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6 Prólogo:
13 Las experiencias de casi todos nosotros suelen ser bastantes limitadas. Leyendo, las
14 multiplico, me asomo a horizontes vitales que, si no, nunca hubiera conocido. Gracias
15 a los libros, me hago más hombre, comprendo mejor la realidad y me entiendo un
16 poquito más a mí mismo.
17 1. Literatura:
18 Por supuesto, Cervantes no escribió para dar materia de estudio a los cervantistas; ni
19 Dante, para que se compusieran comentarios a su Divina Comedia; ni Proust, para
20 dar ocasión a las explicaciones biográficas o psicoanalíticas de A la recherche du temps
21 pedu; ni Cortázar, para que los investigadores intenten descifrar y aclarar las
22 complejidades estructurales de Rayuela.
23 Son, simplemente, libros. Libros que ha escrito un hombre y que leen otros hombres:
24 con placer, con disgusto, con emoción, con aburrimiento. Si el aburrimiento supera
25 ciertos límites, abandonarán la lectura a la mitad. Esto es la base de toda literatura:
26 el placer que obtiene leyendo lo que otro ha escrito.
27 Según eso, me parece evidente que no solo el hecho de aprender o enseñar historia
28 literaria, o ejercer la crítica, sino cualquier lectura mínimamente reflexiva trae
3 consigo una cierta meditación sobre la literatura: sus funciones, medios, posibilidades,
4 límites… Y esa reflexión no es un simple pasatiempo teórico, sino que condiciona de
5 modo excesivo nuestra actitud como lectores.
6 Problemática:
9 Nuestras experiencias son limitadas. Los libros nos permiten expandirlas, al hacernos viajar
10 a distintas partes del mundo, en travesías o misterios, aprender sobre el amor y la
11 dedicación a éste, la tristeza y el dolor…
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