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Pedro un niño de 8 años, vive con sus padres biológicos y su hermano menor, fue traído
a consulta porque sus padres estaban cansados y “no sabían cómo manejar sus ataques de
explosividad que ocurren varias veces al día”.
Pedro se volvió físicamente agresivo, por ejemplo antes de la evaluación Pedro “pateo y
realizo agujeros a la puerta de su habitación tanto que la tuvieron que sacar”, además de
eso su mamá reporto que ella siempre termina con moretones a causa de intentar bloquear
los ataques de Pedro, los papás de Pedro lo describen como “irritante o maniaco” la mayor
parte del día y casi todos los días.
Cuando tiene esos ataques Pedro se muestra agitado e incansable diciendo que quiere
estar solo. Los intentos de tranquilizarlo normalmente fracasan y en ocasiones empeoran
su irritabilidad.
Pedro cursa el 2do grado en un ambiente de salón muy restrictivo, en donde la maestra lo
considera apto para una educación especial por estar emocionalmente alterado todo el
tiempo.
El año pasado Pedro ha sido suspendido 3 veces por agresión física hacia el personal de
la escuela, por lanzar una silla en el salón y por golpear un armario, a pesar de tener
habilidades cognitivas que lo catalogan como promedio o superior ha persistido
académicamente. Los profesores notaron que Pedro con frecuencia aparece con un humor
irritable y agitado, sorprendiéndose cada vez que lo veían sonreír o mostrarse feliz. Con
frecuencia ellos decían que tenían que tratarlo con pinzas para evitar sus ataques de ira.
HISTORIA DE LA ENFERMEDAD ACTUAL
Su madre refiere que Pedro siempre ha sido un niño difícil, cuando era bebe lloraba
incesantemente durante muchas horas, de niño Pedro tenía muchas rabietas al día pero su
mamá pensó que esto se debía a la ¨terrible edad de los 2 años¨ desafortunadamente
mientras Pedro crecía su agresividad incrementaba, cuando tenía 5 años sus rabietas
incluyeron golpear y patear a sus padres y lanzar objetos que se podían romper, las
dificultades emocionales y de comportamiento también se manifestaron fuera de su casa,
como consecuencia fue expulsado del preescolar por comportamiento inmanejable. Sus
rabietas e incumplimiento en casa incrementaron una vez que entro al colegio, las tareas
añadieron otra fuente de frustración e interacciones negativas, se distraía muy rápido y
mostraba una fuerte oposición cuando le decían que haga las tareas, era constantemente
incansable e inquieto, tenía una dificultad para mantenerse en su sitio y para controlarse.
Pedro también intento evadir rutinas diarias, como recoger su ropa o cepillar sus dientes
ante las cuales tenia las mismas rabietas. Alrededor de primer grado empezó a parecer
constantemente nervioso y fácilmente molesto por cosas muy pequeñas como que otros
se sienten cerca de él. Cuando sus padres intentaban animarlo ofreciéndole alguna
actividad divertida él prefería estar solo; cuando jugaba con sus compañeros Pedro se
mostraba agresivo pensando o creyendo que los demás lo golpeaban o empujaban al
propósito. El expresaba pensamientos negativos como que no le agradaba a nadie, que no
tenía amigos y que sus papas no lo querían. Algunas veces tenia dificultad controlando
estos pensamientos refería su mamá, también decía que muchas veces recordaba un
acontecimiento negativo de la nada, como que un profesor le grito muchos días atrás por
lo cual se molestaba.
A los papas de Pedro, se les dio una psico-educacion de lo que es el trastorno disruptivo
del estado del ánimo y en segundo lugar con una consulta con el psiquiatra se le prescribió
un tratamiento farmacológico, metilfenidato, con la esperanza que mejore su tolerancia a
la frustración y sus rabietas.