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Efesios 1:3–14 El primer capítulo de Efesios describe las bendiciones que Dios le da

a usted y a todos los creyentes en Cristo Jesús.

Que estas diez razones para alabar a Dios vengan a su mente a menudo mientras
usted recuerda todo lo que Dios ha hecho por usted.

1. Porque Él lo ha bendecido con toda bendición espiritual «Bendito sea el Dios y


Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo» (v. 3). A Dios le encanta bendecir a su
pueblo. A causa de que sus bendiciones espirituales están aseguradas en el cielo, no
están limitadas por nuestras acciones o por el tiempo terrenal. Están basadas en Su
carácter y en Su propósito para usted.

2. Porque Él lo ha escogido «Según nos escogió en Él antes de la fundación del


mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él» (v. 4) Ningún
cristiano comprende por qué Dios lo escogió, pero en Su gracia Él lo hizo. Usted era
parte de su plan divino antes que el tiempo comenzara. ¿No lo motiva esa gracia a
amarlo y a vivir para Él aun más?

3. Porque Él lo ha predestinado y adoptado «En amor nos predestinó para adopción


como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad» (v.
5). Predestinado significa «escogido de antemano». La obra de Dios en su vida
garantiza que Él cumplirá Su plan perfecto para usted: que usted sea adoptado en
Su familia. A causa de lo que Jesús hizo en la cruz, cuando usted cree, se convierte
en un hijo o hija del Dios Viviente.

4. Porque Él lo ha redimido «Para alabanza de la gloria de su gracia que


gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado. En Él tenemos redención
mediante su sangre» (v. 6–7a). Dios envió a su Hijo para pagar el precio que lo
compraría a usted; para librarlo de la prisión de la consecuencia de su pecado. El
precio que Dios pagó no fue en plata ni oro, sino en la sangre preciosa de Su propio
Hijo (1 Pedro 1:18–19). ¡Dios lo ha hecho a usted libre!

5. Porque Él lo ha perdonado «[Nosotros tenemos] el perdón de nuestros pecados»


(v. 7b). A causa del sacrificio de Jesús, Dios ya no cuenta la deuda de su pecado
contra usted. Él ha perdonado todos sus pecados. Esto significa que Él ya no
recuerda ninguna de sus transgresiones. ¡Usted es sin mancha ante Él! Usted puede
estar seguro de su perdón continuo hoy… y aun mañana.

6. Porque Él ha hecho abundar su gracia sobre usted «… según las riquezas de su


gracia que ha hecho abundar para con nosotros» (v. 7c-8a) La gracia de Dios
significa «Su favor inmerecido». Dios le da a usted lo que no merece. Usted ha sido
bendecido con vida, aliento, compañerismo con Él, y muchísimo más. Dios anhela
darle gracia a las personas, y cuando Él da, Él da abundante y extravagantemente.

7. Porque Él nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad «En toda sabiduría y


discernimiento nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según el beneplácito
que se propuso en Él, … es decir, de reunir todas las cosas en Cristo, tanto las que
están en los cielos, como las que están en la tierra» ( v. 8b–10). El misterio que Dios
reveló a través de Jesús es su plan de salvación. Dios también ha dado a conocer su
deseo de que todos los creyentes estén unidos en un mismo cuerpo, la Iglesia. No
hay división entre hombre y mujer, esclavo o libre, judío o gentil. Somos uno en
Cristo.

8. Porque Él ha proporcionado una herencia eterna «En Él también hemos obtenido


herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que obra todas
las cosas conforme al consejo de su voluntad, a fin de que nosotros, que fuimos los
primeros en esperar en Cristo, seamos para alabanza de su gloria» (v. 10b–12). Al
presente, Dios le ha dado a usted todas las recompensas de la salvación, incluyendo
la paz con Dios y ser coheredero con Cristo. En el futuro, usted heredará todas las
riquezas espirituales del cielo. Este regalo es para el bien de usted y para Su gloria.

9. Porque Él lo ha sellado en Cristo «En Él también vosotros, después de escuchar el


mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis
sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa» (v. 13). Dios lo ha «sellado», o
marcado, a usted como propiedad de Él a través de la presencia del Espíritu Santo
en su vida. Este sello fue una acción permanente que le da la seguridad de que usted
es hijo de Dios, teniendo derecho a Sus riquezas y a Su bondad.

10. Porque Él ha garantizado su herencia «[El Espíritu Santo] nos es dado como
garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de
Dios, para alabanza de su gloria» (v. 14). La presencia del Espíritu Santo en su vida
es una promesa, un primer pago, de los tesoros que serán suyos en el cielo. Cuando
usted vaya al cielo, morará con Dios plenamente. Hay más en camino. ¡Qué razón
tan maravillosa para alabar a Dios!

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