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Dentro de los universales antropológicos propuestos por San Agustín, se encuentra el deseo por
la inmortalidad, este es uno de los tantos deseos expuestos tácitamente por el santo, otros son por
ejemplo el ser amado y amar, la felicidad eterna, el deseo por el bien, el deseo por el
conocimiento propio, sin embargo este trabajo gira en torno al primer universal, expresado
De los Soliloquios
Es de resaltar cómo se da una vuelta en el discurso agustiniano escrito en “Los soliloquios”, que
inicia específicamente en su primer libro con una plegaria extensa, muy bien elaborada, sentida y
llena de deseo por el conocimiento de Dios, pero que en su segundo libro sin descartar la calidad,
el sentido y el anhelo pero en cortas líneas expresa el deseo tanto religioso como teológico de
conocimiento de Dios pero envuelto en el conocimiento primero del mismo hombre: “Que yo me
conozca a mí mismo, que yo te conozca Señor”. (San Agustín, S. 1946. p. 1. Libro 2) Este
planteamiento se puede entender no como dos caminos en los cuales el hombre se ve involucrado
para llegar al conocimiento propio y luego el de Dios, sino que debe entenderse como una sola
vía: al conocer el alma del hombre, allí se encontrará a Dios. Este es un ejercicio de
autoconciencia, estimado también en las palabras del Santo de Hipona como “Confesión”, no
pero en humildad con lo más íntimo del ser humano. En este aspecto el hombre se asemeja a
Dios, en el alma, y se comprende mejor en la figura cristiana católica de la Santísima Trinidad,
en donde tres personas distintas que conforman un solo Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo, por fe se comprenden como un solo Dios verdadero, los tres han existido y han actuado
Así como siglos posteriores Descartes planteaba su idea del “Pienso, luego existo” (Descartes.
2008 p. 8), San Agustín lo manifestaba en su “Dudo, luego existo”, aplicándolo un poco a la
existencia del hombre y a su anhelo por la inmortalidad. Unido a su deseo por el conocimiento
el mayor gozo que lo invade es el saberse en un camino que no acaba, pero no un camino por sí
mismo, no un amor a la vida por la vida misma, porque eso se considera al hombre como un
amante de su existir, sin embargo va muy impregnado ese amor a la vida con acento en la
sabiduría como eje central, aquí vale la pena recordar el primer universal antropológico
agustiniano, donde subyace el amor y deseo por la verdad, por la sabiduría. (Triviño, 2011. p. 5-
7)
De esta manera se van representando las pequeñas significaciones de lo que es el hombre para
San Agustín.
De Trinitate
Según este icono de las obras agustinianas la reflexión que hace San Agustín sobre el ser humano
se basa en la comprensión cristiana de hombre como imagen de Dios. Como es típico en el Santo
de Hipona no puede haber una exposición de un tema sin la iluminación de la Palabra de Dios,
toma las palabras de la Sagrada Escritura específicamente del libro del Génesis donde se expresa
la relación tan íntima de Dios con el hombre en esta fragmento bíblico; “…hagamos al hombre a
Sin embargo a este planteamiento San Agustín no llega desde el principio de la búsqueda de la
verdad que tanto anhelaba, pues como se sabe estuvo caminando por las sendas del maniqueísmo
en donde no podía hablarse de la imagen y semejanza del hombre con Dios porque no es posible
darle un carácter antropomorfo a la divinidad, aunque en ocasiones esta secta sí concebía a Dios
sin figura humana pero con elementos materiales, el hecho de alimentarse bien y expulsar esas
partículas de alimento para que se expulsaran las partículas lumínicas, era una de sus propuestas.
Entonces para San Agustín era muy difícil encontrar un significado, y aún más una
aunque se acercaba a las Sagradas Escrituras para poder entender al hombre y a Dios, tenía
miedo de caer en un abismo más grande que en el que se encontraba, hasta el momento en que
pudo direccionar su asimilación de la Palabra de Dios gracias a los discursos de San Ambrosio
quien le ayudó a entender el carácter espiritual y no textual de lo que veía San Agustín en la
Biblia. Entendió que la mente humana no puede ser corpórea, no puede ser material, ya que esta
maniqueísmo que entendía al hombre como un ser donde conviven dos principios: el bueno y el
malo; por consiguiente no es responsabilidad del hombre cuando uno u otro principio se
manifiesta en la acción, eso quedó abolido y San Agustín habla del libre albedrío y la voluntad
que responsabilizan al hombre de sus actuaciones tanto buenas como malas. Solo hay un
principio bueno dentro del hombre y el hombre está en la capacidad de decidir si lo sigue o no.
El constitutivo de ser Imagen de Dios, para el hombre no es una escogencia, no está sometido a
su voluntad, el ser imagen de Dios está en su ser, no es una decisión, por tanto la intensión del
hombre según San Agustín, está en la divinidad, sin embargo el hombre se ha quedado en la
antropológico sobre la incapacidad del hombre para entender y comprender su propia existencia,
y más bajo el imperativo de San Agustín que afirma la no validez de las medias tintas en cuanto
nos queda como conclusión temprana que al hablar del hombre como imagen de Dios no
podemos entender que sólo el alma es imagen, ya que no podemos entender al hombre sin su
cuerpo, pues se habla de una unidad del hombre, en su cuerpo y alma, aunque el cuerpo este
Apoyando la noción antropológica anteriormente manifestada, siglos más adelante nos habla el
discípulo de San Alberto Magno, Santo Tomas de Aquino que al exponer sus Sumas Teológicas
y algunos opúsculos en especial “Ente et essentia” que estudia el carácter esencial del hombre y
existencia del cuerpo. Santo Tomás se basa en el principio Hilemorfista de Aristóteles para
individuación, de imperfección, pero que al unirse con el alma se da el bien y se inicia el camino
En todo caso hubo un momento donde la perspectiva antropológica de Santo Tomas, se distancia
de la Agustiniana por el hecho de no concebir el cuerpo como un órgano del alma, para el
platónica del cuerpo como castigo del alma y la necesidad de escapar de esa cárcel para llegar a
la sabiduría. Por esto se plantea el hilomorfismo en Santo Tomas apoyando la tesis que concibe
al hombre como principio formal-material y donde se concibe necesaria la unión del alma con el
cuerpo para lo que San Agustín también plantea como meta para el hombre, la cual es “alcanzar
Es importante observar con lujo de detalle la forma de llegada del hombre a esta meta, porque
difiere en los dos Santos, Doctores de la Iglesia. Aunque ese retorno se realice por medio de la
resurrección del cuerpo y el alma en Santo Tomas, el Obispo y Doctor de la Iglesia San Agustín
sólo habla del retorno del alma inmortal a la casa del Padre, no concibe la Felicidad en la
mortalidad, habla de llegar a la plena felicidad por medio de lo único inmortal que tiene el
hombre, el alma.
Conclusión
El principio agustiniano “imago Dei” apoyado por las Sagrada Escrituras muestra que el hombre
en su interior hospeda un deseo insondable por la eternidad, por las cosas divinas, parafraseando
a San Agustín: el corazón del hombre al haber sido creado por Dios, estará inquieto hasta que
descanse en Él. (San Agustín, 1940, p. 9) Pero no es gratuito el hecho de encontrar este elemento
divino en su interior, puesto que aparece el problema antropológico sobre como conocer a Dios a
través de su mismo ser, y para San Agustín este era un problema de gran magnitud, que intentó
resolver buscando a Dios por fuera del hombre y luego lo encontró dentro de sí mismo. En otras
Al encontrarse con esta pequeña muestra de lo que significa el hombre en San Agustín y en esto
Nadie antes que él había descendido tan profundamente en el secreto del espíritu humano y temo
mucho que hoy aún, después de tantos sistemas y tantas técnicas no sabemos, más de la parte
superior del alma, de aquello que Agustín dijo. (Boyer, 1946, p. 176).
Lista de referencia
Agustín, Santo Obispo de Hipona. (1946) Soliloquios A. Vega OSA. Trad. Madrid,
Autores Cristianos.
Araya Vega Eval A. (1991) Esencia de la naturaleza humana según Santo Tomas de
https://es.scribd.com/doc/296840902/Esencia-de-La-Naturaleza-Humana-Segun-Santo-
Tomas-de-Aquino
Universitatis Gregorianae
Descartes, René. (2008). Meditaciones acerca de la ciencia primera. España. Ed. Maxtor
http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/vniphilosophica/article/view/11036