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TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL

SALA CIVIL

Bogotá D. C, tres (03) de mayo de dos mil diez (2010)


Magistrado ponente: MANUEL ALFONSO ZAMUDIO MORA
Proceso No 110013103014200400656 01
Clase: EJECUTIVO SINGULAR
Demandante: JOSÉ LEONIDAS GARCÍA LOAIZA
Demandado: MARÍA LUCIA CHAVEZ DE GARCÍA, CARLOS ENRIQUE
GARCÍA LOAIZA.
Sentencia discutida, aprobada en Sala Civil de Decisión según Acta No. 09
de 09 de marzo de 2010.
Decide el Tribunal el recurso de apelación interpuesto por la parte demandada contra la sentencia
proferida el 31 de marzo de 2008, por el Juzgado 14 Civil del Circuito de esta ciudad, atendiendo
que el trámite correspondiente a esta instancia se ha surtido correctamente.

ANTECEDENTES.

1.- Las pretensiones.

1.1. José Leonidas García Loaiza solicitó de la jurisdicción civil se librara mandamiento de pago a
su favor y en contra de María Lucia Chávez de García y Carlos Enrique García Loaiza, por las
siguientes sumas de dinero: $ 43.000.000.00, $10.000.000.00 y $21.000.000.0o, correspondientes
al capital incorporado en las letras de cambio obrantes a folio 2, 3 y 4 del cuaderno principal,
respectivamente.

De igual manera solicitó se librara orden ejecutiva, únicamente, contra Carlos Enrique García
Loaiza por las siguientes cantidades: $15.000.000.00, $11.300.000.00 $17.290.000.00.
$20.170.000.00 y $22.335.000.00 por concepto de capital incorporado en las letras de cambio a
folio 5, 6, 7, 8 y 9 del cuaderno principal.

Intereses corrientes y moratorios en los términos señalados en la demanda.

2. Los hechos.

2.1. En sustento del anterior petitum, afirmó que María Lucia Chávez de García y Carlos Enrique
García Loaiza suscribieron a su favor los títulos-valores base de la acción, con la finalidad de
solucionar el pago en las fechas señaladas en el libelo; no obstante, los demandados se han
negado a cancelar los créditos a pesar de los repetidos cobros a ellos efectuados, lo que obligó a
dar trámite al proceso ejecutivo que se estudia.

3. Trámite de la primera instancia

3.1. Por auto del 27 de enero de 2005 se libró mandamiento de pago en la forma solicitada,
ordenando como consecuencia la notificación del extremo pasivo de la acción (folios 61-62),
diligencia que se surtió respecto del demandado Carlos Enrique García Loaiza el 20 de septiembre
de 2005 (folios 63), quien contestó la demanda formulando como excepciones de mérito las
denominadas: "Inexigibilidad de la obligación de pagar por parte del demandado Carlos Enrique
García Loaiza"; "Ineficacia de una obligación pretendida, por no haberse aceptado o suscrito una
de las letras de cambio por el demandado (falta de aceptación del título)", "La omisión de los
requisitos legales que la letra de cambio debe contener y que la ley no suple expresamente";
"Inexistencia de la obligación incorporada en una letra de las adjuntas a la demanda"; "inexistencia
de la obligación de pagar los intereses que se cobran en algunas letras de cambio"; "Ineficacia de
las letras de cambio presentadas como título ejecutivo"; argumentando que los títulos-valores se
suscribieron con espacios en blanco sin otorgarse instrucciones para su diligenciamiento, hecho
por el cual las obligaciones allí consignadas no son exigibles (folio 65 a 68).

Aunado a lo anterior, afirmó que en el título por valor de $20.170.000.00 se omitió uno de los
requisitos que la ley no suple expresamente, pues no cuenta con la firma de quien acepta la orden
incondicional de pago, configurándose la excepción establecida en el numeral 4 del artículo 784 del
estatuto mercantil.

Una vez notificada en debida forma (folio 77), María Lucia Chávez de García invocó en su defensa
las siguientes excepciones de merito: "Inexistencia e inexigibilidad de la obligación de pagar por
parte de la demandada María Lucia Chávez de García e "Ineficacia de las letras de cambio
presentadas como título ejecutivo, en contra de María Lucia Chávez de García"; aduciendo
similares argumentos referentes a la inexigibilidad de los instrumentos por el hecho de haberse
suscrito los mismos con espacios en blanco, sin conferirse las respectivas instrucciones (folio 78 a
80).

3.2. Precluído el término probatorio y la etapa de alegaciones, el juez de conocimiento profirió


sentencia el 31 de marzo de 2008, resolviendo declarar infundadas las excepciones de mérito
luego de considerar que de los recaudados medios probatorios no se infiere que los títulos-valores
base de la ejecución se hubieran dejado con espacios en blanco al momento de su
diligenciamiento y, por ende, los argumentos de la defensa invocada no pasaron de ser
afirmaciones subjetivas carentes de prueba alguna.

En lo que tiene que ver a la falta de aceptación de la orden incondicional de pago incorporada en el
título por valor de $20.170.000.00 (folio 8), resolvió que la firma del girado era suficiente para que
la letra se tuviera por aceptada, tal y como lo enseña el artículo 685 del Código de Comercio,
coligiendo ser ésta la calidad con la que el demandado García Loaiza lo suscribió.

Y consideró infundado el argumento que hacía alusión al hecho de no haberse aceptado por parte
de la señora Chávez de García los títulos, únicamente suscritos por el demandado, toda vez que la
acción ejecutiva formulada en su contra no tiene por finalidad solucionar su pago.

3.3. Inconforme con la decisión, el apoderado judicial de la parte demandada formuló en su contra
recurso de apelación, señalando que el a quo olvidó lo preceptuado por el artículo 177 del estatuto
procesal civil, referente a que las afirmaciones o negaciones indefinidas no requieren ser
acreditadas, pues de presentarse un caso de ésta naturaleza se invierte la carga de la prueba.

En efecto, frente a los títulos adosados en contra del señor Carlos Enrique García Loaiza, adujo
que en el momento procesal oportuno éste afirmó haberlos suscrito con espacios en blanco, al
tiempo que fue el demandante quien los llenó sin contar con la autorización requerida para el
efecto, concluyendo que todas las letras de cambio fueron diligenciadas de manera inconsulta y
por ende, indebida.

Así las cosas, al no acreditarse en el presente asunto la "autorización expresa" tendiente a instruir
la forma de ser llenados los espacios en blanco, para el ejercicio del derecho incorporado en cada
uno de los títulos, considera que otra ha debido ser la decisión de primera instancia, puesto que
correspondía al demandante demostrar su existencia, en virtud de la negación indefinida que
invierte la carga de la prueba, exponiendo similares argumentos con relación a la orden ejecutiva
instaurada contra María Lucía Chávez de García.
En segundo lugar expresó que en la letra de cambio por valor $20.170.000.00 (folio 8), el
demandado García Loaiza figura como girador pero de manera alguna como obligado, girado o
aceptante_ de una orden, hecho por el cual la obligación allí incorporada es inexistente.

Y frente al título por valor de $ 22.335.000.00, alegó no existir la obligación de pagar intereses,
pues dicho crédito corresponde a rubros de similar entidad, el cual no es exigible ya que no se
demostró la existencia de un acuerdo celebrado por los extremos de la litis tendiente a la
capitalización de los mismos.

Por lo expuesto, solicitó la revocatoria del fallo de primera instancia y en consecuencia, declarar
probadas las excepciones de mérito.

CONSIDERACIONES.

Los presupuestos procesales que demanda el estatuto procesal civil para la correcta conformación
del litigio quedaron debidamente acreditados, facultando al juzgador para proferir la respectiva
decisión de mérito.

1. El artículo 622 del Código de Comercio consagra la posibilidad de crear títulos-valores con
espacios en blanco, máxime cuando conforme a lo prescrito en el artículo 625 del mismo estatuto,
las obligaciones cambiarias derivan su eficacia de la firma impuesta en éstos con la intención de
hacerlos negociables.

La normatividad comercial exhorta al legítimo tenedor a llenar los espacios conforme a las
instrucciones que para tal efecto hubiere otorgado su creador, sin embargo, la carga de la prueba
del incumplimiento de las instrucciones, según el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil,
corresponde a quien la alega, puesto que "Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de
las normas que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen." De ahí que si la parte que corre
con tal carga no lo demuestra su conducta se traduce en una decisión adversa.

Al alegarse por los demandados que los documentos base de la ejecución fueron suscritos en
blanco sin instruirse la manera en que han debido llenarse, les correspondía invocar los medios de
prueba tendientes a demostrar la afirmación en tal sentido, siendo útil destacar que el presente
asunto se caracteriza por la orfandad que acompañó la defensa, ya que no se demostró que los
instrumentos negociables hubieran sido diligenciados al margen de directiva alguna señalada por
su creador.

Por lo tanto, conforme a la presunción de autenticidad de las firmas impuestas en el título valor,
establecida en el artículo 793 del Código de Comercio, le correspondía al extremo demandado
desvirtuarla, demostrando, en cuanto a su contenido, que los instrumentos se otorgaron con
espacios en blanco; y como en el presente juicio no se acreditó dicha circunstancia, debe colegirse
que el ejecutante podía exigir el cumplimiento de las obligaciones cambiarias.

2. Ahora bien, la codificación mercantil en su artículo 621 dispone para todo titulo-valor los
siguientes requisitos a saber: a) la mención del derecho que en el título se incorpora y b) la firma
de quien lo crea. En relación con las letras de cambio, el artículo 671 de la misma normativa indica
los siguientes a) La orden incondicional de pagar una suma determinada de dinero, b) El nombre
del girado, c) La forma de vencimiento y d) La indicación de ser pagadero a la orden o al portador.

Advierte el artículo 676 ibídem que "la letra de cambio puede girarse a la orden o a cargo del
mismo girador", precepto del cual se infiere, que en un momento dado pueden converger en una
persona las calidades de girador y girado, por manera que, en estos casos, el girador (creador)
queda obligado como otorgante, por lo que no se requiere nueva signatura.

De acuerdo al tenor literal del título en el que se sustentó el segundo punto de la censura, Carlos
Enrique García Loaiza ostenta simultáneamente las dos calidades referidas en el párrafo anterior;
en consecuencia, sin duda de ninguna especie, tiene la calidad de aceptante, toda vez que en la
mencionada letra aparece su firma como creador.

3. Frente al tercer motivo de inconformidad, referente a que no era exigible la obligación por
tratarse de capitalización de intereses, se debe anotar que desde la misma demanda, en la sexta
pretensión, se indica que dicha suma de dinero corresponde a intereses. Al revisar el sustento
fáctico se alude que corresponde a los moratorios de obligaciones diferentes y anteriores a las
demandas.

La parte demandada en las excepciones acepta que la suma cobrada corresponde a capitalización
de intereses producidos por obligaciones surgidas, dentro de muchas negociaciones efectuadas,
entre los hermanos García Loaiza; es decir, no objeta ni desconoce la causa de la obligación. Su
inconformidad es que por ser por concepto de intereses no se puede exigir y que en el proceso no
aparece acreditado que el demandante y demandado se hubieran puesto de acuerdo para su
capitalización, carga que debía provenir del ejecutante para acreditar que la frase que "por
concepto de intereses" no impidiera el cobro judicial de dicho título valor.

En el asunto en comento resulta confesado en la demanda y en la excepción, que la suma cobrada


corresponde a intereses que el demandado adeudaba por obligaciones anteriores, y fue su
voluntad utilizar el título-valor como medio de pago de dicha obligación; tan es así, que dejó en el
texto la mencionada frase, de donde se colige que sí debía dicha suma de dinero.

No cabe duda de la existencia de la obligación de pagar los intereses adeudados, y que la misma
se puede extinguir por el pago que puede hacerse válidamente a través de la entrega de títulos
valores, como lo establece el artículo 882 del estatuto mercantil, caso en el cual no es un pago
directo, como lo sería la moneda, sino un pago indirecto porque se requiere un cobro o la
negociación de los mismos, según lo ha orientado la Jurisprudencia s, y en tal sentido se debe
entender que en el presente asunto el deudor, hoy demandado, quiso satisfacer la obligación con el
título-valor aludido, sin que exista razón alguna para negar la orden de continuar con la ejecución
por ese título. Más aún, aunque se trate de intereses, la expedición de la letra por el deudor de
aquella y la recepción por el acreedor devela el acuerdo de capitalización.

4. Todo cuanto viene de analizarse se estima suficiente para confirmar la sentencia recurrida y por
contera condenar en costas de la instancia al recurrente.
1
Corte Suprema de Justicia, Casación Civil. Sentencia Julio 30 de 1992. Expediente No. 2528 M.P.
Carlos Estebán Jaramillo Schloss.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, el Tribunal Superior de Bogotá en Sala Civil de Decisión administrando


justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

Primero. Confirmar la sentencia de fecha y procedencia preanotadas.

Segundo. Condenar en costas en esta instancia al apelante. Tásense por Secretaría.

NOTIFÍQUESE
MANUEL ALFONSO ZAMUDIO MORA
Magistrado

MARCO ANTONIO ÁVAREZ GÓMEZ


Magistrado.

NANCY ESTHER ANGULO QUIROZ


Magistrada.

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