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La vida en México, durante una residencia de dos años en ese país (1843).

Una
perspectiva costumbrista y la formación de identidad en la naciente nación
Liberal mexicana.

Ricardo Hurtado Arroyave.

Introducción:

La vida en México se nos presenta como una obra de tipo descriptivo, algo así como
un cuadro costumbrista en formato prosa. Madame Calderón de la Barca mostró
gran preocupación por la precisión de sus descripciones y la profundidad de sus
observaciones; Un ejercicio que bien podría situarse como etnográfico, de no ser
por el claro carácter no científico y subjetivo de las apreciaciones de la autora. El
texto versa en gran medida sobre el día a día de los mexicanos y los pueblos indios,
que para el momento aún no se incluyen en el marco de la ciudadanía ni la
mexicanidad, así como de las transformaciones y dinámicas de transición entre las
políticas, conceptos e instituciones del antiguo régimen monárquico hacia el
nacimiento y consolidación del proyecto nacionalista-Liberal mexicano.

La narrativa: Lo no oficial y la realidad de la cotidianidad.

El carácter no oficial de la escritura y su narración epistolar le otorgan un aire de


sinceridad, al mostrarse, en primera medida, como una perspectiva ajena a los
intereses políticos e ideológicos que caracterizan este periodo de efervescencia y
gran inestabilidad en la historia política de la Republica mexicana. En sus cartas, la
autora no otorga características generales para adjetivar al individuo del común en
la Ciudad de México decimonónica; Solo se refiere a dos características desde una
perspectiva moralizada: el elevado consumo de alcohol por parte de los indígenas:
“Pasarnos frente a· varias pulquerías, todas llenas de un gran concurso y en las que
muchas estaban bebiendo y otros estaban borrachos.”1 y la indolencia ante sus
semejantes: “La raza comanche, según él, posee una gran belleza y prestancia, y

1
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 104
sus arbitrios para guerrear y traficar son tan sobresalientes, que si no fuera por su
natural indolencia, el mantener a raya sus depredaciones seria casi imposible”2.

Cómo epistolar, la descripción que realiza Calderón de la Barca goza de un orden


cronológico, tal como una crónica o un diario, gracias a esta forma de narración,
logra crear en el lector una sensación de fluidez, con la cual, se ve beneficiada la
sensación inmersiva, tan útil para describir determinadas dinámicas sociales, actos
culturales, y hasta rituales religiosos:

Al anochecer fuimos a casa de la Marquesa de Vivanco, para pasar en ella la


Nochebuena. Esta noche todos los parientes y amigos íntimos de cada familia se
reúnen en la ·casa del "jefe del clan", una verdadera asamblea~ y en el particular de
esta casa, constituida por cincuenta o sesenta personas. Esta es la última noche de
las llamadas Posadas; una curiosa mezcla de devoción y esparcimiento, pero un
cuadro muy tierno. (…) Esta peregrinación de la Sagrada Familia se representa por
ocho días, y parece más bien que se hace a la intención de los niños que con fines
de más seriedad. Llegamos a la casa de la Marquesa a las ocho, y cerca de las
nueve empezó la ceremonia. A cada una de las señoras le fue puesta en la mano
una velita encendida, y se organizó una procesión, que recorrió los corredores de la
casa cuyas paredes estaban adornadas con siemprevivas y farolitos, y todos los
concurrentes cantaban las Letanías. Kate hacia pareja con la Marquesa viuda. Un
ejército de niños, vestidos como ángeles, se unió a la procesión. Sus vestidos eran
de lama, en oro o plata, penachos de plumas blancas, profusión de diamantes finos
y perlas en bandeaux, broches y collares, alas blancas de gasa y zapatos de raso
blanco bordadas de oro.3

Relaciones sociales, el México indio.

Este apartado se dedica a prestar atención sobre cómo la autora interpreta y


experimenta las relaciones sociales en el siglo XIX mesoamericano; Nos habla de
las capas altas de una sociedad altamente jerarquizada; y el como éstas castas
privilegiadas tejen entre sí y los representantes del Estado, la estructura
aristocrática del establecimiento.
Fuimos ayer a México para ver como están las cosas por casa, y recibimos muchas
visitas en nuestros abandonados cuartos. Antes de que nos fuéramos a San Ángel,
tres vistosos ayudantes del general Victoria vinieron a invitarnos de su parte a un
baile en el teatro, que el general y otros oficiales le dan al Presidente en ocasión de
habérsele conferido el título de "benemérito de la patria". No asistimos, pues

2
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 348.
3
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 219.
salíamos para el campo; pero rogado Calderón, como lo fueron los otros ministros,
para que mandaran las banderas de sus respectivos países.4

Tales vivencias entre la gente de la alta sociedad contrastan con la cotidianidad del
mexicano y el indígena del común, de las cuales, también tomó atenta nota
descriptiva, tanto de las iglesias y conventos que frecuentó, como incluso, de
prácticas y costumbres del México precolombino y de sus pervivencias en sus
descendientes, los contemporáneos que ella contempló:
Sin embargo, - pocos son los adelantos que se registran entre los mexicanos, en lo
que se refiere al pulque, comparándolos con el ingenio de sus antepasados indios.
Sobre papel hecho de su fibra, los antiguos mexicanos pintaron sus figuras
jeroglíficas. Las duras y afiladas púas que terminan sus gigantescas hojas se
usaban como clavas y alfileres; y entre los abusas, que nos los usos, habla el que
hadan los antiguos y sanguinarios sacerdotes, que según los ritos se horadaban con
ellas los brazos y el pecho, en los actos expiatorios. Además, destilando el pulque
se hace un aguardiente muy fuerte que tiene la ventaja de emborrachar infinitamente
más aprisa5

Las mujeres en general, pero las mujeres indígenas en particular fueron objeto de
varias de sus cartas. Al parecer llamaban profundamente la atención de la Madame.
Las observó con especial fascinación y en ellas pudo ubicar muchos rasgos
diferenciadores y característicos del modo de ser indígena:
he hecho muchas visitas a donde encontré a toda la familia muy bien puesta y
arreglada; pero pude darme cuenta de que en estos casos los padres, y lo que es
aún más significativo, las madres, han viajado por Europa, y a su regreso han
establecido un nuevo orden de cosas. En general, las mujeres más hermosas no
son mexicanas, es decir, no han nacido en la capital, sino en las provincias. De
Puebla, de Jalapa y de Veracruz, hemos vista muchas que se distinguen por el buen
color de su cutis, y magníficos dientes, y que son más altas y graciosas que aquellas
nacidas en la ciudad de México; (…) En cuanto a las indias, 'las que vemos todos
los días traer al mercado sus frutas y sus legumbres, son, hablando en términos
generales, sencillas, de humilde y dulce apariencia, muy afables y corteses en grado
superlativo cuando se tratan entre sí; pero algunas veces se queda uno sorprendido
de encontrar entre el vulgo caras y cuerpos tan bellos, que bien puede suponerse
que así sería la india que cautivó a Cortés; con ojos y cabello de extraordinaria
hermosura, de piel morena pero luminosa, con el nativo esplendor de sus dientes
blancos como la · nieve inmaculada, que se acompaña de unos pies diminutos y de
unas manas y brazos bellamente formados, y que ni los rayos del sol ni los trabajos
alcanzan a ofender.6

4
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 268.
5
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 70.
6
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 73.
Religión y Nación: la cohesión de la identidad
La primera mitad del siglo XIX representa para México un álgido periodo de
inestabilidad; tanto política como económica y socialmente, las bases de la identidad
nacional se encuentran aún por definir. La fragmentación interna y los cambios
reiterados en las formas de gobierno evidencian un proceso acelerado, torpe e
improvisado, con grades dificultades para lograr su consolidación: “más que nada,
la declinación hoy en día de las. Bellas artes en México son las tristes pruebas entre
otras, de los lastimosos efectos producidos por años de guerras intestinas y el
desbarato de los gobiernos...”7
Es aquí donde resalta el papel de la religión, puesto que las virtudes rescatables
para una nación, su ideal de ciudadano está basado en principios y valores
cristianos, católicos
No dudo que sus caridades están proporcionadas a su gran fortuna · y cuando digo
que no dudo de ello es porque estoy firmemente convencida de que no hay otro
lugar en el mundo en el que se practique con tan noble amplitud la caridad tanta la
pública como la privada, particularmente por las mujeres bajo la dirección de los
sacerdotes. Me inclino a creer que, hablando en general, es la caridad uno de los
atributos más propios de una nación católica.8

Resalta así pues el papel de la religión como eje cohesionador de la sociedad


mexicana; cómo lo evidencia en su Libro “La Guerra de las imágenes” Serge
Grusinski el papel del culto a la Virgen de Guadalupe como figura o hito iconográfico
identitaria del común de la población (indígena y mestiza) tras su asimilación a una
deidad ancestral y su adaptación a las dinámicas e intereses occidentales,
evoluciona incluso como estandarte de la revolución e independencia mexicana en
una pugna de rivalidad: realista VS patriota, materializada y visibilizada en la
acepción de las vírgenes de los Remedios y de Guadalupe. Es un fenómeno cultural
del que Madame Calderón de la Barca da cuenta tal vez muy conscientemente:
Es cierto que cuando el famoso cura Hidalgo, iniciador de la Revoluci6n, puso en
sus banderas a la imagen de la Virgen de Guadalupe, se estableci6 una rivalidad
entre ésta y la Virgen española; y al ser derrotado Hidalgo y obligado a huir, la
imagen de la Virgen de los Remedios fue traída a México vestida de Generala,

7
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 95.
8
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 166.
invocada como Patrona de España. Pero más tarde, ¡la Virgen! fue acusada de
Gachupina, el bizarro general ... le arrebató el fajín de Generala y le extendió sus
pasaportes, ordenándole que abandonase la Republica. Sin embargo, le devolvieron
otra vez todos sus honores, y siguen en funciones los tesoros, el camarista y el
sanctum sanctorum.9

El culto a la virgen Guadalupana y la cohesión que se generó en torno a esta en la


generalidad de la sociedad, permitió notar la eficacia de la iconografía religiosa para
movilizar, mediante su devoción, al pueblo, cuyas formas de expresión y de culto, se
entenderían como una particular hibridación entre superstición y catolicismo:

Para que los misterios del cristianismo puedan herir su mente sencilla, es necesario
que ellos aparezcan de bulto ante sus ojos. Arrodillase ante la imagen sangrienta
del Salvador que murió por él; pero cree en muchas Vírgenes dispensadoras de
múltiples dones, dueñas, en diferentes grados, de poder milagroso y de riqueza,
según la calidad y numero de diamantes y perlas que las cubren y llegar a creer que
una Virgen puede ser rival de otra-, y cree tanto en la que hace llover en donde hay
sequía, como en la. que posee mejores influjos para detener las aguas cuando se
desbordan. México debe mucho de su peculiar belleza al sentimiento religioso y a la
superstición de sus habitantes. A cada paso vemos una cruz blanca resplandecer
entre los árboles, en una vereda solitaria, o bien, arriba de escueta y áspera roca.
El símbolo de la fe se manifiesta aun en los lugares más desiertos; y donde quiera
que los pasos del hombre· se detuvieron y juntáronse tres o cuatro almas, en ese
mismo sitio, mientras las chozas en ruinas proclaman la pobreza de sus moradores,
el templo de Dios se levanta ofreciendo el contraste de su esplendor.10
A la esposa del ministro plenipotenciario español le parecía desconcertante el
contraste de la pobreza del pueblo y la riqueza de sus iglesias.

Inestabilidad política en una nación en formación.

La inestabilidad política para este periodo es generalizada, para mitad del siglo XIX
ya México ha pasado por tres formas de Gobierno; Tras la crisis de la monarquía
española, republicas e imperios han nacido y muerto tempranamente, de esos
diversos ejemplos de inestabilidad política que vivió la autora de La vida en México,
le dedicó dos cartas al “pronunciamiento” federalista de 1840 encabezado
por Valentín Gómez Farías y José de Urrea contra el presidente Anastasio
Bustamante:
REVOLUCIÓN en México; o Pronunciamiento, como le llaman. La tempestad que
durante algún tiempo ha venido fraguándose, acaba de estallar. Don Valentín
Gómez Parias y el desterrado general Urrea se han pronunciado por el federalismo.

9
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 106.
10
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 266.
Se levantaron en armas a las dos de la mañana de hoy y, apoyados por el quinto
batallón y por el regimiento del Comercio, se dirigieron a Palacio, sorprendieron en
la cama al presidente y le hicieron prisionero. Nos enteramos por una orden del ·
Gobierno en la que se requerían los servicios de nuestros dos viejos inválidos, los
cuales se pusieron sus gastados uniformes y se marcharon muy contentos.11

En pocos días se logró sofocar el movimiento. Ya en 1841 de la Barca había hecho recuento
de ocho revoluciones, partiendo del grito de Dolores Hidalgo en 1810. Concluyó:
...todos los mexicanos, sean hombres o mujeres, por debajo de los cuarenta, han
vivido bajo el· Gobierno español, presenciaron la revolución. de Dolores en 1810, ·
su continuación por Morelos y sus variaciones y su paralizaci6n en 1819; la
revolución de Iturbide en 1821; el grito de Libertad que en 1822 dieron los generales
"beneméritos de la patria". Santa Anna y Victoria; el establecimiento del sistema
federal en 1824; la horrible revolución de la Acordada en 1828, en la cual México
fue saqueado; la adopci6n del sistema central en 1836, y la última revolución de los
federalistas en 1840. Se pronostica otra para el mes próximo, como si se tratara de
un eclipse de sol. En diecinueve años se han ensayado tres formas de gobierno y
dos constituciones, y la reforma de una de ellas está pendiente de las Cámaras. "No
hay nada como probar"12
Tras la reflexión de la señora Calderón de la Barca parece llegar a la conclusión de
que, Los extremos de la estructura social convivían en los mismo espacios físicos,
pobreza y abundancia confluían en la plaza, pero a pesar de compartir la
espacialidad, en realidad, denotaba un enorme vacío, una profunda brecha social
cimentada en una sociedad de castas, un cuadro que separaba a la población e
impedía un lazo de unión expresado en un proyecto político cohesionado, estable y
uniforme; una imposibilidad para imaginarse como comunidad desde lo nacional y
consolidar la nación mexicana desde su territorialidad, su patrimonialidad identitaria
prehispánica o colonial que enaltezca las virtudes nacionales y su autoconciencia
demográfica13. Todo esto provocaba la conciencia, entre los mexicanos de todas las
condiciones sociales, de la imposibilidad de cualquier sentimiento de democracia o
de igualdad entre dos personas no pertenecientes al mismo nivel socioeconómico.

11
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 171.
12
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. México
D.F.: Editorial Porrúa., 1981. Pág 263.
13
Véase Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen
y La difusión del nacionalismo, Fondo de Cultura Economica, Mexico D.F. 1993.
Referencias
Fuentes Primarias
de la Barca, Madame Calderón. La vida en México durante una residencia de dos
años. Mexico D.F.: Editorial Porrúa., 1981.
Fuentes Secundarias
Anderson, Benedict. omunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la
difusión del naconalismo. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1993.
Grusinski, Serge. La guerra de las imágenes,de Cristóbal Colón a "Blade runner"
(1492-2019). Mexico D.F: Fondo de Cultura Económica, 1994.

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