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Es el caso que la investigada viajó a Suiza, avisando al juez y al fiscal de este viaje,
días antes de partir al país alpino.
¿La salida del país de Heredia implica una violación a la citada regla de
conducta?
Es el caso que la investigada viajó a Suiza, avisando al juez y al fiscal de este viaje,
días antes de partir al país alpino.
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Nadine Heredia
¿La salida del país de Heredia implica una violación a la citada regla de conducta?
Es evidente que la regla de conducta invoca un concepto civil harto conocido: el
domicilio. Según el artículo 33 del Código Civil, el domicilio está constituido por el
lugar donde reside habitualmente una persona. Así pues, la regla de conducta
impuesta por el Juez de Investigación consiste en que la investigada no puede
ausentarse de su domicilio ni cambiarlo, salvo que dé aviso previo a los magistrados.
Por tanto, la pregunta planteada demanda, previamente, establecer el alcance del
concepto de domicilio. Cosa que, como veremos en seguida, ninguna de las cuatro
tesis penalistas ha hecho.
Para el juez, si bien la investigada, en el ejercicio del derecho al trabajo, puede viajar
al extranjero, también es cierto que ese derecho se encuentra limitado por el
mandato de comparecencia con restricciones, que importa mantener arraigo en el
Perú. Y se trata de una limitación constitucional, pues el derecho al trabajo se
encuentra por debajo del “interés del proceso”. Este juzgado, pues, ensaya una
ponderación para resolver el problema.
Ninguna de las cuatro tesis descritas, como ya indiqué, se preocupa por analizar el
concepto de domicilio a la luz del Código Civil. Como bien sabido es, las normas
penales y procesal penales muchas veces invocan conceptos civiles. Si estos
conceptos no se tienen claros, tales normas sencillamente no se podrán aplicar de
una forma adecuada.
Con respecto a la tesis del Ministerio Público, hay que decir que esta olvida que la
regla de conducta invoca un concepto de derecho civil: el domicilio. Por esto, no es
oportuno hablar de la “naturaleza y finalidad de la medida coercitiva”, como si el
domicilio fuera un concepto que se puede esclarecer echando mano solo a la
normativa procesal penal y excluyendo al Código Civil. La tesis fiscal, siendo
consciente de que el tenor de la regla de conducta no le ayuda mucho, sugiere que el
domicilio es un tanto invariable, no pudiendo cambiar así nada más. Sin embargo, el
domicilio es, a diferencia del nombre por ejemplo, esencialmente variable, tal como
lo estipula el artículo 39 del Código Civil. La invariabilidad del domicilio, es cierto,
puede ser impuesta conforme al inciso 2 del artículo 288 del Código Procesal Penal.
Empero, como bien lo resaltan los jueces superiores, la regla de conducta establecida
en el presente caso tiene un texto distinto al citado inciso 2. En ningún extremo de la
regla de conducta se suprime el rasgo principal del domicilio, es decir su
variabilidad.
Pero no se vaya pensar que solo el fiscal puede verse en problemas ante argumentos
basados en derecho civil. De hecho, la tesis de la defensa de Heredia podría terminar
mal parada de cara a lo dispuesto en el artículo 38 del Código Civil: el domicilio
solo podría ser nacional, no pudiendo ser extranjero en un sentido técnico. Según
este precepto civil, la persona que viaja al exterior, se le considera domiciliada en el
último domicilio que haya tenido en el territorio nacional. Así, podría alegarse que
el Código Civil excluye la posibilidad de un domicilio extranjero, cosa que bien
podría implicar un duro golpe contra la tesis de la defensa de Heredia, que adolece
de fundamentación civilista.
Por otra parte, la tesis del juez de investigación también puede presentar problemas.
En primer lugar, nótese una vez más cómo se apela a la ponderación, antes que
aplicar el Código Civil para interpretar debidamente la regla de conducta. Se
pretende también, en esta tesis, aplicar el concepto de domicilio soslayando la
regulación prevista en el Código Civil. Ahora bien, podría decirse que la tesis del
juez, mal que bien, terminaría ajustándose a lo preceptuado en el artículo 38 del
Código Civil, pues asume que el domicilio implica, de modo necesario, arraigo en el
territorio nacional. Empero, no es así. En este punto, la tesis del juez puede rebatirse
postulando que el referido artículo 38 se refiere a viajes temporales, lo que no
implica verdaderamente un cambio de domicilio, motivo por el cual el Código Civil
sigue considerando como domicilio el último que se tiene en territorio nacional.
Conforme a esta lectura, el Código Civil sí admitiría tener un domicilio ubicado en
el extranjero, siempre que la persona radique en el exterior de forma habitual.
Entonces, el juez habría inaplicado en el artículo 38 del Código Civil, al considerar
que no es admisible legalmente un domicilio en el extranjero.
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de un hospital
La tesis de los jueces superiores coincide con la tesis de la defensa de Heredia. Por
esta misma razón, puede terminar chocando con lo dispuesto en el artículo 38 del
Código Civil, si se le interpreta como un dispositivo que excluye la posibilidad de
tener un domicilio fuera del territorio nacional. Para reforzar la crítica, podría
decirse que si el Código Civil rechaza la idea de un domicilio transitorio fuera de
nuestro país, con mayor razón rechazaría la idea de un domicilio permanente en el
exterior.
Y esa es justamente la cuestión civil que las cuatro tesis no han dilucidado, cuando
debían hacerlo: ¿cuál es el alcance de la restricción establecida en el artículo 38 del
Código Civil? ¿Admite o no el Código Civil un domicilio en el extranjero? ¿Por
qué?