
voluntad y esfuerzo. Los escogidos son simplemente aquellos que han dejado caer
sus espadas de guerra, sus palas para cavarse su propia justicia, y se han puesto a sí
mismos a la merced de este Dios que promete compasión a todos los que le
buscan. Ellos están consolados por el hecho de que si ellos le están buscando a Él, es
porque el primero les ha amado y les ha traído hacia sí mismo. Sin embargo, los
incrédulos no deben mirar a su elección, sino a Cristo, cuya oferta de perdón se
extiende a todas las personas en todas partes: “venid a mí todos los que estáis
trabajados y cansados y yo os daré descanso.”
Así, esta doctrina es calculada con el fin de traer a relucir la idea de que Dios nos
salva solamente por gracia y por Cristo solamente. Muchos están dispuestos a
aceptar que fueron justificados libremente, pero su resistencia a esta doctrina revela
su falta de voluntad para aceptar totalmente la idea de que su salvación no está
condicionada por nada en ellos. Que podamos todos, no importando nuestra
perspectiva tradicional, tomar seriamente este pasaje de la Magna Carta de Pablo y
emplear esta doctrina de la elección no meramente en el servicio del debate
teológico, sino en una agradecida apreciación con acción de Gracias.

Notas
1. Martin Lutero, la esclavitud de la voluntad (Filadelfia: Prensa de Westminster,
1975, p. 117.
2. Juan Calvino, comentario del NT en Romanos nueve.
Autor
El Dr. Michael Horton es el vice presidente del Consejo de la Alianza de Evangélicos
de Confesión, y es profesor asociado de teología histórica en el Seminario Teológico
de Westminster en California. El Dr. Horton es un graduado de la universidad de
Biola (B.A.), seminario Teológico de Westminster en California (M.A.R.) y Wycliffe
Pasillo, Oxford (Ph.D.). Algunos de los libros que él ha escrito o corregido incluye
‘Putting Amazing back into Grace’, ‘Más allá de las guerras de la cultura’, ‘La
Religión del Poder’, ‘En la cara de Dios’, y lo más reciente posible, ‘Creemos’

Falacias de Logica
Arminianas
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La Teologia Reformada - Estudios de Gracia
FALACIAS EN LA LOGICA ARMINIANA
por
Roger Smalling, D. Min.
1. Dios no nos puede ordenar hacer algo que no podemos.
O ‘Dios no nos mandaría hacer algo que no podemos hacerlo’. Dios dio la Ley a
Moisés, los Diez Mandamientos, para revelar lo que el ser humano no puede hacer,
no aquello que sí puede.
A. Esta premisa no corresponde a las Escrituras. Dios entregó la ley por dos razones:
para dar a conocer el pecado y aumentarlo para no dejar ninguna posibilidad de que
el hombre declare su propia justicia. ¿Por qué? Porque en el contexto, el hombre no
hace justicia. Como Martín Lutero le dijera a Erasmo: cuando termines todos tus
mandatos y exhortaciones del Antiguo Testamento, yo escribiré Romanos 3:20 sobre
todo aquello. ¿Por qué tratar de demostrar el libre albedrío con exhortaciones del
Antiguo Testamento, cuando éstas fueron dadas para probar la pecaminosidad
humana? Están allí para demostrar lo que no podemos hacer, no lo que sí podemos.
Así es, Dios dio sus mandamientos que el humano no puede cumplir. Por lo tanto,
dichos mandatos y exhortaciones no constituyen prueba del libre albedrío. En ningún
sitio de la Escritura existe algún indicio de que Dios dé órdenes a los humanos para
demostrar que son capaces de seguirlas.
B. Esta premisa es irracional. Puede existir un sinnúmero de razones para ordenar a
alguien hacer algo, fuera de asumir que puede hacerlo. El propósito podría ser, como
se mencionó antes, demostrar a la persona su incapacidad de seguir la orden. Por
consiguiente, no se puede deducir NADA en cuanto a la capacidad, partiendo de la
orden dada.
2. Si nuestro albedrío es libre, no somos los responsables
O, “si no es libre, no es nuestra responsabilidad”. Esto quiere decir que si somos
incapaces de tomar una decisión contraria, entonces nuestras voluntades no son
libres. Por lo tanto, estamos completamente atados en el pecado y no podemos hacer
nada aparte de pecar, quedando así libres de responsabilidad de tales pecados. Esto es
irracional porque la suposición básica es la idea de neutralidad.
A. La Biblia no presenta el concepto de libertad de esta forma. Según la Escritura, la
libertad se describe como santidad. La suma libertad es la santidad absoluta. Siendo
esto verdad, Dios es el ser más absolutamente libre del universo. De otra forma,
debemos decir que Dios es el ser más esclavizado del universo porque El es el menos
neutral en temas morales.
B. Asimismo, si afirmamos que la atadura elimina la responsabilidad, entonces la
mejor manera de evitarnos la responsabilidad de nuestros pecados sería estar lo más
atados a ellos que fuera posible. El ebrio que está atado al alcoholismo no sería
responsable de sus actos. ¿Deberemos animar a que la gente peque lo que más pueda,
ya que no tienen responsabilidad alguna?
C. Toda la idea de una voluntad neutral es un absurdo. Si las decisiones de la
voluntad no son determinadas por la naturaleza interna de la persona, entonces en
qué sentido puede decirse que tales decisiones sean resultado de una decisión de la
persona misma? ¿Cómo podría en realidad una decisión ser moral si es moralmente
neutral?
3. Para que el amor sea real, debe existir la posibilidad de rechazo
Dios quiere que lo amemos libremente, no por obligación. Por lo tanto, el ser humano
caído debe ser capaz de amar a Dios. Pero, simplemente escoge amar otras cosas.
A. La Escritura nos enseña que el amor a Dios es un producto de Su gracia. I Tim.
1:14. Si es necesaria la gracia para que podamos amar a Dios, es obvio que no
teníamos la capacidad de amarlo antes de que nos llegara la gracia. De aquí también
se desprende que no se nos es dada la gracia porque escojamos amar a Dios, sino
que podemos amarlo porque nos fue dada Su gracia. La gracia tiene la iniciativa, no
la virtud humana.
B. Esta premisa es similar a aquella que dice, “Es necesario que exista otra
posibilidad de selección para que exista libertad”. ¿Será acaso que Dios entrega a los
santos del cielo una posibilidad periódica de que lo odien, con el fin de ser “justo”?
¿Tuvo Jesús alguna capacidad de odiar al Padre? ¿O su amor por el Padre reflejaba lo
que en sí mismo El es?
C. Si la fe es un don de la gracia, como ya lo vimos, entonces, ¿por qué resulta
extraño pensar que el amor no sea también un don de gracia?
4. Una persona no puede ser castigada por lo que no puede dejar de hacer.
Si éste es el caso, entonces un cristiano no puede ser recompensado por algo que su
nueva naturaleza le obliga a hacer. No olvidemos que la naturaleza del ser
humano no es algo que éste posee. Es algo que él es.

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