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La educación chilena ha sido una búsqueda incesante de reformas desde 1920 a la fecha.

Pero
¿tenemos claro que queremos educar? ¿Cuál es el proyecto educativo institucional de Chile?.

Por años se ha educado para aprender a competir en el mercado, todo regulado en base a
puntajes, PSU, SIMCE cumpliendo con parámetros internacionales ciertamente, pero… ¿será es la
educación que Chile necesita?

Para educar en un país se deben crear objetivos claros que apunten al desarrollo específicos de
este.

Históricamente, a los estudiantes chilenos se les enseñaba la cultura occidental, la cultura


europea, excluyéndolos de situaciones culturales reales de nuestro país que se abarca por siglos
como nuestra débil economía, o por qué Chile no ha desarrollado su industria, o la tremenda
desigualdad a nivel de ingresos y en algo tan importante como el estado democrático. Sin
embargo podemos decir que en este último aspecto hemos ido avanzando con la creación de
“Los planes de formación Ciudadana” en base a lo que estipula “ La ley General de educación” que
define a esta como “el proceso de aprendizaje permanente que abarca las distintas etapas de la
vida de las personas y que tiene como finalidad alcanzar su desarrollo espiritual, ético, moral,
afectivo, intelectual, artístico y físico, mediante la transmisión y el cultivo de valores,
conocimientos y destrezas. Se enmarca en el respeto y valoración de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales, de la diversidad multicultural y la paz, y de nuestra identidad nacional,
capacitando a las personas para conducir su vida en forma plena, para convivir y participar en
forma responsable, tolerante, solidaria, democrática y activa en la comunidad, y para trabajar y
contribuir al desarrollo del país” y demás de otros mandatos establecidos en la “Constitución
Política de Chile” y las leyes 20.609 y la ley 20.845. Esto planes de formación ciudadana busca
crear conciencia mediante actividades que integren a los niños y jóvenes en una sociedad
democrática e inclusiva.

La reforma educacional Chilena ciertamente ha inyectado recursos a la educación pública como es


el caso de la ley 20. 248 de subvención escolar preferencial, que busca mejorar la calidad y
equidad de la educación en los establecimientos educacionales. Lo que ciertamente ha permitido
acortar la brecha existente entre los colegios de mayor vulnerabilidad y los con mayores recursos.
Esto se ha visto reflejado en los resultados académicos de los estudiantes.

La ley 20.845 es otro avance que se plantea en la reforma educacional, sin embargo, la desventaja
que presenta es que no es clara y ciertamente se torna engorrosa comprenderla.

Producto del desconocimiento, muchos colegios particulares subvencionado no se adaptan a las


nuevas normativas, lo que conllevado al cierre de estos o a transformarse en colegios particulares
pagado.

Bajo este punto de vista podríamos decir, que esta ley está orientada principalmente en la
regulación de los bienes y en cómo se gastan los recursos de este.
Esta ley influye directamente en los reglamentos y normativas internas de los establecimientos
buscando evitar sanciones arbitrarias respecto a rendimiento u otras normas discriminatorias,
pensado que es el “no discriminar” es un principio, además, de la constitución política de la
república.

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