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# 164 Hora verde (p.

390)

La vida huele a tristes melodías nocturnas


desde que ausente fuiste el dolor en mis brazos.
El corazón se parte de tiniebla en mi espíritu,
porque tú en el azul de mi vida eres aire.

¿Dónde rueda la risa que adornaba mi vida


cuando tu corazón recogía mis tristezas?

El amor se ha hecho luto sobre mis soledades


y la gran muerte espera recogerme en sus astros.

El aire está espigado de tímidas auroras


y el mar le dice "tú" al ojo de la noche.

Se ha despertado el sol y se baja corriendo


en la voz de una nube que pudo nacer alma,

y llamarse, en la orgía de los lirios de espuma,


la Juliana del verso.

La risa se derrama lentamente en canciones


porque los ecos todos se han salido del tiempo.

Dios sacude tranquilo su dolor imposible


porque otro Dios de estrellas renovó el infinito.
199 "El cielo se ha vestido su traje de horizontes"
EI cielo se ha vestido su traje de horizontes
porque tu eco eres tú.

Tú vas sobre montañas empujando mi ausencia


calzado de sonrisas y de pájaros breves,
ignorante de brumas,

desconocido al llanto y a los densos crepúsculos


y fugado, perdido,
porque tú no eres tú.

Tú eres el universo tendido por mi sueño,


descubierto y a pie por mis praderas cósmicas.

¡Cómo muere la rosa humillada e inútil


al invencible empuje de tu nombre!

¡Tú no eres tú, y los vientos


se te inclinan y rompen!

¡Cómo has logrado asirte a todos los caminos,


y echar sobre la voz todas las ansiedades!
¡Mira la fuente aquella

pugnando por brotar de tus arterias!


¡Y aquel niño horizonte
implorándote suelo por tus aires!
¿Sabrá Dios que sembraste de
montañas los mástiles?
En las olas hay nupcias de marinos y náyades
y en los charcos secretos,

las estrellas son madres.


¿Podrá el mar navegarme
a este entero infinito?

Tú eres el universo.
ELD II , 141.

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