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La Creación de una “Narrativa Nueva”:

El uso del lenguaje metafórico en el discurso de mujeres maltratadas

Amy C. Hammock
Brooks School

Ponencia preparada para el Congreso 2000


de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA)
Hyatt Regency, Miami
16-18 de marzo, 2000
Hammock, 2

Resumen

Basada en doce entrevistas a fondo llevadas a cabo en 1996 en un centro de atención a


mujeres maltratadas en Colima, Mexico, la siguiente ponenencia es un análisis del lenguaje
metafórico usado por mujeres maltratadas en diferentes etapas de terapia grupal. Esta
investigación compara las metáforas y los símiles usados por mujeres al principio del proceso
terapéutico, con las de mujeres al final del mismo proceso. La investigación encuentre que las
mujeres al principio de la terapia usan el lenguaje metafórico para desribir un autoaprecio bajo,
mientras las mujeres al final del proceso usan el lenguaje metafórico para desribir un autoaprecio
más alto. La ponencia examina la manera en que mujeres usan el lenguaje metafórico para
describir sentimientos de “atasco.” También explica como el lenguaje metafórico puede
ayudarles a las mujeres liberarse del sentimiento de atasco y salir adelante con sus vidas.
Hammock, 3

Introducción

Emociones complicadas son difíciles de describir objetivamente. A menudo, hablar


claramente sobre temas que nos importan nos causa dificultad porque las palabras que tenemos a
nuestra disposición para describir nuestras emociones fuertes nos parecen frívolas.
Investigaciónes de este tema muestran que muchos de nosotros usamos el lenguaje metafórico
para comunicar estas emociones tan dificiles de describir. Las metáforas y los símiles que
usamos, oímos, y reproducimos, son esenciales para entender nuestras realidades individuales.
Según Donald Meichenbaum, uno de los fundadores de la terápia narrativa, metáforas “son las
maneras en que individuos interpretan y construyen ‘la realidad’” (Meichenbaum, 1998, p. 3).
A través de sus años de experiencia trabjando con clientes con Síndrome de Estrés Post
Traumático (PTSD), Meichenbaum (1994) y otros investigadores (White & Epston, 1990)
encontraron que el análisis del lenguaje metafórico ayuda a los clientes seguir adelante con sus
vidas. Según Meichenbaum (1994), clientes con historias traumáticas suelen “atascarse,” usando
las mismas metáforas y símiles repetidas veces para describir sus sentimientos sobre
problemáticas del pasado. Para ayudarles a sus clientes salir de este ciclo, Meichenbaum aisla
este lenguaje metafórico repetitivo que usan sus clientes en sus “narrativas viejas,” y luego
trabaja con los clientes para ver como el lenguaje metafórico se puede modificar o transformar a
unas “narrativas nuevas.” En otras palabras, la terápia narrativa es la re-creación de un cuento
viejo: “Si nos acordamos que la realidad se representa a través del lenguaje y las interaciones
sociales, sigue que, una persona puede modificar su cuento sobre un episodio traumático a través
del uso del lenguaje, y en hacer esto, cambiar sus pensamientos sobre sus reacciones de tal
episodio” (Marvel, Huskey, Lerner, & Thurlow, 1997).
Muchas mujeres maltratadas1 se sienten “atascadas” emocionalmente, y buscan salida de
sus “narrativas viejas.” Algunas de estas mujeres tienen síntomas de PTSD (rumiaciones,
escenas retrospectivas, y comportamientos de evitación) debido a su exposición prolongada a la
violencia emocional y física (Saunders, 1994). Otras no tienen síntomas clásicos de PTSD, pero
no obstante pueden ser afectadas adversamente por la violencia de sus abusadores. Hay una
necesidad de analizar el discurso de mujeres maltratadas, porque tal discurso ofrece una
perspectiva única sobre la experiencia del abuso. Específicamente, el lenguaje metafórico ayuda
a cada mujer en describir su realidad simbólica única en el mundo. El acto de analizar estas
metáforas, por lo tanto, es una forma precisa de entender la experiencia de una mujer maltratada.
El siguiente análisis del discurso de mujeres maltratadas surge de doce entrevistas a
fondo llevadas a cabo en un centro de apoyo a mujeres maltratadas en Colima, México. El
análisis de estas entrevistas muestra una diferencia fundamental entre el discurso de las
participantes en las etapas iniciales de terapia en grupo y el de las participantes ya al final de la
misma terapia. Mientras que cada mujer en las etapas inciales de terapia usa el lenguaje
metafórico para describir una auto-imagen fragmentada e insatisfecha, cada mujer en las últimas
etapas del programa usa el lenguaje metafórico para señalar la creación de una auto-imagen
unificada e integrada. Esta auto-concepción más completa les da a estas mujeres un sentimiento
de control sobre sus vidas, lo cual les permite seguir adelante.

1
No todas las relaciones abusivas son heterosexuales; sin embargo, en esta ponencia “mujeres maltratadas” se
refiere a mujeres agredidas por sus esposos o compañeros íntimos. El pronombre “ella” se refiere a la mujer
maltratada; el pronombre “él” se refiere al hombre abusivo.
Hammock, 4

Método

Doce entrevistas a fondo fueron llevadas a cabo en mayo de 1996 con mujeres
maltratadas buscando servicios de apoyo en el "Centro de Atencion de la Mujer, Griselda
Alvarez, A.C" (CAM), el centro de apoyo para mujeres maltratadas más viejo de México,
localizado en el estado de Colima. El CAM le ofrece a una mujer diferentes tipos de apoyo en
una secuencia de etapas específicas. Primero, la mujer toma parte en doce sesiones de terapia en
grupo (un día a la semana por tres meses), donde ella explora sus sentimientos acerca del abuso y
toma decisiones concretas sobre su situación. Segundo, la mujer va a dos sesiones en grupo
acerca de la ley, donde ella se entera de sus derechos legales y el proceso de divorcio. Tercero,
la mujer hace una cita individual con una abogada para comenzar el proceso de separación
matrimonial. Hay apoyo adicional para mujeres que son sobrevivientes de abuso sexual. No es
un requisito que cada mujer complete todas las fases. Ciertamente, muchas mujeres del
programa nunca se separaran de sus abusadores. Cada mujer decide qué nivel de apoyo necesita.
Las participantes entrevistadas estaban en diferentes etapas de la secuencia del CAM.
Seis participantes fueron entrevistadas directamente después de su segunda sesión de terapia en
grupo. Dos participantes fueron entrevistadas después de su última sesión de terapia en grupo.
Una participante fue entrevistada después de su segunda sesión informativa sobre la ley. Tres
participantes fueron entrevistadas dos meses después de su última visita oficial al CAM. Todas
las participantes vivían en Colima y tenían entre veinticinco y cuarenta y cinco años. Cada mujer
se ofreció como voluntaria para contar su historia y fue entrevistada una vez. Cada participante
contestó preguntas abiertas sobre 1) su relación con el abusador antes de buscar apoyo del CAM,
2) su experiencia en el CAM, y 3) su relación con el abusador después de buscar apoyo del
CAM. Cada entrevista fue grabada en cinta y duró entre una hora y una hora y media.
De las doce participantes entrevistadas, ocho usaron mucho lenguaje metafórico para
describir sus sentimientos de autoestima y auto-identidad resultando del abuso. De estas ocho,
tres usaron el lenguaje metafórico para describir aumentada auto-identidad y autoestima como
resultado de la terapia en grupo en el CAM; estas tres participantes ya habían terminado la
terapia en grupo en el momento de la entrevista. Las implicaciones del lenguaje metafórico de
todas las participantes son abordadas a continuación.

Resultados y Discusión

Quedar “atascada”

En situaciones de violencia doméstica, un abusador a menudo busca controlar a la


víctima lo más posible tanto a través del aislamiento y la manipulación como a traves de la
agresión física y sexual (Dobash y Dobash, 1992; Walker, 1984). Como resultado de este
control, la autoestima de la mujer tiene una tendencia a disminuir con el paso del tiempo. En las
siguientes entrevistas, las participantes usan el lenguaje metafórico para describir una peor auto-
imagen como resultado del abuso de su pareja. Estas metáforas y símiles describen el estar
“atascada” e incapaz de ver una manera de escaparse de una situacion emocional cada dia peor.
Hammock, 5

Dos participantes, Ana2 y Mercedes, describen este sentimiento de “atasco,”


comparandose ellas mismas a objetos ya gastados o acabados.

Me sentía como...un cascarón, sin nada adentro. O sea, bien mal, ¿no?

Me sentía como un chicle o una bachicha de cigarro que aplastas así.

En usar la imagen del cascarón, Ana describe su incapacidad de apreciarse a sí misma por
dentro; ella siente una ausencia de substancia interna. El cascarón es bello por fuera, pero el
casco externo desmiente la falta de fruta sabrosa y nutritiva en el centro. Aquí, Ana reconoce
que la imagen positiva que ella presenta al mundo externo no es una representación exacta de su
autoestima actual. Sin su fruta interior, el cascarón es desechable: el usuario no lo necesita más.
En usar este símil, Ana muestra que se siente poco importante y empujada hacia un lado porque
ya no es útil como persona o compañera.
En el segundo símil, Mercedes describe un sentimiento similar de ser disponible.
Asociándose con productos baratos, desechables, y enfermizos, que son fabricadas para el
consumo rápido, ella insinúa que no vale nada, ni para su abusador ni para ella misma. En el
caso del chicle o de los cigarrillos, la eliminación del objeto es mucho más violenta. El usuario
fácilmente aplasta el chicle o el cigarrillo cuando él termina de usarlo. Implícito en este símil,
entonces, es la falta de importancia que Mercedes siente en presencia de su abusador. Los
productos con los que ella se compara son estáticos, sin poder de defenderse del zapato que los
aplasta, ya sea con propósito (el cigarrillo) o a través de la falta de previsión (el chicle).
En las siguientes dos metáforas, Paloma y Beatriz usan el lenguaje metafórico para
describir los resultados emocionales dolorosos de no poder competir con un ideal reconocido.
Como en los extractos citados anteriormente, las siguientes metáforas muestran una incapacidad
de parte de estas mujeres de sentirse bien sobre sí mismas.

Antes yo me sentía una muñeca tirada a la basura.

Me hizo sentir como si fuera un dios, pero también una basura.

En cada una de estas metáforas, las participantes alegan ideales que rápidamente
contradicen. En usar la imagen de la muñeca en la primera metáfora, Paloma se asocia con un
objeto tradicionalmente bello, bien conservado, y, más de cualquier cosa, querido. Las muñecas
figuran destacadamente en la socialización de niñas; la familia y los amigos les dan a niñas las
muñecas como regalos a fin de que aprendan ser buenas madres y cuidadoras. En México, los
hombres a menudo usan la expresión "muñeca" como un término de cariño al hablar con o de sus
hijas, novias, o esposas. Esta expresión tiene un elemento de poder porque significa que esta
mujer o esta niña necesita que alguien (un hombre) se encargue de ella. Además, una muñeca es
objeto plástico, perfecto. Es una imagen con la cual una mujer real, incluyendo Paloma, no
puede competir. Una muñeca no tiene pensamientos o sentimientos; el dueño de la muñeca tiene
autorización para determinar sus atributos, y él puede cambiar esos atributos rápidamente, sin
previo aviso. El comportamiento manipulador y controlante de hombres abusivos se parece
mucho al dueño de esta muñeca.

2
No es su nombre verdadero. Todos los nombres de las participantes fueron cambiadas para asegurar
confidencialidad.
Hammock, 6

Tomando las implicaciones citadas anteriormente de la palabra "muñeca" y juntandolas a


la expresión "tirada a la basura," podemos destacar que Paloma se siente traicionada por el abuso
de su compañero. Antes, ella se sentía amada y cuidada por su marido, pero ahora que él la ha
abusado, ella se siente no deseada y descartada. La frase también sugiere que Paloma se siente
vieja, e insinúa la posibilidad de que una mujer nueva ha llegado a tomar su lugar en los afectos
de su marido.
Beatriz usa el lenguaje metafórico para describir un estado emocional similar de no poder
llegar a un ideal inalcanzable. Una práctica común de hombres abusivos es reverenciar a sus
parejas en su discurso público pero agredirlas en el ámbito privado. En esta metáfora, Beatriz
describe el efecto dañino de esta dicotomía sobre su autoestima. Un dios es intocable, intangible,
y capaz de sabiduría que nadie comprende por completo. La basura es algo ya tocada y muy
común. La yuxtaposición de estas metáforas distintas no deja espacio para que Beatriz se
posicione entre los dos extremos. Ella está en una situación de perder-o-perder, porque nunca
podrá ser tan increíble como la primera imagen, y no quiere asociarse con la segunda imagen.
La dinámica ocilatoria descrita en esta segunda metáfora es típica en situaciones de
violencia matrimonial, y puede causar que mujeres maltratadas duden su juicio, causando aún
mas daño a su autoestima. Dutton y Painter (1993) dicen que un factor importante en las
relaciones abusivas es el apego de la mujer al hombre. Explican que este tipo de apego sólo
ocurre en situaciones donde hay una alternación entre el tratamiento positivo y negativo: "Lo que
es imperativo en generar el apego es la extremidad del trato bueno y el maltrato, y la
yuxtaposición temporal de un extremo con el otro (usualmente el maltrato seguido
inmediatamente por el trato bueno)” (Dutton y Painter, 1993, p. 615). Estos autores no hablan de
un ciclo (como el de Walker, 1979 & 1984), lo cual sería demasiado previsible para la víctima.
En lugar de eso, describen un patrón caprichoso de acciones positivas y negativas hacia la mujer,
donde las acciones positivas generan el afecto y las acciones negativas constituyen el abuso.
Otra participante, Alejandra, también habló de este fenómeno con su pareja. Cada vez que su
pareja abusa de ella, él la cuida después: trayéndole hielo, haciéndole su comida, llevándola al
hospital, etc. Ella dice que es como vivir con dos personas diferentes, igual al carácter famoso
Dr. Jekyll/Mr. Hyde. Este trato contradictorio le da mucha anguistia, y la deja “atascada”
emocionalmente.
Como resultado de los sentimientos de incapacidad que sienten las mujeres maltratadas,
ellas desarrollan mecanismos que les ayudan separarse emocionalmente de sus cuerpos y mentes
magullados; sin embargo, estos mecanismos de sobrevivencia sólo sirven como treguas
temporales a situaciones que no cambian. Así, aun si una mujer es excelente en su manera de
separarse del abuso, ella también se siente "atascada" en viejos patrones. En el siguiente
extracto, Leticia usa el símil para describir la disociación como su estrategia de sobrevivencia.

Anduve con pastillas tranquilizantes de una marca y de otra. Andaba yo


como zombi sin saber por donde, ni que, ni como...o sea, es una
experiencia que no se la deseo a nadie – a nadie. Es...es...es...como
estar pisando un terreno falso.

Aquí Leticia ofrece dos símiles para describir su mechanismo para sobrevivir. La primera parte,
"un zombi," evoca la imagen de una criatura extraña, fea, e invisible. En ser feo e invisible, el
zombi representa la contradicción. En usar este símil, Leticia muestra que ella siente como si
nadie considera sus opiniones válidas porque ella es invisible o fea. Un zombi es un muerto que
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no se ha ido en paz de este mundo al otro. Parecido al cascarón o a la muñeca, el zombi está
vacío: sin sentimientos o pensamientos. Leticia usa este símil para describir su angustia al no
sentir paz interna, y su ansiedad en dar la apariencia de estar viva cuando de hecho se siente
muerta.
En este contexto, Leticia también usa esta metáfora para explicar su sensación de estar
fuera de su cuerpo. Muchas mujeres maltratadas entrevistadas describen el fenómeno de dejar
sus cuerpos durante los episodios violentos de sus parejas; es una forma de sobrevivir el episodio
abusivo sin sentir los puñetazos emocionales y físicos de sus abusadores. En este ejemplo,
Leticia describe el proceso de desasociarse concientemente a través del uso de tranquilizadoras.
El efecto de estas píldoras le permite quedarse en un estado alterado y así sobrevivir el abuso de
su compañero.
En su segunda metáfora, “estar pisando un terreno falso,” Leticia reconoce la inutilidad
de su estrategia de sobrevivir como “zombi.” Ella sabe que las pastillas no ayudan a mejorar su
situación. Ella siente que el mundo que ella ha creado para escapar su realidad es inseguro e
inestable. Igual que a las otras participantes, este conocimiento le cuasa ansiedad significante, y
la mantiene en un ciclo contínuo de desconfianza en sí misma.

Estar "libre"

En cuanto las mujeres avanzan en la terapia, sus sentimientos sobre sí mismas tienden a
convertirse más positivos. Algunas de las actividades del grupo terapéutico del CAM son
diseñadas para que las mujeres se hagan concientes de las metáforas que usan para describirse a
sí mismas. En la siguiente narrativa, Esperanza describe cómo una actividad del CAM la hizo
conciente de su necesidad para una "narrativa nueva":

El primer día me acuerdo que dijeron que hiciéramos una muñeca a


imagen de cómo se sentía uno, ¿verdad? Yo me acuerdo bien como en
ese momento cerré los ojos y empecé a recordar. ¿Quién soy yo? ¿No?
O, ¿cómo estoy? Y me acuerdo que agarré una hoja y empecé a dibujar
una muñeca gorda, una muñeca gorda desintegrada—toda rota de todo
su cuerpo. Y me acuerdo que puse mucho rayos, para todos los
problemas, todas las cosas que tenía. Puse tres caminos....A uno tuve
muchas ganas de ponerle alcohol, pero me dió verguenza y no lo quise
poner, pero yo sabía que ese era. Y luego, para la seguridad puse un
árbol, y del otro lado puse puras cruces en un camino y ese en mi mente
era él—el camino de seguir con mi pareja. Y me puse unos audífonos y
una grabadora en mi cintura...porque todo el tiempo me la pasé así,
¿no? Todos los problemas y todas las cosas, yo todo lo vivía pero
siempre con el radio, ¿no? Era mi fuga. Era mi manera de olvidarme
de mis cosas. Eso, y la botella. Me acuerdo bien que después de hacer
esa muñeca, yo me sentí bien. Yo me sentí bien porque con la plática
que tuvimos y con lo que ella dijo que íbamos a estudiar, lo que íbamos
a tratar de sacar de povecho de esas pláticas, me acuerdo que pensé,
‘esta muñeca en seis meses no va a estar así...esta muñeca va estar
diferente.’
Hammock, 8

Esperanza usa la metáfora para describir un momento dramático de realización, donde, de


pronto, ella puede ver su capacidad para el cambio. Esperanza tiene construcciones muy
específicas de significado para cada una de sus metáforas: la muñeca, la botella y las cruces.
Estas metáforas son únicas a su identidad. Ella entonces usa una de estas metáforas, la muñeca,
para abarcar la evolución de su identidad. El proceso que describe es similar al proceso usado
por Meichenbaum y otros para ayudar a los clientes crear "narrativas nuevas." La meta de estos
terapeutas es encontrar momentos pequeños de esperanza en las “narrativas viejas” de los
clientes para ayudar a que esos clientes desarrollen historias nuevas acerca de la problemática
pasada (Freedman & Combs, 1996, p. 46). El acto físico de dibujar su metáfora permite a
Esperanza reconocer y nombrar los momentos de esperanza en su "narrativa vieja." La imagen
dibujada le ayuda identificar los aspectos de su vida que quiere cambiar. Ella entonces quita la
narrativa del papel y habla de cambiar una "muñeca.” Ella quiere trabajar activamente para
cambiar su bienestar emocional y físico, y, ella representa este desarrollo con la muñeca
tridimensional. Aquí, Esperanza se apropia de la imagen de la muñeca, nombrándose su dueño.
A diferencia de la metáfora de la muñeca en la primera categoría, Esperanza está al mando de la
muñeca. En expresar un deseo por una muñeca diferente, Esperanza afirma que vale la pena
cambiar para sanarse; ella reconoce su necesidad de tener una auto-imagen fuerte y sana.
Como muestran las palabras de Esperanza, el foco de terapia del CAM es ayudar a
mujeres maltratadas salir adelante con sus vidas. Ana, Mercedes, Paloma, Beatriz y Leticia usan
el lenguaje metafórico para describir cómo se sintieron sobre ellas mismas durante el abuso, pero
no ofrecen ningún lenguaje metafórico nuevo para denotar sus cambios emocionales como
resultado de la terapia. En cambio, cada una de las tres participantes entrevistadas después de
haber atendido la totalidad de la secuencia de apoyo del CAM---Rosa, Teresa, y Esperanza—
usan lenguaje metafórico para reportar tanto un incremento en autoestima, como un aumento en
interacciones saludables con otros. Estos datos indican que la exposición a los grupos y
actividades del CAM pueden jugar un papel en ayudar a mujeres moverse de sus “narrativas
viejas” a unas “narrativas nuevas." En otras palabras, esta terapia les ayuda a quedar “libres.”
El lenguaje metafórico de estas tres mujeres ofrece un contraste al lenguaje usado por las
otras participantes. En cada una de las historias de las tres participantes, vemos evidencia de un
estado emocional reforzado. Como resultado de este conocimiento más intenso de sí misma,
cada participante lleva un papel más activo e informado en su vida y en las vidas de las personas
que la rodean: Rosa puede poner límites; Teresa siente control sobre sus decisiones; Esperanza
usa la comunicación abierta con sus hijos para encabezar su familia.
En el primer ejemplo de crecimiento interior personal, Rosa describe un cambio radical
hacia la conciencia de sí misma y el autoaprecio:

Las terapistas del CAM me han audado a...sacarme tiros del pecho....A
través del CAM me enteré que yo existía, de que soy. Describí de nuevo
mi cuerpo. [Aprendí a] sentirme como persona, saber que soy una
persona [después de que] me trató como un burro.

Rosa usa el lenguaje metafórico para explicar su sentido de identidad rescatada. Como en
metáforas anteriores, ella usa palabras como “tiros” y “burro” para hablar de las ocurrencias de
violencia y degradación ya pasadas. Pero, también ofrece otro tipo de lenguaje metafórico para
combatir estas definiciones previas de sí misma. En arrancar los tiros de su pecho, ella toma
acción. Ella decide remover la violencia de su marido de su cuerpo y de su estado emocional.
Hammock, 9

La ausencia de control exterior de su marido sobre ella le permite reconocerse a sí misma, y


separarse por completo de él: “Me enteré de que yo existía....Descubrí de nuevo mi cuerpo.” En
decir esto, ella se defina como una persona entera, única y apreciable.
Debido a su fuerte autoaprecio, Rosa tiene los recursos internos para establecer límites
emocionales necesarios:

Vine a el CAM para saber quién soy. Ahora...si sé quien soy, y si sé que
quiero. Sé que puedo defenderme, que nadie más me va a atacar, ni
nadie me va a hacer lo que yo no quiera ...aprendí a pintar mi raya.

En esta declaración, Rosa dice que ella se preocupa por sí misma, y a través de este autoaprecio,
ha aprendido a poner límites. Ella destaca este auto-respecto y auto-cuidado cuando usa un
adjetivo posesivo para subrayar su control total sobre sus acciones: “aprendí a pintar mi raya”
(énfasis mío).
Teresa también usa una metáfora para explicar cómo ha tomado control de su identidad y
su autoestima:

Yo sentí que ya no era la misma que entró, que en tres meses -- que es
increible -- yo me sentí otra. Ahora salgo con más facilidad, no tengo
que pedirle permiso a nadie. Yo solo soy mi guardián, y, pues, me siento
más segura.

A diferencia del ejemplo de Rosa, quien describe el proceso de recobrarse la compostura para
crear una auto-identidad entera, aquí Teresa describe su auto-identidad actual como
completamente separada de su auto-identidad previa. Ciertamente, el propósito de su metáfora
es que ella es una persona diferente después de pasar por las terápias del CAM. Sin embargo,
examinando mas profundamente el lenguaje de Teresa, es claro que, al igual que Rosa, Teresa
también está usando una metáfora "vieja" para crear su "narrativa nueva." Teresa usa la
metáfora del "guardián" para describir la progresión de su "vieja" auto-imagen a su "nueva" auto-
imagen. En decir que ahora es una persona diferente y que ella, sola, ahora es su guardián,
Teresa insinúa que no siempre ha estado en el control exclusivo de su identidad. En decir que
ahora ella sale de la casa cuandoquiera, sin pedir permiso, Teresa insinúa que no siempre ha
sentido tanta libertad como tiene actualmente. En decir que ahora se siente como su único
guardian, Teresa se asigna de la metáfora que en el pasado la controlaba. Como Rosa, ella ahora
se encarga de sus decisiones, sus sentimientos, y sus acciones. Ella ha encontrado la manera de
usar el "viejo" concepto de "guardián" a su ventaja.
Además de asignar "viejas" metáforas a historias "nuevas," los sobrevivientes de
ocurrencias traumáticas pueden aprovecharse de "exponer discursos dominantes" (Freedman y
Combs, 1996). En otras palabras, cuando la gente puede entender sus problemas dentro de un
contexto social, son más capaces de ver un problema desde muchos puntos de vista, y, por lo
tanto, pueden ver una solución. En situaciones de violencia doméstica, los abusadores tienen la
tendencia a aislar a sus parejas, y, como consecuencia, la víctima solo puede verse a sí misma y a
su situación desde un solo punto de vista. Cuando una mujer maltratada tiene interacciones
sociales con otras personas, y comienza a hablar de su situación con gente aparte del abusador,
ella de pronto tiene acceso a muchos más puntos de vista sobre su situación. Ella se da cuenta de
que el argumento de su abusador en la defensa de sus acciones no es el único discurso válido.
Hammock, 10

Una vez que una mujer puede ver que el discurso "dominante" de su pareja no es el único
discurso, ella puede despegarse más facilmente y puede concentrarse en solidificar su identidad.
Esperanza encuentra que sus conversaciones en el CAM catalizan una nueva autestima al
confrontar el discurso dominante:

A mi siempre me utilizó como...un objeto. A él no le importaba lo que yo


sintiera, sino lo que él sintiera, lo qué él quería....Él cerró mi mundo. El
mundo me vino encima. Para mí, [el CAM] fue como un camino así que
se abrió. Cuando no hallaba para donde, se abrió este camino para
mi....Ahorita me siento otra. Para mí, el CAM ha sido la puerta al cielo.

Aquí, Esperanza dice que su marido "cerró su mundo” y que el mundo le “vino encima." Esta
metáfora muestra el aislamiento que ella sintía proveniente del control agobiador de su marido.
Este aislamiento hizo difícil que ella se viera fuera de la opinión de su marido. Luego,
Esperanza compara esta auto-identidad previa con su "narrativa nueva." Dice que el CAM es
“un camino” o “una puerta” al “cielo”; o sea, la terapia del CAM le permite moverse fuera del
discurso de su marido para encontrar su sentido de identidad reforzado. Aquí, como “el cuerpo
entero” de Rosa y el “guardián” de Teresa, “el mundo” de Esperanza es un ejemplo concreto de
una metáfora “vieja” que se cambia para ser parte de una "narrativa nueva". Al final de su
declaración, el mundo ya no le viene “encima,” sino es un lugar donde se siente segura y feliz de
contemplar el “cielo.” Mientras que Rosa y Teresa usan las metáforas para describir el
crecimiento personal como un logro individual, Esperanza usa su metáfora para mostrar que su
crecimiento personal fue un resultado de ver su situación desde una perspectiva más colectiva, y
menos individual. Para ella, el mensaje de solidaridad entre las mujeres del CAM es crucial en
formar su “narrativa nueva.”
Como fue el caso con la “narrativa nueva” de Rosa, el sentido nuevo de autoaprecio de
Esperanza causa muchos cambios concretos en su vida, en particular en cuanto a su relación con
sus hijos, lo cual también describe con metáfora:

Yo regañaba, maltrataba mucho a mis hijos....Todos mis resentimientos


yo los desquitaba en ellos...era el desquite, era el escape....Todo lo que
no le podía hacerle a él se lo hice a mis niños. Yo a ellos les
pegaba...pero lo que yo hacía más era gritarles. Ahora, les hablo y
ahora no les grito. Todos somos un equipo, todos tenemos que trabajar
juntos.

Esperanza describe su familia como un "equipo." La palabra “equipo” significa que todos
trabajan juntos para el bienestar del grupo, cada miembro igualmente respetuoso de los demás.
Mientras que antes de llegar al CAM Esperanza era físicamente y verbalmente abusiva hacia sus
niños, ahora toma el tiempo para hablar de los problemas con sus niños, porque ella se siente
digna de ser respetada por ellos. Describiendo a su familia como un “equipo,” Esperanza se
compromete a la unidad de su familia. Esta decisión la coloca como líder del grupo, el "capitán"
del "equipo." En asumir esta posición, Esperanza otra vez muestra su fuerte auto-identidad.
Hammock, 11

Conclusiones

Si están en el comienzo, al final, o el centro del proceso terapéutico, las participantes


usan el lenguaje metafórico para describir sus sentimientos y su auto-identidad como un
resultado de violencia íntima. Tres de las participantes que han terminado el ciclo terapéutico
del CAM también usan el lenguaje metafórico para describir un incremento significante en su
autoestima y su auto-identidad. Las palabras de estas tres participantes en particular confirman
la teoría de Meichenbaum que las “narrativas nuevas" pueden ser construídas de historias
“viejas”. Los símiles y las metáforas que usan para describir su actual auto-identidad positiva se
crean del lenguaje metafórico que usan para describir su autoestima baja del pasado. La
independencia, resistencia, y el autoaprecio demostrado en las metáforas de estas tres
participantes sirven para respaldar la propia observación de Meichenbaum: “Los clientes, sobre
el curso de terapia, en cuanto mejoran, a menudo cambian el foco de sus cuentos. En vez de
identificarse como víctimas, se ven a sí mismos como sobrevivientes” (Meichenbaum, 1998, p.
2).
Este pequeño estudio cualitativo sirve como un punto de partida para los estudios futuros
acerca de la relación entre el lenguaje metafórico y la terapia para mujeres maltratadas. En
particular, las siguientes consideraciones son importantes al planear el siguiente paso de
investigación:

(1) En este estudio, todas las entrevistas fueron completadas en un momento único en el
crecimiento emocional de cada mujer. En cada entrevista, las participantes describieron
sus estados emocionales actuales en relación a sus sentimientos pasados; todo el lenguaje
metafórico usado para describir sus emociones durante el abuso fue expresado en el
pasado. Por lo tanto, las descripciones de las participantes de cómo se sintieron durante
el abuso son memorias en vez de reaciones inmediatas. Para entender la forma en la cual
el lenguaje metafórico único de cada mujer se desarolla a través de la terapia, habrá que
entrevistar a los mismos participantes varias veces durante el proceso terapéutico.

(2) Es necesario estudiar cómo la terápia de grupo afecta la formación de metáforas y


símiles de las mujeres maltratadas. Meichenbaum (1994, 1998) y otros (Freedman y
Combs, 1996; White y Epston, 1990) concentran la mayor parte de su trabajo en la
terapia narrativa individual. Central en las teorías de Meichenbaum sobre la terapia
narrativa es que cada persona desarrolla su lenguaje metafórico único para ayudarle a si
mismo salir adelante del episodio traumático pasado. Es crucial, entonces, saber cómo
cambia la dinámica de la formación de la metáfora cuando se juntan muchas personas con
problemas similares (en este caso mujeres maltratadas) para apoyo. En una situación de
terapia en grupo, ¿cómo es que las mujeres usan e intercambian el lenguaje metafórico de
las otras mujeres en el grupo? ¿Crea cada mujer su lenguaje metafórico único para
explicar sus emociones? ¿Qué es la viabilidad de la "narrativa nueva" de una mujer si su
lenguaje metafórico no es realmente “suya”?

(3) Particularmente pertinente para cualquier estudio sobre el lenguaje metafórico es la


preparación lingüística del investigador. Los teóricos como Amy Kaminsky (1993) nos
recuerdan que el proceso de crear una metáfora no existe en un vacío; la metáfora
necesariamente es una expresión cultural. En este caso particular, la investigadora es una
Hammock, 12

mujer de los Estados Unidos, cuya lengua materna es el inglés. Ella ha analizado las
metáforas usando una mezcla de sus antecedentes y sus experiencias diversas viviendo en
América Latina. Es posible que esta combinación pueda alterar algunos resultados; por
consiguiente, el siguiente estudio debería tomar en cuenta la preparación lingüística y
cultural de sus investigadores cuando determine las expectativas del estudio.

Este tipo de análisis demuestra el poder de la palabra hablada. Helene Cixous (1989)
dice que, para muchas mujeres, una gran tortura es comenzar a hablar. Después de haber
vencido el miedo de la palabra hablada, una mujer se siente libre y poderosa. Julia Kristeva
(1989) mantiene que el lenguaje creativo es el medio por el cual una mujer manifiesta y procesa
las inseguridades dentro de su identidad. Para apoyar a mujeres en relaciones abusivas, es
crucial poner atención al lenguaje metafórico que usan para describir sus emociones más
intensas. Como muestran las palabras de las mujeres en este estudio, el acto de recrear y
reasignar estas metáforas y símiles fomenta una auto-imagen profundamente satisfactoria que le
ayuda a la mujer poder determinar sus deseos y poner límites necesarios en sus relaciones con
otras personas.

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