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La biodiversidad o diversidad biológica es, según el Convenio Internacional sobre la

Diversidad Biológica, el término por el que se hace referencia a la amplia variedad de seres
vivos sobre la Tierra y los patrones naturales que la conforman, resultado de miles de millones
de años de evolución según procesos naturales y también de la influencia creciente de las
actividades del ser humano. La biodiversidad comprende igualmente la variedad
de ecosistemas y las diferencias genéticas dentro de cada especie (diversidad genética) que
permiten la combinación de múltiples formas de vida, y cuyas mutuas interacciones con el
resto del entorno fundamentan el sustento de la vida sobre el mundo.

Los pinos canarios soportan el fuego en los grandes incendios debido a la adaptación milenaria a las
emisiones volcánicas. En esta ocasión puede verse la corteza chamuscada de estos pinos, que pueden
estar ardiendo durante meses y seguir creciendo mientras tanto. Un ejemplo de adaptación al medio que
afecta negativamente a la biodiversidad del medio pero sólo a corto plazo, ya que sirve de planta
pionera para el restablecimiento del bosque, como es la laurisilva en las áreas más favorecidas

El término «biodiversidad» es un calco del inglés «biodiversity». Este término, a su vez, es la


contracción de la expresión «biological diversity» que se utilizó por primera vez en octubre de
1986 como título de una conferencia sobre el tema, el National Forum on BioDiversity,
convocada por Walter G. Rosen, a quien se le atribuye la idea de la palabra.1
La Cumbre de la Tierra celebrada por Naciones Unidas en Río de Janeiro en 1992 reconoció
la necesidad mundial de conciliar la preservación futura de la biodiversidad con el progreso
humano según criterios de sostenibilidad o sustentabilidadpromulgados en el Convenio
internacional sobre la Diversidad Biológica que fue aprobado en Nairobi el 22 de mayo de
1994, fecha posteriormente declarada por la Asamblea General de la ONU como Día
Internacional de la Biodiversidad. Con esta misma intención, el año 2010 fue declarado Año
Internacional de la Diversidad Biológica por la 61.ª sesión de la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 2006, coincidiendo con la fecha del Objetivo Biodiversidad 2010.2
En el año 1994, la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas declaró el 22 de
mayo como Día Mundial de la Diversidad Biológica.

Origen y evolución del término[editar]


Heliamphora chimantensis, planta carnívora que únicamente se encuentra en la Gran
Sabana, Venezuela.

Diversas especies epífitas en una selva de América Central (Costa Rica). Los ecosistemas de la zona
intertropical son el hogar de la mayor parte de la biodiversidad mundial actual.

Según la RAE, el término biodiversidad define la “Variedad de especies animales y vegetales


en su medio ambiente”3
Sin embargo el concepto, por su carácter intuitivo, ha presentado ciertas dificultades para su
definición precisa, tal como señaló Fermín Martín Piera4 al argumentar que el abuso en su
empleo podría «vaciarlo de contenido», ya que en sus palabras: «suele acontecer en la
historia del pensamiento que los nuevos paradigmas conviven durante un tiempo con las
viejas ideas», considerando junto a otros autores que el concepto de biodiversidad fue ya
apuntado por la propia teoría de la evolución.
A principios del siglo XX, los ecólogos Jaccard y Gleason propusieron en distintas
publicaciones los primeros índices estadísticos destinados a comparar la diversidad interna de
los ecosistemas. A mediados del siglo XX, el interés científico creciente permitió el desarrollo
del concepto para describir la complejidad y organización, hasta que en 1980, Thomas
Lovejoypropuso la expresión diversidad biológica.5
Definición[editar]
Si en el campo de la biología la biodiversidad se refiere al número de poblaciones de
organismos y especies distintas, para los ecólogos el concepto incluye la diversidad de
interacciones durables entre las especies y su ambiente inmediato o biotopo, el ecosistema en
que los organismos viven. En cada ecosistema, los organismos vivientes son parte de un todo
actuando recíprocamente entre sí, pero también con el aire, el agua, y el suelo que los rodean.
Se distinguen habitualmente tres niveles en la biodiversidad:6

 Genética o diversidad intraespecífica, consistente en la diversidad de versiones de los


genes (alelos) y de su distribución, que a su vez es la base de las variaciones
interindividuales (la variedad de los genotipos).
 Específica, entendida como diversidad sistemática, consistente en la pluralidad de los
sistemas genéticos o genomas que distinguen a las especies.
 Ecosistémica, la diversidad de las comunidades biológicas (biocenosis) cuya suma
integrada constituye la biosfera.
Hay que incluir también la diversidad interna de los ecosistemas, a la que se refiere
tradicionalmente la expresión diversidad ecológica.

Biodiversidad y evolución[editar]

Tajinaste (Echium wildpretii), endémico de las Islas Canarias.


Biodiversidad intraespecífica (dentro de una misma especie), llamada diversidad genética. Obsérvense
los diferentes tipos de maíz y sus granos.

La biodiversidad que hoy se encuentra en la Tierra es el resultado de cuatro mil millones de


años de evolución.7
Aunque el origen de la vida no se ha podido datar con precisión, las evidencias sugieren que
pudo haber surgido hace 38008910 a 3235 millones de años.11 Algunas investigaciones más
recientes han abierto la posibilidad de que haya comenzado inclusive hace 4100 millones de
años12 aunque no son aún concluyentes. Hasta hace aproximadamente 600 millones de años,
toda la vida consistía en bacterias y microorganismos.8
La historia de la diversidad biológica durante el Fanerozoico —últimos 540 millones de años—
comienza con el rápido crecimiento durante la explosión cámbrica, periodo durante el que
aparecieron por primera vez los filos de organismos multicelulares.13 Durante los siguientes
400 millones de años la biodiversidad global mostró un relativo avance, pero estuvo marcada
por eventos puntuales de extinciones masivas.14
La biodiversidad aparente que muestran los registros fósiles sugiere que unos pocos millones
de años recientes incluyen el período con mayor biodiversidad de la historia de la Tierra. Sin
embargo, no todos los científicos sostienen este punto de vista, ya que no es fácil determinar
si el abundante registro fósil se debe a una explosión de la biodiversidad, o —simplemente— a
la mejor disponibilidad y conservación de los estratos geológicos más recientes.[cita requerida]
Algunos, como Alroy y otros15 piensan que mejorando la toma de muestras, la biodiversidad
moderna no difiere demasiado de la de 300 millones de años atrás. Las estimaciones sobre
las especies macroscópicas actuales varían de 2 a 100 millones, con un valor lógico estimable
en 10 millones de especies, aproximadamente.13
La mayoría de los biólogos coinciden sin embargo en que el período desde la aparición del
hombre forma parte de una nueva extinción masiva, el evento de extinción holocénico,
causado especialmente por el impacto que los humanos tienen en el desarrollo del
ecosistema. Se calcula que las especies extinguidas por acción de la actividad humana es
todavía menor que las observadas durante las extinciones masivas de las eras geológicas
anteriores.[cita requerida] Sin embargo, muchos opinan que la tasa actual de extinción es suficiente
para crear una gran extinción masiva en el término de menos de 100 años.[cita requerida] Los que
están en desacuerdo con esta hipótesis sostienen que la tasa actual de extinción puede
mantenerse por varios miles de años antes que la pérdida de biodiversidad supere el 20 %
observado en las extinciones masivas del pasado.[cita requerida]
Se descubren regularmente nuevas especies —un promedio de tres aves por año—
[cita requerida] y muchas ya descubiertas no han sido aún clasificadas: se estima que el 40 % de

los peces de agua dulce de Sudamérica permanecen sin clasificación.[cita requerida]

Importancia de la biodiversidad[editar]
El valor esencial y fundamental de la biodiversidad reside en que es resultado de un proceso
histórico natural de gran antigüedad. Por esta sola razón, la diversidad biológica tiene el
inalienable derecho de continuar su existencia. El hombre y su cultura, como producto y parte
de esta diversidad, debe velar por protegerla y respetarla.
Además la biodiversidad es garante de bienestar y equilibrio en la biosfera. Los elementos
diversos que componen la biodiversidad conforman verdaderas unidades funcionales, que
aportan y aseguran muchos de los “servicios” básicos para nuestra supervivencia.
Finalmente desde nuestra condición humana, la diversidad también representa un capital
natural.16 El uso y beneficio de la biodiversidad ha contribuido de muchas maneras al
desarrollo de la cultura humana, y representa una fuente potencial para subvenir a
necesidades futuras.
Considerando la diversidad biológica desde el punto de vista de sus usos presentes y
potenciales y de sus beneficios, es posible agrupar los argumentos en tres categorías
principales.

El aspecto ecológico[editar]
Hace referencia al papel de la diversidad biológica desde el punto de vista sistémico y
funcional (ecosistemas). Al ser indispensables a nuestra propia supervivencia, muchas de
estas funciones suelen ser llamadas “servicios”.
Los elementos que constituyen la diversidad biológica de un área son los reguladores
naturales de los flujos de energía y de materia. Cumplen una función importante en la
regulación y estabilización de las tierras y zonas litorales. Por ejemplo, en las laderas
montañosas, la diversidad de especies en la capa vegetal conforma verdaderos tejidos que
protegen las capas inertes subyacentes de la acción mecánica de los elementos como
el viento y las aguas de escorrentía. La biodiversidad juega un papel determinante en
procesos atmosféricos y climáticos. Muchos intercambios y efectos de las masas continentales
y los océanos con la atmósfera son producto de los elementos vivos (efecto albedo,
evapotranspiración, ciclo del carbono, etc.).
La diversidad biótica de un sistema natural es uno de los factores determinantes en los
procesos de recuperación y reconversión de desechos y nutrientes. Además algunos
ecosistemas presentan organismos o comunidades capaces de degradar toxinas, o de fijar y
estabilizar compuestos peligrosos de manera natural.
Aún con el desarrollo de la agricultura y la domesticación de animales, la diversidad biológica
es indispensable para mantener un buen funcionamiento de los agroecosistemas.17 La
regulación trofodinámica de las poblaciones biológicas solo es posible respetando las
delicadas redes que se establecen en la naturaleza. El desequilibrio en estas relaciones ya ha
demostrado tener consecuencias negativas importantes. Esto es aún más evidente con los
recursos marinos, donde la mayoría de las fuentes alimenticias consumidas en el mundo son
capturadas directamente en el medio. La respuesta a las perturbaciones (naturales o
antrópicas) tiene lugar a nivel sistémico, mediante vías de respuesta que tienden a volver a la
situación de equilibrio inicial. Sin embargo, las actividades humanas han aumentado
dramáticamente en cuanto a la intensidad, afectando irremediablemente la diversidad
biológica de algunos ecosistemas y vulnerando en muchos casos esta capacidad de respuesta
con resultados catastróficos.
La investigación sugiere que un ecosistema más diverso puede resistir mejor a la tensión
medioambiental y por consiguiente es más productivo. Es probable que la pérdida de una
especie disminuya la habilidad del sistema para mantenerse o recuperarse de daños o
perturbaciones. Simplemente como una especie con la diversidad genética alta, un
ecosistema con la biodiversidad alta puede tener una oportunidad mayor de adaptarse al
cambio medioambiental. En otros términos: cuantas más especies comprende un ecosistema,
más probable es que el ecosistema sea estable. Los mecanismos que están debajo de estos
efectos son complejos y calurosamente disputados. Sin embargo, en los recientes años, se ha
dejado claro que realmente hay efectos ecológicos de biodiversidad.
Una elevada disponibilidad de recursos en el ambiente favorece una mayor biomasa, pero
también la dominancia ecológica y frecuentemente ecosistemas relativamente pobres en
nutrientes presentan una mayor diversidad, algo que es cierto sistemáticamente en los
ecosistemas acuáticos. Una mayor biodiversidad permite a un ecosistema resistir mejor a los
cambios ambientales mayores, haciéndolo menos vulnerable, más resiliente por cuanto el
estado del sistema depende de las interrelaciones entre especies y la desaparición de
cualquiera de ellas es menos crucial para la estabilidad del conjunto que en ecosistemas
menos diversos y más marcados por la dominancia

Amenazas[editar]
Durante el siglo XX se ha venido observando la erosión cada vez más acelerada de la
biodiversidad. Las estimaciones sobre las proporciones de la extinción son variadas, entre
muy pocas y hasta 200 especies extinguidas por día, pero todos los científicos reconocen que
la proporción de pérdida de especies es mayor que en cualquier época de la historia humana.
En el reino vegetal se estima que se encuentran amenazadas aproximadamente un 12,5 % de
las especies conocidas. Todos están de acuerdo en que las pérdidas se deben a la actividad
humana, incluyendo la destrucción directa de plantas y su hábitat.
Existe también una creciente preocupación por la introducción humana de especies exóticas
en hábitats determinados, alterando la cadena trófica.23

Actividades humanas dirigidas al desarrollo que pueden afectar


la biodiversidad
Algunos ejemplos de actividades de desarrollo que pueden tener las más significativas
consecuencias negativas para la diversidad biológica son:

 Proyectos agrícolas y ganaderos que impliquen el desmonte de tierras, la eliminación de


tierras húmedas, la inundación para reservorios para riego, el desplazamiento de la vida
silvestre mediante cercos o ganado doméstico, el uso intensivo de pesticidas, la
introducción del monocultivo de productos comerciales en lugares que antes dependieron
de un gran surtido de cultivos locales para la agricultura de subsistencia.
 Proyectos de piscicultura que comprendan la conversión, para la acuicultura o maricultura,
de importantes sitios naturales de reproducción o crianza, la pesca excesiva, la
introducción de especies exóticas en ecosistemas acuáticos naturales.24
 Proyectos forestales que incluyan la construcción de caminos de acceso, explotación
forestal intensiva, establecimiento de industrias para productos forestales que generan
más desarrollo cerca del sitio del proyecto.
 Proyectos de transporte que abarquen la construcción de caminos principales, puentes,
caminos rurales, ferrocarriles o canales, los cuales podrían facilitar el acceso a áreas
naturales y a la población de las mismas.
 Canalización de los ríos.
 Actividades de dragado y relleno en tierras húmedas costeras o del interior.
 Proyectos hidroeléctricos que impliquen grandes desviaciones del agua, inundaciones u
otras importantes transformaciones de áreas naturales acuáticas o terrestres, produciendo
la reducción o modificación del hábitat y el consecuente traslado necesario hacia nuevas
áreas y la probable violación de la capacidad de mantenimiento.
 Riego y otros proyectos de agua potable que puedan vaciar el agua, drenar los hábitats en
tierras húmedas o eliminar fuentes vitales de agua.
 Proyectos industriales que produzcan la contaminación del aire, agua o suelo.
 Pérdida en gran escala del hábitat, debido a la minería y exploración mineral.
 Conversión de los recursos biológicos para combustibles o alimentos a escala industrial.
 La sobrepoblación humana y el antropocentrismo.

La biodiversidad o diversidad biológica es la variedad de la vida. Este reciente concepto incluye


varios niveles de la organización biológica. Abarca a la diversidad de especies de plantas, animales,
hongos y microorganismos que viven en un espacio determinado, a su variabilidad genética, a los
ecosistemas de los cuales forman parte estas especies y a los paisajes o regiones en donde se
ubican los ecosistemas. También incluye los procesos ecológicos y evolutivos que se dan a nivel de
genes, especies, ecosistemas y paisajes.

El concepto fue acuñado en 1985, en el Foro Nacional sobre la Diversidad Biológica de Estados
Unidos. Edward O. Wilson (1929 - ), entomólogo de la Universidad de Harvard y prolífico escritor
sobre el tema de conservación, quien tituló la publicación de los resultados del foro en 1988 como
“Biodiversidad”.

Los seres humanos hemos aprovechado la variabilidad genética y “domesticado” por medio de la
selección artificial a varias especies; al hacerlo hemos creado una multitud de razas de maíces,
frijoles, calabazas, chiles, caballos, vacas, borregos y de muchas otras especies. Las variedades de
especies domésticas, los procesos empleados para crearlas y las tradiciones orales que las
mantienen son parte de la biodiversidad cultural.

El Patrimonio Bioculutral de los pueblos indígenas de México. Hacia la conservación In Situ de la


Biodiversidad y agrodiversidad en los territorios indígenas.

En cada uno de los niveles, desde genes hasta paisaje o región, podemos reconocer tres atributos:
composición, estructura y función.

La composición es la identidad y variedad de los elementos (incluye qué especies están presentes
y cuántas hay), la estructura es la organización física o el patrón del sistema (incluye abundancia
relativa de las especies, abundancia relativa de los ecosistemas, grado de conectividad, etc.) y la
función son los procesos ecológicos y evolutivos (incluye a la depredación, competencia,
parasitismo, dispersión, polinización, simbiosis, ciclo de nutrientes, perturbaciones naturales, etc.)

Los factores directos que impactan y amenazan a las especies son cinco:

La pérdida y deterioro de los hábitats es la principal causa de pérdida de biodiversidad.


Al transformar selvas, bosques, matorrales, pastizales, manglares, lagunas, y arrecifes
en campos agrícolas, ganaderos, granjas camaroneras, presas, carreteras y zonas
urbanas destruimos el hábitat de miles de especies. Muchas veces la transformación no
es completa pero existe deterioro de la composición, estructura o función de los
ecosistemas que impacta a las especies y a los bienes y servicios que obtenemos de la
naturaleza.
Las últimas estimaciones señalan que en México se ha perdido alrededor del 50% de
los ecosistemas naturales. Las principales transformaciones se han llevado a cabo en
las selvas húmedas y secas, los pastizales, los bosques nublados y los manglares y en
menor grado en matorrales y bosques templados. Los ecosistemas más accesibles,
productivos, con mejores suelos y en lugares planos han sido los más
transformados. Los principales remanentes se encuentran en lugares poco accesibles
o poco productivos.

La pérdida de hábitat sucede por el “cambio de uso del suelo” de ecosistemas


naturales (bosques, selvas, pastizales, etc.) a actividades agrícolas, ganaderos,
industriales, turísticas, petroleras, mineras, etc., todas ellas contempladas en las
evaluaciones de impacto ambiental de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente (LEEGEPA, Sección V, 2013) y normas y reglamentos
asociados.

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La introducción de especies no nativas (exóticas) que se convierten en invasoras


(plagas) es una causa muy importante de pérdida de biodiversidad. Estas especies que
provienen de sitios lejanos de manera accidental o deliberada, depredan a las especies
nativas, compiten con ellas, transmiten enfermedades, modifican los hábitats causando
problemas ambientales, económicos y sociales. Algunas muy conocidas son las ratas y
ratones de Asia, el lirio acuático de Sudamérica y el pez león del Pacífico Oeste y
Oceanía. En CONABIO se lleva el Sistema de información sobre especies invasoras en
México y se coordina la Estrategia Nacional sobre Especies Invasoras en México.

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La sobreexplotación es la extracción de individuos de una población a una tasa mayor
a la de su reproducción. Cuando esto sucede la población disminuye. Esta ha sido la
historia de muchas de las especies que se han explotado por distintas razones: las
ballenas, los peces, venados, cactos, orquídeas. Muchas de ellas ahora se encuentran
en peligro de extinción. Algunas especies son más vulnerables que otras por sus
características biológicas como: distribución restringida, abundancia baja, tasa alta de
mortalidad, tasa reproductiva baja, alta congregación de la población, entre otras.

Las actividades de cacería, tala, pesca, comercio ilegal de especies con distintos fines,
afectan a las especies al sobreexplotar sus poblaciones. Los compradores de
organismos y productos ilegales son cómplices de la sobreexplotación. Las
regulaciones sobre el aprovechamiento de las especies mexicanas se encuentran en
diversos tipos de normatividad . Existen restricciones de comercialización de las
especies en riesgo a nivel nacional (Norma Oficial Mexicana 059) y a nivel internacional
(CITES).

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El aumento en la presencia sustancias químicas en el ambiente como resultado de las
actividades humanas tiene graves consecuencias para muchas especies. Las
actividades industriales, agrícolas, ganaderas y urbanas contribuyen substancialmente
a la contaminación de aire, agua y suelos. Por mucho tiempo la contaminación fue un
problema de una escala espacial pequeña, sin embargo actualmente la producción de
contaminantes afecta a todo el planeta. Algunos contaminantes han debilitado la capa
de ozono que protege a los seres vivos de las radiaciones ultravioletas del Sol,
mientras que otros han provocado el calentamiento global. La contaminación del agua,
del suelo y del aire afecta directamente a muchos organismos aun en lugares remotos.

Además de sustancias químicas también se considera al exceso de energía como


sonido, calor o luz como un contaminante, y a los organismos transgénicos. A nivel
nacional la normatividad sobre la contaminación se encuentra en la Ley General de
Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LEGGEPA, 2013).

A nivel mundial existen varias convenciones para disminuir la contaminación como:

 el convenio LRTAT (1983) para combatir la contaminación atmosférica


transfronteriza a gran distancia,
 la convención OSPAR (1988) para la protección del medio marino del
Atlántico del Nordeste,
 el protocolo de Montreal (1989) para la protección de la capa de ozono,
 la convención de Basilea (1989), para el control de movimientos de residuos
peligrosos entre fronteras,
 la convención de Rotterdam (2004) para sustancias químicas industriales,
 la convención de Estocolmo (2004) sobre contaminantes orgánicos
persistentes y
 el protocolo de Kioto (2005) para reducir la emisión de gases de efecto
invernadero.

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Durante los pasados 100 años se ha documentado el aumento de la temperatura
promedio de la atmósfera y de los océanos del planeta debido al incremento en la
concentración de gases de efecto invernadero (Bióxido de carbono, metano, óxidos de
nitrógeno, ozono, clorofluorocarbonados y vapor de agua) producidos por la quema de
combustibles fósiles y por la deforestación, una combinación de producción en exceso
y reducida capacidad para capturar la contaminación. | Cambio climático

Las consecuencias son cambios radicales en la distribución de ecosistemas y especies,


aumento en el nivel del mar, desaparición de glaciares y de grandes extensiones de
corales, climas impredecibles y extremos como sequías y tormentas. El cambio
climático afecta a todos los organismos del planeta, muchos de ellos ya están
respondiendo a esta nueva dinámica a través de cambios en su distribución y sus
migraciones. En México se publicó la Ley General de Cambio Climático en 2012.
A nivel mundial existe la Convención sobre Cambio Climático (1994).

Biodiversidad y cambio climático .

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Todos estos factores se deben a las actividades humanas y sus causas subyacentes
son sociales, económicas y políticas.

Los efectos de nuestras actividades, que durante gran parte de la historia han sido de
una escala pequeña, se han convertido de gran escala, llegando a afectar el clima de
todo el planeta. El cambio global, ha pasado a ser una de las principales amenazas a la
biodiversidad.

En México, gran cantidad de especies endémicas de distribución altamente restringida


son susceptibles a ser afectadas por los factores indicados.

Existen muchas razones para conservar nuestra riqueza natural.


Económica. Cuando el capital natural se deteriora perdemos valor y opciones. El
capital natural es el stock de ecosistemas naturales que proporciona un flujo de
valiosos bienes y servicios del ecosistema hacia el futuro. Por mucho tiempo hemos
disfrutado gratis de los productos de la naturaleza, ahora conocidos como
“servicios ambientales”, como el oxígeno, el agua limpia, el suelo fértil, la
polinización de flores que resulta en la producción de frutos, entre otros
muchos. Sin embargo, no les hemos dado el valor necesario, hasta ahora que
empiezan a ser escasos. En el lenguaje de los economistas, hemos externalizado
los costos.

Ética. Ésta es una razón tan


importante o más que la
primera. Todas las especies tienen
derecho a permanecer en el planeta.
La gran mayoría estaban aquí antes
que el ser humano. De hecho,
nosotros somos los únicos que
tenemos la capacidad de darnos
cuenta del estado del planeta, de los
ecosistemas y de las especies y
tenemos la responsabilidad de
asegurar su existencia.

Ecológica. La conservación mantiene las funciones ecológicas de los ecosistemas.


El llamado “desequilibrio ecológico” es la afectación de las relaciones funcionales
entre las especies de un ecosistema.

Estética. Una gran cantidad de especies enriquecen nuestra vida con sus formas,
texturas, colores, olores, comportamientos. Los bosques, selvas, estuarios y ríos,
en buen estado de conservación, proporcionan satisfacción a nuestra necesidad de
belleza.

Espiritual. Para muchas civilizaciones


y personas, las plantas y animales y
los fenómenos naturales tienen
significado religioso. El sol es el
generador de vida en el planeta y
transmite su energía a los
organismos vivos. En las culturas
mexicanas constantemente
encontramos que los fenómenos
naturales, y los seres vivos forman
parte integral de la cosmovisión.

En 1995 se fundó la Alianza de Religiones y Conservación un grupo secular que


apoya a las religiones del mundo a desarrollar sus programas ambientales.

Científica. La naturaleza es una biblioteca que hemos ido descifrando a través de los
siglos. El entendimiento científico nos ha proporcionado innumerables beneficios que
van desde productos medicinales hasta una visión holística del lugar del hombre en la
naturaleza.

Muchas personas consideran que no tienen responsabilidad sobre la crisis de la


biodiversidad, sin embargo, todos contribuimos mediante nuestros hábitos de
consumo cotidianos.

Infórmate. El primer paso es


informarte sobre las especies y
ecosistemas de México, sobre las
causas de la pérdida de la
biodiversidad, sobre alternativas para Consumo responsable
disminuir nuestro impacto. Utiliza este
sitio web. Exige información de los
medios de comunicación como
periódicos, radio, televisión sobre la
situación actual.

Participa. Puedes unirte con grupos organizados de la sociedad civil o con


organizaciones gubernamentales para apoyar el trabajo de conservación de la
naturaleza. Existen cientos de organizaciones que necesitan tus habilidades, tu
tiempo o tu apoyo financiero. Encuéntralas en el Directorio mexicano de la
conservación (2008) del Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental
(FCEA).

Consume responsablemente. Piensa en tus actividades diarias y cómo puedes


reducir tu impacto o “huella ecológica”. Millones de mexicanos pueden hacer la
diferencia si cada uno es consciente de sus decisiones y acciones. Reduce el uso de
energía y de combustibles. Camina. Reduce el uso excesivo de alimentos y otros
productos cuya obtención, empaque, transporte distante, refrigeración, etc., tienen
un alto impacto (como la carne y los camarones).

Produce responsablemente. No desperdicies energía y materiales al producir. No


hagas productos desechables. Incluye el verdadero costo ambiental en tus productos.

Denuncia. Exige a las autoridades que protejan a las especies (mascotas, plantas
ornamentales) que se comercian ilegalmente, que detengan el deterioro de nuestras
áreas protegidas, y que no permitan actividades con alto impacto en nuestro
ambiente (PROFEPA)

http://www.biodiversidad.gob.mx/biodiversidad/que_hacer.html
a pérdida de biodiversidad se refiere a la disminución o desaparición de la diversidad
biológica, entendida esta última como la variedad de seres vivos que habitan en el planeta, los
distintos niveles de organización biológica -plantas, animales, hongos, microorganismos y su
respectiva variabilidad genética- así como los patrones naturales presentados en los
ecosistemas .3 La pérdida de biodiversidad es tan grave que se considera como la “Sexta
extinción masiva” con tasas de extinción de 100 a 1000 veces mayores que las consideradas
naturales ,4 uno de los aspectos que caracterizan al Antropoceno.
Se estima que para el año 2100, el cambio de uso de suelo, el cambio climático, modificación
al ciclo de nitrógeno y las especies invasoras serán los principales motores de la pérdida de
biodiversidad mundial ;5 los tres primeros factores son también límites planetarios.2 Los
elementos anteriormente mencionados, así como la explotación legal e ilegal de las especies
silvestres, pueden considerarse las causas directas de la pérdida de biodiversidad (las
acciones o procesos físicos inmediatos que la originan), pero es importante señalar que
también existen causas indirectas o subyacentes, es decir las fuerzas fundamentales que
operan difusamente sobre las causas directas 6 y que están conformadas por un complejo de
variables sociales, políticas, económicas, demográficas, tecnológicas y culturales .7

Causas directas[editar]
Cambio de uso de suelo (CUS)[editar]
El “uso de suelo” se refiere al conjunto de acciones humanas llevadas a cabo en un
determinado tipo de cobertura terrestre, es decir, los efectos sociales y económicos para los
cuales la tierra se gestiona.8 En ese sentido, cambios dramáticos en el uso de suelo se han
venido generando, repercutiendo así en diversos ecosistemas. Dos estudios encontraron que
en el periodo de 1700 a 1990 las áreas de cultivo aumentaron aproximadamente cinco veces,
mientras que el área de pasturas creció un 600%. Todo ello a costa de las áreas boscosas, las
cuales en un estudio pasaron de 5,000 millones a 4,300 millones de hectáreas y en otro
pasaron de 6,200 millones a 5,300 millones de hectáreas ;910 mientras que las estepas,
sabanas y pastizales pasaron de 3,200 millones a 1,800 ó 2,700 millones de hectáreas en el
mismo periodo.910 Es importante mencionar que tanto la pérdida como la fragmentación de
hábitat pueden obstaculizar gravemente la circulación de especies y su capacidad para hacer
frente al cambio climático.11

Cambio climático (CC)[editar]


El fenómeno de cambio climático alude a una alteración en el promedio y/o en la variabilidad
de las propiedades del clima, la cual persiste por un periodo extendido de tiempo.12 Dicho
fenómeno puede afectar a la biodiversidad (tanto a nivel de especie como de ecosistema)
marina y terrestre, de múltiples formas y a diferentes escalas. Lo anterior se debe a que el
clima es el factor principal que controla los patrones globales de la estructura de la vegetación
y, por tanto, la productividad y la composición de especies vegetales y animales.13 Las
alteraciones en el clima podrían afectar numerosas condiciones ambientales particulares que
las especies de flora y fauna requieren para reproducirse, crecer y sobrevivir. De acuerdo con
el Panel Intergubernamental de Cambio Climático,13 las principales afectaciones que el
cambio climático ha generado en la biodiversidad de los sistemas terrestres son las siguientes:

 Alteraciones en el clima regional, particularmente aumento en la temperatura en


determinados sistemas biológicos.
 Cambios en el tiempo de ciertos eventos biológicos, los cuales han sido registrados para
diversas especies, por ejemplo:
 Variaciones en el momento de aparición, crecimiento y reproducción de algunas
especies de invertebrados resistentes al frío.
 Cambios en la época de migración de insectos y aves, y en el tiempo de cría de
algunas especies de aves de Europa, América del Norte y América Latina.
 Modificaciones en morfología, fisiología y comportamiento asociado a cambios en las
variables climáticas.
 Variaciones en la distribución de ciertas especies.
 Incremento en la frecuencia e intensidad de brotes de pestes y enfermedades.
 Cambios en la frecuencia y duración de inundaciones y sequías.
 Alteraciones en la temperatura y calidad del agua, las cuales han afectado la biodiversidad
y los bienes y servicios ecosistémicos.
 Afectaciones por el cambio climático regional en ecosistemas de altitudes altas en el
hemisferio Norte.
Mientras que las afectaciones observadas en los sistemas marinos son:

 Alteraciones adversas en los arrecifes de coral por el incremento de la temperatura del


mar.
 Aumento de la tasa de enfermedades en los ecosistemas costeros.
 Cambios en los sistemas marinos, particularmente en las poblaciones de peces, los
cuales han sido vinculadas a las oscilaciones climáticas a gran escala.
 Fluctuaciones importantes de la abundancia de aves marinas y mamíferos en partes del
Océano Pacífico y en el occidente del Ártico, que pueden ser relacionadas con cambios
en los regímenes de perturbaciones, variabilidad climática y eventos extremos.
Acidificación del océano[editar]
Este fenómeno ocurre debido a que el incremento de CO2 en el océano disminuye los niveles
de pH de la superficie marina, aumentando su acidez. Desde los tiempos pre-industriales, el
pH en la superficie del océano ha disminuido alrededor de 0.1 unidades de pH (lo cual
corresponde a un aumento del 30% en la concentración de iones de hidrógeno y una
disminución del 16% en las concentraciones de carbonato).2 La acidificación afecta a múltiples
organismos con estructuras de carbonato de calcio, cuyas conchas o esqueletos corren el
riesgo de disolverse -como es el caso de los pterópodos, los arrecifes de coral y el plancton-,
lo que a su vez afectaría las cadenas tróficas marinas.14 Con la disminución del pH, los
arrecifes de coral están en peligro de ser expuestos a condiciones marginales, lo que podría
ocasionar cambios sustanciales en la composición de especies, así como en la dinámica de
los corales y otras comunidades de arrecifes.2 Por otra parte, al combinarse e interactuar la
acidificación del océano y el calentamiento global, disminuyen la productividad en los arrecifes
de coral.2

Alteración de los ciclos del nitrógeno y fósforo[editar]


El nitrógeno reactivo sintetizado por los humanos -acumulado en los sistemas terrestres, o en
forma de Gases de Efecto Invernadero (GEI) (en su forma de Óxido nitroso N2O)- contamina
las zonas costeras, provoca lluvia ácida5 y modifica la composición vegetal de los biomas
donde es el elemento más limitante.15 Mientras que los altos niveles de fósforo en el océano
se relacionan con los grandes eventos anóxicos que han generando extinciones masivas de la
vida marina.2

Invasión de especies exóticas[editar]


Las Especies Exóticas Invasoras (EEI) representan una de las principales amenazas a la
biodiversidad mundial,1617 siendo consideradas por algunos autores la segunda mayor
amenaza después de la pérdida de hábitat.1819 Las EEI desplazan a las especies nativas por
competencia directa, depredación, transmisión de enfermedades o modificación de hábitat,20
lo que a su vez puede causar extinciones,21 la degradación de los ecosistemas acuáticos y
terrestres,2223 y la alteración de los procesos y funciones ecológicas así como de los ciclos
biogeoquímicos.24
Los ecosistemas insulares son los más afectados,25 pues su alta proporción de especies
endémicas -que carecen de mecanismos de defensa frente a especies con las que no
coevolucionaron- los hace especialmente vulnerables20 generando periodos de extinción muy
breves.26 En las islas, las EEI son la primera causa de pérdida de biodiversidad,27 lo cual es
aún más alarmante si se considera que en ellas la tasa de extinción es 500 a 700% mayor que
en territorio continental.28

Explotación de especies/tráfico ilegal de vida silvestre[editar]


En el caso de las extinciones de fauna marina, el motor dominante de sus extinciones no es el
cambio climático ni la acidificación subsecuente, sino la pesca realizada por los humanos.293031
Por lo anterior, las especies de mayor tamaño son las más afectadas (con una probabilidad 13
veces mayor de estar bajo la amenaza de extinción), pues con ellas los pescadores obtienen
mayores ganancias.32
Por su parte, la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC por sus
siglas en inglés)33 reportó que de 1999 a 2015 se realizaron 164,000 decomisos provenientes
de 120 países, de 7,000 especies protegidas por la Convención sobre el Comercio
Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES por sus siglas en
inglés). Principalmente de palo de rosa (35%), seguido de elefantes (18%), reptiles (9%),
madera de agar (6%), pangolín (5%), rinocerontes y tortuga marina (3% cada uno), loros,
grandes felinos, rapaces, tortuga de tierra y de agua dulce (2% cada uno); coral y esturión
(1%).33 Lo anterior demuestra que el tráfico de especies es un problema mundial, que está
masacrando poblaciones, tal es caso de los 100,000 elefantes asesinados de 2010 a 2012,34 y
de la caza de rinocerontes en Sudáfrica que aumentó 8,000% entre 2007 y 2014.35

Causas indirectas[editar]
Las afectaciones a la biodiversidad pueden enmarcarse en el Antropoceno, actual era
geológica en la cual la especie humana es quien determina los procesos fundamentales de la
biósfera,36 conduciendo así al cambio ambiental global.37 Prácticamente todos los aspectos
del cambio global son causados primordialmente por el rápido crecimiento de la población
humana y el incremento en el consumo de recursos per cápita.1 Este último es impulsado en
gran medida por la lógica del sistema capitalista que constantemente busca crear mercancías
para acumular riqueza, ya sea resolviendo necesidades básicas e histórico-sociales existentes
o creando nuevas,38 sin importar los costos ambientales y la injusticia que represente hacia
otros animales y especies.39 Es posible realizar un análisis de las causas indirectas a una
mayor escala e identificar sectores clave en la causas directas de la pérdida de biodiversidad,
como son:

 Cambio de uso de suelo: la ganadería, las desarrolladoras inmobiliarias y constructoras de


carreteras.4041
 Cambio climático y acidificación de los océanos: la generación de energía eléctrica, la
agricultura -sobre todo la ganadería-, la industria y el transporte.42
 Explotación de especies/tráfico ilegal de vida silvestre: con fines alimenticios, medicinales,
deportivos, cosméticos, de entretenimiento, de ornato, de vestimenta, como bienes
suntuarios33 y aspectos religiosos.43
Vale la pena señalar que el consumo de alimentos de origen animal (y por tanto la ganadería y
la pesca) es el principal causante de las extinciones de especies modernas,44 por ser el mayor
conductor de pérdida de hábitat, la principal causa de cambio climático, pérdida de
suelo, sobrepesca, sedimentación de áreas costeras, facilitación de invasiones de especies
exóticas,45 contaminación de agua46 y disminución de los grandes depredadores47 y de los
herbívoros silvestres.48 Así pues, las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad son
el modelo de producción y consumo hegemónico capitalista y antropocentrista, apoyado por
gobiernos y por la sociedad en general. Para una clasificación más detallada de los factores
económicos, tecnológicos, institucionales y culturales de las causas indirectas de la pérdida de
biodiversidad véase Anexo.

Cifras actuales[editar]
El límite planetario que más se ha rebasado es la pérdida de biodiversidad. De acuerdo con la
Convención de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica se estima que hay 13 millones
de especies en el planeta Tierra, pero sólo han sido descritas 1.75 millones.49 De acuerdo con
la UNEP,50 las especies que más se han descrito son los animales invertebrados, mientras
que las bacterias son las menos estudiadas. Por otro lado, la abundancia de la biodiversidad
está altamente relacionada con el hemisferio sur. Dentro de este último se encuentra el 70%
de las especies a nivel mundial51 (Figura 2).
Figura 2. Especies extintas y especies extintas en vida silvestre

A pesar de la gran diversidad de especies con la que contamos, hoy en día muchas de éstas
se encuentran en peligro de extinción, entendiéndose como especie extinta aquella que ya no
tiene un solo individuo.51 Existe un estimado sobre el número de especies que se han extinto o
que están extintas en estado silvestre, donde la cifra es de 869 especies. Este número
aumenta si se le suman las 290 especies que se encuentran en peligro crítico de extinción .52
En la Figura 3, es posible analizar las especies que están extintas y las que ya no pueden ser
encontradas en vida silvestres. Se observa que las especies de aves han sido las más
afectadas, seguidas por los peces.

Figura 3. Número de especies en la Tierra descritas

Retos y estrategias[editar]
Dado lo anterior, existe una urgente necesidad por tomar medidas para frenar la crisis
medioambiental que se vive en la actualidad. Para ello, el conocimiento sólido y fundamentado
sobre la sexta extinción masiva de especies, así como sus causas y consecuencias debe ser
utilizado para concientizar a la población de tan grave problema, tornando a éste como la base
para la toma de decisiones referente a la mitigación y adaptación a nivel global.53 Además, se
necesita información acerca de las variaciones que el cambio climático pudiera tener sobre las
interacciones entre individuos, así como de la respuesta del ecosistema hacia dichas
transformaciones. Tanto los cambios en la diversidad y en el funcionamiento del ecosistema,
como los factores abióticos, constituyen interacciones dentro de un sistema que difícilmente
son estudiados en conjunto. En ese sentido, el desarrollo de conocimiento sustentado es un
aspecto fundamental para la toma de decisiones e implementación de políticas públicas que
busquen contrarrestar las consecuencias de la pérdida de biodiversidad y mitigar las causas
de la misma.54 Así, un reto a afrontar es el fomento de la conformación de comunidades de
científicos y autoridades gubernamentales que trabajen de forma coordinada e
interdisciplinaria en temas de biodiversidad. Ello con el objetivo de generar un impacto positivo
tanto a pequeña como a gran escala, identificando zonas vulnerables a la pérdida de
biodiversidad, y así, realizar proyecciones fiables y útiles para los gobiernos. Las prácticas de
conservación resultan ser una estrategia aplicable para hacer frente a la pérdida de
biodiversidad. Por consiguiente, es necesaria la implementación de planes de manejo
integrales adecuados que favorezcan la conservación de especies, así como la adaptación y
mitigación de la pérdida de biodiversidad a nivel internacional, y que a su vez, estén
acompañados de cambios estructurales en las políticas públicas, así como de los patrones de
producción y consumo

Especie introducida
(Redirigido desde «Especies exóticas»)

Trigo Triticum introducido mundialmente desde su lugar de origen, Mesopotamia.


Vacas Bos primigenius taurus especie introducida mundialmente

En biogeografía, una especie introducida, especie foránea, especie alóctona o especie


exótica es una especie no nativadel lugar o del área en que se la considera introducida.
Ejemplares han sido transportados por los seres humanos, ya sea accidental o
deliberadamente, a una nueva ubicación donde la especie puede o no llegar a establecerse.12
Las especies introducidas pueden dañar o no el ecosistema en el que se introducen, alterando
o no el nicho ecológico de otras especies. Si una especie resulta dañina, produciendo cambios
importantes en la composición, la estructura o los procesos de los ecosistemas naturales o
seminaturales, poniendo en peligro la diversidad biológica nativa (en diversidad de especies,
diversidad dentro de las poblaciones o diversidad de ecosistemas) entonces es
denominada especie invasora. Debido a sus impactos en los ecosistemas donde han sido
introducidas algunas de estas especies son consideradas ingenieros de ecosistemas.

Anexo 1. Causas pérdida de biodiversidad (Elaboración propia)

Causas indirectas
Causa
s
direct Factores Factores Factores Factores
Factores
as económic tecnológic demográfi institucion
culturales
os os cos ales

 Subsidios
 Ganaderí
 Creación para la
a→
de construcci
ganancias
carreteras ón de
a corto  Migración
que abren caminos.60
plazo sin y la
mucha espacio división  Políticas
inversión.4 en zonas en fiscales y
1 forestales subvencio
múltiples
Cambio para el nes que
 Interés de hogares
de uso estableci apoyan la 
las nucleares
de suelo miento de .565758 expansión
inmobiliari
asentamie ganadera.
as por  Aumento 41
ntos
conseguir en la
terrenos e
humanos,
urbanizaci  Proyectos
agricultura de
increment ón.59
, migración
ar sus
ganadería y
ganancias
, etc..41 colonizaci
.
ón de
Anexo 1. Causas pérdida de biodiversidad (Elaboración propia)

Causas indirectas
Causa
s
direct Factores Factores Factores Factores
Factores
as económic tecnológic demográfi institucion
culturales
os os cos ales

zonas
forestales.
41

 Planes de
titulación
sobre
tierras que
fueron
taladas y
ocupada.4
1

 Grandes
subsidios
para la
 Percepci
ganadería
ón
 Aumento y el uso
positiva y
de la de
necesari
población combustibl
 Rentabilid a del
con el es
ad de la  Alto consumo
consecue fósiles,4161
actividad desarrollo de carne
nte comparad
industrial y y
increment os con el
y dependen alimento
o en la poco
ganadera, cia de s de
Cambio demanda apoyo a
así como tecnología origen
Climátic de las
la s basadas animal,
o productos energías
producció en los así como
y renovable
n de combustib del uso
servicios s.
combustib les fósiles de
les fósiles directa e
con una  Las automóvi
alta políticas
para indirectam les y el
emisión públicas
transporte ente. alto uso
de gases con
. de
de efecto modelos aparatos
invernade de ciudad basados
ro. que electróni
priorizan a cos.
los
automóvil
es frente
Anexo 1. Causas pérdida de biodiversidad (Elaboración propia)

Causas indirectas
Causa
s
direct Factores Factores Factores Factores
Factores
as económic tecnológic demográfi institucion
culturales
os os cos ales

otras
formas de
transporte.
 Falta de
regulación
y  Búsqued
vigilancia a de
dentro de estatus
los países social y
(pues creencia
CITES s sobre
 Alto valor solo aplica valor
comercial a nivel medicinal
de la caza internacio del
furtiva 10 nal).10 consumo
que  Altos de
genera un niveles de especies
incentivo corrupción silvestres
Explotac perverso . .62
ión y como  Falta de  Visión
alternativa regulación dominant
tráfico 
económic en granjas e sobre
de a, de vida los
especies particular demás
silvestre,
mente operacion animales
para es de cría como
personas en medios,
en cautiverio, objetos y
situación e inclusive propieda
de los des útiles
pobreza.43 zoológicos para la
los cuales satisfacci
pueden ón de
participar necesida
en el des
tráfico de humanas
vida .63
silvestre
adquirida
Anexo 1. Causas pérdida de biodiversidad (Elaboración propia)

Causas indirectas
Causa
s
direct Factores Factores Factores Factores
Factores
as económic tecnológic demográfi institucion
culturales
os os cos ales

ilegalment
e.10
 Falta de
regulacion
es
estrictas y
protocolos
de
prevenció
n frente a
la
introducci Compra/vent
 Aumento a de
ón
en las "mascotas"
voluntaria
vías de e silvestres y
transporte  Aumento domésticas
involuntari
intercontin en la que son
 Introducci a de
ental movilidad especies a abandonadas
ón de
(marítimo, de la . Por ejemplo
especies diversos
Especies terrestre y población los gatos
con fines niveles
invasora aéreo): humana ferales se
productivo (local,
s mayor por el regional, encuentran
sy
intercambi desarrollo nacional). en 29 Áreas
comercial
o de de Naturales
es.6465  Falta de
especies transporte Protegidas
regulación
voluntario s. de México y
sobre las
y han extinto
especies
accidental 10 especies
considera
.666768 de
das
roedores.69
“mascota”.
 Permisivid
ad
respecto a
la
compra/ve
nta de
animales
doméstico
Anexo 1. Causas pérdida de biodiversidad (Elaboración propia)

Causas indirectas
Causa
s
direct Factores Factores Factores Factores
Factores
as económic tecnológic demográfi institucion
culturales
os os cos ales

sy
silvestres.
 Malas
prácticas
en la
 Aumento dosificaci
 Rentabilid de ón y
ad de la población aplicació
industria, humana n de
actividad que fertilizant
 Alta
Alteració agrícola demanda es y
disponibili
n de los (mayorme un mayor  Subsidios otros
dad de
ciclos de nte consumo a agroquím
fertilizante
Nitrógen destinada de fertilizante icos.
s
oy a productos s  Producci
sintéticos
Fósforo pasturas), provenien sintéticos. ón
nitrogenad
ganadera6 tes de la extensiva
9 y el os.
agricultur de
sector a, forrajes y
automotriz ganadería granos
. e para
industria. explotaci
ón
ganadera
masiva.58

Referencias
INEQUIDAD PLANETARIA (Encíclica Papal).

48. El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no


podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no pres-
tamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana
y social. De hecho, el deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan
de un modo especial a los más débiles del planeta:« Tanto la
experiencia común de la vida ordinaria como la investigación científica
demuestran que los más graves efectos de todas las agresiones
ambientales los sufre la gente más pobre ».26

Por ejemplo, el agotamiento de las reservas ictícolas perjudica


especialmente a quienes viven de la pesca artesanal y no tienen cómo
reemplazarla, la contaminación del agua afecta particularmente a los
más pobres que no tienen posibilidad de comprar agua envasada, y la
elevación del nivel del mar afecta principalmente a las poblaciones
costeras empobrecidas que no tienen a dónde trasladarse. El impacto de
los desajustes actuales se manifiesta también en la muerte prematura
de muchos pobres, en los conflictos generados por falta de recursos y en
tantos otros problemas que no tienen espacio suficiente en las agendas
del mundo.27

49. Quisiera advertir que no suele haber conciencia clara de los


problemas que afectan particularmente a los excluidos. Ellos son la
mayor parte del planeta, miles de millones de personas. Hoy están
presentes en los debates políticos y económicos internacionales, pero
frecuentemente parece que sus problemas se plantean como un
apéndice, como una cuestión que se añade casi por obligación o de
manera periférica, si es que no se los considera un mero daño colateral.
De hecho, a la hora de la actuación concreta, quedan frecuentemente en
el último lugar.
Ello se debe en parte a que muchos profesionales, formadores de
opinión, medios de comunicación y centros de poder están ubicados
lejos de ellos, en áreas urbanas aisladas, sin tomar contacto directo con
sus problemas. Viven y reflexionan desde la comodidad de un desarrollo
y de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de la
población mundial. Esta falta de contacto físico y de encuentro, a veces
favorecida por la desintegración de nuestras ciudades, ayuda a
cauterizar la conciencia y a ignorar parte de la realidad en análisis
sesgados. Esto a veces convive con un discurso « verde ». Pero hoy no
podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se
convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en
las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la
tierra como el clamor de los pobres.

50. En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en un


mundo diferente, algunos atinan sólo a proponer una reducción de la
natalidad. No faltan presiones internacionales a los países en desarrollo,
condicionando ayudas económicas a ciertas políticas de « salud
reproductiva ». Pero, « si bien es cierto que la desigual distribución de la
población y de los recursos disponibles crean obstáculos al desarrollo y
al uso sostenible del ambiente, debe reconocerse que el crecimiento
demográfico es plenamente compatible con un desarrollo integral y
solidario ».28

Culpar al aumento de la población y no al consumismo extremo y


selectivo de algunos es un modo de no enfrentar los problemas. Se
pretende legitimar así el modelo distributivo actual, donde una minoría
se cree con el derecho de consumir en una proporción que sería
imposible generalizar, porque el planeta no podría ni siquiera contener
los residuos de semejante consumo. Además, sabemos que se
desperdicia aproximadamente un tercio de los alimentos que se
producen, y « el alimento que se desecha es como si se robara de la
mesa del pobre ».29 De cualquier manera, es cierto que hay que prestar
atención al desequilibrio en la distribución de la población sobre el
territorio, tanto en el nivel nacional como en el global, porque el
aumento del consumo llevaría a situaciones regionales complejas, por
las combinaciones de problemas ligados a la contaminación ambiental,
al transporte, al tratamiento de residuos, a la pérdida de recursos, a la
calidad de vida.

51. La inequidad no afecta sólo a individuos, sino a países enteros, y


obliga a pensar en una ética de las relaciones internacionales. Porque
hay una verdadera « deuda ecológica », particularmente entre el Norte
y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencias
en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los
recursos naturales llevado a cabo históricamente por algunos países. Las
exportaciones de algunas materias primas para satisfacer los mercados
en el Norte industrializado han producido daños locales, como la
contaminación con mercurio en la minería del oro o con dióxido de
azufre en la del cobre.

Especialmente hay que computar el uso del espacio ambiental de todo el


planeta para depositar residuos gaseosos que se han ido acumulando
durante dos siglos y han generado una situación que ahora afecta a
todos los países del mundo. El calentamiento originado por el enorme
consumo de algunos países ricos tiene repercusiones en los lugares más
pobres de la tierra, especialmente en África, donde el aumento de la
temperatura unido a la sequía hace estragos en el rendimiento de los
cultivos.

A esto se agregan los daños causados por la exportación hacia los


países en desarrollo de residuos sólidos y líquidos tóxicos, y por la
actividad contaminante de empresas que hacen en los países menos
desarrollados lo que no pueden hacer en los países que les aportan
capital: « Constatamos que con frecuencia las empresas que obran así
son multinacionales, que hacen aquí lo que no se les permite en países
desarrollados o del llamado primer mundo. Generalmente, al cesar sus
actividades y al retirarse, dejan grandes pasivos huma- nos y
ambientales, como la desocupación, pueblos sin vida, agotamiento de
algunas reservas naturales, deforestación, empobrecimiento de la
agricultura y ganadería local, cráteres, cerros triturados, ríos
contaminados y algunas pocas obras sociales que ya no se pueden
sostener ».30

52. La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un


instrumento de control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica.
De diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde se
encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen
alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente
y de su futuro. La tierra de los pobres del Sur es rica y poco
contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos
para satis- facer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema
de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso.

Es necesario que los países desarrollados contribuyan a resolver esta


deuda limitando de manera importante el consumo de energía no
renovable y aportando recursos a los países más necesitados para
apoyar políticas y programas de desarrollo sostenible. Las regiones y los
países más pobres tienen menos posibilidades de adoptar nuevos
modelos en orden a reducir el impacto ambiental, porque no tienen la
capacitación para desarrollar los procesos necesarios y no pueden cubrir
los costos.

Por eso, hay que mantener con claridad la conciencia de que en el


cambio climático hay responsabilidades diversificadas y, como dijeron
los Obispos de Estados Unidos, corresponde enfocarse « especialmente
en las necesidades de los pobres, débiles y vulnerables, en un debate a
menudo dominado por intereses más poderosos ».31 Necesitamos
fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay
fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y
por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la
indiferencia.

FUENTE: Encíclica "Laudato Si", 21 / junio / 2015


Este texto se ofrece como apoyo para una primera lectura de la Encíclica, ayudando a
tener una visión de conjunto y detectar las líneas de fondo. En primer lugar se ofrece
una presentación de Laudato si’ en conjunto, y luego se realiza un recorrido por cada
capítulo. En él se señala su objetivo y reproduce algunos párrafos clave. Los números
entre paréntesis remiten a los párrafos de la Encíclica. Al final de este resumen se
recoge el índice completo.

Una visión general

«¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están
creciendo?» (n. 160). Esta pregunta está en el centro de Laudato si’, la esperada
Encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común. Y continúa: «Esta
pregunta no afecta sólo al ambiente de manera aislada, porque no se puede plantear
la cuestión de modo fragmentario», y nos conduce a interrogarnos sobre el sentido de
la existencia y el valor de la vida social: «¿Para qué pasamos por este mundo? ¿para
qué vinimos a esta vida? ¿para qué trabajamos y luchamos? ¿para qué nos necesita
esta tierra?»: si no nos planteamos estas preguntas de fondo -dice el Pontífice – «no
creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan obtener resultados importantes».

La Encíclica toma su nombre de la invocación de san Francisco, «Laudato si’, mi’


Signore», que en el Cántico de las creaturas recuerda que la tierra, nuestra casa común,
«es también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una
madre bella que nos acoge entre sus brazos » (1). Nosotros mismos «somos tierra (cfr
Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está formado por elementos del planeta, su aire nos da
el aliento y su agua nos vivifica y restaura» (2).

Pero ahora esta tierra maltratada y saqueada clama (2) y sus gemidos se unen a los de
todos los abandonados del mundo. El Papa Francisco nos invita a escucharlos,
llamando a todos y cada uno –individuos, familias, colectivos locales, nacionales y
comunidad internacional– a una “conversión ecológica”, según expresión de San Juan
Pablo II, es decir, a «cambiar de ruta», asumiendo la urgencia y la hermosura del
desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común». Al mismo tiempo, el
papa Francisco reconoce que «se advierte una creciente sensibilidad con respecto al
ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación
por lo que está ocurriendo con nuestro planeta» (19), permitiendo una mirada de
esperanza que atraviesa toda la Encíclica y envía a todos un mensaje claro y
esperanzado: «La humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir
nuestra casa común» (13); «el ser humano es todavía capaz de intervenir
positivamente» (58); «no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de
degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a elegir el bien y
regenerarse » (205).

El Papa Francisco se dirige, claro está, a los fieles católicos, retomando las palabras de
San Juan Pablo II: «los cristianos, en particular, descubren que su cometido dentro de
la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador, forman parte de su
fe» (64), pero se propone «especialmente entrar en diálogo con todos sobre nuestra
casa común» (3): el diálogo aparece en todo el texto, y en el capítulo 5 se vuelve
instrumento para afrontar y resolver los problemas. Desde el principio el papa Francisco
recuerda que también «otras Iglesias y Comunidades cristianas –como también otras
religiones– han desarrollado una profunda preocupación y una valiosa reflexión» sobre
el tema de la ecología (7). Más aún, asume explícitamente su contribución a partir de
la del «querido Patriarca Ecuménico Bartolomé» (7), ampliamente citado en los nn. 8-
9. En varios momentos, además, el Pontífice agradece a los protagonistas de este
esfuerzo –tanto individuos como asociaciones o instituciones–, reconociendo que «la
reflexión de innumerables científicos, filósofos, teólogos y organizaciones sociales [ha]
enriquecido el pensamiento de la Iglesia sobre estas cuestiones» (7) e invita a todos a
reconocer «la riqueza que las religiones pueden ofrecer para una ecología integral y
para el desarrollo pleno del género humano» (62).

El recorrido de la Encíclica está trazado en el n. 15 y se desarrolla en seis capítulos. A


partir de la escucha de la situación a partir de los mejores conocimientos científicos
disponibles hoy (cap. 1), recurre a la luz de la Biblia y la tradición judeo-cristiana (cap.
2), detectando las raíces del problema (cap. 3) en la tecnocracia y el excesivo repliegue
autorreferencial del ser humano. La propuesta de la Encíclica (cap. 4) es la de una
«ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales»
(137), inseparablemente vinculadas con la situación ambiental. En esta perspectiva, el
Papa Francisco propone (cap. 5) emprender un diálogo honesto a todos los niveles de
la vida social, que facilite procesos de decisión transparentes. Y recuerda (cap. 6) que
ningún proyecto puede ser eficaz si no está animado por una conciencia formada y
responsable, sugiriendo principios para crecer en esta dirección a nivel educativo,
espiritual, eclesial, político y teológico. El texto termina con dos oraciones, una que se
ofrece para ser compartida con todos los que creen en «un Dios creador omnipotente»
(246), y la otra propuesta a quienes profesan la fe en Jesucristo, rimada con el estribillo
«Laudato si’», que abre y cierra la Encíclica.

El texto está atravesado por algunos ejes temáticos, vistos desde variadas
perspectivas, que le dan una fuerte coherencia interna: «la íntima relación entre los
pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado,
la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la
invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio
de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y
honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del
descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida.» (16).

Capítulo 1 – «Lo que le está pasando a nuestra casa»

El capítulo asume los descubrimientos científicos más recientes en materia ambiental


como manera de escuchar el clamor de la creación, para «convertir en sufrimiento
personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno
puede aportar» (19). Se acometen así «varios aspectos de la actual crisis ecológica»
(15).

EI cambio climático: «El cambio climático es un problema global con graves


dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno
de los principales desafíos actuales para la humanidad» (25). Si «el clima es un bien
común, de todos y para todos» (23), el impacto más grave de su alteración recae en
los más pobres, pero muchos de los que «tienen más recursos y poder económico o
político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los
síntomas» (26): «La falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y
hermanas es un signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros
semejantes sobre el cual se funda toda sociedad civil» (25).

La cuestión del agua: El Papa afirma sin ambages que «el acceso al agua potable y
segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la
sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás
derechos humanos». Privar a los pobres del acceso al agua significa «negarles el
derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable» (30).

La pérdida de la biodiversidad: «Cada año desaparecen miles de especies


vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no
podrán ver, perdidas para siempre» (33). No son sólo eventuales “recursos”
explotables, sino que tienen un valor en sí mismos. En esta perspectiva «son loables y
a veces admirables los esfuerzos de científicos y técnicos que tratan de aportar
soluciones a los problemas creados por el ser humano», pero esa intervención humana,
cuando se pone al servicio de las finanzas y el consumismo, «hace que la tierra en que
vivimos se vuelva menos rica y bella, cada vez más limitada y gris » (34).
La deuda ecológica: en el marco de una ética de las relaciones internacionales, la
Encíclica indica que existe «una auténtica deuda ecológica» (51), sobre todo del Norte
en relación con el Sur del mundo. Frente al cambio climático hay «responsabilidades
diversificadas» (52), y son mayores las de los países desarrollados.

Conociendo las profundas divergencias que existen respecto a estas problemáticas, el


Papa Francisco se muestra profundamente impresionado por la «debilidad de las
reacciones» frente a los dramas de tantas personas y poblaciones. Aunque no faltan
ejemplos positivos (58), señala «un cierto adormecimiento y una alegre
irresponsabilidad» (59). Faltan una cultura adecuada (53) y la disposición a cambiar de
estilo de vida, producción y consumo (59), a la vez que urge «crear un sistema
normativo que […] asegure la protección de los ecosistemas» (53).

Capítulo segundo – El Evangelio de la creación

Para afrontar la problemática ilustrada en el capítulo anterior, el Papa Francisco relee


los relatos de la Biblia, ofrece una visión general que proviene de la tradición judeo-
cristiana y articula la «tremenda responsabilidad» (90) del ser humano respecto a la
creación, el lazo íntimo que existe entre todas las creaturas, y el hecho de que «el
ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de
todos» (95).

En la Biblia, «el Dios que libera y salva es el mismo que creó el universo», y «en Él se
conjugan el cariño y el vigor» (73). El relato de la creación es central para reflexionar
sobre la relación entre el ser humano y las demás criaturas, y sobre cómo el pecado
rompe el equilibrio de toda la creación en su conjunto. «Estas narraciones sugieren que
la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente
conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la Biblia, las tres
relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de nosotros.
Esta ruptura es el pecado» (66).

Por ello, aunque «si es verdad que algunas veces los cristianos hemos interpretado
incorrectamente las Escrituras, hoy debemos rechazar con fuerza que, del hecho de
ser creados a imagen de Dios y del mandato de dominar la tierra, se deduzca un
dominio absoluto sobre las demás criaturas» (67). Al ser humano le corresponde
«“labrar y cuidar” el jardín del mundo (cf. Gn 2,15)» (67), sabiendo que «el fin último de
las demás criaturas no somos nosotros. Pero todas avanzan, junto con nosotros y a
través de nosotros, hacia el término común, que es Dios» (83).

Que el ser humano no sea patrón del universo «no significa igualar a todos los seres
vivos y quitarle al ser humano ese valor peculiar» que lo caracteriza ni «tampoco supone
una divinización de la tierra que nos privaría del llamado a colaborar con ella y a
proteger su fragilidad» (90). En esta perspectiva «todo ensañamiento con cualquier
criatura “es contrario a la dignidad humana”» (92), pero «no puede ser real un
sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo
en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos» (91).
Es necesaria la conciencia de una comunión universal: «creados por el mismo Padre,
todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una
especie de familia universal, […] que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y
humilde» (89).

Concluye el capítulo con el corazón de la revelación cristiana: el «Jesús terreno» con


su «relación tan concreta y amable con las cosas» está «resucitado y glorioso, presente
en toda la creación con su señorío universal» (100).

Capítulo tercero – La raíz humana de la crisis ecológica

Este capítulo presenta un análisis de la situación actual «de manera que no miremos
sólo los síntomas sino también las causas más profundas» (15), en un diálogo con la
filosofía y las ciencias humanas.

Un primer fundamento del capítulo son las reflexiones sobre la tecnología: se le


reconoce con gratitud su contribución al mejoramiento de las condiciones de vida (102-
103), aunque también da «a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder
económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la
humanidad y del mundo entero» (104). Son justamente las lógicas de dominio
tecnocrático las que llevan a destruir la naturaleza y a explotar a las personas y las
poblaciones más débiles. «El paradigma tecnocrático también tiende a ejercer su
dominio sobre la economía y la política» (109), impidiendo reconocer que «el mercado
por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social»
(109).

En la raíz de todo ello puede diagnosticarse en la época moderna un exceso de


antropocentrismo (116): el ser humano ya no reconoce su posición justa respecto al
mundo, y asume una postura autorreferencial, centrada exclusivamente en sí mismo y
su poder. De ello deriva una lógica “usa y tira” que justifica todo tipo de descarte, sea
éste humano o ambiental, que trata al otro y a la naturaleza como un simple objeto y
conduce a una infinidad de formas de dominio. Es la lógica que conduce a la explotación
infantil, el abandono de los ancianos, a reducir a otros a la esclavitud, a sobrevalorar
las capacidades del mercado para autorregularse, a practicar la trata de seres
humanos, el comercio de pieles de animales en vías de extinción, y de “diamantes
ensangrentados”. Es la misma lógica de muchas mafias, de los traficantes de órganos,
del narcotráfico y del descarte de niños que no responde al deseo de sus padres (123).

Desde esta perspectiva, la Encíclica afronta dos problemas cruciales para el mundo de
hoy. En primer lugar, el trabajo: «En cualquier planteo sobre una ecología integral, que
no excluya al ser humano, es indispensable incorporar el valor del trabajo» (124), pues
«Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy
mal negocio para la sociedad» (128).

En segundo lugar, los límites del progreso científico, con clara referencia a los Objetivos
Generales del Milenio (132-136), que son «una cuestión ambiental de carácter
complejo» (135). Si bien «en algunas regiones su utilización ha provocado un
crecimiento económico que ayudó a resolver problemas, hay dificultades importantes
que no deben ser relativizadas» (134), por ejemplo «una concentración de tierras
productivas en manos de pocos» (134). El Papa Francisco piensa en particular en los
pequeños productores y en los trabajadores del campo, en la biodiversidad, en la red
de ecosistemas. Es por ello necesario asegurar «una discusión científica y social
que sea responsable y amplia, capaz de considerar toda la información disponible
y de llamar a las cosas por su nombre», a partir de «líneas de investigación libre e
interdisciplinaria» (135).

Capítulo cuarto – Una ecología integral

El núcleo de la propuesta de la Encíclica es una ecología integral como nuevo


paradigma de justicia, una ecología que «incorpore el lugar peculiar del ser humano en
este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea» (15). De hecho no podemos
«entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de
nuestra vida» (139). Esto vale para todo lo que vivimos en distintos campos: en la
economía y en la política, en las distintas culturas, en especial las más amenazadas, e
incluso en todo momento de nuestra vida cotidiana.

La perspectiva integral incorpora también una ecología de las instituciones. «Si todo
está relacionado, también la salud de las instituciones de una sociedad tiene
consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida humana: “Cualquier menoscabo
de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales”» (142).

Con muchos ejemplos concretos el Papa Francisco ilustra su pensamiento: hay un


vínculo entre los asuntos ambientales y cuestiones sociales humanas, y ese vínculo no
puede romperse. Así pues, «el análisis de los problemas ambientales es inseparable
del análisis de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación
de cada persona consigo misma» (141), porque «no hay dos crisis separadas, una
ambiental y la otra social, sino una única y compleja crisis socio-ambiental» (139).

Esta ecología ambiental «es inseparable de la noción de bien común» (156), que debe
comprenderse de manera concreta: en el contexto de hoy en el que «donde hay tantas
inequidades y cada vez son más las personas descartables, privadas de derechos
humanos básicos», esforzarse por el bien común significa hacer opciones solidarias
sobre la base de una «opción preferencial por los más pobres» (158). Este es el
mejor modo de dejar un mundo sostenible a las próximas generaciones, no con las
palabras, sino por medio de un compromiso de atención hacia los pobres de hoy como
había subrayado Benedicto XVI: «además de la leal solidaridad intergeneracional,
se ha de reiterar la urgente necesidad moral de una renovada solidaridad
intrageneracional» (162).

La ecología integral implica también la vida cotidiana, a la cual la Encíclica dedica una
especial atención, en particular en el ambiente urbano. El ser humano tiene una enorme
capacidad de adaptación y «es admirable la creatividad y la generosidad de personas
y grupos que son capaces de revertir los límites del ambiente, […] aprendiendo a
orientar su vida en medio del desorden y la precariedad» (148). Sin embargo, un
desarrollo auténtico presupone un mejoramiento integral en la calidad de la vida
humana: espacios públicos, vivienda, transportes, etc. (150-154).
También «nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y
con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios
es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa
común; mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una
lógica a veces sutil de dominio» (155).

Capítulo quinto – Algunas líneas orientativas y de acción

Este capítulo afronta la pregunta sobre qué podemos y debemos hacer. Los análisis no
bastan: se requieren propuestas «de diálogo y de acción que involucren tanto a cada
uno de nosotros como a la política internacional» (15) y «que nos ayuden a salir de la
espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo» (163). Para el Papa
Francisco es imprescindible que la construcción de caminos concretos no se afronte de
manera ideológica, superficial o reduccionista. Para ello es indispensable el diálogo,
término presente en el título de cada sección de este capítulo: «Hay discusiones sobre
cuestiones relacionadas con el ambiente, donde es difícil alcanzar consensos. […] la
Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero
[yo] invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades
particulares o las ideologías no afecten al bien común” (188).

Sobre esta base el Papa Francisco no teme formular un juicio severo sobre las
dinámicas internacionales recientes: «las Cumbres mundiales sobre el ambiente de
los últimos años no respondieron a las expectativas porque, por falta de decisión
política, no alcanzaron acuerdos ambientales globales realmente significativos y
eficaces» (166). Y se pregunta «¿Para qué se quiere preservar hoy un poder que será
recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario hacerlo?
(57). Son necesarios, como los Pontífices han repetido muchas veces a partir de la
Pacem in terris, formas e instrumentos eficaces de gobernanza global (175):
«necesitamos un acuerdo sobre los regímenes de gobernanza global para toda la
gama de los llamados “bienes comunes globales”» (174), dado que «“la protección
ambiental no puede asegurarse sólo en base al cálculo financiero de costos y
beneficios. El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos del mercado
no son capaces de defender o de promover adecuadamente”» (190, que cita las
palabras del Compendio de la doctrina social de la Iglesia).

Igualmente en este capítulo, el Papa Francisco insiste sobre el desarrollo de procesos


de decisión honestos y transparentes, para poder “discernir” las políticas e iniciativas
empresariales que conducen a un «auténtico desarrollo integral» (185). En particular,
el estudio del impacto ambiental de un nuevo proyecto «requiere procesos políticos
transparentes y sujetos al diálogo, mientras la corrupción, que esconde el
verdadero impacto ambiental de un proyecto a cambio de favores, suele llevar a
acuerdos espurios que evitan informar y debatir ampliamente» (182).

La llamada a los que detentan encargos políticos es particularmente incisiva, para que
eviten «la lógica eficientista e inmediatista» (181) que hoy predomina. Pero «si se
atreve a hacerlo, volverá a reconocer la dignidad que Dios le ha dado como
humano y dejará tras su paso por esta historia un testimonio de generosa
responsabilidad» (181).
Capítulo sexto – Educación y espiritualidad ecológica

El capítulo final va al núcleo de la conversión ecológica a la que nos invita la Encíclica.


La raíz de la crisis cultural es profunda y no es fácil rediseñar hábitos y
comportamientos. La educación y la formación siguen siendo desafíos básicos: «todo
cambio necesita motivaciones y un camino educativo» (15). Deben involucrarse los
ambientes educativos, ante todo «la escuela, la familia, los medios de comunicación, la
catequesis» (213).

El punto de partida es “apostar por otro estilo de vida” (203-208), que abra la
posibilidad de «ejercer una sana presión sobre quienes detentan el poder político,
económico y social» (206). Es lo que sucede cuando las opciones de los consumidores
logran «modificar el comportamiento de las empresas, forzándolas a considerar el
impacto ambiental y los patrones de producción» (206).

No se puede minusvalorar la importancia de cursos de educación ambiental capaces


de cambiar los gestos y hábitos cotidianos, desde la reducción en el consumo de agua
a la separación de residuos o el «apagar las luces innecesarias» (211). «Una ecología
integral también está hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos la
lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo» (230). Todo ello será más
sencillo si parte de una mirada contemplativa que viene de la fe. «Para el creyente, el
mundo no se contempla desde afuera sino desde adentro, reconociendo los lazos con
los que el Padre nos ha unido a todos los seres. Además, haciendo crecer las
capacidades peculiares que Dios le ha dado, la conversión ecológica lleva al creyente
a desarrollar su creatividad y su entusiasmo» (220).

Vuelve la línea propuesta en la Evangelii Gaudium: «La sobriedad, que se vive con
libertad y conciencia, es liberadora» (223), así como «la felicidad requiere saber
limitar algunas necesidades que nos atontan, quedando así disponibles para las
múltiples posibilidades que ofrece la vida» (223). De este modo se hace posible «sentir
que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y
por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos» (229).

Los santos nos acompañan en este camino. San Francisco, mencionado muchas
veces, es el «ejemplo por excelencia del cuidado por lo que es débil y de una ecología
integral, vivida con alegría» (10). Pero la Encíclica recuerda también a san Benito,
santa Teresa de Lisieux y al beato Charles de Foucauld. Después de la Laudato
si’, el examen de conciencia –instrumento que la Iglesia ha aconsejado para orientar
la propia vida a la luz de la relación con el Señor– deberá incluir una nueva dimensión,
considerando no sólo cómo se vive la comunión con Dios, con los otros y con uno
mismo, sino también con todas las creaturas y la naturaleza.

ÍNDICE

Laudato si’ mi’ Signore (1-2)

Nada de este mundo nos es indiferente (3-6)


Unidos por la misma preocupación (7-9)

San Francisco de Asís (10-12)

Mi llamado (13-16)

Capítulo primero Lo que le está pasando a nuestra casa

I. Calentamiento global y contaminación Contaminación, basura y cultura del descarte


(20-22) El clima como bien común (23-26)

II. La cuestión del agua (27-31)

III. Pérdida de biodiversidad (32-42)

IV. Deterioro de la calidad de la vida humana y decadencia social (43-47)

V. Inequidad planetaria (48-52)

VI. La debilidad de las reacciones (53-59)

VII. Diversidad de opiniones (60-61)

Capítulo segundo El evangelio de la creación (62)

I. La luz que ofrece la fe (63-64)

II. La sabiduría de los relatos bíblicos (65-75)

III. El misterio del universo (73-83)

IV. El mensaje de cada criatura en la armonía de todo lo creado (84-88)

V. Una comunión universal (89-92)

VI. El destino común de los bienes (93-95)

VII. La mirada de Jesús (96-100)

Capítulo tercero La raíz humana de la crisis ecológica (101)

I. La tecnología: creatividad y poder (102-105)

II. La globalización del paradigma tecnológico (106-114)

III. Crisis y consecuencias del antropocentrismo moderno (115-121)


4.1. El relativismo práctico (122-123)

4.2. La necesidad de preservar el trabajo (124-129)

4.3. La innovación biológica a partir de la investigación (130-136)

Capítulo cuarto Una ecología integral (137)

1. Ecología ambiental, económica y social (138-142)

2. La ecología cultural (143-146)

3. La ecología humana y el espacio de la vida cotidiana (147-155)

4. El principio del bien común (156-158)

5. Una justicia intergeneracional bien entendida (159-162)

Capítulo quinto Algunas líneas de orientación y acción (163)

I. El diálogo sobre el ambiente en la política internacional (164-175)

II. El diálogo hacia nuevas políticas nacionales y locales (176-181)

III. Favorecer debates sinceros y honestos (182-188)

IV. Política y economía en diálogo para la plenitud humana (189-198)

V. Las religiones en el diálogo con las ciencias (199-201)

Capítulo sexto Educación y espiritualidad ecológica (202)

1. Apostar por otro estilo de vida (203-208)

2. Educación para la alianza entre la humanidad y el ambiente (209-215)

3. La conversión ecológica (216-221)

4. Gozo y paz (222-227)

5. El amor civil y político (228-232)

6. Los signos sacramentales y el descanso celebrativo (233-237)

7. La Trinidad y la relación entre las criaturas (238-240)


8. La Reina de todo lo creado (241-242)

9. Más allá del sol (243-246)

Oración interreligiosa por nuestra tierra

Oración cristiana con la creación

http://www.conferenciaepiscopal.es/resumen-de-la-enciclica-laudato-si/

PROPUESTAS DE LA ENCÍCLICA "LAUDATO SI" Papa


Francisco. Explicadas por sacerdotes de la Arquidiócesis de
Ibagué
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V. Inequidad planetaria

El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, ell deterioro del


ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del
planeta (48). no suele haber conciencia clara de los problemas que afectan
particularmente a los excluidos (49).En lugar de resolver los problemas de los
pobres y de pensar en un mundo diferente, algunos atinan sólo a proponer una
reducción de la natalidad. Se desperdicia aproximadamente un tercio de los
alimentos que se producen(50). La inequidad no afecta sólo a individuos, sino a
países enteros, y obliga a pensar en una ética de las relaciones internacionales.
Porque hay una verdadera « deuda ecológica (51) . Las regiones y los países más
pobres tienen menos posibilidades de adoptar nuevos modelos en orden a reducir
el impacto ambiental. Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola
familia humana. (52)

VI. La debilidad de las reacciones

Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos
siglos. Pero estamos llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que
nuestro planeta sea lo que él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz,
belleza y plenitud (53). Llama la atencion ladebilidad de la reacción política
internacional (54) Algunos países pueden mostrar avances importantes, el
desarrollo de controles más eficientes y una lucha más sincera contra la corrupción
(55). Los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial que
tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio
ambiente (56). el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario
favorable para nuevas guerra (57). En algunos países hay ejemplos positivos de
logros en la mejora del ambiente que confirman que el ser humano todavía es capaz
de intervenir positivamente (58). Al mismo tiempo crece una ecología superficial
o aparente que consolida un cierto adormecimiento y una alegre irresponsabilidad
(59).

VII. Diversidad de opiniones

Se han desarrollado diversas visiones y líneas de pensamiento acerca de la


situación y de las posibles soluciones. Algunos sostienen a toda costa el mito del
progreso y afirman que los problemas ecológicos se resolverán simplemente con
nuevas aplicaciones técnicas. Otros entienden que el ser humano, con cualquiera
de sus intervenciones, sólo puede ser una amenaza y perjudicar al ecosistema
mundial. Entre estos extremos, la reflexión debería identificar posibles escenarios
futuros, porque no hay un solo camino de solución (60). la Iglesia no tiene por qué
proponer una palabra definitiva y entiende que debe escuchar y promover el debate
honesto entre los científicos, respetando la diversidad de opiniones (61)

Capítulo segundo

EL EVANGELIO DE LA CREACIÓN. Marco bíblico-teológico.


Numerales 59-89.
Ponente: Padre, Jesús Alejandro Castaño Bermúdez. Licenciado en teología
dogmática, universidad Santa Cruz, en Roma, Italia.

PREMISAS

ü Análisis de la realidad a la luz de los distintos saberes para ir a la raíz de la


situación crítica.

ü Enriquecer ese análisis con las diversas riquezas culturales de los pueblos, al
arte y a la poesía, a la vida interior y a la espiritualidad, para construir una ecología
que permita sanar todo lo que se ha destruido.

ü Apertura a un diálogo con todos para buscar juntos caminos de liberación.

ü El papa ofrece las convicciones de la fe cristiana que conllevan grandes


motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de las personas más frágiles.
“Evangelio de la creación”, a partir de los relatos bíblicos.

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