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VOZ SALUDABLE

1. En primer lugar, para que el sonido pueda realizarse deberemos contar


con: unas cuerdas vocales vibrantes, aire por el que se transmita y una
caja de resonancia que haga los sonidos perceptibles, es decir, deberás
tener a mano una faringe, una boca y una nariz si quieres que nuestra
receta funcione.

2. La producción de la voz suele es voluntaria así que es muy importante


que tu cerebro envíe señales a través del Sistema Nervioso Central a los
siguientes puntos: laringe, cuello y tórax.
(Involucraremos a los lóbulos occipital, parietal y temporal).

3. El paso inicial será la entrada de aire mediante la nariz o la boca. El


diafragma desciende mientras que el volumen de los pulmones asciende
disminuyendo también la presión del aire en su interior. Gracias a la
diferencia de presiones, que es mayor en el exterior, al aire accede
llegando a los pulmones a través de la tráquea. Los pliegues vocales están
separados por lo que aún no se produce ningún sonido. Han entrado en
juego las cavidades infraglóticas, tráquea, bronquios y pulmones, que se
encargan así del almacenamiento y la circulación del aire.

4. Necesitaremos tener un flujo de aire proporcionado: deja que el


diafragma ascienda con el trabajo de los músculos intercostales y que
empujen a los pulmones para que este pueda ascender.

5. La tapadera y válvula epiglotis empleada en la deglución se encuentra


separada en los movimientos respiratorios. La corriente de aire pasará
por la glotis, como sabes, el espacio laríngeo en el que se encuentran
situados los pliegues vocales.

6. Si la glotis comienza a cerrarse, al aire atraviesa una turbulencia o


“aspiración” (ruido espirado). Al cerrarse más y más, vibran en contacto
los pliegues o cuerdas y el aire se transforma en un sonido periódico. Si
se llega a cerrar completamente (“obturación”), no puede haber sonido.
Podría decirse que la eficacia de su producción vocal estará dada por la
tensión y la configuración de su glotis.
7. A continuación, modificaremos el sonido fundamental producido en las
llamadas cavidades supraglóticas. Estas funcionarán como resonadores
que hacen un “filtrado” del sonido original: son faringe, boca y nariz. Aquí
es donde nuestro sonido adquiere un timbre personal. Así, del filtrado de
las ondas, algunas resultan atenuadas y otras reforzadas. Las que se
refuercen darán como resultado los formantes principales de la emisión
sonora.

8. La frecuencia del sonido dependerá de factores como: el tamaño y la


masa de las cuerdas vocales, la fuerza o tensión que se les aplique y la
velocidad del flujo de aire pulmonar. Los varones suelen tener la voz más
grave debido al mayor tamaño de su glotis. Para las frecuencias más
altas, necesitaremos mayor esfuerzo y por tanto habrá más tensión y,
asimismo, cuanta mayor sea la velocidad de salida del aire, más alta será
la frecuencia alcanzada.

9. Una vez que nuestra vox ha salido de los resonadores, emplearemos los
elementos articulatorios disponibles, como labios, dientes, alveolos
dentarios, paladar, velo, lengua y mandíbula para su moldeado. A través
de sus distintos usos lograremos el objetivo final y fundamental de la
producción de nuestra voz: la comunicación.

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