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APUNTES SOBRE LA SOCIOLOGÍA DEL DERECHO EN EL SIGLO XX

Daniel GARCÍA URBINA

SUMARIO. I. Reflexiones introductorias a la sociología del derecho. II. La


tarea del sociólogo del derecho. III. Escuelas de la sociología del derecho
en el siglo XX. IV. ¿Existe una sociología del derecho en América Latina?
V. Educación legal y la profesión jurídica. VI. Bibliografía.

I. Reflexiones introductorias a la sociología del derecho

“¿La sociología es una respuesta crítica a la estética? Esta interrogación


(…) parece inspirada en una definición tácita de la sociología que la sitúa
en el orden de lo colectivo, de la estadística, de los grandes números, del
gran público. Es debo decirlo, la definición más común, la más banal (…)
de la sociología. […] Con semejante imagen de la sociología, es
comprensible que vean ustedes al sociólogo como un personaje funesto,
situado necesariamente en el mal campo (…) de la crítica populista.”

El sentido social del gusto, Pierre Bordieu.

En un mundo que gira en torno a los decálogos y definiciones estructurales, pareciera


necesario conceptualizar qué es la sociología del derecho y comprender a su vez, cuál
es su importancia. Sin embargo, y contrario a los pensamientos platónicos, considero -al
menos para los efectos del presente escrito- un oficio innecesario su delimitación
conceptual. Lo cierto es que debemos tener en cuenta que siempre ha habido sociología
del derecho.
Si bien, su nombre dogmático como una rama de la ciencia jurídica es apenas
reciente, es innegable la existencia de un Aristóteles1 que analizó las pulsiones humanas
dentro de la polis; un Montesquieu2 y su espíritu de las leyes fundado no sólo en un
contrato social, sino en las relaciones humanas, relaciones producción y las variables
ambientales; un Durkheim3, quien a través de un estudio sobre el suicidio proporcionó
herramientas para entender la mecánica de los comportamientos individuales como
resultado y origen de los comportamientos sociales; un Foucault4 y la demostración de

1 Aristóteles, La Política.
2 Montesquieu, Charles-Louis, El espíritu de las leyes (1748)
3 Durkheim, Émile, El Suicidio (1897)
4 Foucault, Michel, La verdad y las formas jurídicas. Cinco conferencias pronunciadas por Michel Foucault

en Río de Janeiro del 21 al 25 de mayo de 1973.


que lo jurídico no es otra cosa más que un discurso de las cúpulas de poder; o un Adorno5
que ve en el derecho y la razón instrumental la creación de sociedades administradas.
La sociología del derecho, a comparación de otras disciplinas del derecho, carece de un
canon establecido de conocimientos y de objeto, por lo que su estricta conceptualización,
como se mencionó, resultaría redundante. En cambio, es posible esgrimir una
visualización -explicativa más no limitativa- de su campo de conocimiento, distinto de las
ramas dogmáticas del derecho.
Al respecto, Ferrari menciona que “Conocer sociológicamente el derecho consiste
precisamente en abordarlo con los parámetros teóricos y las técnicas de investigación
propias de la sociología y las ciencias sociales en general; observar el comportamiento
social con apoyo en el instrumento jurídico; comprender cuál es el rol que desempeña el
derecho en la acción estratégica de los individuos y los grupos sociales, y cómo las
instituciones jurídicas modelan las relaciones humanas y, sobre todo, cómo son
modeladas por éstas.”6 Es decir, se dedica a analizar e investigar el derecho desde una
perspectiva externa, como la de un observador -a diferencia de la dogmática y práctica
jurídica que tienen una perspectiva interna del derecho-.
A la sociología del derecho le preocupan temas relacionados con investigaciones
de la aceptación de las normas vigentes, la psico-sociología de los jueces o de las
profesiones jurídicas, las estructuras antropológicas del derecho, el estudio de los
métodos y metodologías de las disciplinas jurídicas, los centros de poder. En este
sentido, para Treviño, la sociología del derecho “intenta dotar de sentido teórico y explicar
las relaciones entre derecho y sociedad, la organización social de la institución legal
(orden del sistema), las interacciones sociales de todos quienes entran en contacto con
las instituciones legales y sus representantes (agentes de policía, abogados, jueces,
legisladores, etc.) y el significado que las personas le dan a su realidad legal”7. En otras
palabras, podríamos clarificar que la sociología del derecho se mueve en el estudio de
las relaciones entre la realidad social y los campos jurídicos.
Es imprescindible tener en cuenta que la ocupación sociológica “significa
contemplar no sólo los sistemas normativos establecidos, de manera formal o informal,
instituciones sociales estrechamente relacionadas con los operadores del derecho y la

5 Horkheimer, Max y Adorno, Theodor, Dialéctica a la ilustración (1944)


6 Ferrari, Vicenzo, prólogo a la edición mexicana, Primera lección de sociología del derecho, 1ª ed., México,
UNAM-IIJ, 2015, p. XVIII.
7 Treviño, Javier, The sociology of law, St. Martin Press, New York, 1997, p.7.
aplicación de normas (profesión jurídica, estructura judicial, ideologías profesionales,
etc.) sino instituciones como la cultura, la economía, la organización estatal, la familia” 8,
lo cual permite advertir como se aplica el derecho en la realidad y las actitudes y
actuaciones de la población frente a los dispositivos normativos.

II. La labor del sociólogo del derecho

“Se dice con frecuencia que, en la China, si realmente odias a alguien, lo


maldices diciendo: “¡Que vivas en tiempos interesantes!”. En nuestra
historia, “tiempos interesantes” son, de hecho, “tiempos de inestabilidad,
guerra y lucha por el poder” que dejan millones de víctimas inocentes
sufriendo las consecuencias. Hoy en día nos estamos acercando
claramente a una época de tiempos interesantes…”

Bienvenidos a tiempos interesantes, Slavoj Žižek

Debemos tener siempre presente que la sociología del derecho es producto de las
transformaciones sociales, políticas y culturales por las que atravesó y atraviesa la
sociedad capitalista. La crisis de los modelos normativos técnicos y formales del derecho
-exégetas y legaloides- establece las condiciones para el surgimiento de orientaciones
teóricas que cuestionan y superar el normativismo clásico. El fracaso de las políticas
jurídicas tradicionales, la ausencia de desarrollo económico, la corrupción, la crisis
democrática, han orillado a poner el ojo en la sociología del derecho.
En ese tenor, la principal preocupación del sociólogo del derecho es preguntarse
por cómo es el derecho -a diferencia preguntarse por cómo debería ser el derecho-, con
el fin de, primero, entender y comprender los fenómenos sociales y, segundo,
proporcionar una radiografía con respuestas posibles a las crisis de la sociedad. El
sociólogo del derecho ejerce una búsqueda incansable de las respuestas a varios de los
más difíciles problemas políticos y sociales que afrontan las sociedades modernas.
Mills hablaba de algo llamado “la imaginación sociológica”9, a través de la cual
debemos ser capaces de pensar distanciándonos de las rutinas familiares, de nuestras
vidas cotidianas, para poder verlas como si fueran algo nuevo. La imaginación
sociológica, como escenario ideal del jurista, es una forma de pensar(se) en un escenario
histórico y social, que le permitiría comprender las razones del proceso evolutivo de las
sociedades y las relaciones con el derecho.

8 Silva, Germán, “El proceso de la investigación sociojurídica en Colombia”, en Revista Diálogos de


Saberes No. 15, abril – junio, Facultad de derecho, Universidad libre de Colombia, Bogotá, Colombia, 2002,
p. 11.
9 Wright, Mills, La imaginación sociológica, Fondo de Cultura Económica, México, 1999.
El sociólogo del derecho pretende arrancarse del horizonte utópico de lo
estrictamente jurídico -aquello que los juristas puros se preocupan en relación con la
interpretación de las normas y la lógica interna del sistema normativo-; y así, ubicarse en
el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades. Su ámbito es
extremadamente amplio y va desde el análisis de los encuentros efímeros entre
individuos en la calle hasta la investigación de los procesos jurídicos sociales globales.
Exigencia la anterior que se satisface a través del conocimiento de la economía
política, la ciencia, la filosofía política, la psicología, etc.; además de los métodos de
investigación social -cualitativos y cuantitativos-. En otras palabras, menester reconocer
que la sociología del derecho posee una vocación interdisciplinaria, para dar una
explicación de una realidad cada vez más compleja. La interdisciplinariedad permite
abordar diversos problemas teóricos y sociales de la relación derecho y sociedad con
mejores herramientas –sociología, economía, filosofía social y política, antropología,
psicología-. El sociólogo del derecho por lo tanto es multidisciplinario, y sólo así podrá
desempeñar su labor como estudioso integral de una realidad compleja irreducible a
simples premisas normativistas.

III. Escuelas de la Sociología del Derecho en el siglo XX

Para entender la sociología del derecho en el siglo XX, será clarificador ir a sus
yacimientos. Con esto no me refiero a los inicios de los estudios socio-jurídicos sino a
las bases intrínsecas de su pensamiento: a los fundamentos y fuentes e inspiración, pues
esto nos ayudará a comprender su trascendencia y métodos de investigación social.
Es innegable que las características que le podamos atribuir a la Sociología del
Derecho a partir del siglo XX, sólo pueden ser explicadas a la luz de las Teorías
Críticas10, que de acuerdo con su propósito, buscaban promover una investigación social
y una producción teórica, dotada de capacidad multidisciplinaria y reflexiva: era un
reclamo antidogmático al positivismo lógico11. Situación la anterior, ya que tras las
transformaciones sociales, políticas y culturales por las que atravesó -y atraviesa- la

10 La Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt se originó en la década de 1920 bajo la dirección del filósofo
Horkheimer. Surgió como una crítica sistemática al reduccionismo positivista del conocimiento empírico de
la realidad.
11 Caracterizado principalmente por el Círculo de Viena, que pretendía adoptar un criterio científico

universalista para todo conocimiento posible.


sociedad burguesa capitalista, acompañadas de las crisis y los cambios de los
paradigmas dominantes en las ciencias humanas, han tenido profundas consecuencias
en la teorías tradicionales -incluidas las del derecho- y han puesto en evidencia de forma
permanente los límites y disfunciones de ésta.
Las crisis de los modelos normativos técnicos y formales establecen condiciones
para el surgimiento de orientaciones teóricas que cuestionan y superan el reduccionismo
normativista. Se trata de revisión crítica del derecho dominante, marcada por la crisis de
legitimidad y por la crisis de producción y aplicación de la justicia, aunque de forma
heterogénea y no sistemática. Estos movimientos no se reducen a una única y particular
teoría crítica del derecho, sino que comprende múltiples tendencias, corrientes y
formulaciones críticas que surgen de matrices ideológicas y científicas distintas, y reflejan
las condiciones sociopolíticas de cada momento y espacio social.
En ese orden de ideas, son cuatro los movimientos principales en los que puede
identificarse la crítica de la Sociología del Derecho en el siglo XX, a saber: el Realismo
Jurídico, los Estudios Críticos de Derecho, Derecho y Desarrollo, y Derecho y Sociedad.
Movimientos que si bien surgen en épocas diversas y conexas, no puede reducirse su
estudio a un mero proceso evolutivo continuo, pues los postulados de cada uno de ellos
no son independientes entre sí, sino que convergen atendiendo a las realidades que
pretenden abarcar.

1. Realismo Jurídico
“La primera regla y la más fundamental consiste
en considerar los hechos sociales como cosas”.12

Las reglas del método sociológico, Émile Durkheim.

El realismo jurídico puede identificarse con una crítica a la teoría jurídica tradicional -
identificada con la teoría positivista- cuyo máximo exponente es Alf Ross13.
Ross, quien criticó duramente la Teoría Pura del Derecho de Hans Kelsen14,
consideraba que el derecho no era un conocimiento meramente normativo sino que

12Émile Durkheim consideraba que para llegar a ser científica, la sociología debía estudiar hechos sociales,
es decir, aspectos de la vida social -como el estado de la economía o la influencia de la religión- que
configuran nuestras acciones individuales. Creía que debíamos estudiar la vida social con la misma
objetividad con que los científicos se ocupan de la naturaleza.
13 Ross, Alf, Sobre el Derecho y la Justicia, Argentina, Editorial Universitaria de Buenos Aires, s/a, pp. 29-

72.
14 Miembro destacado del Círculo de Viena, plenamente identificado con el positivismo lógico.
reconoce que los estudios jurídicos están compuestos de normas y hechos sociales. Así,
a diferencia de Kelsen, cuya máxima era la validez de la norma como expresión de un
deber ser (coherente con el sistema normativo), reconoce que el derecho vigente debe
entenderse como un conjunto de reglas para el establecimiento y funcionamiento del
aparato de fuerza del Estado.15
En este sentido, un sistema de normas es vigente si puede servir como esquema
de interpretación para un conjunto correspondiente de acciones sociales -identificadas
por las acciones de los jueces- de manera tal que todo tenga coherencia y puedan ser
predecibles. Así, las acciones de los jueces en la aplicación y uso de la fuerza del Estado
no son sino un reflejo de las normas jurídicas vigentes, puesto que éstas últimas son
efectivamente obedecidas en la proporción en que se las vive como socialmente
obligatorias. Y es precisamente ahí, en las decisiones de los jueces o tribunales, donde
radica la efectividad de la vigencia del derecho, porque el orden jurídico o derecho es un
conjunto de normas que operan en el espíritu del juez. Ross afirma que el derecho por
sí mismo, suministra normas para el comportamiento de tribunales o jueces y no de los
particulares, para los cuales, estos últimos, adquieren una categoría de condicionantes
de las acciones jurisdiccionales. Así las cosas, para la vigencia del derecho es indiferente
el comportamiento de los particulares y todo se reduce a la aplicación efectiva de los
jueces. En ese sentido, Ross rechaza toda interpretación reduccionista de las normas
que pretenda desvincularlas de los fenómenos sociales. 16
Es por ello que considera que el fundamento del derecho debe tener una
perspectiva sociológica, y como cualquier otra ciencia empírica, debe partir de la
observación de la realidad social para producir enunciados que permitan la predicción y
la verificación acerca de cómo van a comportarse los tribunales en el futuro.
Como es posible apreciarse, existe en Ross un elemento de experiencias de tipo
psicosocial sobre el comportamiento de los jueces y tribunales que incide directamente
en las normas jurídicas vigentes en determinado espacio y tiempo; situación la anterior
que lo ubican como un pionero en la concepción de que el derecho, al final del día, debe
tener una concepción sociológica y partir de la observación de la realidad, alejándose de
la concepción kelseniana estrictamente normativista.

15 Idem
16 Idem
2. Teorías críticas del derecho

A. Derecho y Sociedad (Law and Society)

“En el camino hacia la ciencia moderna los hombres renuncian al sentido.


Sustituyen el concepto por la fórmula, la causa por la regla y la
probabilidad… a partir de ahora, la materia debe ser dominada por fin sin
la ilusión de fuerzas superiores o inmanentes, de cualidades ocultas. Lo
que no se doblega al criterio del cálculo y la utilidad es sospechoso para la
ilustración.”

Dialéctica de la Ilustración, Horkheimer, Adorno.

El movimiento Derecho y Sociedad surgido en Estados Unidos -heredero del realismo


jurídico17- fue gestado en los años 60´, como un movimiento post segunda guerra
mundial, contexto en el que surgen diversas teorías que se preocupan por entender y
dar una explicación a la barbarie de las Guerras Mundiales.
Es un movimiento que parte de la idea de que el derecho es un fenómeno social
y que no puede ser reducido a reglas, principios y leyes que pretendan explicar los
fenómenos sociales. Así, las preocupaciones de este movimiento surgen como una
forma de consolidar las diversas ciencias sociales, las humanidades y el derecho, desde
una perspectiva multidisciplinaria, para comprender un todo social. El derecho con el
advenimiento de este movimiento empezó a ser considerado un fenómeno digno de ser
estudiado por las ciencias sociales. Si bien su surgimiento va de la mano del Realismo
Jurídico y el Derecho Imperial18, se diferencia de éstos en la medida en que “lo jurídico”
deja de ser el elemento más importante de análisis y que utiliza las ciencias sociales
como una técnica o herramienta para dar una solución a los clásicos problemas del
derecho. Su nacimiento, de hecho, puede ubicarse como una forma de desdeñar el
legalismo y objetivismo y la falsa pretensión de cambiar el orden social.
En ese orden de circunstancias, lo que propone este movimiento, y que asume
como su tarea, es re-definir al derecho y su estudio. Así, para rebasar la concepción real,
dogmática y formalista del derecho el movimiento parte de la idea de que se trata de una
institución social, reflejo íntimo de los intereses de los diversos grupos políticos,
identificados con la orden elite, cercana al concepto de burguesía. Es decir, para Derecho

17 Trubek, David, Back to the future: the short, happy life of the law and society movement, USA, Florida
State University Law review, 1990, p.15.
18 Ibidem, p.17.
y Sociedad el derecho siempre obedece a una agenda política, misma que obedece a
los intereses de los grupos en el poder.
Por otro lado, es importante señalar que de acuerdo a la visión de David Trubek,
el movimiento Derecho y Sociedad19 no tiene un orden sistematizado de teorías. No hay
una verdadera estructura ni una línea de investigación específica. En realidad sus temas
de investigación son de lo más variado ya que, como uno de sus objetivos, reconoce la
importancia de las ciencias sociales a partir de las cuales pueden explicarse los
fenómenos sociales-jurídicos. Con el advenimiento de Sociedad y Derecho, los
problemas de “lo jurídico” dejaron de ser los tradicionales -procedimientos, reglas,
principios y conceptos-. Ahora las preocupaciones son mucho más humanas, no ceñidas
a los estrictamente legales. El derecho es comprendido como una institución social, llena
de comportamientos característicos de los intereses de los grupos hegemónicos.
Es evidente que el movimiento intenta restaurar la concepción de que a partir del
derecho -con o sin ayuda de las técnicas de análisis sociales- es posible entender los
eventos sociales y culturales, para pasar a un pensamiento integrador en el que el
derecho no es la disciplina principal, sino el objeto de estudio de las ciencias sociales.
Así, la tarea ya no es de abogados exclusivamente, sino de sociólogos, antropólogos,
filósofos, etc.
La gran hazaña de este movimiento, de acuerdo con Trubek, es haber mostrado
la fragilidad del derecho20 y generar incremento en la desconfianza del mismo, hasta el
punto de considerarlo poco importante para generar cambios sociales; además de que
éste tenía que ser visto desde la lupa de distintas disciplinas. Sin embargo, su carácter
abstracto y las contradicciones relacionadas con su neutralidad y objetivismo, orillaron a
que el movimiento entrara en una crisis teórica y de legitimidad frente a los movimientos
sociales y políticos. Asimismo, las políticas económicas liberales del gobierno
estadounidense orillaron al movimiento a replantearse sus presupuestos teóricos
originales
Sin embargo, Trubek, con un tacto de optimismo21, menciona que a pesar de la
crisis de éste movimiento, no ha desaparecido, y es nuestro deber volver al futuro, revisar
sus presupuestos originales y adecuarlos a las exigencias del mundo moderno.

19 Ibidem, p. 44.
20 Ibidem p.42.
21 Ibidem, p. 55.
Es menester señalar que Derecho y Sociedad es el movimiento por excelencia
para entender la relación entre lo jurídico y las demás ciencias sociales (objeto de estudio
de la Sociología del Derecho). De él surgieron diversos movimientos alternos, que en
mayor o menor medida, mantenían la concepción originaria del mismo; tales como los
Critical Legal Studies o Law and Economic Development, que a continuación serán
explicados.

B. Estudios Críticos del Derecho (Critical Legal Studies) (CLS)

“Los filósofos no han hecho más que interpretar


de diversos modos el mundo, pero de lo que se
trata es de transformarlo.”

XI tesis sobre Feuerbach, Karl Marx

Los CLS son el núcleo de la teoría estadounidense que impulsó los estudios críticos
sobre el derecho. Tienen influencia del realismo jurídico escandinavo, del marxismo
desarrollado por la Escuela de Frankfurt, el estructuralismo francés foucaltiano y el
análisis interdisciplinario. Su desarrollo, en la época de los setentas y ochentas, tiene
que ver con un pensamiento jurídico de izquierda. Para Kennedy, “la aspiración de la
crítica es poner al descubierto el sentido político de la práctica cotidiana de los jueces y
de los juristas, que construyeron el derecho mientras se ven a sí mismos como un
instrumento del mismo”.22
Los CLS se caracterizan de la generalidad de Sociedad y Derecho, porque a
diferencia de éste último movimiento, sus partidarios tienen una clara tendencia política
-profesores de Harvard simpatizantes de posiciones de izquierda-, herederos de los
movimientos estudiantiles del 6823, que exigían la necesidad de transformar la
enseñanza del derecho y la estructura de las universidades en Estados Unidos. De esta
manera, podría afirmarse que son tres las preocupaciones principales de los estudios
críticos de derecho: el uso excesivo del formalismo y el objetivismo, el uso racional
instrumental del derecho, y la enseñanza del derecho.

22 Kennedy, Duncan, Nota sobre la historia de los CLS en los Estados Unidos, Revista Doxa, no.11, 1992,
p. 284.
23 Véase, La imaginación al poder, Jean Paul Sartre. Prólogo de Paul Nizan: “Los días rabiosos de mayo,

desencadenados en París por la protesta estudiantil, reflejaron el papel que en las nuevas luchas jugaba
la juventud como precipitante de la transformación revolucionaria. Eran las potencias del gran rechazo,
que ganando las calles de París, Berlín, Madrid, Río, Montevideo, Córdoba, Ciudad de México, constituyen
esa efervescencia incontrolable por el orden establecido.”
La crítica al formalismo tiene que ver con la ilusión de pretender que la aplicación
del derecho se reduzca el mero método legal que justifique cualquier controversia de tipo
ideológica o filosófica. Esto es, el carácter formalista del derecho aleja a éste último de
los asuntos políticos y no realiza un análisis de la sociedad -entendida como cultura
colectiva-. Se trata al final del día de un derecho que tiene como premisa mayor la
aplicación del poder Estado, pues se trata de una decisión legislativa que defiende los
intereses de los grupos con mayor influencia. En razón del objetivismo, la crítica del
movimiento tiene que ver con la falsa creencia de que el derecho, por sí mismo, puede
explicar las conductas humanas a partir de un sistema normativo bien estructurado.
Como puede observarse, la crítica al formalismo y el objetivismo pretende revelar
la existencia de un modelo económico -producto del matrimonio democracia/capitalismo-
que tras un lenguaje subversivo de las doctrinas formalistas y objetivistas del derecho,
se encuentran encubiertas y reforzadas las funciones del Estado en la reproducción de
sociedades capitalistas. En ese sentido, Duncan Kennedy, menciona que “La crítica CLS
apunta al interior del derecho, al dominio de las reglas detalladas, de los argumentos
comunes, de las prácticas de la producción académica y judicial”.24
Por otro lado, la segunda gran crítica está relacionada con el uso instrumental de
la ley y la doctrina jurídica, donde las realidades sociales quedan resumidas en meros
preceptos jurídicos con los que se pretende cubrir cualquier situación social –como la
analogía del contrato-, como si la actividad humana pudiera reducirse a premisas de tipo
lógico.
Y además, como tercer crítica, se reconoce que hay un claro descontento con el
dogmatismo impartido en las escuelas de derecho, pues se considera que ser abogado
es estar alienado a un sistema de jerarquías y dominación; una jerarquía que impone un
modo de comportamiento aceptado, sin mayores reservas, por los estudiantes. Se trata
de un círculo vicioso, en donde las facultades de derecho promueven e inculcan en los
estudiantes una serie de características que los preparan para el mundo laboral de los
abogados, para que éstos a su vez, lo promuevan y lo inculquen afuera de la facultad.
En suma, se trata de una determinada serie de actitudes frente al derecho y las
posibilidades de la vida profesional, lo que conduce a los estudiantes a participar
voluntariamente en el papel jerárquico especializado de los abogados.25

24 Kennedy, Duncan, op.cit. p.284.


25 Kennedy, Duncan, Legal education and the reproduction of hierarchy, USA, NYU Press, 2007.
De acuerdo con Richard Fischl26 es cierto que los CLS no ofrecieron una respuesta
a los sistemas que criticaban, pues de acuerdo con su agenda jurídica era esencial
conocer los males del derecho, más no ofrecer soluciones al respecto. Por lo que es
justificable que los críticos no desarrollaran teorías del derecho sino proyectos
meramente específicos de problemas jurídicos. Es posible que esta falta de proyección
teórica propositiva haya sido el talón de Aquiles de los CLS, pues se considera que en la
actualidad es un movimiento terminado. Incluso el mismo Kennedy afirma: “CLS no ha
elaborado un programa político y no ha influido ni en la vida política americana ni en la
vida interna de la profesión jurídica. No ha transformado la enseñanza del derecho…”27

C. Derecho y Desarrollo
“Pero las situaciones estables no tienen por qué ser, ni ahora ni nunca,
situaciones agradables, y ya antes de la guerra había estratos para los que
las situaciones de estabilidad no eran sino miseria estabilizada. La
decadencia no es nada menos estable ni más sorprendente que el
progreso.”
Panorama Imperial, Walter Benjamin.

Es un movimiento, igualmente estadounidense, cuya premisa principal es la idea de que


el estudio de la economía, el derecho y las prácticas institucionales, nos ayudan a
entender que hay una íntima vinculación entre la producción jurídica y el desarrollo
económico. El contexto en el que se llevó a cabo tiene que ver con una década (los
sesentas) que idolatraba los valores materialistas y el dinero como medida de todas las
cosas. Fue un movimiento que consideraba que el derecho reconoce y protege intereses
sociales -es visualizado como medio adecuado para la reforma social-. Es decir, el
movimiento planteó que si el mundo en desarrollo -capitalista- adoptaba un sistema
jurídico racional, autónomo, claro, estable, especialmente el ámbito económico, habría
un mejor funcionamiento de los mercados y estos generarían la riqueza necesaria para
el desarrollo.
De acuerdo con Santos y Trubek28, el movimiento Derecho y Desarrollo, en un
primer momento se caracteriza por el manejo de la economía como parte del Estado; es
decir, el derecho es visto como una herramienta guía. También se caracteriza porque
considera que el Estado es el que debe encargarse de los sectores clave, debe invertir

26 Fischl, The question that killed critical legal studies, Law and Social Inquiry, vol.17, núm.4, 1992.
27 Kennedy, Duncan, op.cit. p.284.
28 Trubek, David y Santos, Álvaro, The new law and economic development. A critical appraisal, England,

Cambridge University Press, 2006.


y promover el desarrollo interno, así como controlar el capital extranjero. Así, el derecho
es entendido como una herramienta para remover las barreras económicas, crear
estructuras legales para el control macroeconómico; como si el derecho fuera el armazón
para un gobierno eficiente, modernizado y práctico.
El segundo momento que reconocen los autores se desarrolla en los años 1980´s.
Se trata de un periodo en que el derecho se convirtió el objeto de desarrollo de las
reformas políticas. Es importante recalcar que es en este momento donde las ideas
neoliberales salen a flote. El derecho es ahora visto como una forma de práctica para
integrar el desarrollo nacional en la economía mundial: ya no funge como un límite al
Estado sino como las reglas que integran las relaciones del mercado.
El derecho es ahora un instrumento que perfecciona las relaciones económicas;
parecía como si la agenda neoliberal viera al derecho como un gran negocio. En este
segundo gran momento, se parte del ideal de que el mejor modo de crecimiento es
mantener los precios bajos, una buena política fiscal, libre mercado y la inversión
extranjera. Ese uso instrumental del derecho llevó en la práctica a que fuera usado en
forma elitista y politizada por los actores sociales poderosos, lo que originó la protección
de intereses de unos grupos sobre otros, generando diferencias económicas y sociales
entre países desarrollados y subdesarrollados.
Hoy en día, el desenvolvimiento de Derecho y Desarrollo tiene que ver con la
crítica al neoliberalismo. A partir de1990 muchos países desarrollados y en vías de
desarrollo enfrentaron crisis económicas y se dieron cuenta que el desarrollo económico
manejado por la agenda neoliberal no rendía buenos efectos: reconocían que el libre
mercado no funcionaba y que era necesaria la intervención estatal en la economía de los
países.
Las principales críticas al neoliberalismo van en el sentido de que no permite a la
economía local desarrollarse, las reformas excesivas al derecho que legitiman las
relaciones de mercado económico, y la más importante de todas, que la agenda
neoliberal concibe al “desarrollo” como puramente económico. Para lo cual se propone
que se redefina el concepto de desarrollo y se contemple el proyecto de vida de los
individuos -legal, económico, político y social-. Así, se propone que la agenda de los
países sea más social que económico. El límite a los mercados, la nueva visón del
mundo, la economía global y la reducción de la pobreza deberían ser los temas
relevantes para los estudios de Derecho y Desarrollo.
IV. ¿Existe una sociología del derecho en América Latina?

“¿Existe una filosofía de nuestra América?”


Agusto Salazar Bondy29

La pregunta de si Latinoamérica es capaz de pensarse a sí misma y crear su propio


conocimiento jurídico no es una cuestión ligera ni mucho menos banal.
Debemos reconocer que América Latina es un continente de constantes crisis y
profundamente agredido. Dentro de las diferentes problemáticas abordadas en
Latinoamérica, cabe destacar la polémica planteada, sobre la esencia de lo
verdaderamente humano y las relaciones que pudiesen existir entre esta y los indígenas
que en la Nueva España, fueron reprimidos antropológicamente.
En ese tenor, si partimos de la idea de que a la llegada de los españoles la
colonización fue cultural, social, política, jurídica y económica, ¿cómo podemos conocer
y reconocer en qué medida la realidad jurídica de los latinoamericanos no es una mera
imposición conceptual? Respuesta a la que llegaremos desde una visión crítica y
reflexiva de una Sociología del Derecho en América Latina.
Para García Villegas30 esta crítica debe de partir de explicaciones que den cuenta
de la especificidad de las prácticas y la cultura jurídica en América Latina, para lo cual,
hay que peguntarse a) ¿cuáles son los temas de estudio centrales que combine el rigor
científico, la interdisciplinariedad y la propuesta crítica?, y b) ¿qué estrategias
metodológicas son las más adecuadas para dicho temas?
Por otro lado, García Villegas en ese mismo sentido, menciona que para que un
estudio sea crítico debe ser altamente reflexivo y debe minar los fundamentos de las
prácticas jurídicas dominantes que sirven para reproducir el statu quo. Así, el desafío
para la crítica es el de deconstruir -derribar lo dicho- y reconstruir -proponer-. El autor
considera necesario realizar una explicación sucinta de los orígenes de esas prácticas,
por lo cual considera que es menester realizar un análisis de las condiciones políticas,
socioeconómicas y culturales que han moldeado el derecho en América, desde la época
colonial hasta la independencia. Dichos temas son, a saber, a) la pluralidad jurídica.

29 En el siglo XX, en el año de 1968, apareció la obra "¿Existe una filosofía de nuestra América?” de
Augusto Salazar Bondy en el cual el autor plantea la necesidad de que Hispanoamérica posea una filosofía
propia capaz de interpretar su propia realidad y sirviese para la búsqueda de vías de desarrollo. Las
conclusiones de Salazar Bonty es que no existe en América Latina una filosofía auténtica y original, sino
imitativa e inauténtica porque la vida social produce un pensamiento alienante y encubridor de la realidad
social.
30 García Villegas, Mauricio, Sociología y crítica del Derecho, México, Fontamara, 2010.
Entendida como la coexistencia de múltiples campos jurídicos en mismo espacio y
tiempo, v.g., derecho indígena con el derecho oficial; b) ineficacia instrumental del
derecho, es decir, la diferencia entre lo establecido por el derecho y la conducta de la
ciudadanía (escasa penetración del derecho en la práctica social cotidiana); y c)
autoritarismo, como uso frecuente de la fuerza de lo aplicadores del derecho.
No obstante que el autor pone en la mesa de juicio eso tres temas como la
centralidad para vislumbrar el problema del derecho en América Latina, también
reconoce ciertas variables que acentúan esos problemas. Para su estudio, el propone
analizar otras tres: a) la posición del país en el sistema económico capitalista mundial; b)
la puerta de entrada del país al proyecto político de la modernidad respecto de los países
en la centralidad; y c) la familia y la tradición jurídica del país correspondiente.
Atendiendo a lo anterior, García Villegas, llega a la conclusión de que el derecho
en América Latina, si bien es concebido como un objeto de represión -como
consecuencia de la imposición en la raíces del derecho indiano del derecho, primero
colonial y luego de la época independiente, y no ser una adopción de ese derecho de
manera paulatina u homogénea, además de que se trata de un derecho incapaz de
afectar la realidad social pues siempre han subsistido los usos y costumbres del derecho
verdaderamente arraigados al contexto social- también es concebido como una forma de
emancipación frente al contexto del orden mundial.
Es evidente que el derecho en realidad funge como un mecanismo destinado a la
legitimación de las políticas públicas, lo que origina que las normas producto de las
reformas jurídicas, no obedezcan a verdaderos problemas sociales sino a un mero
discurso de adaptabilidad, abstracto y generalísimo.

V. Educación legal y la profesión jurídica en México


“Hoy el conocimiento es una mercancía; al menos se ha fundido en el
molde de la mercancía y se incita a seguir formándose en concordancia
con el modelo de la mercancía.”

Los restos de la educación en la modernidad líquida, Zygmunt Bauman

El nuevo modelo de derecho constitucional -paradigma a seguir en países democráticos-


pone especial énfasis en la labor de los jueces y operadores jurídicos. Y no es para
menos, pues este nuevo modelo, exige que los abogados se preparen cada vez mejor.
Cuestión la anterior que ha suscitado numerosas investigaciones sobre la calidad y
estructura de la educación jurídica en México y su inevitable repercusión en la vida de
los servicios legales.
La demanda excesiva de estudiantes de derecho nos lleva, inevitablemente, a
preguntarnos por qué tantos jóvenes están estudiando derecho y por qué la carrera se
es tan demandada. De acuerdo con Fix-fierro y Sergio López-Ayllón31 en los estudios de
campo realizados en una investigación, los datos demuestran que los estudiantes de
derecho tienen motivaciones principalmente económicas y las oportunidades de empleo.
Es por ello que la carrera de derecho es atractiva por los beneficios económicos y
el prestigio social que conlleva ser abogado y por sus connotaciones de tipo moral
relacionados con la percepción social de que ser abogado es algo más elevado que otra
profesión. Al final parece que detrás de las diversas razones que repercuten en la toma
de decisiones para estudiar derecho -por ejemplo, ayudar a la familiar o la de obtener un
título y un óptimo desarrollo profesional- tan sólo demuestran que se trata de la
satisfacción de necesidades eminentemente individualistas. El derecho es así, una
herramienta para el progreso económico individual.32
De acuerdo con Pérez Hurtado, la gran mayoría de los estudiantes, al finalizar los
estudios de la carrera de derecho esperan graduarse y trabajar en despachos privados,
en el poder judicial o en la administración pública, al contrario de interesarse por la
investigación en el trabajo comunitario altruista. Es ostensible la necesidad de contar con
un buen estatus ya sea de relaciones poderosas, de imagen o de mero curriculum, pues
aún es evidente la creencia de que las capacidades y habilidades pasan a segundo
término frente a las relaciones entre la elite de la abogacía. Las motivaciones tienen qué
ver con alcanzar el éxito profesional, tener un buen trabajo y hacer dinero como medida
de todas las cosas. Parece que la carrera de derecho sigue siendo considerada en la
sociedad como una vía privilegiada hacia la riqueza, el prestigio social y el poder político.
Esto deviene en un acrecentamiento de las universidades que enseñan el
derecho. Hay una cierta prostitución: la enseñanza se da donde sea, como sea, cuando
sea y al costo que sea. Además, hay un incremento en la matrícula de los estudiantes
de las universidades, al menos en la última década, que evidencia que la creación de

31 Fix-Fierro, Héctor y López Ayllón, ¿Muchos abogados, pero poca profesión? Derecho y Profesión
Jurídica en el México Contemporáneo, en Del gobierno de los abogados al imperio de las leyes, Estudios
sociojurídicos sobre educación y profesión jurídicas en el México contemporáneo, México, UNAM-IIJ,
2006.
32
Pérez Hurtado, Luis Fernando, La futura generación de abogados en México. Estudio de las escuelas y
estudiantes de Derecho en México, México, UNAM-IIJ, 2009.
carreras instantáneas (obtención de título en tres años) pude significar un buen negocio:
no requieren una inversión muy elevada y se cubre la demanda insatisfecha de
estudiantes que no pudieron encontrar espacio en otras universidades.33
Por otro lado, es interesante como los patrones de segmentación y estratificación
que, incluso por razones históricas, puede observarse en la profesión jurídica mexicana,
son en parte consecuencia de la división de la educación jurídica entre los sectores
público y privado. Así, los egresados de las escuelas públicas tienden a ocupar puestos
en el sector público, mientras que los de las escuelas privadas tienden a dominar cada
vez más los negocios de elite. Parece que los estudiantes de las escuelas privadas tienen
más éxito para ingresar en los campos jurídicos más lucrativos, especializados e
internacionalizados, mientras que los egresados de escuelas públicas parecen quedarse
rezagados, porque es posible que no sólo se les esté ofreciendo una enseñanza
diferente, sino también escasas oportunidades profesionales.34
En conclusión, podría decirse que las escuelas de derecho desempeñan un papel
importante como centros de reclutamiento y agencias de empleo, porque importa más el
“saber quién” que el “saber cómo”.35

33
Fix-Fierro, Héctor y López Ayllón, op.cit.
34
Idem.
35
Idem.
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