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ROBERTO CASTELLON

FUNDACION DE UNA ESTÉTICA

Invención de la crónica (2005) de Susana Rotker tiene su antecedente en Fundación de


una escritura, disertación doctoral de la misma autora sobre el género literario y su evolución en
América Latina y ya en 1991 habría recibido el premio Ensayo de Casa de las Américas. En tres
de los fragmentos1 seleccionados el texto aborda desde una perspectiva literaria, histórica, social
y periodística la fundación de un nuevo sistema de narración, la crónica, género literario que
provocará una ruptura estética y cultural desde el ámbito del sentido en el proceso de
modernización de la sociedad de fines del siglo XIX y principios del XX.
Una de las afirmaciones más significativas de Susana Rotker es atar el origen de la
crónica y su evolución a América Latina, rompiendo con el origen tradicional de los discursos
occidentales. Rotker identifica exactamente la época de tensión donde se cuestiona “no sólo la
imagen convencional del modernismo y sus torres de marfil, sino los conceptos sobre la
autonomía del arte, la especificidad de lo literario, la función social de la literatura; repensar
temas como el valor y la tradición, la historia de la literatura como progreso, la modernidad”
(Rotker: 17, 2005) época en la que también el subjetivismo se asentará en lo real, en la que la
literatura irrumpirá al periodismo, para dar lugar a la “crónica modernista” escritura con voz
propia que se constituirá en bisagra entre el discurso literario y periodístico. Mientras justifica la
sincronía entre discurso e historia o entre representaciones de la realidad y su época, Rotker
analiza la independencia de los periódicos y del raciocinio frente a la res pública, en un intento de
autonomizar los discursos. Además recoge un criterio social y político de aquel periodo,
indicando que la prensa debería “mejorar las costumbres de la población rústica publicando
máximas morales y buenos consejos sobre economía doméstica” (Rotker: 93, 2005). Rotker
caracterizará literariamente a la crónica indicando que en ese contexto, se gestará la crónica
buscando su propio espacio discursivo (lugar de encuentro entre la retórica del lenguaje y el
discurso de la realidad que trascenderán su época) ensayando los límites entre lo objetivo y lo
ficticio, convirtiendo lo cotidiano en poesía, llevando al extremo las descripciones, desafiando a
la verosimilitud literaria con la objetividad del discurso, instituyendo la profesionalización de los
nuevos escritores, algunos aspectos que abrirán al dominio popular la inteligencia y lo bello.
Finalmente dirá que la transformación de la escritura debe adaptarse a la señal de los tiempos, es
decir entre otros debe tomar “conciencia de que cada ocasión merece su lenguaje específico”. De
ese modo Rotker desnudará la gran deserción escolar de aquel entonces, por lo que los artículos
periodísticos deberán ser accesibles a la población. La prensa no buscará educar a sus lectores
sino complacerlos.
El mérito de Rotker es que reinventa la crónica como un espacio de condensación y de
lucha, un espacio dialectico no resuelto en resonancia con su época, donde la hibridez no está
estática, donde esas mezclas discursivas se transforman en una unidad autónoma y singular,
representando al margen en busca de una estética al igual que la modernidad

1
Rotker, Susana. Invención de la crónica “Una introducción” “La crónica modernista y la crítica literaria”“El lugar
de la crónica”. Méjico: FCE, Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, 2005.

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