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ISSN: 1794-192X
investigaciones@ubscali.edu.co
Universidad de San Buenaventura
Colombia
Resumen
El artículo plantea cómo Rawls enfatiza en la necesidad de construir una pauta de distribución equitativa
de las ventajas y desventajas provenientes de la cooperación social, para disminuir las desigualdades
sociales y naturales sin menoscabar la libertad individual, tomando como precondición una distribución
de bienes primarios y principios racionales elegidos a partir de un mecanismo de representación inicial
(posición original). Frente a los postulados rawlsianos, este trabajo destaca varias vertientes críticas que
sostienen que una teoría de la justicia debe contemplar derechos y libertades individuales, pero también
la defensa del reconocimiento, la identidad, las metas comunes y los proyectos solidarios, aspectos
que desbordan la idea de individuo racional del liberalismo e involucran la noción de comunidad, sin la
cual no es posible hablar de justicia.
Palabras clave: Justicia, equidad, Rawls, Habermas, comunitarismo, filosofía política, bienes prima-
rios.
Abstract
The article explains how Rawls emphasizes the need to construct criteria for the equitable distribution of
advantages and disadvantages which come from social cooperation, in order to diminish the social and
natural inequalities without impinging upon individual freedom, taking as a precondition the distribution
of primary goods and rational principles which are elected from a mechanism of initial representation
(original statement). Given these rawlisian postulates, this work emphasizes various critical aspects
which claim that a theory of justice must contemplate not only individual rights and liberties, but also,
the defence of recognition, identity, common goals and projects, aspects which exceed the idea of
rational subject of liberalism and involve the notion of community, without which it is impossible to talk
about justice.
Keywords: Justice, equity, Rawls, Habermas, communitarianism, political philosophy, primary
goods.
* Artículo vinculado con la investigación Justicia distributiva y bienes primarios, inscrita en el Centro de Investigación Bonaventuriana
(CIB), de la Universidad de San Buenaventura Cali.
Fecha de recepción: Septiembre de 2006.
Aceptado para su publicación: Noviembre de 2006.
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Rawls, según su teoría, busca establecer los de las posiciones. De allí que el diseño y
principios morales que orienten una socie- selección de principios estén pensados pa-
dad bien ordenada; esto es, una asociación ra favorecer cualquier circunstancia y darle
de asociaciones donde confluyan diversas un tratamiento justo a los sujetos. Además,
doctrinas racionales, en un marco de coope- buscan superar los principios utilitaristas
ración equitativo; asociaciones conformadas e intuicionistas, en cuanto los primeros no
por sujetos desinteresados –aunque no consideran seriamente las preferencias de
siempre– provistos de capacidad moral y las personas y los segundos dan por senta-
sentido de justicia. Se trata de principios das verdades a priori, relevando al sujeto de
elegidos a través de un contrato hipotético la posibilidad de establecer él mismo sus
que parte de una posición original, donde propias directrices.
se establece un procedimiento imparcial
Pero Rawls no sólo discute con las tesis
(velo de ignorancia), de modo que todos los
utilitarista e intuicionista sino que plantea
participantes converjan en ellos –dadas las
la cuestión del pluralismo respecto de las
situaciones particulares de elección– al valo-
democracias modernas, como un proble-
rarlos como los más justos y adecuados a
ma presentado entre dos tradiciones: el
sus expectativas particulares. Esta situación
liberalismo desde Locke y el igualitarismo
reviste de legitimidad moral al contrato, en
desde Rousseau. El primero prioriza las
tanto que permite la participación pluralista
libertades cívicas (pensamiento, conciencia
de miembros o sujetos representativos de las
y propiedad) y el segundo las libertades
más diversas doctrinas filosóficas, religiosas
y morales, bajo un procedimiento al que con- políticas subordinando las cívicas. Aborda
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Luego, la persona moral posee dos capa- parte, la igualdad se define en la capacidad
cidades: una orientada al sentido de justicia de todos los ciudadanos para entender y
efectivo y otra para formar, revisar y perseguir ajustar su conducta a la concepción pública
de esta forma, la persona moral realiza y que cada uno tiene para participar en la se-
ejerce las facultades para deliberar y acordar lección de procedimientos para definir prin-
plio sistema de libertades básicas iguales en el diseño de las instituciones que han
para que sea compatible con un sistema de regir la sociedad bajo un esquema de
semejante de libertades para todos. Por imparcialidad, donde la elección racional
su parte, el segundo principio dispone que opera en procura del interés antecedente
las desigualdades económicas y sociales de los miembros.1
deben admitirse sólo si redundan en los
Así, se puede afirmar que Rawls intenta
mayores beneficios posibles para los menos
formular una teoría política desde la óptica
favorecidos.
de la justicia, con el propósito de estructurar
Los cargos y funciones deben ser abiertos diferentes intuiciones que hacen parte del
a todos en circunstancias de equitativa sustrato cultural de países como Estados
igualdad de oportunidades. Con ello se Unidos. Intuiciones ampliamente aceptadas
logra equidad en las distribuciones. Una y reconocidas, pero que aisladas no logran
vez establecidos los principios de justicia, representar una alternativa al utilitarismo,
se debe continuar con la estructuración entre ellas, la idea de que la justicia tiene
de una asamblea constituyente que tiene que ver con la distribución de las cargas y
como propósito el establecimiento de la beneficios de la cooperación social. Por otro
organización política, del sistema jurídico y lado, la propuesta de Rawls se propone dar
de las libertades fundamentales. Con pos- un tratamiento más profundo a la igualdad de
terioridad se ha de establecer la regulación oportunidades como eje central de la justicia
del mercado, los sistemas de producción y distributiva, incluyendo la noción de bienes
el control social. Si ello se logra con justicia, primarios y el principio de diferencia.2
se tendrá una sociedad también justa, esto
La igualdad de oportunidades no deja de
es, bien ordenada.
llamar la atención, dado que arrastra la idea
Ahora bien, la justicia social –establecida de considerar las desigualdades, producto
contractualmente por individuos raciona- del mercado y la cultura, como arbitrarias, y
les, en un proceso también racional de supone que ellas sólo encuentran acomo-
elección– en particulares circunstancias de do cuando son el producto de decisiones
ignorancia relativa, alcanza validez en tanto individuales y particulares de vida, pero no
que permite la participación de las personas bajo efectos generacionales de acumulación
en el proceso constructivo de las institucio- de capital, en donde el esfuerzo y el mérito
nes básicas, pues el proceso de selección no tienen participación alguna; pues sin un
garantiza la participación de los contratantes sustrato mínimo de bienes sociales, el indi-
1. Al respecto, Dworkin (2002: 238, 243) considera que “una de las condiciones que imponemos a un principio teórico, antes
de permitir que figure como justificación de nuestras convicciones, es que la gente a quien el principio gobernaría lo hubiese
aceptado, por lo menos dadas ciertas condiciones, en caso de haber sido consultada, o por lo menos que pueda demostrar
que el principio favorece el interés antecedente de cada una de tales personas (…) por supuesto, es parte de estas tradiciones
que los principios son justos si de hecho han sido escogidos por aquellos a quienes gobiernan, o si por lo menos se puede
demostrar que favorecen el interés antecedente común a tales personas”.
2. Van Parijs (1991) considera que en Teoría de la justicia aparece una doble originalidad: la primera a nivel del método de justificación
que propone para la filosofía política y la segunda a nivel del contenido de los principios políticos que intenta justificar.
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medio para satisfacerlas. Por el contrario, los Rawls afirma reiteradamente que el respeto
deseos y aspiraciones se restringen desde propio o las bases sociales del respeto a sí
el comienzo por los principios de la justicia mismo es el bien social primario por exce-
que especifica los límites que los sistemas lencia. Desde luego esto genera imprecisión,
de fines de los hombres tienen que respetar. en tal sentido, en aras de lograr clarificación
Esto se puede expresar diciendo que en el tema se abordará más adelante.
la justicia como imparcialidad el concepto
Ahora bien, los bienes son naturales y so-
de lo justo tiene prelación frente al de bien
ciales. Los primeros, ya lo dijimos, son la
(Rawls, 1997).
inteligencia, el talento, la salud, el vigor, la
Para Rawls, los hombres estarían dispuestos imaginación, etc. Los sociales son aquellos
a sacrificar recursos potenciales o renunciar que, aunque pueden ser objetos labrados
a su expectativa (situación futura e incierta) por el hombre o ser puramente culturales
con el objeto de garantizar una base social como el prestigio, el reconocimiento, la
mínima aquí y ahora; presupuesto de la identidad, etc., no interviene la naturaleza de
justicia como imparcialidad que les permitirá manera directa en su distribución.
participar en la sociedad. A esto se llega
Pero ¿qué hacer frente a una distribución de
cuando los hombres ponen en práctica los
bienes naturales desigual? Es una cuestión
planteamientos de la teoría de la elección
a la que la concepción general de justicia
racional para la toma de decisiones en con-
no hace referencia, pues no se establece
diciones de incertidumbre.
cómo lograr una distribución equitativa de
La base social mínima estaría constituida por tales bienes, quizá porque su distribución
un conjunto de bienes sociales a los que le corresponde más a factores biológicos
todos los miembros tendrían acceso en con- y genéticos que a instituciones políticas.
diciones de equidad. Así pues, se prefiere Aunque es bueno reconocer que sí se hace
una reducción de posibilidades potenciales alusión al rol de las instituciones frente a tales
frente a una distribución real y efectiva inicial, bienes o falencias.
esto es lo que se ha dado en llamar igualdad
El hecho que Rawls no haga alusión a la
en el punto de partida o igualdad en el interés
distribución de bienes naturales puede en-
antecedente constituido por un número de
tenderse –dado que no es posible resolver
bienes sociales básicos.
el problema mediante una compensación
No obstante, la noción de bienes sociales igualitaria de talentos, precisamente por ser
básicos deja un amplio espacio para la ello tarea de la naturaleza - como la ratifica-
ambigüedad y para la contraposición entre ción de que existen desigualdades naturales
bienes. Para citar un caso, la libertad, por un frente a las cuales la incidencia del hombre
lado, es entendida como uno de esos bienes no va más allá de poner a disposición las
sociales básicos, y por otro lado, constituye instituciones para que ello no constituya
el primero de los principios de justicia. Pero un agente de mayor injusticia. Es decir, se
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En otras palabras, Rawls le estaría apostan- lo que tiene que ver con la instrumentación
instituciones velen de manera especial por más amplios, desde los cuales la teoría fue
aquellas personas con las cuales la natura- inicialmente formulada. De todas formas a
leza no ha sido benévola. De otra parte, la partir de los años 80´s Rawls, tras haber
3. El comunitarismo es una corriente de pensamiento originada en la década de los ochenta, la cual ha polemizado con el liberalismo
en general y con el liberalismo igualitario en particular. Algunos de sus exponentes son Charles Taylor, Michael Sandel, Alasdair
MacIntyre y Michael Walzer. La discusión con el liberalismo se concentra en el supuesto de la atomización del individuo. Para el
comunitarismo la identidad del sujeto se encuentra esencialmente enraizada en los grupos y en las prácticas constitutivas de
la comunidad a la que pertenece y que le confieren la identidad a los individuos. Se distinguen dos clases de comunitarismo:
uno “orgánico” (Macintyre y Sandel) y otro “estructural” (Walzer y Taylor). El “orgánico” hace referencia a un comunitarismo “en
sentido fuerte” que reivindica un cierto modelo de comunidad olvidado en la modernidad de las sociedades liberales. Por su
parte, el “estructural” se refiere a un comunitarismo “más débil o relativo” que, en principio, reivindica la presencia dentro del
marco político, moral y jurídico de algunos elementos básicos de definición que habrían sido censurados, entre los que ocuparían
el lugar esencial la cultura tradicional.
contrario, para ellos, el individuo que reclama pues como organización política obedece a
su participación a la hora de la distribución intereses políticos, gobernado por hombres
del acervo colectivo, es precisamente un igualmente interesados, pertenecientes a
sujeto colectivo, estructurado y forjado al comunidades con identidades propias no
interior de unas instituciones que lograron susceptibles de desprendimiento.
imponerle un lenguaje, una visión moral,
La neutralidad estatal constituye una abstrac-
religiosa, filosófica y política del mundo; un
ción racional que no es posible de vivenciar
ser con pertenencia a un grupo determinado
en la realidad humana, pues los sujetos a
con el que se identifica y en el que expresa
cargo del poder tienen su propia idea de
su propia vida, sus esperanzas, su idea de
bien compartida por sus iguales y en pro-
bien y sus planes racionales de vida.
cura de los mismos, luego la neutralidad no
Sobre esta base, el comunitarismo acusa existe en el Estado y, por el contrario, éste
al liberalismo de tratar al sujeto de la justicia debe velar por la protección de aquellas
como un ser deshumanizado, aislado y aso- comunidades no dominantes y pequeñas
cial, alejándolo del único espacio donde que pueden y de hecho son víctimas de las
se puede hablar de justicia: la sociedad. culturas dominantes.
Pues el yo es una construcción que tiene
Dentro de este contexto, la noción de justicia
su fuente en las prácticas sociales, en las
de Rawls ha sido debatida por diferentes
tradiciones, en el universo de significantes y
autores de la corriente comunitarista, tales
significados que el lenguaje le ha legado y
como Michael Sandel, Michael Walzer, Char-
donde adquiere su propia identidad.
les Taylor, quienes cuestionan la concepción
El rechazo por completo de la noción de atomista de las personas y la abstracción y
persona del liberalismo trae como conse- pretensión de universalidad de los principios
cuencia el desconocimiento de los principios que proponen los liberales como Rawls. A
de justicia que éste promulga, pues los continuación se desarrollarán las críticas que
principios se postulan como éticos univer- han planteado estos autores a la concepción
sales, lo cual es un claro despropósito para originaria de justicia de John Rawls.
los comunitaristas, en tanto implican negar
La crítica de Sandel
la existencia de formas particulares de vida,
de pensamiento, de prácticas comunitarias Una de las más importantes críticas de San-
enmarcadas en cada contexto con significa- del a Rawls consiste en afirmar que el prin-
ciones y paradigmas diversos. Sería negar la cipio de diferencia igualitaria y la distribución
multiculturalidad y tratar de homogeneizar al de bienes no es posible en una sociedad
hombre al despojarlo de aquello que lo hace individualista, con participantes interesados
diferente: su identidad. El liberalismo, según sólo en su bienestar; que no posea un fuerte
los comunitaristas, yerra al creer que existe sentido de solidaridad capaz de imponer a
una especie de Estado neutral o imparcial, los sujetos el deber de compartir o distribuir
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con sus congéneres los bienes producto la consecución de un doble objetivo: por
del trabajo. Esta distribución sólo es posible un lado, justificar la neutralidad del Estado
en un grupo de personas situadas y vincu- respecto a las diversas concepciones de
ladas que compartan un fuerte sentido de lo bueno; y por el otro, asentar el valor de
comunidad. la tolerancia en las sociedades plurales, ya
Según Sandel, Rawls entiende la importan- que el liberalismo político, haciendo uso de
mutua. Ya que cuando no hay carencia de doctrinas comprensivas para que estas,
que no puede contener las energías hallar ni los fines ni los medios para edificar
morales de la vida democrática activa. o elaborar sus planes de vida. Al despojarlos
Lo cual crea un vacío que abre el cami- de la información puede dar la apariencia
no a moralismos intolerantes y no logra de una pretendida neutralidad, pues Rawls
cultivar las cualidades del carácter que recurre al “velo de la ignorancia”, según el
dotan a los ciudadanos para compartir cual los integrantes del pacto que van a
el autocontrol (Sandel, 1996; citado en gestar los principios de justicia desconocen
Hoyos, 1997). su situación política y económica, así como
el nivel de cultura y civilización que han sido
Incluso Sandel se opone a la idea rawlsiana
capaces de alcanzar, con el fin de que la
sobre la escogencia que realizan las perso-
ignorancia respecto a todos estos asuntos
nas respecto de sus fines en consideración
garantice la imparcialidad y la autonomía.
de los gustos y preferencias individuales,
Pero “no puede asegurar la libertad que
ya que esta consideración olvida el carácter
promete porque no puede sostener la clase
social de los bienes y de las necesidades.
de comunidad política y de compromiso
Además no se apiada de la realidad social
cívico que requiere la libertad” (Sandel, 1996;
en la que emerge el hombre y que determina
citado en Hoyos, 1997: 24).
en gran parte la selección que éste hace
de sus fines, pues ellos casi siempre están De otra parte, la libertad de Rawls –según
mediados por las prácticas sociales, los sig- Sandel– está definida en oposición a la de-
nificados colectivos y las valoraciones pro- mocracia como garantía del individuo frente
pias de los grupos que, en materia tanto de a lo que la mayoría pueda desear. Pero un
fines como de medios, privilegian a unos por verdadero concepto de libertad debería
encima de otros. En este sentido, los fines de expresarse a partir de la pertenencia a una
una persona no se diferencian tajantemente comunidad política que controla su propio
de los de otra de su mismo grupo; ellos son destino y donde el individuo participa en la
factor de identidad y devienen de los valores toma de las decisiones que gobiernan sus
arraigados al interior de la comunidad. asuntos. En tal sentido, sostendrá Sandel
que la perspectiva que adopta Rawls en
Este crítico de Rawls prefiere afirmar que los
su Teoría de la justicia es irreal porque “la
hombres descubren sus fines al interior de
justicia como equidad concibe la unidad
las prácticas sociales y de las valoraciones
del yo como algo establecido previamente,
de cada comunidad, atendiendo a lo que
diseñado con anterioridad a la elección que
ella considere como relevante y privilegie en
éste hace en el curso de su experiencia”
su entramado de significaciones y referentes
(Sandel, 2000: 21).
simbólicos. Por esta razón critica a Rawls el
hecho de separar a los sujetos o privarlos, en Finalmente, para que los principios de justicia
su posición original, de un conjunto de co- previstos por Rawls fueran escogidos, se re-
nocimientos sin los cuales éstos no podrían quieren personas provistas de virtudes y una
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moral ciudadana que anteceda al pacto. De de las personas antes de llegar a sus
allí que, según Sandel, el sujeto rawlsiano, al manos, y las formas de distribución
“elegir” sus fines en vez de experimentar su son configuradas con arreglo a con-
“descubrimiento”, preferirá crear las condi- cepciones compartidas acerca de
ciones políticas que otorguen prioridad a la qué y para qué son los bienes" (Walzer,
elección y no el auto descubrimiento (Sandel, 2001. p. 20).
2000: 22). Situación que hace del pacto y su
Ahora bien, Walzer considera que la natura-
procedimiento algo ilusorio.
leza diferenciada de los bienes determina la
La crítica de Walzer existencia de las esferas de distribución con
principios propios. Aquí, la justicia depende
La crítica de Walzer enfoca lo atinente a la
de la autonomía de las esferas. Pero es la
distribución de los bienes, dejando de lado
significación de los bienes la que determina
los aspectos referentes a la libertad individual
las transacciones siendo los criterios y proce-
y concentrándose sobremanera en el carác-
dimientos distributivos intrínsecos al bien
ter cultural de los bienes. De allí que postule
social que sirven. En segundo lugar, la forma
una distribución acorde con las necesidades
en que se distribuyen esos bienes resulta
y características propias de la cultura. En tal
de cómo son concebidos por la cultura.
sentido, considera que no puede existir un
Una teoría de la justicia debe atemperarse
único criterio distributivo ya que éste se elige
a las significaciones de los bienes, pues si
de conformidad con los requerimientos de
comprendemos qué es y qué significa para
cada comunidad y el significado que se
atribuya a los bienes objeto de reparto. Pero quienes lo consideran un bien, compren-
antes de entrar a la distribución, propone la deremos cómo, por quién y bajo cuáles
bien y las diferentes operaciones posibles, Walzer propone una teoría pluralista de la
en cuanto esto da una idea de la importancia justicia, orientada a la estructuración de
del bien. De allí que afirme: una noción de igualdad que abarque las
"…Aquí, la concepción y la creación diferentes esferas de la comunidad. Cada
de los bienes preceden y controlan a esfera obedece a necesidades propias y a
la distribución. Los bienes no apare- formas de significación diferentes. Luego, no
cen simplemente en las manos de los es posible un criterio único de distribución
agentes distributivos para que estos para todos los bienes y para todas las per-
hagan con ellos lo que les plazca o sonas. En este sentido, la igualdad estaría
los reparten en arreglo a un principio acompañada de múltiples criterios, depen-
general. Más bien, los bienes con sus diendo del bien y acorde a los postulados
significados –merced a sus significa- culturales de cada comunidad. Por tanto,
dos– son un medio crucial para las no hay una noción única de igualdad sino
relaciones sociales, entran a la mente una noción compleja que va a depender de
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gobiernen las acciones coercitivas de las previamente establecidos por la cultura y los
autoridades. Taylor señala que Dworkin re- valores dominantes. A pesar del valor que le
conoce cierta noción de vida buena como dan a la autonomía, a la teoría liberal y a la
algo esencial a la opción moral de las per- defensa a ultranza de la racionalidad, Taylor
sonas, pero la excluye de las deliberaciones considera que la negativa del procedimenta-
políticas con el fin de respetar el principio lismo de acudir a concepciones del bien, so
fundamental del liberalismo que ordena un pretexto de la neutralidad, le impide brindar
trato equitativo para los ciudadanos (Taylor, razones para fundamentar la prioridad de la
1996). De otro lado, plantea que Habermas libertad sobre la igualdad o de lo correcto
separa los temas éticos que conciernen a la sobre lo bueno, porque obligaría a que su
justicia interpersonal y que son considerados argumento dependiera de nociones sustan-
de validez universal y los de la vida buena, tivas (Taylor, 1997).
que se muestran como bienes particulares,
Taylor cuestiona este planteamiento, en
diferentes de una cultura a otra. Algo similar
tanto lo justo no puede prescindir totalmente
se deduce de la distinción entre lo bueno y
de las indicaciones que aporta una visión
lo justo en Rawls.
determinada de lo bueno (Taylor: 1996). Sin
Taylor le critica a estas teorías el establecer embargo, estaría de acuerdo con Rawls en
por una parte, una distinción abrupta entre poner límites a las teorías consecuencialistas
la cultura y tradición de las personas, esfe- y utilitaristas que identifican lo justo con lo
ras de las que emergen sus orientaciones útil, concibiendo instrumentalmente lo justo.
morales fundamentales y las nociones que Para Taylor lo bueno no se identifica con un
dan forma a su vida familiar y comunitaria y, bien particular que sea la expresión de una
por otra parte, la manifestación pública de visión ideológica o religiosa, pero el objeto
tales perspectivas particulares, de las cuales de la moral tampoco puede limitarse a la ela-
deben hacer abstracción a causa de la pre- boración de reglas y obligaciones públicas
tendida neutralidad del ámbito institucional. (Taylor, 1996).
En realidad, lo que debería justificarse son
La moral tiene como principal tarea indagar
las razones por las cuales las orientaciones
sobre los estilos cualitativos que forman el
morales fundamentales de los ciudadanos
mundo moral de las personas y con base en
que forman parte de su identidad deben
ellos, generar una reflexión normativa que es-
quedar a priori fuera del debate político
tablezca patrones relativos a la vida pública.
(Taylor, 1993).
Aunque sea necesario garantizar institucio-
Otra crítica consiste en la noción de autono- nalmente, mediante una teoría de la justicia,
mía –concebida como libertad de elección la autonomía de los individuos y el respeto
o decisión– que se atribuye a las personas, de sus derechos, debe considerarse que la
pues éstas no son del todo libres; actúan de moral pública también debe fundamentarse
acuerdo con unos parámetros o lineamientos sobre una noción del bien.
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Taylor afirma que Rawls no sólo debería re- histórica del liberalismo. Su referente, en-
conocer que se apoya en una concepción tonces, son las sociedades que han hecho
completa del bien, sino también en una esa práctica; que han experimentado, por
determinada concepción de la persona. ejemplo, la tolerancia con respecto a la
Para toda teoría moral o política es inevitable disidencia religiosa”. En tal sentido, algunos
acudir a una descripción ontológica de la autores como Mulhall y Swift (1992) citados
naturaleza humana, inseparable del lenguaje por Grueso, han llegado a decir que el
y, éste a su vez, sociable por esencia (Taylor, liberalismo rawlsiano incorpora cierto comu-
1997). nitarismo sobre la base del pluralismo y no
sobre la base de una moral sustantiva que
Se puede concluir, entonces, que las críticas
desencadene que todos tengan que aceptar
comunitaristas –al menos las esbozadas
y obrar de acuerdo con una misma pauta.
aquí– al liberalismo se dirigen a los siguien-
De allí que “la concepción rawlsiana de la
tes presupuestos de la teoría política liberal:
justicia como equidad es comunitarista tanto
crítica a la concepción de la persona como
en términos de su fuente (articula los valores
un yo sin ataduras, sin horizontes; rechazo
compartidos de la comunidad a la cual se
de la prioridad del derecho sobre el bien;
dirige) y en términos de su contenido (esos
crítica al individualismo asocial, al universa-
valores compartidos implican un compromi-
lismo y al pluralismo razonable; refutación del
so con un entendimiento de la política que
antiperfeccionismo y la neutralidad estatal;
es distintivamente comunitarista)” (Murhall y
crítica al subjetivismo moral y afirmación
Swift, 1992. pp. 199-202, citado en Grueso,
de la diferencia frente a la homogeneidad 1997. p. 86).
liberal. En tal sentido, el comunitarismo re-
Ahora bien, el tránsito rawlsiano de concebir
calca el componente cultural e identitario del
la sociedad como un “todo ordenado a partir
sujeto moral, advirtiendo que éste es moral
de la justicia como equidad” a la certeza de
justamente por llevar la impronta de la co-
que las sociedades modernas no pueden
munidad en donde se forjó y no puede, por
ser sino pluralistas determinaría que Rawls
tanto, desprenderse del marco de referencia
no reduzca la base de justificación de su
lingüístico ni de las significaciones inmersas
teoría a lo estrictamente político y privilegie
en el universo simbólico.
una unidad doctrinaria típica de una comu-
Sin embargo, pese a estas críticas, es nece- nidad bien ordenada. Más bien llevará a
sario hacer justicia con Rawls ya que a partir que Rawls conciba que “una concepción
de 1980 comienza a esbozar correcciones política de la justicia debe ganar el apoyo
serias a su teoría inicial de la Justicia. Aquí de un consenso traslapado de las doctrinas
vale citar a Grueso (2004. p. 83) cuando razonables, religiosas, filosóficas y morales”
afirma que la teoría política de Rawls desde (Rawls, 2002). En tal sentido, como afirma
su obra Liberalismo político “no surge de Grueso (2004. p. 93), “Rawls renuncia a la
la nada sino, precisamente, de la práctica pretensión filosófica de terciar en las dispu-
tas, reemplazar las verdades en que los de justicia que prioriza la reciprocidad y la
ciudadanos creen, corregirlas o darles un cooperación justa, menos el que las partes
fundamento racional”. decidan acatar las normas acordadas de
conformidad con una noción de lo razonable
La crítica de Habermas
(Habermas y Rawls, 1998. p. 45).
Las obras de Rawls y Habermas comienzan
Además el sentimiento de justicia derivado
a gestar comparaciones en el mundo de
de lo razonable no constituye suficiente
la filosofía política a través de varios de los
motivación fáctica para dotar los aspectos
supuestos epistemológicos y metodológicos
normativos o los acuerdos alcanzados de
de estos autores. Esta situación no tardó en
obligatoriedad. En otras palabras, ¿qué
originar un debate académico fructífero que
impide a un hombre guiarse por su racio-
Habermas va a denominar un “diálogo entre
nalidad en procura de su interés particular?
familia” y que Rawls va a aprovechar como
Para Habermas, esta es una pregunta que no
plataforma para considerar la propuesta
resuelve Rawls. La racionalidad no puede ser
habermasiana de manera radical, al calificar
entendida como una obligación, simplemen-
la teoría de la acción comunicativa y su ética
te se ocupa de brindar un conocimiento en
discursiva como una más de las muchas
el sentido de presentar argumentos sobre lo
doctrinas comprensivas. Dicho debate apa-
que significa obrar autónomamente, pero no
rece publicado en español bajo el título de
se le puede imputar la capacidad de llevar al
Debate sobre el liberalismo político (1998).
Aquí Habermas retoma algunas sugerencias sujeto a obrar conforme a la norma. La idea
de Rawls, pero también plantea nuevas de racionalidad puede suponer que el sujeto
críticas a la teoría política de la justicia. De actúa de acuerdo con buenas razones, pero
Según Habermas, la justicia en Rawls hace De otro lado, para Habermas, la noción de
parte de la teoría de la elección racional, persona expuesta en la teoría de la justicia
donde a partir de una posición inicial, las rawlsiana es una creación imaginaria que
partes escogen unos principios que deben nada tiene que ver con sujetos racionales y
guiar el diseño de la estructura básica de moralmente capaces de autonomía. De allí
la sociedad. Sin embargo, la teoría de la que en Facticidad y validez (2001. p. 122)
elección racional no da cuenta de un sentido considere esos sujetos como simplemente
4. En uno de sus textos clásicos, Habermas (2002: 37, 39) va a considerar al respecto que “Quien actúa moralmente no se atribuye
‘más o menos’ autonomía; y en la acción comunicativa, los participantes no se suponen una vez ‘un poco más’ y otra vez ‘un
poco menos’ de racionalidad (…) la suposición de racionalidad es, de todas formas, un supuesto refutable, no un saber a priori
(…) es constitutiva de la acción comunicativa; pero en casos individuales puede verse defraudada”.
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“elementos artificiales… a los cuales no se embargo, cabe anotar que las teorías con-
les debe identificar con los ciudadanos de tractualistas tienden a entender la autonomía
carne y hueso, que habrán de vivir bajo las desde un aspecto del derecho privado,
condiciones reales de una sociedad erigida concerniente a contratos, donde estos obran
conforme a los principios de justicia”. Al como contratantes, no siendo suficiente
despojarlos del conocimiento de sí, de sus este modelo para explicar el problema de
ventajas y desventajas, Rawls les imprime la fundamentación de un orden social. Para
un carácter asocial que sólo permite una Habermas “Tras el giro lingüístico, para esta
reflexión en términos de intereses particulares comprensión deontológica de la moral,
y bienes individuales, situación que implica sólo puede ofrecerse ya una interpretación
una distribución de bienes aislada de las articulada en términos de teoría del discurso.
relaciones propias del derecho, pues éste Con ello el modelo de la deliberación viene a
(el derecho) se ejerce en relación con otras sustituir el modelo del contrato: la comunidad
"Tampoco el uso público de la razón las cuales definen qué es verdadero y qué
conduce en muchas cuestiones teóri- no lo es. Entonces, no se entendería cómo
cas, y mucho menos en las prácticas, o bajo qué parámetros hablarían o discutirían
al acuerdo racional motivado que se los sujetos representativos de las doctrinas
apetece. Las razones de ello radican para hallar un consenso. Situación que sa-
en cargas o pesos de la prueba que crifica la validez en pro de la eficacia, pues el
las propias pretensiones ideales de carácter cognitivo del consenso implica que
razón imponen al espíritu finito. Esto para llegar a él, es necesario conocer al otro,
vale ya en los discursos científicos. entenderlo, ponerse en su lugar, reconocerle
En los discursos prácticos se añade como interlocutor válido y para ello no se
que, incluso en condiciones ideales, necesita compartir su doctrina, pero este
las cuestiones concernientes a la vida conocimiento es básico en el proceso de
buena sólo pueden encontrar una formación de un verdadero consenso.
respuesta racional dentro del horizonte
Para Habermas, la validez sólo es posible en
de un proyecto de vida presupuesto
la medida que posibilite la participación y el
ya como válido. Pues bien, una teoría
acuerdo de todas las personas que puedan
de la justicia cortada a la medida de
llegar a afectarse por las normas pactadas.
las formas de vida moderna tiene que
Pero Rawls, al decir de Habermas, se de-
contar con una diversidad de formas
dica a meditar acerca de lo plausible que
de vida y planes de vida que han de
pueden llegar a ser los principios de justicia
coexistir dotados de unos mismos
derechos; y naturalmente, sobre estas de cara a las tradiciones políticas de su
formas de vida y planes de vida cabrá sociedad, dejando de lado los procesos de
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impuestas y “...el uso público de la razón no cepto de ciudadanía y por tanto los bienes
tiene propiamente el sentido de una ejercita- primarios que satisfacen estas necesidades
ción actual de la autonomía política, sino que de la ciudadanía son, como bienes, deri-
solamente sirve al pacífico mantenimiento vados del concepto de ciudadanía” (Fisk,
de la estabilidad política” (Habermas, 2001. 2004. p. 191). Aquí cabría la pregunta ¿es la
p. 67). construcción de ciudadanía un bien político
común?, o ¿el bien público es anterior a la
Finalmente, en su Réplica a Habermas,
justicia? La crítica a Rawls y a muchos otros
Rawls frente al tema de la autonomía política
pensadores formalistas es que sitúan todo
va a considerar que lo político se comprende
el debate más allá de la adopción de ciertas
desde el marco legal que ciudadanos libres
metas sociales sustantivas. De allí que Fisk
e iguales se dan a sí mismos, de tal forma
considere que por fuera del contexto de las
que dichos ciudadanos solo se pueden
metas sociales, ese principio de la equidad
considerar políticamente autónomos si son
en la igualdad de oportunidades sea simple
autores y destinatarios de las leyes a las
y llanamente vacío (Fisk, 2004).
cuales se someten voluntariamente.
Ahora bien, Fisk localiza la norma de equidad
La crítica de Fisk
en un bien común, ya que este la enraíza en
Milton Fisk plantea una discusión contra el los intereses sociales, en luchas democráti-
liberalismo rawlsiano, especialmente desde cas, o si se quiere, en un amplio consenso
una aproximación que él llama justicia radical. que involucra distintos grupos y sectores
Desde esta postura se considera que los de la sociedad. Al respecto anota que “el
bienes primarios hasta ahora defendidos progreso mediante la lucha y la protesta por
por cierta filosofía política liberal, son bienes parte de un grupo inicialmente marginado
formales, instrumentalizados, derivados de puede cambiar el marco para cualquiera
una concepción neutral de justicia que los futura discusión que ya no margine a ese
defiende y los soporta y que por lo demás grupo” (Fisk, 2004. p. 183). Son ejemplos de
le teme a la defensa de bienes sociales ello, las primeras luchas laborales en Estados
sustantivos, porque considera que éstos Unidos por las ocho horas en 1880, el seguro
negarían a las personas su libertad. de desempleo en 1930, o la conquista de
libertades civiles de los afroamericanos en
Bajo esta perspectiva, su crítica fundamental
1960.
va dirigida a Rawls, quien coloca la primacía
de la justicia sobre la de bienes. Es decir, Desde esta óptica lo que al comienzo
para Rawls los bienes se construyen sólo puede ser una lucha por una reivindicación
desde una sociedad en la que los ciudada- social, en el transcurso de las condiciones
nos tienen necesidades primarias, una se puede tornar en una meta social de más
sociedad bien ordenada, o como dice Fisk, largo alcance y en la búsqueda de un bien
los bienes “son construidos desde el con- común incluyente.
Por otra parte, a Fisk le preocupa el asunto mismos en sus planes de vida. Hace falta
de cómo se establece la relación entre bie- buscar bienes con una perspectiva común
nes públicos y justicia. Según él, no existe y solidaria.
una respuesta satisfactoria para este asunto
En este último sentido, Fisk indica que hasta
desde la óptica de Rawls.
ahora han sido débiles los intentos por abo-
Para Fisk, la necesidad de conectar la jus- gar por ese propósito, que no es otro que el
ticia y los bienes públicos en situaciones de construir proyectos de justicia conside-
de conflicto social. No es lo mismo pensar rando siempre una perspectiva de bienes
esa relación cuando se parte de la idea de comunes. En tal sentido, desde su perspec-
un amplio consenso sobre metas sociales, tiva los bienes públicos, representan no sólo
que cuando se parte de la idea de metas una visión sustantiva frente a una formalista
sociales en conflicto. Es consciente que su de justicia, sino también una alternativa a la
propuesta de democracia incluyente está insignia de la competencia en el mercado
más cerca de escenarios donde siempre libre. Sin embargo, ubicarlos como la pie-
hay metas sociales en conflicto. Por ejemplo, dra angular de sociedades democráticas
conflicto frente a lo que significa el asegura- liberales implicaría realizar en ellas cambios
miento en salud. Además, Fisk va a señalar estructurales (Fisk, 2004. p. 225).
cómo la institución estatal en las sociedades
Finalmente, Fisk comentará que es muy de-
democráticas liberales ha entrado a jugar un
licado asumir en la relación bienes públicos-
papel importante, no sólo como árbitro entre
justicia radical, la idea, muy extendida por
fuerzas con metas sociales en conflicto,
cierto, de bienes públicos estandarizados,
sino también como órgano unificador que
ya que desde esta óptica en las sociedades
absorbe esas fuerzas bajo un status de
democráticas liberales ciertos bienes serían
justicia oficial, que establece cuáles serían
instrumentos para el beneficio de los indivi-
las mejores metas. La pregunta, entonces,
duos, ya sean personas, grupos o países.
es si ¿es suficiente quedarse allí? Para Fisk
Desde su percepción, el bien común, por el
es claro que no.
contrario, debe ser entendido como el medio
Este filósofo considera como prioritaria la para alcanzar metas sociales. El problema,
defensa de un marco de sociedad donde entonces, no son tanto los bienes, sino
la búsqueda de los individuos sean los los fines a los cuales están dirigidos esos
bienes sociales sustantivos, sin pérdida de bienes. De allí que defienda la idea que los
la libertad de elección y sin oscurecimiento bienes públicos son todos aquellos que nos
del rumbo solidario. Básicamente lo que ayudan a alcanzar un modelo de sociedad
dice Fisk es que no basta, como pretenden incluyente para todos y no sólo para unos
algunos liberales y algunas posiciones del pocos. ¿Pero, qué implica esa apelación a
Estado, sólo con los bienes y las metas que lo social? Definitiva y radicalmente la cons-
los individuos desean y establecen para ellos trucción de un acuerdo o pacto social real no
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virtual, que no abandone el compromiso con das por el comunitarismo, lograron frutos
la cooperación y la solidaridad y que enfrente en su momento. Los liberales han limitado
de manera mundial (no con un Estado mun- el alcance de ciertos juicios de valor que,
dial sino con un compromiso cosmopolita), en un primer momento, aparecían teñidos
tanto el voraz embate de la globalización de pretensiones totalizantes. Desde hace
corporativa, como las visiones estatistas o tiempo han adoptado una postura de mayor
los mismos desacuerdos, por la multiplicidad modestia epistémica y el propio Rawls ha
de intereses políticos y económicos de las reconocido que su concepto de persona
naciones respecto de lo que son realmente corresponde al de una cultura específica
los bienes públicos. y ha negado que su teoría tenga alcance
universal. Esto ha desencadenado que
las críticas comunitaristas pierdan vigencia
frente a los escritos rawlsianos después
Balance de las críticas de la primera formulación de la Teoría de la
justicia, en 1971.
El planteamiento rawlsiano implica, aunque
De otro lado, muchos de los cuestionamien-
la oculte, una noción sustantiva del bien que
tos de Habermas giran en torno al diseño de
conjuga una serie de distinciones cualitati-
la “posición original”, ya que este principio
vas con una determinada concepción de la
naturaleza humana. El error del liberalismo deja amplias dudas en su propósito de
nas que de ella se deduce, sino defenderlo gicamente. Además, ha enfatizado en la neu-
supuestos valorativos sobre la vida buena comparación con diversas concepciones del
del hombre y sobre la naturaleza humana mundo, sacrificando pretensiones de validez
cuando en realidad no es así. De ahí que cognitiva. En Rawls, el estado de derecho,
se argumente una neutralidad del Estado subordinaría el principio de legitimación de-
frente a nociones comprensivas, esto es mocrática a los derechos liberales básicos.
filosóficas, religiosas o morales como si el Por tanto, no lograría reconciliar el valor de la
Estado mismo no obedeciera a unos para- libertad, con el valor de la igualdad.
digmas axiológicos propios de determinada No obstante, frente al planteamiento de la
cultura en los que se privilegia una ideología posición original como mecanismo de re-
en particular que para el caso de Rawls, es presentación incapaz de producir principios
la ideología liberal. Es así como se prioriza la de justicia imparciales, es necesario salir
libertad por encima de los demás valores. en defensa del planteamiento rawlsiano. Si
Las críticas a la noción de justicia en lo que bien es cierto que los individuos o partes
concierne al universalismo liberal, plantea- contratantes participan bajo condiciona-
mientos restrictivos (velo de ignorancia) en la manifiesta que el uso de estos dos términos
selección de los principios, lo que podría ser no tiene que ver con lo verdadero, pues su
interpretado como una construcción amaña- teoría no está diseñada para buscar verda-
da, que no permite a las partes moverse de des sino para constatar prácticas sociales
manera autónoma, también lo es que bajo decantadas en el seno de la sociedad. A
directrices, o utilizando reglas de la teoría de estas prácticas la sociedad les atribuye una
la elección racional, ellos pueden deliberar amplia aceptación o creencia, situación que
sobre lo más apropiado a sus intereses. enmarca la teoría dentro del terreno de lo
Desde luego, si escogen ciertos principios político y no de lo epistemológico. Su validez
que beneficien sus puntos de partida para encuentra asidero en una práctica política
evitar, en el diseño de las instituciones, la constatada en las instituciones, en la que
interferencia de injusticias o desigualdades todos tienen o tuvieron la oportunidad de
arbitrarias, ya sean provenientes de la lotería participar y aceptarla de manera equitativa
natural o de factores culturales. (justicia como imparcialidad). La legitimidad
deviene de la creencia arraigada en los pro-
Lo anterior permite asumir que la posición
cedimientos como justos e imparciales.
original responde a un modelo adecuado
para lograr la justicia como imparcialidad, Por último, la crítica de Fisk a Rawls de situar
entendida esta como un mecanismo o pro- todo el debate sobre la justicia más allá de la
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social. Pero, quedan planteadas desde lingüística y cultural en la que habita. Un suje-
su perspectiva teórica algunas fisuras, to artificial alejado de toda realidad humana.
al menos en lo que tiene que ver con la Esta situación le quita fuerza y facticidad al
instrumentación o viabilidad de su teoría constructivismo rawlsiano por no basarse en
en marcos sociales más amplios, esto es, un modelo natural, teniendo como partícipe
en sociedades “no ordenadas”. En algún a un hombre concreto, de carne y hueso,
momento Rawls, más específicamente en dentro de un entorno social y cultural de-
la primera versión de la Teoría de la Justicia, terminado. Sin embargo, señalamos como
no contempló aspectos concernientes a la teoría Rawlsiana a partir de los ochenta,
la diversidad cultural, así como tampoco reconoce que se sitúa en una descripción
cuestionó su idea de neutralidad estatal en histórica y cultural concreta, donde las
las nociones de bien de los sujetos y en las doctrinas razonables, religiosas, filosóficas
doctrinas comprensivas. y morales tienen cabida.
Su versión preliminar de la justicia hizo ex- Por su parte en la versión de Habermas del
tensibles bienes omnivalentes u omnicom- liberalismo político de Rawls, se enfatizó en
prensivos en contextos culturales diversos, cómo éste no logra el consenso entrecruza-
desconociendo las particulares circunstan- do para dar origen a los principios de justicia.
cias en las que se forjaron las ideas del bien A ellos se llega a partir de un apriorismo
y lo correcto, su significación y pertinencia porque los sujetos están indefectiblemente
dentro de un horizonte de sentido que pre- orientados a alcanzarlos bajo un esquema
determina o estructura dichos ideales. Pero metodológico que priva a las partes del uso
la estructuración del mismo sujeto como público de la razón y les niega la posibilidad
persona moral obedece a una historia bajo de dialogar y negociar sus propios intereses.
paradigmas establecidos, donde la persona Rawls despoja a los contratantes de un acer-
es un agente estructurante y estructurado. vo de conocimiento que sería esencial para
Este andamiaje da lugar a la formación de llegar al consenso. Para Habermas, el con-
bienes que desbordan la concepción racio- senso ha de permitir a los hombres alcanzar
nal individual del liberalismo político, bienes un acuerdo racional entre las doctrinas que
tales como la ciudadanía, la identidad, la profesan y para ello es necesario conocer
solidaridad, entre otros, que no son suscep- tanto su posición como su papel al interior
tibles de construcción y comprensión sin una de la organización social, lo mismo que la
base moral que los adopte. de los otros coasociados. Pero al negar la
Los llamados comunitaristas (Sandel, Walzer, posibilidad de establecer un diálogo abierto
Taylor, entre otros) enfocaron sus críticas a entre sujetos racionales conocedores de sus
Rawls al considerar que el sujeto participan- circunstancias sociales se convierte en una
te en la posición original es una persona forma de negar el acuerdo, mostrando un
despojada de sus lazos con la comunidad vacío en la fundamentación teórica.
De otra parte, para Habermas la denomina- ella. En estos procesos el papel del individuo
ción de la justicia como política lleva al tema no es meramente pasivo, por el contrario,
de la estabilidad en la medida en que el existe una lucha constante entre éste y la
consenso introduce una especie de justifica- estructura que permite los cambios sociales
ción y legitimación, pero la fundamentación y culturales. Pero, por otra parte, ¿qué sería
misma del consenso no está dada puesto del mundo sin principios deontológicos,
que no se permite negociar libremente a los sin horizontes de sentido hacia los cuales
sujetos. Rawls por su parte, va a defender orientar la construcción de consensos que
que el consenso tiene carácter político en permitan vislumbrar objetivos como la paz, la
tanto todos llegan al mismo acuerdo a partir tolerancia, la equidad social, la convivencia
de deliberaciones y procedimientos tradi- armónica entre doctrinas comprensivas?
cionalmente compartidos y en los cuales He ahí el papel del constructivismo y de los
existe convención sobre su validez, situación postulados de autores como Habermas y
que reviste el contrato de legitimidad como Rawls, cada uno a su manera. Este último
creencia en el método y validez porque todos debate queda desde luego abierto, espe-
participan en igualdad de circunstancias. cialmente cuando somos conscientes que
al horizonte deontológico del mundo deben
Ahora bien, la pertinencia de teorías deonto-
articularse lazos solidarios y comunitarios
lógicas como la de Rawls y la de Habermas
que abracen al individuo y lo hagan parte del
ha sido altamente discutida contemporá-
mundo social, en donde adquieren sentido
neamente, por cuanto no dan cuenta de la
sus planes racionales de vida, así como su
realidad, sino que proponen criterios ideales
propia idea de bien.
acerca de lo que debería ser el compor-
tamiento de los hombres y la manera de
organizarse. Este tipo de teorías implican
un riesgo, el de caer en la utopía o olvidar
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