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LIMITACIONES DE NUESTRO SISTEMA CONCURSAL.

Se ha establecido, en estos más de 14 años de vigencia de la Ley General del Sistema Concursal,
diversos cuestionamientos a la misma, lo que podemos resumir a través de lo siguiente:
- Al seguir una estructura clásica, no hace hincapié en las nuevas formas y materias que
cuestionan la base del sistema concursal clásico.
- No se han incorporado instituciones nuevas en la relación entre deudores y acreedores.
- En el Título Preliminar se omite importantes principios que la doctrina reconoce.
- En lo relativo a INDECOPI, debe señalarse que se establece un marcado interés en dotarla de
mayor protagonismo.
- En lo relativo a los procedimientos, se ha cuestionado su carácter dilatorio
- La Ley no busca proteger el crédito.
- Al brindar al deudor la posibilidad de definir, a través de una modificación estatutaria, la vía
donde se tramitará el procedimiento concursal ordinario, se desprotege a los acreedores.
- Al brindar al deudor la posibilidad de disponer de activos antes de iniciado el concurso sin ser
sancionado, no protege a los acreedores.
- Al señalar que las garantías son para proteger el crédito, no protege a los deudores.
- Tampoco se protege el crédito cuando la ley señala que el deudor podrá evitar que lo lleven al
INDECOPI, si en Junta de Accionistas, se acuerda la disolución y liquidación.
- No se protege al deudor, puesto que la ley no sanciona la crisis empresarial, sino que por el
contrario, permite al deudor trasladar el costo de la crisis a sus acreedores.
- No protege al deudor cuando determinar que quien es declarado quebrado, al mismo tiempo
es declarado como “muerto empresarial” durante el largo periodo de cinco años.

POTENCIALIDADES DE NUESTRO SISTEMA CONCURSAL.


No obstante lo indicado en el punto precedente, nuestro Sistema Concursal y la ley que lo regula
desde hace más de 14 años, presenta igualmente algunas potencialidades que es preciso
señalar.
Entre dichos aspectos podemos citar:
- El importante en primer término señalar que en nuestro país si bien no hay un sistema
empresarial desarrollado con instituciones sólidas y estructuradas en base a grupos económicos
consistentes y de raigambre histórica, excepto los grandes grupos de poder económico,
tampoco hay una historia de acreencias extendidas, también con excepción de los bancos, lo
que hace posible un sistema concursal relativamente moderado.
- Esa situación marca nuestro sistema concursal, configurándola como un sistema de corte
intermedio, es decir, sin un marco expeditivo y rígido en defensa de los acreedores, pero
tampoco con disposiciones abiertamente contra los deudores al extremo de afectarle
notoriamente.
- La Autoridad Concursal tiene importantes atribuciones y su labor es decisoria en el
procedimiento concursal, sin que frecuentemente se haya cuestionado dicha legitimidad.
- Contrariamente la Autoridad Concursal ha desarrollado una imagen positiva en nuestro
sistema, lo que le otorga la posibilidad de una actuación legítima y con un rol gravitante,
debiendo no obstante garantizarse un papel objetivo, técnico e imparcial.
- En nuestro sistema concursal no hay experiencias públicas de abusos y escándalos por el tema,
lo que evidentemente le otorga cierta imagen a la institución concursal, debiéndose preservar
la misma.

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