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Jenni: Con Gramsci y Paulo Freire los problemas educativos toman una nueva dimensión. Ya no
se trata de discutir solamente sobre la pertinencia de tal o cual método en la enseñanza o ver
cómo aprende un niño ni de centrarse en procesos psicológicos o cognoscitivos del
aprendizaje. Se da un paso más allá y la reflexión y las ideas se llevan a otro plano.
Con respecto a la cultura, él piensa que se debe buscar una cultura que se ajuste y responda a
las necesidades de la clase trabajadora y no específicamente de la clase o del estado burgués.
Con esta idea también propone el replanteo del concepto de cultura: no es saber
enciclopédico sino disciplina interior y conquista de una propia personalidad.
Para Gramsci la educación va muy de la mano con lo político. La crisis educativa se debe a la
crisis política. En este sentido, la escuela no puede estar alejada de la realidad política y de las
necesidades de las clases populares. Plantea, entonces, que haya una reforma, un cambio
cultural que implique una transformación en el plano económico y sociopolítico para que haya
una solución a la crisis educativa de su tiempo. Recordemos que Gramsci está atacando a la
sociedad burguesa de su tiempo.
Aye: Por otro lado tenemos a Paulo Freire, que de alguna manera se conecta con el
pensamiento de Gramsci, pues también reivindica las clases sociales menos favorecidas.
También critica a la educación tradicional y a las alternativas que se proponen a este tipo de
educación.
La cuestión fundamental en Freire es que desea liberar de la opresión en la que piensa que se
encuentra sumergido el hombre sin educación o con la educación incorrecta. Él quiere sacar
del inconformismo al ser, quiere por tanto hacerlo de espíritu crítico y de actitud de lucha. En
este sentido, desea crear un sujeto, una persona que constantemente tenga una actitud
crítica, de tal manera que el mismo hombre pueda captar la situación en la que se encuentra,
sea su propio crítico y la transforme.
Lo anterior nos lleva a crear esa situación pedagógica en la que el hombre se descubra y tome
conciencia de la realidad que lo rodea. Es así que se hace imprescindible para Freire revisar el
papel del educador.
Las palabras de Palacios nos conectan con la gran crítica que Freire hace a la educación
tradicional. La educación bancaria. La educación donde se deposita en los estudiantes la
información y luego se espera que ellos hagan algunos retiros. Es decir, que expulsen la
información que se les ha enseñado. ¡Y ya! Si lo logran hacer es que han aprendido.
Al contrario, lo que propone Freire es la educación liberadora para la vida. No por el bien de la
educación misma, sino para que el individuo tenga herramientas para desenvolverse en este
mezquino mundo.
Tanto Freire como Gramsci acentúan que el papel del educando debe ser más activo y Freire es
más radical en cuanto propone que la persona que se educa debe educarse para actuar sobre
su propio destino, su realidad o su situación para conocerla, y al conocerla, estar en la
capacidad de actuar sobre ella y modificarla.
Freire establece una relación estrecha entre alfabetización y ciudadanía. Se debe alfabetizar al
sujeto para que ejerza con mejor calidad su ciudadanía. Conforme Freire, alfabetizar necesita
ser un acto político. Sólo entonces conduce a la ciudadanía. Se encuentra más allá de aprender
las letras, es una lectura del mundo para operar la transformación en la perspectiva de la
vivencia de la ciudadanía.
El ejercicio de la ciudadanía del educador es comprendido debido a la lucha por mejores
condiciones de trabajo. Lucha en defe.sa de sus derechos y de su dignidad como momento de
la práctica docente como práctica ética. “No es algo que viene de fuera de la actividad
docente, sino algo que hace parte de ella. El debate a favor de la dignidad de la práctica
docente es parte de ella incluso cuando forma parte de ella el respeto que el profesor debe
tener a la identidad del educando, a su persona, su derecho de ser”.