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I.

DEFINICIÓN:
La palabra Estrés se deriva del griego STRINGERE, que significa provocar tensión. Esta
palabra se utilizó por primera vez en el siglo XIV y a partir de entonces se empleó en
diferentes textos en inglés como STRESS, STRESSE, STREST y STRAISSE.

Cannon aplicó el término estrés a "todo estímulo susceptible de provocar una reacción de
lucha o de huida".

Una de las definiciones más recientes de estrés ha sido planteada por (McEwen, 2000) “El
estrés puede ser definido como una amenaza real o supuesta a la integridad fisiológica o
psicológica de un individuo que resulta en una respuesta fisiológica y/o conductual.

Según la definición de (Gold, 1992) “se puede definir al estrés como un estado de falta de
armonía o una amenaza a la homeostasis. La respuesta adaptativa puede ser específica,
o generalizada y no específica.

Para la Real Academia de la Lengua Española, el estrés se define como la tensión


provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos
psicológicos a veces graves.

Para la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) el estrés es "el conjunto de reacciones


fisiológicas que prepara al organismo para la acción".

El modo de afrontar las situaciones determina en gran manera su resolución satisfactoria,


y, por ende, su adaptación. En este sentido (Lazarus, 2000) define el estrés como "una
relación particular entre el individuo y el entorno que es evaluado por aquél como
amenazante o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su bienestar".

En general tendemos a creer que el estrés es consecuencia de circunstancias externas a


nosotros, cuando en realidad entendemos que es un proceso de interacción entre los
eventos del entorno y nuestras respuestas cognitivas, emocionales y físicas. Cuando la
respuesta de estrés se prolonga o intensifica en el tiempo, nuestra salud, nuestro
desempeño académico o profesional, e incluso nuestras relaciones personales o de pareja
se pueden ver afectadas.

Entonces se puede decir también que el estrés es la respuesta automática y natural de


nuestro cuerpo ante las situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes ya que
nuestra vida y nuestro entorno, en constante cambio, nos exigen continuas adaptaciones;
por tanto, cierta cantidad de estrés (activación) es necesaria.
Además, el significado de la palabra estrés viene dado por tres concepciones teóricos: el
estrés como estímulo, el estrés como respuesta y el estrés como interacción estímulo-
respuesta.

Estrés como estímulo

Se refiere a escenarios que provocan malestar y alteran o pueden alterar el organismo. El


estrés como estímulo es cualquier circunstancia que de forma inusual o extraordinaria
exige del individuo un cambio en su modo de vida habitual (Homes, 1967).

Estas situaciones o acontecimientos, denominados estresores, pueden enmarcarse en


diferentes escenarios: exámenes, acudir a consulta médica, entrevista de trabajo o algo
desconocido y nuevo.

Estrés como respuesta

Estrés es la respuesta fisiológica o psicológica que manifiesta un individuo ante un estresor


ambiental. La respuesta hace que el individuo responda a la nueva situación con recursos,
sobre todo a nivel fisiológico y cognitivo. Cuando las demandas de la situación se han
resuelto, cesa la respuesta del estrés y el organismo vuelve al estado de equilibrio
(Labrador, 1993).

Las respuestas que se producen en el individuo son hormonales, a las que les corresponde
las reacciones de estrés orgánicas, funcionales y somáticas.

El estrés como respuesta tiene 3 fases que son: Fase de Alarma, de Resistencia y de
Agotamiento.

El estrés produce cambios químicos en el organismo. Ante una situación estresante, el


cerebro envía señales químicas que activan la secreción de hormonas (adrenalina) en la
glándula suprarrenal. Estas hormonas provocan una reacción en cadena: aumento de la
frecuencia cardíaca, aumentos de la tensión arterial, la sangre se desvía hacia los
músculos y aumenta el nivel de insulina para metabolizar más energía.

Estas reacciones a corto plazo no son dañinas y permiten evitar el peligro o ajustar la
energía a las nuevas condiciones; el problema se produce cuando la situación se mantiene,
ya que la fatiga resultante es nociva para el individuo (úlcera estomacal, hipertensión
arterial, angina de pecho o infarto; pérdida o aumento de apetito, entre otros).

Estrés como interacción estímulo-respuesta:


El estrés es considerado por (Lazarus R. &., 1986) como una relación estímulo-respuesta,
sentida por el individuo como amenazante o desbordante de sus posibilidades y amenaza
su bienestar.

Figura 1: Principales definiciones de estrés según los modelos conceptuales (tomado de


Fernández Baena, 2007)

Esta definición se refiere a la percepción individual de cada sujeto, que explica la


variabilidad de respuestas de las personas ante situaciones de estrés iguales. Depende de
las habilidades y recursos del individuo, “no cualquier situación adversa o con propiedades
afectivamente negativas es por sí sola estresante. Sólo lo es cuando las circunstancias
empiezan a erosionar la capacidad de reacción y los recursos del sujeto” (Fierro, 2002).

1.1. ESTRÉS LABORAL

El estrés laboral aparece cuando se presenta un desajuste entre la persona, el puesto de


trabajo y la propia organización.

La Comisión Europea define el estrés laboral como “un patrón de reacciones emocionales,
cognitivas, fisiológicas y de comportamiento a ciertos aspectos adversos o nocivos del
contenido del trabajo, organización del trabajo y el medio ambiente de trabajo. Es un estado
que se caracteriza por altos niveles de excitación y de respuesta y la frecuente sensación
de no poder afrontarlos".

II. TIPOS DE ESTRÉS:

2.1. Estrés agudo


El trastorno por estrés agudo está caracterizado por la existencia de recuerdos intrusivos
durante un corto periodo de tiempo posterior a un acontecimiento traumático o abrumador.

El estrés agudo es la forma de estrés más común. Surge de las exigencias y presiones del
pasado reciente y las exigencias y presiones anticipadas del futuro cercano. El estrés
agudo es emocionante y fascinante en pequeñas dosis, pero cuando es demasiado resulta
agotador.

Del mismo modo, exagerar con el estrés a corto plazo puede derivar en agonía psicológica,
dolores de cabeza tensiónales, malestar estomacal y otros síntomas. Afortunadamente, la
mayoría de las personas reconocen los síntomas de estrés agudo. Por ejemplo, aquí se
menciona una lista de lo que podría producir el estrés agudo, mayormente es de lo que ha
ido mal en sus vidas: el accidente automovilístico que abolló el parachoques, la pérdida de
un contrato importante, un plazo de entrega que deben cumplir, los problemas ocasionales
de su hijo en la escuela, entre otras cosas más.

Cabe mencionar también que el trastorno por estrés agudo se diagnostica cuando la
persona afectada ha estado expuesta directa o indirectamente a un evento traumático y ha
presentado por lo menos 9 de los siguientes síntomas durante un período de 3 días a 1
mes:

 Recuerdos angustiantes recurrentes, incontrolables e intrusivos del acontecimiento


al que ha estado expuesta
 Sueños angustiosos recurrentes del acontecimiento
 Sensación de revivir el acontecimiento traumático, por ejemplo, en forma de
flashbacks
 Angustia psicológica o física intensa cuando recuerda el evento (por ejemplo, en el
aniversario de cuando tuvo lugar, o al escuchar sonidos similares a los que oyó
durante el acontecimiento)
 Incapacidad persistente para experimentar emociones positivas (como felicidad,
satisfacción o amor)
 Alteración del sentido de la realidad (por ejemplo, sensación de aturdimiento o de
que el tiempo se ha hecho más lento)
 Incapacidad para recordar una parte importante del acontecimiento traumático
 Esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiantes
asociados con el evento
 Esfuerzos para evitar recordatorios externos (personas, lugares, conversaciones,
actividades, objetos y situaciones) asociados con el evento
 Alteraciones del sueño
 Irritabilidad o estallidos de ira
 Excesiva atención a la posibilidad de peligro (hipervigilancia)
 Dificultad para concentrarse
 Respuesta exagerada a los ruidos fuertes, los movimientos bruscos, u otros
estímulos (respuesta de sobresalto)

Por tanto, se dice que las personas que presentan trastorno por estrés agudo han estado
expuestas a un suceso aterrador, que pueden experimentar directa o indirectamente.
Mayormente las personas afectadas reviven mentalmente el acontecimiento traumático,
evitan todo aquello que les haga recordarlo y experimentan un aumento de la ansiedad.

Las personas con este trastorno pueden presentar síntomas disociativos. Por ejemplo,
pueden sentirse emocionalmente insensibles o desconectadas de sí mismas. Pueden tener
incluso la sensación de que no son reales. Se desconoce el número de personas con
trastorno por estrés agudo. La probabilidad de desarrollar un trastorno por estrés agudo es
tanto mayor cuanto más grave es el suceso traumático.

Dado que es a corto plazo, el estrés agudo no tiene tiempo suficiente para causar los
daños importantes asociados con el estrés a largo plazo. Los síntomas más comunes son:

 Agonía emocional: una combinación de enojo o irritabilidad, ansiedad y depresión,


las tres emociones del estrés.
 Problemas musculares que incluyen dolores de cabeza tensos, dolor de espalda,
dolor en la mandíbula y las tensiones musculares que derivan en desgarro muscular
y problemas en tendones y ligamentos;
 Problemas estomacales e intestinales como acidez, flatulencia, diarrea,
estreñimiento y síndrome de intestino irritable;
 Sobreexcitación pasajera que deriva en elevación de la presión sanguínea, ritmo
cardíaco acelerado, transpiración de las palmas de las manos, palpitaciones,
mareos, migrañas, manos o pies fríos, dificultad para respirar, y dolor en el pecho.

El estrés agudo puede presentarse en la vida de cualquiera, y es muy tratable y manejable.

FUENTE: http://rualonso.blogspot.pe/search/label/Estr%C3%A9s

2.2. Estrés agudo episódico


El estrés agudo episódico afecta a una persona de manera recurrente. Comúnmente, esta
clase de estrés afecta a aquellas personas que llevan una vida desordenada, que siempre
andan con apuro y que las cosas por lo general suelen resultarles adversas. Estas
personas suelen asumir muchas responsabilidades y luego no pueden lidiar con todas
ellas.

Quienes padecen estrés agudo episódico suelen tener mal carácter, suelen ser irritables,
ansiosos, tensos, e incluso pueden volverse hostiles. Esta clase de estrés también afecta
las relaciones interpersonales, así como la relación que esta persona mantenga con su
trabajo.

Por otra parte, están aquellas personas que tienen estrés agudo con frecuencia, cuyas
vidas son tan desordenadas que son estudios de caos y crisis. Siempre están apuradas,
pero siempre llegan tarde. Si algo puede salir mal, les sale mal. Asumen muchas
responsabilidades, tienen demasiadas cosas entre manos y no pueden organizar la
cantidad de exigencias autoimpuestas ni las presiones que reclaman su atención. Parecen
estar perpetuamente en las garras del estrés agudo.

Otra forma de estrés agudo episódico surge de la preocupación incesante. Los "doña o don
angustias" ven el desastre a la vuelta de la esquina y prevén con pesimismo una catástrofe
en cada situación. El mundo es un lugar peligroso, poco gratificante y punitivo en donde lo
peor siempre está por suceder. Los que ven todo mal también tienden a agitarse
demasiado y a estar tensos, pero están más ansiosos y deprimidos que enojados y hostiles.
Culpan a otras personas y hechos externos de sus males. Con frecuencia, ven su estilo de
vida, sus patrones de interacción con los demás y sus formas de percibir el mundo como
parte integral de lo que son y lo que hacen.

Los síntomas del estrés agudo episódico son los síntomas de una sobre agitación
prolongada: dolores de cabeza tensos y persistentes, migrañas, hipertensión, dolor en el
pecho y enfermedad cardíaca. Tratar el estrés agudo episódico requiere la intervención en
varios niveles, que por lo general requiere ayuda profesional, la cual puede tomar varios
meses.

Estas personas pueden ser sumamente resistentes al cambio. Sólo la promesa de alivio
del dolor y malestar de sus síntomas puede mantenerlas en tratamiento y encaminadas en
su programa de recuperación.

FUENTE: https://es.wikihow.com/tratar-el-trastorno-por-estr%C3%A9s-agudo
2.3. Estrés crónico
El estrés crónico es el más peligroso, ya que pone en riesgo la salud y la vida de las
personas. Esta clase de estrés resulta agotador y desgasta a las personas con el tiempo.
Por ello, puede ser necesario recurrir a tratamientos médicos para curarlo.

El estrés crónico aparece cuando una persona no encuentra una salida a una situación
deprimente. En otras palabras, suele ocurrir cuando presiones o exigencias agobian a las
personas durante periodos largos. Ante ello, la persona abandona cualquier esperanza de
solución.

Como este tipo de estrés dura mucho tiempo, las personas corren el riesgo de
acostumbrarse a él. Las personas suelen ignorarlo, se olvidan de que los está afectando.
Por ello, el estrés crónico también puede afectar la personalidad.

Algunos expertos creen que, en ocasiones, el estrés crónico podría provenir de un suceso
durante la infancia. Alguna experiencia traumática de la niñez, que haya sido interiorizada
y se mantenga constante, podría desencadenar en este tipo de estrés.

Si bien el estrés agudo puede ser emocionante y fascinante, el estrés crónico no lo es. Este
es el estrés agotador que desgasta a las personas día tras día, año tras año. El estrés
crónico destruye al cuerpo, la mente y la vida. Hace estragos mediante el desgaste a largo
plazo. Es el estrés de la pobreza, las familias disfuncionales, de verse atrapados en un
matrimonio infeliz o en un empleo o carrera que se detesta.

Algunos tipos de estrés crónico provienen de experiencias traumáticas de la niñez que se


interiorizaron y se mantienen dolorosas y presentes constantemente. Algunas experiencias
afectan profundamente la personalidad. Se genera una visión del mundo, o un sistema de
creencias, que provoca un estrés interminable para la persona (por ejemplo, el mundo es
un lugar amenazante, las personas descubrirán que finge lo que no es, debe ser perfecto
todo el tiempo). Cuando la personalidad o las convicciones y creencias profundamente
arraigadas deben reformularse, la recuperación exige el autoexamen activo, a menudo con
ayuda de un profesional.

El estrés crónico mata a través del suicidio, la violencia, el ataque al corazón, la apoplejía
e incluso el cáncer. Las personas se desgastan hasta llegar a una crisis nerviosa final y
fatal. Debido a que los recursos físicos y mentales se ven consumidos por el desgaste a
largo plazo, los síntomas de estrés crónico son difíciles de tratar y pueden requerir
tratamiento médico y de conducta y manejo del estrés.
FUENTE: https://www.recursosdeautoayuda.com/estres-cronico/

2.4. TIPOS DE ESTRÉS LABORAL


(Gilboa, 2006) diferencia dos tipos de estrés laboral:

1. Cuando las demandas laborales superan los recursos del trabajador: En este
caso se produce un efecto de desajuste.
2. Cuando el trabajador se ve expuesto a eventos críticos: En este caso se
produce un efecto de descompensación, especialmente si la exposición es
a estresores intensos o agudos.

En este sentido, el estrés como riesgo psicosocial no consiste en las respuestas


propias de las situaciones de tensión, que es una respuesta de alerta del
organismo, ni tampoco en el conjunto de ellas, sino que es un estado de
agotamiento del organismo que dificulta de forma importante las respuestas
funcionales y adaptativas del organismo y la persona. Como tal, produce un
deterioro global e importante en el rendimiento del trabajador y en la misma
organización laboral como totalidad.
Es importante atender a las formas que pueden adoptar la respuesta de estrés pues
resultan relevantes para su aplicación posterior al ámbito laboral. Dos son las
formas principales, el estrés crónico y el estrés temporal. Tanto uno como otro
tienen marcadas consecuencias en la salud, resultado del agotamiento del
organismo en la respuesta para solucionar los problemas o las amenazas. También
se ha reconocido modalidades complementarias que aluden a la intensidad de la
respuesta, como es la respuesta de estrés agudo debida a la intensidad del
problema y al esfuerzo que debe hacer el organismo para responder a ella, y la
respuesta de estrés postraumático en el que se mantiene o incluso se amplía el
nivel de la respuesta en el tiempo. Todas estas formas tienen su correspondencia
en el marco laboral.

Bibliografía
Fierro, A. (2002). Personalidad, persona, acción. Un tratado de Psicología. Madrid: Alianza
Editorial.

Gilboa, S. S. (2006). A meta-analisys or work demands and stressors and job perfonmance:
examining main and moderate effects.

Gold, C. y. (1992). The Concepts of Stress and Stress System Disorders. Journal American Medical
Asociatio.

Homes, T. H. (1967). The social readjustment scale. Journal of Psychosomatic.

Labrador, F. J. (1993). Estrés. Trastornos psicofisiológicos. Madrid: Eudema.

Lazarus. (2000). Estres y Emoción. Bilbao: Desclee de Brouwer.

Lazarus, R. &. (1986). Estrés y Procesos cognitivos. Barcelona: Martinez Roca.

McEwen, B. (2000). The neurobiology of stress: from serendipity to clinical relevance. Brain
Research.

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