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Adore a Dios

En el estudio anterior, aprendimos que llegamos a conocer a Dios por su iniciativa y a través de
nuestras experiencias personales.

Aprendimos que los nombres hebreos describían el carácter o naturaleza de la persona. El


nombre estaba asociado íntimamente con la persona y su presencia. Por tanto, invocar el
nombre de alguien era buscar su presencia. Reconocer el nombre de Dios significa reconocer a
Dios por lo que Él es. Invocar su nombre indica que está buscando su presencia. Alabar su
nombre es alabarle a El

Lo vemos claramente cuando Moisés pregunta: ¿Quién digo que me envía? Y el responde EL
GRAN YO SOY.

Un misionero cristiano estaba tratando de explicar a un hindú el hecho y la necesidad de la


encarnación de Cristo Jesús.
El hindú no entendía cómo Dios quiso y pudo hacerse hombre por más que el misionero se lo
explicaba.

Al ir caminando, distraídos, no se dieron cuenta de la proximidad de un hormiguero. El hindú,


sin querer, tropezó con el hormiguero y lo desbarató. Las hormigas, como suele acontecer en
estos casos, corrieron como locas y aturdidas de acá para allá.

El pobre hindú quedó consternado por lo sucedido y exclamó: - ¿Cómo podría decir yo a estas
hormigas que no he querido hacerles este daño, que ha sido impremeditado y que deseo hacer
algo para ayudarles?

Aquí aprovechó el misionero cristiano para decirle: -Amigo, sólo hay una manera, y es que
usted tenga el deseo y el poder de hacerse hormiga como una de ellas y estando en esa
condición, les hable como ellas hablan y les explique que usted las ama y quiere ayudarlas.

Al hindú se le iluminó el rostro en este momento, pues empezaba a comprender el hecho de


que Dios se hizo hombre para comunicarse y relacionarse con nosotros y enseñarnos el camino
de la vida eterna.

Así como podemos ver a Dios como lo que es, Dios; lo podemos ver en su naturaleza hombre,
recuerde que el era 100% Dios, como 100% hombre. Vea esa naturaleza humana y su conducta,
su forma de vida y como podía vivir en esa dualidad divina para el cumplimiento de la palabra.

Amado hermano y hermana. Los nombres dirigen su atención hacia Dios, hacia quien es El, y lo
que hace. Adórele por lo que Él es. Agradézcale por lo que El hace. Glorifíquele. Ámele y ríndale
adoración. Búsquele. Confíe en El. Cántele.

Identifique maneras para adorarle:


Acordándose de su nombre,
Alabando su nombre,
Alegrándose en su nombre,
Alzando las manos en su nombre,
Amando su nombre,
Anunciando su nombre,
Bendiciendo su nombre,
Buscando su nombre,
Cantando a su nombre,
Confiando en su nombre,
Conociendo su nombre,
Esperando en su nombre,
Gloriándose en su nombre,
Glorificando su nombre,
Invocando su nombre,
Temiendo, entendiendo por temor como respetando su nombre.

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