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¿YO CRÍTICO, SOSPECHO O CREO?

La filosofía de Nietzsche representa una de las grandes críticas a la cultura occidental. El ejercicio de la
crítica es una de sus grandes contribuciones a la propia cultura que él mismo cuestiona. La crítica, todavía
hoy, es necesaria en nuestra sociedad, es actual y se convierte en un reto y una obligación para el
pensamiento. Aprender a criticar es lo que nos proponemos en estos momentos.
Miren ustedes: Los Maestros de la sospecha
Nietzsche no es el único crítico de la cultura occidental. De hecho, casi en la misma época, su esfuerzo
cuestionador se une al de otros dos no menos importantes: Marx y Freud. Los tres han sido denominados
acertadamente como los maestros de la sospecha. Esta expresión procede del filósofo francés Ricoeur;
con ella quiere hacer referencia a estos tres pensadores caracterizados por un estilo de pensamiento
cuestionador y crítico. Nietzsche es, sin lugar a dudas, el más radical y también el que ha equiparado la
tarea de la crítica con la labor de la interpretación. Ha sacado el concepto de interpretación del campo
de la filología y lo ha extendido a la filosofía en general, con lo que ésta se ha convertido en
hermenéutica (teoría de la interpretación). La vida humana no está formada solo de hechos, sino de
interpretaciones de esos hechos. Nuestra vida se mueve en una cultura determinada, con sus narraciones,
símbolos, culturas, etc. Pero las interpretaciones no son inocentes ni inmutables: nacen en un determinado
momento con unos fines determinados: la labor de la hermenéutica crítica es mostrar el origen de esas
interpretaciones.
Esto es lo que intentó Nietzsche con su método genealógico: ir a la génesis, al origen, explicar por qué
creemos en lo que creemos. Este gesto filosófico nietzscheano y un método parecido nos lo encontramos
en los otros maestros de la sospecha. Pero la crítica no es destructiva, no se trata de criticar por criticar,
sino que se busca mayor autonomía del ser humano, mayor control de su propia vida.
El arte de interpretar
«Estos tres maestros de la sospecha no son tres maestros del escepticismo: son seguramente tres grandes
"destructores" y, sin embargo, ni siquiera esto debe extrañarnos: la destrucción —dice Heidegger en Ser
y tiempo— es un momento de toda nueva fundación [...].
Ahora bien, los tres despejan el horizonte para una palabra más auténtica, para un nuevo reinado de la
verdad, no solo por medio de una crítica "destructora", sino mediante la invención de un arte de
interpretar.» P. Ricoeur: Freud, una interpretación de la cultura. México, Siglo XXI

Críticos de la Son objeto de Tienen un método de Para llegara reconocer Y así conseguir
Cultura Malinterpretaciones yInterpretación que Algo más fundamental y que el ser
Acusaciones consiste En poner de Radical, que es... Humano alcance
manifiesto lo Oculto... mayor...
MARX Se le acusa de economicismo Crítica de las Los intereses y
y materialismo ideologías necesidades humanas
Conciencia de sí
NIETZSCHE Se le acusa de biologismo y Método genealógico La vida y la voluntad de
Autonomía
de apología de la violencia poder
Madurez
FREUD Es visto como un psiquiatra Psicoanálisis El deseo humano
que exalta la sexualidad

La crítica de nuestra cultura y de nuestro mundo


Nuestra cultura también puede ser objeto de sospecha. El filósofo debe sospechar de lo que ve. Las cosas
no son tal y como nos las presentan, y más allá de la apariencia debemos buscar la verdad. Pero la crítica,
como sucede con los tres maestros de la sospecha, no es estéril, sino que tiene una finalidad: criticamos
para conseguir algo y, sobre todo, criticamos en función de algo. Si no tuviésemos criterios (valores o
creencias), no podríamos fundamentar nuestra crítica. Se precisan convicciones para que la crítica pueda
ser consistente. Los valores o criterios de los filósofos mencionados eran la autonomía del ser humano,
la libertad, la justicia, etc. La tarea filosófica exige, pues, una revisión constante de nuestros valores para
que la crítica siempre sea viva y humanizadora. Nunca podemos perder de vista el para qué criticamos,
qué queremos conseguir, qué sociedad y qué mundo queremos.
Claves para la sospecha y la crítica
Siguiendo la crítica de las ideologías (Marx), el método genealógico (Nietzsche) o algunos aspectos del
método psicoanalítico (Freud), podemos decir que:

Las teorías o interpretaciones deforman la realidad y nos ocultan la verdad cuando:


 Lo que es producto de la historia se nos presenta como algo natural;
 Lo que es particular de un lugar o cultura se nos hace pasar por general o universal.

Por eso, la tarea crítica ha de mostrar que:


 Todo lo humano es histórico;
 Las ideas están condicionadas por las circunstancias
Ejemplo:
Habla es Director de un colegio: "Estas son las normas del colegio, así han sido siempre y lo que tienes
que hacer es limitarte a cumplirlas». Nosotros, los filósofos, debemos ejercer la sospecha y preguntar
respetuosamente: ¿Son las normas del colegio algo fijo e inmutable?
¿Hay que limitarse a cumplirlas solo porque hayan sido siempre así?, etc. Las normas del colegio son
históricas, aparecen aquí y ahora, y pueden ser cambiadas y discutidas. ¿Quiere eso decir que sean malas
normas y que el jefe de estudios no tenga razón? No necesariamente. Lo que hay que exigir es
argumentaciones y explicaciones. El objetivo de la crítica no es "acabar con el orden establecido", sino
que ese orden pueda ser asumido de manera autónoma, reflexiva y razonada. Solo pretende acabar con
los posibles "desórdenes establecidos" y exigir la argumentación y el razonamiento, que es la esencia
misma de la actividad filosófica ya desde sus comienzos en Grecia.

ACTIVIDADES:

Lanza tu crítica sobre algún aspecto de "tu mundo" que no te guste (por ejemplo, instituciones políticas,
sociales, familiares, educativas, etc.), o algún rasgo de esta sociedad (el consumismo, el egoísmo, etc.).
¿Qué criticarías? ¿Cómo lo criticarías?
Procura utilizar los elementos que aquí te presentamos.
Puedes seguir el siguiente orden de exposición:
1. Describe la situación que criticas o que denuncias. Procura describirla de manera detallada, no olvides
que el objetivo es convencer a otros para llegar a cambiar realmente las cosas.
2. Presenta las explicaciones que se suelen dar para “ocultar” y “enmascarar” esa situación que
denuncias.
3. Desenmascara esas explicaciones (mostrando que están condicionadas, que no son absolutas, que
responden a intereses...).
4. Propón tu visión del asunto o del problema (¿cómo lo harías tú?, ¿cómo organizarías tú la sociedad?).
Expón, tus valores, tus convicciones, tus creencias.
5. Recibe la crítica de los otros, y revisa tus creencias y valores; proponlos de nuevo, y así
sucesivamente, dialogando y viviendo; de esta manera pondremos la filosofía, la reflexión y la propia
cultura al servicio de la vida (¡como quería Nietzsche!).

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