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1 . La perspectiva etnosociológica ..

Cuestiones episteniológicas

Nos parece jndjspensable recordar aquí en líneas generales la episte-


molo~íiide la que depende la indagación etnosociológica. loriiia eii la
q u e c s t i inserro el recui-\o :i los rel:ito< de vida tal soiiio iiosoir-o5 lo
concebir;;oi.
Mediante la exprcsióri ((perspectiva etnosociológic:i>~dcsigii;i-
rnos u n ripo de investigación empírica basada en el trabajo de caiiipo.
inspirado en la tradición etnográlica para sus técnicas de observaciWri.
pero que coiistruye sus objetivos por referencia a ciertas probieniríti-
cas socioló~icas.De hecho, el sociólogo no puede contentarse. coiiio
hace el etnólogo, con describir un canipo particular (una cornuiiidad
tiurnana de diiiiensiones restringidas) y analizar su subclilrura. A pe-
sar del interés intrínseco de talcs descripciones niono,gr,'ificas s c -
ciológicas. tiene que tratar de pasar de la pai-ticular a lo general, des-
cubriendo dentro del canipo obserbado formas sociales -relacicirie~
sociales, mecanismos sociales, lógicas de actuación, lógicas sociales,
procesos recurrentes- que se podrían presentar igualniente eri rnúlti-

! El artículo de Schwarrz (1993) constituye hasta ahora e! mayor esfuerzo para trn-
tarde las cuestiones episremológicas planteadas por la encuesta «etnográfica» de carn-
po llevada a cabo en un marco sociológico. La obra de Lapassade titulada Erhnosocio-
logie (1 991) presenta de forma sucinta las principales orientaciones estadounidenses
de la sociología cualitativa y después algunas investigaciones de campo efectuadas en
Gran Bretatia sobre diversos aspectos del fuiicioiiamiento de cstablccimientos escola-
res. Sobre los etnólogos que estudian la sociedad francesa, véase Altliabe, Fabre y Len-
clud, 1992.
16 - Los relatos de \.ida La perspectiva einosocioiógica 17

plos contextos siriiilares. Esta tensión entre lo particular y lo general absurdo de tales preguntas salta a la vista, pero las cuestiories simé-
tiene su expresión en el término mismo de eri~osociología.El prefijo tricas no lo son tanto. salvo para los investigadores que ya están fa-
«etno» reiiiite aquí no a los fenómenos de etnicidad, sino a la coexis- niiliarizados con el trabajo d e campo. Por eso tenemos que precisar
tencia dentro de una misma sociedad de mundos sociales que desa- no sólo a qué tipo de fenómenos sociales se aplica la perspectiva etno-
rrollaii c:id;i uiio su propia subcultura (Laplantine, 1996). sociológica, sino también cuáles son los principales criterios de vali-
Por lo deriik. este término no es conipletarneiite satisfactorio. dez de las indagaciones hechas en esa perspectiva.
porque pasa por alto una dimensión constitutiva de fenón~enossocia-
les. 1;i diriiensión histórica. C. Wright Mills decía que <<laciencia sci-
cial trata de los problemas de 13 biografía, de la Iiisroria y de siis Inirr-
secciones dentro de las estructuras sociales» (Mills, 1967, cap. S). Eso L o s obietos d e estudio d e la investigación etnosociológica
se urde interprerar coiiio una invitación a los sociólogos a adoptar
u i i ; ~pei-sl~ectiva que sería etno-histórico-sociológic:~.La ad\!crtcncia ~ caracterizadas por u n doble mo-
Las sociedades c o n t e m p o r i n e ; ~están
(le que cualquier fenómeno social se halla inserto en el iiioviiiiiento vimiento contradictorio de horr7o~qei1ciccicib11y de difer-e~iciacióii.La
hisiórico generiil de transformación de las sociedades. y también de homogeneización es bien visible no sólo en los modos de consuino o
que la preseiicia de la dimensión teinporal se halla insei-ta en todo I'e- los referentes cultuiales comunes, sino también, por ejemplo, en la ten-
iióniciio social. nos parece tanto más necesaria cuanto que rnuclios Ira- dencia a la extensióii de los derechos sociales a toda la poblacióii (Cas-
b;!ios sociol6gicos hacen abstracción de ella. [el, 1995). Pero a la vez. los progresos de la diferenciación funcioiial
El piinio central de este capítiilo es que una iiivesti~iicióiietno- teriiiiiiaii inuliiplicando los sectoi-es de actividad o « i i i u ~ C I ~sociales»
s
sociol6gica iio se halla en el mismo espacio epistcmoló~icoque aquel (Strauss. 199.5, pp. 269-282) cada vez más nunierosos y especializados.
olrci, iiiuclio iiiás faiiiiliar a los sociólogos. que se elabora particrido de kste últiino fenónieno es el que Bourdieu trata de ieorizar mediante el
o / ~ . i ioi.iii;i
i iiiiiy disiinta de indagación. la encuesta mediante cuestio- concepto de «campo», pero, como reconoce él rnisnio. ninguna te«ri:i
narios sobi-c uiia muestra represent:iii\:l; o encuesta «cuantitativa)>.que :eneral de los campos sería capaz de predecir de antemano, más allh de
ha sido durante inucho tieinpo la forma canbnica de la indagacióii eni- ciertos priiicipios uiiiversales. las formas que adoptarin tal o cual caiii-
pírica en s o c i o l o ~ í a .L3. finalidad es la misma: fomentar los conoci- po estructurando las actj\lidades de un mundo social determinado. Cada
inieiitos socio~ráficosy sociológicos; pero los caminos que conducen uno de ellos exige un estudio empírico específico.
a ese fin son distintos porque cada uno tiene su lózica específica. Alio- Por otra parte, la vida social engendra una variedad cada vez
ra bien. si la de la encuesta cuantitativa. la lógica hipotético-deducti\,a. inayor de «categorías de situacióii)~emergentes o socialinente ieco-
es y a del doininio común y se enseña por doquier, aúii no ocurre lo nocidas.
mismo en Francia por lo que respecta a las otras formas de indagación. La perspectiva etnosociológica toma nota de esta diversidad y
Por eso se cae en !a tentación de evaluarlas según los criterios de bue- propone una f ~ r m de a investigación empírica adaptada a la captación
na metodología elaborados para la encuesta cuantitativa, preguntándo- de la lógica propia de tal o cual mundo social, o de tal o cual categü-
se si su muestra es realmente representativa, si sus datos son realmente ría de situacióii.
objetivos. si las hipótesis de partida han sido bien verificadas . . .
Sin embargo, a nadie se le ocurriría aplicar los criterios propios
de los trabajos de campo a una encuesta cuantitativa: ¿ha favorecido Los rnundos sociales
la observación de un fenómeno en profundidad? ¿Se ha adaptado la
tabla de preguntas a la situación específica d e cada entrevistado? ¿Ha Un mundo social se construye en torno a un tipo de actividad especí-
permitido la encuesta descubrir algunos procesos y teorizarlos? Lo fica. La panadería artesana, el transporte por barco, el taxi, el trans-
18 Los relatos de vida

porte por carretera, la producción y venta de chalets, correos, ferroca- quz describzn d e s d e el iriterioi-» no pocos rnicrocosnio~> la !ógic;
rriles. ia policía. la enseñanza primaria. el periodismo. la televisión. tal del paso de uiio a otro.
o cual aspecto del a n e (la pintura. la literatura) son otros tantos ejem-
plos de mundos sociales centrados en una actividad profesiorlal. Pero
también hay cienos mundos sociales que se desarrollan en torno a ac- Las curegoríus de situucióri
tividades no reniuneradas. ya seari culturales, deportivas. asociativas,
Un segundo tipo de objeto social favorable a1 enfoque etiio';ociológi-
Dentro del niacrocosmos que forina la sociedad global, los rnun- co es el que llaii~arernosel de las ucategorías de s i t u a c i ó n ~Madres
~.
dos sociaies constituyen en cierto modo inesocosnios de los que cad:i que educan solas a sus Iiijos. padres divorciados, agricultores solte-
uno es15 constituido por numerosos microcosnios: panaderías. esciie- ros. jóvenes poco cualificados en busca de enipleo; toxicónianos. m i -
las primarias. coniisarías de poiicía. oficinas dc correos, consultorio:; nusválido~físicos, niiiiusvlílidos nientales, personas que padecen una
de protzcción niLirerna e infanril eriferinedad crónica; parados de larga duración, personas sin doriiici-
La hipótesis central de la perspectiva etiiosociológico es que las lio, extran.jeros en situacióri irregular coiistituyen para la adrninistra-
lógicas que rige11el conjunto de u n mundo social o iiiesocosnios se cióii y10 para el sentido c ~ i i i ú notras tantas categorías coi1 caracterís-
dan igualniente en cada urio de los inicrocosmo.; que lo componen: ticas específicas. Y se podrían citar inucliris otras.
obsei-valido con atención uno solo. o rnejor varios de estos niicrocos- El fenórneiio de «siiuaciórl particulai-» iio iiiiplica riece\ari;i-
inos. y por poco que se loprt. identificar las Iópicris (le acción. los iiie- mente la forniación de un mundo social. Las inadres que educan so-
canisnios sociales. los procesos de reprodiiccióii y de tr:insforrnacióri, las a sus hijos no tienen una actividad coinún. igual qu? los parados
se deberían poder captar al riienos algunas de las lógicas sociales del de larga duración o los enfermos crónicos. Es la situación niisnia lo
I I I C S ~ C ~ S I I niisiiio.
I~S que es coniún para ellos. Esta situnción es social e- !a nittdida eri que
Esta no es 1115sque iiiia hipótesis. pcro iin;i Iiipótesis quc ha de- oi-igina presiones y lógicas de acción que ticncri I?O pocil\ pliiitos co-
inosti.ado ser niuy fecunda: lin sido la inspii-ndora de no pocos ti-ah:\jos niunes. en la medida en que se percibe a trav6s de los e\qur.nias co1i.c-
de la Escuela de Cliica_oo. de los interaccionistas siiiibólicos (Becker. tivos. y en la medida en que una iiiisma institucióri \e ocupii rlcii-
Coffman. Claser y Strauss). de In sociología del trabajo o de la socio- tualineiite de ella.
logía de las orgaiiiznciories. No obstante, es necesario precisarln. El recurso a los relatos de vida demuestra ser aquí particuar-
Ante todo. el funcinnaiiiierito riiisnio de u n iniindo social puede nienie et'icaz. puestc que esta foi-ina de recogida de datos eiiipírico.; sc
dar lugar a una variedad más o menos grande de tipos de microcos- ajusta bien a la foriiiación de Ins trayectorias; eso perniiie czipiai- riic-
mos: estudiar sólo uno de ellos llevaría :i generrilizar de forina abusi- diaiitt: qué niecanisnios y qué procesos ciertos individuo?: han iermi-
va en el mundo social las características propias de un solo tipo. Para nado ericontrándose en una situación dada y cómo tratan de acomo-
evitar este error es necesario multiplicar los campos de observación y darse a esa sitiiación.
compararIos. Pero no es indispensable que este trabajo coriiparativo
lo lleve a cabo el mismo investigador; la investigación es una tarea
colectiva y en principio acumulativa a la que cada trabajo aporta su Las trayectorias sociales
propia contribución.
Por otra parte, los mundos sociales, y en particular los mundos ¿Habrá que considerar las trayectorias sociales como un tercer tipo de
centrados en una actividad profesional, constituyen espacios que los objeto social a cuyo estudio los relatos de vida se adaptarían espe-
agentes pueden recorrer a lo largo de su carrera profesional. Por poco cialmente bien? La extraordinaria variedad de trayectorias en la vida,
que se recurra a los relatos de vida se podrán acumular testimonios la enorme contingencia (el fruto del «azar) de la articulacioii de los
20 Los relatos de vida

diversos tipos de mecanismos en el proceso de formación de cada tra- de pertenecer al orden de los estereotipos, prejuicios y otras repre-
yectoria convierten el estudio global de los fenómenos de movilidad sentaciones colectivas cargadas de juicios morales que circulan den-
social por medio de los relatos de vida en una tarea imposible. Las tro del sentido común; y el hecho de desbrozar y después sacar al rs-
historias de familia son a este respecto mucho más operativas (Lau- pacio público ciertos elementos de conocimiento objetivo y crítico
rens, 1992; Bertaux. 1992, 1994; Bertaux y Thompson 1997). Para basados en la observación concreta es precisamente una de las virru-
poder generalizar en el estudio de la formación de trayectorias bio- des de este tipo de investigación. Sus técnicas de observación no bus-
gráficas hay que reducir el campo de observación a un tipo particular can tanto verificar las hipótesis establecidas a pr-iori corno coniprrn-
de trayectoria o de contexto. drr ri funcioilaiiiiento interno del ob.jeto de estudio y elaborar uri
lmaginemos que se trata de definir uiia clase de trayectorias con modelo de ese funcioiiamiento en forma de u n cuerpo de hipótesis
referencia a la movilidad social estudiando, por ejemplo, el «éxito so- plausibles.
cial» o «el fracaso social»; pero lo que designan tales expresiones El investigador se presenta sobre el terreno consciei11e de su ig-
abarca tal variedad de trayectorias que difícilniente se puede doininar 11or:iniia y. coino haría cualquier etnóloto. se dirige a las perzcirilii
el objeto (véase. no obsrante. Terrail, 1990, cap. 7). Si, en canibio, se que qercen su actividad en él y que viven en él. para saber ~ c í i m o
trata de estudiar cómo se llega a enfermera, a institutriz, a educador, funciona eso». Esas personas -agentes. actores' mienibros del mun-
camioiiero. informárico, empresario de la construcción o delincuente do social o que viven I:I situación social que se estudia- adquiririn
prolesional. toxicómano. SDF," parece que lo que da coherencia a t;i- para 21 I;i condición de irlfor-mndorcv,es decir. una condición nlu!
les objetos es el hecho de pertenecer a u n misiiio niundo social o a uiia distinta de In que se suele dar ti los eiitrevistados en una rricuestri 10-
;.> , , d c a t e ~ o r de
i ~ situación. hre opiniones. actitudes o representaciones. ya se sirva de con\-ersli-
La perspecti\,a etnosociológica sólo se aplica a objetos sociales ciones sin directrices o de cuestionarios. Aquíel acento se pone no rr1
relativainente hieii circunscritcis y a quieiies el recurso a los relatos cje la ii~terioridadde los su-jctos. sino en lo exterior a el los: ¡os contezro
vida periiiite captar desde e1 interior y eii sus dirnensioiies Leiiipora- sociale3 de los que ellos han adquirido por experiencia u11 cor1oi.i-
les. El investigador que se coiiiproinetiera eii el esiudio genérico de iiiienio prlícticci (Heaud, 1996).
<<trayecLoriassociales» no especificadas de aiiteinano correría el ries- En esra perspectiv~i.el relato de vido puede constituir un insrru-
go de verse enfreniado a tal variedad de ellas que superarían con mu- niento precioso de adquisición de conociniientos prácticos. con la con-
cho sus posibilidades de análisis. dición de orientarlo hacia la descripción de experiencias v i v i d : ~en ~
primera persona y de conrextos en los que esas experiericias se han de-
sarrollado. Eso equivale a orientar los relatos de vida hacia la lornili
que un día propusimos Ilainar «relato de prácticas» (Ber~aux.1976).
L a s técnicas d e la investigación etnosociológica El relato de prácticas guarda una profunda analogía con la a(.-
cicín eil siluncicírl que, según ciertos autores, constituye el centro de
El pioceso etnosociológico, a la inversa del hipotético-deductivo, que gravedad de las nuevas sociologías (Corcuff, 1995). Pero no podenios
establece prinieramente ciertas hipótesis en función de las teorías mostrar aquí hasta qué punto, en la historia de la socic?!ogía empírica.
existentes y después inicia un estudio empírico destinado a verificar- las técnicas de observación han influido en la reflexión sociológica
las. consiste en indagar sobre un fragmento de realidad social-histó- predeterminando los objetos de la misma. Contentémonos con seña-
rica de la que no se sabe gran cosa a pi-iori. Lo que el investigador lar la profunda analogía que existe entre el proyecto (cientificista) de
cree saber de antemano sobre el tema da la impresión muchas veces hacer de ia sociología una ciencia «como las demás* (es decir, como
las ciencias de la naturaleza) y el recurso a las encuestas cuantitati-
* Sin domicilio fijo. (N. del T.) vas. que dejan el camino expedito a teorizaciones pensadas en térnii-
22 Los relaios de vida La perspec~ivaetnosocioló_rica 23

nos de «relaciones entre variables,,, a semejanza de lo que ocurre con to mismo de las sociedades contemporáneas d a lu,mar a nunierosas
las relaciones entre magnitudes físicas cuyo descubrimiento constitu- fuentes documentales como las estadísticas, los documenios oficiales
ye el alma de la física newtoniana. También existe una analogía pro- y otras fuentes escritas. Cada fuente, cada técnica productora de nue-
funda entre la observación directa, tal como la han practicado entre vas fuentes contribuye con su granito d e arena. El relato de vida, en
otros Erving Goffman. Barney Glaser y Anselm Strauss, y las teorías cuanto testimonio de la experiencia vivida, aporta entre otras la di-
d e la escuela interaccionista que tienden a concebir todos los fenó- mensión diacróiiicu. que es tainhién la dimensión de la articulación
inenos en términos de interacción cara a cara. concreta de «factores» y de niecanismos inuy diversos.
Según esto, ;.cuál sería la forma de los datos que correspondería
de la manera más adecuada a un pensamiento sociológico basado en
la acción en situación? Sin pretender recargar las tintas, podemos
avanzar que esa forma es la del relato de prácticas. Esraruro y funciones de los d a i o s e i ~ i p í r i c o s
Esta afirmación puede causar sorpresa: sin embargo, no es más
que la conclusión lógica del exhaustivo trabajo de reflexión que Paul En la investigación cicat7rirarii~a,los datos iieneii uiia doble funcióii:
Ricceur ha efectuado sobre la hermenéutica de la acción (Ricüur, la de ofrecer descripciones estadísticas fiables de fenómenos colecti-
1983-1985, 1986). Lo quc Kiccrur muestra es, si no la homología es- vos producidos por la agregación de comporiamientos. de actitudes e
tructural. al menos la profunda analogía que existe entre la ucción y incluso de opiniones iiidividuales, y la de verificar Iiipótesis. 6sia rnlís
el relato. La acción. en el sentido más genérico del término, se desa- difícil de llevar a cabo (de Sinzly. 199'7, cap. 1 ) .
rrolla en el tiempo. y la forma que mejor la describe es la forina na- En la invesiigución rriio.rnc~io/tj~ic~~.los datos deheinpeñan oiras
rrativa, la del relato. Aunque Ricceur haya dirigido su atención a las funciones completaniente distiritas. Éstos jamás desembocan en des-
formas canónicas del relato. el relato histórico y el relato de ficcióii. cripciories estadísiicas; ianipoco se proponen verificar las hipótesis:
más que al relato vivencia1 ( o la autobiografía). toda su nrgun?enta- muestran inrí.; bien cóiilo «funcioi~ii»u i i inundo sociril o uria situaciói~
ción lleva al sociólogo que le lee a la conclusión de que, en lo que social. Esta furición descripiiva es eseilcial y lleva a lo que el etricílo-
concierne a1 estudio de la acción social (la acción «en situación»), la go nortcaniericano ClifSord Ceertz Ilaina rhick dr,rc~r-;j1rio17. uria des-
forma apropiada es la forma-relato. Por lo deinás, ésta puede llevarse cripci6ii en profundidad del objeto social que tiene en cuenta su con-
a cabo de múltiples modos: como alma de las técnicas de observación figuración interna de relaciones sociales, su relación de poder. sus
(el relato de vida sería un ejemplo). de la reflexión sociológica (enri- teiisiones. sus procesos de reproducción permanente y su dinámica de
queciéndola con las dimensiones histórica y procesual) e incluso de transformación.
la forma de escritura de la sociología (al darle la forma d e relato E1 objetivo de una investigación etnosociológica es elaborar
corno fruto de la síntesis que sigue al análisis, a imitación d e ciertos poco a poco u n cuerpo de hipótesis plausibles, un 177odelo basado en
pasajes de los clás~cos;Bertaux, 1979). las observaciones, fructífero en descripciones de «mecanismos socia-
Pero, atención: no se trata de abogar por un recurso exclusivo d e les,, y en propuestas de interpreración (más que d e explicación) de los
los relatos de vida, sino de su articulación con otras formas de obser- fenómenos observados.
vación y con otras fuentes documentales. Ciertas técnicas, como la Las descripciones estadísticas que producen las indagaciones
observación directa de las prácticas y d e las interacciones e n situa- cuantitativas se consideran generalmente objetivas. Por el contrario,
ción, las conversaciones informales, el recurso a informadores cen- los relatos de vida, puesto que son claramente d e naturaleza subjeti-
trales ya han sido ampliamente experimentadas por la tradición etno- va, parecen adolecer d e falta de objetividad. Sin embargo, los datos
gráfica y después por la Escuela de Chicago (Coulon, 1992), por la d e la encuesta mediante cuestionario. antes d e quedar codificados y
corriente ii-iteraccionista y por la etnometodología. El funcionamien- convertidos en cifras, están formados por respuestas a cuestiones es-
24 Los relatos de vida La perspectiva e t n o s o c i o I ó p 25

tandarizadas. y esas respuesias. evidentemente, son subjeiivas. Todo Por lo demás. no es extraño que sea así. pero conviene que eso
el mundo sabe que dependen en parte de la formulación precisa de las se haya comprobado: los encuestados, al haber tenido la posibilidad
preguntas. de su orden de aparición. d e las características del encues- de explicarse, gracias al carácter abierto de la segunda entrevista, pu-
tador (sexo. edad. etcétera), así conio de la inipresión que el encuesta- dieron matizar, precisar y comentar la descripción de situaciones. de
do quiere causar en el encuesiador. El hecho de que se codifiquen aconteciinientos y de actos que habían caracterizado su itinerario bio-
después esas respuestas en forma de cifras no les confiere un carácter gráfico. Aunque ofrecieron por segunda vez las mismas informiicio-
iiiás ob.jetivo. sino al conirario: el liecho de la codificacióii supone nes fácticas sobre los acontecimienios que habían jalonado su iiine-
cierias elecciones iecíricas; adzniás. esa codificación puede introducir rnrio biográfico. pudieron ante todo poilci- (le r-r1ivi.r ese iiinerario.
oiros eleiiienios sesgados. precisando los sucesos m i s irnporiantes y que riiás ies habían impnc-
Poi- otra parte. si cuando a uii eiicuestado que responde a u n tado. También pudieron explicar las razoi7e.r de tal cainbio de profe-
cuesiioiiasio dii su fecha de naciiiiienio, su lugar de residencia, su ni- sión. de residencia o de siiuación faiiiiliar. A!iora bien. tales razones
vel escoliir. su prol'esión, las de SI.) padi-e y de su iiiadi-e, su i-eligióii. proceden de ordinario no de 1ógic:is propias de uiio de los iriibiios dc
sus iiioii\~acioiiesa la hora de coiiiprai-, sus prci'ereiicias políiicas se le la existencia (vida familiar. profesióri. residencia). sino de sus prcicc-
cree, i,poi-qué no habría de creérsele cuaiido ol'rcce csa niisma iiifor- sos de interacción: uno puede verse obligado a canihiar de profesión
riiación eii el iiiarco de una enirevisia prolongada cara a cara, donde o de resideiicia por razones faiiiiliares. de residencia por r;izories pro-
es iiiuclio riiis dii'ícil iiieiiiir'! lesionales, o vice\;ersa. Ademis. la foriiiación del iiinerario biogrlili-
Siii eiiib;irgo, liay iiiuclios socicílogos que iodavía creeii que re- co dc uii individuo esiá eii inieracciói-i coiisiaiite cni-i la del iiiner-al-ici
sulia iiigeiiuo l'iarse dc lo que dice la geriie acerca de su experiencia
de su córiyugz: <<Elespacio co11y:igal aparece coiiio ~ i ncniiipo 2:
biográl'ic;~.Digaiiios que esia opinióii es pul-;iiiieiiie especulaiiva; vie-
consiantes interferencias,, (01,. cif., 1993. p. 3331. Un cuesiionario ce-
!le ;i ser- uiia pi-einisa que no se basa eii iiiiiguiia observii~icíiieiiipíri-
rrado no perrniie capiar esas inierferencias: el relaio de vida abre 1.111
ca. Una cricueia rcciente llevada a cabo coi1 el o!)jeto de coiiiparai- espacio que faciliia su descripción.
las iiiloriiiacioiies recogidas por uiia pai-ie iiiedianie cuesiionarios y
Eso hace que la idea de «datos objetivos» sea inás relativa. Esa
por oira riiediariie coiivess;icioiies de¡ tipo i.elaio de vida Iiii deiiios-
rioción. adeiiiás. corre el rie.;_cod e inducir a error: incluso la obsei-va-
trndo lo ini'uiidado de esa opiiiióii.
ción directa de los coinportamieritos, tan apreciada por los internc-
Esa eiicuesia consisiía en vol\ei- a eiiirevistar, bajo la Soi-iiia de
cionistas. no ofrece m i s que datos,f(ic/ico.r (tal persona ha hecho esio.
convei.saciones abiertas, a ciiicueiita pei-soiias que liabían respondido
ha dicho aquello a tal otra en tal situación), pero sólo se pueden per-
algunos meses ante> a uii cuestionario biográfico preparado por el
cibir los sentidos su@jeiivos, el sentido intersub.jetivo. y aproximarse
INSEE.*' El cuestioiiario trataba de reconstruir con exacti~udlas tra-
así a su sentido «objetivo,, (social) si se comprende la o las lógicas
yectorias profesionales y familiares, cargando el acento en las situa-
que conecta(n) la interacción observada. La metáfora del juego pue-
ciones d e crisis: pérdida de empleo, divorcio, problemas de salud. La
d e servir d e ejemplo: cualquiera puede observar a dos jugadores de
comparación de los cuestionarios del INSEE rellenados por los en-
ajedrez y anotar sus jugadas sucesivas, pero hay que conocer las re-
cuestados y de las transcripciones de sus relatos biográficos condujo
glas d e ese juego y sobre todo sus sutilezas para captar el sentido de
a los investigadores a la conclusión de que las informaciones conte-
cada situación, adivinar las intenciones del jugador y apreciar el va-
nidas en los relatos biográficos eran no sólo más ricas, sino también
lor de cada jugada.
más fiables que las recogidas mediante cuestioiiario (Battagliola,
Una vez replanteada así la oposición clásica entre subjetivo y
Bertaux-W-iame, Ferrand e Iinbert, 199 1 , 1993).
objetivo se comprenderá mejor en qué aspecto los relatos de vida
pueden ocultar una gran riqueza de informaciones fácticas exactas y
* Instituto Nacional de la Estadística y Estudios Económicos. (N. del T.)
de descripciones fiables -aunque, evidentemente, incompletas- de
26 -- Lo< relatos de vida La perspectiva etnosocioIógica 27

encadenamiento de situaciones, de interacciones y de acciones. Y son alianza y de oposición, márgenes de maniobra. y todas esas caracte-
precisamente estas informaciones y descripciones las que el sociólo- nsticas variarán considerablemente según el tipo de posición que se
go puede utilizar con ventaja para comprender las razones ocultas y ocupe. Así pues, es fácil suponer que los a_oentes/actores contribuirán
las reglas del juego social que trata de identificar: no sólo con experiencias diferentes de las relaciones sociales según su
Ésa es la intención del recurso a los relatos de vida en una pers- posición estructural (y su itinerario pasado), sino también con puntos
pectiva etnosociológica: ir de lo particular a lo general gracias a la de vista diferentes (incluso opuestos en cuanto a su carga de evalua-
coniparación y coie.jo de casos particulares, de lo que contieneri de da- cióii) sobre las mismas realidades sociales: los puntos de vista difieren
tos fácticnc situados en su orden diacróiiico, de indicios descriptivos o según se sea empresario, directivo u obrero de una misma fábrica: o
explicativos propuestos por los sujetos, gracias al descubriiniento de bien delincuente profesional. inspector de policía. magistrado o abo-
recurrencias de un itinerario biográfico a otro y a la clnhorrrcidrr de gado: O también paciente en un hospital. enfermera o niédico. Este fe-
c.oi~ccl~ro.ve 11ipóre.risa partir de esas recurrencias. Bajo este punto de ncínieno de niúltiples percepciones (y de pricticas múltiples) de una
vista. la fuiicióii de los datos no es comprobar las hipótesis establecid:is iiiisiiia realidad es fuiidainental: 121 percepción que u n actor consigue
de anteiiiano. sino facilitar la construcción de un cuerpo de tiipótcsis. de una situación dada constituye para él la realidad de esa situación; y
el actor sncial se verá iiiipulsado a actuar eri función de esa percepcióii
y no de la realidad obletiva tal comc trata de conocerla el sociólofo.
Incluso las pcrcepcicines mrís aleladas de la realidad son <<realeseri sus
Cuestiones d e niuesti-eo c«iisecucncins». según la fariiosa fórniula de W. 1. Thoinas.' Y es en
t'uncicíii de este fkrióiiieiio de variedad de posicio::es y de -,un:oi; de
Para descubrir lo qué hay dc general. iiicluso de zencrico. eii cada vista como se logra coiistruir poco a poco uiis muestra. recuri-iendo a
caso pai-ticular Iioy que disponer iio de u11solo caso. siiio de tiii;i serie las diferentes catesorías de ageiites/actores. y a las subca~egoríasque
de C ~ ~ S Oorjianiz;~da
S de tal forina que sea posiblc. su coiiipai.:icióri, lo hubieran parccido pertineiites a lo largo de la encuesta (por e.jeinplo.
que iinplica a la ve7. siinilitudes y diferencias: ésii es !:i problcmáiica obreros afiliados a u n sindicato o no afiliados. militantes o pasivosi. Y
de la obtención de la rnuestra. puesto que ninguna categoría de actores posee por sí sola la verdad, el
trabajo de construcción de un inodelo de objeto de estudio consistirá
en relacionar todos ellos de foi-ina crítica por parte del investigado^-.

En el trabajo de campo, la noción de muestra «estadísticanierite re-


presentativa)) apenas tiene sentido; queda reemplazada por la de <<cons-
trucción progresiva de la muestra)) (el theorerical sanlpling de Glaser Es necesario ir más iejos y mencionar el fenómeno que proponemos
y Strauss, 1967). llamar diferencialidad: personas situadas exactamente en el mismo
Teniendo en cuenta la omnipresencia de las relaciones de poder
en nuestras sociedades, es de suponer que el mundo social que se in-
tenta comprender sea el producto de actividades reguladas y de inte- 2. «Para poner un ejemplo extremo, el director de una prisión de Nueva York se
negó a [...] dejar salir a un prisionero F...]. Explicó que el hombre era demasiado peli-
racciones de un cierto número de categorías de agenteslactores situa- Zroso. Había matado a muchas personas que tenían la desdichada cosrumbre de hablar
dos en posiciones diferentes los unos respecto de los otros. Esas consigo mismas cuando caminaban. Al verlas mover los labios se imaginaba que le
injuriaban L.. ] y él se comporraba en consecuencia. Si hay hombrzs que definen cier-
posiciones se caracterizarán por estatutos formales e informales, por tas situaciones como reales, esas situaciones son reales en sus consecuencias» ( W I -
roles, intereses, recursos para la acción, relaciones intersubjetivas de lliam 1. Thomas y Dorothy S. Thomas, The Child iri America. 1928).
28 Los relatos d e vida La perspectiva ernosocioiógica ______ 29

escalafón pueden desempeñar su papel, ejercer su actividad de forma Por lo demás. las empresas privadas o públicas. las organizacio-
muy diferente porque su personalidad no tiene la misma estructura o , nes políticas. sindicales y asociativas colocan y cambian su personal
para adoptar el concepto elaborado por Bourdieu, no tienen el mismo teniendo en cuenta el fenómeno de la diferencialidad. El principio es
hábitoo en el sentido del conjunto de Mesquemas de percepción. de general: E. Campagnac lo ha ilustrado con un ejemplo muy particu-
apreciación y de acción),, lar. pero muy claro: al estudiar el reclutamiento de las nuevas acerías
El fenómeno es universal; pensemos, por ejeinplo, en las dife- yigantes de Dunkerque observó que la dirección elesía par-a los hor-
rencias de conducta entre los docentes de un mismo colegio. El im- nos y para el tren de laminado a aiitiguos niineros acosturnbr~dosa
portante testiinonio de u n intelectual establecido como obrero en un condiciones de trabajo niuy duras y peligrosas y al trabalo en equipo:
taller de las oficinas Citroen puso de iiianifiesto las grandes diferen- en canibio. para los puestos de ~caristas,,-conductorc.s de pequeños
cias de personalidad de los einpleados que allí trabajaban coiiio OS;' vehículos que circulan rápidanieiite por el laberinto de la fábrica-
diferencias claramente vinculadas a las de sus respeciivos itinerarios elegían a aiitiguos conductores de iiihquinas llezados dcl oficio
en la vida. Esas diferencias aparecieron ya en la forma de eJecutar (Canipagnac. 1982).
cada uno su trabajo y habrían de ser cruci:iles cuando se manifestó un Esre último ejemplo iiiuesira que la diferencialidad que resulta
conato de huelsa (Linhari. 1981 ). del capital específico de experieiicia biogrit'ica no arañe sólo a la di-
La s o c i o l o ~ í adel trabajo ha demostrado que. incluso pai-a los ferenciación de las coiiductas eii u n inisino puesto: a medio plazo.
agentes en posición de siniples ejecutaiites. los niárgeiies de nianio- también influye eii el reparto de las personas en los distintos puestos.
bra siguen siendo inuy amplios. Moi!jardci ( 1 996) lo ha deiiiostrado Para eiitender este fenóiiieiio y sus consecuencias locales hay que
con los policías de base. a pesar de ser uno de los ofricios i1i.í' 4 coaria- traiar de discei-iiir claraniente lo que, eii l'urición de 105 itinerarios bio-
dos por su propio reylaineiiio inieriio; véase tainbiéii Beiiguigui, 01.- gráficos específicos o de los coiiip!emeiitos subjeti\,os especifico\ de
lic, Chauvenet í 1994) pai-a los guardas dc prisión. Eii uiia coniisaría eso\ itiiier;irios. ha convertido a los individuos en portadores de c.\-
de barrio situada cerca de una ciudad dormiiorio «difícil», ciertos so- queiiias de conducta difkr-entes: de ahí el recurso a los relarc~sde \.idii.
ciólogos pudieron observar que. cuando había que interveriir, eran
siempre l o mismos policías los que iban al tajo. Uno de ellos había
crecido en una ciudad similar, lo que le permitía coinprender inucho
mejor que sus cole_oasla forma de actuar de los habitanies y prever su
conducta (Delcroix y Cunha, 199 1 ). Ese c.clpitu/ d e exprt-ioicicr />;o- Lo que iniporta en la perspectiva etiiosociol6gica es que se haya re-
g/-áfica le diferenciaba notablemente de sus colegas; lo misiiio que su currido de la forina más exhaustiva, segúii las posibilidades del i n -
vocación de policía le distinguía de quienes habían entrado en el \,estigador. a la val-iedad de los testimonios posibles. Lo que está en
cuerpo para lograr en él la condición de funcionario. juego no es solamente de carácter descriptivo, sino que va en ello la
Otro ejemplo. observado durante una encuesta sobre el divorcio: validez misma del modelo.
la ley deja al ma_oistradola libertad de confiar la tutela del niño al pa- Supongamos por ejemplo que el investigador, gracias a la ob-
dre o a la madre. Ahora bien, las estadísticas judiciales demuestran servación de ciertas reiteraciones, haya llegado a una primera foririu-
que la proporción de los juicios en que se otorga la tutela al padre va- lación del modelo. Aún tiene que ir a buscar casos muy distintos de
ría considerablemente según los tribunales. Este fenómeno apenas aquellos a partir d e los cuales ha trabajado hasta ahora y asegurarse
puede explicarse si no es por la diferencialidad de los magistrados de que esos casos no ponen su formulación en tela de juicio; y si así
que trabajan en ellos. fuera, tendrá que modificar el modelo en consecuencia.
La mejor ilustración d e este proceso sigue siendo la de la inves-
* Obrero no cualificado. (N.del T ) tigación de Lindesmith (1949) sobre los heroinómanos. Su hipótesis
3O Los relatos d e vida

inicial era que la ioxicodependencia aparecía iras la experiencia del po mismo o mediante el análisis de lo?; materiales recogidos. la prr-
,flasli., hipótesis confirniada por todos los toxicómanos entrevistados. scncia de tales elementos y en determinar sus líniites, en nombrarlos
Pero Lindesmith quiso entrevista-se también con personas que, du- (buscar la denoniinación más adecuada), en rcvisar las di\.ersas for-
rantc su estancia eri el tiospital, habían recibido sin saberlo dosis de mas bajo las cuales los ha hallado para esiar seguro de que no son uii
morfina destinadas a aliviar sus dolores. Esas personas habían expe- puro producto de su imaginación y en construir con ellos eri forina de
rimentado un repentino esiado de bienesrar; sin embargo. no se habían hipótesis una represriitaci6n discursiva por medio del \.ocabulario so-
convertido en toxicóriianas. Por lo tanto, había que revisar la hipóte- ciológico existente o. si fuera i~eccsario.corregido o enriquecido. .A>,
sis inicial: entre la inyección y la experiencia de siis consecuencias es coino llegar-á poco a poco. niediante continuas idas y \'enidas c-ntrz
había que introducir. para explicar la aparición de la toxicodependeii- observaciones y teorizaciones parciales, a adquirir una \ iióri c o h t -
cia, al inenos la iiiediaci8n cniisciei~rede la relación causa-efecio. Los rente. hmiulada en iériiiirios sociológicos. de su objeto de esiudlo
pacieii~esdel hospital no conocíaii la causa de su súbiia euforia y poi- P u e ~ r oque las 1iipó:esi.s elaboradas de esta for.iii:i c«rrespoiidc.ri
:i obser\acianes coricretas. ya coiitieneii eii í iiiisiiiii.; uiia ciciia 2;:-
ello n o se convertían en dependientes, Lindesmith acababa de descu-
brir el priiicipio metodológico de (<lainvestigación del caso negati- raniía conrra las especulaciones gratuiias (.K:iul'iiiariii. 19901.Otr~i,\c
vo». el que obligará al investirador a replantear su teoría. Ese princi- habrán formulado y después se habrin abaridonadu durante Iii irivcls-
pio tiene u n valor universal: puesto que el objetivo de una encuesta ligación tras el esanieii ul~eriordcl cainpo y del análisis dc lo\ d;iios.
etnosociológica es elaborar progresivaiiieriie un cuerpo de hipótesis, las que quedan son las que ha111-esisiido. Éstas <<seliar1 coiilpi.ob;~do~>
L'S decir. uii nlodflo de la forma en que suceden las cosas, ese modelo
caso por caso y 11;1ii resisiido ;I la iiivesii~acióride los c::sos i i e s ~ i i ~
. . \,os: pero. para i..siar scsuros d e quc se irat;i ci'cciivaiiieiiic tic Iiip~iiz-
síilo se pucde coiisidcr2r x g u r o :! e! iiivestigador ha ofrecido todas
las poxibilidades de d?scstiniarlo. ?;la ~ ~ e x p l i c a t ~ \hahría
- a ~ ~ )que
. rccur-rir en rigor al niéiodo e~perii~ic.ri-
iiil. lo que rii 1 ~ 1 i.iciici;is
5 sociales esilí f'ucra de contesto.
Así p u r . st. diri que rl iiio(iclo el:il)or:idr) dc e.<t:i t'oi-iiia iieiic cl
valor de una iiirc~i-/ii.cro<.itjil /)laic.vib/cniás bicii quc de una cxl~lica-
El estatuto d e las hipótesi\ ción iiii seiitido estricto. Otros invesiigiidores que trabajaran cn teri-e-
nos sinlilares (por ejemplo los de las barriadas del extrarradio) quizi
Iln ijltiirio aspecto que diferencio radicalinente la irives[igación etiio- hubiera11 llegado a interpretaciones notablemente diferente^, pfro rio
sociológicn del proceso hipotético-deductivo es el del estatuto de las nccesariarnenre contradictorias: se hubieran inter-esado por oti-os ;i>-
hipótesis: aquí no se trata de verificarlas. sino de elaborarlas partien- pectos del proceso social-histórico y habrían hecho hincapié eii eiio!,
do de las observaciones y de una reflexión basada en las recui-r-encias. para elaborar su modelo. La vía del conociiniento en ciencias socia-
En el trabajo de campo el investigador se cuida ante todo de abrir les progresa mediante la comparación de interpretaciones alternativa';
los ojos, los oídos. la inteligencia y la sensibilidad a todo lo que s e le basadas en observaciones y no mediante el iinposible método experi-
pueda decir o mostrar. Ha ido hasta allí no para comprobar hipótesis mental.
planteadas a priori. sino para elaborar al menos algunas; y no sólo ni Añadamos sólo que la comparación constituye, como muestra la
principalmente bajo la forma de «relaciones entre variables», sino obra de Max Weber, un poderoso medio de consolidar una interpreia-
bajo la forma d e hipótesis sobre la configuración de relaciones, de los ción y de aumentar su alcance potencial: no hay como un cambio de
mecanismos sociales, de los procesos recurrentes; sobre ciertos juegos ámbito para poner a prueba una interpretación elaborada inicialmen-
sociales y lo que va en ellos: en una palabra, sobre toda clase de ele- te acerca de un ámbito específico.
mentos que permitan imaginar y comprender «cómo funciona eso». Así pues, la pregunta habitual «¿ha verificado usted sus hipóte-
Su tarea en cuanto sociólogo consiste en discernir, sobre el cam- sis?» adquiere en la investigación etnosocioló~icaun significado es-
32 - Los relatos de vida La perspectiva etnosociológica 33

pecífico. Responder que se ha <<verificado,,una hipótesis porque coii- quier otro microcosmos, , p u e d e considerarse característico de rodns
cuerda efectivamente con los casos concretos a partir de los cuales se los microcosmos del mismo tipo que existen en todo el terrirorio'l
tia elaborado sería una tautología. En cambio. lo que se puede decir ¿Basta la observación elaborada partiendo de unas cuantas decenas
en apoyo de una hipótesis elaborada de esta forma es que se han exa- de casos de divorcio, o del itinerario seguido por unas cuantas dece-
minado otras y que la que se hu elegido ha demostrado ser ia mejor de nas de jóvenes delincuenres. de diabéticos o de disminuidos mentales
nioniento. para elaborar un modelo generalizable a rodtrs las peiwnas que sc lia-
Por supueslo. tariibién es necesario que todas las hipótesis ele- llan en la inisnia <<situación~,"
gidas concuerden entre sí. Sin etnbai-go, la búsqueda sistemáticu d e la La verosirnilitud de una respuesta positiva a esta cuestión es ma-
coherencia podría llegar a ser una trampa especulativa, en la medida yor cuando el rnicrocosriios estudiado (escuela maternal. coiiiisai-ía.
en que apareciera demasiado pronto en el proceso de investigacióii e oficina de correos. consultorio de protección marerna e irifaiitil) de-
inipidiera iiiostrarse sensible a muchas seiiales que aparecerán necc- pende de una institución nacional que impone por doquici- las riiisiii~is
sal-iaiiierite en el traba.10 de campo. Con cierta frecueiicia esas señales reglas de funcioiiaiiiiento. Pero sigue existiendo, auriqur cii i i n gi-:icici
« c ~ n ~ r a d i c t o r i a constituyen
s» las pisras iiiás interesantes; esas seña- nienor. cuando se tr-ata de otro tipo de inici-ocosnios,como por cjciii-
les. ccin la sola condición de observarlas atentanieiite y seguirlas con plo las ciudades dormitorio o las «urbanizaciones» artificiales coiis-
decisión. pueden llevar a poner en tela de juicio las representaciones truidas por un inisnio promotor inmobiliario. La verosirnilitud de las
espoiiráneas del iiivestigador. ceneralizaciones acerca de u n niodelo social depende totalmente del
descubriiniento de «mecanismos genéricos)). de configuraciones c s -
pecíficas de relaciones sociales que describe11 situaciones, de lógicas
de acciíin que se ponen en prictica -por encinia de los fenóiiienos de
La gencralizacióii de los resultados diferencialidad- en respuesta a esas situaciones. de procesos scici~i-
les originados de este modo. La (orina de avanzar por esre cainino es
Acabeinos este exameii general epistenioló~iic-, ciiii la cuestión de la descubrir lo general entre las foriiias particulares. Eso requiere 1ii i r i -
c q e r ~ e r u l i ~ u c i óque
r ~ , los etnólogos y los hisroriadores tienen la dicha vestigación de recurrencias y lo que ha dado en llamarse la .rcrrirra-
de poder olvidarse de ella, pero que para los socicílogos constituye un cin'n progresiva del modelo (Claser y Strauss, 1967; Bertaux, 1980).
paso obligado. En la investigación etnoscicicilógica sobre una categoría de si-
Lo que otorga u n valor generalizador a los datos recogidos ine- tuación, el cainino hacia la generalización sigue una lógica parecida.
diante cuestionarios es su número y sobre todo el principio de la Es cierto que aquí no hay microcosmos; y no es una sola entrevista
muestra (estadísticamente) representatii~a:sólo ella permite generali- con un «sin hogar», por más que se trate de un relato completo acer-
zar a millones de individuos la configuración estadística (distribución ca de toda su vida. lo que permitirá captar la situación de los S D F en
y correlación de las variantes) observada e n algunos miles e incluso general. Se trata más bien de multiplicar los estudios de casos indivi-
en algunos centenares de ellos. Es cierto que esta ventaja tiene su pre- I duales variando todo lo posible las características de los casos obser-
cio (la estandarización de las cuestiones, por ejemplo), pero salta a i vados. No obstante, por poco que se concentre la atención sobre los
la vista y tiende a imponerse como respuesta única y exclusiva a la procesos sociales que se hallan en un segundo plano respecto de los
I
cuestión de la generalización. I
casos individuales, se conseguirá descubrir rápidamente ciertas recu-
¿Cómo es posible generalizar los resultados de un trabajo de rrencias, a partir de las cuales se podrá comenzar a elaborar algunas
campo a una sociedad entera? Lo que se ha observado en una ciudad hipótesis sobre el proceso o el tipo de procesos mediante los cuales
1
dormitorio, en una oficina de correos, una comisaría, un taller, un las personas llegan a encontrarse en la situación estudiada, sobre las
club d e tiro, un asilo para ancianos, un servicio de hospital o cual- características estructurales de esas situaciones, sobre la lógica de ac-

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