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20 17.30
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40 51.17
Humedad absoluta.- Es la cantidad de vapor de agua por metro cúbico que
contiene el aire que estemos analizando.
Humedad relativa.- Es la relación entre la cantidad de vapor de agua contenido
realmente en el aire estudiado (humedad absoluta) y el que podría llegar a
contener si estuviera saturado (humedad de saturación). Se expresa en un
porcentaje. Así, por ejemplo, una humedad relativa normal junto al mar puede ser
del 90% lo que significa que el aire contiene el 90% del vapor de agua que puede
admitir, mientras un valor normal en una zona seca puede ser de 30%.
El vapor que se encuentra en la atmósfera procede de la evaporación del agua de
los océanos, de los ríos y lagos y de los suelos húmedos. Que se evapore más o
menos depende de la temperatura y del nivel de saturación del aire, pues un aire
cuya humedad relativa es baja puede admitir mucho vapor de agua procedente de
la evaporación, mientras que un aire próximo a la saturación ya no admitirá vapor
de agua por muy elevada que sea la temperatura.
El concepto de evapotranspiración es especialmente interesante en ecología pues
se refiere al conjunto del vapor de agua enviado a la atmósfera en una superficie,
y es la suma del que se evapora directamente desde el suelo y el que las plantas y
otros seres vivos emiten a la atmósfera en su transpiración.
Dinámica de la atmósfera
Los movimientos del aire, junto con la humedad y la presión atmosférica, dan lugar
a los fenómenos atmosféricos.
En el ecuador los rayos solares calientan más la superficie del planeta que en
cualquier otro lugar.
Este aire frío vuelve a calentarse poco a poco cuando se pone en contacto con la
superficie terrestre. Esta circulación del aire origina corrientes de convección. En
el planeta se generan seis grandes corrientes de convección. Estas corrientes son
las responsables de los vientos que se originan en la superficie.
Cuando el aire se calienta se hace más ligero porque las partículas que lo forman
se separan aumentando el volumen y disminuyendo su densidad, lo que permite
que ascienda. El aire, al ascender, empuja y desplaza las capas que se
encuentran por encima, pero en la superficie la presión que ejerce el aire
disminuye. Así se produce un descenso de la presión atmosférica que da lugar a
una borrasca.