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2015
Andrés Oppenheimer es uno de los rostros del periodismo más conocidos en América
Latina, lleva décadas en la cadena CNN y también en las páginas del diario The Miami
Herald. Premio Pullitzer en 1987, Ortega y Gasset en 1993 y Rey de España en
2001, fue seleccionado por la revista Foreign Policy como uno de los 50 intelectuales
de mayor peso en América Latina y la Forbes Media Guide lo incluyó entre los 500
periodistas más importantes de Estados Unidos. Que Oppenheimer sabe de lo que
habla nadie lo pone en duda. Y de que lleva mucho tiempo haciéndolo, mucho menos.
Hace unas semanas, el periodista visitó Madrid para promocionar Crear o morir, un
libro que ahonda en su línea sobre educación y competitividad
Hace unas semanas, el periodista visitó Madrid para promocionar Crear o morir, un
ensayo publicado por Debate y en el que el argentino afincado en Norteamérica se
despega de ese positivismo determinista que ha dominado la reflexión latinoamericana
acerca de su propio pensamiento. Muchas de sus reflexiones, asegura, son aplicables a
España, donde, como en América Latina, no existe una verdadera cultura del
emprendimiento. Empezando por el hecho de que no se tolera el fracaso. ¿Hay otra
forma de crear que no pase por el largo desierto del error?
-No es el primer libro que dedica a la necesidad que tiene América Latina de ser
competitiva. Este tema viene de lejos.
-Este es el libro que completa una trilogía que comenzó con Cuentos chinos, un libro
donde hablaba de la necesidad de ser competitivos y en el que aseguraba que, para
conseguirlo, había que mejorar la educación. La calidad educativa en los países
hispanoamericanos era y sigue siendo un desastre. Luego escribí Basta de historias, que
era también sobre educación y la necesidad de mejorarla. Al final, Basta de historias,
decía que la educación por la educación en sí misma no sirve de mucho si no va de la
mano con la innovación, con la ciencia, con la tecnología. Si sólo estudiamos poesía, no
vamos a crear grandes productos que nos proporcionen un ingreso nacional que nos
permita ser más prósperos. Crear o morir es el tercer libro, que sigue el hilo de Basta de
historias.
- No podemos vivir en un continente del que sólo salgan 'Octavios Paz' y 'Nerudas'
o 'Leos Messi'. Lo ideal sería que hubiese ambos, o más tipos de ciudadanos ¿Por
qué no hay un término medio entre una cosa y otra si somos tan diversos?
-¿Por ejemplo?
-El primero de ellos es que tenemos que empezar a venerar a los innovadores de la
misma manera que veneramos a los futbolistas, porque en todos nuestros países, los
jóvenes quieren ser el próximo Messi o Iker Casillas pero muy pocos quieren ser el
próximo Premio Nobel de física. En los periódicos, las páginas de tecnología, son
páginas de gadgets y eso no es una innovación, es una parte de ella. Una de las claves
para crear una sociedad innovadora es propiciar una cultura que genere esa innovación.
En Silicon Valley todos los chicos que están sentados en los bares con sus laptops
quieren ser el próximo Mark Zuckerberg, no quieren ser el próximo Messi.
"En Silicon Valley todos los chicos quieren ser el próximo Mark Zuckerberg, no
quieren ser el próximo Messi"
"En España y en América Latina crucificamos a los que fracasan y no pueden existir
una innovación que no sea el resultado de una larga cadena de fracasos"
-Pero hace apenas 30 años de eso, ¿qué pasó? Del dinero como ficción a la ficción
del dinero
-El golpe de 2008 fue tremendo, por falta de regulación. A muchos les hizo terminar
con esa adoración del dinero o esa creencia de que nunca se esfumaría. Todo el mundo
perdió el 40% de sus ahorros de la noche a la mañana. Y volviendo al tema anterior. En
nuestras culturas, el mayor obstáculo para la innovación es, primero no entender que
estamos en un nuevo mundo en el que el trabajo mental es cada vez mayor frente
al trabajo manual. Estamos viviendo en una economía del conocimiento, donde una
empresa como Apple vale más que el producto interno bruto de muchos países, un
mundo donde una empresa como Kodak se fue a la quiebra con 140.000 empleados por
no innovar y meterse en la fotografía digital, en el mismo momento que una empresa
chiquita llamada Instagram tenía 13 empleados y sí se metió en la fotografía digital y
se vendió en mil millones de dólares.
-¿Cómo hacer para que nuestros países puedan prosperar en este nuevo mundo?
-¿Qué piensa de esta ola que comenzó recorriendo Sudamérica y que ahora tiene
un rebrote, discreto pero rebrote al fin y al cabo, en Europa?