Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Por
Sara A. Jafella
40
propio y con un acervo cultural específico. El hombre,
por un proceso psicobiológico y social, "crece" en el es-
tricto significado de tal verbo. En las etapas de su "cre-
cimiento" se expresan diferentes tipos de capacidades.
Tal "crecimiento" tiene notas esencialmente humanas,
entre las que cabría consignar la "capacidad receptiva"
del sujeto. Las pautas del entorno familiar, primero, y
social, después, son acogidas por la mente humana de
una cierta manera, que difiere fundamentalmente de las
modalidades propias de otras especies, en las que el sen-
tido de "receptividad" está entroncado, directamente, a
comportamientos predominantemente instintivos o re-
flexológicos, de carácter rígido. En el hombre, su capa-
cidad receptiva es un anticipo de una modalidad prototí-
pica de nuestra especie: la interioridad, es decir, lo que
Cassirer denomina "monólogo" como primera separa-
ción reflexiva del hombre con respecto a sí mismo.
Frente a la tesis que corresponde al medio sociocultural,
la antítesis se manifiesta como la capacidad vital, diná-
mica y creadora que es característica de la naturaleza hu-
mana. La síntesis implica la integración de ambas fuerzas
sociales e individuales, concretadas a través del proceso
educativo, que es formativo de cada individuo en inte-
racción con los otros.
Tales aspectos individuales y sociales de la educación, no
constituyen, sin embargo, facetas únicamente empíricas
del proceso dialéctico. La educación sensu stricto es al-
go más que producto de una estructura biopsíquica y so-
cial. El carácter creativo y transformador de la educación
permite al sujeto trascender los datos del medio ambien-
te y dar un sentido más profundo (en interioridad y par-
ticipación) a la existencia.
La educación es actividad formativa del hombre, que se
Marina GÓmez. "Bodegón". Oleo. 150 x 100 cms. 1983
expresa dialécticamente, y a través de la cual éste alcan-
za su capacidad de elaborar nuevas formas de estructura
del medio ambiente natural, social y cultural, mediante
su capacidad lógico-reflexiva, por una parte, y su acción
2. Etimología del término y proceso vital transformadora, por otra. La primera le posibilita
dialéctico la superación del plano fáctico, de modo tal que supera
los condicionamientos del medio ambiente y transforma
Desde tal punto de vista resultan, además, válidas las dos a éste en mundo (Scheler). Tal transformación se hace
raíces etimológicas atribuidas al término "educación". efectiva por la actividad volitiva profundamente engar-
zada con lo vital. Pero el esquema no es simple. En el
a) Del latín "educare" (criar, nutrir), en el sentido de pro-
ceso que va "de afuera hacia adentro"; es decir, que im- anterior diagrama otros factores juegan papeles de gran
significación. Tal es el caso de la capacidad emocional
plica, por parte del educando, la captación de su entorno
físico, social y cultural. El medio incide sobre la gesta- del hombre: amor -odio; simpatía- repulsión; etc.
ción y el desarrollo de la naturaleza humana (tesis); En la sociedad contemporánea los factores emotivos han
alcanzado una deformante significación. La educación,
b) en segundo término, del latín "ex ducere", que ex-
como síntesis ella misma de capacidades contrarias y al
presa desenvolvimiento, proyección "hacia afuera", "di-
rección hacia", exteriorización de algo que es propio del mismo tiempo ineludibles, debe tender a la superación
núcleo vital del sujeto (antítesis). de los factores irracionales perturbadores del hombre y
de la sociedad actual. Conviene recordar, al respecto, aflT-
Ambos conceptos no son excluyentes sino opuestos y, maciones de Mannheim; indicaba que se debe educar para
además, necesarios recíprocamente. 01' el primero, se que el hombre se forme con flexibilidad, desde el punto
afirma que el hombre nace en una sociedad estructurada de vista intelectual, y con firmeza, desde el punto de vis-
normativa e institucionalmente, con un funcionamiento ta emocional. Esto significa que su formación educativa
41
le debe permitir ser flexible y amplio en sus criterios in-
terpretativos, para poder absorber los múltiples cambios
que afronta la sociedad moderna, especialmente en cuan-
to a desarrollo técnico. Pero, además, tales cambios ace-
lerados en lo social, no deben afectarlo dramáticamente.
De allí la firmeza de carácter, que impida su frustración
o aniquilamiento como sujeto activo de la sociedad a que
pertenece ..
3. Educación e historicidad
42
Del mismo modo que Manheim sostiene la necesidad de bora armamentos capaces de aniquilar al género
una planificación de la democracia, como medio necesa- humano"4.
rio para la consolidación de la libertad política en las so-
Si analizamos el problema desde la filosofía, es posible
ciedades masivas, de manera similar parece imponerse la afirmar que la condición del hombre existencialmente "en
necesidad de una planificaci6n tecnol6gica, para evitar situación" pasa, ineludiblemente, por un tiempo y espa-
no sólo los abusos de una injusta distribución de adelan- cio concretos. A partir de la segunda mitad del siglo XX,
tos técnicos, en los diferentes países del mundo, sino, ade- nuestro tiempo histórico se caracteriza porque el desa-
más, para evitar lo que Ortega y Gasset denominaba la rrolo técnico (2da. Revolución Industrial, en el siglo
"deshumanización" del hombre. Tal "deshumanización"
XIX), ha ingresado aceleradamente a senderos de peli-
va intrínsecamente unida a una pseudo-educación, que grosidad apocalíptica. Nuestro espacio geopolítico mues-
privilegia al objeto sobre el sujeto y, de manera priorita-
tra un despareja eclosión tecnológica, en algunos centros
ria, el poder tecnológico de unos sobre la indigencia ma- sobredimensionada y, en otros, en mayor proporción,
terial de otros. El poder tecnol6gico atenta contra la empobrecida.
educación como máxima expresión de lo humano, tanto
para quienes detentan tal poder, como. para quienes pue- En aquellos países en los que ha prevalecido una filoso-
den ser sus seguras víctimas. (Me refiero, obviamente, fía educacional basada en el pensamiento como instru-
al poder basado en la tecnología, y no a la tecnología en mento de la acción pragmática, o bien una filosofía
sí misma). sustentada sobre una "praxis" sociopolítica de autorita-
rismo estatal, han surgido sociedades políticas de pode-
En América Latina varios pensadores, desde perspecti- rosa capacidad tecnológica. De modo diferente, en otras
vas filosóficas diversas, alertan sobre los peligros del "po- sociedades en las que la filosofía educacional se ha diri-
der tecnológico". Entre ellos, el pensador colombiano
gido prioritariamente a la formación espiritual del hom-
Cruz Vélez ha señ.alado la necesidad de un nuevo huma-
bre (enfoque educativo en correspondencia con corrientes
nismo, que" ... a pesar de reconocer la necesidad histó-
filosóficas que se nuclean sobre la actividad del sujeto
rica de la preeminencia de la técnica en nuestro tiempo,
en tanto sujeto de conocimiento -eogito cartesiano, "re-
se proponga salvar al hombre de los peligros que ella en- volución copernicana" de Kant, "intencionalidad de la
cierra"2. Se trata de " ... un humanismo bajo el impe- conciencia" de Husserl, etc.-; o en correspondencia con
rio de la técnica"2.
teorías filosóficas que aún sostienen el carácter "contem-
Desde una perspectiva educacional, el pedagogo argen- plativo de la verdad"), el desarrollo tecnológico, en ta-
tino Nassif sostiene que el proceso dialéctico de la edu- les áreas sociales, ha tenido menor gravitación como
cación, en el que las fuerzas de conservaci6n (o poder de dominaci6n política.
reproducci6n) se oponen a aquéllas ... "de renovación
Por último, es posible delimitar espacialmente un sub-
(más aún, de transformaci6n) de la vida sociocultural",
grupo en el anterior diagrama sectorial. El mismo corres-
dan lugar a una "pedagogía cimentada en un humanis-
ponde a los países que integran América Latina. Ellos
mo concreto (que) ha de tender a resolver(se) en una sín-
participan de una tradición filosófica común en el ámbi-
tesis: la del devenir del hombre en una sociedad que
to educacional, de cuñ.o espiritualista. Tales países, eco-
-también cruzada por contradicciones- se va 'produ-
nómicamente "subdesarrollados" o "en vías de desa-
ciendo' en el tiempo, en razón de la historicidad' "3.
rrollo", soportan dramáticamente graves insuficiencias
Por último, retomamos al autor argentino de la cita pri- de desarrollo tecnológico. La contradicción se presenta,
meramente formulada. El profesor Maliandi afirma que además, por cuanto el poder tecnol6gico puede signifi-
la Humanidad ha pasado por dos grandes revoluciones car, para las superpotencias, el aniquilamiento total. En
culturales: " .. .la que permitió, por medio de la inteligen- tanto que la falta de desarrollo tecnológico puede signi-
cia técnica, compensar las precariedades humanas natu- ficar, para Latinoamérica, su aniquilamiento histórico.
rales ('revolución de Prometeo'), y la que transformó al Si tal "pathos" tecnológico adquiere un sentido dialéc-
hombre de 'recolector' en 'productor' de alimentos (... ) tico, es posible que la síntesis esté en una nueva filosofía
('revolución de Triptólemo'). En el segundo caso men- de la educación, que despierte en los Estados de alto de-
cionado, la transformación se debió a "la conciencia de sarrollo tecnológico el permanente valor del humanismo;
la perfectibilidad ilimitada de la técnica", situación que, y que, en los países latinoamericanos, fortalezca una con-
paradójicamente, revela un mayor bienestar y liberación ciencia crítica actuante, que les permita ser partícipes de
del hombre, "pero también (... ) una tecnología que ela- las ventajas de la técnica, sustentada sobre una ética que,
no por ser humanista, dejará de ser política y social. Sin
embargo, el problema puede asumir carácter aporético:
¿cuáles serán los medios que permitirán la síntesis supe-
radora de una "educaci6n humanista integradora de la
2. Cruz Vélez, Danilo. La técnica y el humanismo. Bogotá, Univ.
Los Andes, 1983, pág. 12.
técnica", que pueda ser compartida equitativamente por
todos los pueblos de la tierra?
3. Nassif, Ricardo. Teorla de la educación. Bs. Aires, Kapelusz, 1984,
pág. 249. 4. Maliandi, Ricardo. Ob. cit., pág. 16.
43