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historiadores
Mencionar a Pablo Macera, como lo dice Víctor Medina (autor del prólogo),
siempre será motivo de controversia, esto debido a las opiniones provocadoras
sobre hechos coyunturales del país, pero también por su postura histórica, ya sea
criticándola o proponiendo nuevos aparatos teóricos para su desarrollo. El prólogo
escrito por Víctor Medina como apertura a la edición realizada en aquel año (1987)
tiene la clara intención de presentar ambos rostros del historiador, ya sea por la
importancia indudable de su trayectoria como historiador, o la de líder de opinión
incomprendido en sus declaraciones. No en vano Medina hace un breve pero
sustancioso recorrido intelectual de Macera y sus aportes no solo para con la
historia peruana sino con su compromiso con la educación, resaltando los libros
que llegó a escribir para educación secundaria. Pero a la vez también menciona
alguna de sus frases más provocadoras, al sostener que el Perú es un país
abortivo, haciendo una clara alusión directa a la ingenuidad de la sociedad
peruana, a los largo de sus fracasos históricos, ya sea en la búsqueda de la idea
de nación, en la caricaturización de la burguesía peruana, o en la ingenuidad de
los socialistas peruanos que esperaban que la revolución viniera de afuera.
Medina: ≪”Si Macera no hubiera sido historiador, hubiera sido un buen poeta” bien
podríamos agregarle, con las libertades del caso: también hubiese sido un buen
periodista de espectáculos.
Esto último bien podría ser tomado como una ofensa para cualquier
historiador o seguidor de Macera, pero lo cierto es que Macera desarrolla una
visión controvertida, provocadora y biográfica, con ciertos tintes faranduleros (no
vistos por aquel entonces) sobre la clasificación de los historiadores y el papel que
los historiadores juegan en la sociedad.
Pero vayamos con calma. En el prólogo Medina coloca una cita hecha por
Macera que creemos de importancia para abordar el capitulo en si. En dicha cita
Macera reclama el papel de los jóvenes historiadores que se alejan del positivismo
por nuevas técnicas “mágicas” que desde su punto de vista, no están a la altura de
la tradición historiográfica:
Ya es tiempo que los historiadores nos demos cuenta cómo vamos tonta y
servilmente sustituyendo el positivismo elemental, descriptivo y funcionalista de la
vieja historiografía, por nuevas formulas mágicas que vistas de cerca nada dicen o
dicen demasiado.
Bien podría tratarse de una crítica por la que por aquel entonces, era la
llegada de una incipiente postmodernidad estableciéndose de a poco en los
intelectuales en el Perú. Hay que tener en cuenta que Macera habla de científicos
sociales al referirse a los historiadores, y que si bien tiene elogios, estos son
reservados con respecto al Marxismo ya que considera a la historia como uno de
los discursos hegemónicos dentro de la sociedad. Este punto es importante,
porque en el capitulo desarrollado por Macera titulado: “Explicaciones” intentará
catalogar la evolución de la historia peruana, mencionando los logros, pero
también sus taras y fracasos, pero en especial intentará vislumbrar a la clase de
historiadores peruanos que han existido.
Macera inicia el capítulo con una breve reflexión personal sobre el papel del
historiador dentro de la sociedad. Tomará su caso e iniciará una breve reseña
biográfica sobre lo que él considera sus logros y fracasos como historiador; desde
su etapa como estudiante, su primer libro publicado, su viaje a Francia donde hará
especial hincapié en las técnicas aprendidas, antes que en las nuevas tendencias
desarrolladas allá. Esto le servirá como excusa para plantear de manera colectiva,
el papel del historiador peruano, y cómo éste ha ido evolucionando según el paso
de los años.
Para abordar aquella inquietud desarrollará a lo largo del capítulo dos ideas:
La primera que es el papel de la universidad en la formación de historiadores, y la
segunda es la división (entiéndase como categorización) de los historiadores a lo
largo de los años.
Con respecto a la universidad, Macera hará una breve reseña histórica del
papel que cumplió y que sigue cumpliendo la universidad en la sociedad.
Mencionará la evolución significativa que sufrió la universidad Mayor de San
Marcos, desde su elitismo aristocrático, la llegada de las clases medias, para
finalizar en la apertura hacia las clases populares. Macera sostendrá que el papel
de la universidad en la sociedad peruana es importante, ya que desde ella se
puede criticar a los gobiernos de turno, pero a la vez sostendrá que la universidad
no solo peligrará por los gobiernos autoritarios, sino por el procerismo político:
p. XIII
p. XVII
p. XIX