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Los ponentes que firman este capítulo debaten sobre las siguientes preguntas: ¿Qué es
un equipo? ¿Es el equipo esencialmente un sistema de relaciones humanas? ¿Cómo las
personas funcionamos en equipo? ¿Cuáles son las claves para construirnos en equipo?
Ruiz de Oña. Hace falta recuperar el sentido original de por qué y para qué nos unimos
en equipo. Antropológicamente hablando unirse en equipo es una necesidad del ser
humano. Para nosotros hay que indagar en la idea de que un equipo ha de ser un
contexto de aprendizaje en el que se posibilite el que todas las personas confluyan por
un objetivo común. Este es un proceso muy complejo que exige no sólo del desarrollo
de una competencia técnica sino de capacidades y potencialidades personales.
Cómo construir equipos hoy en día es un gran reto. En esta conversación tratamos
de dar unas claves. Hay un modelo vertical que parte de unas determinadas ideas que
quiero llevar a un equipo, de la ortodoxia hacia la ortopraxis (en general todo lo hemos
aprendido así). Aprendemos sobre modelos que tratamos poner en marcha cuando en
realidad un equipo se construye justo haciendo lo contrario, desde la ortopraxis a la
ortodoxia: el punto de partida es la realidad del equipo, las personas, que es lo que está
pasando, cómo estamos.
Para comprender cómo construir un equipo hay que partir de esa ortopraxis, que el
material de un equipo es lo que está ahí y ver cómo llegamos a ese material, qué
conocimiento tenemos de él, de competencias de personas, de necesidad, etc.
Empezar por dibujar ese mapa, a partir de las experiencias individuales de cada
uno, entrar en el universo de la experiencia individual, de su práctica y desde ahí iremos
construyendo a un equipo. Así pues, la única forma de construir un equipo es entrando
en contacto directo con las personas. Tratamos que la gente aprenda cosas, que
comprenda, pero hay que entender que el punto de partida, lo que construye realmente a
un equipo, es la realidad que tenemos en frente, lo que hay, no lo que me gustaría que
hubiese.
De acuerdo con estas palabras introductorias podemos afirmar que hay tres
grandes bloques de intervención:
1. Naturaleza del equipo. Hace falta recuperar el sentido original de por qué y para
qué nos unimos en equipo.
2. Modo en que uno opera dentro del equipo. Un equipo fundamentalmente es un
sistema de relación humana. En esta relación intervienen tres actores: el yo, el
otro y el colectivo. Es importante comprender cómo se relacionan estos
elementos.
3. Acompañamiento individual. Si los componentes de un equipo no tienen la
capacidad de reflexionar sobre sí mismos y sus acciones, el equipo tampoco la va
a tener. Muchos directores de equipos tienen la idea de que se puede trabajar a
nivel macro sin desarrollar competencias micro.
Palop. En nuestra trayectoria como futbolistas, los entrenadores hemos adquirido unos
valores que, ahora como entrenadores, tenemos que inculcar a un equipo para conseguir
objetivos comunes. Lo que yo miro en un equipo, primero, es su estructura, es decir,
qué líder o líderes hay, roles, alianzas, exclusiones, lugar y espacio que ocupan los
miembros, qué distancia emocional hay entre ellos. Hay que fijarse también en su
comunicación: dirección -quien habla con quien, participación, miembros callados- y
calidad y cantidad de interacciones -alta baja participación, iniciativas, evaluaciones,
acuerdos, desacuerdos-.
Observo qué fundamentos hay en el equipo: qué grado de madurez y auto-
conocimiento tienen los jugadores, es decir, cómo cada uno funciona dentro de un
equipo y si están dispuestos a aprender. Miro las emociones que más aparecen, cuales
son las resistencias y conflictos. Y trato de ser muy consciente, en la medida que puedo
de ver las sombras del grupo.
Kodro. Para que un equipo funcione tenemos que tener en cuenta al jugador que trae un
talento y un carácter y que está buscando un espacio donde lo puede desarrollar para
buscar unos objetivos individuales; un espacio donde pueda sentirse cómodo y rendir
bien. Por parte del entrenador creo que es importante la organización y estructurar bien
el trabajo dentro del equipo para poder dar rienda suelta a ese talento. Tener un
seguimiento junto con los jugadores porque en ese momento, cuando las cosas están
claras y hay un rol bien definido, cuando saben lo grande y lo pequeño que es lo que
tiene que hacer cada uno, aparece el equipo.
Ahora, si los componentes de un equipo no tienen la capacidad de reflexionar
sobre sí mismos y sus acciones, el grupo tampoco la va a tener. Muchas veces los
entrenadores tenemos la idea de que se puede trabajar a nivel “de equipo” sin haber
desarrollado las competencias individuales de los componentes del mismo: el desarrollo
de las personas del equipo es fundamental para mí.
Cantarero. ¿Cuál es el valor que tiene el equipo como tal para los entrenadores? ¿Qué es
lo que no puede faltar a un equipo de trabajo en una organización? ¿Cuál es el objetivo
del equipo? ¿Por qué y para qué estamos dentro del equipo?
Kodro. La cultura del club influye directamente y es algo casi obligado. Si me viene un
club a ficharme y tiene su filosofía clara, desde ahí ellos sabrán qué fútbol quieren
desarrollar y así irán a buscar jugadores con un perfil que responda a ello. Cuando se
nos ofrece trabajar en un club de estos hay mucho trabajo ganado. No es así en el caso
contrario, ahí el entrenador tiene mucho más trabajo: construir un equipo y de ahí que el
club empiece a ser desde ese equipo. Analizar el equipo, marcarse unos objetivos y
tener varios jugadores líderes.
Me gusta ese proyecto compartido donde la gente se involucra más, donde se
habla del estilo de juego y rol de jugador. Me vienen a la mente los actores. Un día
hablaba con un director de cine y le decía, “¿cómo le puedes decir lo que tiene que
hacer a Robert Redford? él es buenísimo no hace falta decirle nada. Me dijo, “A ese
tienes que decirle que tiene que hacer, pero que lo haga a su forma”. Con el jugador es
lo mismo, tiene que haber una identificación, en caso contrario no va a asumir el rol que
le toca.
Cantarero. Estarías de acuerdo en que no todos los entrenadores valen para todos los
equipos, ni para todos los clubes ¿El entrenador tiene que comprender la cultura del
club? ¿Están hoy los clubes abiertos al cambio?
Ayestarán. Más o menos. Una organización está abierta al cambio cuando confía en
las personas, deja crecer a las personas, pero a la vez dentro de un proyecto que se ha
de poseer.
Amorrortu: Me pregunto, como personas que somos, ¿qué estamos dispuestos a ofrecer?
Con esa premisa no hay ningún problema. Lo que hay que tener es un tronco vital ¿Para
qué estamos en este mundo del fútbol? ¿Cómo planteamos nuestro trabajo en equipo,
cómo llegamos al jugador? Hablaba antes de responsabilidad, hay pilares básicos: ceder
espacios para el cambio, cuestionar sobre lo que hago, si quiero hacer las cosas de otra
forma. La organización no está dada, la organización debe crearse, por eso remarco la
importancia de la adaptación de la persona.
Cantarero. ¿Qué factores hacen tambalear el trabajo de equipo?
Amorrortu. No creo que los resultados sean los causantes del fracaso de los equipos de
trabajo. Hay que contextualizarlos y creo que un trabajo en equipo no debe estar
sustentado en los resultados, sino en que fluyan las relaciones, que haya un compromiso
y eso al final redunda en unos buenos resultados. El fracaso de un equipo de trabajo está
en la línea más de las relaciones personales en el equipo, cuando no fluyan, no hay
transversalidad, hay diferencias de criterios insalvables, por un tema de generosidad, de
comprender al otro. Estoy hablando de un equipo de personas que trabajan en un
objetivo, centradas en la formación.
Palop. Que el entrenador tenga una idea clara de lo que quiere conseguir. Si tú tienes en
mente el trabajo a largo plazo vas a ir preparando a la gente para que se desarrolle y de
aquí a unos meses si ha habido desarrollo se conseguirán resultados y motivación.
Kodro. Cuando nos piden hacer equipo lo primero que hay que hacer es curar heridas,
sanar relaciones, crear el suelo necesario para luego construir equipo. En el fútbol es
muy común oír hablar de crisis en los equipos o instituciones. Y, tampoco creo que las
crisis hagan tambalear los equipos. Creo que son una oportunidad de crecimiento, otra
cosa es la preparación y madurez que tengamos los que estamos inmersos en esa crisis.
El paso importante es cuando dejas la crisis atrás, porque ahí hay y ha habido
mucha creación, reflexión, transformación. Sin embargo, cuando estás en crisis tienes
que reparar, hay un trabajo terapéutico de curar heridas, pero eso todavía no construye
equipo. Primero tienes que reparar, la intervención es crear un suelo de seguridad, firme
para construir equipo o poder trabajar en equipo. Por otro lado, un equipo es una unión
de jugadores y tarde o temprano va a ver conflictos. Es importantísimo marcar un
camino. Es importante que el club tenga ciertos valores, normas y roles claros: “mira
trabajamos de cierta forma”. Cuando se gana o se pierde los jugadores inmaduros se
vuelven locos, para que no ocurra es importante que haya un camino que hay que
seguir. Importante con los jugadores que no juegan: hay que hablarles, explicarles,
darles tareas, y decirles que tienes que trabajar y mejorar. Es importante la claridad en
los mensajes.