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Paternidad responsable en el
Istmo Centroamericano es un
proyecto que ha sido financiado
por el Fondo de las Naciones
Unidas para las Contribuciones
Internacionales (UNFIP, en
inglés); que ejecutó la Sede
Subregional en México de la
Comisión Económica para
América Latina y el Caribe
(CEPAL).
Aunque no inmediata, sí es
sencilla: porque las actitudes
machistas prevalecientes,
profundamente arraigadas en los
países del Istmo Centroamericano, como es la debilidad o en muchos casos la franca ausencia
de una paternidad responsable, tienen efectos trascendentes en el grado de bienestar
económico y social de las familias. Año tras año, en su Panorama social de América Latina,
la CEPAL ha mostrado cómo los elevados índices de pobreza de la mayoría de los países de
la región dependen, entre muchos otros factores, del sexo de la jefatura del hogar, del tipo de
inserción laboral -íntimamente vinculada con su escolaridad- y de la relación entre el número
de contribuyentes activos del ingreso familiar y el número de miembros dependientes,
mayoritariamente niños. Así, las madres solas a cargo del cuidado de sus hijos, por el hecho
de obtener una paga inferior por su trabajo, presentan mayor grado de vulnerabilidad y
carencias que en hogares donde el varón es una fuente importante de ingresos. La incidencia
de la pobreza material es grave en tres de los países del Istmo Centroamericano -Guatemala,
Honduras y Nicaragua-, que presentan los índices más elevados del hemisferio occidental,
después de Haití: alrededor del 70% de sus hogares en condiciones de pobreza y casi el 50%
en situación de indigencia, o pobreza extrema. Estos porcentajes en las áreas rurales se elevan
al 80% y 60%, respectivamente. Entre un 30% y un 37% de los hogares tiene jefatura
femenina. En el otro extremo, Costa Rica y Panamá (El Salvador se encuentra en una
situación intermedia); tampoco se libran de este mismo fenómeno de patrones de
masculinidad tradicionales, dado que, con sus especificidades propias, persisten en ellos
rasgos marcados de paternidad irresponsable, sobre todo en los estratos de menor escolaridad,
que afectan a un sector importante de las mujeres y los niños. Finalmente, otra de las acciones
que pudo promover el Proyecto fue su contribución financiera a la realización de cuatro
investigaciones simultáneas que coordina la Oficina Regional en Managua del FNUAP,
acerca de los factores socioculturales asociados con el comportamiento de los hombres frente
a la paternidad en Centroamérica, que será realizado en Costa Rica, El Salvador, Guatemala
y Nicaragua. Los volúmenes resultantes serán, en cierto sentido, "obras póstumas" del
Proyecto, gracias a que, una vez concluido éste, el Fondo de Población retomará los hilos de
su desarrollo en el Istmo Centroamericano para promover acciones futuras.
Que las gestaciones sean planificadas para que ocurran en el momento deseado por
la pareja. Decisión que debe partir de la pareja, previo conocimiento y educación de
la misma (labor no siempre sencilla), para evitar imposiciones que pueden incluso
ser de orden político.
Que los padres tengan conciencia que el procrear un ser humano implica no sólo un
compromiso y deber reciproco entre la pareja, sino también ante el hijo, la familia y
la sociedad. No sólo es la decisión de dos para sí; sino que afectará a la totalidad de
la familia, influirá en forma acertada o no en la sociedad, ya que la familia no es una
isla en la sociedad, sino que es la célula básica de la sociedad.
En resumen, PR es "dar vida en plenitud"; tener los hijos deseados, para transmitirles vida
"en plenitud". Es decir, que los padres (y no otros familiares o personas) enseñen a sus
hijos, día a día, no sólo con palabras, sino con el ejemplo, a ser verdaderas personas
humanas; esto exige una preparación mínima adecuada.
La PR hay que considerarla bajo diversos aspectos legítimos y relacionados entre sí.
El concepto y los aspectos de PR exige una unión estable de la pareja, donde los hijos
logren desarrollarse como verdaderos seres humanos. El matrimonio, unión estable por
excelencia y célula básica de la sociedad, garantiza el ejercicio de PR. El matrimonio
implica la unión de una persona con todo SLI valer y con todo lo que representa la medida
de su dignidad. La persona humana lleva consigo esta dimensión en cada sistema social,
económico y político.
Para evitar visiones y tendencias erróneas difundidas actualmente sobre PR, es necesario
precisar lo que significa entrega y responsabilidad. Cada hombre y cada mujer se realiza a
plenitud mediante la ENTREGA sincera de si mismos, que se hace recíproca en el
matrimonio, a través de la entrega de ]a masculinidad y la feminidad. Se trata de una
entrega total, participando en el desarrolló pleno de la pareja, aceptándola tal cual es. Esto
implica la RESPONSABILIDAD procreativa vinculada al acto conyugal. Aunque la mujer
es la primera que se da cuenta que es madre y el esposo adquiere conciencia de su
paternidad a través de su esposa, ambos son responsables de la potencial y después efectiva
PR. Ambos, asumen ante si y los demás la responsabilidad de la nueva vida suscitada por
ellos, conclusión compartida por las ciencias humanas.