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DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y

EL BIEN COMÚN
Democracia es una forma de organización de grupos de personas, cuya
característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad
de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad
colectiva de los miembros del grupo. En sentido estricto la democracia es una
forma de gobierno, de organización del Estado, en la cual las decisiones
colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación
directa o indirecta que les confieren legitimidad a los representantes. En sentido
amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que todos sus
habitantes son libres e iguales ante la ley y las relaciones sociales se establecen
de acuerdo a mecanismos contractuales. La democracia se define también a
partir de la clásica clasificación de las formas de gobierno realizada por Platón
primero y Aristóteles después, en tres tipos básicos: monarquía (gobierno de
uno), aristocracia (gobierno de pocos) democracia (gobierno de la multitud para
platón y de los demás para Aristóteles.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y DERECHOS HUMANOS
La participación ciudadana es un
derecho humano fundamental. El
derecho a la participación se encuentra
recogida en los principales acuerdos,
declaraciones y pactos del derecho
internacional. Veamos.
En la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (10-12-1948) se
contempla que toda persona tiene
derecho a participar en el gobierno de su
país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos (artículo
21).
En el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (16-12-1966) se indica
que todos los ciudadanos gozarán, sin ninguna de las restricciones mencionadas
en el artículo 2 (raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra
índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición social), y sin restricciones indebidas de los siguientes derechos y
oportunidades para participar en la dirección de los asuntos públicos
directamente, o por medio de representantes libremente elegidos votar y ser
elegido en elecciones periódicas, auténticas, realizadas por sufragio universal e
igual y por voto secreto que garantice la libre voluntad de los electores y c) tener
acceso, en condiciones generales de igualdad a las funciones públicas de su
país (artículo 25).
En la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos / Pacto de San José
(7 al 22 de Noviembre de 1969) se expresa que, todos los ciudadanos deben
gozar de los siguientes derechos y oportunidades: a) participar en la dirección
de los asuntos públicos, directamente, o por medio de representantes libremente
elegidos; b) de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas,
realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre
expresión de la voluntad de los electores, y c) de tener acceso en condiciones
generales de igualdad, a las funciones públicas de su país (artículo 23).

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En la Carta Democrática Interamericana (11-09-2001) se determina a lo largo de
su contenido, la relevancia estratégica del derecho a la participación para el
ejercicio pleno de la democracia en el continente americano. La democracia
representativa se refuerza y profundiza con la participación permanente, ética y
responsable de la ciudadanía en un marco de legalidad, conforme al respectivo
orden constitucional (artículo 2). Por otra parte, establece que la participación de
la ciudadanía en las decisiones relativas a su propio desarrollo es un derecho y
una responsabilidad. Promover y fomentar diversas formas de participación
fortalece la democracia (artículo 6). Y que los programas y actividades se
dirigirán a promover la gobernabilidad, la buena gestión, los valores
democráticos y el fortalecimiento de la institucionalidad política y de las
organizaciones de la sociedad civil (artículo 27).
En el caso venezolano y, en materia de Derechos Humanos, la Constitución
Bolivariana establece en su articulado mecanismos que garantizan -al menos
formalmente-, el respeto de los derechos humanos, en el marco del derecho
internacional público; de cinco maneras diferentes:
– reconoce y se compromete a la protección de los derechos humanos de
acuerdo al principio de progresividad y sin discriminación alguna; con base a los
tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la República
(CRBV)
– establece que la no enunciación expresa de derechos humanos en el texto
constitucional no supone su negación, ni el ejercicio de los mismos (CRBV);
– determina que los pactos y convenciones relativos a los derechos humanos
suscritos y ratificados por Venezuela tienen jerarquía constitucional y prevalecen
en el orden interno; siempre y cuando sean más favorables que las establecidas
en la Constitución y las leyes de la República. (CRBV, artículo 24);
– determina la obligación del Estado a investigar y sancionar las violaciones de
los derechos humanos (CRBV) y,
– establece el recurso de amparo ante organismos internacionales, en caso de
que haya personas afectadas en el disfrute de sus derechos humanos (CRBV,
artículo 31).
Participación ciudadana y bien común
La base adecuada de todo obrar en
común con otros y de toda comunidad es
el bien común. El bien común de una
comunidad de personas que obran no
puede ser más que la realización de
cada una de sus personas mediante la
acción, y esto exige no solamente que la
acción esté orientada hacia el bien, sino
también que sea propiamente una
acción de la persona. Es por esto que no
hay bien común sin participación y aquí
se halla la única manera personalista de
realizar una acción colectiva. En este sentido, el bien común funda toda auténtica
comunidad humana, que existe como una comunidad propiamente humana en
la medida misma en que está unificada por un bien común, objetivamente
verdadero y subjetivamente vivido como tal por sus miembros. Por lo demás, las
diversas comunidades se identifican mediante los diversos bienes comunes a los
que tienden. De particular importancia son las comunidades naturales (familia,

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nación, comunidad religiosa), que son comunidades de ser y no sólo de acción.
En estas comunidades, todo miembro espera, de modo natural, poder participar
en las decisiones, elegir con los otros, y espera que en la elección común se
tengan en cuenta las exigencias de su realización personal. En una auténtica
comunidad humana, el que participa está dispuesto a sacrificar su propio bien
particular en aras del bien común, no porque considere el bien común como
superior al bien particular, sino porque la realización del valor de su propia
persona, obtenido por el sacrificio, es mayor y más digno que el que podría ser
obtenido prefiriendo su propio interés particular antes que el bien común. En toda
comunidad humana existen hábitos de comportamiento respecto del bien común
que definen el clima espiritual de esta comunidad. Son las actitudes, algunas de
ellas son auténticas: permiten mediante la participación la realización de la
persona. Otras son inauténticas: obstaculizan e impide esa realización. Son
auténticas las actitudes que respetan el valor personalista de la acción y, por
consiguiente, la subordinación dinámica de la acción a la verdad. Éstas son la
solidaridad y la oposición. Actitudes no auténticas son, por el contrario, el
conformismo y la falta de compromiso
Mecanismos de participación ciudadana
Presupuesto participativo.- es una herramienta de democracia
deliberativa o de la democracia directa que permite a la ciudadanía incidir o
tomar decisiones referentes a los presupuestos públicos, tanto a nivel estatal
como a nivel autonómico o local.
Es un proceso de consulta y diálogo entre la comunidad y las autoridades sobre
cuáles son las prioridades de inversión de un municipio. Se trata de dividir el
territorio en el que se va a realizar la consulta sobre los presupuestos,
englobando a todas las personas que se vean afectados en ellos y formar
diferentes secciones de pequeño tamaño para que en cada una de ellas se
puedan realizar propuestas y debatirlas con argumentos válidos y deliberando,
que es el fin de la democracia deliberativa; a continuación de cada uno de los
distritos se eligen al azar ciertas personas para que lleven las propuestas a
unas asambleas conjuntas en las que se reúnen todos los delegados y deciden
de nuevo qué solución van a tomar, debatiendo de nuevo qué va a ser lo mejor
para la mayoría, siempre dentro de unas normas estipuladas, tomando una
decisión acorde con los derechos de las personas e intentando no perjudicar
sobremanera a nadie. Si en la primera asamblea no se llega a un acuerdo se
realizan más asambleas hasta que se consigue la solución preferida por la
mayoría y finalmente, si no se llega a una conclusión, se decide por votación.
Ley de transferencia y acceso a la información pública.-
La Ley 27806, Ley de transparencia y acceso a la información pública, fue
publicada el 3 de agosto del 2002, y modificada por la Ley 27927. Su Texto Único
Ordenado se aprobó a través del Decreto Supremo 043-2003-PCM, publicado el
24 de abril del 2003. Posteriormente, se aprobó su reglamento a través del
Decreto Supremo 072-2003-PCM, publicado el 7 de agosto del 2003.
La Ley de transparencia y acceso a la información pública precisa que las
entidades públicas deberán brindar la información solicitada por los ciudadanos.
De no mediar respuesta en los plazos establecidos por la ley el solicitante puede
considerar denegado su pedido.

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No pueden exigirse pagos especiales por concepto de “derecho de búsqueda o
de información”, pues sólo deberá pagarse el costo real de la fotocopia o de la
impresión del documento solicitado.
Este derecho no es absoluto. Las excepciones pueden estar referidas a
informaciones que afectan la intimidad, la seguridad nacional, el secreto
bancario, la reserva tributaria y las que expresamente se excluyen por ley.
La Ley distingue tres tipos de información excluida: (a) secreta –ámbito militar y
de inteligencia; (b) reservada –ámbito policial y de relaciones exteriores y; (c)
confidencial –intimidad, secreto bancario, reserva tributaria, etc. Se ha dejado
atrás la clasificación ambigua e imprecisa que antes existía. Así por ejemplo, el
concepto de seguridad nacional fue utilizado de manera exageradamente
amplia, tal como se aprecia de los manuales de clasificación de información de
las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, que utilizaron hasta cinco tipos de
clasificación (secreta, estrictamente secreta, reservada, estrictamente reservada
y confidencial), las cuales hoy han sido superadas.
Además, la Ley contiene un conjunto de disposiciones que tratan de promover la
transparencia; y es que el Estado no sólo debe entregar la información que le
soliciten, sino además, debe dictar medidas que pongan a disposición de la
ciudadanía la información y que garanticen el escrutinio público. Así, se
establecen diversas obligaciones a las entidades públicas. Entre ellas destacan:
Órganos de participación y vigilancia en la gestión
educativa.-
Esta labor se realiza con el fin de fortalecer y plantear el futuro educativo, a través
del trabajo que se realiza en el Consejo Participativo Regional de Educación
(Copare), y en el Consejo Participativo Local de Educación (Copale), informó la
Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana.
“Tanto el Copare y el Copale, como órganos de participación social
comprometidos con el futuro educativo local y regional, acompañan a las
instancias descentralizadas (DRE, UGEL e instituciones educativas) para que la
gestión sea eficiente y transparente”, aseveró el titular de la Dirección Regional
de Educación de Lima Metropolitana (DRELM), Guillermo García Samamé.
“Por ese motivo hoy asumimos el reto que nos plantea la Ley General de
Educación, de alcanzar una educación de calidad con equidad”, agregó.
Explicó que el Copare cumple un rol importante, pues, contribuye en la
elaboración, seguimiento y evaluación del Proyecto Educativo Regional.
Constituye un espacio de concertación entre las instituciones vinculadas al
quehacer educativo y otras de la región, con la finalidad de sumar esfuerzos para
mejorar la calidad educativa y el desarrollo de la región.
El Copare está integrado por representantes de los docentes, de las
universidades e institutos superiores, representantes de los sectores
económicos productivos, representantes de la comunidad educativa local,
representantes de las instituciones públicas y privadas de la región.
Además, canaliza la participación de la sociedad civil en la gestión educativa del
gobierno regional mediante su intervención democrática en la elaboración,
seguimiento y evaluación del Proyecto Educativo Regional.
También, opina y vela por el cumplimiento de la política educativa regional y
nacional, y las medidas a favor de la universalidad, equidad y calidad del servicio
educativo.

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