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El Principio de Justicia en el Ingeniero

1. EL PRINCIPIO DE JUSTICIA

A lo largo de la historia siempre han existido personas que han imaginado cómo sería una sociedad feliz y
justa. Una ciudad, una nación, una sociedad donde todo el mundo conviviera felizmente. A estas creaciones
de la imaginación se le llaman “utopías”. En muchas ocasiones estas utopías eran y son verdaderos
disparates, pero en otras ocasiones las utopías plantean formas acertadas de mejorar la realidad. Esa es la
razón de imaginarlas, para mejorar la realidad que no puede ser mantenida como buena. De hecho, llegar a
la sociedad perfecta es planteado como una utopía, ya que siempre existirá un desfase entre la meta ideal
que se quiere alcanzar y la realidad social que toca vivir.

Pero la pregunta que tenemos que hacernos al comienzo de este tema que nos va a hablar de la Justicia es la
siguiente: nuestra sociedad, incluso con el avance técnico y científico, ¿va siendo cada día más justa y más
igualitaria, o estamos creando una sociedad de profundas desigualdades e injusticias?

Es más, bajando a nuestro temario: ¿qué responsabilidad tiene el mundo profesional en esta cuestión? La
afirmación de que todos los hombres somos iguales contrasta con la cruda realidad que se pone de
manifiesto a diario en los informativos.

La ética profesional queda incompleta si no se enmarca en la perspectiva de una ética social, que permita
entender en qué contribuye o puede contribuir el trabajo de cada profesión a mejorar la sociedad. Los
profesionales son las personas y grupos más competentes, más cualificados y mejor situados socialmente
para promover una distribución más racional y justa de los recursos. De hecho, somos la primera generación
de la historia con recursos técnicos y productivos para acabar de la noche a la mañana con la pobreza de
millones de seres humanos, hermanos nuestros. Si no ocurre así, es por evidente falta de interés político y
social que agranda cada día el abismo de desigualdades escandalosas entre unos hombres y otros.

1.1. “Dar a cada uno lo suyo”. Buscando el sentido de “justicia”.

La idea de justicia como aquella que orienta la vida en común se fundamenta en el reconocimiento del valor
de toda persona, en la igualdad esencial de todos los seres humanos y en la necesidad de convivir
pacíficamente unos con otros de manera que se establezca una sociedad lo más fraterna y solidaria posible.

Pero qué entender por “justicia”. Sigue siendo válida en nuestros días la definición que en el siglo III dio el
jurista romano Ulpiano cuando afirmó que justicia es “la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo
suyo”. Esta idea, entre otros, tiene dos elementos importantes:

1º. La reciprocidad, pues las relaciones de justicia se establecen siempre entre dos sujetos, conforme a la ley
y generalmente de acuerdo con la regla de oro que afirma que uno “debe comportarse con los otros del
mismo modo que quiere que los otros se comporten con él”.

2º. La proporcionalidad o equidad entre lo que se da y lo que se recibe: “hay que restituir a los otros lo que
se les debe y viceversa”.

Si tenemos en cuenta estas dos claves, descubrimos que tenemos que estudiar, a la hora de hablar de
justicia, la relación que existe entre la persona y la colectividad. Así, siempre se ha hablado de la justicia
desde dos perspectivas:

Justicia desde la perspectiva individual: (llamada “justicia conmutativa”) las personas esperamos ser
tratadas con igualdad y recibir de los demás lo mismo que damos. Es el sentido habitual que damos a este
término. Regula las relaciones entre individuos: ser tratado con respeto y reconocimiento. También en lo
profesional.
Si hay reciprocidad y proporcionalidad, el ser humano se siente seguro y confiado en la sociedad a la que
pertenece. Si la justicia así entendida no se da, el ser humano suele dejar de actuar correctamente ya que se
pregunta: “¿para qué actuar correctamente, si no recibo el respeto y la consideración que merezco de
acuerdo con lo que hago y con lo que soy?”. Esto lo vemos muy frecuentemente en el mundo laboral.

Justicia desde la perspectiva social: Pero si valoramos la relación entre el individuo y la sociedad, nos
encontramos con la llamada “justicia distributiva”.

Justicia distributiva: es el Estado el que debe repartir entre sus miembros las cargas y bienes comunes,
atendiendo a las capacidades y méritos de cada uno, pidiendo a cada cual lo que puede dar y dando a cada
uno lo que necesita.

Pero estas dos perspectivas son insuficientes para regular la realidad social con justicia, ya que no todos los
individuos necesitamos lo mismo, ni nos encontramos en las mismas situaciones. Tampoco todas las
personas pueden contribuir a la sociedad de la misma manera. Por ello se ha extendido una nueva forma de
entender la justicia, llamada “justicia social”, por la que se afirma que la sociedad debe garantizar unas
condiciones de vida fundamentales iguales para todos, de la que vamos a hablar posteriormente.

1.2. Profesión y principio de justicia.

Por todo lo anterior, este principio sobre el que vamos ya a trabajar tiene que ver con lo siguiente:

El sentido social de la profesión. El colectivo profesional se hace responsable ante la sociedad de los bienes y
servicios que busca promover. Se traduce en un compromiso a favor del bien público y con los problemas
sociales que se refieren a temas del propio ámbito profesional. Los colectivos profesionales deben estar
vinculados con las necesidades sociales.

El significado de los bienes y servicios que proporciona cada profesión en el contexto social en que se llevan
a cabo, referidas al tema de la justicia, como son, por ejemplo, tareas de voluntariado y lucha contra la
pobreza.

El desempeño profesional en espacios públicos y privados. Tiene que ver con el asunto de quién puede o no
puede pagar por el servicio profesional que se requiere. No todo el mundo puede acceder a determinados
servicios de profesionales y, por ello, surgirá la necesidad de que existan servicios públicos profesionales.

Descubrir, pues, cuál es la función social de la profesión, cuál es la contribución de la profesión a la


erradicación de la pobreza y cuál es su lugar en el espacio público y privado de la sociedad, ayudará a
profundizar en la contribución del mundo profesional a la justicia debida.

En el mundo profesional existen tres protagonistas que se relacionan buscando sus propios intereses: los
usuarios que reclaman determinados bienes y servicios; el profesional que requiere de medios para
ofrecerlos; y los responsables públicos, que representan al conjunto de la sociedad y buscan conseguir un
cierto equilibrio entre las necesidades, exigencias y expectativas de todos. Es importante que la Ética
Profesional ayude ofreciendo criterios éticos de actuación para conjugar estos intereses de forma que no se
atente contra la justicia en la sociedad. De no hacerlo, la reflexión ética contribuye pasivamente a que se
sigan manteniendo las estructuras de poder, tanto políticas como económicas y sociales, que esclavizan a
millones de trabajadores en el mundo y a miles de ellos en nuestra sociedad más inmediata.

Un buen profesional tiene, o debería tener, siempre presente el contexto social en el que se mueve y las
obligaciones de justicia. La Ética Profesional permite reflexionar sobre si la función social que desempeña
una profesión es la misma que aquella que la sociedad necesita de ella. La Ética Profesional ayuda a
relacionar correctamente, es decir, desde el punto de vista de “lo justo” a los tres protagonistas que actúan
en este mundo profesional. La búsqueda de la justicia no puede ni debe estar al margen de la actuación de
los tres protagonistas ni de sus fines. Un ejemplo: ¿la función que hacen las farmacéuticas es la que necesita
la sociedad?

JUSTICIA EN EL MUNDO LABORAL: INTEGRACIÓN E IGUALDAD DE DERECHOS

El trabajo es un bien de la persona – es un bien de su humanidad – porque mediante el trabajo la persona no


sólo transforma la naturaleza, adaptándola a sus propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como
persona; es más, en cierto sentido, se hace más persona mediante el trabajo. Pero sabemos que la realidad
no siempre permite esta realización personal, ya que es posible usar de diversos modos el trabajo: se puede
hacer del trabajo un medio de opresión de la persona. Así lo vemos frecuentemente cuando las condiciones
laborales no son favorables al trabajador. Cuando el “dios beneficio” o la “diosa productividad” – nuevos
ídolos modernos – se ponen por delante del propio trabajador nos encontramos con frecuentes violaciones
de su dignidad.

Para tratar de evitar que el trabajador sea una mera pieza del sistema productivo y que se cometan
con impunidad atropellos a su dignidad, surge la legislación laboral. Con ella se pretende garantizar la justicia
debida en el mundo profesional. ¿Cuál es esta legislación?

Bibliografía

1. Principles of Biomedical Ethics. 1979. pp. 244.


2. Volver arriba↑ Principles of Biomedical Ethics. 1979. pp. 262-64.
3. Volver arriba↑ Principles of Biomedical Ethics. 1979. pp. 262-72.

Web-grafia

http://www.expansion.com/diccionario-juridico/principio-de-justicia.html

https://www.bioeticawiki.com/Principio_de_justicia

http://www.monografias.com/trabajos16/justicia/justicia.shtml

http://eticapsicologica.org/wiki/index.php?title=Principio_de_Justicia

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