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Història dels sistemes socials i polítics

Prova 3 d'avaluació continua


12/05/2018
Instruccions per a fer la prova:
- Posar només el DNI (a l'apartat reservat que teniu més avall). No cal ni nom ni niub.
- Utilitzar aquest mateix foli per a començar a respondre la pregunta.
- Màxim tres fulls comptant aquest.
- Les dues preguntes tenen dues parts: una expositiva i una argumentativa. En la
primera es demana respondre únicament en funció de la matèria del curs. En canvi en la
segona es demana una reflexió personal, sempre raonada i reflexionada. En qualsevol
cas es demana sempre un aprofundiment que no es quedi en la mera reproducció dels
materials del curs. El fet de fer a casa la prova suposa un mínim de reflexió i recerca.
- Respon només a una de les preguntes.
- Data de lliurament: divendres 1 de juny (el mateix dia en que s’haurà de fer la
prova final d’AC) – cal entregar-ho en ma i grapat, no s’admeten proves per e-mail
- Aspectes formals: lletra Times New Roman 12, interlineat senzill. Cal seguir a més
les indicacions per citar la bibliografia donades al campus virtual.
- Cal citar correctament totes les obres que s’utilitzin.
DNI:

Quina relació s’estableix entre tecnologia, capitalisme i revolució industrial?


El capitalismo y el avance tecnológico fueron determinantes a la hora de posibilitar la
revolución industrial. Ésta no fue sino un efecto de la adaptación en la industria de una
serie de avances tecnológicos, y estos avances o, mejor dicho, su uso, fue debido a la
voluntad de una serie de capitalistas de aumentar su capital.
En el siglo XV, la propuesta de Francis Bacon, sin estar aún situado en un mundo
capitalista como el de la primera revolución industrial del siglo XVIII, ya presentaba el
germen de lo que sería el papel primordial de la técnica en un mundo en desarrollo. La
sociedad avanzará en tanto en cuanto el conocimiento científico -y su aplicación, la
técnica- avance, éste nos permitirá vivir mejor y más dignamente a través del control de
la naturaleza; nos proporcionará el progreso.
En el mismo siglo XVI se lleva a cabo la reforma protestante, iniciada en Alemania y
extendida rápidamente, gracias a la imprenta, a lo largo de gran parte de Europa. La
reforma protestante influyó fundamentalmente en la formación de la mentalidad
capitalista, integrando de forma profunda en gran parte de la sociedad europea los
valores que acabarían identificándose con los de este sistema. Estos valores serian, entre
otros, la vocación por el trabajo, la austeridad o la eliminación de gastos superfluos y,
por lo tanto, el ahorro, y su reinversión, mayoritariamente en el trabajo o empresa
profesional. Con estos valores poco a poco nos vamos acercando a la noción de
rentabilidad.
Comprender esta forma de pensar nos permitirá entender la convergencia de elementos
que posibilitaron la primera revolución industrial. Partiendo de la consideración del
trabajo como algo central en la vida humana, como algo en lo que se ha de invertir gran
parte de nuestro esfuerzo y recursos disponibles, podemos entender la lógica del
excedente y de la reinversión. Partiendo de esta lógica del excedente y de la reinversión,
podemos comprender el papel de la tecnología, una vez ésta se ha pulido y potenciado
lo suficiente como para aplicarse a gran escala en los procesos de producción. Les daría
tiempo a los primeros capitalistas de la época moderna a, gracias a estos valores,
desarrollarse y crecer económicamente lo suficiente como para, en el momento en que
la técnica estuvo suficientemente desarrollada, poder invertir en nueva maquinaria que
les permitirían perfeccionar y aumentar la eficiencia de la producción y, en definitiva,
mejorar sus programas de acumulación de capital.
Efectivamente, la técnica no hizo más que aumentar el control y recortar los tiempos de
producción. También se disminuyeron los costes de producción gracias a toda una
ingeniería que permitiría dilatar el margen entre coste de producción y precio de venta,
aumentando así el beneficio final. Cada vez en mayor medida, el capitalista era más
independiente de una fuerza de trabajo humana, la cual es falible y, además, no siempre
está conforme. La relación entre capitalismo y técnica, por lo tanto, es totalmente
íntima, dado que la técnica permite realizar el sueño capitalista; acumular capital por el
mero hecho de acumularlo, el de trabajar para producir o producir para trabajar,
permitiendo, la técnica, cada vez en mayor medida, rebajar los costes de producción y,
más importante, producir muchísimo más rápido.
Produciendo tanto más rápido el capitalista tiene la oportunidad de exportar sus
productos a otros mercados. Su ritmo de producción es tan monstruosamente elevado
que el mercado de su país se le ha hecho pequeño, millones de consumidores son
insuficientes; necesita millones de millones para vender su stock. El excedente siempre
ha de ser dinero, siempre se ha de poder reinvertir.
De esta forma, parece ser que el crecimiento del poder económico del capitalista
aumenta de forma exponencial. Cuanto más tiene, más puede invertir para mejorar el
proceso de producción, y cuanto más invierte en el proceso de producción, más dinero
genera, siendo el único límite natural de este crecimiento la escasez de recursos
naturales.
¿Podrá el capitalismo superar también esta contradicción? ¿O será la causa de su
colapso?
Esta sería la relación entre capitalismo, técnica y revolución industrial, una relación tan
estrecha que parece que el avance del capitalismo y de la técnica desemboquen,
necesariamente, en una serie de revoluciones industriales.
Reflexiona al voltant del paper de la tecnologia en el sistema econòmic i polític
actual.
En el sistema económico y político actual la tecnología es fundamental. Las razones por
las cuales es tan importante en el terreno económico las he explicitado en el apartado
anterior pues, aunque me refiriese al capitalismo de la primera revolución industrial,
seguimos viviendo en un sistema capitalista, y sus estructuras no se diferencian
demasiado; fundamentalmente son las mismas. La diferencia más relevante entre estos
dos es que, hoy en día, el sistema se ha desarrollado tanto que ha podido colonizar e
incluso crear nuevos campos y motivos para reproducir hasta la saciedad la misma
lógica de producción-consumo-beneficio-mejora en la producción...
Otra diferencia con el modelo de la primera revolución industrial es el aumento del
poder económico de la mayor parte del tejido social, el proletariado. Éste mayor poder
adquisitivo del proletariado, aunque parece que en las últimas décadas va
disminuyendo, es mucho más elevado que el que tenía en la primera revolución
industrial. Ahora el ciudadano normal tiene dinero que gastar, se convierte en una de las
partes más importantes del sistema capitalista.
Otro punto interesante de la relación entre nuestro sistema actual y la tecnología es que
ésta, en lugar de solamente mejorar las formas de producción, ahora es, en sí, un
producto. De hecho, las empresas con más poder económico son las empresas
tecnológicas. De esta forma se comprueba que el capitalismo es capaz de mutar y
adaptar todo a sus categorías al convertir todo en producto -o servicio- comercializable.
Pero lo más sorprendente de nuestro sistema capitalista actual es el uso político que
hace de la tecnología. No solo en términos de propaganda política, sino también de
control de la sociedad.
Delante de una sociedad plural de distintas creencias, formas de hacer, de pensar, se
necesitan, creen algunos, herramientas muy poderosas para hacer frente a un posible
caos social. Y tampoco estoy refiriéndome a tecnologías futuristas de control individual,
las cuales parece que se empiezan a usar en China,1 sino a usos de la tecnología para el
control indirecto, como la misma organización de la ciudad y sus espacios, los sistemas
de entretenimiento y los flujos de información a través de distintas plataformas. De esta
forma, nuestras decisiones quedan mayoritariamente rebajadas a elecciones entre
distintos caminos preestablecidos.
Si algo está claro es que el capitalismo necesita poder predecir los movimientos del
mercado para sacar el máximo provecho a sus inversiones. Hemos de ser conscientes de
que, en gran parte, el mercado somos nosotros, y que, por lo tanto, puede haber intereses
para volvernos predecibles. Es por esta razón que hemos de estar atentos a la posibilidad
de que intenten colarnos mediante la excusa tecnológica y utilitarista de ‹‹una vida más
sencilla››, o incluso que ya estén presentes, distintos sistemas de control que consigan
realizar estos intereses, privándonos de nuestra libertad.

1
Ibáñez, Javier (2017), ‹‹El carné por puntos que prepara china para distinguir entre “buenos” y “malos”
ciudadanos››, El Confidencial, https://www.elconfidencial.com/mundo/2017-11-09/china-prepara-un-
carne-por-puntos-que-distinga-entre-buenos-y-malos-ciudadanos_1474811/, 25/05/2018.

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