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IDENTIDAD
DOC. LEGAL SEXUALI DAD Y REPRESENTACI ÓN DE LOS
CONTACTOS
CRÉDITOS PERSONAJES FEMENI NOS DURANTE LA EDAD DE
BUSCAR
ORO DEL CÓMI C ESTADOUNI DENSE ( 1935- 1954)
1 . I N TROD UCCI ÓN
BUSCAR CON
El est udio de la sexualidad de los personaj es del cóm ic puede parecer un t em a un poco ext raño
incluso a los lect ores habit uales de hist oriet as, sobre t odo si lo efect uam os sobre los personaj es
fem eninos de la edad de oro del com ic book, es decir, de aquellos que fueron publicados ent re
m ediados de los años t reint a y m ediados de los cincuent a. A fin de cuent as, se t rat a de una
época que al lect or le parecerá rem ot a, aparent em ent e m ucho m ás m oj igat a, donde el culm en
del erot ism o era una blusa levem ent e desabrochada o un m uslo a m edio cubrir, y la m áxim a
expresión de la pasión se reducía a un beso que, eso sí, podía ser con oj os cerrados e incluso
con un abrazo.
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hagan de ellos. Por supuest o, est os ot ros est arán m ás int eresados en hacer definiciones y
represent aciones que sirvan a sus propios int ereses, aunque est o no siem pre sea una decisión
conscient e [ 4 ] .
Por lo t ant o, al est udiar la represent ación de la sexualidad de las m uj eres en los com ic books no
solam ent e sat isfacem os una curiosidad com o aficionados, sino que com prendem os part e del
sist em a de valores y creencias de una época. No obst ant e, hem os de t ener en cuent a que no
result a t an sim ple com o sent arnos a cont em plar las viñet as y dar nuest ra opinión ( por lo
general descont ext ualizada) de las m ism as. En prim er lugar, es necesario conocer el cont ext o
hist órico y cult ural, razón por la cual vam os a hacer referencia a lo largo de est e t ext o a ot ros
m edios de m asas com o puedan ser la lit erat ura, el cine o la m úsica, com parando las sim ilit udes
y diferencias exist ent es con los com ic books. En segundo lugar, es obvio que los cóm ics, com o
cualquier product o cult ural, est án condicionados por una serie de aspect os com o pueden ser la
legislación, la t ecnología, los gust os del público, la est ruct ura organizat iva y la producción [ 5 ] .
Así, t eniendo siem pre en cuent a que nuest ro obj et ivo es conocer la represent ación que se hacía
de la sexualidad, no sólo hablarem os de los cóm ics, sino que t am bién verem os algunos aspect os
sobre la producción, el público, los diversos condicionant es y los géneros que exist ieron, para
pasar a cont inuación a ver los arquet ipos de m uj er represent ados acorde al uso que hacían de
su sexualidad, t erm inando por ext raer algunas conclusiones de t odo lo vist o.
«Uno de nuest ros m ej ores client es, Mart in Goodm an ( …) , t iene un personaj e
llam ado The Hum an Torch. Básicam ent e se t rat a de un t ipo cubiert o de llam as que
conoce el secret o de convert irse en un hom bre de fuego, que em plea para com bat ir
el crim en. Tiene m ucho éxit o, así que Goodm an quiere que hagas ot ro personaj e
parecido ( …) Sim plem ent e t ienes que hacer ot ro t ipo que est é envuelt o en
llam as» [ 9 ] .
No obst ant e, el papel de guionist as y dibuj ant es result a igualm ent e im port ant e, pues aunque se
les m arcaran unas paut as generales, solían t ener bast ant e libert ad para desarrollar el
argum ent o de cada hist oria, t al y com o recuerda el guionist a I rwin St ein:
«En la m ayoría de las edit oriales llegabas y decías: “ ¿Qué t al una hist oria en un
vagón de t ren, con un at aque de los indios?” . Decías algo t an breve com o eso, y el
edit or decía si sí o si no. Tras hacer eso dos o t res veces, sim plem ent e les llevabas
el guión escrit o, ellos daban su vist o bueno y t e pagaban ( ...) . A la m ayoría de los
edit ores les im port aba una m ierda lo que escribieras con t al de que pudiera
dibuj arse. Sólo les preocupaba que pudieras hacer el t rabaj o, y sólo les im port aba
saber el núm ero de páginas que podías escribirles» [ 1 0 ] .
Es im port ant e señalar que la inm ensa m ayoría de los géneros y personaj es son creados y
desarrollados por edit ores, guionist as y dibuj ant es m asculinos, incluso en el caso de personaj es
fem eninos com o Wonder Wom an o Black Canary; adem ás, algunos personaj es que
aparent em ent e son escrit os o dibuj ados por m uj eres esconden, en realidad, un aut or m asculino
con seudónim o fem enino, com o en el caso Spider Queen y su creadora, Elsa Lesau, que en
realidad son los herm anos Louis y Art uro Cazeneuve. Cuando realm ent e hay una art ist a, suele
est ar en m inoría, com o en Black Cat , que ent re 1941 y 1946 t iene seis dibuj ant es, de los cuales
sólo una es una m uj er, Lee Elias» [ 1 1 ] . El segundo aspect o que debem os considerar es la
necesidad de aum ent ar la producción para sat isfacer la crecient e dem anda, lo que lleva a
adquirir un m ét odo de t rabaj o en cadena que prim aba la división de t areas y que, en no pocas
ocasiones, requería que una hist oriet a cont ase con al m enos un guionist a, dos dibuj ant es ( uno
para las figuras cent rales y ot ro para los fondos) , un ent int ador, un rot ulist a y un colorist a [ 1 2 ] .
Dicho m ét odo de t rabaj o desvinculaba en buena m edida a los aut ores de la obra, com o explica
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«En [ la edit orial] Fawcet t , las avent uras de Capt ain Marvel eran realizadas por
escrit ores y dibuj ant es que t rabaj aban de m anera separada. Los guiones eran
preparados por el depart am ent o edit orial, y los dibuj os por el depart am ent o
art íst ico. Los escrit ores, que t rabaj aban baj o la supervisión de un edit or de
producción, no t enían ningún cont rol sobre los dibuj os, y los dibuj ant es, que
est ábam os baj o la supervisión de un direct or art íst ico, no t eníam os ningún cont rol
sobre los guiones que t eníam os que dibuj ar» [ 1 3 ] .
I m a ge n 1 . Vist a de un drugst ore a finales de lo s año s t reint a. Co m o puede o bserv arse, adem ás de pro duct o s
farm acéut ico s se po dían co m prar div ersas publicacio nes, recuerdo s e incluso co nsum ir refresco s. Fuent e: ROOTSW EB.
Para el hist oriador Bradford W. Whright , est e sist em a de t rabaj o en cadena lleva a la creación
de hist oriet as que son pura fórm ula [ 1 4 ] . De hecho, el propio edit or de DC Com ics Sheldon Mayer
considera que: «Un buen currant e era un escrit or capaz de coger una fórm ula est andarizada y
repet irla m es t ras m es sin que perdiese su encant o» [ 1 5 ] . Por lo t ant o, incluso los aut ores con
m ayor libert ad van a recurrir a personaj es est ereot ipados, lugares com unes y fórm ulas
narrat ivas que desalient an la evolución y el desarrollo de los personaj es. Est os condicionant es
t ienen especial im port ancia a part ir de 1942, cuando las guionist as y las dibuj ant es que ent ren
en la indust ria para sust it uir a los hom bres que son reclut ados o se alist an para luchar en la
Segunda Guerra Mundial se encuent ran con un sist em a de t rabaj o que les dej a poco m argen de
act uación. Un ej em plo t ípico de est e t ipo de fórm ulas lo encont ram os en el supergrupo Just ice
Societ y of Am erica, cuyas hist oriet as conservaron la m ism a est ruct ura durant e años: el grupo
se reúne en su cuart el general, descubre un crim en a gran escala que va a com et erse, cada
m iem bro del grupo enfrent a una am enaza por separado, finalm ent e el grupo se reencuent ra y
derrot a al cerebro que había planeado el crim en. Est a incapacidad para rom per con los
est ereot ipos y fórm ulas de la indust ria se dej a not ar sobre el t rabaj o de algunos profesionales,
com o es el caso de Pat ricia Highsm it h, cuyos guiones para personaj es de com ic book com o
Golden Arrow, Spy Sm asher o Capt ain Midnight son práct icam ent e im posibles de diferenciar de
aquellos escrit os por ot ros guionist as, m ient ras que sus novelas post eriores ( ent re ellas
Ext raños en un t ren o El t alent o de Mr. Ripley) m uest ran personaj es inm ensam ent e m ás ricos y
am biguos, con t ram as y sit uaciones originales m ucho m ej or const ruidas.
Pero si la visibilidad y accesibilidad de los com ic books ayudaba a las vent as,t am bién colaboraba
a desat ar las prim eras polém icas. Es indudable que la excesiva sexualidad de las prot agonist as
de algunas de aquellas publicaciones es uno de los m últ iples fact ores que alent aron las
cam pañas de decencia que organizaron grupos religiosos, clubs de m uj eres y asociaciones de
padres y profesores t ras la Segunda Guerra Mundial. Para defenderse de est os at aques, la
[ 19]
Associat ion of Com ics Magazine Publishers creó un código de conduct a en 1948 , el prim ero
de cuyos seis punt os est á dedicado a las represent aciones erót icas:
«Las hist oriet as que m uest ren erot ism o grat uit am ent e no serán publicadas. Ningún
dibuj o m ost rará a una m uj er de m anera indecent e ni se excederá m ost rando sus
at ribut os, y en ningún caso se la m ost rará con m enos ropa que con un t raj e de
baño de los que se em pleen habit ualm ent e en los Est ados Unidos de Am érica» [ 2 0 ] .
No obst ant e, dicho código sería adopt ado por apenas un t ercio de las edit oriales, y hacia 1954
había sido práct icam ent e abandonado [ 2 1 ] .
Durant e 1954 se desarrolla ot ro código de conduct a, el Com ic Code Aut horit y, adopt ado por
t odas las edit oriales en 1955, salvando a Dell, que no obst ant e posee su propio código. Aunque
nuest ra invest igación concluye j ust o ant es de que el Com ic Code Aut horit y ent re en vigor, es
im port ant e señalar que est a norm at iva es m ucho m ás rest rict iva que la de la Associat ion of
Com ics Magazine Publishers en m uchos aspect os, y en lo referent e al erot ism o es int eresant e
ver cóm o se regula el uso de la m uj er com o obj et o sexual a la par que se reafirm a una visión
conservadora del m at rim onio y las relaciones de parej a, sin m ost rar el m ás m ínim o int erés en
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«ROPAS:
1. El divorcio no se t rat ará de m anera hum oríst ica ni se m ost rará com o deseable.
2. Las relaciones sexuales ilícit as no serán insinuadas ni m ost radas. Tant o las escenas de
am or violent as com o las anorm alidades sexuales son inacept ables.
3. ( …) Una aproxim ación com prensiva a los problem as am orosos no es una licencia para
las dist orsiones m órbidas.
4. El t rat am ient o de las hist orias rom ánt icas enfat izará el valor del hogar y la sant idad del
m at rim onio.
5. La pasión y los int ereses rom ánt icos nunca deberán t rat arse de m anera que est im ulen
las baj as pasiones.
7. Las perversiones sexuales o cualquier referencia a las m ism as est án est rict am ent e
prohibidas» [ 2 2 ] .
En resum idas cuent as, la indust ria del com ic book present a ent re 1935 y 1954 un m odelo de
producción en cadena que favorece los est ereot ipos y las fórm ulas, donde predom inan los
hom bres en t odos los puest os im port ant es: agent es, edit ores, guionist as y dibuj ant es. Su
reducido precio y su om nipresencia perm it irán que en pocos años se cree un público cuant ioso,
¿pero quiénes com ponen ese público?
3 .1 . Los pú blicos
H om br e s ED AD ES Mujeres
95,00% 06- 11 91,00%
87,00% 12- 17 81,00%
41,00% 18- 30 28,00%
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FUENTE: Rev ist a YANK del 2 3 de no v iem bre de 1 9 4 5 , cit ada en WRIGHT, Bradfo rd W.: Com ic
Book Nat ion: The Transf orm at ion of Yout h Cult ure in Am erica, Balt im o re ( EE UU) , The Jo hns
Ho pk ins Univ ersit y Press, 2 0 0 3 .
¿Qué géneros lit erarios predom inan ent re 1935 y 1954? Es relat ivam ent e sencillo hacer una
clasificación general: avent uras, crim en, educat ivo, hum or adolescent e, hum or infant il, rom ance
y t error. Sin em bargo, ést os se pueden dividir en num erosos subgéneros, lo que com plica hacer
una clasificación m ás com plet a: Las avent uras dan lugar a las avent uras exót icas, bélico,
det ect ives, superhéroes y west ern; el crim en se subdivide en crím enes fict icios, crím enes reales
y relat os negros; los educat ivos pueden ser cient íficos, hist óricos, m orales y religiosos; el hum or
adolescent e ofrece avent uras de pandilla, chicas t rabaj adoras y j óvenes adolescent es; el hum or
infant il se cent ra casi por com plet o en funny anim als, es decir, anim ales ant ropom órficos; el
rom ance t iene t odo un abanico de subgéneros, com o am or adolescent e, confesiones reales,
hist orias de m at rim onios, prim er am or y un largo et cét era; el t error present a hist orias
m acabras, sobrenat urales y de suspense. Est a clasificación se vuelve aún m ás com plej a si
t enem os en cuent a que los géneros no son com part im ent os est ancos, y los cóm ics de Archie,
que en principio son hum or adolescent e, t am bién t enían num erosos elem ent os rom ánt icos; de
igual m odo, los cóm ics de Super Rabbit fusionan anim ales ant ropom órficos y superhéroes.
Nosot ros, por crit erios de com odidad, vam os a em plear una clasificación general y, cuando sea
necesario, harem os las punt ualizaciones oport unas.
3 .2 .1 . Ave n t u r a s
El géner o de avent ur as es m uy ant erior a los com ic books. Sus orígenes se r em ont an a la I líada
y la Odisea, a relat os de caballería com o los del francés Chrét ien de Troyes ( s. XI I ) o el brit ánico
Thom as Mallory ( s. XV) , novelas de avent uras com o las de Alexandre Dum as, Jules Verne y Jack
London en el XI X o, ya en el siglo XX, los relat os de fant asía de Edgar Rice Burroughs o los
m ist erios exót icos de Sax Rohm er. Las t iras de prensa, que habían preferido el hum or durant e
el prim er t ercio del siglo XX[ 2 4 ] , se rindieron a las hist orias de avent uras a part ir de 1929,
cuando la crisis económ ica t raj o com o consecuencia que m illones de desem pleados est uviesen
ansiosos por sum ergirse en t ram as exót icas que garant izaban unos m inut os de escapism o ant e
la dura realidad [ 2 5 ] .
El género es bast ant e sencillo t ant o en form a de cant ar épico com o en novela o hist oriet a: un
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héroe o una heroína, acom pañados de sus am igos, aliados y parej as, son t rasladados a lugares
exót icos o sórdidos para el público ( el lej ano Oest e, un país en guerra, Orient e, las j unglas
africanas, los barrios baj os, ot ros planet as o incluso el fut uro) donde deben luchar por su propia
supervivencia, pero t am bién por im plant ar los ideales de su sociedad en dicho lugar, en el que
claram ent e se m uest ran com o superiores. Aunque en un prim er m om ent o los com ic books
im it an a las t iras de prensa, con héroes que son copias descaradas de Flash Gordon, Buck
Rogers, Dick Tracy, Tarzán, Phant om o Mandrake, la aparición de Superm an en Act ion Com ics
# 1 ( j unio de 1938) inaugura un nuevo subgénero, el de los superhéroes, al que post eriorm ent e
se sum an las superheroínas con la aparición de Black Cat en Pocket Com ics # 1 ( agost o de
1941) . Aunque las hist oriet as superheroicas result an m uy sim ilares a las de avent uras, suelen
t ener t res elem ent os dist int ivos: los superpoderes ( en ocasiones sust it uidos por una gran
m aest ría en com bat e y accesorios t ecnológicos) , un uniform e colorido y una ident idad secret a
t ras la que el superhéroe o la superheroína se ocult an.
3 .2 .2 . Cr im e n
El género crim inal present a influencias del cine ( con ej em plos com o The Public Enem y, de 1931,
o Scarface, de 1932) , la lit erat ura ( principalm ent e la novela de det ect ives, com o Red Harvest ,
de Dashiel Ham m et , publicada en 1929 o The Big Sleep, de Raym ond Chandler, edit ada en
1939) y las publicaciones de sucesos, m uchas de ellas pulps que novelizan o direct am ent e
invent an los crím enes que describen, com o True Crim Cases, 10 True Crim e, True Crim e
Det ect ive, Wom en in Crim e: True Fact Det ect ive Cases o Best True Fact Det ect ive. Muchas de
est as publicaciones, que incluyen num erosas fot ografías, no dudan en em plear la im agen de la
m uj er com o reclam o ( im ágenes 12 y 13) .
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I m á ge ne s 1 2 y 1 3 . La m uj er crim inal, pro v o cat iv a y sex ual I m á ge ne s 1 4 y 1 5 . Las crim inales de lo s com ic books
en el cine y lo s pulps, es im it ada po r lo s com ic books. El siguen el m o delo m arcado po r la cult ura po pular,
núm ero Best True Fact Det ect iv e de j ulio de 1 9 4 8 o frece la m o st rándo se co m o m uj eres peligro sas y herm o sas,
siguient e hist o ria: “ La m uert e llega ant es a las espo sas que no capaces de po ner en apriet o s a lo s ho m bres, co m o v em o s
so n deseadas” , m ient ras que el núm ero de Wom en in Crim e: en Real Clue Crim e St ories # 1 ( m arz o 1 9 5 2 ) y Crim es by
True Fact Det ect iv e Cases de j unio de 1 9 4 8 anuncia: “ Las Wom en # 1 2 ( abril 1 9 5 0 ) . Sin em bargo , lo s com ic books no
espo sas engañadas result an v iudas alegres” . Lo s ro st ro s frío s, m uest ran a las crim inales t an ligeras de ro pa co m o en lo s
lo s cuerpo s at ract iv o s apenas t apado s po r pro v o cat iv a ro pa pulps.
int erio r, adem ás de elem ent o s at ribuido s a lo s ho m bres co m o
el cigarrillo y un arm a de fuego , env uelv en a las m uj eres de
est as po rt adas en una aureo la que las hace sex ualm ent e
deseables pero m o ralm ent e repudiables.
Aunque los com ic books ya present aban a algunos policías y det ect ives que luchaban cont ra el
crim en, el aut ént ico éxit o de est e género llega con Crim e Does Not Pay, que se publica ent re
1942 y 1955, y cuyo t ít ulo hace referencia a una popular serie de películas y program as de
radio hom ónim os. La serie present a hist orias supuest am ent e reales de crim inales que siem pre
acaban siendo derrot ados por la j ust icia, si bien el lect or puede acom pañarles por una espiral de
excesos, crím enes y venganza ant es de que encuent ren su t rágico final. Su éxit o hace que
aparezcan m uchos im it adores, com o Headline Com ics, Real Clue,Official True Crim e Cases,
Gang Bust ers o Crim e and Punishm ent , ent re ot ros. Las m uj eres j uegan un papel im port ant e
com o crim inales o víct im as en m uchas de est as hist orias, im it ándose el aspect o de la crim inal
que ya hem os vist o en los pulps ( im ágenes 14 y 15) . I ncluso hay algunas series dedicadas
exclusivam ent e a crím enes fem eninos, com o Crim es by Wom en, Crim e Report er o Wom en
Out laws, aunque al ser publicadas por pequeñas edit oriales no t ienen dem asiado éxit o.
3 .2 .3 . Edu ca t ivo
El papel j ugado por las m uj eres en est e t ipo de publicaciones es m ínim o, no apareciendo
ninguna figura fem enina en las port adas de la m ayoría de est as series, salvo excepciones
punt uales com o la Virgen María en una port ada de Pict ure St ories from t he Bible o Cleopat ra en
el prim er núm ero de Pict ure St ories from World Hist ory. Las lect oras que quieran encont rar
m uj eres ext raordinarias deben leer las páginas de Wonder Wom an, donde se encuent ra la
sección “ Wonder Wom en of Hist ory...” , dedicada a enferm eras, esposas de polít icos y, en
ocasiones, sufragist as y abolicionist as. Las m uj eres pasan a la hist oria, en consecuencia, por su
caráct er de cuidadoras, esposas de gent es im port ant es o luchadoras sociales, pero no se las
m uest ra com o profesionales fuera de sus oficios t radicionales ( enferm eras, m aest ras, et c.) ,
m ucho m enos com o cient íficas ni art ist as.
Algunos de est os cóm ics educat ivos son un 50% m ás caros de lo habit ual y est án libres de
publicidad, por lo que es difícil saber qué público t enían en m ent e los edit ores. Ot ros, com o True
Com ics, port an publicidad dest inada a un público bast ant e am plio y, por lo t ant o, los edit ores
debían de pensar que at raían a lect ores de am bos sexos, a pesar de que las m uj eres apenas
t engan prot agonism o.
3 .2 .4 . H u m or a dole sce n t e
En los años t reint a se va forj ando una cult ura adolescent e cent rada en el inst it ut o, la m úsica,
las cit as y la popularidad, y la j uvent ud com ienza a t ener una presencia cada vez m ayor en el
cine, la radio y la lit erat ura [ 2 7 ] . Uno de est os product os cent rados en los j óvenes, la serie de
películas de Andy Hardy, inspira en 1941 a Archie Andrews, aparecido en Pep Com ics # 22
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Los cóm ics de hum or adolescent e, al igual que los dedicados al crim en, im it an unos arquet ipos
ya est ablecidos en ot ros m edios. Para Grace Palladino, la represent ación de los j óvenes de
am bos sexos coincide en que se les m uest ra com o personas bienint encionadas, idealist as, llenas
de energía y con un fut uro prom et edor, pero al m ism o t iem po se les m uest ra com o alocados,
t em peram ent ales, irresponsables, perezosos, ignorant es, siem pre ham brient os y una causa de
problem as const ant es para sus padres[ 2 8 ] . Para I lana Nash, adem ás de lo ant eriorm ent e dicho,
los problem as creados por los chicos siem pre son m enos graves que los ocasionados por las
chicas[ 2 9 ] .
La publicidad nos m uest ra que las series que hacen m ás hincapié en la sensualidad de las
m uj eres est án dest inadas a un público principalm ent e m asculino, aunque t am bién hay alguna
publicidad para m uj eres que incide en lo que ya hem os vist o: reducción de peso, ropas y
com plem ent os económ icos, et c. Por el cont rario, las series prot agonizadas por chicas y donde el
cuerpo de la m uchacha no es m ost rado grat uit am ent e cont iene m ás publicidad para chicas,
dando a ent ender que los anunciant es o edit ores no creían que la serie int er esar a especialm ent e
a los lect ores.
3 .2 .5 . H u m or in fa n t il
El hum or dest inado a los m ás pequeños sobrevive en los com ic books am parado en los funny
anim als, es decir, los anim ales ant ropom órficos inspirados en los personaj es de Disney, Warner,
Terryt oons y ot ros est udios de anim ación. Est os cóm ics, al igual que los cort os de anim ación
donde aparecen, m uest ran unos personaj es que carecen de at ribut os sexuales ( m usculat ura,
vello facial, senos, curvas, órganos sexuales visibles, et c.) y a los que ident ificam os por su
género, es decir, por los at ribut os cult urales que ident ificam os com o m asculinos o fem eninos,
por ej em plo, el pant alón y la gorra en los hom bres, la falda y el m aquillaj e en las m uj eres. De
igual m odo, la m asculinidad o la fem inidad se refuerzan por las act ividades de los personaj es:
los hom bres buscan t esoros y luchan cont ra los villanos, m ient ras que las m uj eres realizan las
t areas dom ést icas y son víct im as de los villanos[ 3 0 ] . La publicidad de est e t ipo de hist oriet as
parece dirigida a un público j oven, t ant o m asculino com o fem enino.
3 .2 .6 . Rom a n ce
El rom ance est á present e en la m ayoría de los com ic books desde finales de los años t reint a,
cont ando la m ayoría de los personaj es, sin im port ar su sexo, con una parej a het erosexual. No
obst ant e, en las hist oriet as de avent uras est as relaciones siem pre result an algo secundario a lo
que edit ores y aut ores nunca llegan a dar dem asiada im port ancia, siendo el et erno y cast o
rom ance de Superm an y Lois Lane buen ej em plo de ello.
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Las prot agonist as siem pre son m uj eres j óvenes, est udiant es de inst it ut o, universit arias o recién
casadas. Las hist orias suelen acabar con la consolidación de la parej a en la m ayoría de las
ocasiones, incluso en una prom esa de m at rim onio, si bien t am bién hay hist oriet as en las que la
prot agonist a fracasaba en su relación, generalm ent e por culpa de su am bición. La inspiración de
est as hist orias son, obviam ent e, las novelas rom ánt icas, e inicialm ent e est án pensadas, en
palabras de Joe Sim on, para «las chicas, las esposas, las am as de casa, las criadas, t odo el
m undo que leía cóm ics [ y] quería leer algo adult o» aunque él m ism o reconoce que las hist orias
result an «m uy, pero que m uy, inocent es. Sólo un beso y caía rendida ant e el am or, y las chicas
se lo t ragaban. Aquello no era real» [ 3 2 ] .
3 .2 .7 . Te r r or y su spe n se
El género de t error y suspense com ienza a t om ar form a en 1948 con la aparición de Advent ures
I nt o t he Unknown, de la edit orial B&I Publishing, y se desarrolla ent re 1949 y 1950, cuando la
edit orial EC da un giro radical a sus publicaciones y com ienza a apost ar por hist orias m ás
adult as, en ocasiones m ás violent as, que suelen acabar con un final inesperado. Ent re los t ít ulos
de EC encont ram os Tales from t he Crypt , The Vault of Horror and The Haunt of Fear, Shock
SuspenSt ories, Crim e SuspenSt ories y algunas hist oriet as aparecidas en Weird Science y Weird
Fant asy, a los que rápidam ent e se sum an t ít ulos de ot ras edit oriales com o Advent ures I nt o
Terror, Journey I nt o Myst ery, Mist er Myst ery o Advent ures I nt o Weird Worlds.
El prot agonist a de est as hist orias de t error suele ser un personaj e m asculino, si bien no es
ext raño que aparezcan m uj eres en el papel de villanas, ya sean sensuales crim inales o
m onst ruos ( siendo las vam piresas las m ás habit uales) , y por supuest o t am bién com o víct im as
( im ágenes 26 y 27) . Así, por ej em plo, de los veint isiet e núm eros de Crim e SuspenSt ories, las
m uj eres aparecen com o víct im as o asesinas en t rece port adas.
Aunque algunas edit oriales piensan que est as hist oriet as no deben de ser del gust o de las
lect oras, y en consecuencia no incluyen publicidad para las m ism as, ot ras sí dedican part e de su
publicidad a product os dirigidos específicam ent e a m uj eres ( im ágenes 28 y 29) .
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En la cult ura popular, est a diferenciación ent re lo m asculino y lo fem enino es m ás que obvia.
Por ej em plo, en la novela On t h Beach, el escrit or Neville Shut e no duda en expresar el
desasosiego de un m arido al com prender que, por m ás que lo int ent e, su esposa es incapaz de
adopt ar una act it ud racional ant e los problem as que afront an:
De igual m odo, en la narración A Princess of Mars, de Edgar Rice Burroughs, la princesa Dej ah
Thoris reconoce que los sent im ient os le son m ás út iles que la razón:
«–¡¿Por qué preocupar a m i pobre cabeza con t ales problem as, cuando m i corazón m e
[ 38]
dice que crea porque deseo creer?! » .
Por supuest o, acorde a est e discurso, t odos los hom bres t ienen una act it ud racional y t odas las
m uj eres una act it ud em ocional, y al ser una diferencia biológica y no cult ural, es m uy difícil, por
no decir im posible, que hom bres y m uj eres t rasciendan sus roles y se com port en de m anera
diferent e. Ahora bien, eso no im pide que la cult ura popular plant ee diferent es t ipos de m uj eres,
dividiéndolas en dos cam pos m uy am plios y diversos: las m uj eres buenas y las m alas. Las
prim eras, que pueden ser m uj eres norm ales o heroínas, van a seguir las norm as sociales,
m ient ras que las segundas rom pen con las convenciones; por lo t ant o, las prim eras son las
aliadas nat urales de los hom bres ( m adres y esposas que perpet úan un sist em a pat riarcal) ,
m ient ras que las segundas son sus enem igas y se aprovechan de ellos ( al subvert ir el orden
social est ablecido) .
4 .1 . La s m u j e r e s bu e n a s
Aunque hom bres y m uj eres son m uy diferent es, el am or, el deseo de crear un proyect o com ún
de fam ilia y de perpet uarse a t ravés de los hij os e hij as les une. Por lo t ant o, no es de ext rañar
que, en unas edit oriales que se cent ran en los gust os del público m asculino, los prim eros
personaj es fem eninos recurrent es que aparecen sean las novias de los héroes. La relación
rom ánt ica es, en un prim er m om ent o, un gancho para at raer a los lect ores m asculinos, pues las
novias siem pre aparecen com o m uj eres at ract ivas, aunque t am bién m uy decent es. No obst ant e,
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puest o que las avent uras son una cosa t eóricam ent e m asculina, la novia carece de t odo
prot agonism o y relevancia m ás allá de ser un herm oso obj et o decorat ivo, com o vem os en
Myst ery Men Com ics # 4 ( noviem bre 1939) , donde Cynde, la novia del héroe espacial Rex
Dext er of Mars, se pasa t oda la hist oriet a sin decir una sola palabra, de hecho sin act uar en
absolut o, no t eniendo ot ro papel que el de acom pañar al héroe y escuchar sus soliloquios. Bien
es ciert o que encont ram os personaj es fem eninos con m ás personalidad, com o Lois Lane,
aparecida en Act ion Com ics # 1 ( j unio 1938) , que suele t ener iniciat iva e incluso desarrolla una
exit osa carrera profesional com o periodist a, pero incluso est e t ipo de personaj es buscan un
hom bre al que som et erse, m as no un hom bre cualquiera, sino un hom bre fuert e, valient e y
m asculino ( im agen 30) . Un ej em plo de est o lo t enem os en el superhéroe Jay Garrik, que sólo
consigue enam orar a la m uj er de sus sueños al obt ener sus superpoderes com o Flash en Flash
Com ics # 1 ( enero 1940) , y la propia Lois Lane pierde t oda su rebeldía y personalidad cuando
Superm an hace su aparición en escena, si bien det est a al débil, cobarde y afem inado Clark
Kent , com o ella m ism o le dej a claro en Act ion Com ics # 9 ( febrero 1939) :
«–Clark Kent : t e DESPRECI O. ¡Te aborrezco com plet am ent e, pasivo debilucho! ¡Jam ás t e
vuelvas a at rever a dirigirm e la palabra!
–¡No m e engañas! ¡Hay alguien m ás! Dim e, Lois, ¿quién es ese hom bre al que am as?
¡Dím elo! ( ...)
–¡Es grande! ¡ Es glorioso! ¡Es increíble! Es t odo lo que t ú no eres: valient e, arroj ado,
at ract ivo... ¡m agnífico!
–¿Quién es?
–¡SUPERMAN! »
I m a ge n 3 0 . A pesar de su rebeldía e independencia, Lo is Lane cae rendida ant e el héro e que acaba de salv arla y se
arro j a a sus brazo s para besarle, si bien lo s aut o res creen ex cesiv o m o st rar el beso . Act ion Com ics # 5 ( o ct ubre 1 9 3 8 ) .
Est e deseo de encont rar un hom bre m asculino no es algo invent ado por los aut ores de las
hist oriet as, sino una idea que ya exist e en la cult ura popular: en seriales cinem at ográficos com o
el de Flash Gordon prot agonizado por el at let a olím pico Bust er Crabbe [ 3 9 ] , t am bién en relat os
pulp, com o reflej a “ The Purple Heart of Erlik” , una narración de Robert E. Howard que es t odo
un cant o a la m asculinidad y su efect o afrodisíaco sobre las m uj eres:
«Era grande, ancho de hom bros, de puños fuert es, con ardient es oj os azules y un m echón
salvaj e de cabello negro asom ándole baj o la gorra de capit án de barco. Era Wild Bill
Clant on, m arinero, t raficant e de arm as, secuest rador, recolect or furt ivo de perlas, adem ás
de un com bat ient e de prim era clase ( ...) . Había posesividad en la form a en que sus
brazos se aferraban al suave cuerpo de ella, pero la chica encont ró una reconfort ant e
solidez al apoyar su cabeza en su pecho m usculoso. Había una prom esa de seguridad en
su fuerza m asculina. Repent inam ent e, ella ya no odiaba su persist encia por conseguirla.
Ella necesit aba su fuerza, necesit aba un hom bre que pudiera luchar por ella ( …) . Había
placer en la dom inación de sus fuert es m anos» [ 4 0 ] .
Sin em bargo, la m uj er decent e se caract eriza por su fidelidad, y una vez se enam ora de un
hom bre, va a desear perm anecer siem pre a su lado. Pero ¿qué puede ofrecer una m uj er a un
hom bre? Por supuest o, su belleza física ( de la que no se disfrut ará plenam ent e hast a el
m at rim onio) , pero t am bién cuidados y m im os, la prom esa de som et erse a su volunt ad y de
crearle los m enos problem as posibles ( im agen 31) . Aunque est e discurso puede sorprendernos,
no debem os pensar que es exclusivo de las viñet as o de los aut ores m enos sofist icados, pues
grandes nom bres de la lit erat ura caen en los m ism os t ópicos. Por ej em plo, la enferm era
Cat herine Barkley habla así a su prom et ido en la novela de Ernest Hem ingway Farewell t o Arm s:
«Yo sólo diré lo que quieras, y haré t odo lo que quieras, y así nunca desearás a ot ra m uj er,
¿verdad?» [ 4 1 ] .
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I m a ge n 3 1 . Independient em ent e de la capacidad que t enga una m uj er, ha de o bedecer la v o lunt ad del ho m bre al que
am a, que sabe lo que es m ej o r para ella. Así, t ras recibir la ay uda de Bet t y Ro ss, Capt ain Am erica le pide que dej e el
t rabaj o a lo s ho m bres y se m arche a casa, co sa que la j o v en hace sin rechist ar. Capt ain Am erica Com ics # 2 ( abril
1941) .
Est a sencilla visión de las relaciones se am plía, no obst ant e, a m edida que las edit oriales van
siendo conscient es de que su público ya no est á com puest o solam ent e por chicos j óvenes, sino
t am bién por j óvenes m ayores de edad y chicas de t odas las edades. El hum or para adolescent es
y las hist oriet as rom ánt icas son las prim eras en present ar un m odelo de cort ej o m ás parecido al
del m undo adolescent e de la época, en el que la m uj er ya no t om a un papel t an pasivo y que
em plea nuevos espacios, com o los bailes, los cines, el inst it ut o y, por supuest o, el aut om óvil [ 4 2 ] .
Así, aunque el noviazgo es la razón de ser de las m uj eres, ést as ya no caen rendidas a los pies
del prim er hom bre at ract ivo y m asculino que se present a ant e ellas: «¡Vosot ras sois una
desgracia para el sexo fem enino! », exclam a Dot t y a sus com pañeras de frat ernidad en Dot t y
# 35 ( j unio 1948) , «¡Sent adas pasivam ent e com o un puñado de corderit os a la espera de que un
par de pant alones os pidan una cit a! ¿Dónde est á vuest ra dignidad?». De igual m odo, Louise, la
prot agonist a de G. I . Sweeheart s # 34 ( oct ubre 1953) , busca act ivam ent e al hom bre de sus
sueños, acudiendo a cit as con diferent es soldados. Aparece así un nuevo m odelo de m uj er que
t iene m ás libert ad de opción a la hora de elegir a su fut uro m arido, creándose los prim eros
t riángulos am orosos ( im ágenes 32 y 33) , a im it ación de lo que sucede en películas com o Road
t o Singapore, donde Bing Crosby y Bob Hope com pit en por el corazón de Dorot hy Lam our [ 4 3 ] , si
bien no hay ninguna duda de que la m uj er acabará pasando por el alt ar.
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( diciem bre 1949) : por ello, no es de ext rañar que el I m a ge n 3 4 . Co rrespo nde a una m uchacha
cant ant e Ted Weem s reflej e dicho sent im ient o en una pararle lo s pies a lo s chico s y hacerse respet ar,
de sus canciones: co m o descubre Ellen en Teen- Age Rom ances # 1 0
( j ulio 1 9 5 0 ) . Un ho m bre respet ará a una m uj er
que le pare lo s pies, y po r lo t ant o , la idea del
«Llevaba dos m eses saliendo con est e chico
abuso no ex ist e.
cuando nos besam os. Una noche habíam os ido a
cenar al lago y, después de com er, nos t um bam os sobre un m ant el a cont em plar las
est rellas. Cuando fui a coger m i refresco, sin querer rocé su hom bro... y bueno... ya
sabéis el rest o. Seguim os j unt os desde ent onces y t enem os planes para casarnos el
próxim o año».
Una buena reput ación, un alt o grado de com prom iso, m ucha t ernura y fidelidad t ienen com o
result ado la conquist a del hom bre, da igual que est em os hablando de un cóm ic rom ánt ico o de
avent uras, llevando al final feliz, que es el m at rim onio o, en las hist oriet as de avent uras, donde
no se considera oport uno casar al héroe para no hacerle m adurar a oj os de los lect ores, el
et erno noviazgo que, eso sí, es de suponer que algún día acabará en un feliz m at rim onio
( im ágenes 37 y 38) . Bing Crosby define est e sent im ient o de com prom iso m asculino en su
canción “ Only for Ever” :
«¿Que si quiero est ar cont igo / m ient ras los años van y vienen? / Sólo para siem pre ( …) /
¿Qué si quiero cum plir t odos t us deseos / y est ar orgulloso de ello? / Sólo para siem pre
[ 49]
( ...) » .
I m á ge ne s 3 7 y 3 8 . Muchas hist o riet as t erm inan co n una pro puest a de m at rim o nio , cuando no co n un m at rim o nio feliz y
lleno de dicha, do nde el am o r suplía t o das las carencias. Do s escenas de m at rim o nio s felices ex t raídas de First Lov e
I llust rat ed # 6 ( diciem bre 1 9 4 9 ) y My Secret Lif e # 2 5 ( enero 1 9 5 0 ) .
Por supuest o, hay algunas excepciones a t odo lo que hem os dicho. John Benson, por ej em plo,
ha sacado a la luz m uchas de las hist oriet as rom ánt icas escrit as por el guionist a Dana Dut ch
que, sin rom per t ot alm ent e con los pat rones que hem os vist o, sí que ofrecen una visión m ás
com plej a de los personaj es fem eninos, dándoles m ayor posibilidad de decisión, relegando el
deseo de m at rim onio a un segundo e incluso t ercer lugar, incluso insinuando m uy levem ent e
[ 50]
ciert a sexualidad .
4 .2 . La s m u j e r e s h e r oica s
Adem ás de su papel en las hist oriet as rom ánt icas, el ot ro gran rol que se at ribuyó a las m uj eres
fue el de víct im as. Aunque algunos aficionados y est udiosos pret enden ver en las m uj eres
[ 51]
at adas y encadenadas referencias sadom asoquist as encubiert as , para Dorot a Wisniewska la
m uj er es la víct im a predilect a porque el público sient e m ás m iedo e indefensión al ver al sexo
[ 52]
débil en peligro, y el público m asculino, adem ás, se ident ifica con el héroe salvador . Las
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Un caso curioso es el de Wonder Wom an, creada por el psicólogo William Moult on Marst on y el
dibuj ant e Harry G. Pet er y aparecida en All St ar Com ics # 8 ( diciem bre 1941) . La prem isa de
Marst on es crear un personaj e fem enino at ract ivo y poderoso, pero al m ism o t iem po m enos
violent o y capaz de t ransm it ir un m ensaj e de paz y am or, que el aut or considera inherent e a la
[ 55]
biología fem enina , y que por lo t ant o sigue anclado en los m ism os est ereot ipos sobre la
condición biológica de la m uj er. La originalidad del personaj e reside en que su serie se elabora
pensando en el público fem enino, lo que no sólo aport a un elenco de secundarias m ás rico, sino
que adem ás perm it e m ost rar a una heroína herm osa pero carent e de la carga erót ica que
poseen Sheena o Black Cat ( im agen 47) .
«En veint icinco avent uras de Wonder Wom an de los años cuarent a, he encont rado cinco
escenas en las que Wonder Wom an abrazaba a ot ras m uj eres: en dos ocasiones abrazaba a una
niña pequeña, en ot ra ocasión a una m uj er m oribunda y a su m adre, lo que supongo que puede
[ 59]
considerarse perm isible» .
I m a ge n 4 9 . Últ im as viñet as de una av ent ura de Wonder Wom an # 2 ( inv ierno 1 9 4 2 ) , que según Jim St erank o
“ co m placerían hast a al m ás duro de lo s seguido res del sado m aso quism o ” .
Robbins recuerda, adem ás, que est os abrazos no son m uest ra de un deseo sexual, sino una
m uest ra de afect o que, de hecho, es habit ual ent re m uj eres; y el uso del lazo par a inm ovilizar a
sus enem igos, insist e la aut ora, es part e de la est rat egia del personaj e ( y su aut or) de evit ar la
violencia. De hecho, quienes crit ican a Wonder Wom an suelen olvidar que los m ism os elem ent os
que j uzgan sexuales y erót icos se dan en las publicaciones con héroes m asculinos: Los héroes
suelen m overse en un m undo m ayorm ent e m asculino, donde la única m uj er que suele aparecer
es la novia, a la que el héroe t am poco prest a excesiva at ención, prefiriendo por lo general la
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com pañía de ot ros hom bres. De igual m odo, personaj es com o Bucky, Toro, Capt ain Marvel,
Capt ain Marvel Jr. o Mary Marvel prot agonizan num erosas escenas en las que son at ados e
incluso am ordazados ( sólo en los prim eros t reint a prim eros núm eros de Capt ain Am erica Com ics
encont ram os quince port adas en las que Bucky, el j oven com pañero del héroe, aparece
encadenado o at ado) , pero ningún aut or ha vist o en ello sum isión ni sadom asoquism o [ 6 0 ] . Así, a
pesar de exist ir decenas de heroínas que enseñan sus cuerpos y adopt an post uras que no t ienen
ot ro obj et ivo que excit ar sexualm ent e a los lect ores m asculinos, m uchos t eóricos cent ran sus
crít icas ( y posiblem ent e proyect en sus fant asías) sobre uno de los pocos personaj es fem eninos
que, de hecho, no pret ende excit ar a los lect ores.
4 .3 . La s m u j e r e s m a lva da s
Adem ás de est as caract eríst icas, la m uj er m alvada t am bién puede ser t rem endam ent e
divert ida, experim ent ada y ast ut a. Delant e de los hom bres a los que quisiera conquist ar finge
ser dulce y delicada, result ando m ucho m ás int eresant e que cualquier m uj er decent e, t al y
com o describe en uno de sus relat os el escrit or Russ West :
«Ham lin ( …) est aba ent ret eniendo a un puñado de preciosidades. Eran las t ípicas fem m e de j oie
e hij as del pecado. Una llevaba la rendij a de la falda t an arriba que Ferdinand pudo ver no sólo
los lím it es de sus vaporosas m edias, sino t am bién largos cent ím et ros de piel fem enina donde
sus blancas curvas daban paso a una part e m ás ínt im a. Sus pechos, sólo cubiert os por su
brillant e e increíblem ent e pequeño corpiño, eran com o calabazas perfect am ent e m oldeadas y
cuidadosam ent e blanqueadas salpicadas de coral. Sus labios roj o dam asco se m ovían con frases
ardient es, posiblem ent e halagadoras; sus oj os encendidos de pasión brillaban t enuem ent e,
[ 63]
rendidos y suplicant es ( …) » .
Lo que im pulsa a act uar a una m uj er m alvada puede variar enorm em ent e, aunque en general
carecen de la int eligencia necesaria para t razar grandes planes, conform ándose en ocasiones
con pequeños crím enes com o robar j oyas o perfum es o seducir a un hom bre com prom et ido,
com o vem os hacer a Cat wom an en Bat m an # 1 ( prim avera 1940) , Lavender en Capt ain Am erica
# 66 ( abril 1948) o Madam Sat an en Pep Com ics # 18 ( agost o 1941) , respect ivam ent e. Cuando
part icipan en planes m ás am biciosos, com o dom inar el m undo o com et er crím enes a m ayor
escala, lo hacen baj o el m ando de algún villano m asculino, m ás int eligent e, com o es el caso de
personaj es com o Black Widow en Myst ic Com ics # 4 ( agost o 1940) , que t rabaj a para el propio
diablo, o la ya m encionada Valkyrie, Air Fight ers Com ics # 2 ( noviem bre 1943) , que t rabaj a para
los nazis.
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ext raño, m ás bien t odo lo cont rario, verla a los t am bién para las dem ás m uj eres.
quince años en las escaleras que daban acceso a
[ 64]
su casa, acom pañada de dos, t res y, en ocasiones, un solo chico» .
La m uj er m alvada hace que los am igos discut an y que los hom bres desat iendan sus
responsabilidades, com o descubre el sidekick de Capt ain Am erica cuando su m ent or cae r endido
a los pies de una villana en Capt ain Am erica # 65 ( enero 1948) , o Airboy cuando el hij o de un
buen am igo discut e con su padre a causa de una delincuent e que él ha seducido en Airboy
Com ics s/ n ( noviem bre 1948) . Est e dom inio sobre los hom bres hace que, incluso cuando ést os
son conscient es de la corrupción m oral de su com pañera, no sean capaces de rom per sus lazos
con ella, t al y com o nos narra Dashiell Ham m et : «[ El dinero] la vuelve loca, desde luego, pero
por algún m ot ivo a uno no le im port a. Es t an int eresada, t an sinceram ent e m et alizada, que no
result a nada desagradable» [ 6 5 ] . No obst ant e, est o acaba conduciendo a la dest rucción de los
hom bres, t ant o m oral com o económ icam ent e, com o se nos m uest ra en la película La j ungla de
asfalt o:
Por lo t ant o, los hom bres han de saber com port arse ant e una m uj er ( im agen 53) , com o ya
vim os que hacía Andy Har dy en la película Life Begings for Andy Hardy,o com o el duro det ect ive
Mike Ham m er, que sabe esperar cuando considera que una chica vale la pena:
«Charlot t e despegó sus labios de los m íos y se abandonó, exánim e, ent re m is brazos ( …) .
–Mike –balbució–, t engo necesidad de t i.
–No –respondí.
–Por favor, por favor…
–No puede ser.
–Pero, ¿por qué no, Mike? ¿Por qué no?
–Porque hay cosas bellas que no deben ser est ropeadas así. Para t odo habrá t iem po; pero
[ 67]
debe ser com o Dios m anda» .
I m a ge n 5 3 . Cat w o m an pro po ne a Bat m an una alianz a para co nv ert irse en “ ¡Rey y reina del crim en! ” , co sa que el seño r
de la no che rechaza a pesar de reco no cer que la pro puest a le result a “ t ent ado ra” . Bat m an # 1 ( prim av era 1 9 4 0 ) .
Aunque la m uj er m alvada posee una vida excit ant e, con una legión de hom bres a sus pies,
riquezas e independencia, al final los hom bres la acaban abandonando o evit ando, t al y com o
recuerda una canción del grupo The Four Seasons:
«Adiós, nena, est o no es un hast a luego. / Voy a seguir con m i vida. / Pront o com enzarás
[ 68]
a llorar a causa de t us m ent iras. / Oh sí, m ira quién se ríe ahora» .
Com o la m uj er m alvada no encuent ra a ningún hom bre que la quiera, acaba sola,
convirt iéndose en una am argada e incluso en una dem ent e. Est e final no suele m ost rarse en los
cóm ics, pero se observa en el rest o de la cult ura popular. Por ej em plo, así define el novelist a
Pat Frank la m onót ona y t rist e vida de una m uj er que no encuent ra m arido:
«Florence ( …) no t enía fam iliares cercanos y se acercaba a una edad en la que una
persona razonable no podía esperar una propuest a de m at rim onio ( …) Su vida ent era
est aba cent rada en la oficina ( …) Solía llegar un poco ant es de lo necesario. A m edia
m añana, m aldecía el descenso de t r abaj o, que finalm ent e acababa a las cinco. A part ir de
las cinco, nada la esperaba en casa, salvo sus páj aros, un pez t ropical y sus viaj es
indirect os a siglos m ás rom ánt icos, a los que accedía a t ravés de las novelas
hist óricas» [ 6 9 ] .
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I m a ge n 5 4 . Las m uj eres crim inales suelen enco nt rar un final so lit ario , ya sea m uriendo , ya sea dando co n sus hueso s
en prisió n, do nde env ej ecerán sin enco nt rar a un ho m bre que las despo se. All- True Crim e # 3 1 ( enero 1 9 4 9 ) . I m a ge n
5 5 ( de re cha ) . Valk yrie no puede resist irse al buen co razó n de Airbo y , enam o rándo se de él y uniéndo se al bando aliado .
Air Fizght ers Com ics # 2 ( no v iem bre 1 9 4 3 ) .
No obst ant e, a las m uj eres m alvadas se les perm it e t om ar el cam ino de la redención y rom per
con su pasado crim inal. Cuando una m uj er decide redim irse, eso sí, no lo hace t ant o debido a
m ot ivos ideológicos ( es decir, no hay una int rospección que le haga com prender que se ha
port ado m al) com o por el am or que sient e hacia algún hom bre decent e, generalm ent e el héroe
( im agen 55) . Sólo reform ándose, la m uj er m alvada puede aspirar a conquist ar el corazón de un
hom bre decent e, aunque el cam ino que ha de seguir es largo, m as vale la pena, porque a part ir
de ese m om ent o los hom bres la t rat arán con respet o y, finalm ent e, su am or será correspondido
y podrá realizarse com o m uj er.
La reform a de la m uj er m alvada suele venir acom pañada de un im port ant e cam bio en su
represent ación, perdiendo la frialdad que la caract erizaba y m ost rándose sum isa a los deseos
del héroe. No obst ant e, la villana reform ada sigue siendo m uy erót ica, con la diferencia de que
su sexualidad se som et e a los deseos de su am ado, por lo que ya no la em plea librem ent e para
dom inar a los hom bres ( im agen 56) .
Sin em bargo, en una indust ria t an dom inada por las fórm ulas com o la del com ic book de los
años cuarent a y cincuent a, algunos aut ores no se at reven a prescindir de sus villanas y del
poderoso at ract ivo erót ico que despiert an en los lect ores, por lo que prefieren convert irlas en
personaj es am biguos que lo m ism o ayudan al héroe que se em barcaban en una cruzada
crim inal ( ilust ración 57) .
4 .4 . La s j óve n e s in e x pe r t a s
A lo largo de los años cuarent a, según se hace evident e que los j óvenes t ienen sus propios
espacios en los que pueden disfrut ar en m ayor o m enor grado de su sexualidad, se van
m ult iplicando los docum ent ales en los que se busca inst ruir a los m ás j óvenes sobre cóm o
com port arse en una cit a, cóm o ser popular y aun así m ant ener la buena fam a, la m anera de
[ 72]
hacer una fiest a o incluso cóm o saber si se est á realm ent e enam orado En los com ic
books,est e deseo de educar se ve reflej ado en el arquet ipo de las j óvenes inexpert as,
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m uchachas que com ienzan a t ener cit as pero que, ya sea por su falt a de experiencia o por su
deseo de nuevas vivencias, am enazan con rom per las convenciones sociales y convert irse en
m uj eres m alvadas. Así, a t ravés de est as hist oriet as que casi siem pre prot agonizan m uj eres ( de
ahí que aparezcan principalm ent e en los t ít ulos rom ánt icos) , los lect ores y las lect oras aprenden
qué com port am ient os son correct os, cuáles no, y las consecuencias que acarr ean.
Obviam ent e, una de las lecciones m ás im port ant es que se int ent a enseñar es la del cont rol de la
sexualidad. La aut ocont ención es m uy im port ant e, pues si una chica j oven se dej a llevar por sus
pasiones, puede acabar t eniendo problem as:
«I ncluso ant es de llegar a la universidad, ya había decidido que la vida era para
disfrut arse... ¡y la j oven sangre que hierve en m is venas iba a obt ener las em ociones que
ansiaba! ( …) Ent regaba m is besos alegrem ent e... ¡y por t odo el cam pus SE COMENTABA
[ 73]
QUE YO ERA FÁCI L! » .
Por lo general, la m uchacha que abandona a su novio por un chico nuevo y excit ant e acaba
descubriendo que se ha equivocado, ya sea porque se arrepient e o porque el chico m ist erioso
dem uest ra que no t enía int erés en convert irla en una m uj er decent e. Así, por ej em plo, t ras
rom per con su novio de t oda la vida, la prot agonist a de Diary of Secret s # 22 ( febrero 1952)
habla al chico m ist erioso y adinerado de los planes de fut uro que ella ha t razado para am bos, a
lo que él:
«Qué es eso de... n u e st r o fut uro? ( …) Si est ás pensando en m at rim onio, ¡olvídalo! Mis
coches deport ivos son m ás caros que una esposa, ¡pero dan m enos problem as! ¡No quiero
ninguna cadena at ada a m i cuello! ».
De igual m odo, la prot agonist a de una de las hist oriet as aparecidas en Venus # 9 ( m ayo 1950)
descubre dem asiado t arde que la pasión y el m ist erio t ienen una vida m uy breve:
«Sí, fue un encuent ro repent ino, una am ist ad repent ina, un noviazgo repent ino y... ¡un
m at rim onio repent ino! En un m es, m e había convert ido en la señora de Hal Bennet t , ¡y en
la m uj er m ás feliz del m undo! Vi [ a m i ant iguo novio, Lest er] en la cerem onia ( …) pobre
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chico sin chispa... no podría haberm e casado con él... ¡sim plem ent e no t enía el suficient e
glam our! Nuest ro m at rim onio fue com o nuest ro noviazgo: excit ant e, em ocionant e,
apasionado... alocado, divert ido, feliz, rom ánt ico y... ¡BREVE! Un m es después, m e
encont ré sola en casa... sola con m is lágrim as... y m i t rist eza... ¡y m i arrepent im ient o!
Sola con el conocim ient o de que m e había casado con un hom bre con el que no t enía
nada en com ún: ¡un hom bre al que apenas conocía! ¡Así que hoy he vuelt o [ a m i ciudad] !
En seis sem anas est aré divorciada... ¡una m ás en la t rágica legión de m uj eres que han
com et ido un error! ¡Muj eres que t ienen que volver a em pezar! Quizás, si t engo suert e,
Lest er Dowd, el hom br e aut ént ico, genuino y decent e con el que debería haberm e casado,
m e est ará esperando... pero si no, al m enos, he aprendido una dura lección... ¡y espero
ser una m ej or persona gracias a ella! ».
La chica debe reconocer ent onces su error, volver con la cabeza baj a a su ant iguo novio y pedir
perdón, com o t am bién sucede en Fist Loved I llust rat ed # 64 ( m ayo 1954) : «¿Cóm o he podido
ser t an idiot a? St an, querido St an... ¡Si t an sólo m e dieses ot ra oport unidad! ». Por supuest o, a
la chica ni se le ocurre seguir adelant e con su vida y conocer a ot ros hom bres, m enos aún
quedarse solt era.
Pero independient em ent e de que se em plee m ás o m enos la figura fem enina com o reclam o, las
viñet as enseñan t ant o a los lect ores com o a las lect oras una serie de lecciones sobre la sociedad
en la que viven. En nuest ro caso, la lección m ás im port ant e es la de la división de las m uj eres
en dos am plios cam pos, las buenas y las m alas, aquellas con las que un hom bre desea casarse
y aquellas con las que un hom bre sólo debe divert irse. I ndudablem ent e, la figura de la m alvada
es m ucho m ás at ract iva para una lect ora que la de la m uj er decent e, pues la prim era disfrut a de
su sexualidad, rom pe con su som et im ient o y obt iene riquezas, m ient ras que la segunda apenas
consigue at raer la at ención del héroe, t iene un novio aburrido y debe reprim ir sus deseos
sexuales; por t odo ello, las hist oriet as hacen hincapié en lo t rágica que acaba result ando la vida
de la m uj er m alvada, frent e al t riunfo final de la m uj er decent e. ¿Pero qué diferencia a una
m uj er decent e de una m alvada? Más allá de su belleza, frialdad y obj et ivos, lo que realm ent e
diferencia a una de ot ra es el uso que hacen de su sexualidad: las m uj eres decent es son
víct im as de su sexualidad, pues no sólo no pueden ceder al deseo propio, sino que adem ás
deben sufrir la insist encia de sus cit as y parej as; por el cont rario, las m uj er m alvadas dom inan
su sexualidad y conviert en a los hom bres en víct im as de ella. El problem a de la m uj er m alvada
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no es, por lo t ant o, solam ent e que subviert a el orden est ablecido ( “ los hom bres dom inan a las
m uj eres” ) , sino que su egoísm o la puede llevar a int erferir con ot ras relaciones. Por ello, la
m uj er m alvada que se quiera redim ir debe som et erse a ot ro hom bre, de t al m odo que aunque
siga m ant eniendo una vida sexual act iva, al m enos se rest ablezca el dom inio del hom bre sobre
la m uj er y ést a no vuelva a represent ar una am enaza para ot ras parej as. Por ello, aunque
algunos cóm ics t engan una m ayor carga erót ica que ot ros, en el fondo se da el m ism o m ensaj e:
a las m uj eres se les enseña a reprim ir sus deseos y el de sus parej as, m ient ras que a los
hom bres, si bien se les excit a con im ágenes de m uj eres herm osas y poco vest idas, se les
inst ruye para que desconfíen de las m uj eres que son dem asiado fáciles; se crea así la im agen
de la m uj er cast a, y por lo t ant o decent e, con la que hay que com prom et erse, y de la fácil, y en
consecuencia m alvada, con la que sólo hay que divert irse.
A part ir de 1955, cuando se regulan las publicaciones con un código de conduct a, el fin del
erot ism o no va a significar el final de dicho m ensaj e pat riarcal, ant es t odo lo cont rario. En una
sociedad com o la de principios de los años cincuent a, en la que las m uj eres cada vez pasan m ás
t iem po fuera del hogar ( prim ero inst ruyéndose, luego t rabaj ando en em pleos rem unerados) [ 7 7 ]
se refuerza un m ensaj e hogareño, que excluye de las hist oriet as rom ánt icas cualquier t ipo de
rupt ura con los pat rones m orales, que a fin de cuent as eran la únicas que m ost raban a m uj eres
haciendo uso libre de su sexualidad, y conviert e el noviazgo decent e y el m at rim onio en el t em a
cent ral de práct icam ent e t odas las hist oriet as. Así, si hast a 1954 encont ram os un m ensaj e que
t iende a reprim ir la sexualidad libre de las m uj eres, a part ir de 1955 dicha sexualidad es
t ot alm ent e borrada de las hist oriet as dirigidas principalm ent e a m uj eres, y aparece m ucho m ás
diluida en aquellas que t ienen com o público pot encial a hom bres.
Ahora bien, ¿hast a qué punt o cala est e m ensaj e en los públicos? Para Hans- Georg Gadam er, el
recept or o recept ora de una obra no es un suj et o pasivo que acept a m ansam ent e lo que se le
est á diciendo, sino que, m uy por el cont rario, est ablece un diálogo con la obra y puede t om ar
sólo algunos elem ent os de la m ism a, o incluso reint erpret ar com plet am ent e el m ensaj e que
recibe, ot orgándole así un significado nuevo [ 7 8 ] . Pongam os por ej em plo las hist oriet as de
avent uras prot agonizadas por m uj eres erót icas, t eóricam ent e dirigidas a un público m asculino,
pero que igualm ent e at raen a lect oras, pues son t an escasas las narraciones prot agonizadas por
m uj eres que las lect oras no dudan en seguir cualquiera que se publique, por irreales que sean
las m uj eres que aparezcan represent adas[ 7 9 ] : así, m ient ras un lect or puede obt ener con una
avent ura de Sheena una fant asía erót ica, una lect ora puede encont rar en la m ism a hist oriet a un
m odelo de m uj er independient e y fuert e. El propio hecho de que m uchas parej as adolescent es
t engan una vida sexual, aunque ést a no pase en m uchas ocasiones de besos y caricias, nos
m uest ra que m uchos lect ores y m uchas lect oras logran adapt ar el m ensaj e que lanzan los
cóm ics en part icular, y la cult ura popular en general, creando así una doble m oral en la que en
el ent orno de la parej a se disfrut a de la sexualidad, m ient ras que en el ent orno fam iliar y
público se defienden los valores que fom ent a la sociedad; surge así la reput ación, que no se
basa en lo que una persona hace, sino en lo que los dem ás creen que esa persona hace.
En resum idas cuent as, los com ic books publicados ent re 1935 y 1954 m uest ran un m undo
donde predom inan los valores pat riarcales, obviam ent e en la represent ación que se hace del
cuerpo de las m uj eres, pero t am bién a t ravés de los usos y cost um bres relat ivos a la
sexualidad. Por lo t ant o, el fin de las r epresent aciones erót icas no será el final de dicho m ensaj e
pat riarcal, pues se refuerzan los cont enidos que ensalzan la concepción t radicional del
m at rim onio ( het erosexual, m onógam o, con finalidad procreadora e indisoluble) . No obst ant e,
dicho m ensaj e no condiciona de form a definit iva la act it ud de las personas en su vida privada,
aunque sí que apunt ala dichos valores en la esfera pública.
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NOTAS
[1]
Para una interpretación queer de Batman y Robin léase CEBALLOS MUÑOZ, Alfonso, y ARAGÓN VARO,
Asunción: "Mis héroes ya no son lo que eran. Una lectura queer de Batman y Xena, la princesa guerrera", en
ESTÉVEZ SAÁ, José Manuel et al. (Eds.): Sociedades y Culturas: Nuevas formas de aproximación literaria y
cultural, Sevilla, Universidad de Sevilla, Publicaciones y Recursos Audiovisuales y SELICUP, 2004.
[2]
BRONFENBRENNER, Urie: La ecología del desarrollo humano, Barcelona, Paidos, 1987, pp. 41-45.
[ 3]
STOREY, John: Cultural Studies and the Study of popular Culture, Athens (EE UU), The University of
Georgia Press, 2003, pp. 5-6.
[4]
MARSHMENT, Margaret: “The Picture is Political: Representation of Women in Contemporary Popular
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(EE UU) y Londres (Reino Unido), MacMillan Press, 1997, p. 125.
[5]
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Periodicals, 1982, p. 143.
[6]
DANI ELS, Les: DC Comics, a Celebration of the World's Favorite Comic Book Heroes, Nueva York (EE UU),
Billboard Books, 2003, p. 14; y SABI N, Roger: Comics, Comix, & Graphics Novels, Londres (Reino Unido)
Inglaterra, Phaidon Press Limited, 1996, p. 35.
[7]
RODRÍGUEZ MORENO, José Joaquín: Los cómics de la Segunda Guerra Mundial: Producción y mensaje en
la editorial Timely (1939-1945) , Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 2010, pp. 54-56,
78-79.
[8]
GUBERN, Román: El lenguaje de los cómics, Barcelona, Península, 1972, p. 8.
[9]
Lloyd Jacket citado en SIMON, Joe, y SIMON, Jim: Comic Book Maker, Lebanon (EE UU), Vanguard
Productions, 2003, pp. 26 y 27.
[ 10] “An Interview with Irwin Stein”, I rwin Stein entrevistado por John Benson en BENSON, John: Confessions,
Romances, Secrets, and Temptations. Archer St. John and the St. John Romance Comics, Seattle (EE UU),
Fantagraphics Books, 2007, pp. 15-16.
[11]
ROBBINS, Trina: The Great Women Superheroes, Northampton (EE UU), Kitchen Sink Press, 1996, pp. 26,
29.
[12]
RODRÍGUEZ MORENO, op. cit., p. 57.
[13]
“C. C. Beck”, C. C. Beck entrevistado por Tom Heintjes en Hogan’s Alley, consultado el 4 de abril de 2010,
< http:/ / www.cagle.msnbc.com/ hogan/ interviews/ beck/ home.asp> .
[ 14] WRIGHT, Bradford W.: Comic Book Nation: The Transformation of Youth Culture in America, Baltimore
(EE UU) The Johns Hopkins University Press, 2003, p. 6.
[15]
“Origins of the Golden Age: Sheldon Mayer”, Sheldon Mayer entrevistado por Anthony Tollin en Amazing
World # 5, Nueva York (EE UU), DC Comics, Marzo-Abril 1975, p. 6.
[16]
NYBERG, Amy Kiste: Seal of Approval. The History of the Comics Code, Jackson (EE UU), University of
Mississippi, 1998, p.19.
[17]
Ibídem, pp. 144-145.
[ 18]
WRI GHT, op. cit., pp. 98-99.
[ 19]
NYBERG, op. cit., p. 23.
[20]
Ibídem, p. 165.
[21]
WRIGHT, op. cit., p. 102, y NYBERG, op. cit., p. 35.
[22]
NYBERG, op. cit., pp. 166-169.
[23]
GOULART, Ron: Comic Book Culture. An Illustrated History, Portland (EE UU), Collector Press, 2000, pp.
181-182.
[24]
Cabe destacar como excepción la serie Little Nemo, de Windsor McCay, que si bien empezó como una
historia humorística, pronto desarrolló un universo de aventuras nunca antes visto en las páginas de la
prensa. La serie se editó originalmente entre 1905 y 1914, y aún hoy día se reedita.
[25]
DÍ EZ ESPI NOSA, José Ramón: El desempleo de masas en la Gran Depresión: Palabras, imágenes, sonidos,
Valladolid, Universidad de Valladolid, 2006, p. 17.
[26]
FEIFFER, Jules: The Great Comic Books Heroes, Seattle (EE UU), Fantagraphics Books, 2003, p. 15.
[27] PALLADINO, Grace: Teenagers. An American History, Nueva York (EE UU), Basic Books, 1996, pp. 45-46.
[28]
Ibídem, p. 118.
[ 29]
NASH, I lana: American Sweetheart. Teenage Girls in Twentieth-Century Popular Culture, Bloomington (EE
UU), I ndiana University Press, 2006, p. 131.
[ 30]
RODRÍ GUEZ MORENO, José Joaquín: “La guerra de las bestias. Una lectura de los Estados Unidos en la
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Segunda Guerra Mundial a través de los cómics de animales”, en MORGADO GARCÍA, Arturo, y RODRÍGUEZ
MORENO, José Joaquín (Eds.): Los animales en la historia y la cultura, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la
Universidad de Cádiz, 2011, pp. 228-229.
[ 31]
McKNIGHT-TRONTZ, Jennifer: The Look of Love. The Art of the Romance Novel, Nueva York (EE UU),
Princeton Architectural Press, 2002, p. 35.
[ 32]
“More Than Your Average Joe”, Joe Simon entrevistado por Mark Evanier en: Jack Kirby Collector # 25, EE
UU, TwoMorrows, subido en agosto de 1999 y consultado el 2 de marzo de 2007, < http:/ / twomorrows.com
/ kirby/ articles/ 25simon.html> .
[ 33]
BENSON, op. cit., pp. 101-102.
[ 34]
MARSHMENT, op. cit., p. 125.
[ 35]
PI NERL, John P. J.: Biopsicología, Madrid, Adisson-Wesley, 2006, pp. 328-330.
[ 36]
DAUNNE-RICHARD, Anne-Marie: “Cualificación y representación social”, en Las nuevas fronteras de la
desigualdad, Barcelona, Icaria, 2004, pp. 76, 78-79.
[ 37]
SHUTE, Neville: On the Beach, Londres (Reino Unido), Vintage Books, 2009 (publicada originalmente en
1957), p. 159.
[ 38]
BURROUGHS, Edgar Rice: A Princess of Mars, Nueva York (EE UU), Penguin Books, 2007 (publicado
originalmente en 1917), p. 64.
[ 39]
STEPHANI , Frederick (director): Flash Gordon, EE UU, Universal Pictures, 1936.
[ 40]
HOWARD, Robert E.: “The Purple Heart of Erlik”, en GOODSTONE, Tony (editor): The Pulps: Fifty Years of
American Pop Culture, Nueva York (EE UU), Bonanza, 1970 (publicado originalmente en 1936), pp. 145,
149-150.
[ 41]
HEMI NGWAY, Ernest: Adios a las armas, Madrid, Unidad Editorial, 1999 (publicado originalmente en
1929), p. 107.
[ 42]
COONTZ, Stephanie: Historia del matrimonio, Barcelona, Gedisa Editorial, 2006, p. 261.
[ 43]
SCHERTZINGER, Victor (director): Road to Singapore, EE UU, Paramount Pictures, 1940.
[ 44]
PALLADI NO, op. cit., pp. 27-28.
[ 45] SEI TZ, George B. (director): Life Begings for Andy Hardy, EE UU, Metro-Goldwyn-Mayer, 1941.
[ 46]
ADELMAN, Jerry (guionista): "No Clothes for the Party", temporada 1, en Meet Corliss Archer, EE UU, ZIV
Television Programs, 1955.
[ 47]
TED WEEMS: “Heartaches”, en Greatest Hits, Collector's Choice, 2001 (grabada originalmente a finales de
1947).
[48]
PALLADINO, op. cit., pp. 166-168.
[49]
BI NG CROSBY: "Only for Ever" en Only for Ever: His Greatest Hits of the 40s, Asv Living Era, 2001
(grabada originalmente a finales de 1940).
[50]
BENSON, op. cit., pp. 87-100.
[ 51]
Por ejemplo, en STERANKO, Jim: The Steranko History of Comics vol. 1, Pennsylvania (EE UU),
Supergraphics Publication, 1970, p. 72.
[ 52] WI SNIEWSKA, Dorota: “A Beauty in Distress or the attack of the 50 ft. Woman? Some Perspectives of the
Portrayal of Women in the American Horror Films”, en Sites of Female Terror. En torno a la mujer y el terror,
Navarra, Aranzadi, 2008, p. 398.
[ 53]
Ibídem.
[ 54]
GOULART, op. cit, p. 181.
[ 55]
DANI ELS, Les: Wonder Woman: The Complete History, San Francisco (EE UU), Chronicle Books, 2000, pp.
22-23.
[ 56]
WERTHAM, Fredric: Seduction of the Innocent , Nueva York (EE UU), Rinehart, 1954, pp. 192-193.
[ 57]
STERANKO, op. cit., p. 72.
[ 58] DANIELS, op. cit., p. 61.
[59]
ROBBI NS, op. cit., p. 11.
[ 60] I bídem, pp. 11-13.
[ 61]
GASCA, Luis, y GUBERN, Román: El discurso del cómic, Madrid, Ediciones Cátedra, 1988, p. 94.
[62]
CLI NE, William C.: In the Nick of Time. Motion Picture Sound Serials, Jefferson (EE UU) , McFarland &
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[63]
WEST, Russ: “Hot Rompers”, en GOODSTONE, op. cit., p. 133.
[64]
HURST, Fannie: Back Street, Nueva York (EE UU), Signet Books, 1952 (publicado originalmente en 1931),
pp. 5-6.
[65]
HAMMET, op. cit., p. 37.
[66]
HUSTON, John (director): Asphalt Jungle, EE UU, Metro-Goldwyn-Mayer, 1950.
[67]
SPILLANE, Mike: Yo, el jurado, Madrid, El País, 2004 (publicado originalmente en 1947), p. 137.
[68]
THE FOUR SEASONS: “Walk Like a Man”, en VV.AA.: Super Hits: Early '60s Classics, Time-Life Music, 1992
(grabada originalmente en 1963).
[ 69]
FRANK, Pat: Alas, Babylon, Nueva York (EE UU), Harper Perennial, 2005 (publicado originalmente en
1959), p. 107.
[70]
SLAUGHTER, Frank S.: Hospital General del Este, Barcelona, Planeta, 1969 (publicado originalmente en
1952), p. 20.
[ 71]
CHRISTIE, Agatha: Y no quedó ninguno, Barcelona, RBA, 2007 (publicado originalmente en 1939), p. 143.
[72]
Algunos ejemplos son: PESHAK, Ted (director): Are you Popular, EE UU, Coronet Instructional Media,
1947; PESHAK, Ted (director): Dating: Do's and Don'ts, EE UU, Coronet I nstructional Media, 1949; SMART,
David A. (productor): What Makes a Good Party?, EE UU, Coronet I nstructional Media, 1950; PESHAK, Ted
(director): What to Do on a Date, EE UU, Coronet I nstructional Media, 1951; SMART, David A. (productor):
More Dates for Kay, EE UU, Coronet Instructional Media, 1952.
[73]
Campus Loves # 2 (febrero 1950).
[74]
THORPE, Richard (director): A Date with Judy, EE UU, Metro-Goldwyn-Mayer, 1948.
[75]
GELER, Chester S.: “Disappearance”, Astounding Science Fiction Vol. XXXV Nº 5, Julio de 1945, Nueva
York (EE UU), Street and Smith Publications, p. 118.
[76]
NASH, op. cit., p. 160.
[77]
LEFAUCHEUR, Nadine: “Maternidad, familia, Estado”, en Historia de la mujer: El siglo XX Tomo 5, Madrid,
Taurus Ediciones, 1993, p. 444.
[ 78]
GADAMER, H. G.: Truth and Method, Londres (Reino Unido), Sheed and Ward, 1979, pp. 264-266 .
[79]
NASH, op. cit., p. 160.
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