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EVANGELIOS SINOPTICOS EVANGELIOS SINOPTICOS Introduccion De los cuatro libros canénicos que na- rran la «Buena Nuevas (sentido de ta palabra «Evangelio») traida por Jesu cristo, los tres primeros presentan entre si tales semejanzas que pueden ponerse en columnas paralelas y abarcarse «con una sola mirada»: de ahi su nombre de «Sindpticos». La Tradicién eclesidstica, atestiguada desde el siglo 11, los atribuye respecti- vamente a San Mateo, San Marcos, y San Lucas. Segin ella, Mateo el publi- cano, del colegio de los doce apéstoles, M199; 10 3, escribis el primero, en Pa- lestina, para los cristianos convertidos del judaismo; y su obra, compuesta en «lengua hebrea», es decir en arameo, fue luego traducida al griego. Juan Mar- cos, un discipulo de Jerusalén, Heh 12 12, que asistié en el apostolado a Pablo, Heh 12 25; 13 5, 13; Flm 24:2 Tm 411, a Bernabé, Hh 18 37, 39, su primo, Col 410, y a Pedro, 1 P 513, cuyo «intérpre- te» era, redacté en Roma la catequesis oral de este tiltimo. Otro discipulo, Lucas, médico, Col 4 14, de origen pagano a di- ferencia de Mateo y Marcos, Col 4 10- 14, nacido en Antioquia segin algunos, companiero de Pablo en su segundo (Fich 16 10s) y tercer (Hch 20 5s) viaje apost5- lico, asi como las dos veces que estuvo preso en Roma, Heh 27 Is; 2 Tm 411, fue el tercero que escribié un evangelio, ‘que podia por lo mismo apoyarse en la autoridad de Pablo, cf. quizd 2 Co 8 18, como el de Marcos se apoyaba en la de Pedro; también escribié una segunda obra, los «Hechos de los Apéstoles». La lengua original del segundo y tercer evangelio es el griego. Estos datos de la Tradicién son con- firmados y precisados por el examen in- terno de estos tres libros; pero antes de exponerlo, conviene discutir el problema de sus relaciones literarias, que es to que se llama la Cuestién Sindptica Se han propuesto diversas soluciones de este problema, insuficientes si se las toma aisladamente, pero que contienen todas ellas una parte de verdad y pueden servir para trazar una explicacién de conjunto. Una tradicién oral comin, que los tres sindpticos habrian puesto por escrito de modo independiente y, por lo mismo, forzosamente variado, es proba- ble en si, por no decir cierta, pero ella sola no podria explicar las semejanzas, tan numerosas y tan llamativas, tanto en el detalle de los textos como en el orden de las pericopas, que exceden las posibi dades de la memoria, aun la de los anti- guos y orientales. Una tradicion escrita, unica o miltiple, justificarta mejor esas Semejanzas; pero no se puede mantener que los tres evangelistas se hayan ser- vido de ella de una manera paralela e independiente, ya que sus semejanzas, ast como sus divergencias, demuestran que ellos se conocen, se siguen 0 se co- rrigen mutuamente. Hay, pues, que ad- mitir entre ellos interdependencias direc- tas. Pero aunque esté claro que Lucas depende de Marcos, no lo es tanto que Marcos dependa de Mateo, coma por mucho tiempo se ha admitido, porque numerosos indicios sugieren lo contrario. Una dependencia directa entre Mateo y Lucas, en un sentido 0 en otro, parece poco probable, y sus paralelismos mu- tuos, independientes de Marcos, deben explicarse mds bien por una o varias fuentes comunes, distintas del segundo evangelio. Partiendo precisamente de estas ob- servaciones, (a critica moderna ha for- mulado la teoria de las Dos Fuentes: una de ellas seria Marcos, de quien Ma- teo y Lucas dependerian en sus Relatos; por lo que se refiere a las Palabras o discursos (los «Logia»), muy reducidos en Marcos, el primero y el tercer evan- gelio se habrian servido de alguna otra fuente, desconocida pero exigida como postulado, que se denomina Q (inicial de la palabra alemana «Quelle»). A pesar de su sencillez, 0 mejor a causa de ella, esta teoria no da satisfaccién por entero. No explica suficientemente todos los da- tos del problema. Ni Mc, en su estado actual, ni Q, tal como la restituyen, pueden desempefar eficazmente la fun- cién de fuentes que se les atribuye. Indudablemente Mc parece a menudo mds primitive que Mt y Le, pero también es verdad lo contrario: en ocasiones pre- senta rasgos tardios, por ejemplo, algu- nos paulinismos o incluso cierta adapta cién a los lectores del mundo greco- romano, mientras que Mt o Le conser- 1379 INTRODUCCION A LOS EVANGELIOS SINOPTICOS van detalles arcaicos de expresin semi- tica 0 de ambiente palestinense. ;No serd que se han servido de Mc, al que todavia reflejan, en un estado mds anti- guo que su estado actual? Por lo demas, hay otra consideracién que confirma esta hipotesis. Mt y Le presentan entre si y contra Me concor~ dancias que parecen oponerse a su de- pendencia comin de este evangelio. Es- tas concordancias son numerosas, y a veces Hamativas. Han intentado expli carlas sin comprometer la teoria basica, ya por armonizaciones de copistas, que la critica textual deberd detectar, ya por las correcciones de los evangelistas mismos que, de manera esponténea y sin conocerse, pudieron retocar en forma igual el texto de Me que les parecié in- correcto. Pero estas explicaciones, vili- das en algunos casos, no podrian escla- recerlos todos. En definitiva, vale mas la explicacién que ya hemos vislumbrado mas arriba, es decir, que Mt y Le han debido conocer y utilizar un estado dife- rente, anterior, del evangelio de Mc. Este habré sido objeto de una tiltima re- daccién, posterior al uso que aquéllos hicieron de él. De ahi esos rasgos nue~ vos en los que Me aparece mas tardio y de ahi también esos casos en los que Mt y Le concuerdan contra él porque ambos reflejan un estado mas antiguo del texto de Me. El supuesto de una fuente Q tampoco satisface, al menos tal como se le pre- senta. El documento que de este modo tratan de restituir recibe de los diversos investigadores formas demasiado dife- rentes para conseguir una identidad de- finida 0 incluso simplemente probable El principo mismo de su unidad resulta dudoso. Efectivamente, los logia que en él se acumulan se encuentran también en Mt y en Le de una manera que su- giere das colecciones mejor que una: por una parte, los de la seccion central de Le, llamada a veces «pereana» (951 - 18 14); por otra, los del resto de su evange- lio. Unos y otros tienen por lo general Sus correspondientes en Mt; pero, mien- tras que los de la segunda categoria se encuentran en los dos evangelios en se~ ries ampliamente paralelas, los de la primera, agrupados en Le, estan disper- sos en Mt. Es como si Mt y Le hubieran tomado esos logia de dos fuentes dife- rentes: por una parte, de una Coleccion que podemos lamar F(uente) con Vaga- nay y que Le ha repetido sustancial- “gmente en su seccién central, 0 «perea- na», mientras que Mt la fraccioné para salpicar con ella sus discursos; por otra, de un estado antiguo del evangelio de Mateo. Porque, a lo que parece, habria que considerar también en Mt, e incluso en Le, como acabamos de hacerlo en Mc, estados arcaicos, anteriores a su estado actual. Andlisis que aqui no podemos repetir nos evan a admitir tres estados sucesivos, al menos en Me y Mt: un do- cumento bdsico, una primera redaccién y una redaccién final, la que nosotros poseemos. Entre estos diversos estados se han producido interacciones que se han movido en diversos sentidos ocasio- nando las relaciones literarias, de seme- janza o de diferencia, que comprobamos entre los evangelios en su estado actual. De ese modo, por ejemplo, habra expe- rimentado la primera redaccién de Mc la influencia del documento fuente de Mt, eriginando las semejanzas de las que depende; pero habré influido a su vez en la iiltima redaccién del primer evangelio, con lo que Mt depende de Mc. Entrela- zamiento de influencias que puede pare- cer complejo y que lo es en efecto, pero que tiene que serlo para explicar una si- tuacién compleja. Es una ilusién preten- der dar al problema sindptico una solu- cién simple. Con la ayuda de estas observaciones literarias podemos esbozar una exposi- cidn de conjunto, si no definitiva, al me nos probable, de la génesis de los tres primeros evangelios. El comienzo fue la predicacién oral de los apéstoles, centrada en torno al «ke- rygma» que anunciaba la muerte reden- tora y la resurreccién del Sefior. A esta predicacién, de la que ofrecen restime- ipicos los discursos de Pedro en los Hechos de los Apéstoles, acompatiaban normalmente relatos mds detallados: primero, el de la Pasién, que debié ad. quirir muy pronto una forma estereoti pada, como lo atestigua el paralelismo de los cuatro relatos evangélicos; luego, anécdotas tomadas de la vida del Maes- tro que daban luz sobre su persona, su mision, su poder, su enseianza, con al- gun episodio o palabra memorable, mi- lagro, sentencia, paribola, etc. Ademds de los apéstoles, algunos narradores es- pecializados como los «evangelistas» (categoria de «carismdticos» que no se debe restringir a los cuatro autores de nuestros evangelios; cf. Hch 21 8; Ef 4 1; 2 Tm 4 5) narraban estos recuerdos evangélicos de una manera que tendia a 1380 INTRODUCCION A LOS EVANGELIOS SINOPTICOS fiiarse por medio de ta repeticién. Pron- 10, en especial a partir del momento en que los tres tipos de la primera hora fue- ron desapareciendo, se tuvo cuidado de poner esta tradicién por escrito. Los epi- sodios, referidos al principio de una ma- nera aislada e independiente, tendieron con ello a agruparse, ya en orden crono- logico (jornada de Cafarnaim, Mc 1 16- 39), ya en orden ldgico (cinco controver- ‘sias, Mc 21 - 36), primero en pequenas ‘secciones, luego en conjuntos mas vas- tos. Un autor, a quien nada impide re- conocer con la Tradicién como el apés- tol Mateo, compuso entonces un primer wevangelio» recogiendo los hechos y las palabras de Jesiis en un relato seguido que abarcaba todo su ministerio terres- tre, desde el Bautismo hasta la Resu- rreccién. A este primer evangelio vino luego a aiiadirse una coleccién F, cuyo ‘autor ignoramos, que recogia otras pa- labras del Sefor, 0 las mismas en otras formas. Estas dos obras, compuestas en ‘arameo, fueron pronto traducidas al griego, y de diversas maneras. El deseo de acomodarse a los hermanos de origen pagano habra producido una nueva forma del primer «evangelio» que hemos ‘propuesto se atribuya a Mateo, forma nueva que constituia un nuevo docu- mento y que iba a servir de base a la tradicién marciana. Si a estas dos for- mas primitivas del evangelio procedente de Mateo y de la Coleccion F se ahade otro evangelio arcaico, que se presiente en el origen de los relatos de la Pasién y de la Resurrecccién en Le y en Jn, te- nemos cuatro documentos basicos para esta primera etapa de las tres que més arriba hemos anunciado. En una segunda etapa, se han tomado de nuevo estos documentos y se los ha combinado de diversas formas. La tradi- cién marciana ha tomado del evangelio ‘mateano primitive y de sus diversas adaptaciones, especialmente de la que ‘se dirigia a los cristianos de origen pa- ‘gano, una redaccion mas completa, mas trabada, pero que no era atin la redac- cidn final que hoy conocemos, Esta forma intermedia de Mc es la que Mt y ‘Le conocieron y la que en ellos influys. Por su parte, la tradicién mateana pro- dujo una nueva redaccién, combinando el evangelio primitive de Mateo con la Coleccién F. El redactor que llevd a cabo esta combinacién lo hizo con mu- cha finura disgregando los logia agrupa- dos en la Coleccion F para distribuirlos por todo su evangelio y elaborar de ese modo vastos conjuntos. Poco después, Lucas comenzaba su obra. Después de haber investigado diligentemente todo lo que se habia elaborado con anterioridad a él (Le 1 1-4), utilizd, en una primera etapa de su trabajo, que podemos llamar Proto-Lucas, por una parte el docu- mento de tendencia pagano-cristiana que habia servido de base a Me, y, por otra, el evangelio de Mt combinado ya con F; pero también conocié directamente esa Coleccién F y prefirié insertar los logia en amplios grupos en su seccién central, én lugar de combinarlos en pequefias do- sis como lo habia hecho Mt. Finalmente, ‘se sirvid, sobre todo en los relatos de la Pasién y la Resurreccién, de un docu- mento arcaico, que también el cuarto evangelio utilizd, de donde resultan los numerosos contactos de Le y Jn contra Mry Mc en esta parte del evangelio. El Proto-Lucas no conocia atin el evangelio de Mc, ni siquiera en su forma interme- dia: sélo mds tarde se aproveché de él para completar su evangelio; y esto nos lleva a la tercera etapa. En esta etapa, que podemos llamar fi- nal, el evangelio de la tradicin mateana fue profundamente retocado con ayuda de Me, no en la forma actual de este timo, no lo olvidemos, sino en la forma ‘mas antigua que hemos asignado a la segunda etapa de la evolucion. En este raro tejer y destejer, también el evange- lio de Me fue revisado teniendo en cuenta la forma intermedia de Mt, quizd también el Proto-Lucas, y no_sin expe- rimentar influencias paulinas. En cuanto a Lucas, encontré su forma definitiva valiéndose de Me, en su forma interme- dia como lo habia hecho Mt. En la trama de su primera redaccion (el Proto-Lucas) incluyd tres «secciones ‘marcianas» (4 31 - 6 19; 84 - 9 50; 18 15 ~ 21-38). La prueba de que estas insercio- nes representan una etapa mds tardia en su obra lo demuestra el hecho de que deja de reproducir los elementos de Me cuando ya los tiene recibidos, en una forma literaria diferente, de las fuentes ‘Mt o F que primeramente habia utiliza~ do. Debemos también seialar que Le re. currié, lo mismo que Mateo pero ma: que él, a fuentes particulares halladas por su diligente investigacion, 13. y a las cuales debe, no sdlo su evangelio de la Infancia, sino también muchas de las perlas que hacen su obra indispensable ‘al lado de las otras dos (el buen Samari- tano, Marta y Maria, el Hijo prodigo, el Fariseo y el Publicano, etc.) 1381 INTRODUCCION A LOS EVANGELIOS SINOPTICOS La génesis literaria que acabamos de esbozar respeta y utiliza, preciséndolos, los datos de la Tradicién. No permite, sin embargo, asignar a cada uno de los tres sindépticos una fecha precisa, como por lo demds tampoco la Tradicién ofrece datos seguros sobre este punto. Dejando el margen de tiempo requerido para el desarrollo de la tradicién oral, podemos conjeturar que la redaccién dei evange- lio primitivo, y luego la de la Coleccién complementaria, debié hacerse entre los anos 40 y 50; esta fecha antigua estaria incluso bastante garantizada, si fuera cierto que las epistolas de Pablo a los Tesalonicenses, escritas hacia el ano 5182, utilizaron el discurso apocaliptico del primer evangelio. Si Marcos escribi6 hacia el fin de la vida de San Pedro (Clemente de Alejandria) 0 poco después de su muerte (Ireneo), su evangelio se ha de colocar alrededor del aio 64, en todo caso antes del 70, ya que no parece suponer que la ruina de Jerusalén se haya consumado. Posteriores a él son las obras del Mateo griego y de Lucas, pero es dificil precisar su fecha exacta. La de Lucas es anterior a los Hechos, Heh 11, pero también es incierta la fe- cha de este libro (cf. la Introduccion a los Hechos) y no ofrece un punto de re- ferencia seguro. Por otra parte, ni Ma- teo griego ni Lucas dejan suponer que la ruina de Jerusalén sea un hecho consu- mado (ni siquiera Le 19 42-44; 21 20-24 que emplea lugares comunes proféticos para describir este acontecimiento facil de preverse); quizd sea ast por afin de arcaismo y concienzudo respeto de sus fuentes, en cuyo caso se podria retrasar su redaccién hasta después de la ruina, hacia el 80, por ejemplo; o tal vez por- que realmente no la conocieron, y en- tonces habrd que considerar ambos li- bros anteriores al 70. De todos modos, el origen apostélico, directo 0 indirecto, y la génesis literaria de los tres sindpticos justifican su valor histérico, permitiéndonos ademds apre- ciar cémo debemos entenderlos. Deriva- dos de una predicacién oral que se re- monta a los origenes de una comunidad primitiva, tienen en su base la garantia de testigos oculares. Indudablemente ni los apéstoles ni los demas predicadores y narradores evangélicos trataron de ha- cer ehistoriay en el sentido técnico de esta palabra; su propdsito era menos profano y mds teolégico; hablaron para convertir y edificar, para inculcar e ilus- trar la fe, para defenderla contra los ad- versarios. Pero lo hicieron apoyéndose en testimonios veridicos y controlables, exigidos tanto por la probidad de su conciencia como por el afin de no dar pie a refutaciones hostiles, Los redacto- res evangélicos, que luego consiguieron y recogieron sus testimonios, lo hicieron con el mismo afin de honrada objetivi- dad que respeta las fuentes, como bien lo demuestran la sencillez y el arcaismo de sus composiciones, en las que tan poco lugar se concede a elaboraciones teoldgicas como las posteriores, de un San Pablo por ejemplo, por no hablar de las creaciones legendarias e inverosimi- les que tanto abundaron en los evange- lios apécrifos. ¥ si los tres sindpticos no son «libros de historia», no es menos cierto que no tratan de ofrecer nada que no sea histérico. Esto no quiere decir, sin embargo, que cada uno de los hechos 0 de los dichos que refieren pueda tomarse como repro- duccién rigurosamente exacta de lo que sucedié en la realidad. Las leyes inevi- tables de todo testimonio humano y de su transmisién no nos permiten esperar tal exactitud material; cosa que corrobo- ran los mismos hechos, pues vemos que el mismo relato 0 la misma palabra es transmitida de modo diferente por los diversos evangelios. ¥ lo que se dice del contenido de los diversos episodios vale ain con mds razén para el orden en que éstos se hallan dispuestos entre st. Varia este orden segin los evangelios, y no podia esperarse otra cosa de su com- pleja génesis, segin la cual elementos, transmitidos primero aisladamente, se han amalgamado y agrupado poco a po- co, se han juntado o separado por moti- vos mds bien ldgicos y sistemdticos que cronolégicos. Es preciso reconocer que muchos hechos 0 palabras evangélicas han perdido su relacién primitiva con el tiempo o el lugar, y seria a menudo equivocado tomar en sentido riguroso conexiones de redaccién como «enton- ces», «luego», «aquel dia», «en aquel tiempo», etc. Pero tales comprobaciones no prejuz- gan en modo alguno la fe de los cristia- nos en la autoridad de estos libros. Si el Espiritu Santo no concedié a sus intér pretes una perfecta uniformidad en los detalles, es que no daba a la precision material importancia para la fe. Mas ain, es que intentaba esta diversidad en el testimonio. «Mas vale acuerdo tdcito que manifiesto», dijo Herdclito.’Un hecho que nos certifican diversas y aun discordantes 1382 INTRODUCCION A LOS EVANGELIOS SINOPTICOS tradiciones (piénsese en las apariciones después de la resurreccién) posee en stu sustancia profunda una riqueza y una so~ lidez que un testimonio perfectamente coherente, pero de un solo tono, no seria capaz de’ conferirle. ¥ aun supone wna ventaja el que la diversidad de testimo- nios no proceda solamente de los inevi- tables accidentes de su transmision, sino que sea el resultado de correcciones in- tencionadas. No cabe duda que en mu- chos casos los redactores evangélicos pretenden adrede presentar las cosas de forma diferente; y antes que ellos, la tradicién oral, de la que son herederos, tampoco transmitié los recuerdos evan- gélicos sin interpretarlos y adaptarlos de diversas maneras a las necesidades de la fe viva de que eran portadores. Pero esta intervencién de la comunidad en la formacién de la tradicién se realizé bajo la direccién de sus responsables; y, lejos de inquietarnos, debe aprovecharnos, porque esa comunidad era la Iglesia, cuyo primer magisterio representaban aquellos responsables. El Espiritu Santo que debia inspirar a los autores evangé- licos, presidia ya todo este trabajo de elaboracién previa y lo conducia hacia la consumacién de la fe, garantizando sus resultados con esa verdadera ine- rrancia que, mds que en ta materialidad de los hechos, recae en el mensaje espi- ritual que en st llevan. El Espiritu prepa- raba con ello un alimento asimilable para los fieles; y fue él quien llevd en particular a los tres evangelistas a pre- sentar cada uno el mensaje comuin de una manera propia y personal. El evangelio segiin San Marcos El plan de San Marcos es el menos sistemdtico. Tras el preludio, constituido por la predicacién de Juan el Bautista, el bautismo de Jestis y las tentaciones en el desierto, 1 1-13, algunos raros jatones nos permiten distinguir un periodo de ministerio galileo, 1 14 - 7 23, luego los viajes de Jestis con sus apéstoles al pais de Tiro y Sidén, por la Decdpolis y la region de Cesarea de Filipo, el regreso a Galilea, 7 24 - 950, y finalmente una ti tima subida a través de Perea y Jericé hacia Jerusalén para la Pasion y la Re- surreccién, 10 1 - 16 8. Sin hablar de la sucesin de los hechos en detalle, ya este mismo cuadro general es bastante convencional, pues parece cierto, segtin las probabilidades y el testimonio del cuarto evangelio, que Jess subid varias veces a Jerusalén antes de la Pascua de la Pasin. Sin embargo, esas lineas e- nerales senalan una evolucin que me~ rece ser retenida por su verdad hisumiva y su alcance teoldgico: primero, Jestis es recibido favorablemente por la gente, luego, su mesianismo, humilde y espiri- tual, causa decepcion en su expectativa, y el entusiasmo se enfria; entonces Jestis se aleja de Galilea para consagrarse a la formacién del pequeito grupo de discipu- los fieles, cuya adhesion incondicional consigue con la confesién de Cesarea; es éste un momento decisivo, desde el cual todo se orienta hacia Jerusalén, donde, tras una oposicién cada vez mds viva, se consuma el drama de la Pasién, que es finalmente coronado por la respuesta victoriosa de Dios: la Resurreccién. Porque, lo que interesa en primer lu- gar al segundo evangelio, es sobre todo la paradoja de Jesis incomprendido y rechazado por los hombres, pero en- viado y triunfando por Dios. Le preocupa menos desarrollar la ensenanza del Maestro y refiere pocas de sus palabras Su tema esencial es la manifestacién del Mesias crucificado. Por una parte mues- tra en Jestis al Hijo de Dios, reconocido como tal por el Padre, 111; 97, por los demonios, 124; 3.11; 87, y hasta por los hombres, 15 39, al Mestas que reclama para si un rango divino, 14 62, superior a los Angeles, 13 32, se atribuye el poder de perdonar los pecados, 210, demues- tra su poder y su misién con milagros, 1 31; 441, etc., y exorcismos, 1 27; 3 23s, etc. Pero por otra parte subraya enérgé camente su fracaso aparente ante los hombres: ludibrio 0 escéndalo de la gen- te, 5 40; 6 2s, hostilidad de los jefes ju- dios, 2.1 - 3.6, etc., incomprensién de los mismos discipulos, 4 13 +, oposicio- nes todas ellas que desembocan en la ignominia de la cruz. Era necesario que Cristo sufriera para rescatar a los hom- bres 10 45; 14 24; lo habian anunciado las Escrituras, 9 12; 14 21, 49, y Jesis mismo proclama esta senda de humildad y de sufrimientos, para él 8 31; 931; 10 338, y para los suyos, 8 34s; 9 35; 10 15, 24s, 298, 39; 13 9-13. Sin embargo, la espera judia de un Mesias guerrero y victorioso estaba poco dispuesta a admi- tir esta solucién de dolor y abnegacién; por eso Jestis, con el fin de evitar entu- Siasmos intempestivos e ilusorios, rodea de silencio sus milagros, § 43, etc., y su persona, 7 24; 9 30; al titulo de «Me- sas», 8 29s, demasiado cargado de glo- ria humana, prefiere aquel otro, més humilde y misterioso, de «Hijo del hom- 1383 INTRODUCCION A LOS EVANGELIOS SINOPTICOS bre», 2 10, etc.; of, Mt 8 20 +. Esto es lo que se ha llamado el «secreto mesid- nico», Mc 134 +; pero si es verdad que Marcos hace de ello una tesis esencial de su evangelio, no lo ha inventado por su cuenta al margen de los hechos: es la realidad profunda de la vida dolorosa de Jesits lo que él comprende y nos expone ala luz de la fe definitivamente afian- zada por el triunfo de la Pascua, El evangelio segdn San Mateo Esta luz y estas lineas generales de la vida de Jesiis se encuentran evidente- mente en el evangelio de San Mateo, pero el acento se pone de modo diferen- te. El plan, en primer lugar, es distinto, mucho més elaborado, Cinco secciones se suceden, compuestas cada una de un Discurso introducido por hechos habil- ‘mente escogidos para prepararlo; lo que, con los relatos de la Infancia 'y de la Pasion-Resurreccién, constituye ‘un con- Junto armonioso de siete partes. Es po- sible que el boceto de esta construccién $e remonte al evangelio arameo, y se adivina también en el resumen de Mar- cos; pero en el Mateo griego se destaca vivamente, y ya hemos visto cémo ha explotado libremente sus fuentes para conseguir este conjunto sistemdtico de una vigorosa pedagogia. Como por otra parte reproduce mucho més completa~ mente la enserianza de Jestis e insiste en el tema del «Reino de los Cielos», 4 17 +, podemos caracterizar su evangelio como un drama en siete actos sobre la venida del Reino de los Cielos: 1.9 sus preparativos en la persona del Mesias nifio, 1-2; 2.° la promulgacion de su pro- grama, ante los discipulos y la gente, en el Sermén de la Montana, 3-7; 3. su predicacién por medio de misioneros: los milagros de Jestis anuncian las «seria- les» que acreditardn su palabra, y el Discurso misionero les da las consignas, 8-10; 4.° los obstdculos con que debe tropezar por parte de los hombres, segin el plan, humilde y oculto, dispuesto por Dios, que ilustra el Discurso parabilico, AL 1 ~ 13 52; 5.° sus comienzos en un grupo de discipulos, con Pedro por jefe, primicias de la Iglesia, cuyas reglas de vida se esbozan en el Discurso, comuni- tario, 13 53 - 18 35; 6.9 la crisis que pre- Para su advenimiento definitivo, susci- tada por la oposicin creciente de los je- fes judios y anunciada por el Discurso escatolégico, 19-28; 7.° en fin, el adve- nimiento mismo, en dolor y triunfo, por Ja Pasion y la Resurreccién, 26-28. Este Reino de Dios (= de los Cielos) que debe restablecer entre los hombres la autoridad soberana de Dios, como Rey finalmente recongcido, servido y amado, habia sido préparado y anun- ciado por la Antigua Alianza. Por eso Mateo, que escribe entre judios y para judios, se cuida especialmente de mos- trar, en la persona y en la obra de Je- stis, el cumplimiento de las Escrituras. En cada punto clave de su libro se re- mite al AT para probar cémo se «cumplen» la Ley y los Profetas, es de- cir, no sélo se realizan en cuanto a lo speraba, sino que llegan a una que los corona y los supera. Ast lo hace a propésito de la persona de Jestis, confirmando con textos escrituris- ticos su linaje davidico, 1 1-17, su naci- miento de una virgen, 1 23, en Belén, 2 6, su estancia en Egiptd, su estableci- miento en Cafarnaim, 4 14-16, su en- trada mesidnica en Jerusalén, 21 5,-16; a propdsito de su obra, que implica cura- ciones milagrosas, 11 4-5, y ensenanza que «da cumplimiento a la Ley», § 17, sublimandola, § 21-48; 19 3-9, 16-21. ¥ Subraya con no menor energia cmo la humildad de esa persona y el fracaso aparente de esa obra vienen a dar cum- plimiento a las Escrituras: la matanza de los inocentes, 2 17s, la infancia oculta en Nazaret, 2 23, la mansedumbre y compasién del «Siervo», 12 17-21; cf. 8 17; 11.29; 127, el abandono de los disci- pulos, 26 31, el precio irrisorio de la traicién, 27 9-10, el prendimiento, 26 $4, la sepultura durante tres dias, 12 40, todo ello era el designio de Dios anun- ciado por la Escritura. ¥ del mismo mo- do, la incredulidad de los judios, 13 13- 15, aferrados a sus tradiciones humanas, 15 7-9, a quienes no se les puede dar mds que una ensenanza. misteriosa en pardbolas, 13 14-13, 35, estaba también anunciada en las Escrituras. Es cierto que los otros sindpticos utilizan también este argumento escrituristico; pero, aparte de que sin duda se lo deben al Mateo arameo, Mateo griego lo refuerza notablemente hasta el punto de hacer de él un rasgo notable de su evangelio. Es- to, unido a la construccién sistemédtica de su exposicién, hace de su obra el do- cumento de la nueva economia que da cumplimiento a los designios de Dios en Cristo: Jesiés es el Hijo de Dios, e insiste en ello mas que Marcos, 14 33; 16 16; 22 2; 27 40, 43; su ensenanza representa la Ley nueva que da cumplimiento a la an- tigua; la Iglesia que funda sobre Pedro, 1384 INTRODUCCION A LOS EVANGELIOS SINOPTICOS 16 18, y de la que él mismo es la piedra angular rechazada por los constructores, 21-42, es la comunidad mesidnica que prolonga ta de la Alianza Antigua dén- dole una extensién universal, ya que Dios ha permitido la negativa de los primeramente llamados, 23 34-38; of. 10 5-6, 23; 18 24; para abrir la puerta de la salvacion a todas las naciones, 8 11-12; 21 33-46; 22 1-10; cf. 12 18, 21; 28 19. Es comprensible que este evangelio tan completo y tan bien estructurado, redac- tado en un lenguaje menos sabroso, pero més correcto que el de Marcos, haya sido recibido y utilizado con predileceion por la Iglesia naciente. El evangelio segiin San Lucas El mérito especial del tercer evangelio le viene de ta atractiva personalidad de su autor, que se transparenta sin cesar. San Lucas es un escritor de gran talento y un alma delicada. Ha elaborado su ‘obra de una manera original, con afin de informacién y de orden, 1 3. No quiere esto decir que haya podido dar a los materiales recibidos de la tradicién una disposicién mas «histérica» que Ma- to y Marcos; su respeto a las fuentes y su método de yuxtaponerlas no se lo permitian. Su plan sigue las grandes li- neas del de Marcos con algunas trans- posiciones u omisiones. Hay episodios que se desplazan, 3 19-20; 4 16-30; 5 I-11; 6 12-19; 22 31-34, ete., ya por afén de claridad y de logica, ya por influencia de otras tradiciones, entre las cuales se ha de notar la que también se refleja en el cuarto evangelio. Otros episodios se ‘omiten, 0 por ser menos interesantes para los lectores paganos, Mc 9 11-23, 0 por estar representados ya en la Colec- cidn, Mc 12 28-34; cf. Le 10 25-28, 0 en fin, y sobre todo, tocante a la gran omi- sidn de Mc 6 45 - 8 26, porque Lucas no haya encontrado esta seccion en su ejemplar de Marcos o bien, porque, aun conociéndola, haya estimado que era allt un duplicado. La diferencia mas notable en relacion con el segundo evangelio esta en la gran adicion 9 51 - 18 14, donde hemos reconocido que Lucas uti- liza una, Coleccién de Logia combindn- dola con informaciones personales. Esta seccién central es presentada en forma de una subida « Jerusalén subrayada con anotaciones repetidas, 9 51; 13 22; 1711, que explotan un dato de Marcos, 101, y en la que se ha de ver, mas que el recuerdo real de diversos viajes, la i sistencia intencionada en una idea teo~ légica muy del agrado de Lucas: la Cin- dad santa es el lugar donde debe tener cumplimiento la salvacién, 9 31; 13 33, 18 31; 1911, es alli donde ha comenzade el Evangelio, 1 5s, y donde debe con- cluir, 24 52s, —con apariciones y con- versaciones que no tienen lugar en Gali- lea, 24 13-51; y comp. 246 con Mc 167; Mt 28 7, 16-20— porque de alli debe partir la evangelizacién del mundo, 24 47; Heh 18. Si se sigue detalladamente la compa racién de Lucas con sus fuentes, ya sea con la que mejor conocemos, Marcos, ya con las que se reflejan también en los pasajes paralelos de Mateo, se observa al vivo la actividad siempre despierta de un escritor que por medio de pequeiios retoques, omisiones 0 adiciones, sobre- sale en-presentar las cosas de una ma- nera que le es propia, evitundo 0 at nuando lo que puede herir su sensibi dad 0 la de los lectores (8 43 comp. Me 5 26; om. Mc 9 43-48; 13 32; etc.), 0 puede serles menos comprensible (om. Mt § 213, 338; Mc 18 34; etc.), tratando con miramiento las personas de los apéstoles (om. Mc 4 13; 8 32s; 9 285; 14 50) 0 excusdndoles (Le 9 45; 18 34; 22 45), interpretando los términos oscuros (6 15) 0 precisando la geografia (431; 19 28s, 37; 23 51), etc. Con estas numero- ‘sas y finas pinceladas, y sobre todo con la rica aportacion debida a su investiga~ cidn personal, Lucas nos brinda las reacciones y las tendencias de su alma; ‘© mejor, por medio de este instrumento de eleccién, el Espiritu Santo nos pre- senta el mensaje evangélico de una forma original, rica en doctrina. Por lo demds, mds que de grandes tesis teold- gicas (las ideas maestras son las mismas que las de Marcos y Mateo) se trata de una sicologia religiosa, donde se encuen- tran; mezcladas con una influencia muy discreta de su maestro Pablo, las incli- naciones propias del temperamento de Lucas. Como buen «scriba mansuetudi~ nis Christi» (Dante) le gusta subrayar la misericordia de su Maestro con los pe- cadores, 18 Is, 7, 10, y referir escenas de perdén, 7 36-50; 15 11-32; 19 1-10; 23 34, 39-43. Insiste gustoso en la ternura de Jesiis con los humildes y los pobres, mientras que los orgullosos y los ricos que disfrutan son severamente tratados, 151-53; 6 20-26; 12 13-21; 147-11; 16 15, 19-31; 18 9-14. Sin embargo, incluso la Justa condena vendra después de pacien- tes plazos de misericordia, 13 6-9; comp. Me 11 12-14. Sdlo que es preciso arre- 1385 INTRODUCCION A LOS EVANGELIOS SINOPTICOS pentirse, renunciarse, y en este punto la generosidad viril de Lucas insiste en re- petir la exigencia de un desprendimiento decidido y absoluto, 14 25-34, especial- ‘mente por el abandono de las riquezas, 6 34s; 12 33; 14 12-14; 16 9-13. Obsérvense también los pasajes propios del tercer evangelio sobre la necesidad de la ora- cién, 11 5-8; 18 1-8, y sobre el ejemplo que de ello ha dado Jesis, 321; 8 16; 6 12; 9 28. Finalmente, como en Pablo y en tos Hechos, el Espiritu Santo ocupa un puesto de primer plano que sdlo Lu- cas subraya en 115, 35, 41, 67; 2 25-27; 41, 14, 18; 10 21; 11 13; 24 49. Todo esto, junto con la atmésfera de gratitud por los beneficios divinos y de alegria espiritual, que envuelve todo el tercer evangelio, 2 14; § 26; 10 17; 13 17; 18 43; 19 37; 24 51s, da a la obra de Lucas ese fervor que emociona y enfervoriza el co- azn. 1386 El estilo de San Marcos es rugoso, Meno de arametsmos y a menudo inco- rrecto, pero impulsivo y de una vivaci- dad popular que esté llena de encanto. El de San Mateo es también arameizan- te, pero mds cuidado, menos pintoresco, pero mds correcto. El de San Lucas es complejo: de calidad excelente cuando no depende mds que de si mismo, acepta ser menos bueno por respeto a sus fuen- tes, de las gue conserva algunas imper- fecciones aunque trata de corregirlas; en Fin, imita consciente y maravillosamente el estilo biblico de los Setenta. Nuestra traduccién ha tratado de respetar estos matices en la medida de lo posible, como asimismo se ha esmerado en refle- Jar en castellano el detalle de las seme- janzas y de las diferencias en que se traslucen, en los originales griegos, las relaciones literarias que entre si tienen los tres evangelios sindpticos. Me 323.28 on 24:81 Meo 27+ Ge 316+ EVANGELIO SEGUN SAN MATEO I. Nacimiento e infancia de Jesucristo Genealogia de Jestis*. ‘Libro de la generacién de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham ? Abraham engendré a Isaac, Isaac engendré a Jacob, Jacob engendré a Juda’y a sus herma- nos, 3Juda engendr6, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendré a Esrom, Esrom engendré a Aram, ‘Aram engendré a Aminadab, Aminadab engendré a Naass6n, Naass6n engendré a Salmén, $Salmén engendr6, de Rajab, a Booz, Booz engendr6, de Rut, a Obed, Obed engendré a Jesé, *Jesé engendré al rey David. David engendré, de la que fue mujer de Urias, a Salomén, 7Salomén engendré a Roboam, Roboam engendré a Abia, ‘Abid engendré a Asaf*, “Asaf engendré a Josafat, Josafat engendré a Joram, Joram engendré a Ozfas, %Ozias engendré a Joatam, Joatam engendré a Acaz, ‘Acaz engendré a Ezequfas, 'Bzequias engendré a Manasés, Manasés engendré a Amén*, ‘Amén engendré a Josias, ‘1Josias engendré a Jeconias y a sus her- 11 La genealogia de Mt, aun indicando in- fluencias extranjeras por parte de las mujeres, W. 3, 5, 6 se limita a la ascendencia israelita de Cris- to. Trata de vincularle a 105 principales deposi- tarios de Jas promesas mesidnicas, Abraham y Da- Vid, y a los descendientes reales de este dltimo, 2 714; 187 14 +. La genealogia de Le, mis univer salista, se remonta a Addn, cabeza de toda la hu- manidad. De David a José, las dos listas sélo tie- nen en comtn dos nombres. Esta divergencia puede explicarse, 0 por el hecho de que Mr ha pre- ferido la sucesién dindstica a la descendencia ns- tural, o bien por Ia equivalencia que hay entre la descendencia legal (ley del levirato, Dt 285 +) y la descendencia natural. Por lo demas, el caracter sis Tematico de la gencalogia xe pone de relieve, en Mt, con la distribuciOn de los antepasados de Cristo en tres series de dos veces siete nombres, cf. 69+, lo que obliga a omitir tres reyes entre Joram y Ozias y a computar a Jeconias. vv. 11-12, por dos (ya que este mismo nombre griego puede traducir los dos nombres hebreos afines de Yoya- qui y Joaquin). Las dos listas terminan con José, ‘que no es mas que padre legal de Jesiis; €s que. a manos, cuando la deportacién a Babilonia. Después de la deportacién a Babilonia, Jeconias engendré a Salatiel, Salatiel engendr6 a Zorobabel, *Zorobabel engendr6 a Abiud, Abiud engendr6 a Eliakim, Fliakim engendré a Azor, ™“Azor engendr6 a Sadoq Sadoq engendré a Aquim, \quim engendré a Eliud, 'Eliud engendré a Eleazar, Eleazar engendré a Mattin, Mattan engendro a Jacob, '8y Jacob engendré a José, el esposo de Maria, de la que nacié Jesis”, llamado Cristo. "Asi que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la depor- tacién a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportacién a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones, Concepeién virginal de Jess. La generacién de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, Maria, estaba despo- sada con José* y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontré encinta por obra del Espiritu Santo. Su marido José, ‘como era justo y no queria ponerla en evi- dencia, resolvid repudiarla en secreto*. 2Asj lo tenia planeado, cuando el Angel los ojos de los antiguos, la paternidad legal (por adopeion, levirato, etc.) bastaba para conferir to- dos los derechos hereditarios, aguf los del linaje davidico, Esto no excluye que Maria también haya pertenecido a ese linaje, aun cuando los evangelis- tas no lo digan. 17 Var. «Asie 110 Var.: «AmOs» 116 Varios testigos griegos y Iatinos_precisan: «José, con quien se despos6 Ia Virgen Maria que engendré a Jesiise; de esta lectura mat emendida procede sin duda la sir. sin.: «José, con quien es. taba desposada la Virgen Marfa, engendr6 a Je- 118 Los desposorios judios suponian un com- promiso tan real que al prometido se le lamaba ya smaridos y no podia quedar libre mas que por el «repudio» (v. 19). 119 La justicia de José consiste sin duda en que no quiere encubrir con su nombre a un nino cuyo padre ignora, pero también en que, convencido de Ja virtud de Maria, se niega a entregar al riguroso procedimiento de la Ley, Dt 22 20s, este misterio que no comprende. 1387 Lei 27,25 on EVANGELIO SEGUN SAN MATEO EVANGELIO SEGUN SAN MATEO 33 tiers del Sefior* se le aparecié en suefios* y le se sobresalté y con él toda Jerusalén. ‘sh dijo: «José, hijo de David, no temas tomar *Convocé a todos los sumos sacerdotes y contigo a Maria tu mujer porque lo engen- _ escribas del pueblo*, y por ellos se estuvo teas drado en ella es del Espiritu Santo. — informando del lugar donde habia de nacer 2Dara a luz un hijo, y ta le pondras por cl Cristo. SEllos le dijeron: «En Belén de in742 1c131 nombre Jess, porque él salvaré* a su Judea, porque asi estd escrito por medio sos pueblo de sus pecados.» ??Todo esto su- del profeta: Sia6l_ cedié para que se cumpliese ¢l oraculo del cn dion, ced : Heh 3103 Sefior por medio del profeta* sus cofres y le ofrecieron dones de oro, se cumplié el oraculo del profetu Jere- incienso y mirra*. WY. avisados en suefios —mias*: ue no volvi . - i ee ele ait porte erodes, se rei: 18m clamor se ha oido en Ramé, seas mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, ¥ no quiere consolarse, porque ya no existen Huida a Egipto y muerte de los inocentes. 120+ Después que ellos se retiraron, el An- gel del Sefior se aparecié en suefios a José 1xini7,49 le dijo: «Levantate, toma contigo al niio._y, ; ; 2R2526 ya su madre y huye a Egipto; y estate alli Vuelta de Egipto y residencia en Nazaret *Y wi, Belén, tierra de Judd, Misi no eres, no, la menor entre los principa- 136148 2 Ved que la virgen concebird y dard a luz un hijo, y le pondrin por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con noso- tros.» *Despertado José del suefio, hizo como el Angel del Sefior le habia manda- do, y tomé consigo a su mujer. *Y no la conocia hasta que ella dio a luz un hijo*, y le puso por nombre Jestis. Adoracién de los Magos. *INacido Jests en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes*, unos magos que venian del Oriente* se presentaron en Jerusalén, 2diciendo: «;Dénde esta el Rey de los judios que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a les clanes de Judd, porque de ti saldré un caudillo que apacentard a mi pueblo Israel.» 7Entonces Herodes tlamé aparte a los magos y por sus datos preciss el tiempo de la aparicin de la estrella. ‘Después, en- viandolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niflo; y cuando le encontréis, comunicadmelo, para ir tam- bién yo a adorarle.» °Ellos, después de oir al rey, se pusieron en camino, y he aqui que la estrella que habian visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que Hegé y se detuvo encima del lugar donde estaba el nifio*. !Al ver la estrella se lle- naron de inmensa alegria. '' Entraron en la casa; vieron al nifio con Maria su madre y, hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al nifio para matarle.» 'E] se le- vanté, tomé de noche al nifo y a su ma- dre, y se retiré a Egipto; "Sy estuvo alli hasta Ia muerte de Herodes; para que se cumpliera el oraculo del Sefior por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo*. 'sEntonces Herodes, al ver que habia sido burlado por los magos*, se enfurecié terriblemente y envié a matar a todos los nifios de Belén y de toda su comarca, de dos afos para abajo, segin el tiempo que habia precisado por los magos. 'Entonces 'Muerto Herodes, el Angel del Sefior 120+ se aparecié en sueiios a José en Egipto y le dijo: ?«Levantate, toma contigo al nifio y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los Ex 419.20 que buscaban la vida dei nifio.» EI se Ievant6, tomé consigo al nifio y a su ma- dre, y entré en tierra de Israel. *Pero al enterarse de que Arquelao* reinaba en Judea en lugar de su padre Herades, tuvo miedo de ir alli; y avisado en suenos, se retiré a la regién de Galilea*, y fue a vivir en una ciudad flamada Nazaret; para que se cumpliese el ordculo de los profe- tas: Serd llamado Nazoreo* adorarle.» *En oyéndolo, el rey Herodes _postrindose, le adoraron; abrieron luego 154923; oe . . Il. Promulgacién del Reino de los Cielos 120. (a) El «Angel del Sefior», en los textos anti- guos, Gn 16 7+, representabs primitivamente al mismo Yahveh. Diferenciado cada vez mis de Dios por los progresos de la angelologia, ef. Tb 5 4+, sigue siendo el tipo del mensajero celeste y como tal aparece con frecuencia en los Evangelios de la Infancia: Mt 1 20, 24; 2°13, 19; Le 11; 2 9: ef. también Mi 28 2: Jn § 4; Heh § 19; 8 26; 12 7, 23 120. (b) Como en el A T, Si 34'1 +, Dios puede dar a conocer sus designios por un suefo: Mt 2 12, 1B, 19, 22: 27 19: ef. Heh 16 9: 18 9: 23 11; 27 23, ¥ las visiones paraielas de Hch 9 105; 10 35, Ils. 121 alesis» thebreo Yehoiu'a) quiere decir «Yahveh salva>. 122” Esta formula y otras afines seran frecuentes fen Mt: 2, 15, 17, 23:8 17: 12 17: 13 39: 21 4: 26 54, 56; 279: ef. 33; 11 10: 13 14; etc. Pero Mt n0 es ei Tinico en pensar que las Escrituras se cumplen en Jesis. Jeslis mismo declara que ellas hablan de él. Mr HT 4:6; Led 21; 18 31 4524 44; In $39 +; 8 565 17 12; etc. Ya en el A T la realizacion de las palabras de los profetas era uno de los criterios de fn avtenticidad de su mision, Dt 18 20-22 +. A los ojos de Jestis y de sus discipulos, Dios ha anun- ciado sus designios, con palabras 0 con hechos, y Ta fe de los cristianos descuibre que el cumplimiento Titeral de los textos en la persona de Jesucrisio 0 fen la vida de la Iglesia manifiesta el cumplimienco real de las intenciones de Dios, Jn 2 22; 209; Heh 223 4; 231, M35: 34 +; Rm 18 4 Co 10 Ns 15 34; 2Co 1 20: 3 14-16. 125 El texto no contempla el perfodo posterior, ¥y por si mismo no afirma {a virginidad perpetua de Maria, pero el resio del Evangelio asi como la t dicién de la Iglesia la suponen. Sobre los hermanos Ue Jesix, cf D4 +. 2 Después de presentar en el cap. 1 2 la per= sona de Jesis, hijo de David e hijo de Dios, Mt cexpone en el cap. 2 su mision de salvacién ofrecida a los paganos, a cuyos sabios atrae a su luz, wv. 1-12, y de sufrimiento en su propio pueblo, cuyas experiencias dojorosas revive: el primer destierro en Egipto, 13-15, la segunda cautividad, 16-18, la vuelta humillada del pequeio «Resto», nasitr, 19:23 (cf. v. 23 +). Estos relatos de carieter haggadico ensefian por medio de acontecimientos lo que Le 2 30-34 ensefia por las palabras proféticas de Simesn, of, Le 234+ 21 @) el ato $ 6 4 antes de la era cris- tiana, ya que ésta comienza por error unos aos despues del nacimiento del Cristo, ef. Le 22+: 3 1+. Herodes reiné del 37 al 4 antes de nuesira era. Su reino lleg6 a comprender Judea, [dumea, Samaria, Galilea, Perea, y otras regiones de la zona del Haurin. 21 (b) Un relato de este tipo pide que se deie a este término en la vaguedad de una designacién muy general: la regién por excelencia de los sabios astrologos que son los «magos». 22 Otra traduccion: «en su Salida». Igualmente enelv. 9. 24 Llamados también adoctores de la Ley. Le $17; Heh $34, 0 «legistas», Le 7 30; 10 25; etc.. Jos escribas» tenfan la funcidn de interpretar las Escrituras, yen particular la Ley mosaica, para sa- car de ella las normas de conducta de Ia vida judia: ef, Esd 76+, Il; Si 39 2 +. Esta funcion les con- feria prestigio e influencia entre el pueblo, Los es- crihas se reclutaban sobre too, pero no exclusi- vamente, entre los fariseos, 3 7+. Eran miembros del Gran Saned~n, con los sumos sacerdotes y los ancianos. 29 El evangelista pienst manifiestamente en un ‘astro milzgroso, del que es inatil buscar una expli- cacién natural. 1388 1. SECCION NARRATIVA Predicacién de Juan el Bautista. "Por aquellos dias* aparece Juan el Bautista, proclamando en.el desierto de 211 Riquezas y perfumes de Arabia, Jr 6 20; Ez 27 22, Los Padres ven simbolizadas en ellos la Realeza (oro), 1a Divinidad (incienso) y la Pasion (mira) de Cristo. La adoracién de los Magos da cumplimiento a los ordculos mesiinicos sobre el homenaje de las naciones al Dios de Israel, ef. Nm 24:17; Is 49 23; 60 Ss; Sal 72 10-15. 215" Israel, el chijor del texto profético, era, pues, figura del Mesias. 216” Este relato tiene un paralelo, que es un pre- cedente, en la infancia de Moisés contada por las tradiciones rabinicas: después de haber sido anun- ciado, por visiones 0 por magos, el nacimiento del fo, ef Faraén ordena matara los mihos reeiés max 217 En el sentido primero de este texto, los hombres a quienes llora Raquel, su abuela, son los de Efraim, Manasés y Benjamin, muertos © depor- tados por ios asirios. La aplicacion que hace Mateo ha podido sugerirsela una tradicién que situaba la tumba de Raquel en territorio de Belén, Gn 35 19s, 222° (a) Este hijo de Herodes y de Maliaké (al igual que Herodes Antipas) fue einarca de Judea del 4a. C.al 6p. C. 222 {b) Dominio de Herodes Antipas, ef. Le 3 1 223 «Nazoreor: Nadsdraios (forma adopiada por Mt, Jn y Heh) y su sinénimo Nadsarénos (forma adoptada por Mc: Le emplea las dos for- Judeat: 2«Convertfos* porque ha llegado el Reino de los Cielos*.» *Este es aquél de quien habla el profeta Isafas cuando dice: ‘mas) son dos transcripciones corrientes de un adje- tivo arameo inasraya}. derivado a su vez del nom- bre de lugar «Nazaret> (Nasrath). Aplicado a Je- suis, cuyo origen denotaba, 26 69, 71, y luego a sus Seguidores, Hch 24 5, este término se conservé en el mundo semitico para designar a los discipulos de Jesiis, mientras que ef nombre de scristiano», Heh 1126, prevalecio en el mundo greco-romano. No se ve claramente a qué oriculos proféticos alude aqui Mt: se puede pensar en el nazir de Je 135, 7. 0 en el neser «vastago» de Is 11.1, 0 mejor todavia en asar «guardar» de Is 42 6; 49°8, de donde nasr = el Resto, 31 (a) Expresion estereotipada, que no tiene mas que un valor de transicion 31 (b) Region montanosa y desolada que se ex tiende entre el yugo montatoso central de Palestina y la depresion del Jordan y del mar Muerto. 32 (a) La metinoia, etim, «cambio de mente», designa una renuncia al pecado, una «peniten- Siar. Este pesar, que mira hacia el pasado, va acompanado normalmente de una «conversion» (werbo griego episiréfein), por la que el hombre se vuelve hacia Dios © inicia una vida nueva. Es tos dos aspectos complementarios de un mis- ‘mo movimiento del alma no se distinguen siem- pre en el vocabulario. Cf. Heh 2.38 +; 3 19 +. Pe- nitencia y conversion son la condicién necesaria para recibir la salvacion que trae el Reino de Dios. 1389 aos wD 2125, 32 an $35 233,124 ‘Am'$ 18+ In 833.40 Rm 97-8 Gad23t =719 34 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Sefor, enderezad sus sendas. “Tenia Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cintur6n de cuero a sus lomos, y su comida eran langotas y miel silvestre. ‘Acudia entonces a él Jerusa- Jén, toda Judea y toda la region del Jordan, *y eran bautizados por él en el rio Jordan, confesando sus pecados*. ’Pero viendo él venir muchos fariseos* y saduceos* al bautismo, les dijo: «Raza de viboras, quién os ha ensefiado a huir de la ira in- minente*? * Dad, pues, fruto digno de con- version, °y no creais que basta con decir en vuestro interior. “Tenemos por padre a Abraham’; porque os digo que puede Dios de estas dras dar hijos a Abraham. '°Ya esta el hacha puesta a la raiz de los arboles; y todo arbol que no dé buen fruto sera cortado y arrojado al fue- La llamada 2 Ia penitencia Janzada por Juan Rautis- ta, cf. también Heh 13 24: 19 4, sera repetida po Jess, Mt 4 19p; Le § 32: 13 3, 5, por sus dis pulos, Me 6 12: Le 24 47, y por Pablo. Heh 20 2 26.20 32 (b) En lugar de «Reino de Dios», ef. 417 + expresidn propia de Mt que responde & la preocu- pacién judia por sustituir ef Nombre temible de Dios con una metafora. 36 El rito de inmersion, simbolo de purificacion ‘0 de renovacién, era conocido en las religiones an- tiguas y en el Judaismo (Bautismo de los Prosél tos, Esenios). Aun inspirado en estos precedentes, ‘el bautismo de Juan se distingue de ellos por tres rasgos principales: apunta a una purificacign no ya ritual sino moral, 3.2, 6, 8. Il: Le 3 10-14: no se repite y cobra por ello el aspecto de una iniciacidt tiene un valor eseatoldgico. ya que iniroduce en el grupo de los que profesan una espera activa del Mesias proximo y constituyen por snticipado su. comunidad, 3 2, 11; Jn 1 19:34. Su eficacia es real, pero no sacramental, puesto que depende del Juicio de Dios, que ain ha de venir en la persona del Me- sias, cuye fuego purificara o consumira, segin que se esté bien 0 mal dispuesto, y quien Gnicamente bavtizari «en ¢} Espiritu Santo». 37, 10-12; Jn 1 33+, Este bautismo de Juan aiin ser practicado por los discipulos de Cristo, Jn 4 1-2, hasta el dia fen que quede absorbido en el auevo rite instituido por Jestis, Mt 28 19; Heh 15+: Rm64 4 37. a) Sects de judios, observantes celosos de ja Ley, pero cuyo excesivo apego a la tradicién ‘oral de sus doctores desembocaba en una casuis- tica llena de exageraciones y de afectacién. La li= bertad de Jesiis respecto a Ja Ley y su trato con los pecadores no podian sino suscitar entre ellos tuna oposicién, de fa que los Evangelios, sobre todo Mt, han conservade numerosos ecos: of. Mt 9 1 12 2p. 1p, 24; 15 1p: 16 Ip, 6p: 19 3p: 21 45: 22 1$p. 34, 41; 23'p: Le $ 21: 6 7; 38 2: 16 14s; 18 10s Jn 7 33: 8 13; 9 13s; 1147s, Sin embargo, Jesis ‘muntuvo relaciones amistosas con algunos de ellos, Le 7.36 +: In 31 +, y los discipulos encontraron en ellos aliados contra los saduceos, Heh 23 6-10, No ne puede negar su celo, ef. Rm 10 2, ni en aca- EVANGELIO SEGUN SAN MATEO. go. "Yo os bautizo en agua para conver~ ero aquel que viene detras de mi es mas fuerte que yo, y no soy digno de Ile- aa las sandalias. El os bautizaré en Es- u Santo y fuego*. "En su mano tiene er bieldo y va a fimpiar su era: recogera su trigo en el granero, pero la paja la quemard con fuego que no se apaga*.» Bautismo de Jesés. 'Entonces aparece Jess, que viene de Galilea al Jordin donde Juan, para ser bautizado por él. '*Pero Juan trataba de impedirselo diciendo: «Soy yo el que ne- cesita ser bautizado por ti, gy ti vienes a mi?» !Jestis le respondié: «Déjame aho- ra, pues conviene que asi cumplamos toda justicia*.» Entonces le dejo". 'Bautizado Jesis, salid luego del agua: y en esto se abrieron los cielos* y vio al Espiritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venfa sobre él*. 7Y una voz jones su rectitud, Heh § 345. El mismo Pablo se cnorgullece de su ‘pasado fariseo, Heh 23 6: 26 5: Fip 3s 37 (b) Estos, por reaccién contra los fariseos, Fechazaban toda tradicion fuera de la Ley escrita, ¢f. Hch 23 8+. Menos piadosos y mis preocupit- dos por Ia politica, se reclutaban sobre todo entre fas. grandes familias sacerdotales: también se_en- frentaroa a Jesiis, Mt 16 1, 6; 22 23p. ya sus disci- pulos, Heh 41+: § 17 37 | (c) La ira, Nm 1 1+, del Dia de Yahveh, ‘Am § 18 +, que debia inaugurar la era mesiainica. 311 El fuego, medio de purificacién menos ma- lerial y mas eficaz que el agua, simboliza ya en el AT, of. Is 125; Za 13 9; Ml 32-3; Si 2, ete.. la intervencion soberana de Dios y de su Espiritu para purificar las conciencias 312 El fuego de la gehenna, 18 9+. que con- ‘sume por siempre lo que no ha podido ser puritica. do, Is 66 24; Sat 16 17; Si 7 17; So 1 18; Sal 2110, et. 315 (a) Aun sin tener pecado, Jn $ 46, Sestis {quiere someterse al bautismo de Juan en el que re- conoce una etapa exigida por Dios, ef. Le 7 29-30, preparacién iltima de la era mesianica. cf. Mt 3 6+, y satisfacer asi a la «justicia» salvitica de Dios que preside el plan de salvacién. Mas alla de este acto dei bautismo, Mateo piensa sin duda en la ‘nueva ) Este nombre, que quiere decir Acusador, Calumniagor, ha traducido a veces el hebreo Sarin (Adversario), Jb 16+: cf. Sb 224+. El personae que lo lleva, dado que se dedicu 4 hacer caer a los 49 sEntonces el diablo le leva consipo s Is Ciudad Santa, le pone sobre el alero «: Templo, *y le dice: «Si eres Hijo de Die tirate abajo, porque esté escrito: A sus dngeles te encomendari, yen sus manos te levardn, para que no tropiece tu pie en piedra alguna.» Jess le dijo: «También esta escrito: io tentardy al Seitor tu Dios.» *Todavia le leva consigo el diablo a un Monte muy alto, le muestra todos los rei- nos del mundo y su gloria, °y le dice: «Todo esto te daré si postrandote me hombres en culpa, es considerado responsable de todo lo que obstaculiza la obra de Dios y de Cris- to: 13 39p; Jn 8 44: 13 2; Hoh 10 38; EF6 Hl: 1 In 3 8: etc, Su derrota significara 1a victoria final de Dios, MU28 41; Hb 2 14; Ap 12.9, 12: 202, 10 43° El titulo biblico de «Hijo de Dios» no ex- presa necesariamente una filiachin de naturaleza, sino que puede indicar simplemente una filiacion adoptiva resultante de una eleccion divina que es- tablece entre Dios y su criatura relaciones de una intimidad particular. Asi este titulo es aplicado a los angeles, Jb 1.6. al Pueblo elegido, Ex 4 22; Sb 18 13. a fos ismelitas, Dt M4 1: Os 2 1; of. MLS 9, 45, ele. a sus jefes, Sal 82 6, Por tanto, cuando se dice del Rey Mesias, 1 Cro 17 13; Sal 2 7; 89 27, ho exige que éste sea mas que humano, y no es necesario suponer ms en el pensamiento de Satén, Mr 43, 6, de los endemoniados, Me 3 11: 57: Le 4 41, a fortiori del centurion, Mc 18 39, cf. Le 23 47. Incluso las palabras del Bautismo, Mt 3.17, y de la ‘Transfiguracion, 17 5, no implicarian de suyo mas ‘que el favor especial otorgado al Mesias-Siervo: v Ta pregunta del Sumo Sacerdote, 26 63, no parece que va més alli de esta significaciGn mesianica. Pero, el titulo de «Hijo de Dios» queda abierto en ‘wos pasajes a fa significacion mas elevada de una filiaciGn propiamente dicha, y Jestis lo ha sugerido claramente al designarse como «el Hijo». 21 37, superior a los dngeles, 24 36, que tiene a Dios por “Padres a titulo enteramente especial. In 20-17 y cf. «Padre mion, Mt 7 21, ete.. porque sostiene con I relaciones Gnieas de conocimiento y de amor, Mt 11 27. Estas declaraciones, apoyadas por otras So. bre el rango divine del Mesias, 22 42-46, y sobre el origen celestial del “Hijo del hombre, 8 20 + confirmadas finalmente por el triunfo de la Re: surreccién, han dado a la expresin «Hijo de Dios» el sentido’ propiamente divino que se encontrari. por ejemplo, en San Pablo, Rm 9 5 +. Si los disc ulos no tuvieron clara conciencia de ello en vids de Jesis (los textos de Mt 14 33 y 16 16. a) anadir esta expresién al texto mas primitive de Me, reffe jan sin duda una fe mis evolucionada), ts te que de- finitivamente adguirieron después de Pascua, con Ja ayuda del Espiritu. Santo, se apoyit no menos. realmente en las palabras historicas del Maestro, que expres, hasta donde podian eaptarlo sus cun- Temporaneos, su conciencia de ser el Hijo propio del Padre. 1391 hori rote bese lt 1623 bes Me 1s eae 13 836 1823-91 Jnai2s zt 410 adoras.» Dicele entonces Jesis: «Apar- tate, Satands, porque esta escrito: Al Sefior tu Dios adorards, y slo a él dards culto.» '1Entonces el diablo le deja. Y he aqué que se acercaron unos angeles y le ser- vian. Vuelta a Galilea. Cuando oy6 que Juan habfa sido en- tregado, se retiré a Galilea. PY dejando Nazara*. vino a residir_en Cafarnatim junto al mar, en el término de Zabulén y Neftalf; “para que se cumpliera el oraculo del profeta Isafas 15 ;Tierra de Zabulén, tierra de Neftalé, camino del mar, allende el Jordén, Galilea de los gentiles! “El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de som- bras de muerte una luz les ha amanecido 'Desde entonces comenzé Jess a predicar y decir: «Convertios, porque cl Reino de los Cielos* ha llegado.» 4:12. «Nazaré>, forma muy rara, atestiguada por cexcelentes autoridades: BZ Origenes k, cf. Le 4 16; la masa de testigos he vuelto a Ie forma comin aNazaret=. 417 La Realeza de Dios sobre el pueblo elegida. y a través de él sobre ef mundo, es el tema central de la predicacién de Jestis, como lo era el del ideal teocratico del A T. Implica un Reino de «santos», cuyo Rey verdadero seri Dios, porque su reinado sera aceptado por ellos con conocimiento y amor. Esta Realeza, comprometida por la rebelién de! pe- cado, debe ser restablecida por una intervencién soberana de Dios y de su Mesias, Dn 228+. Es cesta intervencién la que Jess, después de Juan Bautista, 3 2, anuncia como inminente, 4 17, 23; Le 4.43, y ia que realiza, no por medio de un triunfo bélico y nacionalista como esperaba Ia gente, Me 11 10; Le 19 11; Heh 16, sino de una manera entera- mente espiritual, Me 1 34+; Jn 18 36, como «Hijo del hombre», Mi 8 20+, y «Siervo», Mt 8 17 +; 20 28+: 26 28+, por su obra de redencion que arranca a los hombres del reinado de Satan, 4 8; 8 29 +; 12 25.26, Antes de su realizacion escatoldgica definitiva en la que los elegides vivirin cerca del Padre en la alegria del banquete celestial, 8 11+; 13 43; 26 29, el Reino aparece con comienzos hu- mildes, 13 31-33, misteriosos, 13 11, impugnados, 13 24.30, como una realidad ya comenzada, 12 28: Le 17 20.21, que es desarrollada lentamenie en la tierru, Me 4'26-29, por fa Iglesia, Mt 16 18+. Ins- taurado con poderio como Reino de Cristo por el juicio de Dios sobre Jenusalén, Mt 16 28; Le 21 31, EVANGELIO SEGUN SAN MATEO Llamamiento de los cuatro primeros discipulos. 'Caminando por fa ribera del mar de Galilea vio'a dos hermanos, Simén, Ia mado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pes- cadores, 'y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le si- guieron 2Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus re- des; y los llamé. ?*¥ ellos al instante, de- Jando la barca y a su padre, le siguieron. Jesiis ensefia y sana. *Recorria Jestis toda Galilea, ense- fando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino* y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pue- blo. “Su fama llegé a toda Siria*; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diver- sos, endemoniados, lunaticos* y paralit cos, y los curd. “*Y le siguié una gran muchedumbre de Galilea, Decdpolis*, Je- rusalén y Judea, y del otro lado del Jor- lan, y predicado en el universo por la misién apostolica, Mt 10 7; 24 14; Heh 13+, sera definitivamente establecido y devuelto al Padre, | Co 18 24, por el retomo glorioso de Cristo, Mt 16 27; 25 31, en el Iuicio final, 13 37-43, 47-50; 28 31-46. Entresanto, 3e presenta como una pura gracia, 20 1-16; 22 9-10; Le 1232, aceptada por los humildes, Mi § 3; 18 3-4; 19 14, 23.24, y los abnegados, 13 44-46; 19 12; Me 9 47; Le 9 62; 18 29s, rechazada por los soberbivs y los egoistas, 21 31-32, 43; 22 2-8; 23 13. Solo se ‘entra en él con Ja vestidura nupcial, 22 11-13. de la vida nueva. Jn 33, 5; hay excluidos, Mt 8 12; 1 Co 6 9.10; Ga'S 21. Hay que velar para estar a punto cuando venga de improviso, Mt 28 1-13. Sobre la forma como Mt ha elaborado su plan en toro este tema, véase la Introduccion, pag. 1.384, 423 (@)'«Buena Nueva» es el sentido originario de la palabra «Evangelio». Su objeto es Ia llegada inminente del Reino de los Cielos, ef. v. 17 y 32, 423 (b) Las curaciones milagrosas son ia sefal preferente del advenimiento mesianico, cf. 10 1, 75: 114s. 4-24" (@) Este término, empleado aqui de un modo vago, designa pricticamente Galilea y sus alrede- dores, cf. Mc 128, 4.28 () Ahora los tlamamos sepilpticoss, ef. 17 is. 425 La Decapolis era una agrupacién de diez ciidades libres con su territorio, diseminadas sobre todo al este y al nordeste de! Jordan hasta incluir Damasco. 1392 ining Jn 28 1347-5, 19.9 1927 [Me 139] a78 Le 4 16 4eer7d Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os daran por afiadidura. Asi que no os preocupéis del mafana: el manana se preocupara de si mismo. Cada dia tiene bastante con su propio mal. No juzgar. 1aNo juzguéis, para que no sedis juzga- dos*. #Porque con el juicio con que juz- guéis seréis juzgados, y con la medida con que midais se os medira. >;Cémo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en ta viga que hay en tu ojo? #20 cémo vas a decir a tu her- mano: “Deja que te saque la brizna det ojo’, teniendo la viga en el tuyo? $ Hipécri- ta, saca primero la viga de tu ojo, y enton- ces podras ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano. reino. el poder y la gloria por tos siglos. Amén» (influencia Tiudegica), 6 23 A la luz material que el ojo, sano o enfermo, dispensa © nicga al cuerpo, se compara la luz es- pintual que irradia del alma: si ésta se encuentra oscurecida, la ceguera sera mucho peor que la fis- 71 No juzguéis a tos demdis, para no ser juzga dos por Dios. De igual modo en el v. siguiente: ef. sia i} 1396 Pr239 81229410 fle 12 2281 Sal 127 like 119-13, De 429 Miia Me 1124 Tee Ty 413 ‘Stase SUS.I7 tins 14 1R 101.29 et Me eat Thais Rm 13810 Le 1328 Deo 15> Salis bat Jn 109.10 stasis M19 24> [be 37-42 Rm 212 Jn87 EVANGELIO SEGUN SAN MATEO. No profanar las cosas santas. «No deis a los perros lo que es santo*, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas. y después, volviéndose, os despe- dacen, Eficacia de la oracion. 7 «Pedid y se os dara; buscad y hallaréis: llamad y se os abrira. *Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrira. 0 hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan Je dé una piedra; 'o si le pide un pez, le dé una culebra? '!Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ;cuanto mas vuestro Padre que esta en los cielos dara cosas buenas a los que se las pidan! La Regla de oro*. 2 «Por tanto, todo cuanto querais que os hagan los hombres, hacédselo también vo- sotros a ellos: porque ésta es la Ley y los Profetas.. Los dos caminos*. '8Y sucedié que cuando acabé Jestts es- tos discursos, la gente quedaba asom- brada de su doctrina; “porque les ense- fiaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas*. y del mal, entre Jos que el hombre debe elegir, es lun tema antiguo y extendido en el Judaismo. ef. Dt 30 15-20; Sal 1; Pr 4 18-19; 12 28; 15 24; Si 18°17; 33 14. Ha sido expuesta en un pequefo tratado de moral que nos ha llegado @ través de la Didaje y su traduccién latina Doctrina Apostolorum. Algunos quieren ver su influencia en Mt § 14-1R: 7 12-14: 19 16-26; 22 34-40 y en Rm 12 16-21: 13 8-12, 713 (b) Var. «ancho y espacioso es el camino»: 7 15 Doctores de mentira que seducen al pueblo con apariencias de piedad. persiguiendo en el fondo fines interesados; ef. 24 48, 24 7:22 El dia det Juicio final. 7.29 Que apoyahan todas sus ensesanzas en la {Tradicine de tos amtiguos, f, 18 2. —Adie: «y 1397 si276 =123 Gasiv2 =3.109 Wise te wae 1291 AmS214 jet 262 Meas 11.12 sal 69 lie 647-49 E2 13 10.14 Joes 32 Met 404s ine 51216 Me 1M Lvs [ke 7 140 luna 46:53, Less Sal 339, 167 20 ts 338 Wi. EVANGELIO SEGUN SAN MATEO Predicacién del Reino de los Cielos 1, SECCION NARRATIVA: DIEZ MILAGROS Curacién de un leproso. ‘Cuando bajé del monte, fue si- guiéndole una gran muchedumbre. 7En esto, un leproso se acercd y se postré ante él, diciendo: «Sefor, si quieres puedes limpiarme.» *B1 extendié Ia mano, le tocé y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al ins- tante quedé limpio de su lepra*. *Y Jess le dice: «Mira, no se lo digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta ha ofrenda que prescribié Moisés, para que les sirva de testimonio. Curacién del criado del centurién. SAI entrar en Cafarnatim, se le acercé un centurién y le rogé ¢diciendo: «Senor, mi criado yace en casa paralitico con te- iré a curarle.» *Replicé el centurién: «Se- fior, no soy digno de que entres bajo mi techo: basta que lo digas de palabra y mi criado quedara sano. * Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis Ordenes. y digo a éste: “Vete’, v va: y otro: “Ven', y viene; y ami siervo: H. y lohace.» ' Al oir esto Jestis qued6 83 Jesds manifiesta con sus milagros su poder sobre la naturaleza, 8 23-27; 14 22-23p, especial- mente sobre la enfermedad, 8 1-4, 5-13, 14-15; 9 1-8, 20-22, 37-31; 14 14, 34-36; 18 30; 20 29-34 yp; Me 7 32-375 8 22-26; Le 14 1-6: 17 11-19; Jn § 1-16: 9 1-41, sobre la muerte, Mt 9 23-26p: Le 7-11-17; Jn 11 1-44, ¥ sobre los demonios, Mt 8 29~, Los imilagros de Testis, diferentes por su simplicidad de los maravillosos prodigios del helenismo y del ju dafsmo Fabinico, se distinguen sobre todo por’ Significacién espiriual y simbdlica:_anuncian tos ceastigos, 21 18-22p, y los dones de la era mesiani $4; 44 1321; 15 3239p; Le § 11: Jn 2 rit; 21 414, ¢ inauguran el triunfo del Espiritu sobre el imperio de Satin, 8 29+. y las fuerzas del Mal, pecados, 9 2+, v enfermedades, 8 17 + dos a Veces por compasién 20 34; Me 1 41: 13, se destinan sobre todo a confirma lu fe, 8 10+; Jn 2 11 +. Por eso Jess los realiza en casos especiales, exigiendo el seereto de los favorecidos, Me 1 34+. y reservandose el ofrecer més tarde el decisive milagro de su propia resurreccion, 12 39 40, Jesus comuniea este poser de curacicn a sus apdstoles al enviaslos a predicar el Reino, 10 1, Sp por eso Mt antepone a las consignas de ia misién, 410, una serie de diez milagros, 8.9, como sefiales del misionero. Me 16 17s: Heh 2 22;.f, Heh 1 8+ 810. Esta fe que Jesiix exige desde el comienzo de su actividad, Mc 115, ¥_ que constantemente ‘exigiti, es un inipulso Ue confianza y de abandon, por el cual el hombre renuncia a apoyarse en sus Pensamientos y sus fuerzas, para abandonarse a fa palabra y al poder de Aquel en quien eree, Le 1 20, 45; MU 21 25p, 32. Jesus ta enige en especial con in de sus milagros, 8 13: 9 2p, 22p, 28-29; 15 Me 8 op: 10 S2p: Le 17 19, que mis que actos admirado y dijo a los que le seguian: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe* tan grande. ''Y os digo que vendran muchos de oriente y occi- dente y se pondran a la mesa* con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, Vmientras que los hijos del Rei- no* serdn echados a las tinieblas de fuera; alli sera el ilanto y el rechinar de dien- tes*.» PY dijo Jestis al centuriGn: «Anda; que te suceda como has creido.» Y en aquella hora sand el criado. Curacién de ta suegra de Pedro. “Al llegar Jess a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. “Le tocé la mano y la fiebre la dejé; y se Ievanto y se puso a servitle. Numerosas curaciones. '*Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados: é! expuls6 a los espiritus con una palabra, y curé a todos los enfer- mos, !para que se cumpliera el ordculo del profeta Isaias: El tomé nuestras flaquezas nuestras enfermedades*. args con de misericordia son seftales de su misin y del Rei no, 83+, cf. In 2 11+: por eso no puede reali- zarlos si no encuentra esta fe que debe darles su verdadero sentido, 12 38-39; 13 $8p; 16 1-4. La fe, que exige un sactificio del espiritu y de todo el ser, €5 un acto dificil de humildad. 18 6p, al que muchos se resisten, especialmente en Israel, 8 10p: 18 28; 27 42p; Le 18 8, 0 no lo hacen mas que 4 sedias, Me 924: Le 8'13. Los mismos discipulos son tardos en creer, 8 26p: 14 31: 16 8; 17 20p, aun después de Ia Resurreccion. 28 17; Me 16 11-14; Le 24 11, 25, 41. La mas sincera fe de su jefe. la «Pie- dra, 16 16-18, vacilara ante el escéndalo de la Pa- sign, 26 69-75p, pero luego saldra triunfante, Le 22, 32, La fe, cuando es fuerte. obra maravillas, 17 20p: 21 Zip: Mc 16 17, lo consigue todo. 2122p; Me 923, especialmente la remision de los pecados. 9 2p; Le 7 50, y la salvacion, pura la cual es condi- clon indispensable, Le 8 12; Mc 16 16, ef. Heh 3 16+, 8 If Desde Is 25 6, $8 1-2; Sal 22 27, ete., el Jur daismo describe con frecvencia las ‘alegeias dé la era mesianica con la imagen de un banguete: of. 22 de las promesas. Los que no hayan creido en el 1398 Rev Mt Ing! Ba Rie 2530 Met tes 925 Med Hen 3 [Me 1 ics lie a Is 83) dnt Is 9 57-60 [Me 43541 [ke #2228 Jon 14s 630; 8 10+ Sal 6s 8+ Me $1.20 js 82639 EVANGELIO SEGUN SAN MATEO. Exigencias de la vocacién apost 'Viéndose Jestis rodeado de la muche- dumbre, mandé pasar a la otra orilla*. "°'Y un escriba se acered y le dijo: «Maestro. te seguiré adondequiera que vayas.» Di. cele Jestis: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabe- za» Otro de los discipulos le dijo: «Sefor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.» *Dicele Jess: «Sigueme. y deja que los muertos entierren a sus muertos.» La tempestad calmada, ¥Subié a la barca y sus discfpulos le siguieron. **De pronto se levanté en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido. ?¥ Acercandose ellos le desperta- ron diciendo: «jSefior, sdlvanos, que pe- Tecemos!» ?*Diceles: «;Por qué tenéis mie- do, hombres de poca fe?» Entonces se le- vant6, increpé a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. ?”Y aquellos hombres, maravillados, decian: «;Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?» Los endemoniados gadarenos. ** Al llegar a Ja otra orilla, a ta region de los gadarenos*, vinieron a su encuentro apariencia forzada, contiene en realidad una pro- funda verdad teoldgica: si Jestis, el -Siervor, puede aliviar a los hombres de sus males cor. orales. que son la consecuencia y la pena del pe- cado, es porque ha venido a tomar sobre si la ex piacién de los pecados. 8 18 La orilla oriental del lago Tiberiades. 8 20 Este titulo, que solo aparece en los Evan- Belios. cf. Jn 3.14.4, excepto Heh 7 $6: Ap 1 13; 14 14, Jesus se.lo-dio ciertamente a si mismo y con predileccion. ya para describir sus humillaciones, 8 20: L1 19: 20 28. sobre todo las de la Pasién, 17 32, ic.. ya para anunciar su triunfo escatolégico de Fesurreccién, 17 9, de venida gloriosa, 24 30, y de Juicio, 28 31. Porque este titulo de sabor arameo, ‘que primitivamente significa «hombre», Ez 2 1+. atrafa la atencién, por su forma peculiar, sobre la hhumildad de su condicion humana: pero al mismo tiempo, aplicado por Dn 7 13+ y después de #1 por Ja epocaliptica judfa (Henoc) ai personaje trascen- dente, de origen celeste, que recibiria de Dios el rein escatolégico, sugeria de forma misteriosa ero suficientemente clara, ef. Me 134+, Mt 13 13+, el verdadero caracter de su mesianismo. La deciaracion explicita ante el-Sanedrin, 26 64-1, debia disipar, por lo demés, cualquier equivoco, 8 28 (a) Asi llamados por la ciudad de Gadara, si- tuade al sudeste del lago. La var. «gerasenos» (Mc, Le y Vulg. de Mt) deriva del nombre de otra cit dad, Gerasa 0 quiz Coria; la var. «gergesenose proviene de una conjetura de Origenes. 8 28 (b) Dos endemoniados, en Jugar de uno del texto de Mc y Le: igualmente dos ciegos en Jeric6, 20 30, y dos ciegos en Betsaida, 9 27, milagro que 94 dos endemoniados* que salian de los se- pulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino. ?°Y se pusie- rona gritar: «Qué tenemos nosotros con- tigo, Hijo de Dios? ,Has venido aqui para atormentarnos antes de tiempo*?» 3°Ha- bia allf a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo. *'Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, méndanos a esa piara de puercos.» 61 les dijo: «Id.» Sa- liendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojé al mar pre~ cipicio abajo, y perecieron en las aguas, Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados. »*Y he aquf que toda la ciudad salié al encuentro de Jestis y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término, Curacién de un paralitico. Q) SePiendo a ta barca, pas6 a la otra or la y vino a su ciudad*.?En esto le traje- ron un paralitico postrado en una camilla. Viendo Jest la fe de ellos, dijo al paraliti- co; «jAnimo!, hijo, tus pecados te son per- donados*.» *Pero he aqui que algunos es- cribas dijeron para sf: «Este esta blasfe- mando.» ‘Jest, conociendo sus pensa- mientos, dijo: «,Por qué pensais mal en Vuesiros corazones? {Qué es mis facil, decir: ‘Tus pecados te son perdonados', 0 8 un calco del anterior. Este desdoblamiento de los personajes puede ser un procedimiento de es- tilo de Mt 8 29 Mientras llega el dia del Juicio, ios demonios gozen de cierta libertad para sus crueldades en la Uierra, Ap 9S, cosa que realizan con preferencia posesionindose de los hombres. 12 43-45 +. Esta posesion va acompaftada con frecuencia de una en- fermedad. ya que ésta es, como consecuencia del pecado, 9 2+. otra manifestacién del dominio de Satan. Le 1316, Por eso los exorcismos del Evan. Belio, que a veces aparecen, como aqui. en su realismo, ef. 15 21-28p; Me 1 23-28p; Le 8 2, se ha- gen a menudo a modo de curacién, 9 32-34: 12 22- 24p: 17 1418p: Le 13 10-17. Con su poder sobre os demonios. Jess destruye ei imperio de Satan. 12 28p; Le 10 17-19: of. Le 46; Jn 12 31 +, € nau. aura el Reino mesiénico, del que es promesa carac- leristica el Espiritu Santo, Is 112+: Jt3 1s. Si los hombres se niegan a comprenderlo, 12 24:32, los demonios Jo saben bien, aqui y Mc 1 24p: 3 Ilp: Le 4 41: Heh 16 17: 19°15. Jess comunica a sus diseipulos este poder de exorcismo al mismo tiempo que el poder de curaciones milagrosas, 10 |, Bp. que esta en conexién con aquél, 83+; 4 24: 8'16p: Le 1322 9.1 Cafarnaim. ef. 413 92 _Jesis piensa en la curacién del aima antes que en la del cuerpo, y no realiza ésta sino en atencién de aquélla. Pero estas palabras contenfan ya una promesa de curacién, puesto que las enfer~ edades se consideraban como la consecuencia de tun pecado cometido por el paciente 0 por sus pa- dres, cf. 829+: Jn § 14,92. 1399 aa Me 21-12 lhe 5 17.26 10+ Le7 48 Jn 1033.36 Jn 1484 Dai 30827 ns. ae IMe 2 13-14 Le 527.28 49 Me 215-17 Le $2932 Le 15125, 16 314 itm 115 =n7 Ones Le 1910 Me 2 18:22 Le 533.39 In 3B 95 decir: S*Levantate y anda*"? ‘Pues para que sepais que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados —dice entonces al paralitico—: "Levantate, toma tu camilla y vete a tu casa’.» El se levant y se fue a su casa. *Y al ver esto, la gente temid y glorificé a Dios, que habia dado tal poder a los hombres*. Vocacién de Mateo. 9 Cuando se iba de alli, al pasar vio Jess ‘un hombre llamado Mateo*, sentado en cl despacho de impuestos, y le dice: «Si- gueme.» El se levanto y le sigui Comida con pecadores. 10Y sucedié que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publica~ nos y pecadores*, y estaban a la mesa con Jesis y sus discipulos. ‘Al verlo los fari- Seos decian a los discfpulos: «;Por qué come vuestro maestro con Jos publicanos y pecadores?» Mas él, al oirlo, dijo: «No necesitan médico los que estin fuertes sino los que estin mal. "Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Miseri- cordia quiero, que no sacrificio®. Porque no he venido a lamar a justos, sino a pecadores.» Discusién sobre el ayuno. '4Entonces se le acercan Jos discipulos de Juan* y le dicen: «Por qué nosotros ¥ los fariseos ayunamos, y tus discipulos no ayunan?» 'Jestis les dijo: «Pueden acaso os invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio" esta con ellos? Dias vendrin en que les sera arrebatado el no- vio*; entonces ayunaran. ‘Nadie echa un 9.5 Pendonar los pecados det alma es en sf mis tie abe ear eter per. mis de de Sint porgue no. se. puede verificar exterormente 9%" Nitese el pural Nt piensa sin dada en los frinisios de la Iglesia, que han reebido este poder det Cristo, 18.18 3°. "El mismo a quien Me y Le laman Lev 3 to. Personas quienes sus costumbres. perse- tues o's profesion de mata nota, cf. 846-4 hae Gite cinpurase. yon las que no'se debia trata finun ‘pamicularmente sospechosas de no observa fat muperonasleyes rlatvas a Ta alimentacion, de Iescual se onginaban problemas de comensalia, Me te aSipr ch 10 3. 18204; Ge 2 L2eet 1 Co So: em 14. ST bios pretiere el sentimiento, interior den Sono sincero y compasive a fa prictica rigors ¢eMlenor de la Ley” Es un tema frecuente en kos profes, Arm S21 ¢ : sie San Baws, Sos dco cama sf 2.88, prneticabam ayunos por propia inicatia para vpresurat con si piedad fa veniga del Reino. CI iris S'S" (ai Se trata de Jesus, cuyos compatieros, es tui. los spajes de honors no pueden ayunar por: EVANGELIO SEGUN SAN MATEO remiendo de pao sin tundir en un vestido Viejo, porque lo afiadido tira del vestido, y se produce un desgarr6n peor. !?Ni tam- poco se echa vino nuevo en pellejos vie~ jos: pues‘ de otro modo, los pellejos re- vientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y asi ambos se conservan*.» Curacién de una hemorroisa y resurreccién de la hija de Jairo. 18Asi les estaba, hablando, cuando se acereé un magistrado* y se postr6 ante él Uiciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impén tu mano sobre ella y vivira.» 19 Jesiis se levant6 y le siguid junto con sus discipulos. 20En esto, una mujer que padecia flujo de sangre desde hacia doce anos se acercé por detras y tocé Ia orla de su man- to. 2) Pues se decfa para si: «Con sélo tocar su manto, me salvaré.» "ests se volvi6, y al verla le dijo: *Y qué los tiempos mesinicos han comenzado ya con # DiS (b) Claro anuncio de fa muerte de Jesis 5.19. Et vestido viejo.» los pelejos Viejos son el Tudaismo en To que ene de ctduco en le economia sila salvacions el pano sin tundiry el vino nuevo Fepresentan ehespiiy nuevo del Reino de Dios. La pita de ahadidura de los eseipulos de Juan y de {oe\tiiseos slo. consigue comprometer el ntisuo Teimen al pretender Tejuveneverto. Rechazando tov anadidoray temiendo, Jesus quiere hacer algo totalmente nuevo. sublimando el espiitu mismo de ta Ley. ch 8 17s 9 18 Jefede sinagoga. y que segin Me y Le se Tara fir. 9°53 Rurdosas manifestaciones del duelo oriental 537 ‘ile mesaineo, 2 87 1+r et Le 1 Heh 2.30, Rur 3, cominevente aceptado on el u- Ehitmo, Me'12 35, J 7 42-9 cuye aplicacion s Jex Sit subraya especialmente Mt. 1: 12 23:18 22: 20 Sipe 21. Ise Sin enango Fess io acepia con qetenvas, poraue tiapicaba una concepeion dem ‘Gato humana del Mesias, Mt 22-41-46, cf Me 1 sie Ypretiere ef miterioxo tule de Hijo del hombre, 820+ 1400 zoos, al llegar a casa. se le acercaron los ciegos. Gate: Bios y Jestis les dice: «;Creéis que puedo hacer eso?» Dicenle: «Si, Senor.» *?Entonces les tocé los ojos diciendo: «Hagase en vo- sotros segiin vuestra fe.» 5°Y se abrieron sean 9 sus ojos. Jestis les ordend severamente: Mc 134+ «jMirad que nadie lo sepa!» >'Pero ellos, en cuanto salieron. divulgaron su fama por toda aquella comarca. Me saiat | 12 Curacién de wu i teed | get Curaeién de un endemoniado mado. 118 2*Salian ellos todavia, cuando le presen- 29+ taron un mudo endemoniado. °Y expul- sado el demonio. rompié a hablar el mudo. Me 737 Y lagente. admirada, decia: «Jamas se vio Lm 414s cosa igual en Israel.» Pero los fariseos 2. se Misi6n'de los Doce. 1436 1 Hien peony Y llamando a sus doce discipulos*, 10... poder sobre los espi mundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolen *Los nombres de tos doce Apéstoles* son éstos: primero Simén, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Ze- bedeo y su hermano Juan; *Felipe y Barto- lomé; Tomas y Mateo el publicano; San- tiago el de Alfeo y Tadeo; ¢Simén el Ca- nanco y Judas el Iscariote, el mismo que le entrego. *A estos doce envid Jestis, des. pués de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni en- tréis en ciudad de samaritanos; *dirigios mas bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel*. 7Id proclamando que e! Reino Muy Joi Bist ase due Me y Le mencionan espicitamente, distin: juntos'a Tos hermanow Pedro y Andrés, Santo y Zebedeo, que se han convertido, con Pedro. en os puesto detris de su hermano menor, Juan, que se meee tee i eats parece haber tenido afnidades especiales con Tos EVANGELIO SEGUN SAN MATEO. 10 15 decian: «Por el Principe de los demonios expulsa a los demonios*.» Compasién hacia la muchedumbre. *SJestis recorria todas las ciudades y al- deas, ensefiando en sus sinagogas, pro- clamando la Buena Nueva del Reino y sa- nando toda enfermedad y toda dolenci SY al ver a la muchedumbre, sintio compasién de ella, porque estaban veja- dos y abatidos como ovejas que no tienen pastor*. *7Entonces dice a sus discipulos: La mies es mucha y los obreros pocos. *Rogad, pues, al Dueito de la mies que envie obreros a su mies.» DISCURSO APOSTOLICO de los Cielos esta cerca. *Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, ex- pulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dad- lo gratis. °No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos timicas, ni sanda- lias, ni bast6n; porque el obrero merece su sustento. __''eEn Ia ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él digno, y quedaos alli hasta que salgais. !? Al entrar en la casa, saludadia*. '3Si la casa es dig- na, llegue a ella vuestra paz; mas si no ¢s digna, vuestra paz se vuelva a vosotros. +Y si no se os recibe ni se escuchan vues- tras palabras, salid de la casa o de la ciu dad aquella sacudiendo el polvo de vues- tros pies*. ‘Yo os aseguro: el dia del Jui- traduccién griega del arameo Simén Qan'ana de feso, el hipderitay. : 1401 =435 Mente (Me 634 Iie 102 32+ aire Le 109,11 15581 Hh & 20 hess Ite 93, 104 y Heh 13 51; ry " on bes m3 Le 4420 Is. 13943 likes 19 Jw 16 4 Jn 1527 2 Fx 10.12 ara Jn 182 Heh 3 m9 In 1S ig, 35 =2413 16 28; 2434; 1436; 26.64 freee Wn 3 16: 1820 934; 1228 [Le 122.9 Ie 4 22 Lei? 10 16 io habra menos rigor para la tierra de So- doma y Gomorra que para aquella ciudad. Prediccién de persecuciones*. 'Mirad que yo os envio como ovejas en medio de lobas. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. '’Guardaos de los hombres, porque os entregaran a los tribunales* y os azolarin en sus sinagogas: '*y por mi causa seréis Hevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. ! Mas cuando os entre- guen, no os preocupéis de cémo o qué vais a hablar. Lo que tengais que hablar se os ‘comunicara en aquel momento. *°Porque no seréis vosotros los que hablaréis. sino el Espiritu de vuestro Padre el que hablara en vosotros. 21Entregara a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantaran hi- {jos contra padres y los mataran. ??Y seréis ‘odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvara. 23Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os persi- guen, marchaos a otra*. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Is- rael antes que venga el Hijo del hombre*. 244No esta el discipulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo. Ya le basta al discipulo ser como su maestro, y al siervo como su amo. Si al duefio de la casa le han llamado Beelzebul, jeudnto mas a sus domésticos! Hablar francamente y sin temor. 2No les tengais miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser des- cubierto, ni oculto que no haya de saber se, 7"Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que ois al oido, proclamadlo desde los terrados* 10 16 Las ensenaneas de los vv. 16-39 sobrepasun mmanifiestamente el horizonte de esta primera mi: sign de los Doce y debieron de pronunciarse mas tarde (véase st lugar en Mc y Le). Mt las agrupa ‘aqui para componer un breviario completo del mi- sionero. 10 17 Los pequesios sanedrines de provincia y el Gran Sanedrin de Jerusalén; ef. $ 21 10-23 (a) Om: «y si también... ao! 10 3 (b) La venida agui anunciada no concierne ‘al mundo en general, sino a Israel en particul Tuyo lugar cuando Dios vino a «visitar assu puebl infel y puso fin al regimen de la antigua Alan- za con Ja ruina de Jerusalén y de su Templo, cl 70 p. C.. ef. 24614. 27 Jesus tuvo que trasmitir su mensaje en forma velada, porque sus oyentes no podian com prenderlo, Me 1 34+, y él mismo no habia alin tonsumado su obra muriendo y resucitando. Mas ture sus discipulos podrin y deberan proclamarlo EVANGELIO SEGUN SAN MATEO 24«Y no temais a los que matan el cuer- po, pero no pueden matar el alma; temed més bien a Aquel que puede llevar a la perdicién alma y cuerpo en la gehenna. 29; No se venden dos pajatillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caera en tierra sin ef consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza estan todos contados. MNo temais, pues; vosotros vaigis mas que muchos pajarillos. 32.«Por todo aquel que se declare por mi ante los hombres, yo también me decla- raré por él ante mi Padre que esta en los cielos*: ‘Spero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que esti en los cielos. Jess, seal de contradiccién*. 344No penséis que he venido a traer paz ala tierra. No he venido a traer paz, sino espada. **Si, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su ma- dre, a la nuera con su suegra; *y enemigos de cada cual seran los que conviven con al. Renunciarse para seguir a Jestis. 37 @E] que ama a su padre o a su madre mas que a mi, no es digno de mi; el que ama a su hijo 0 a su hija mas que @ mi, no es digno de mi. ¥El que no toma su cruz y me sigue detrés no es digno de mi, 3SEl que encuentre su vida, la perderd; y el que pierda su vida por mi, la encontraré®. Conclusién del discurso apostélico. “Quien a vosotros recibe, a mi me re- cibe, y quien me recibe a mi, recibe a Aquel que me ha enviado. “1 del AT UL So'fS42 Dn3 87 desis reivindica so acid stiigose 9 se considers autorizado para hacetse su fiatstro de sabiguria, como estaba smunciado del Wines Ket Ty Led Te vease tambien Me 12 TEE 313. De hecho es para ells para quienes ha proninciado las isnaventuranzass MUS 3 Peas muchas fasirctones desu Buena Nueva 12> "Novae cevura fos, ipl po rsoger tie paso espa on campo ajeno {Dt 28 26 ho perm Tapetine per hacerlo’en sabado. Los casusias tetin‘en ell un strabajos prohbido por ta Ley. Fx a1 ; ; 133) et sapado no suprimia sino mis bien recur tabs las actividades de fos ministros del ealto 2° "Env ese ocuson y en is de lis craciones due renlza en diade sébado, M12 8-f4p: Le 13 GW Lar ns Lite 71224; 9, Jest firma je ni sguiea una Instiuciin ving como Ia deh Sectnso"sabatico tiene un valor absoluto, que sebersubontmarse ata necesito fa coil) oe el mismo tiene poder de interpreta con suic= see Ga lop imocaten: ef $1748 1p: 19 9p i iene ‘chs calidad Ue «Hijo del hombre>. jefe Ue ene mesinicos 8.20. y encargado desde Gut abuo, 96 de esiblecer su nueva economie. 9 ia Riper ala antigua, porque Ray aaui algo vor gue ef Templos, bos rabinos.admiian Aapensas de Ta ley del sibad pero sts escrapelos tas Testnegtan lo mas posible 1404 si2419; 5123.30 os1011 1616 Nm 28: ite 11 ies 3 3s 29+ ome 316+ EVANGELIO SEGUN SAN MATEO. 146 Curacién del hombre de la mano ‘S11 paralizada. *Pasé de all y se fue a la sinagoga de ellos, '°Habia alli un hombre que tenfa una mano seca. Y le preguntaron si era li te220 curar_en sdbado, para poder acusar- W086 Je, HEI les dijo: «,Quién de vosotros que [leis tenga una sola oveja, si ésta cae en un hoyo en sibado, no la agarra y la 319 saca? Pues, jcudnto mas vale un hombre que una oveja! Por tanto, es licito hacer fx208+ bien en sdbado.» 'Entonces dice al hom- bre: «Extiende tu mano.» Ella extendid, y quedé restablecida, sana como Ia otra. “sPero los fariseos, en cuanto salieron, Jo 113 se confabularon contra él para ver como 518 eliminarle. Jestis es el «Siervo de Yahveh». 5Jestis, al saberlo, se retiré de alli. Le Mc 37 siguieron muchos y los curé a todos. *Y, AMG? les mand6 enérgicamente que no le des- cubrieran: “para que* se cumpliera el oraculo del profeta Isaias: 4214 "He aqut mi Siervo, a quien elegt, mi Amado, en quien mi alma se com- place. Pondré mi Espiritu sobre él, y anunciaré el juicio* a las naciones. 'SNo disputard ni gritard, ni oird nadie en las plazas su vox "La caha cascada no la quebrard, ni apagaré la mecha humeante, hasta que leve a la victoria el juicio: ‘en su nombre pondran las naciones su esperanza Jestis y Beelzebul. Entonces le fue presentado un ende- moniado ciego y mudo. Y le curd, de suerte que el mudo hablaba y vefa. 3Y toda la gente aténita decfa: «;No sera éste el Hijo de David?» *Mas los fariseos, al oirlo, dijeron: «Este no expulsa los demo- 1217 Por la discrecion de que Jesiis rodeaba su actividad bienhechora 12 18 El término hebreo ( y su traduceién por los EXX) designa el Juicio 0 «Derecho» divino, ese derecho que regula las relaciones de Dios con los hombres y que se expresa esenciaimente con la Revelacién y la verdadera Religign que de ella fluye. 12 24 Divinidad cananea cuyo nombre significa «Baal el Principe» (y no «Baal del estercolero» como se ha dicho # menudo), 1o cual explica que lt ortodoxia monotefsta fo haya convertido en «Prin- cipe de los demonios. La forma «Beelzebub> (sir y Vulg.) es un juego de patabras despectivo (cf. ya 12.37 ntos més que por Beelzebult, Principe de los demomos.» 2s£1, conociendo sus pensamientos, les dijo: « Tedo reino dividido contra si mismo queda asolado, y toda ciudad 0 casa divi- dida contra si misma no podra subsist. 26Si Satands expulsa a Satands, contra si misino esta dividido: ;c6mo, pues, va a subsistir su reino? 27Y' si yo expulso los demonios por Beelzebul, ;por quién los expulsan vuestros hijos*? Por eso, ellos serdn vuestros jueces. Pero si por el Es- piritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha Megado 2 vosotros el Reino de Dios. 14Por eso 0s digo: Todo pecado y blas- femia se perdonara a los hombres, pero la blasfemia contra el Espiritu no sera per- donada. }?Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonara; pero al que la diga contra el Espiritu Santo, no. se le perdonara ni en este mundo ni en el otro*., Las palabras descubren el coraz6n. >»

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